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RODOLFO MONDOLFO - SOCRATES
los espíritus era una exigencia religiosa: consigo mismas sobre el mismo asunto, al
una misión sagrada, dice en la Apología, mismo respecto y en el mismo sentido.
que le había sido confiada por el Dios Entonces ellos, al reconocerlo, se enojan
pues sólo mediante ella un espíritu cegado consigo mismos y se hacen benévolos con
por el error puede reconquistar la vista los demás y se liberan así de opiniones
y hallar el camino de la verdad y del bien, ásperas, con la más segura —para quien
es decir, encontrar su salvación. la experimenta— de todas las liberaciones.
Por eso, justamente, Sócrates considera Pues quienes los purgan piensan de la
el hecho de que se lo refute como un be- misma manera que los médicos del cuerpo
neficio que recibe, igual al que presta a que no creen que éste pueda, antes de
los demás cuando es él quien les refuta expulsar el obstáculo que lleva dentro,
sus errores. aprovechar el alimento que se le ofrece.
"Y, ¿qué hombre soy yo? Uno de los La misma persuasión tienen los médicos del
que se dejan refutar con gusto cuando alma, es decir, ésta no puede aprovechar
dicen cosas no verdaderas y refutan con la enseñanza antes de que la refutación,
gusto a los demás cuando son ellos quie- haciendo que el refutado se avergüence,
nes dicen algo no verdadero y no experi- no le haya sacado las opiniones que le
mentan más molestias al ser refutados impedían aprender y lo presente puro y
que al refutar; antes bien, creo que aque- convencido de saber sólo lo que en verdad
llo es un bien mayor, en cuanto hay más sabe y nada más." (Sof., 230.)
ventaja en ser liberado del peor de los ma- Pero el Sofista considera aquí solamente
les que en liberar a otros." (Gorg., 458.) los efectos intelectuales de la refutación,
Esta liberación no sólo es un beneficio, sin hablar de los morales, que no eran de
sino una exigencia fundamental en el mé- menor profundidad, como lo demuestran
todo socrático, según lo explica el Sofista con singular evidencia las declaraciones
platónico: de Alcíbíades en el Banquete, 216:
"A algunos les parece que cualquier "Cuando escucho sus discursos, el co-
ignorancia es involuntaria y que nadie que- razón me salta en el pecho mucho más
rría nunca intentar aprender lo que ya que a los coribantes y rompo a llorar...
cree saber, de manera que la forma de Los discursos de este Marsias muchas veces
educación exhortativa a duras penas con- me han impresionado de manera tal que
sigue un muy pequeño provecho. Ahora me parecía que no valía la pena vivir en
bien, cuando alguien cree decir algo bue- mi condición... Sólo con él me ha
no acerca de cualquier asunto y no dice ocurrido avergonzarme de algo."
nada, ellos lo van interrogando y, ligando Purificación moral, entonces, al mismo
sus opiniones medíante razonamientos, le tiempo que intelectual: liberación por la
demuestran que están en contradicción cual el espíritu se halla puro y dis-
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puesto para la verdadera actividad que le ciera me dijeron que todo lo que haces es
compete. crearte dificultades a ti mismo y a los
Y he aquí donde, como vimos, aparece otros a fuerza de sembrar dudas en tu
en Sócrates el parangón — de origen pita- cabeza y en la de los demás. Pareces un
górico — entre el médico y el educador, torpedo marino que deja aturdidos a
que utilizaban también Protágoras y cuantos lo tocan. Tú me produjiste un
Gorgias, y que parece haber llegado a ser efecto semejante: me has aturdido el alma
un lugar común en la cultura de la épo- y ya no sé qué contestarte." "Yo —res-
ca 32. El hondo interés por la medicina ponde Sócrates— me parezco al torpedo
que Jaeger (Paideia, II, pág. 36 y sigs.) si estando aturdido puedo producir en los
destaca en Sócrates procede probable- demás el mismo aturdimiento pues no se
mente de una exigencia pitagórica más trata de que yo esté seguro y siembre du-
que del ejemplo de Hipócrates o de Dió- das en la cabeza de los demás, sino de que,
genes de Apolonia, porque se vincula a por estar yo mismo más lleno de dudas
la necesidad fundamental de la purifica- que cualquiera, hago dudar también a los
ción del espíritu que ya los pitagóricos demás." (Men.t 80.)
