Nº146

CAZA EN EUROPA
Y AMÉRICA
Realidad y mito

SOSPECHOSAS
HABITUALES
Curanderas,
parteras y nodrizas

UN MUNDO
PATRIARCAL
El castigo por
salirse de la norma

ESPAÑA
EMBRUJADA
Los casos
más singulares

BRUJAS
La persecución de las insumisas
 EDITORIAL

Un grupo de mujeres disfrazadas de

brujas con sombreros puntiagudos
posan en una fiesta de Halloween
hacia 1910, en Estados Unidos .
GETTY

Mujeres de carne y hueso

G
ran parte de nuestro conocimiento sobre las brujas está repleto de clichés
que no tienen nada que ver con la realidad histórica. Así, contrariamente
a lo que creemos, la “supersticiosa y oscura” Edad Media no persiguió a
casi ninguna bruja, a pesar de que la magia impregnaba el acontecer diario. Fue a
mediados del siglo XV, en una época de revueltas populares, crisis feudal y epide-
mias, cuando tuvieron lugar los primeros juicios a brujas. Por otra parte, nuestro país
tampoco destacó demasiado en la persecución; fue en los países del norte de Europa
donde más se produjo, y la mano dura de la Inquisición encontró un gran correlato
en los tribunales civiles. ¿Por qué, precisamente, en una época de cambio de para-
digma socioeconómico (del feudalismo a la era precapitalista) surgieron por todos
lados brujas? ¿Quiénes eran estas mujeres? ¿Por qué eran
perseguidas? ¿Qué casos hubo en nuestro país y cómo se
llevó a cabo esa caza en Europa y América? A todos estos
interrogantes damos respuesta en este número de MUY
HISTORIA. Un número que, sin lugar a dudas, te desper-
tará nuevas preguntas. Disfruta de tu lectura.

Carmen Sabalete
Directora
(csabalete@zinetmedia.es)
IMAGEN DE PORTADA: GETTY.

MUY HISTORIA 3
SUMARIO

BRUJAS
LA PERSECUCIÓN DE LAS INSUMISAS

22 30
ALBUM

ALBUM

42
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REPORTAJES
1450-1750 / La caza de brujas 22 La institución de la brujería como
un crimen social grave 68
El eterno retorno de las brujas 30
Sospechosas habituales Luces contra la superstición 76
(curanderas, parteras y nodrizas) 42 Un país embrujado 84
Simpatía por el diablo: los aquelarres 50
Imaginario colectivo:
La persecución en España y el Nuevo Mundo 58 las brujas están entre nosotros 94

4 MUY HISTORIA
LAS LISTAS DE MH

Diez personajes asociados

a partes de la anatomía
De la historia y de la mitología, y de los pies a la cabeza: un famoso talón símbolo de vulnerabilidad,
un brazo con supuestos poderes sobrenaturales, una testa cuyos cabellos eran serpientes, otra
cabellera que otorgaba fuerza y poder, una nariz que quizá consiguió cambiar por sí sola el curso de
los acontecimientos, varias trompas que nada tenían que ver con la música...
POR NACHO OTERO

1
Nuez de
Adán
(imagen: La creación de
Adán, Miguel Ángel)

Se llama así popularmente a

la prominencia laríngea, un
abultamiento que tenemos
en la parte delantera del
cuello, formado por la arti-
culación de las dos láminas
del cartílago tiroides que ro-
dea la laringe, y mayor en
los hombres que en las mu-
jeres. ¿Y de dónde viene el
nombre? La principal teoría:
de una confusión al traducir
del hebreo ha adam (“de
hombre”; el nombre de
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Adán significa “hombre”)

por “de Adán”, en referencia
al primer humano bíblico.

2 Talón de Aquiles
(imagen: Aquiles en la Guerra de Troya, ilustración)

Cuando decimos que algo es el talón de Aquiles de alguien, queremos decir que es
su punto más débil o vulnerable. La expresión tiene su origen en el poema incomple-
to Aquileida, escrito por Estacio en el siglo I, que contiene una versión del mito del
nacimiento de Aquiles –héroe mitológico de la Guerra de Troya y uno de los principa-
les protagonistas de la Ilíada de Homero– que no aparece en otras fuentes: cuando
Aquiles nació, su madre, la nereida Tetis, intentó hacerlo inmortal sumergiéndolo en el
río Estigia. Sin embargo, lo sostuvo por el talón derecho para la inmersión en la co-
rriente, por lo que ese preciso punto de su cuerpo siguió siendo vulnerable, la única
zona en la que Aquiles podía ser herido en batalla. Y así sería: durante el asedio de
Troya, choque final de la guerra librada entre griegos y troyanos, Paris mató a Aquiles
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clavándole una flecha envenenada en el talón. Eso se llama puntería... o mala suerte.

