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RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

mo, pero que no lo era, e intenté demos- gencia de purificación. La refutación


trarle: «Tú crees ser sabio y no lo eres...» tiene la misión de suscitar en los otros la
Al irme pensé: en verdad soy más sabio conciencia de su ignorancia, es decir, de
que él pues nadie entre nosotros sabe nada encaminarlos hacia una purificación espi-
bello y bueno, pero él cree saber y no sabe; ritual de sus errores y faltas, y por eso
yo no sé, pero tampoco creo saber. Y por no llega ni debe llegar a una conclusión
esta pequeñez parece que soy más sabio: positiva sino a un resultado negativo que,
porque no creo saber lo que no sé". sin embargo —en tanto conciencia de un
La conciencia de su ignorancia repre- vacío interior intolerable—, es prepara-
senta para el hombre una verdadera sabi- ción y estímulo para una investigación
duría, en cuanto por ella su espíritu se reconstructiva, tal como habría de serlo
purifica del error; "en cambio —dice Só- más tarde la duda metódica de Descartes.
crates en el Sofista platónico— me parece "He aquí, por Heracles —dice Trasí-
ver una especie de ignorancia que es la maco en La república, 337 y sigs.—, la
más grande y peligrosa y tiene por sí sola ironía habitual de Sócrates. Yo sabía, y
un volumen igual al de todas las otras se lo dije antes a esta gente, que tú no
juntas". "¿Cuál es?" "La que no sabe y querías contestar y que emplearías la iro-
cree saber, pues origina todos los errores nía y harías cualquier cosa antes que con-
que cometemos con nuestra inteligencia." testar, si alguien te interrogara. Ésa es tu
costumbre: no contestar nunca sino,
6. La refutación como cuando otro contesta, tomar su discurso
y refutarlo... He aquí la sabiduría de
purificación y estímulo Sócrates."
para la investigación. La Trasímaco personifica a quienes no
comprenden el significado de purificación
mayéutica. espiritual que la refutación tenía para
Sócrates y también —según Proclo, In
Contra esta ignorancia tiene entonces
Parmen., I, 7— para los eleatas y especial-
que desarrollarse la refutación, parte ini-
mente para Zenón: "Zenón refutaba a
cial de la ironía socrática. Es verdad que
los que afirmaban la pluralidad de los
Jaeger la separa, como segundo momento
entes y purificaba su pensamiento de la
investigativo, de la exhortación, conside-
tendencia a lo múltiple pues la refutación
rada momento preliminar; pero, según
es una purificación y liberación de la
dije, la exhortación se hace efectiva y
ignorancia y un encaminamiento hacia la
operante sólo por medio de la refuta-
verdad".
ción (31) que suscita vergüenza, o sea
Pero para Sócrates, como para los pita-
exi-
góricos, la purificación y liberación de
31
"La forma de educación exhortativa — dice
Sócrates, Sof., 230a — a duras penas consigue un
muy pequeño provecho."

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los espíritus era una exigencia religiosa: consigo mismas sobre el mismo asunto, al
una misión sagrada, dice en la Apología, mismo respecto y en el mismo sentido.
que le había sido confiada por el Dios Entonces ellos, al reconocerlo, se enojan
pues sólo mediante ella un espíritu cegado consigo mismos y se hacen benévolos con
por el error puede reconquistar la vista los demás y se liberan así de opiniones
y hallar el camino de la verdad y del bien, ásperas, con la más segura —para quien
es decir, encontrar su salvación. la experimenta— de todas las liberaciones.
Por eso, justamente, Sócrates considera Pues quienes los purgan piensan de la
el hecho de que se lo refute como un be- misma manera que los médicos del cuerpo
neficio que recibe, igual al que presta a que no creen que éste pueda, antes de
los demás cuando es él quien les refuta expulsar el obstáculo que lleva dentro,
sus errores. aprovechar el alimento que se le ofrece.
"Y, ¿qué hombre soy yo? Uno de los La misma persuasión tienen los médicos del
que se dejan refutar con gusto cuando alma, es decir, ésta no puede aprovechar
dicen cosas no verdaderas y refutan con la enseñanza antes de que la refutación,
gusto a los demás cuando son ellos quie- haciendo que el refutado se avergüence,
nes dicen algo no verdadero y no experi- no le haya sacado las opiniones que le
mentan más molestias al ser refutados impedían aprender y lo presente puro y
que al refutar; antes bien, creo que aque- convencido de saber sólo lo que en verdad
llo es un bien mayor, en cuanto hay más sabe y nada más." (Sof., 230.)
ventaja en ser liberado del peor de los ma- Pero el Sofista considera aquí solamente
les que en liberar a otros." (Gorg., 458.) los efectos intelectuales de la refutación,
Esta liberación no sólo es un beneficio, sin hablar de los morales, que no eran de
sino una exigencia fundamental en el mé- menor profundidad, como lo demuestran
todo socrático, según lo explica el Sofista con singular evidencia las declaraciones
platónico: de Alcíbíades en el Banquete, 216:
"A algunos les parece que cualquier "Cuando escucho sus discursos, el co-
ignorancia es involuntaria y que nadie que- razón me salta en el pecho mucho más
rría nunca intentar aprender lo que ya que a los coribantes y rompo a llorar...
cree saber, de manera que la forma de Los discursos de este Marsias muchas veces
educación exhortativa a duras penas con- me han impresionado de manera tal que
sigue un muy pequeño provecho. Ahora me parecía que no valía la pena vivir en
bien, cuando alguien cree decir algo bue- mi condición... Sólo con él me ha
no acerca de cualquier asunto y no dice ocurrido avergonzarme de algo."
nada, ellos lo van interrogando y, ligando Purificación moral, entonces, al mismo
sus opiniones medíante razonamientos, le tiempo que intelectual: liberación por la
demuestran que están en contradicción cual el espíritu se halla puro y dis-

