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Estética de Formación – Notas

Madurez supone: una notable disminución de la autocrítica; pérdida de ilusiones, sueños, fantasía y
curiosidades.
No se necesita ser maduro para ser serio, y con seriedad se puede indagar lo que los maduros califican
como poco serio.

Dimensión estética de la formación: tema marginal en la pedagogíamoderna. Amor pedagogico y


diversión pedagogica: las condiciones pertinentes para que se presente la estética de la formación.

Amor Pedagógico:
No e la palabra amor en los actuale discurso de la educción tomada en serio. Se le margina o s le
silencia; en ocasiones se le menciona con ironía y burla, en otras se le califica de cursilría o se le usa
con propósitos demagógicos.
Para que ste signo se encuentre en tal estado han intervenid diversos factores, entre ellos: la creciente
hegemonía de una educación utilitaria que se ha obsesionado con la exclusividad del mercado; la
creciente tendencia a la burocratización de la relación educativa; la brusca sustitución de una Teoría
Pedagógica sutentada en la ciencia, la técnica y la eficiencia; añadiría: un efecto perverso de la
profesionaizaciń del maestro que consiste en hacerle crer que el alario es su ńica compensación.

Y, sin embargo el amor vive o sobrevive en los entimientos y relacione cotidianas de muchos maestros
y estudiantes; quienes reconocen ue lo sienten aunque les sea difícil fundamentarlo y precisarlo. Se
siente de tantas formas que no es difícil capturarlo.

Pensadores clásicos que se ocuparon del amor pedagógico: Kant, Comenio, Pestalozzi,
Kerschensteiner; en ellos encontramos una tradición, la de antemponer el amor a los temas: teóricos,
técnicos, económicos y estéticos en el campo de la formación. Anteponer no implica olvidar otros
temas, sino invertis la prioridad cuando de pensar la formación se trata. Sin amor no hay formación.

Teorizar el amor pedagógico es un reto para quienes se animen a enfrental el juicio de la ilegitimidad.

Me pregunto ¿qué aporta el amor a la formación?, ¿existe algún programa que se proponga formar el
amor pedagógico en los profesores?

El amor interviene en la formación aportando; sensibilidad, interés, pasión, disposición, ilusiones,


satisfacciones, realizaciones, y en su zona de misterio seguramente se encuentran más cualidades; si a
cada una de estas cualidades le agregamos lo pedagógico, tendremos, que el amor implica: sensibilidad
pedagógica, pasión pedagógica, disposición pedagógica y así sucesivamente.

El maestro ama su contribución a la formación + el amor enajena = el maestro cree que es él quien
forma; es decir, tiene la sensación de trascendencia en el otro a través de la formación. Por ello, formar
al otro es un alimento que contribuye a su realización; el profesor se siente realizado cuando el otro,
que en parte es él mismo, muestra lo que él cree que le ha formado. Precisamente, porque el amor
significa trascendencia, sólo se realiza en relaciones, en el plano de la comunicación.

Formar es un acto creador, formar valores sean intelectuales, morales o estéticos implica creación; he
aquí un instante de la estétca de la formación; no existe formación si a su vez no existe el acto de la
creación, lo que significa que educar no es lo mismo que formar. (?)
El amor es la condición ue posibilita la estética de la formación.

El amor no es ni puro ni eterno, también es susceptible de enfermarse y destruirse. (…) cuando est
sucede presenciamos su duelo y el surgimiento de la frustración, el tedio y la indiferencia.

El amor requiere de condiciones adecuadas para que florezca (…), de estímulos que le alimenten

Apología posmoderna del maestro como: transformador, revolucionario, innovador, capaz de incidir en
el porvenir del estudiante y en el progreso social; se le ha caracterizado tambipen como reflexivo,
crítico, creativo, permanentemente actualizado, que se opone a dogmas y prejuicios, y sobre todo se le
ha apologizado como protagonista de los veloces cambios de su tiempo.

Las hegemonías actuan como dictaduras simbólicas, no toleran descrepancias, ni siquiera matices (…)

(…) la escuela se resiste a la diversión (…) exceptuaría al nivel preescolar en donde con el juego el
niño aprende, no sólo cosas serias sino también a divertirse. Utilizar el juego sólo para que aprenda
cosas serias, puede hacer que la diversión deje de serlo y el mismo juego se convierte en rutina
aburrida; pero aún con ese riesgo, este nivel tiene tradición en incorporar la diversión. No es el mismo
caso en los otros niveles donde a la diversión se le va marginando hasta que definitivamente se le
expulsa de la institución.

Locke “Pensamiento acerca de la educación” recomienda que los niños se diviertan haciendo sus
propios juguetes, que éstos y el uego deber orientarse hacia la formación de háitos buenos y putiles, y
precisa que tales hábitos son: ser moderados en sus deseos, aplicados, activos, industriosis, inventicos y
económicos.
Recomienda también que la diversión sea controlada por los adultos, por ejemplo, darles uno a uno los
juguetes, pues de no ser así pueden desarrollar el gusto por el cambio, el amor por lo útil o una perpetua
inquietud.
El texto de Locke es una muestra de la diversión al servicio de la formaciń, pero de una diversión
planeada, organizada y supervisada por el adulto, habrá que preguntarle a los niños si se divierten. Sin
embargo (…) Locke hace recomendaciones dignas de considerarse respecto a que los niños hagan sus
propios juguetas, lo cual es más divertido, valioso y creativo.

Kerschenteiner, El alma del educador, en él señana que una característica del educador es el buen
humor que a su vez implica simpatía y comprensión, opina que “detrás de toda jocosidad de este
sentimiento aparec la seriedad de la vida” y (…) reconoce que el buen humor ejerce una influencia
educadora y una aspiración estética.

(a la diversión) se le ha pensado con temor, se ha creido que si no se le controla la imaginación, la


fantasía, el deseo de libertad, la moral y el pensamiento intelectual desbordarán los límites de la buena
educación.

Las tecnologias por si solas no crean un ambiente divertido, para que contribuyan a construirlo se
requiere un proyecto de diversion pedagogica.

(…) los indispensables son quienes se están formando: unos rotagonizando su propia formación otros
contribuyendo a ella; por ello, la estética de la formación no radica fuera de los sujetos, es inherente a
ellos.
El amor y la diversión son como he reiterado, dos condiciones que no garantizan que la dimensión
estética de la formación se realice, pero sin esos dispositivos la estética de la formación, en el mejor de
los casos, continuará en el empequeñecido mundo de nuestras ilusiones.

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