6 MUY HISTORIA
 Cuerpo y sangre de Cristo
(imagen: eucaristía, consagración del pan y el vino)

“El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo

lo resucitaré en el día final”. No es la declaración de un vampiro
ni del líder de una secta de caníbales, sino las palabras del mis-
mísimo Jesucristo según el Evangelio de Juan. Obviamente, se
trata de lenguaje simbólico: en eso consiste la eucaristía –en
griego, “acción de gracias”–, el sacramento de la comunión de
los fieles con Cristo al “tomar” su cuerpo y su sangre, represen-
tados en el pan (la hostia, sin levadura) y el vino consagrados a
tal efecto por el sacerdote durante la misa. Este sacramento se
sigue en las tradiciones católica, ortodoxa, copta, anglicana y
presbiteriana –y en algunas luteranas–, y fue supuestamente ins-
tituido por Jesús en la famosa última cena con sus discípulos.

4
3
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Nariz de Cleopatra
(imagen: retrato idealizado de Cleopatra VII)

“La nariz de Cleopatra, de haber sido más corta, habría

cambiado la faz de la Tierra”. Esta frase del erudito fran-
cés Blaise Pascal se ha interpretado de diversas maneras,
pero parece claro que uno de los atractivos de Cleopatra
VII Filopátor, última reina de la dinastía ptolemaica de
Egipto (69-30 a.C.), era su nariz aguileña; al menos, para
César y Marco Antonio, que cayeron rendidos ante ella.
Su imagen ha sido idealizada por la pintura y el cine; se
cree que su efigie más fiable es la de las monedas acuña-
das en su reinado, en las que luce un buen apéndice nasal.

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5
AGE

Trompa de Eustaquio
(imagen: retrato de Bartolomeo Eustachio)

Hoy recibe nombres más técnicos y precisos: trompa auditiva

o tubo faringotimpánico. El Eustaquio de su denominación
clásica fue el anatomista y médico italiano Bartolomeo Eusta-
chio (h. 1500-1574), que describió por primera vez, en 1543,
esta estructura en forma de tubo, habitualmente cerrado, que
se extiende desde la caja del tímpano hasta la región rinofa-
ringe y que tiene como función controlar la presión dentro del
oído medio, así como ventilarlo adecuadamente. Desde el si-
glo XVI hasta tiempos recientes se llamó trompa de Eustaquio
en honor a su descubridor, aunque sería el anatomista Anto-
nio Maria Valsalva quien determinase cómo funciona.

MUY HISTORIA 7
 Trompas
de Falopio
(imagen: Gabriele Falloppio)
6 Cabeza
de Medusa
(imagen: La cabeza de
Medusa, Caravaggio)
De unas trompas a otras, y de
un anatomista italiano a otro... Más mitología, esta vez grie-
y, además, contemporáneos y ga. Medusa era una deidad
rivales. Gabriele Falloppio ctónica –esto es, del infra-
(1523-1562) fue el más desta- mundo– que convertía en pie-
cado y erudito de los dos y, dra a todo el que la mirase fi-
aunque murió con menos de 40 jamente a los ojos. Pese a
años, dejó una huella imborra- ello, en la mayoría de las ver-
ble en el campo de la anatomía. siones se trata de un ser tan
Como Eustachio, estudió el oí- monstruoso como atrayente.
do interno y el tímpano –de ahí Su caída en desgracia fue co-
su rivalidad y mutua antipatía–, mo sigue: siendo sacerdotisa
pero ha pasado a la historia por del templo de Atenea, fue vio-
ser el primero en describir las lada por Poseidón, dios del
también llamadas tubas o trom- mar, y Atenea, enfurecida,
pas uterinas, dos conductos transformó el hermoso cabello
musculares que conectan los de la joven en serpientes; no
ovarios con el útero o matriz. se sabe si también la dotó de
Además, inventó un primitivo su cualidad petrificadora o si
condón hecho de tripa y lino. esta ya venía de serie. Sea