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puesto para la verdadera actividad que le ciera me dijeron que todo lo que haces es
compete. crearte dificultades a ti mismo y a los
Y he aquí donde, como vimos, aparece otros a fuerza de sembrar dudas en tu
en Sócrates el parangón — de origen pita- cabeza y en la de los demás. Pareces un
górico — entre el médico y el educador, torpedo marino que deja aturdidos a
que utilizaban también Protágoras y cuantos lo tocan. Tú me produjiste un
Gorgias, y que parece haber llegado a ser efecto semejante: me has aturdido el alma
un lugar común en la cultura de la épo- y ya no sé qué contestarte." "Yo —res-
ca 32. El hondo interés por la medicina ponde Sócrates— me parezco al torpedo
que Jaeger (Paideia, II, pág. 36 y sigs.) si estando aturdido puedo producir en los
destaca en Sócrates procede probable- demás el mismo aturdimiento pues no se
mente de una exigencia pitagórica más trata de que yo esté seguro y siembre du-
que del ejemplo de Hipócrates o de Dió- das en la cabeza de los demás, sino de que,
genes de Apolonia, porque se vincula a por estar yo mismo más lleno de dudas
la necesidad fundamental de la purifica- que cualquiera, hago dudar también a los
ción del espíritu que ya los pitagóricos demás." (Men.t 80.)
comparaban con la purgación del cuerpo. La ironía de Sócrates finge en el mo-
Sin embargo, al repetir tal parangón, Só- mento aceptar el enfoque puramente
crates lo aplica de modo acorde con el negativo de la refutación33 en el que Me-
activismo de su pedagogía que no permite 33
En un fino y agudo ensayo, "Sócrates, ar-
que aquel a quien se refuta permanezca tista de la vida" —en Sócrates, Galilea, Leopardi,
en la actitud pasiva del enfermo ante Buenos Aires, Partenón, 1947—, TURIN sostiene
aquel de quien recibe el purgante, sino una interpretación dramática de la figura de Só-
que lo obliga a cooperar activamente en crates quien, atormentado durante toda su vida
por la contradicción entre su fe en la verdad
la refutación, etapa que el educador di- y su duda o desesperación de no poder enseñarla,
rige más que efectúa. no habría encontrado otra salida que la muerte,
Así es como la refutación logra su ma- y por eso —en este punto TURIN concuerda con
Nietzsche— quiso morir y obligó a la ciudad a
yor eficacia; así es como al engendrar, darle la copa de veneno (págs. 164, 169 y passim),
respecto al conocimiento, una duda me- En el marco de esta interpretación debe atribuirse
tódica, la convierte en preparación nece- plena y trágica seriedad a las múltiples declara-
saria y estímulo para la investigación, ciones de Sócrates: que no sabe cuál es la verdad;
que se halla colmado de dudas; que busca como
según lo explica Sócrates a Menón en el los demás y junto a ellos (Gorg., 506 y 509;
diálogo platónico de este nombre: Hip. may., 304; Cárm., 165; Men., etc.). Y por
"¡Oh, Sócrates!, antes de que te cono- lo tanto TURIN objeta mi interpretación que ve
en la ironía socrática, simulada por un momento
32
Véase MONDOLFO , RODOLFO , La compren- —tanto en la refutación como en la mayéu-
sión del sujeto humano en la cultura antigua, ed. tica—, la falta de ese conocimiento que Sócrates
cit., parte II, cap. II. no quiere comunicar dogmáticamente a su ínter-.

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nón expresaba la incomprensión común con gusto, mientras que antes, sin refle-
del método socrático, pero luego pone a xionar y convencido de que hablaba con
plena luz el papel positivo que desempeña razón, habría afirmado que un cuadrado
como estímulo para la reflexión investi- doble debe tener doble lado." "Así es."
gativa, esto es, como mayéutica. Después "Entonces, ¿piensas que se habría puesto
de haber refutado el error del esclavo in- a buscar y a aprender lo que ya creía sa-
terrogado acerca del teorema de Pitágoras, ber, de no sobrevenirle la duda, la con-
Sócrates observa: ciencia de su ignorancia y el deseo de
"El esclavo creía saber y contestaba co- saber?" "No lo creo." "De manera que ese
mo quien sabe y no tenía ni siquiera la más aturdimiento le ha sido útil." (Men.t 84.)
mínima duda; ahora la tiene: no sabe ni La refutación representa, pues, la etapa
cree saber... Pero, ¿no sabe ahora más que preliminar necesaria para encaminar el es-
antes? Y al colmarlo de dudas y de aturdi- píritu al descubrimiento de la verdad; sólo
miento, ¿le hicimos daño?" "No". "Más el espíritu purificado y liberado del error
bien me parece que lo hemos encaminado puede cumplir una investigación verda-
al descubrimiento de cómo es el problema; dera, desarrollando rectamente su capaci-
pues ahora, aunque no sabe, puede buscar dad intrínseca. La investigación resulta
entonces, para Sócrates, ejercicio de un
locutor, sino hacérselo descubrir activamente por poder congénito que ante todo tiene que
medio de interrogatorios. Esto, me objeta TURIN, ser liberado del obstáculo que le oponen
significa imputar a Sócrates —e! purificador, el
maestro, el mártir— una auténtica mentira; ¿y los prejuicios y los errores a fin de que
cómo podría purificar a los demás quien se co- pueda dar a luz su producto genuino: así,
rrompe en la mentira en el instante mismo en después de la refutación, se presenta la se-
que emprende la tarea purificadora? Sin embargo,
no me parece que pueda hablarse de mentira a
gunda parte del método socrático, la
propósito de un método didáctico que para Só- mayéutica o arte del alumbramiento...
crates no es un juego sino una honda exigencia: "¿No has oído decir—pregunta Sócra-
la de no anticipar nociones a sus discípulos sino tes, Teet., 148 y sigs.— que yo soy hijo de
obligarlos a descubrirlas ellos mismos, activamente,
tal como el esclavo de Menón descubre el teorema una hábil y renombrada partera, Fena-
de Pitágoras ("Mira, Menón, que yo no le enseño reta?" "Sí." "¿Y oíste decir, también, que
nada sino que le pregunto todo"). ¿Diremos que me dedico al mismo arte?" "Eso no."
Sócrates ignoraba efectivamente tal teorema, pues-
"Pues bien: sabe que ésa es la verdad. Re-
to que interroga y no enseña? ¿Y qué diremos en
casos como el de Gorgias, donde la declaración de flexiona en lo que concierne a las parteras
Sócrates, "repito nuevamente que no sé cuál es y comprenderás mejor lo que quiero de-
la verdad", se inserta en un discurso eminentemente cir . . . ¿No es natural y necesario que a
dogmático donde, al expresar teorías muy termi-
nantes acerca del bien y de la justicia, Sócrates las mujeres encintas las reconozcan las
también afirma; "He aquí lo que afirmo y creo parteras, mejor que las otras?" "Cierta-
que es la verdad" (107d) ? mente." "Además, las parteras tienen

