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UNIVERSIDAD NACIONAL ANDRES BELLO

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA DE PSICOLOGÍA

Prueba recuperativa, Clínica Psicoanalítica.

Autor: Heber Herrera Figueroa


Académico: Adrián Baeza Menz

Viña del Mar, 2019


Recordar, repetir y reelaborar es un texto que data de 1914, que junto con otros textos,
conforman una serie de direcciones y consideraciones al médico o psicoanalista, respecto de la
técnica psicoanalítica y el devenir de un análisis. En este escrito, Freud puntualiza la diferencia
entre el repetir o actuar del sujeto o paciente, con el recordar; el vínculo existente entre el primero
con la transferencia y las resistencias (surgidas en análisis) y el cómo debiese manejar idealmente
tal repetición el analista.
El texto comienza con una revisión de tres momentos de evolución en la técnica psicoanalítica.
En primer lugar, expone Freud aquellos comienzos del método que junto con Breuer desarrollará,
a saber, el método catártico usado durante la hipnosis. En tales primeros casos, pioneros en el
descubrimiento de lo inconsciente y sus influjos sobre la vida psíquica de los seres humanos, la
hipnosis ponía al sujeto en un estado sugestivo donde le era posible al médico, sustraer desde lo
olvidado o no dado en cuenta, sucesos del pasado que el paciente pudiese recordar y no confundir
con el presente. Tal recordar sucedía sin muchas dificultades y le era posible al paciente poner en
palabras los acontecimientos que normalmente en la vigilia no le eran accesibles. En dicho proceso,
luego de hablar lo ocurrido y previamente olvidado, el alivio del síntoma era producido por la
abreacción de los montos de afecto que otrora estaban inconexos al recuerdo, pero ello era
momentáneo.
En un segundo momento de evolución en la técnica psicoanalítica, abandonada ya la hipnosis
y con un Freud ya convencido de que existían elementos y sucesos inconexos del acontecer pasado
del ser humano con su propia conciencia, este optó por comenzar a discernir desde el discurso del
paciente, aquellos nexos de lo olvidado que pudieran tener relación con su padecer y se propone a
comunicárselos con el afán de producir un efecto terapéutico. Desde luego, aquel esfuerzo
resultaría fútil ante tal intento quizás preventivo hacia la culminación de la cura, es más, en Análisis
terminable e interminable (Freud, 1937) se corrige de estas primeras aventuras analíticas, al
considerar que pese a la intención de hacerle conocer al paciente las posibilidades de otros
conflictos pulsionales despertando su expectativa de que tales cosas le sucedan también a él (…)
el paciente escucha, pero no hay eco alguno. Uno ha aumentado el saber del paciente, sin alterar
nada más en él” (p.236). Así surge el tercer momento de evolución en la técnica, donde el analista
comenzaría a tomar en cuenta el factor de las resistencias durante el análisis y no a enfocarse en
aquellos sucesos particulares olvidados del paciente. Para ello, el esfuerzo del analista irá enfocado
en discernir desde lo comunicado por parte del paciente, aquellas resistencias palpables en su
discurso. A modo de evidenciarlas y hacerlas conscientes para el sujeto, vencerlas y así producir
el recordar libremente.
Pues bien, con la adopción de esta nueva técnica, el paciente ya no recordará merced del estado
hipnoide, sino que aquello de lo olvidado y reprimido, será puesto en acto y repetición sin este
darse cuenta de ello. De modo que un sujeto podría repetir en análisis sucesos de su pasado infantil
remoto, sin considerar que lo está repitiendo durante el presente. Ahora bien, Freud dirá que
aquella repetición tiene un vínculo con la transferencia y que la transferencia en sí, será una pieza
de la repetición. De suerte que la repetición será la transferencia de aquellos acontecimientos del
pasado no solo sobre la figura del analista, sino también sobre todos los otros ámbitos de la vida
actual del sujeto. Tal proceso será llamado Compulsión a la repetición y dirá Freud, que esta será
la forma en que el neurótico tiene de recordar. Será por tanto, mediante la repetición en actos de
sucesos olvidados y reprimidos, la manera en que el psiquismo se esforzaría por recordar.
En cuanto a la resistencia, Freud considerará que tendrá una directa relación con la repetición
y el recordar, siendo la primera, directamente proporcional a la fuerza de la resistencia,
produciendo de aquel modo, una traba al recordar. En tal caso, si entendemos el trabajo de la
resistencia en la transferencia analítica, el paciente bajo el influjo de una transferencia positiva, se
comportaría afablemente durante este período, así como si estuviese en un estado hipnoide
posibilitando sin traba alguna el recordar. Y de modo contrario, si en el camino del análisis,
contenidos difíciles de tramitar para la conciencia aparecen, la fuerza de la resistencia se haría
presente y el trabajo del recordar se estancaría, y en su lugar, aparecerá la repetición. De ese
momento en adelante, será la resistencia quien comandará las repeticiones, tomando desde el
pasado los mecanismos de defensa que anteriormente le sirvieron para hacer frente en tales épocas
