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Analisis sobre la lectura “El Café en Colombia en el siglo XX”

Presentado por:
Ana Sofia Ocampo Libreros

Presentado a:
Carlos Alberto Cano

Universidad Libre Seccional Pereira


Programa De Economía
Pereira, Marzo
2022
Analisis sobre la lectura “El Café en Colombia en el siglo XX”

Los aportes al desarrollo económico, social e institucional del cultivo del café en Colombia fueron
demasiados. Basandose en la historia, el café ha sido un único producto que ha logrado estabilizar el
incremento económico mediante las exportaciones pese a las recurrentes crisis de precios en el
mercado mundial. Por otra parte, fue alrededor de este producto que se generó en el territorio, y en
particular, en la zona agropecuario uno de los desarrollos institucionales de más enorme impacto en
las regiones cafeteras, alrededor de la Federación Nacional de Cafeteros y el conjunto de
organizaciones de prestación de servicios a la industria cafetera que se dejaron sentir en todos los
rincones y veredas cafeteras. Además, puede decirse que el café, así como generó en numerosas
regiones una democratización del ingreso a la propiedad rural, en otros ayudó a consolidar el
latifundio y relaciones de producción atrasadas basadas en instituciones coloniales. Finalmente, el
café alcanzó articular de manera más estable a la economía con el mercado externo; sirviendo de
algún modo de instancia de aprendizaje y conocimiento para muchos comerciantes y empresarios
que después incursionaron en el sector industrial.

Cabe resaltar que en este período, el café tuvo tres zonas de asentamiento: primero en los
Santanderes hacia 1880; luego en Cundinamarca-Tolima entre 1880-1910, y finalmente en
Antioquia y Caldas a finales del siglo XIX y primera década del presente. Sin embargo, a principios
de siglo el peso de la producción provenía del oriente, la zona antioqueña apenas empezaba a dar
los primeros pasos.

Nieto Arteta apunta que al café se le debería además otra transformación histórica: el desarrollo y la
formación del mercado interno. Lo interpreta de esta forma: "no hemos tenido que hacer una
particular reforma agraria para la construcción o ampliación de aquel mercado. Por medio de el
cultivo del café se hizo incrementar la función de consumo, hecho que ha sido viable gracias a las
condiciones sociales de la producción de café".

El café entró por los Santanderes y se arraigó ahí a finales de la segunda mitad del siglo XIX una
vez que la economía exportadora había sufrido reveses significativos con las crisis de las ventas de
quina, añil y tabaco, y una vez que las artesanías y el trabajo a domicilio en los Santanderes estaban
dejando una masa de trabajadores accesibles que encontraron en el café un modo de permanencia.

En Santander, los hacendados dispusieron de exuberante mano de obra y extensiones de baldíos; el


capital provino del negocio (cacao, sombreros, tejidos) aunque ahí no había una actividad
económica dinámica; era más una economía de autoconsumo. El capital comercial antioqueño
alcanzó Santander y contribuyó a conformar haciendas cafeteras.

La mula era el primordial medio de transporte a partir de las fincas hasta los centros de negocio y
trilla; de ahí que en las haciendas cafeteras había extensiones de pasto y caña apreciables para
conservar este inventario, además del abasto de carne que se consumía localmente.

Colombia comenzó de forma estable su economía exportadora con el café a finales del siglo XIX,
sin embargo entró a competir con Brasil, Venezuela y Costa Rica, que ya estaban en el mercado. En
los Santanderes, el café reemplazó a una economía agraria basada en haciendas esclavistas
medianas que producían cacao para exportación por Maracaibo.

En Cundinamarca además hubo excedentes de mano de obra perteneciente de la ruptura de


resguardos nativos y de la extensión ganadera terrestres caliente entre 1840-1880 que desplazó la
pequeña producción agrícola. Fueron los comerciantes bogotanos los que invirtieron en haciendas
cafeteras y compitieron con los hacendados de la Sabana por la mano de obra disponible; parte de la
cual debía descargar a el sector cafetera en épocas de cosecha a partir de la planicie
cundiboyacense. El parentesco del tren de la Sabana con el de Girardot ha sido bastante
fundamental para facilitar esta movilización, apoyada con la rebaja de tarifas de transporte de
individuos en tren, lograda por los hacendados.

El arrendatario en la hacienda adquirió cierta soberanía familiar y económica, trabajaba en la


hacienda con una obligación en trabajo que podía hacerla personalmente o por medio de un familiar
o un contratado, recibía salarios por el otro trabajo en la hacienda y además vendía pancoger;
solamente le estaba prohibido plantar café en las parcelas que hacían parte de la hacienda. En los
años veinte y treinta los arrendatarios lucharían por transformarse en propietarios, por plantar café
en sus parcelas y comercializar el grano.

En Antioquia las siembras se inician entre 1885-1905 con un sistema intermedio como el de los
agregados. Este se origina una composición agraria cafetera precapitalista donde la enorme
propiedad es dominante, empero a su lado está la economía familiar campesina que adquirirá un
importante fomento con el café en occidente.