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brebajes y pueden con sus encantamientos espíritus y si ellos no las sienten como
estimular los esfuerzos del parto o, si quie- verdaderamente suyas. Sólo así pueden
ren, suavizarlos y facilitar el alumbra- tener la plenitud de su valor intelectual
miento de las que sufren al dar a luz y y moral, cognoscitivo y práctico; y por eso
favorecer el aborto cuando resulte un la ironía socrática, que finge ignorancia,
feto prematuro." "Es cierto." "Ahora no es una mentira (como opina Turin,
bien, mi arte de partear se asemeja en todo loc. cit.) sino una obligación impuesta
al de ellas; sólo difiere en que se aplica a por la misma misión sagrada de abste-
los hombres y no a las mujeres, y concier- nerse de la enseñanza dogmática, un im-
ne a sus almas y no a sus cuerpos. Sobre perativo categórico para el verdadero
todo, mi arte se caracteriza por lo si- maestro. De este modo, la afirmación de
guiente: se puede probar por todos los su propia esterilidad y carencia de sabi-
medios si el pensamiento del joven ha de duría no constituye solamente una expre-
parir algo fantástico y falso o genuino y sión de la ironía socrática, sino que define,
verdadero. Por otra parte, tengo en co- además, la característica de su método
mún con las parteras el ser estéril en sabi- —que estimula la investigación en vez de
duría y se me puede reprochar lo que ofrecer doctrina— en la convicción de
muchos me reprochan, es decir, que pre- que el interrogado extrae realmente sus
gunto a los demás, pero no contesto nada contestaciones y descubrimientos del in-
acerca de nada, por falta de sabiduría. Y terior de su espíritu.
ésta es la causa: el Dios me impone el de- "Mira cómo este joven contesta bus-
ber de ayudar a parir a los otros, pero a cando conmigo —dice Sócrates, Men., 84
mí me lo impide. No soy sabio, pues, ni y sigs.— y cómo consigue encontrar ...
tengo descubrimientos que mi alma haya mientras que yo no hago más que inte-
dado a luz, sino que los que están con- rrogarlo, sin enseñarle nada. Observa si
migo parecen al comienzo ignorantes, alguna vez hallas que le enseño o le mues-
pero después... hacen un progreso admi- tro algo en lugar de preguntarle, simple-
rable ... Sin embargo, es claro que nada mente, acerca de lo que por sí mismo
aprendieron de mí, sino que son ellos piensa. Y por eso sucede que tiene ciencia,
quienes por sí mismos hallaron muchas y si se le pregunta de manera verdadera, y
bellas cosas que ya poseían." la extrae de su interior, sin que nadie le
¿Qué significa esta afirmación: "el enseñe."
Dios me impide parir"? Significa que la Pero no hay que pasar por alto esta
misión de maestro que el Dios impone a frase de apariencia inocente: "si se le pre-
Sócrates no se cumple si las verdades no gunta de manera verdadera", porque en
son conquistadas activamente por los dis- ella está la clave del enigma. Ella explica
cípulos mismos, si no son hijas de sus la confesión singular de Teeteto: "Por

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tu mediación dije más de lo que tenía en 7. La ciencia y los