a los peligros que se ceñían sobre un yo endeble, “el hecho decisivo es que los mecanismos de
defensa frente a antiguos peligros retornan en la cura como resistencias al restablecimiento. Se
desemboca en esto: que la curación misma es tratada por el yo como un peligro nuevo” (Freud,
1937, p.240). De este proceso, dirá Freud también, que es menester arrebatarle a la resistencia
pieza por pieza, todas las armas tomadas contra el recordar y la curación misma, pues este repetir
patológico, generalmente es manifestado como un empeoramiento durante la cura. A modo de
prevención durante este proceso eminentemente doloroso, solía desalentar a sus pacientes de tomar
decisiones importantes respecto de un nuevo objeto de amor, la elección de una profesión o trabajo
nuevo hasta alcanzar la cura, pues podrían ser repeticiones y actuaciones fruto de la resistencia.
Ahora bien, del analista se espera que la tramitación de la transferencia dé los medios para
solventar tal crítica fase del análisis. A modo tal que este dé pie, a que dentro del encuadre analítico
suceda el actuar pulsional patógeno, dando lugar a la repetición sobre la figura del analista y de
esta forma, se pongan en juego los síntomas neuróticos dirigidos esta vez, hacia un nuevo
significado transferencial entre el paciente y el analista. Tal proceso será designado en adelante
por Freud como neurosis de transferencia, que a diferencia de la neurosis ordinaria, esta ocurrirá
únicamente dentro del encuadre analítico, vaya a ser esto, el andamiaje que el dispositivo analítico
propone y que a su vez, es en todo caso, una ficción creada con fines particularmente terapéuticos.
Y una vez resuelta esta neurosis de transferencia o neurosis artificial, se espera que también sean
resueltos los conflictos de la neurosis propiamente tal, de los cuales fue nutrida la repetición sobre
el analista, tornando de aquel modo a la primera, en una especie de pasaje entre la enfermedad y
la cura.
Respecto del vencimiento de las resistencias, comenta Freud que no es algo así tan a la ligera
como únicamente dar cuenta de ellas y comunicarlas al paciente, sino que más bien (sin duda
merced de los tiempos de lo inconsciente) requiere de otros tiempos distintos del entendimiento
común en la vida cotidiana del paciente. Que es necesario precisar momentos de reelaboración, de
trabajo a través de la resistencia mediante la regla fundamental, la asociación libre, pues sólo en el
momento máximo de la expresión de la resistencia, en su momento más tempestuoso y fuerte, es
donde son evidenciados de manera íntegra por el encuadre, los influjos pulsionales que la
alimentan:
“Durante el trabajo analítico no hay impresión más fuerte de las resistencias que la de una
fuerza que se defiende por todos los medios contra la curación y a toda costa quiere aferrarse a
la enfermedad y el padecimiento (…) Estos fenómenos apuntan de manera inequívoca a la
presencia en la vida anímica de un poder que, por sus metas, llamamos pulsión de agresión o
destrucción” (Freud, 1937, p.244).
Del mismo modo que dar espacio a la reelaboración de las resistencias, en el transcurso de la
cura analítica, debe el analista preparar el camino hacia este momento, mediante interpretaciones
y construcciones, que de nuevo, no serán dichas sin cuidado, sino que serán guardadas por el
analista hasta que las mismas resistencias sean vencidas y resignadas, puesto que durante la cura
y la neurosis transferencial, producto de “las mociones de displacer que se registran ahora por la
reescenificación de los conflictos defensivos, pueden cobrar preeminencia unas transferencias
negativas y cancelar por completo la situación analítica” (p. 241). De tal suerte que por una
precipitada intervención, el analista se convertirá en un aliado de la resistencia, un reflejo del
displacer y un impedimento de la cura. Otro elemento trascendental a considerar dentro de la lucha
contra las resistencias y su efectividad contra de ellas, Freud esclarece (aunque quizás sólo a modo
de prevenirnos de excesos de positivismos o errores al considerar los caminos del psicoanálisis de
manera escueta o unilateral) es el factor cuantitativo originario de estas. Puesto que no todos los
métodos de defensa escenificados en las resistencias tienen un mismo origen, el camino de la cura
analítica, no puede seguir una misma dirección en todos los casos. Para algunos sujetos, los
procesos que la cura inicia pueden transcurrir tanto de manera paulatina y pastosa, como de forma
excepcionalmente expedita y de escasa duración. En otros casos, la resistencia del ello, se torna
en difíciles decisiones para ellos, algo así como un agotamiento frente al cambio, una suerte de
entropía psíquica (p.244) que no atribuye al advenimiento de nuevos entendimientos del acontecer
patológico de su historia.

Bibliografía
 Freud, S. (1976). Análisis terminable e interminable. En J. L. Etcheverry Trad., Obras
completas: Sigmund Freud (Vol. XXIII). Buenos Aires: Amorrortu. Trabajo original
publicado en 1937. (p.236-244)
 Freud, S. (1976) Recordar, repetir y reelaborar. En J. L. Etcheverry Trad., Obras
completas: Sigmund Freud (Vol.XII). Buenos Aires: Amorrortu. (Trabajo original
publicado 1914)

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