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La falta de motivación en las resoluciones administrativas, en Reclamos Tributarios

The lack of motivation in adminstrative resolutions, in Tax Claims

Abg. Daniela Rivas Palacios


AUTOR 1
Dr. José Luis Vázquez Calle. MSc.
AUTOR 2

Resumen

1.-Una concepción sobre la motivación, su origen y evolución.

La motivación del acto administrativo es la expresión concreta de la causa o motivación del


mismo, es decir; la manifestación de las razones de hecho y de derecho que lo fundamentan.

En ese sentido GARCIA DE ENTRERRIA ha expresado que “Motivar un acto administrativo


es reconducir la decisión que en el mismo se contiene a una regla de derecho que autoriza tal
decisión o de cuya aplicación surge. Por ello, motivar un acto obliga a fijar, en primer
término, los hechos de cuya consideración se parte y a incluir tales hechos en el supuesto de
una norma jurídica; y, en segundo lugar, a razonar como tal norma jurídica impone la
resolución que se adopta en la parte dispositiva del acto”. (GARCIA, 1989)

La importancia y el sentido de la motivación del acto ha sido señalada por la doctrina más
prestigiosa. Entre ellos, SAYAGUES LASO señala que “la motivación constituye, además de
un justificativo de la acción administrativa, un medio para permitir el contralor jurisdiccional
sobre la exactitud de los motivos y su correspondencia con los textos legales en que se funda
el acto” (SAYAGUES)

En el mismo sentido, FERNANDEZ VAZQUEZ sostuvo que la motivación es legalidad del


acto administrativo, pues justifica el cumplimiento de los elementos normativos (aspectos
reglados del acto) y de los valores de apreciación sobre el mérito y la razonabilidad (aspectos
discrecionales del acto) agregando que “la motivación no solo tiene por finalidad conocer con
mayor certeza y exactitud la voluntad que se manifiesta en el acto administrativo, sino hacer
posible su control o fiscalización, estableciendo la necesaria relación de causalidad entre los
antecedentes de hecho, el derecho aplicable y la decisión adoptada” (FERNANDEZ
VAZQUEZ)

Para comprender de forma más completa el proceso histórico de la motivación debemos


analizar el antes y el después del siglo XVII. En concreto, a nuestro juicio, se pueden
diferenciar tres grandes fases o periódicos históricos de la motivación: una primera fase la
podemos situar en la Roma clásica de la Edad Antigua hasta el inicio de la Edad Media;
cuando las decisiones no requieren ser razonadas o justificadas expresamente, pues su
fundamento y valor venia respaldado por el prestigio social y la autoridad del órgano decisor.
A lo largo de la Edad Media, en distintos países y ámbitos jurídicos, surgen manifestaciones a
favor de la motivación; reclamo promovido en gran medida, por el creciente papel que van
adquiriendo los jueces como factores de expresión del poder y creadores del derecho. En
paralelo convive una tendencia, predominante en la época, de no motivación, debido a que
los jueces son meros representantes o servidores del rey o del príncipe, cuyas decisiones
como es lógico en ese esquema de poder, no habría por qué justificarlas. A partir del siglo
XVIII (desde la Revolución Francesa) cuando el deber de motivar las decisiones judiciales va
tomando cuerpo en la mayoría de las legislaciones europeas; sin embargo, es preciso destacar
que existen grandes diferencias entre los países y entre las distintas ramas jurídicas. Este
segundo período es el de mayor complejidad porque se inicia la auténtica evolución de la
noción de motivación para llegar a su estado actual. (Derecho.com, 2013)

2.-La motivación en el Marco Jurídico Nacional

Es importante dentro de esta investigación sentar los fundamentos sobre el derecho a la


motivación sobre todo en los poderes públicos y jurisdiccionales.
El derecho a la motivación se encuentra consagrado en nuestra Constitución de la Republica,
en su artículo 76 en el capítulo de las garantías básicas del debido proceso de las cuales en su
numeral 7 establece las garantías del derecho a la defensa de todas las personas, en el literal l)
manifiesta:

Las resoluciones de los poderes públicos deberán ser motivados. No habrá motivación
si en la resolución no se enuncian las normas o principios jurídicos en que se funda y
no se explica la pertinencia de su aplicación a los antecedentes de hecho. Los actos
administrativos, resoluciones o fallos que no se encuentren debidamente motivados se
consideran nulos. Las servidoras o servidores responsables serán sancionados.
(Republica, 2008)

En el tema jurisprudencial (Atianza, 2013), indica que motivar significa ofrecer una
justificación, no una explicación de la decisión en cuestión, es decir, lo que busca la
motivación es sustentar la decisión en preceptos legales conducente y razonable.

Cabe señalar que la administración pública tiene como obligación motivar sus actos, es por
esta razón, que el Código Orgánico Administrativo en su artículo 100, en cuanto a la
motivación determina:

Motivación del acto administrativo. En la motivación del acto administrativo se


observará: 1. El señalamiento de la norma jurídica o principios jurídicos aplicables y
la determinación de su alcance. 2. La calificación de los hechos relevantes para la
adopción de la decisión, sobre la base de la evidencia que conste en el expediente
administrativo. 3. La explicación de la pertinencia del régimen jurídico invocado en
relación con los hechos determinados. Se puede hacer remisión a otros documentos,
siempre que la referencia se incorpore al texto del acto administrativo y conste en el
expediente al que haya tenido acceso la persona interesada. Si la decisión que contiene
el acto administrativo no se deriva del procedimiento o no se desprende lógicamente
de los fundamentos expuestos, se entenderá que no ha sido motivado.
(Administrativo, 2022)

La motivación es parte esencial de los principios del debido proceso debiendo entenderla
desde dos aspectos: en primer lugar, la obligación que tiene la autoridad pública o judicial en
la toma de una decisión; y, un segundo aspecto el derecho de parte interesada en conocer por
qué se tomó la decisión. En consecuencia, la motivación es una garantía procesal de rango
constitucional que obliga a los poderes públicos y más aún de los administradores de justicia,
Jueces y Juezas, a sustentar adecuadamente su decisión y pronunciarse sobre los argumentos,
razones y pretensiones expuestas por todos los intervinientes de un proceso.

3.-Su Importancia

La motivación del acto administrativo es un presupuesto básico porque si no está motivado


no es posible controlar o, quizás, el control es más difuso y débil en este contexto.

Es simple, el poder ejecutivo debe explicar por qué opto por una de las tantas soluciones
jurídicamente posibles y el juez, entonces, controlar si aquel cumplió con los límites que
prevé el ordenamiento jurídico. El acto es arbitrario o no-básicamente-por el análisis de los
motivos que justificaron su dictado, de allí que sea sustancial conocer cuáles son esas
razones.

No se trata simplemente de contar los hechos del caso o el derecho aplicable sino de explicar
las razones que, a partir de los hechos y según el derecho, el Ejecutivo considero relevantes
cuando decidió como lo hizo. Es decir, el Poder Ejecutivo debe explicar por qué opto o más
soluciones posibles, por esa y no por otra, y tal explicación debe estar debidamente
justificada, razonada y explicitada.

Si el Ejecutivo no da razones sobre su elección, aun cuando la decisión sea jurídicamente


valida, no es posible controlar en términos ciertos, quizás la decisión del Ejecutivo sea
razonable.

4.-La obligación de motivar en los procedimientos administrativos.

5.-Los reclamos tributarios, una noción general.

6.-El ordenamiento Jurídico ecuatoriano sobre los reclamos tributarios y la motivación

7.-La falta de motivación en las resoluciones administrativas tributarias

Propuesta de Solución
Conclusión
Bibliografía

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