mi pensamiento". (Teet., 210.) La inte-
rrogación verdadera del verdadero maestro conceptos universales.
es en realidad un método de enseñanza y
de instrucción, pero de una instrucción Pero para Sócrates ese saber congénito
activa que se ejerce sin que lo parezca, no puede referirse al mundo exterior,
como estimulo, guía y sugestión dis- físico, que aprehendemos mediante la ex-
frazada 34. periencia sensible, sino a nuestro mundo
Sin embargo, este método supone y interior humano o moral. El desplaza-
afirma la existencia, en el interrogado, de miento de la investigación del mundo
una potencia espiritual intrínseca y, al natural al humano, que habían efectuado
convertirla de potencia en acto, tiene que ya los sofistas por motivos prácticos y de
considerar que en su espíritu existe cierto utilidad (preparación de los jóvenes para
saber congénito o bien cierta capacidad la vida política), vuelve a afirmarse en
cognoscitiva que tiende a realizarse. En Sócrates por una exigencia esencialmente
otras palabras, el método socrático de la teórica y ético-religiosa: la posibilidad de
mayéutica contiene en germen, más o la ciencia y su papel de purificación
menos conscientemente, la convicción que espiritual.
Platón expresa en su teoría de la reminis- La ciencia tiene que ofrecer un carácter
cencia, cuyo verdadero significado es de universalidad, ser válida para todos,
esencialmente activista, de facultad y es- mientras que la experiencia sensible, de
fuerzo de conquista y no de mero acuerdo con lo que había demostrado,
vestigio pasivo de una inerte (35) Protágoras, es relativa a cada sujeto indi-
contemplación anterior. vidual y a su condición momentánea:
34
fuente de mudable opinión, no de ciencia
TURIN (op. cit., pág. 168) me objeta: "Todo
lo que es disfraz oscurece la verdad , . . No podre-
firme. En efecto, opiniones, no ciencia,
mos nunca asentir a esta blasfemia lógica y moral: eran en sus contrastes recíprocos todas las
que alguien consiga prender el fuego a los otros teorías de los naturalistas, según la obser-
apagando justamente el suyo... Sócrates bien vación que Jenofonte (Memor., I, i) atri-
sabe que nadie puede encender si no arde". Por
cierto que lo sabe y por eso no apaga de nin- buye a Sócrates:
guna manera el fuego en su interior, sino que se "Se asombraba de que no se viera cla-
hace compañero de investigación de sus discípulos ramente que para los hombres no hay
y, a través de la búsqueda que realiza no a solas
sino junto a los demás, logra comunicar su fuego
posibilidad de resolver semejantes pro-
a los discípulos. Después de haber aclarado esto, blemas [los de la naturaleza] pues los
puedo repetir con Turin: "Ahí tenemos la auten- mismos que se jactan de saber razonar
ticidad del maestro: donde está el amor; donde
está su amor". platónica remito a mí libro La comprensión del
35
Para esta interpretación de la reminiscencia sujeto humano en la cultura antigua, ed. cit., parte
II, cap. II.

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acerca de ellos no concuerdan entre sí sica (XIII, iv, 1078): "Tenía razón en
sino que riñen como locos. Unos creen buscar las esencias (lo que es cada cosa)
que el ser es solamente uno; otros, que es pues quería razonar, y el principio de los
una pluralidad infinita; unos, que todo razonamientos está constituido por la
está en movimiento perpetuo; otros, que esencia de las cosas".
nada se mueve nunca; unos, que todo nace La esencia, lo universal, es decir, lo que
y perece; otros, que jamás nace ni perece hay de común en las particularidades,
nada." representa la unidad de la especie: por eso
En cambio, en lo que respecta a las cosas se afirma vigorosamente en Sócrates la
humanas, descubría en nuestra conciencia exigencia de unidad en el conocimiento
misma la existencia de principios univer- verdadero. Esta exigencia de unidad o
sales (conceptos, leyes) alcanzables por universalidad se afirma, empero, en un
el examen, la reflexión y la discusión. Por doble sentido: con respecto a los sujetos
eso, dice Jenofonte (loc. cit.): "Razo- y con respecto a los objetos de conoci-
naba siempre sobre cosas humanas, bus- miento. Lo que observa De Sanctis (op.
cando qué es la piedad y qué la impiedad, cit., , pág. 484) —que, aun en la con-
qué es lo bello y qué lo feo, qué es lo justo clusión negativa de su no saber, la dialéc-
y qué lo injusto, qué es la sabiduría y qué tica socrática contiene un elemento esen-
la locura, qué es el valor y qué la cial positivo y constructivo, que es la
cobardía, qué es el estado, qué es el hombre confianza incondicional en el valor de la
de estado, y así otras cosas cuyo razón, y una proclamación solemne de
conocimiento pensaba que debía sus derechos— puede entenderse de ma-
caracterizar al hombre capaz, y cuya nera más adecuada si se considera la
ignorancia pensaba que debía definirse orientación característica del método
justamente como condición de esclavitud socrático de investigación que sustituye
espiritual". el logos por el diálogo.
Su investigación no quería versar en En el logos individual los sofistas ha-
lo mudable —objeto solamente de opi- bían señalado el carácter de subjetividad
nión— sino en lo inmutable, es decir, lo y relatividad; Sócrates, en cambio —co-
universal, la esencia —objeto de cien- mo observa G. Galli, op. cit., pág 75—,
cia—. Como decía Aristóteles (Metaf., I, quiere encontrar en la misma conciencia
vi, 987), "Sócrates discutía solamente del sujeto no sólo la particularidad rela-
acerca de las cosas morales y no se intere- tiva sino también la universalidad abso-
saba en absoluto en la naturaleza; y en las luta. ¿Cómo? Por medio de la posibilidad
cosas morales buscaba lo universal, pues del acuerdo con las otras conciencias
fue el primero que tomó como objeto de —según explicó Martinetti, op. cif., pág.
su pensamiento las definiciones". Y 433— o, más concretamente —según las
agrega Aristóteles en otro lugar de la
Metafí-

