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En los inicios de la historia, propio a su naturaleza, el hombre según Aristóteles

estableció medidas para fomentar la convivencia coordinada con sus


semejantes; así, las comunidades primitivas no tardaron en regular la conducta
de sus asociados, valiéndose, a falta de escritura, de las mores maiorum, es
decir, de “costumbres, modos de vivir institucionalizados pero no expresados
conceptualmente” (Medellín, 2000, p.25). De esta forma, en las primeras etapas de
la civilización, la costumbre se erigió en única fuente normativa y su
observancia constante la conservó vigente por siglos

Mucho más tarde, el profesor Bobbio, resulta tener una opinión valiosa, pues, como
teórico del Derecho, expone sin desconocer la existencia del fenómeno jurídico
conocido como “costumbre”, pero, elude su explicación afirmando que la costumbre
“comprende como sus elementos constitutivos un conjunto de expectativas
recíprocas de conductas complementarias (de varios niveles), y de preferencias
condicionales, cuya subsistencia es conocimiento común entre los participantes en
una práctica consuetudinaria” (Celano, 2009, p.56), lo que equivale a hablar de
convencionalismo social.

Entrando en teoría de derecho, La costumbre jurídica es conocida como la fuente más


antigua del derecho, sus referentes datan de su utilización en Roma como única
forma de creación del derecho hasta antes de las Doce Tablas, elaborada durante la
segunda mitad del siglo IV a de C. En Europa fue generalizada su utilización como
fuente primordial del derecho durante la Edad Media y el renacimiento, prolongándose
hasta finales del siglo XVIII, época en la cual se comenzaron a expedir las grandes
codificaciones. Aftalión lo resume la costumbre jurídica como la repetición de
conducta en interferencia intersubjetiva. Desde el punto de vista de la teoría general
del Derecho, costumbre jurídica no es más que conductas repetitivas que devienen en
obligatorias con el transcurrir del tiempo, coherente y uniforme.
Se utilizan muchos nombres para designar a los tratados, aunque esto no es
relevante desde el punto de vista jurídico, esta multiplicidad de nombres se debe a
que los tratados presentan entre sí características muy diversas según la materia a
que se refieren, las partes que intervienen en la celebración, la formalidad o
solemnidad con que se concluyen, etc.

El profesor Gerardo Monroy nos indica que la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados (CVDT) lo resume como; Acuerdo celebrado entre dos o más sujetos
de Derecho Internacional Público, con objeto de crear, transferir, modificar o extinguir
una relación jurídica entre ellos, estableciendo derechos y obligaciones por escrito en
un instrumento único o más documentos relacionados entre sí, sin importar su
denominación. Acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por
el Derecho Internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más
instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular.

Tanto los países como las organizaciones internacionales tienen capacidad para
firmar tratados internacionales. Dependiendo de quienes suscriban el tratado se
aplicarán distintas normativas internacionales, aunque los tratados internacionales
abarcan áreas muy distintas, existen una serie de características comunes en todos
ellos, por lo general, deben quedar recogidos por escrito, aunque un acuerdo verbal
entre estados o también entre organizaciones internacionales, se considera válido; los
términos del tratado tienen validez y aplicación desde que entra en vigor hasta que se
considera finalizado; reciben nombres muy diversos como convenios, protocolos,
pactos, cartas, estatutos o acuerdos.

Dependiendo del área que pretendan regular, encontramos tratados muy distintos.
Así, pueden encontrarse tratados comerciales que regulen el comercio internacional,
tratados de paz que pongan fin a un conflicto bélico, tratados de extradición que
favorezcan la cooperación judicial y tratados que aborden el enfoque de los derechos
humanos entre muchos otros.
La expresión ius cogens significa derecho común obligatorio, derecho impositivo o
derecho necesario; el ius cogens o derecho imperativo o necesario y fue definido en
su artículo 53 por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados como el
conjunto de normas imperativas de derecho internacional general, establecidas por la
comunidad internacional de Estados en su conjunto. Las normas de ius cogens no
pueden ser derogadas, salvo por otra norma del mismo rango. Cualquier tratado
internacional contrario a una norma de ius cogens es nulo.

Aunque no existe ningún catálogo oficial de normas imperativas, se considera que lo


son, entre otras, la prohibición del uso de la fuerza, la prohibición del genocidio, la
prohibición del racismo y el apartheid, el derecho de autodeterminación de los
pueblos, la prohibición de la tortura, así como las normas fundamentales del Derecho
humanitario.

Las normas de ius cogens generan obligaciones frente a todos los sujetos de la
comunidad internacional, por lo que el alcance de la responsabilidad derivada de la
violación de una norma imperativa es más amplio que la que surge de un ilícito
común.

La relación entre la consolidación del concepto de ius cogens y los derechos humanos
es evidente y por eso el derecho imperativo ilustra perfectamente el proceso de
"humanización" del Derecho internacional.