comparaban con la purgación del cuerpo. La ironía de Sócrates finge en el mo-
Sin embargo, al repetir tal parangón, Só- mento aceptar el enfoque puramente
crates lo aplica de modo acorde con el negativo de la refutación33 en el que Me-
activismo de su pedagogía que no permite 33
En un fino y agudo ensayo, "Sócrates, ar-
que aquel a quien se refuta permanezca tista de la vida" —en Sócrates, Galilea, Leopardi,
en la actitud pasiva del enfermo ante Buenos Aires, Partenón, 1947—, TURIN sostiene
aquel de quien recibe el purgante, sino una interpretación dramática de la figura de Só-
que lo obliga a cooperar activamente en crates quien, atormentado durante toda su vida
por la contradicción entre su fe en la verdad
la refutación, etapa que el educador di- y su duda o desesperación de no poder enseñarla,
rige más que efectúa. no habría encontrado otra salida que la muerte,
Así es como la refutación logra su ma- y por eso —en este punto TURIN concuerda con
Nietzsche— quiso morir y obligó a la ciudad a
yor eficacia; así es como al engendrar, darle la copa de veneno (págs. 164, 169 y passim),
respecto al conocimiento, una duda me- En el marco de esta interpretación debe atribuirse
tódica, la convierte en preparación nece- plena y trágica seriedad a las múltiples declara-
saria y estímulo para la investigación, ciones de Sócrates: que no sabe cuál es la verdad;
que se halla colmado de dudas; que busca como
según lo explica Sócrates a Menón en el los demás y junto a ellos (Gorg., 506 y 509;
diálogo platónico de este nombre: Hip. may., 304; Cárm., 165; Men., etc.). Y por
"¡Oh, Sócrates!, antes de que te cono- lo tanto TURIN objeta mi interpretación que ve
en la ironía socrática, simulada por un momento
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Véase MONDOLFO , RODOLFO , La compren- —tanto en la refutación como en la mayéu-
sión del sujeto humano en la cultura antigua, ed. tica—, la falta de ese conocimiento que Sócrates
cit., parte II, cap. II. no quiere comunicar dogmáticamente a su ínter-.
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nón expresaba la incomprensión común con gusto, mientras que antes, sin refle-
del método socrático, pero luego pone a xionar y convencido de que hablaba con
plena luz el papel positivo que desempeña razón, habría afirmado que un cuadrado
como estímulo para la reflexión investi- doble debe tener doble lado." "Así es."
gativa, esto es, como mayéutica. Después "Entonces, ¿piensas que se habría puesto
de haber refutado el error del esclavo in- a buscar y a aprender lo que ya creía sa-
terrogado acerca del teorema de Pitágoras, ber, de no sobrevenirle la duda, la con-
Sócrates observa: ciencia de su ignorancia y el deseo de
"El esclavo creía saber y contestaba co- saber?" "No lo creo." "De manera que ese
mo quien sabe y no tenía ni siquiera la más aturdimiento le ha sido útil." (Men.t 84.)