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finas observaciones de Semerari, op. cit,, también la objetividad, vale decir, la uni-
pág. 499 y sigs.—, mediante el ejercicio dad del concepto a través de la multiplí-
de la búsqueda en común. "Puesto que cídad de las cosas y de los hechos. Esta
estamos de acuerdo en que debemos bus- doble unidad conjunta es lo que busca
car lo que no sabemos, ¿quieres que tra- la ciencia.
temos de buscar juntos qué es la virtud?" "Yo buscaba —dice Sócrates, Men.t 72
(Men., 86 b.) y sigs.— una única virtud y encuentro
La búsqueda en común —dice Seme- ahora un enjambre. Y, sirviéndome de
rari— introduce en la conquista huma- esta imagen del enjambre, si te pregunto,
nista de los sofistas y en su principio de ¿cuál es la naturaleza de las abejas?, con-
la pluralidad la exigencia de la objetividad testarás que hay muchas abejas y de mu-
y unidad, esto es, de la universalidad. chas especies. Pero... si te pregunto,
"Cuando en la discusión concuerdes con- ¿qué es aquello por lo cual las abejas no
migo —dice Sócrates a Cálícles, Gorg., son distintas sino que son todas abejas? ...
487e— podemos considerar aquello en Y, en lo que respecta a las virtudes, tam-
que los dos concordamos... y no necesi- bién sucede algo parecido: aunque hay
taremos buscar otra piedra de toque. . . muchas y de muchas especies, en todas
Nuestra concordancia nos dará la verdad resplandece una esencia común por la
perfecta." La satisfacción de la exigencia cual todas son virtudes ... Si alguien pre-
heraclítea del logos común, según Sócra- guntase, ¿qué es la figura? ... sin duda
tes se puede alcanzar mediante el diálogo, encontraríamos muchas figuras distintas;
esto es, mediante la cooperación, la soli- pero no es esto lo que quiero, sino que,
daridad investigativa de los distintos suje- puesto que a todas, a pesar de su oposición
tos, que en la coincidencia recíproca recíproca, las llamo figuras ... quiero sa-
pueden encontrar lo subjetivo que es tam- ber lo siguiente: ¿qué es lo que llamas
bién objetivo, lo individual que es también figura? ¿No entiendes que busco lo que
universal36. hay de igual en lo redondo, en lo recto y
Así se tiene la unidad de concepto a en todas las otras figuras?"
través de la multiplicidad de los sujetos y Así se perfila el camino de la ciencia
de las inteligencias; pero junto con esta en el paso de la multiplicidad de los par-
unidad subjetiva debe buscarse y lograrse ticulares a la unidad de lo universal por
la inducción, y en la determinación exacta
36
Cf. JAEGER, "W., Paideia, ed. cit., t. II, pág. de ese universal por la definición, los dos
79. "El motivo del diálogo socrático es la voluntad elementos del método científico, cuyo
de llegar con los hombres a una inteligencia que mérito Aristóteles (Metaf., XIII, iv,
todos deben acatar acerca de un tema que
encierra para todos ellos un interés infinito: el
1078) declara que corresponde a Sócrates.
de los valores supremos de la vida." "Dos cosas pueden con derecho atribuirse

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a Sócrates: los razonamientos inductivos constituirse mediante los universales


y las definiciones de lo universal, pues am- (conceptos), Sócrates implica ya en su
bas conciernen al principio de la ciencia." gnoseología la tendencia a una ontología
Sin embargo, este testimonio aristoté- idealista. El método de investigación de
lico, puesto en tela de juicio especialmente Sócrates representaba un encaminamiento
por H, Maier (op. cit., pág. 98 y sigs.), a la doctrina ontológica de Platón. Más
debe entenderse como reconocimiento de bien puede decirse que cierta afirmación
una exigencia afirmada más que satisfe- de una realidad objetiva de ideas, cuya
cha por Sócrates, o sea, realizada sobre existencia y fuerza los hombres tienen
todo como esfuerzo crítico más que cons- que reconocer, aparece por lo menos im-
tructivo; en una palabra: logra la refu- plícita en Sócrates con respecto a las ideas
tación de las definiciones propuestas más éticas y especialmente con respecto a la
que la determinación conclusiva de una fundamental, es decir, la idea del bien.
definición verdadera. "Sócrates —dice
Schuhl, op. cit., pág. 55— critica las 8. Ciencia y virtud,
definiciones propuestas, indica en qué
dirección puede encontrarse una mejor, ignorancia y pecado. La
pero sin hacer nunca más que sugerir el unidad de las virtudes
camino que se debe elegir."
Esta afirmación, pues, de una exigencia Pero, según el pensamiento de Sócrates,
que Sócrates generalmente no llega a sa- esta idea del bien no debe interpretarse co-
tisfacer, sin duda tiene importancia fun- mo objeto de pura contemplación intelec-
damental como indicación del camino por tual separada y distinta de las exigencias y
el cual se interna luego Platón, pero asi- energías volitivas del hombre, sino como
mismo explica, por otro lado, la reacción objeto de una íntima adhesión espiri-
de Antístenes, quien repudia la investiga- tual, objeto de amor y voluntad activa;
ción científica y toda tentativa de defi- en consecuencia, su conocimiento se con-
nición de los conceptos y sólo conserva la vierte en fuerza rectora y motriz de la
exigencia ética. Sin embargo, el encami- actividad espiritual y práctica humana.
namiento al platonismo tiene que admi- Así, puede decirse que la virtud es cien-
tirse como tendencia innegable de Sócra- cia y, recíprocamente, que la ciencia es
tes, tendencia que, a pesar del intento de virtud. De acuerdo con testimonios de
Burnet de demostrar lo contrario, no ha Aristóteles, "creía Sócrates que las virtu-
llegado a convertirse en conciencia teó- des se identificaban con la razón, consi-
rica, pero que en germen estaba implí- derando que todas eran ciencias... y
cita en él. En efecto, al declarar que el hasta llegaba a afirmar, recurriendo a la
conocimiento verdadero o ciencia ha de razón, que donde hay ciencia no puede
faltar el dominio de sí mismo pues nadie

