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Discrepancias En La Ordenación Jerárquica Del Libro Blanco Ramos, F.

Y Ferrando Borrado,
M. (2016). Teoría De La Inversión.

En muchas ocasiones no se cumplen las condiciones analizadas en el apartado anterior y


cada criterio establece ordenaciones jerárquicas diferentes, produciéndose así una clara
contradicción en las conclusiones a las que llegan cada uno de ellos.

Esta disparidad en las decisiones de ordenación jerárquica da lugar a que la representación


de las funciones de los valores actuales netos de los proyectos se crucen, al menos una vez, en el
primer cuadrante de los ejes cartesianos.

Las normas a seguir para aceptar o rechazar un proyecto de inversión, así como para
establecer un orden de preferencia entre un conjunto de proyectos rentables, son idénticas a las
que proporcionan los modelos VAN y TIR en su formulación habitual, pero la consideración explícita
de la tasa de reinversión proporciona, según Couvreur (1978), una serie de ventajas adicionales:

— Elimina la posible disparidad en las ordenaciones jerárquicas de proyectos de inversión


simples, homogéneos y excluyentes que pueden proporcionar el VAN y la TIR al corregir la causa
que origina la inconsistencia, es decir, las diferentes hipótesis de reinversión de los flujos netos de
caja.

— Resuelve la inconsistencia que el criterio TIR presenta al evaluar proyectos de inversión


no simples. El problema matemático se reduce ahora a despejar la variable rg de una raíz de
n−grado, tal como podemos observar en la expresión (6.8). Ello implica la imputación de una única
tasa interna de rendimiento al proyecto.

— Considerar una tasa de reinversión explícita posibilita una valoración más realista de los
proyectos de inversión analizados.

— Permite comparar proyectos de inversión no homogéneos, ya que, como analizaremos


posteriormente, los procedimientos de homogeneización necesitan conocer de forma explícita la
tasa de reinversión de los flujos netos de caja.

Ahora bien, no todo son ventajas. Explicitar la tasa de reinversión en los modelos clásicos
implica la necesidad de especificar su valor a lo largo de la vida de la inversión, lo que añade una
complicación adicional en la valoración.
Este tema no está resuelto todavía y son muchas las opiniones respecto al valor que hay que
imputar a la tasa de reinversión.

En este sentido, Solomon (1956), en sus modelos globales, propone utilizar como tasa de
reinversión para los flujos netos de caja positivos la tasa de rentabilidad mínima de la empresa y
como tasa de financiación para los negativos el coste medio ponderado de capital de la empresa.

Por su lado, van Horne considera que «tal vez la solución ideal sería la de tomar la tasa
esperada por las reinversiones para cada período» ; es decir, la solución ideal consistiría en
determinar la tasa real de reinversión en cada período. Couvreur coincide con van Horne en la
necesidad de determinar una tasa real de reinversión, y especifica que el valor de la misma estará
en función del empleo o empleos que la empresa asigne a los flujos netos de caja del proyecto:
cancelar deudas, incrementar el fondo de rotación, realizar nuevas inversiones, etc.

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