mínima duda; ahora la tiene: no sabe ni La refutación representa, pues, la etapa
cree saber... Pero, ¿no sabe ahora más que preliminar necesaria para encaminar el es-
antes? Y al colmarlo de dudas y de aturdi- píritu al descubrimiento de la verdad; sólo
miento, ¿le hicimos daño?" "No". "Más el espíritu purificado y liberado del error
bien me parece que lo hemos encaminado puede cumplir una investigación verda-
al descubrimiento de cómo es el problema; dera, desarrollando rectamente su capaci-
pues ahora, aunque no sabe, puede buscar dad intrínseca. La investigación resulta
entonces, para Sócrates, ejercicio de un
locutor, sino hacérselo descubrir activamente por poder congénito que ante todo tiene que
medio de interrogatorios. Esto, me objeta TURIN, ser liberado del obstáculo que le oponen
significa imputar a Sócrates —e! purificador, el
maestro, el mártir— una auténtica mentira; ¿y los prejuicios y los errores a fin de que
cómo podría purificar a los demás quien se co- pueda dar a luz su producto genuino: así,
rrompe en la mentira en el instante mismo en después de la refutación, se presenta la se-
que emprende la tarea purificadora? Sin embargo,
no me parece que pueda hablarse de mentira a
gunda parte del método socrático, la
propósito de un método didáctico que para Só- mayéutica o arte del alumbramiento...
crates no es un juego sino una honda exigencia: "¿No has oído decir—pregunta Sócra-
la de no anticipar nociones a sus discípulos sino tes, Teet., 148 y sigs.— que yo soy hijo de
obligarlos a descubrirlas ellos mismos, activamente,
tal como el esclavo de Menón descubre el teorema una hábil y renombrada partera, Fena-
de Pitágoras ("Mira, Menón, que yo no le enseño reta?" "Sí." "¿Y oíste decir, también, que
nada sino que le pregunto todo"). ¿Diremos que me dedico al mismo arte?" "Eso no."
Sócrates ignoraba efectivamente tal teorema, pues-
"Pues bien: sabe que ésa es la verdad. Re-
to que interroga y no enseña? ¿Y qué diremos en
casos como el de Gorgias, donde la declaración de flexiona en lo que concierne a las parteras
Sócrates, "repito nuevamente que no sé cuál es y comprenderás mejor lo que quiero de-
la verdad", se inserta en un discurso eminentemente cir . . . ¿No es natural y necesario que a
dogmático donde, al expresar teorías muy termi-
nantes acerca del bien y de la justicia, Sócrates las mujeres encintas las reconozcan las
también afirma; "He aquí lo que afirmo y creo parteras, mejor que las otras?" "Cierta-
que es la verdad" (107d) ? mente." "Además, las parteras tienen
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brebajes y pueden con sus encantamientos espíritus y si ellos no las sienten como
estimular los esfuerzos del parto o, si quie- verdaderamente suyas. Sólo así pueden
ren, suavizarlos y facilitar el alumbra- tener la plenitud de su valor intelectual
miento de las que sufren al dar a luz y y moral, cognoscitivo y práctico; y por eso
favorecer el aborto cuando resulte un la ironía socrática, que finge ignorancia,
feto prematuro." "Es cierto." "Ahora no es una mentira (como opina Turin,
bien, mi arte de partear se asemeja en todo loc. cit.) sino una obligación impuesta
al de ellas; sólo difiere en que se aplica a por la misma misión sagrada de abste-
los hombres y no a las mujeres, y concier- nerse de la enseñanza dogmática, un im-
ne a sus almas y no a sus cuerpos. Sobre perativo categórico para el verdadero
todo, mi arte se caracteriza por lo si- maestro. De este modo, la afirmación de
guiente: se puede probar por todos los su propia esterilidad y carencia de sabi-
medios si el pensamiento del joven ha de duría no constituye solamente una expre-
parir algo fantástico y falso o genuino y sión de la ironía socrática, sino que define,
verdadero. Por otra parte, tengo en co- además, la característica de su método
mún con las parteras el ser estéril en sabi- —que estimula la investigación en vez de
duría y se me puede reprochar lo que ofrecer doctrina— en la convicción de
muchos me reprochan, es decir, que pre- que el interrogado extrae realmente sus
gunto a los demás, pero no contesto nada contestaciones y descubrimientos del in-
acerca de nada, por falta de sabiduría. Y terior de su espíritu.