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que tenga inteligencia obra en contra de niremos rectamente como hombres justos
lo mejor o, si acaso lo hace, es por la a los que saben lo que las leyes ordenan."
ignorancia". (Et. Nic,, VI, XIII , 1145 y (Memor., IV, vi.)
VII, II , 1146.) Jenofonte no se da cuenta aquí de la
Por cierto que Aristóteles —según la transformación que Sócrates introduce en
objeción que Turin (op. cit., pág. 158 y el concepto de ley, cuyo verdadero valor
sigs.) formula a estas citas— critica esta sólo puede apreciarse (como lo señala
concepción socrática y le opone su dis- Jaeger, en Paideia, II, pág. 62) teniendo
tinción entre teoría y práctica, pero lo presente la disolución de la autoridad exte-
que interesa aquí, para determinar el pen- rior de la ley ocurrida en la época de los
samiento de Sócrates, es el testimonio y no sofistas, que abrió paso a la afirmación de
la crítica aristotélica. Este testimonio nos una ley interior.
confirma que ciencia significa para Só- Sócrates es quien primero asevera esta ley
crates dominio de sí mismo, es decir no interior, para la cual probablemente
sólo pura contemplación sino también introdujo en el idioma de Atenas la nueva
acción. El conocimiento de la verdad re- palabra eukráteia (adoptada luego tanto
sulta conocimiento verdadero en tanto se por Platón como por Jenofonte e Isócra-
convierte en convicción que implica una tes), que significa autodominio y lleva
tendencia activa y la determina, esto es, consigo implícito un nuevo concepto de
tiene y desarrolla un carácter de impulso libertad interior, tal como lo destacó
motor y rector de la acción práctica. En Heinrich Gomperz 37.
este sentido debemos interpretar un pasa- En el pasaje citado de Jenofonte, el
je de Jenofonte donde las expresiones y verdadero concepto socrático se vislum-
los ejemplos son, sin embargo, inferiores bra a través de las expresiones: "el que
al verdadero significado de la concepción sabe, los que saben". "Los que saben" son
socrática. los sabios, concepto que, para Sócrates y
"El que sabe de qué manera debemos para todos los griegos, no se refiere al
honrar a los dioses nunca considerará que intelecto sino a la vida integral del espí-
le conviene hacerlo de una manera dife- ritu. La interpretación corriente que
rente." "No, en verdad." "¿Y crees que atribuye a Sócrates la teoría según la
quien sepa lo que tiene que hacer puede cual el puro razonamiento abstracto debe
considerar que le convenga no hacerlo?" 37
Die Lebensauffassung der griechischen Philo-
"No lo creo." "¿Y conoces a alguien que sophen und das Ideal der inneren Freiheít, Jena,
haga cosas diferentes de las que juzga que 1904, que, según afirma JAEGER, en Paideia, tomo
es necesario hacer?" "No." "Entonces, los II, pág. 64, ha arrojado mucha luz acerca de la
importancia histórica de la idea de libertad inte-
que saben lo que las leyes ordenan hacen rior y ha contribuido esencialmente a la inteligente
cosas justas." "Sin duda." "Entonces defi- comprensión de Sócrates.

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RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

regir la conducta práctica del hombre la vida íntegra: es precisamente esa "ener-
(ética intelectualista) pasa por alto la gía espiritual de Sócrates", cuya afirma-
polémica del filósofo contra la opinión ción, interpretada de modo unilateral,
común que separa y coloca en mutuo aparece en su discípulo Antístenes, quien
contraste la inteligencia —convertida en quiere oponerla a la ciencia. En cambio,
fría contemplación abstracta— y los im- Sócrates, al aceptar en su misticismo el
pulsos —que en ese caso resultan irracio- concepto pitagórico de la ciencia como
nales—. En contra de esta separación y camino de purificación y liberación espi-
oposición, Sócrates afirma la unidad e ritual, presenta ya la idea del sabio que
identidad entre la razón y la fuerza del habría de predominar más tarde en la fi-
carácter. losofía postaristotélica; la idea de un há-
"La mayoría de los hombres —dice Só bito y ejercicio de autodominio en que
crates en el Prot., 352— tiene acerca de la la ciencia o sabiduría se identifica con la
ciencia la opinión siguiente: que carece de fuerza del carácter, y la falta de ella con
fuerza activa y de poder para dirigir y ser la debilidad espiritual que transforma al
soberana; piensa no sólo que se halla en hombre en esclavo de los impulsos irra-
tal situación, sino también que, a menu- cionales.
do, a pesar de estar presente en el alma de En otras palabras, "Sócrates —según
un hombre, la que domina no es ella sino afirmó Melli en Socrate, pág. 16— va en
algo distinto, ora la impulsividad, ora el pos de la ciencia de esa razón que veinti-
placer, ora el dolor, ora el amor, a me- dós siglos después un espíritu, en muchos
nudo el miedo, y juzga en todo y por todo aspectos afín, llamaría la razón práctica,
que la ciencia es como un esclavo que los esto es, la razón legisladora de la vida".
demás arrastran de un lado a otro. Enton- Sócrates, probablemente, como supone
ces, ¿también a ti te parece lo mismo, o te Jaeger (op. cit., pág. 77), la llamó phró-
parece que la ciencia es una cosa bella, nesis, anticipándose en esto al concepto
capaz de dominar al hombre de manera platónico. "El conocimiento del bien
que, si uno sabe qué es el bien y qué es el —repito con Jaeger— que Sócrates des-
mal, no puede ser vencido por nada ni cubre en la base de todas y de cada una
obrar de manera distinta de como manda de las llamadas virtudes humanas no es
la ciencia, sino que la sola sabiduría basta una operación de la inteligencia, sino
para ayudar al hombre?" que, como Platón comprendió certera-
Claro está, entonces, que esta ciencia mente, es la expresión consciente de un
o sabiduría de que habla Sócrates no es ser interior del hombre. Tiene su raíz en
puro conocimiento separado de la energía una capa profunda del alma en la que
vital del carácter, sino todo un hábito o ya no pueden separarse, pues son esen-
forma espiritual que conforma y gobierna cialmente uno y lo mismo, la penetración

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RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

del conocimiento y la posesión de lo de lo que cree que es un mal?"