ALAMY
como fuere, el héroe Perseo
–ataviado con unas sandalias
aladas, por cortesía de la mis-
ma Atenea y de Hermes, y ar-
mado con el casco de invisibi-

7
lidad de Hades, una espada y
un escudo espejado que le
sirvió para localizarla sin tener
que mirarla directamente: ahí
es nada– la halló dormida y la
decapitó. Su cabeza se con-
virtió en un arma, en símbolo
de castración y en imagen re-
currente en las máscaras y la
estatuaria helénicas.
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Ojo de Horus
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(imagen: Ojo de Horus pintado en la pared de una tumba egipcia)

8
En la mitología egipcia, Horus era hijo de Osiris, dios que fue asesinado
por su propio hermano, Seth. Para vengar a su padre, Horus se enfrentó a
Seth y, en el transcurso de la lucha, perdió el ojo izquierdo, pero Thot –
dios de la sabiduría, entre otras cosas– sustituyó el ojo mutilado por el Ud-
yat, un ojo con cualidades mágicas. De este modo, el Ojo de Horus pasó
a ser un símbolo de características apotropaicas, es decir, protectoras,
purificadoras y sanadoras, signo solar del orden y lo perfecto. Por eso, los
egipcios lo usaban como amuleto... y se sigue usando como tal hoy en día.

8 MUY HISTORIA
 9

Cabello de Sansón
(imagen: Sansón y Dalila, Rubens)

En la Biblia, Sansón es un héroe en la lucha

contra los filisteos, cuya historia se narra en el
Libro de los Jueces. Dotado de una fuerza ex-
traordinaria, podía matar a un león con sus pro-

ASC
pias manos, derribar un templo o vencer a un
ejército con tan solo una quijada de burro como

10
arma. Pero, ay, como Aquiles tenía una flaque-
za: si le cortaban el cabello, perdía la fuerza.
Enamorado de Dalila, espía filistea, le acaba
confesando su secreto y, rapado, sus enemigos
lo capturan, le sacan los ojos y lo esclavizan.
ASC

Brazo incorrupto de santa Teresa

(imagen: Santa Teresa de Jesús, Jan Narduck)

Esta morbosa reliquia –¿alguna no lo es?– del siglo XVII se conserva en

la iglesia de la Merced de Ronda, Málaga, y consiste en una pieza de
plata dorada con piedras preciosas que contiene la mano izquierda –no
el brazo– de la mística abulense. Pero no siempre estuvo allí. Tras exhu-
marse el cadáver, que apareció incorrupto, la cortada mano milagrosa
viajó a Ávila, de allí a Lisboa, luego a Ronda e, incautada por Franco en
la Guerra Civil, este la conservó en el Pardo como amuleto protector
hasta su muerte. Sería su viuda, Carmen Polo, quien la restituyera en di-
ciembre de 1975 a las carmelitas descalzas de Ronda.
ENTREVISTA

ADELA
MUÑOZ PÁE Z
REMEDIOS MALVÁREZ

En Brujas (Debate, 2022), la química, profesora y escritora andaluza explora

la feroz campaña orquestada durante siglos para convertir a las mujeres en
chivos expiatorios de una sociedad misógina.
EDUARDO MESA LEIVA
PERIODISTA