No únicamente ha sido el capital acumulado en el oro, el tabaco, la quina y el añil el que se invirtió
en café, además los hacendados se endeudaron con viviendas comisionistas y bancos del exterior,
hipotecaron sus características (también los latifundistas antiguos dan hipotecas). Dichos sistemas
obligaban al hacendado a vender el café a viviendas comerciales y comisionistas extranjeros, de ahí
que se integraran veloz al negocio exterior. En un estudio hecho por Marco Palacios de 40
monumentales haciendas del Tequendama, 70% han tenido hipotecas entre 1870-1940 a lo largo de
80% del tiempo [Palacios 1979, 73]. Este problema, explica en cierta forma que desde 1905-1910 la
tendencia fuera la consolidación de las haciendas por medio de comunidades comerciales de
herederos; los cónyuges de los herederos han tenido intenso ingerencia, como consecuencia de la
capitis diminutio que pesaba sobre las féminas en el derecho civil [Palacios 1979].

Terminada la Guerra de los Mil Días, recuperados los costos del café y con una política de estímulo
y custodia iniciada en el Regimen de Reyes, el café ha podido expandirse, basado no ya en las
haciendas sino en la pequeña y mediana propiedad más que nada en el occidente.

Las políticas de tierras que se establecieron componen una composición agraria de tipo bimodal
(latifundio-economía campesina) que tuvo efectos negativos sobre el desarrollo económico social,
de esta forma la economía campesina cafetera se hubiera

La extensión cafetera se otorgó a lo largo de aquel proceso y es entendible que las leyes sobre
baldíos únicamente otorgaron un porcentaje bastante bajo de tierras a los colonos campesinos por
medio de métodos legales. Sin embargo la colonización dio origen a un mercado de tierras bastante
activo, mientras se ha sido generando la fragmentación de la propiedad. La economía cafetera tuvo
tal vez dicha ventaja de excitar las transacciones de tierras con un fin de inversión provechosa en
manos de pequeños y medianos propietarios, en vez de un mercado especulativo como el que
conocemos

Esta movilización de la tierra rompía los esquemas del antiguo sistema latifundista de la hacienda, y
ello distinguió al occidente del oriente en aquel instante histórico. El café se propagó simple en la
economía campesina por la facilidad en su funcionamiento y la escasa inversión de capital que
requería, por esto la pequeña propiedad nació al lado de la hacienda y le compitió como comercio,
puesto que no poseía los precios que implicaba conservar una gigantesca explotación, ni los
conflictos de intereses entre propietarios y trabajadores.
En este lapso (1874-1920) se brindaron otros cambios que conviene como la modificacion en la
composición de propiedad cafetera de un dominio de la hacienda a la proliferación de la pequeña y
mediana propiedad. Ademas, las exportaciones se concentraron en el mercado de USA a raíz de la
primera guerra mundial, lo que facilitó que viviendas comerciales colombianas se establecieran en
Nueva York con ingreso a créditos comerciales en USA, ciertos de ellos empezaron operaciones
bancarias.

Otro hecho fundamental en esta etapa ha sido la aparición de los primeros conflictos entre
arrendatarios y hacendados a finales de los veinte e principios de los treinta, acentuados por la crisis
de costos, generando huelgas de obligación y de pago de arriendos.

Entre 1875 y 1930 los cafeteros ensayaron maneras de organización que terminaron con la
construcción de la Federación Nacional de Cafeteros en 1927. Este suceso es trascendental en la
historia cafetera de la nación, puesto que por primera ocasión afloró una conciencia laboral
estimulada por los esfuerzos que afrontaban los productores (inestabilidad de costos, elevados
precios de transporte, impuestos, conflictos con los trabajadores, adeudo, desempeño del negocio
por el capital extranjero, carencia de un Ministerio de Agricultura, incertidumbre permanente), así
como además por la perspectiva de ciertos de sus líderes.

Además como muestra Bejarano, estas empresas se preocupaban más que nada por los puntos
científicos de la agricultura y no por los debates de la era sobre el independiente cambio y
proteccionismo, la política de los baldíos, los puntos monetarios, el transporte, los aranceles,
etcétera. No hay prueba sobre que la Sociedad de Agricultores de Colombia representara en
términos políticos el interés de un sector social, "era más la obra de un grupo de personalidades
personales, que tenían convicciones sobre los fundamentos de incremento material que el entronque
de un interés económico con un interés político" [Bejarano 1985, 110].

En 1924 el Ministerio de Agricultura ha sido reemplazado por el de Industria y Negocio,


adscribiéndole una parte de agricultura. Con ello se formó el Banco Agrícola Hipotecario, se
introdujeron semillas y plantas mejoradas, fue desarrollado Fedecafé y surgieron comunidades
departamentales de agricultura. En 1932 se retornó a producir el Ministerio de Agricultura cuyo
desempeño ha sido efímero y que luego retornó a integrarse como una parte del Ministerio de
Economía e Industria para obtener vida propia únicamente en 1947.

La política agraria de Reyes estaba basado en el estímulo a la exportación de café y otros productos
agrícolas y la protección, por medio del arancel, de la agricultura que producía para el mercado
interno. Reyes otorgó subvenciones a los productos de exportación, a los productos de algodón para
consumo nacional o para exportación y redujo los fletes de navegación para los bienes exportables,
además hubo rebajas arancelarias para importar ciertos insumos y maquinaria para la agricultura.

La SAC era una organización en cierta forma descentralizada, y aquel ha sido el modelo adoptado
por los cafeteros en 1927 una vez que fue desarrollado la Federación, al constituir una sólida
composición laboral con un Comité Nacional de Cafeteros, Comités Departamentales y
Municipales, esquema que se mantiene hoy en un proceso de toma de elecciones que es centralizado
bajo.

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