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Universidad Nacional de Chimborazo

Facultad de Ciencias Políticas y Administrativas


Carrera de Derecho

Materia: Proceso y Litigo Administrativo


Tema: Control de lectura “Discrecionalidad y Motivación
del Acto Administrativo en la Ley Española de Procedimiento
Administrativo”
Nombre: Villacrés Cevallos Laura Jhoana

Docente: Alex LLuguin


Sexto Semestre “B”

Fecha de entrega: 1 de julio del 2021


Periodo: mayo 2021- septiembre 2021
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Discrecionalidad y Motivación del Acto Administrativo en la Ley Española de

Procedimiento Administrativo

1. Antecedentes

La actuación de la Administración Pública debe ser ejercida conforme a los

principios y normas constitucionales y legales, no existiendo, por tanto, actividad pública

o funcionario que tenga plena libertad para ejercer sus funciones, las cuales se hallan

debidamente legalizadas en las normas respectivas.

Como las actividades que cumple la administración pública son múltiples y

conforme pasa el tiempo crecen, la ley no siempre logra determinar los límites precisos

dentro de los cuales debe actuar la administración, razón por la cual, el ordenamiento

jurídico atribuye a la administración de una potestad discrecional

Según (Jácome, 2015) la función de administrar estaba encomendada al

monarca, y se trataba de una facultad que en general estaba fuera de discusión y por lo

tanto las decisiones que éste tomaba estaban exentas de control. Esta es la etapa histórica

del absolutismo, la que se caracterizaba por la concentración de poderes a cargo del

monarca y los actos administrativos discrecionales eran asimilados a los actos de

gobierno; establecía que existía discrecionalidad siempre que faltase una regulación legal

determinada, o dicho en otras palabras, donde no se aplicaba el principio de legalidad.

Por otro lado, la motivación hace alusión a una manifestación de la objetividad

a la que está condicionada la acción administrativa, precisamente, por el sentido racional

del servicio al interés general que debe expresar toda manifestación de la actuación

administrativa.
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2. Análisis del Objeto de la Lectura.

Es importante comenzar mencionando que el principio de legalidad comprende

que todas las actividades de la Administración deben estar sujetas a normas legales

preestablecidas, constituyendo ello una garantía para la sociedad, porque su correcta

aplicación evita arbitrariedades y respeta los derechos fundamentales de los

administrados. Las actuaciones de la administración están sujetas a la normativa en la que

se define la competencia, potestades y otros aspectos.

2.1. Aproximación conceptual

El autor (Rodriguez, 2011) menciona que “García-Trevijano define la

discrecionalidad como una unidad de medida prefabricada por la propia administración

—actuante o no, en el caso en cuestión— para actualizar y aplicar los conceptos

estándares que se encierran en las normas”

Se entiende que la discrecionalidad, se basa en una libertad relacionada con las

alternativas que en el orden legal posee el servidor público para tomar una decisión,

pudiendo lo mismo obrar que abstenerse de ejecutar una acción determinada,

dependiendo de cada caso, de las circunstancias y de la normativa jurídica que le otorga

la facultad para ello.

La discrecionalidad debe aplicarse sin excesos, sin traspasar los límites

establecidos en la norma para de esta manera evitar cualquier acto arbitrario y, en

consecuencia, contrario a la ley. Por tanto, la Administración al ejercer la potestad

discrecional está obligada a respetar el principio de legalidad para que sus actos gocen de

validez y eficacia jurídica.


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2.2. Conceptos jurídicos indeterminados

Las decisiones discrecionales suelen confundirse con los conceptos jurídicos

indeterminados, por tal motivo la doctrina alemana ha tratado de diferenciarlos sobre todo

para guiar la actuación de la administración.

Según (Jácome, 2015) los conceptos utilizados por las leyes pueden ser

determinados o indeterminados. Según Eduardo García de Enterría y Tomás Ramón

Fernández:

“Los conceptos determinados delimitan el ámbito de realidad al que se refieren

de una manera precisa e inequívoca”; y, citan ejemplos como que la mayoría de edad se

produce a los dieciocho años, los plazos para interponer recursos, etc. En tanto que

respecto del concepto jurídico indeterminado señalan que: “…la Ley refiere una esfera

de realidad cuyos límites no aparecen bien precisados en su enunciado, no obstante, lo

cual es claro que intenta delimitar un supuesto concreto” (García de Enterría y Fernandez)

Por lo tanto, podemos advertir que el legislador de manera intencional los deja

indeterminados, puesto que su determinación dependerá de cada caso en concreto.

Además, en los conceptos jurídicos indeterminados no existe una pluralidad de

opciones que pueda escoger la administración como ocurre con la facultad discrecional,

se trata de una sola opción justa. En este caso, resulta evidente que la operación que realiza

la administración es de naturaleza intelectiva: la administración cree, juzga, estima,

aprecia. (Jácome, 2015)

2.3.Motivación y discrecionalidad

Para (Rodriguez, 2011) “no está de más que se incorpore en todos los actos

administrativos alguna referencia racional que permita colegir con facilidad los
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argumentos lógicos de los que trae causa dicha resolución administrativa. La motivación

es el correlato, la otra cara de la moneda de la discrecionalidad. Si la discrecionalidad

no se motiva, entramos en el proceloso mundo de la arbitrariedad.”