ésta es la causa: el Dios me impone el de- "Mira cómo este joven contesta bus-
ber de ayudar a parir a los otros, pero a cando conmigo —dice Sócrates, Men., 84
mí me lo impide. No soy sabio, pues, ni y sigs.— y cómo consigue encontrar ...
tengo descubrimientos que mi alma haya mientras que yo no hago más que inte-
dado a luz, sino que los que están con- rrogarlo, sin enseñarle nada. Observa si
migo parecen al comienzo ignorantes, alguna vez hallas que le enseño o le mues-
pero después... hacen un progreso admi- tro algo en lugar de preguntarle, simple-
rable ... Sin embargo, es claro que nada mente, acerca de lo que por sí mismo
aprendieron de mí, sino que son ellos piensa. Y por eso sucede que tiene ciencia,
quienes por sí mismos hallaron muchas y si se le pregunta de manera verdadera, y
bellas cosas que ya poseían." la extrae de su interior, sin que nadie le
¿Qué significa esta afirmación: "el enseñe."
Dios me impide parir"? Significa que la Pero no hay que pasar por alto esta
misión de maestro que el Dios impone a frase de apariencia inocente: "si se le pre-
Sócrates no se cumple si las verdades no gunta de manera verdadera", porque en
son conquistadas activamente por los dis- ella está la clave del enigma. Ella explica
cípulos mismos, si no son hijas de sus la confesión singular de Teeteto: "Por
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acerca de ellos no concuerdan entre sí sica (XIII, iv, 1078): "Tenía razón en
sino que riñen como locos. Unos creen buscar las esencias (lo que es cada cosa)
que el ser es solamente uno; otros, que es pues quería razonar, y el principio de los
una pluralidad infinita; unos, que todo razonamientos está constituido por la
está en movimiento perpetuo; otros, que esencia de las cosas".
nada se mueve nunca; unos, que todo nace La esencia, lo universal, es decir, lo que
y perece; otros, que jamás nace ni perece hay de común en las particularidades,
nada." representa la unidad de la especie: por eso
En cambio, en lo que respecta a las cosas se afirma vigorosamente en Sócrates la
humanas, descubría en nuestra conciencia exigencia de unidad en el conocimiento
misma la existencia de principios univer- verdadero. Esta exigencia de unidad o
sales (conceptos, leyes) alcanzables por universalidad se afirma, empero, en un
el examen, la reflexión y la discusión. Por doble sentido: con respecto a los sujetos
eso, dice Jenofonte (loc. cit.): "Razo- y con respecto a los objetos de conoci-
naba siempre sobre cosas humanas, bus- miento. Lo que observa De Sanctis (op.
cando qué es la piedad y qué la impiedad, cit., , pág. 484) —que, aun en la con-
qué es lo bello y qué lo feo, qué es lo justo clusión negativa de su no saber, la dialéc-
y qué lo injusto, qué es la sabiduría y qué tica socrática contiene un elemento esen-
la locura, qué es el valor y qué la cial positivo y constructivo, que es la
cobardía, qué es el estado, qué es el hombre confianza incondicional en el valor de la
de estado, y así otras cosas cuyo razón, y una proclamación solemne de
conocimiento pensaba que debía sus derechos— puede entenderse de ma-
caracterizar al hombre capaz, y cuya nera más adecuada si se considera la
ignorancia pensaba que debía definirse orientación característica del método
justamente como condición de esclavitud socrático de investigación que sustituye
espiritual". el logos por el diálogo.
Su investigación no quería versar en En el logos individual los sofistas ha-
lo mudable —objeto solamente de opi- bían señalado el carácter de subjetividad
nión— sino en lo inmutable, es decir, lo y relatividad; Sócrates, en cambio —co-
universal, la esencia —objeto de cien- mo observa G. Galli, op. cit., pág 75—,
cia—. Como decía Aristóteles (Metaf., I, quiere encontrar en la misma conciencia
vi, 987), "Sócrates discutía solamente del sujeto no sólo la particularidad rela-
acerca de las cosas morales y no se intere- tiva sino también la universalidad abso-
saba en absoluto en la naturaleza; y en las luta. ¿Cómo? Por medio de la posibilidad
cosas morales buscaba lo universal, pues del acuerdo con las otras conciencias
fue el primero que tomó como objeto de —según explicó Martinetti, op. cif., pág.
