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LEJOS DE CASA

En las vacaciones antes de la pandemia, fui con mis padres a visitar a mis tíos porque nos
habían invitado a una fiesta de cumpleaños de la hija de unos de ellos; ellos viven en el llano,
en un lindo pueblo que se llama Puerto López, siempre me gustaba ir porque cambiaba el
clima frío de mi ciudad natal por el calor y el pavimento por los pastos verdes. Mis tíos me
dieron la bienvenida y los acompañé a una casa fuera del pueblo, es de unos amigos muy
cercanos a ellos donde vendían tamales.

La casa tenía un patio muy grande, donde había un viejo árbol matapalo con pocas ramas
verdes y allí habitaba un loro que es muy bonito, pero malhumorado que repetía la misma
palabra: “mamá! mamá!”. Al lado del loro estaba una gallina y un animal extraño que nunca
había visto; pero cuando pregunté de que animal se trataba, me dijeron que se llamaba “lapa”
y cuando miré alrededor me di cuenta de que aquellos animales no eran libres. En el gallinero
permanecía encerrada la gallina, la lapa podía estar en la casa pero amarrada con un lazo;
afuera habían cercas que no le permitía salir y al loro le cortaron las plumas, lo cual le impedía
volar.

Me pregunté, ¿Cómo llegaron aquí?, ¿Por qué están lejos de su familia, de su hábitat natural?.
Si pudieran hablar tal vez me contarían su historia, estoy segura de eso. De repente el loro se
puso a chillar “Rrrr…” yo era pequeño, incendiaron mi hogar y todo lo que había a mi
alrededor; estaba con mis hermanos solos y con miedo, hasta que este señor nos rescató a uno
de mis hermanos y a mi, al resto de mi familia no los volví a ver.

En esta casa siempre estuve con mi hermano y la pasábamos bien, hasta que un día
desapareció. Unas semanas antes, mi dueño se estaba comportando de una manera extraña,
sin embargo él me salvó; al oír esto, la gallina habló: “cocorocó” yo siempre he vivido aquí y
estos dueños son muy amables, aunque siempre que pongo huevos al día siguiente
desaparecen. La lapa no tenía nada que contar, pues siempre se preguntaba si podía encontrar
a sus padres o si sus dueños sabrían donde están. Todos ellos vivían agradecidos porque
pensaban que las personas los cuidaban y les daban comida por cariño, lo que no sabían era
que el loro fue recogido en medio de un incendio provocado por los dueños en el bosque; la
lapa quedó huérfana cuando cazaron a su madre las mismas personas.

Los dueños acordaron que al día siguiente harían una cena con los amigos; hubo fiesta y un
gran sancocho en el fogón y el arpa sonó hasta altas horas de la noche, pero entre el ruido y la
algarabía, el loro y la lapa alcanzaron a escuchar que estaban negociando con el dueño vender
al loro para llevarlo a la ciudad y pasar sus días encerrado en una jaula; ahí se dio cuenta del
destino de su hermano desaparecido y la lapa iba a ser vendida como carne para el consumo
humano.

Cayeron en un sueño profundo, cuando la lapa despertó al loro le preguntó: Oye loro, ¿Tú
sabes porque se llevaron la gallina a casa?, El loro abrió los ojos con asombro y respondió: No,
pero miraron a un rincón y estaban sólo las plumas. La lapa le dijo: ¿Piensas lo mismo que yo?
Se la comieron, hay que escapar de aquí! Pero para eso hay que tener un plan.

El loro de lo asustado que estaba no tenía ideas, la lapa le dijo: ¡sal a la calle y pide ayuda! el
loro sabía que no podía hacerlo, porque no podía volar y eso le dijo a la lapa. La lapa intentó
entrar en silencio a la casa, pero si intento no funcionó y así fue una y otra vez, hasta que
cerraron la puerta y los dejaron afuera. Desesperados sin poder hacer nada y ya sin
esperanzas; porque ya iban los compradores, al parecer la naturaleza se confabuló con ellos,
cayó una gran lluvia y el caño se llenaba. El agua seguía subiendo y como ya no habían árboles
porque las personas los habían talado para vender madera, se desbordó el río y escuchar como
un terremoto cuando el agua entró a la casa destruyéndola y llevándose todo lo que había.

El loro se salvó porque se subió a la rama más alta donde el agua no alcanzaba y la lapa como
sabía nadar, se sintió libre, nadó como nunca; el caudal la llevó de regreso a su hábitat natural,
encontrándose a sus amigos del pasado y fue muy felíz. Los dueños sobrevivieron, pero se
quedaron sin casa; aprendieron a respetar la naturaleza, igual que a los animales que hacen
parte de ella. Fin.

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