Por ende, la motivación como es un mandato constitucional y en nuestra

legislación se encuentra consagrado en el artículo 76 #7 literal l:

Las resoluciones de los poderes públicos deberán ser motivadas. No

habrá motivación si en la resolución no se enuncian las normas o principios

jurídicos en que se funda y no se explica la pertinencia de su aplicación a los

antecedentes de hecho. Los actos administrativos, resoluciones o fallos que no se

encuentren debidamente motivados se considerarán nulos. Las servidoras o

servidores responsables serán sancionados.

Por ende, la motivación es necesaria para el debido conocimiento de los

interesados y para la posible defensa de sus derechos, y debe cumplir con los aspectos

requeridos para tal fin, pues solo expresando las razones que justifiquen la decisión es

como el interesado puede después alegar cuanto le convenga para su defensa.

La motivación para (Rodriguez, 2011) “es una cuestión relativa a los requisitos

del acto administrativo y es una manifestación de la objetividad a la que está

condicionada la acción administrativa, precisamente, por el sentido racional del servicio

al interés general que debe expresar toda manifestación de la actuación administrativa”.

Es así como el COA establece que la motivación es un requisito para la validez

de un acto administrativo y esta motivación debe seguir tres criterios fundamentales.

Estos están consagrados en el artículo 100:

En la motivación del acto administrativo se observará:


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1. El señalamiento de la norma jurídica o principios jurídicos aplicables

y la determinación de su alcance.

2. La calificación de los hechos relevantes para la adopción de la

decisión, sobre la base de la evidencia que conste en el expediente administrativo.

3. La explicación de la pertinencia del régimen jurídico invocado en

relación con los hechos determinados.

Se puede hacer remisión a otros documentos, siempre que la referencia

se incorpore al texto del acto administrativo y conste en el expediente al que haya

tenido acceso la persona interesada. Si la decisión que contiene el acto

administrativo no se deriva del procedimiento o no se desprende lógicamente de

los fundamentos expuestos, se entenderá que no ha sido motivado.

La consagración de este principio que es la motivación acarrea una

responsabilidad importante para la Administración, puesto que su ausencia o deficiente

formulación puede acarrear la nulidad del acto administrativo.

Para (Rodriguez, 2011) la discrecionalidad, en cualquiera de sus variantes, parte

de la posibilidad de elegir entre un mayor o menor abanico de opciones o, si se prefiere,

resulta que su ejercicio permite una pluralidad de soluciones justas, o de optar entre

alternativas que, en general, sean igualmente justas desde el punto de vista del Derecho

o, tal vez mejor, razonables por ello, la decisión discrecional exige, como inseparable de

ella, la motivación, que es lo que garantiza que se ha actuado racionalmente y no

arbitrariamente.

Por lo tanto, permite un adecuado control de los actos discrecionales, exigiéndose

así una motivación suficiente, que al menos exprese apoyo en razones que permitan

conocer cuáles han sido los criterios esenciales fundamentales de la decisión.


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3. Conclusiones

Como se ha analizado la potestad discrecional es otorgada por la ley y permite a

la Administración apreciar y evaluar la conveniencia de tomar una determinada decisión

o de dictar un determinado acto.

Usualmente se suele confundir entre conceptos jurídicos indeterminados y la

discrecionalidad, pero en el primero no existe una pluralidad de opciones que pueda

escoger la administración como ocurre con la facultad discrecional, por ende, estos son

una única opción justa.

Por otro lado, la motivación es un principio constitucional y estará presente en

todos los actos administrativos, resoluciones o fallos y que si no se cumple con este

principio se considerarán nulos.

Por su parte el artículo 99 del COA establece como requisitos para que el acto

administrativo tenga la validez jurídica necesaria los siguientes: objeto, motivación,

competencia, voluntad y procedimiento. Por lo tanto, protege al administrado de

arbitrariedades y le garantiza su defensa.

Por último, la discrecionalidad parte de la posibilidad de elegir entre un mayor o

menor abanico de opciones, de una pluralidad de soluciones justas, o de optar entre

alternativas razonables, por ello, la decisión discrecional exige, como inseparable de ella,

la motivación, que es lo que garantiza que se ha actuado racionalmente y no

arbitrariamente.

4. Criterio Personal.

Considero que la discrecionalidad ha sido muy mal vista por las personas porque

entendían que la administración pública al emitir sus actos actuaba necesariamente con

arbitrariedad. Además, que ha habido un gran cambio en el mundo del derecho


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administrativo porque antes todas las decisiones eran tomadas por la máxima autoridad

sin un sustento o apego legal, sin que los administrados pudieran reclamar.

Además, que la discrecionalidad si es que es mal empleada y si no tiene la

motivación ni la razonabilidad, pues si cayera en el ámbito de la arbitrariedad como ya se

ha analizado en los párrafos anteriores.

Por último y no menos importante, la motivación considero esa piedra angular,

ese eje central que todo acto administrativo debe contener, ya sea por su importancia

constitucional o por su significado positivo a los administrados, puesto que, les permite

conocer de las razones de una decisión adoptada, permitiéndoles ejercer su derecho a

defenderse en el caso que este principio no sea debidamente fundamentado conforme a

las reglas establecidas para el caso.

5. Referencias

García de Enterría y Fernandez. (s.f.). Tratado de Derecho Administrativo.

Jácome, M. d. (2015). Repositorio UASB. Obtenido de

https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/4262/1/T1530-MDE-Jacome-

El%20control.pdf

Rodriguez, J. (2011). Discrecionalidad y Motivación del Acto Administrativo en la Ley

española de procedimiento administrativo. Derecho PUCP.

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