su pensamiento las definiciones". Y 433— o, más concretamente —según las
agrega Aristóteles en otro lugar de la
Metafí-
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finas observaciones de Semerari, op. cit,, también la objetividad, vale decir, la uni-
pág. 499 y sigs.—, mediante el ejercicio dad del concepto a través de la multiplí-
de la búsqueda en común. "Puesto que cídad de las cosas y de los hechos. Esta
estamos de acuerdo en que debemos bus- doble unidad conjunta es lo que busca
car lo que no sabemos, ¿quieres que tra- la ciencia.
temos de buscar juntos qué es la virtud?" "Yo buscaba —dice Sócrates, Men.t 72
(Men., 86 b.) y sigs.— una única virtud y encuentro
La búsqueda en común —dice Seme- ahora un enjambre. Y, sirviéndome de
rari— introduce en la conquista huma- esta imagen del enjambre, si te pregunto,
nista de los sofistas y en su principio de ¿cuál es la naturaleza de las abejas?, con-
la pluralidad la exigencia de la objetividad testarás que hay muchas abejas y de mu-
y unidad, esto es, de la universalidad. chas especies. Pero... si te pregunto,
"Cuando en la discusión concuerdes con- ¿qué es aquello por lo cual las abejas no
migo —dice Sócrates a Cálícles, Gorg., son distintas sino que son todas abejas? ...
487e— podemos considerar aquello en Y, en lo que respecta a las virtudes, tam-
que los dos concordamos... y no necesi- bién sucede algo parecido: aunque hay
taremos buscar otra piedra de toque. . . muchas y de muchas especies, en todas
Nuestra concordancia nos dará la verdad resplandece una esencia común por la
perfecta." La satisfacción de la exigencia cual todas son virtudes ... Si alguien pre-
heraclítea del logos común, según Sócra- guntase, ¿qué es la figura? ... sin duda
tes se puede alcanzar mediante el diálogo, encontraríamos muchas figuras distintas;
esto es, mediante la cooperación, la soli- pero no es esto lo que quiero, sino que,
daridad investigativa de los distintos suje- puesto que a todas, a pesar de su oposición
tos, que en la coincidencia recíproca recíproca, las llamo figuras ... quiero sa-
pueden encontrar lo subjetivo que es tam- ber lo siguiente: ¿qué es lo que llamas
bién objetivo, lo individual que es también figura? ¿No entiendes que busco lo que
universal36. hay de igual en lo redondo, en lo recto y
Así se tiene la unidad de concepto a en todas las otras figuras?"
través de la multiplicidad de los sujetos y Así se perfila el camino de la ciencia
de las inteligencias; pero junto con esta en el paso de la multiplicidad de los par-
unidad subjetiva debe buscarse y lograrse ticulares a la unidad de lo universal por
la inducción, y en la determinación exacta
36
Cf. JAEGER, "W., Paideia, ed. cit., t. II, pág. de ese universal por la definición, los dos
79. "El motivo del diálogo socrático es la voluntad elementos del método científico, cuyo
de llegar con los hombres a una inteligencia que mérito Aristóteles (Metaf., XIII, iv,
todos deben acatar acerca de un tema que
encierra para todos ellos un interés infinito: el
1078) declara que corresponde a Sócrates.
de los valores supremos de la vida." "Dos cosas pueden con derecho atribuirse
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que tenga inteligencia obra en contra de niremos rectamente como hombres justos
lo mejor o, si acaso lo hace, es por la a los que saben lo que las leyes ordenan."
ignorancia". (Et. Nic,, VI, XIII , 1145 y (Memor., IV, vi.)