10 MUY HISTORIA
E
spaña fue uno de los terri-
torios en los que la caza de
brujas tuvo menor impac-
to y la Inquisición, aunque
envió a inocentes a la hoguera, salvó
también la vida de muchas personas.
Efectivamente, en España se estima
que fueron ejecutadas “legalmente”
por esa causa en torno a 20-30 perso-
nas. En Cataluña, al tener un régimen
jurídico al margen de la Inquisición, se
ejecutó en torno a 400 personas, la ma-
yor parte mujeres, cifras ininitamente
menores que las 25.000-30.000 de Ale-
mania. Lo que a mí me ha sorprendido
más de estos datos es que sigan siendo
tan desconocidos a pesar de que fue-
ron puestos de maniiesto a comienzos
del siglo XX por el historiador nortea-
mericano H. C. Lea y de que han sido
corroborados en ininidad de estudios
posteriores. Una vez creados, los bulos
son muy difíciles de erradicar.
Aunque el momento crítico de la
caza de brujas tuvo lugar en la Edad
Moderna, usted sitúa el origen de
esta misoginia social mucho antes.
Sí, por supuesto, la misoginia se fue
cociendo a fuego lento a lo largo de
milenios desde el comienzo de la his-
toria: los derechos de las mujeres no
hicieron más que retroceder desde la
civilización sumeria, la primera de la
que tenemos documentos escritos.
Yo señalaría dos hitos en los que esa
misoginia se dotó de argumentos: la
Grecia clásica, especialmente con la
obra de Aristóteles, el primer gran
pensador y el primer gran misógi-
no, y las religiones judeo-cristiano-
musulmanas, en particular algunos
padres de la Iglesia cristiana, empe-
zando por san Pablo. Un personaje
excepcional fue Jesucristo, que tra-
tó a las mujeres como iguales a los
hombres, pero sus enseñanzas en ese
y otros aspectos se olvidaron pronto.
¿Fueron también los hombres per-
seguidos por los mismos delitos y
con la misma saña?
Entre las personas ajusticiadas tras
ser acusadas de brujería hubo un
30% de hombres, los cuales, en ge-
neral, fueron perseguidos cuando
la caza se descontrolaba. El estereo-
tipo decía que las brujas eran mu-
PERFIL
PROFESIONAL
dela Muñoz Páez (La Caroli-
A na, Jaén, 1958) es doctora
en Química y catedrática de
Química Inorgánica en la Univer-
sidad de Sevilla desde 2010.
Como investigadora, forma par-
te del panel interdisciplinar del
equipo del Sincrotrón Europeo
(ESRF), situado en Grenoble,
Francia. Muñoz Páez compagina
su labor docente y científica con
la divulgación en prensa (más de
100 artículos) y ha publicado,
entre otros, los ensayos De la ci-
cuta al polonio (Debate, 2012),
La buena muerte (Debate, 2013)
y Sabias (Debate, 2017).
jeres mayores y pobres, y ellas eran
las primeras señaladas y perseguidas
cuando había sospechas de actos de
brujería. Pero cuando se desataba la
locura, no escapaban a las acusacio-
nes ni los hombres ni las personas
acaudaladas ni las mujeres jóvenes.
Los castigos llegaron a ser crudelísi-
mos en todos los casos.
Si las prácticas hechiceras eran más o
menos permitidas, ¿en qué momento
las brujas se convirtieron en elemen-
tos peligrosos para la sociedad?
Los actos de hechicería eran un des-
ahogo social, una forma de aliviar
los males del cuerpo y del alma que
debió de existir desde el comienzo
de la historia. Hay numerosas refe-
rencias literarias a estos actos en las
literaturas griega y romana, donde
hay muchos augures y pitonisas. El
proceso por medio del cual las mu-
jeres llamadas hechiceras pasaron de
ser las intermediarias con los seres
de un mundo intangible a ser ellas
mismas los chivos expiatorios de la
sociedad fue largo y complejo. La
misoginia, la incertidumbre ante los
cambios religiosos y la necesidad de
desahogar la desesperación y el do-
lor que trajeron las guerras de reli-
gión fueron algunos de los factores
que contribuyeron a este cambio.
¿Qué papel tiene la idea del pacto
con el demonio y lo demoníaco en
la persecución de las brujas?
Las menospreciadas mujeres no te-
nían suiciente entidad para realizar
por sí solas actos malvados; por eso
hacía falta un ente masculino, el de-
monio, que hiciera sus pecados más
perversos. Desde el punto de vista ju-
rídico, la asociación de los actos de las
brujas con el demonio les daba cate-
goría de herejías y, por tanto, los hacía
merecedores de las penas más severas.
¿Respondían estas mujeres a un
perfil similar? ¿Compartían las
perseguidas ciertas características
comunes? ¿Cómo sería el retrato
tipo de una bruja?
Los perfiles son muy variables en
función del país y la época histórica.
Por ejemplo, en Rusia, Finlandia e
Islandia, la mayoría de las personas
acusadas de brujería fueron hombres.
Si atendemos a la estadística, el tipo
más común era una mujer mayor,
soltera o viuda, de clase baja. Pero
también fue acusado de brujería y
ejecutado Georg Haan, canciller de
la ciudad alemana de Bamberg.
¿Fueron las brujas mujeres adelan-
tadas a su época? ¿Se las puede con-
siderar pioneras en conocimientos
químicos y materias médicas?
De manera general, no. Entre las
acusadas de brujería había mujeres
inteligentes y con conocimientos su-
periores a la media, pero la inmensa
mayoría de las acusadas fueron mu-
jeres que tuvieron la desgracia de
cruzarse en el camino de un perse-
guidor de brujas. Hemos de recordar
que la sociedad de la Edad Moderna
era esencialmente analfabeta, y el
porcentaje de analfabetismo entre
las mujeres era superior a la media.
En 1486 ve la luz en Alemania El
martillo de las brujas, el primer
código consagrado específicamen-
te a los delitos de brujería, escrito
por los inquisidores dominicos
Kramer y Sprenger. ¿Es el punto
de partida de la feroz persecución
contra las brujas en Europa?
En ese texto se plasmó la culminación
de un proceso de misoginia que >>>
MUY HISTORIA 11
 >>>señalaba a las mujeres como las
principales aliadas de Satanás. Fue el ‘BRUJAS’, LA HISTORIA
primer texto que les dio una categoría
de herejes de la que hasta entonces ha-
DE UNA PERSECUCIÓN