conocido." (Prot.,358).
Por ese mismo concepto, el error Resulta evidente, pues, que la opinión
y la culpa pueden considerarse una caren- acerca del bien y del mal considerada por
cia de ciencia o sabiduría, es decir, tam- Sócrates no representa sólo un vicio inte-
bién una ignorancia; y así puede afir- lectual sino también un impulso y una
marse la sentencia característica de Sócra- tendencia. La concepción socrática consiste
en la inseparabilidad de conocimiento y
tes: "nadie peca voluntariamente"38. La
tendencia, en la unidad de inteligencia y
culpa está en la ignorancia en tanto im-
voluntad. Sin esa unidad e inseparabilidad
plica y representa una mala orientación no podría darse una purificación del
espiritual. espíritu: esa acción implica necesariamente
"Yo no creo que nadie entre los sabios un carácter activo, no contemplativo, de la
admita que alguien incurra en culpas por sabiduría. Sabiduría, dice Sócrates, es
su propia voluntad, ni que espontánea- "vencerse a sí mismo"; ignorancia, en
mente se haga culpable de acciones feas y cambio, es ser vencido por si mismo", por
malas, pues sabe que todos los que llevan a un sí mismo inferior que prevalece y
cabo acciones feas y malas las cumplen triunfa sobre el superior. Este concepto se
sin quererlo." (Prot., 345.) "Nadie que halla expresado en palabras casi idénticas
sepa o crea que hay cosas mejores que las en un fragmento democríteo — 75 de la
que hace y que están a su alcance, cuando colección de Mullach, no aceptado por
conoce la posibilidad de otras mejores Diels, pero acorde con otros dos que
sigue haciendo las que hace; y dejarse acepta: B214 y B236 — , coincidencia que
puede hacernos sospechar algún
vencer por sí mismo no puede ser sino
antecedente pitagórico. Pero en Sócrates no
ignorancia, y llegar a vencerse a si mismo
sólo era teoría sino experiencia vivida,
no es sino sabiduría .., Ahora bien, ¿no según un testimonio de su discípulo Fedón,
decís que la ignorancia es esto: tener quien relata que, cuando el fisonomista
falsa opinión y equivocarse en asuntos de asirio Zópyros descubrió en la cara de
gran trascendencia? ¿Y decía yo algo dis- Sócrates los rasgos de una sensualidad
tinto al afirmar que nadie por propia violenta y los discípulos protestaron,
voluntad va al encuentro de los males o Sócrates dijo: "Zópyros vio exactamente,
38
pero yo he dominado mis deseos"39.
Esta tesis, según señala JAEGER en Paideia,
ed. cit., t. II, pág. 8 2, lleva ya implícita la
Nada de esto es ética intelectualista,
premisa de que la voluntad se encamina hacia el 39
Cf, GOMPERZ, TH., Griechischer Denker; tr.
bien como hacia su telos y el hecho de que este francesa: París, Alean, pág. 49.
concepto aparezca no sólo en Platón sino tam-
bién en los demás discípulos de Sócrates indica
que se trata manifiestamente de un concepto so-
crático.

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RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES

sino reconocimiento de una lucha interior mejor. Es decir, la visión de la verdad y


entre dos fuerzas opuestas —interiores del bien pueden considerarse no sólo
ambas, por cierto, pero vinculadas la una causa sino también consecuencia de la
a bienes exteriores que no dependen de temperancia; la relación que las vincula
nosotros, la otra a su propia ley interna—, y unifica es una relación de reciprocidad.
a saber: el yo inferior de las pasiones y De ello deriva también la posibilidad de
los deseos irracionales —causa de la ce- que el hombre bueno se convierta en malo
guera espiritual y de la intemperancia por alguna condición patológica:
que es esclavitud del espíritu y obstáculo "Así el hombre bueno acaso también
para la ciencia y la virtud— y el yo supe- podría convertirse en malo, ya sea a causa
rior de la temperancia y el autodominio de la edad o del cansancio o de la enfer-
que es condición no sólo de la inteligencia medad o de otro accidente, pues sólo
sino también de la voluntad; visión clara puede ser condición mala ésta: quedar
y conducta sabia, al mismo tiempo e inse- privado de la sabiduría. En cambio, el
parablemente; autonomía que se sobre- hombre malo nunca puede convertirse en
pone a toda heteronomía, libertad que se malo pues ya lo es." (Prot., 345.)
desliga de toda esclavitud espiritual. La maldad puede también constituir
"Quien se halla —dice Sócrates en Me- un obstáculo en la adquisición de la sabi-
mor., IV, III— bajo el dominio de los duría. Al admitir la existencia de dispo-
placeres sensuales y llega a ser por ellos siciones favorables y desfavorables para
impotente para hacer lo mejor, ¿crees tú la sabiduría, Sócrates llega alguna vez al
que está libre?" "No, seguramente." "Y punto de considerar que puede existir una
los intemperantes, ¿te parece que se en- disposición absolutamente negativa y con-
cuentran sólo impedidos de hacer lo mejor traria, radicalmente insuperable; por eso
o también constreñidos a hacer las cosas su inspiración misteriosa, su daimon, lo
más innobles?... Sirven, entonces, a la guía cuando elige a sus discípulos:
peor esclavitud." "Así me parece." "¿Y "Con algunos mi daimon me impide
no te parece que la intemperancia aleja conversar; con otros, me lo permite."
a los hombres de la sabiduría, que es el (Teet., 151.) "Rechaza a muchos, y éstos
máximo de los bienes, y los arroja a su no tendrían ninguna ventaja en conver-
opuesto?,.. ¿Qué diferencia hay entre sar conmigo, de manera que tampoco a
el intemperante y el animal más incapaz mí me resulta posible conversar con ellos;
de ciencia?.., Sólo los temperantes pue- con muchos no me impide conversar,
den ver lo mejor en cada cosa y distinguir pero de la conversación no obtienen
las cosas según sus especies y elegir las ningún provecho. Aquellos cuya conver-
buenas y abstenerse de las malas." sación es favorecida por el poder del dai-
Sólo los temperantes pueden ver lo mon son los que has observado que en