VII, II , 1146.) Jenofonte no se da cuenta aquí de la
Por cierto que Aristóteles —según la transformación que Sócrates introduce en
objeción que Turin (op. cit., pág. 158 y el concepto de ley, cuyo verdadero valor
sigs.) formula a estas citas— critica esta sólo puede apreciarse (como lo señala
concepción socrática y le opone su dis- Jaeger, en Paideia, II, pág. 62) teniendo
tinción entre teoría y práctica, pero lo presente la disolución de la autoridad exte-
que interesa aquí, para determinar el pen- rior de la ley ocurrida en la época de los
samiento de Sócrates, es el testimonio y no sofistas, que abrió paso a la afirmación de
la crítica aristotélica. Este testimonio nos una ley interior.
confirma que ciencia significa para Só- Sócrates es quien primero asevera esta ley
crates dominio de sí mismo, es decir no interior, para la cual probablemente
sólo pura contemplación sino también introdujo en el idioma de Atenas la nueva
acción. El conocimiento de la verdad re- palabra eukráteia (adoptada luego tanto
sulta conocimiento verdadero en tanto se por Platón como por Jenofonte e Isócra-
convierte en convicción que implica una tes), que significa autodominio y lleva
tendencia activa y la determina, esto es, consigo implícito un nuevo concepto de
tiene y desarrolla un carácter de impulso libertad interior, tal como lo destacó
motor y rector de la acción práctica. En Heinrich Gomperz 37.
este sentido debemos interpretar un pasa- En el pasaje citado de Jenofonte, el
je de Jenofonte donde las expresiones y verdadero concepto socrático se vislum-
los ejemplos son, sin embargo, inferiores bra a través de las expresiones: "el que
al verdadero significado de la concepción sabe, los que saben". "Los que saben" son
socrática. los sabios, concepto que, para Sócrates y
"El que sabe de qué manera debemos para todos los griegos, no se refiere al
honrar a los dioses nunca considerará que intelecto sino a la vida integral del espí-
le conviene hacerlo de una manera dife- ritu. La interpretación corriente que
rente." "No, en verdad." "¿Y crees que atribuye a Sócrates la teoría según la
quien sepa lo que tiene que hacer puede cual el puro razonamiento abstracto debe
considerar que le convenga no hacerlo?" 37
Die Lebensauffassung der griechischen Philo-
"No lo creo." "¿Y conoces a alguien que sophen und das Ideal der inneren Freiheít, Jena,
haga cosas diferentes de las que juzga que 1904, que, según afirma JAEGER, en Paideia, tomo
es necesario hacer?" "No." "Entonces, los II, pág. 64, ha arrojado mucha luz acerca de la
importancia histórica de la idea de libertad inte-
que saben lo que las leyes ordenan hacen rior y ha contribuido esencialmente a la inteligente
cosas justas." "Sin duda." "Entonces defi- comprensión de Sócrates.
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regir la conducta práctica del hombre la vida íntegra: es precisamente esa "ener-
(ética intelectualista) pasa por alto la gía espiritual de Sócrates", cuya afirma-
polémica del filósofo contra la opinión ción, interpretada de modo unilateral,
común que separa y coloca en mutuo aparece en su discípulo Antístenes, quien
contraste la inteligencia —convertida en quiere oponerla a la ciencia. En cambio,
fría contemplación abstracta— y los im- Sócrates, al aceptar en su misticismo el
pulsos —que en ese caso resultan irracio- concepto pitagórico de la ciencia como
nales—. En contra de esta separación y camino de purificación y liberación espi-
oposición, Sócrates afirma la unidad e ritual, presenta ya la idea del sabio que
identidad entre la razón y la fuerza del habría de predominar más tarde en la fi-
carácter. losofía postaristotélica; la idea de un há-
"La mayoría de los hombres —dice Só bito y ejercicio de autodominio en que
crates en el Prot., 352— tiene acerca de la la ciencia o sabiduría se identifica con la
ciencia la opinión siguiente: que carece de fuerza del carácter, y la falta de ella con
fuerza activa y de poder para dirigir y ser la debilidad espiritual que transforma al
soberana; piensa no sólo que se halla en hombre en esclavo de los impulsos irra-
tal situación, sino también que, a menu- cionales.