E
bían carecido. Fue muy útil a los isca-
les y jueces, porque les ayudó a diseñar
los crímenes que habían de imputar a
las brujas. La imprenta fue una herra-
mienta crucial en su difusión.
Alemania fue el centro de la cruel
persecución que se extendió por to-
do el continente a comienzos de la
Edad Moderna. ¿Cuántas víctimas
mortales produjo esta locura?
La cifra de víctimas más aceptada
entre los historiadores es de 50.000 a
60.000 en toda Europa entre los si-
glos XV y XVIII. En lo que hoy son
territorios de Alemania, se estima
que fueron ejecutadas la mitad de
esas víctimas. El historiador alemán
W. Behringer estima que el máximo
error en ese dato es del 20%.
l fenómeno de la caza de brujas ha pues-
to nombre a lo largo de la historia a la per-
secución de una minoría social de forma
sesgada e independiente de su culpabilidad o
inocencia. “Las cazas de brujas se dan en todas
las sociedades y que hay que estar alerta para
atajarlas”, sostiene Adela Muñoz Páez. En Bru-
jas. La locura de Europa en la Edad Moderna
(Debate, 2022), la ensayista, química, profeso-
ra y divulgadora traza un apasionante recorrido
histórico en el que explora las razones que avi-
varon las llamas de este incendio social. Ade-
más, el libro desmonta toda una serie de tópicos. Al contrario de lo
que se piensa comúnmente, en España las cifras de víctimas de la ca-
za de brujas fueron insignificantes si las comparamos con las de otros
países europeos, y la temida Inquisición, lejos de ser el brazo ejecutor
de esta locura, sirvió en muchas ocasiones como freno de los desma-
nes de jueces y tribunales populares.