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seguida sacan gran provecho." (Teag., la habilidad superior sabe hacer lo malo
129.) y feo y equivocarse por propia voluntad,
He ahí una distinción de tres clases de mientras que la inferior yerra en contra
espíritus en relación con la posibilidad de de su voluntad... Entonces, quien hace
adquirir sabiduría: hay una disposición el mal y peca por propia voluntad, ¿será
absolutamente negativa que determina mejor que quien lo hace sin quererlo?"
una invencible repulsa instintiva; otra, "Sería una enormidad, Sócrates." "Sin
neutra, que representa una falta de inte- embargo, me parece que resulta de lo que
rés con la cual no puede obtenerse ningún dijimos... ¿No reconocimos que cuanto
resultado útil; y, por fin, la disposición más hábil y más sabia es el alma tanto
favorable que significa una atracción mejor será y tanto más apta para hacer
espontánea, una simpatía recíproca entre ambas cosas, el bien y el mal, en cada
maestro y discípulo que constituye una acción?... Es propio del hombre bueno,
fecunda condición comunicativa. En los entonces, hacer el mal por su propia vo-
tres casos entra siempre en juego un há- luntad, y del malo hacerlo contra su
bito, una tendencia del espíritu todo; voluntad, si es bueno el que tiene el alma
no se puede hablar de inteligencia sino en buena ..." "No puedo aceptar esto, Só-
el sentido de un hábito, unitario y siste- crates." "Ni yo concedérmelo a mí mis-
mático, del espíritu íntegro, condición mo, Hipias; pero deriva necesariamente
de la posibilidad misma del ejercicio de del razonamiento que hacíamos." (Hip.
la actividad intelectiva. men., 372-5.)
Por eso también la purificación cum- Consecuencia enorme e inadmisible que
plida por la refutación resulta un cambio deriva de la separación establecida entre
en la disposición unitaria de la mente y la inteligencia y voluntad, sabiduría y vir-
voluntad. Y Sócrates entonces tud, que, por otro lado, se habían identi-
repudia la separación de mente y ficado mutuamente. La separación surge
voluntad; afirmar esa separación nos lleva cuando se las considera habilidades parti-
a consecuencias absurdas. Tomando culares y distinguibles, así, las unas de las
como premisa una afirmación de Hipias otras; para Sócrates cada una constituye,
según la cual "los embusteros son en cambio, un hábito unitario, sistemá-
capaces, inteligentes, doctos y sabios en tico, total del espíritu y ha de coincidir
las cosas en que engañan", Sócrates cabalmente, entonces, con las otras. Sólo
observa: de esta manera queda eliminada cualquier
"Tengo vivo interés en examinar el contradicción. De este concepto unitario
problema de que hemos hablado; es de la orientación intelectual y moral del
decir, si son mejores los que pecan por espíritu deriva también el concepto uni-
propia voluntad o los que pecan en tario de la virtud, es decir, la unidad
contra de su voluntad... En cada arte
o ciencia

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indivisible y la identidad de todas las vir- ¿hay un solo opuesto y nada más?" "Uno
tudes, que constituye al mismo tiempo su solo ..." "Entonces resulta ciencia la jus-
unidad e identidad con la sabiduría. El ticia, así como la sabiduría, el valor y la
concepto que desarrollan especialmente virtud." (Prot., 329 y sigs., 332 y 361.)
los estoicos tiene sus antecedentes en Só- En conclusión, para Sócrates la virtud se
crates. Pregunta Sócrates en el Protá- identifica con la sabiduría en cuanto es
goras: capacidad de autodominio, no momen-
"Explícame con claridad si la virtud es tánea u ocasional sino metódica y cons-
algo único y si la justicia, la sabiduría, la tante, hábito unitario del espíritu que se
santidad son partes suyas o si las que he conquista sólo mediante el esfuerzo per-
nombrado no son sino nombres de una severante y continúo de la inteligencia y
misma cosa que es única." "A esto resulta de la voluntad unidas en un nexo recí-
fácil contestar, Sócrates, que todas las proco e inseparable. Por lo tanto, esfor-
que nombras son partes de la virtud, que zarse en conseguir la sabiduría significa
es una sola ..." "¿Y cada una de esas partes lo que Sócrates en la Apología declara
es distinta de la otra?" "Sí." "¿Y tiene cada que ha predicado y sigue predicando a
una su función propia, como las partes cada uno de sus conciudadanos para cum-
de la cara? Pues el ojo no es como el plir con ellos la misión que le fue confiada
oído, ni su función es la misma; ni entre por el Dios, esto es, "tener cuidado y pre-
las otras partes hay una igual a otra, ni ocupación del alma para hacerla mejor",
por su función ni por lo demás. ¿Así intelectual y moralmente, al mismo tiem-
también las partes de la virtud son mu- po y por el mismo proceso activo de puri-
tuamente distintas por sí mismas y por ficación y perfeccionamiento.
su papel? ..." "Así es..." "Entonces, ¿la
santidad no es cosa justa, ní la justicia
cosa santa ... sino injusta aquélla e impía 9. El eudemonismo
ésta? ¿Qué vamos a contestar? Por mí socrático: no utilitarismo,
cuenta diría que la justicia es santa y la
santidad justa ,.. Además, ¿hay algo que
sino ética del amor y del
llamas locura?" "Sí." "¿Y eso no es de deber.
todas maneras lo opuesto a la sabiduría?"
"Me parece." "Pero cuando los hombres En este cuidado del alma para mejo-
actúan recta y útilmente, ¿te parecen rarla consiste el concepto socrático de la
sabios, al obrar así, o lo contrario?" "Sa- virtud, que, empero, continúa siendo
bios." "Ahora bien, ¿no son sabios por su típicamente griego en cuanto identifica
sabiduría?" "Es menester que lo sean." virtud y felicidad y expresa tal identifi-
"Pero ... para cada uno de los opuestos, cación en la fórmula característica eu
práttein, que significa al mismo tiempo
"obrar bien" y "estar bien". Por ello la
ética socrática ha sido justamente defi-

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