do, a pesar de estar presente en el alma de En otras palabras, "Sócrates —según
un hombre, la que domina no es ella sino afirmó Melli en Socrate, pág. 16— va en
algo distinto, ora la impulsividad, ora el pos de la ciencia de esa razón que veinti-
placer, ora el dolor, ora el amor, a me- dós siglos después un espíritu, en muchos
nudo el miedo, y juzga en todo y por todo aspectos afín, llamaría la razón práctica,
que la ciencia es como un esclavo que los esto es, la razón legisladora de la vida".
demás arrastran de un lado a otro. Enton- Sócrates, probablemente, como supone
ces, ¿también a ti te parece lo mismo, o te Jaeger (op. cit., pág. 77), la llamó phró-
parece que la ciencia es una cosa bella, nesis, anticipándose en esto al concepto
capaz de dominar al hombre de manera platónico. "El conocimiento del bien
que, si uno sabe qué es el bien y qué es el —repito con Jaeger— que Sócrates des-
mal, no puede ser vencido por nada ni cubre en la base de todas y de cada una
obrar de manera distinta de como manda de las llamadas virtudes humanas no es
la ciencia, sino que la sola sabiduría basta una operación de la inteligencia, sino
para ayudar al hombre?" que, como Platón comprendió certera-
Claro está, entonces, que esta ciencia mente, es la expresión consciente de un
o sabiduría de que habla Sócrates no es ser interior del hombre. Tiene su raíz en
puro conocimiento separado de la energía una capa profunda del alma en la que
vital del carácter, sino todo un hábito o ya no pueden separarse, pues son esen-
forma espiritual que conforma y gobierna cialmente uno y lo mismo, la penetración
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seguida sacan gran provecho." (Teag., la habilidad superior sabe hacer lo malo
129.) y feo y equivocarse por propia voluntad,
He ahí una distinción de tres clases de mientras que la inferior yerra en contra
espíritus en relación con la posibilidad de de su voluntad... Entonces, quien hace
adquirir sabiduría: hay una disposición el mal y peca por propia voluntad, ¿será
absolutamente negativa que determina mejor que quien lo hace sin quererlo?"
una invencible repulsa instintiva; otra, "Sería una enormidad, Sócrates." "Sin
neutra, que representa una falta de inte- embargo, me parece que resulta de lo que
rés con la cual no puede obtenerse ningún dijimos... ¿No reconocimos que cuanto
resultado útil; y, por fin, la disposición más hábil y más sabia es el alma tanto
favorable que significa una atracción mejor será y tanto más apta para hacer
espontánea, una simpatía recíproca entre ambas cosas, el bien y el mal, en cada
maestro y discípulo que constituye una acción?... Es propio del hombre bueno,
fecunda condición comunicativa. En los entonces, hacer el mal por su propia vo-
tres casos entra siempre en juego un há- luntad, y del malo hacerlo contra su
bito, una tendencia del espíritu todo; voluntad, si es bueno el que tiene el alma
no se puede hablar de inteligencia sino en buena ..." "No puedo aceptar esto, Só-
el sentido de un hábito, unitario y siste- crates." "Ni yo concedérmelo a mí mis-
mático, del espíritu íntegro, condición mo, Hipias; pero deriva necesariamente
de la posibilidad misma del ejercicio de del razonamiento que hacíamos." (Hip.
la actividad intelectiva. men., 372-5.)