Se trata también de un ámbito del derecho internacional que tiene un considerable


potencial transformador del ordenamiento jurídico en su conjunto y, en última
instancia, de la sociedad internacional.
Contrastar las diferentes definiciones de decisión judicial, su relación con la
democracia y la determinación del derecho, con especial referencia a la respuesta de
Ronald Dworkin es que una decisión judicial está relacionada con un dictamen o
resolución emitida por el poder judicial para resolver un caso determinado, esta
decisión también se le conoce como sentencia, la cual busca solucionar cualquier
litigio ya sea absolviendo o condenando al enjuiciado en aquellos procedimientos
penales, o aceptando o ignorando lo solicitado por el demandante en los
procedimientos civiles.

Cuando las decisiones o sentencias son consideradas de primera instancia, quiere


decir que no está incluido de manera definitiva el proceso en cuestión, sino más bien
entra en proceso de revisión y una vez que se acaben las instancias de apelación es
cuando se traslada a la autoridad de cosa juzgada. Las decisiones judiciales originan
diferentes consecuencias al momento de ser dictadas, algunas de ellas son las
sentencias irreparables, es cuando lo decidido ya no será tratado de nuevo, aunque
el procedimiento continúe.

El efecto de cosa juzgada, la cual nos señala que no existe impugnación que valga
que permita la modificación de la misma, a través de ella se interpreta el respeto y
acatamiento de la decisión tomada en el juicio. Y por último esta la declaración del
derecho, la cual se encuentra vinculada con la distribución de las sentencias
en constitutivas y declarativas.

La decisión o sentencia contradictoria, es aquella en donde el acusado está presente


en el juicio, la decisión que se da en rebeldía es cuando se toma sin la presencia del
acusado. Para llevar a cabo una decisión judicial es necesario cumplir con
ciertos parámetros de tiempo, lugar y forma, ya que debe pronunciarse en un periodo
de tiempo aceptable para la ejecución de las acciones tomadas por el juez, el cual
tendrá una variación que va a depender del proceso en cuestión.
El soft law hace referencia a reglas de conducta que en principio no tienen fuerza
jurídica vinculante, aunque produzcan efectos prácticos. El soft law hace referencia a
una serie de fenómenos relacionados a la positivización jurídica y a las prácticas
interpretativas en el ámbito del derecho internacional, derecho de la UE y derecho
nacional. El soft law juega un papel en el ordenamiento jurídico que muestra la
gradual diferenciación de su normatividad.

El concepto soft law se utiliza para denotar acuerdos, principios y declaraciones que
no son legalmente vinculantes. Los instrumentos de derecho blando se encuentran
predominantemente en el ámbito internacional. Las resoluciones de la Asamblea
General de la ONU son un ejemplo de ley blanda, soft law se refiere a reglas que no
son estrictamente vinculantes por naturaleza ni carecen por completo de significado
legal. En el contexto del derecho internacional, el derecho blando se refiere a pautas,
declaraciones de políticas o códigos de conducta que establecen estándares de
conducta. Sin embargo, no son directamente exigibles.

Una característica del soft law es que surte efecto a través de la influencia y no como
una expresión de la ley positiva. Es una herramienta reguladora y no se basa en las
consecuencias formales de la violación para su efectividad como una violación de la
ley, sino en la creencia general de que la ley blanda representa una norma

oficialmente sancionada.

Lord Arnold McNair, académico británico y primer presidente del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos, acuñó el término soft law. Lord McNair lo usó para abarcar
declaraciones normativas definidas como principios operativos abstractos a través de
la interpretación judicial. Lo que él consideraba entonces “blando” era la gran
abstracción que caracterizaba algunos principios legales cuya aplicación directa en el
arreglo de una situación dada era bastante difícil. Desde entonces, el concepto se ha
utilizado cada vez más para obtener la forma y la comprensión actuales a la luz de la
teoría de las fuentes del derecho internacional.
Referencias

Aftalión, E. (2006). Introducción al Derecho. Editorial Abelardo Perrot. Buenos Aires,


Argentina.
Celano, B. (2009). Dos Estudios sobre la Cos-tumbre, Biblioteca de Ética, Filosofía del
Derecho y Política. Primera edición. Ediciones Coyoacán. México D.F.
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. (1969).
Definición de Decisión Judicial. Recuperado de:
https://conceptodefinicion.de/decision-judicial/.
Dworkin, R. (2008) La democracia posible. Principios para un nuevo debate político.
Casa Editora Ernest Weikert. Barcelona.
Kidd, C; Williamson, D. (1990). Nobleza y Baronetage de Debrett. St Martin's
Press. Londres y Nueva York.
Medellín, C. (2000). Lecciones de Derecho Romano. Decimocuarta edición. Editorial
Temis Bogotá, Colombia.
Monroy Cabra, M. G. (1998). Derecho de los Tratados. Editorial Themis, Bogotá,
Colombia.

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