Por eso también la purificación cum- Consecuencia enorme e inadmisible que
plida por la refutación resulta un cambio deriva de la separación establecida entre
en la disposición unitaria de la mente y la inteligencia y voluntad, sabiduría y vir-
voluntad. Y Sócrates entonces tud, que, por otro lado, se habían identi-
repudia la separación de mente y ficado mutuamente. La separación surge
voluntad; afirmar esa separación nos lleva cuando se las considera habilidades parti-
a consecuencias absurdas. Tomando culares y distinguibles, así, las unas de las
como premisa una afirmación de Hipias otras; para Sócrates cada una constituye,
según la cual "los embusteros son en cambio, un hábito unitario, sistemá-
capaces, inteligentes, doctos y sabios en tico, total del espíritu y ha de coincidir
las cosas en que engañan", Sócrates cabalmente, entonces, con las otras. Sólo
observa: de esta manera queda eliminada cualquier
"Tengo vivo interés en examinar el contradicción. De este concepto unitario
problema de que hemos hablado; es de la orientación intelectual y moral del
decir, si son mejores los que pecan por espíritu deriva también el concepto uni-
propia voluntad o los que pecan en tario de la virtud, es decir, la unidad
contra de su voluntad... En cada arte
o ciencia
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indivisible y la identidad de todas las vir- ¿hay un solo opuesto y nada más?" "Uno
tudes, que constituye al mismo tiempo su solo ..." "Entonces resulta ciencia la jus-
unidad e identidad con la sabiduría. El ticia, así como la sabiduría, el valor y la
concepto que desarrollan especialmente virtud." (Prot., 329 y sigs., 332 y 361.)
los estoicos tiene sus antecedentes en Só- En conclusión, para Sócrates la virtud se
crates. Pregunta Sócrates en el Protá- identifica con la sabiduría en cuanto es
goras: capacidad de autodominio, no momen-
"Explícame con claridad si la virtud es tánea u ocasional sino metódica y cons-
algo único y si la justicia, la sabiduría, la tante, hábito unitario del espíritu que se
santidad son partes suyas o si las que he conquista sólo mediante el esfuerzo per-
nombrado no son sino nombres de una severante y continúo de la inteligencia y
misma cosa que es única." "A esto resulta de la voluntad unidas en un nexo recí-
fácil contestar, Sócrates, que todas las proco e inseparable. Por lo tanto, esfor-
que nombras son partes de la virtud, que zarse en conseguir la sabiduría significa
es una sola ..." "¿Y cada una de esas partes lo que Sócrates en la Apología declara
es distinta de la otra?" "Sí." "¿Y tiene cada que ha predicado y sigue predicando a
una su función propia, como las partes cada uno de sus conciudadanos para cum-
de la cara? Pues el ojo no es como el plir con ellos la misión que le fue confiada
oído, ni su función es la misma; ni entre por el Dios, esto es, "tener cuidado y pre-
las otras partes hay una igual a otra, ni ocupación del alma para hacerla mejor",
por su función ni por lo demás. ¿Así intelectual y moralmente, al mismo tiem-
también las partes de la virtud son mu- po y por el mismo proceso activo de puri-
tuamente distintas por sí mismas y por ficación y perfeccionamiento.
su papel? ..." "Así es..." "Entonces, ¿la
santidad no es cosa justa, ní la justicia
cosa santa ... sino injusta aquélla e impía 9. El eudemonismo
ésta? ¿Qué vamos a contestar? Por mí socrático: no utilitarismo,
cuenta diría que la justicia es santa y la
santidad justa ,.. Además, ¿hay algo que
sino ética del amor y del
llamas locura?" "Sí." "¿Y eso no es de deber.
todas maneras lo opuesto a la sabiduría?"
"Me parece." "Pero cuando los hombres En este cuidado del alma para mejo-
actúan recta y útilmente, ¿te parecen rarla consiste el concepto socrático de la
sabios, al obrar así, o lo contrario?" "Sa- virtud, que, empero, continúa siendo
bios." "Ahora bien, ¿no son sabios por su típicamente griego en cuanto identifica
sabiduría?" "Es menester que lo sean." virtud y felicidad y expresa tal identifi-
"Pero ... para cada uno de los opuestos, cación en la fórmula característica eu
práttein, que significa al mismo tiempo
"obrar bien" y "estar bien". Por ello la
ética socrática ha sido justamente defi-
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