Dedica un capítulo de su libro al
célebre episodio de las brujas de
Zugarramurdi, en Navarra. ¿Qué
supuso este suceso en la historia ge-
neral de la brujería?
En la historia de la brujería en Espa-
ña fue determinante para poner pun-
to inal a su persecución. A nivel in-
ternacional, la buena redacción y pu-
blicidad dada al folleto que relataba
el auto de fe hizo que tuviera mucha
repercusión, sirviendo de inspiración
a los jueces perseguidores de brujas
de otros países. También dio lugar a
la creación de un nuevo vocablo para
definir los supuestos conventículos
de brujas: los aquelarres.
Otro de los más famosos episodios
en la caza de brujas sucedió al otro
lado del Atlántico y ha dejado huella
en la literatura y el cine: las brujas
de Salem. ¿Por qué es tan conocido?
La igualdad de todos ante la justicia,
una de las señas de identidad de Es-
tados Unidos, esa joven nación inde-
pendizada de una monarquía en la
que seguían existiendo estamentos
con privilegios como la nobleza y el
clero, fue vulnerada en este proceso.
Por ello, este suceso histórico no ha
dejado de ser investigado para en-
contrar una explicación racional al
mismo. Una de las publicaciones que
le dio más fama fue la obra teatral de
Arthur Miller, publicada mientras él
mismo era perseguido por el Comité
de Actividades Antinorteamericanas
del senador McCarthy. Ello puso de
maniiesto que las cazas de brujas se
dan en todas las sociedades y que hay
que estar alerta para atajarlas.
Recientemente, algunas fuerzas polí-
ticas españolas se han referido a una
reunión de mujeres líderes de parti-
dos de izquierda como “aquelarre”.
¿Continúan en pie los estereotipos?
¿Quiénes son las “brujas” del siglo
XXI y quiénes sus perseguidores?
Esa referencia al aquelarre pone en
evidencia el desconocimiento de la
historia de los políticos que la usan.
Según puso de manifiesto el inqui-
sidor Alonso de Salazar y Frías tras
una exhaustiva e impecable investi-
gación, los aquelarres solo existieron
en las mentes enfermizas de algunos
inquisidores y jueces laicos.
Después de siglos de persecución,
¿podemos hablar en 2022 de las
brujas como icono feminista?
Efectivamente, en algunos países del
primer mundo el apelativo de bruja
se ha convertido en un símbolo de
la sublevación contra las normas

La caza de brujas acabó establecidas que discriminan a las

mujeres. Pero en muchísimos países
en vías de desarrollo del África sub-
con la vida de 60.000 sahariana, Centroamérica y Sudeste
Asiático, el apelativo “bruja” sigue

personas en Europa siendo un terrible insulto que en

muchos casos puede significar una
condena a muerte. MH

12 MUY HISTORIA
 MOMENTOS ESTELARES DE LA VIDA COTIDIANA

Historia del pantalón

A
lgunos pueblos de y de las clases populares. Estas
Oriente, como los per- usaron pantalones anchos que
sas, usaban pantalones ya en cubrían toda la pierna. Entre los ricos,
el siglo VI a.C., asociados a la en cambio, se impusieron los culottes,
domesticación del caballo. Ro- ceñidos, que llegaban hasta debajo de
manos y griegos, por el con- las rodillas, mientras que las medias
trario, vestían túnicas o togas. En Europa, cubrían la parte inferior. La diferencia
el origen de los pantalones se encuentra simbolizó la lucha social que subyacía
entre los pueblos germanos, que los usa- en la Revolución Francesa, llamada
ban como más adecuados para montar por ello la rebelión de los sans-culot-
a caballo. Eran de tela o cuero curtido y tes, los que usaban pantalón.
protegían mejor del frío que la prenda Después del periodo revolucionario,
abierta de los romanos, lo que favoreció los pantalones largos, antes asocia-
su difusión en los países del norte. dos a las clases bajas, pasaron a ser
Pantalón y túnica se convirtieron en hegemónicos. En la década de 1830
símbolos culturales, respectivamente se convirtieron en la ropa de calle. La
apreciados y despreciados por unos y burguesía de la modernización indus-
otros. Para los romanos, los pantalo- trial adoptó los pantalones en tonos
nes eran símbolo de barbarie e incul- apagados u oscuros, relejo de los nue-
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tura. Los griegos los reservaban para vos valores –sobriedad, rigor, austeri-
sus esclavos. Sin embargo, bajo la in- dad– frente a la imagen de la nobleza
luencia germánica, los galos comen- distraída y frívola. A mediados del XIX
zaron a vestir una especie de panta- se adoptaron los pantalones de rayas y
lones anchos ajustados en la parte inferior. cuadros, pero la ropa colorida quedó
También los adoptaron las tropas encargadas de para las mujeres.
defender las fronteras y, tímidamente, se extendieron A lo largo de la historia, el pantalón ha-
por el Imperio hacia el siglo III. bía encarnado simbologías diversas, y a inales del
Durante la Edad Media, la vestimenta habitual fue- siglo XIX empezaría a representar la lucha feminista
ron túnicas junto a calzones. Hacia el siglo XIV, las por la igualdad de género. Por entonces, comenza-
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novedades en las armaduras –de placas en vez de ron a utilizarlo las mujeres como bombachos –para
mallas– hicieron cambiar las calzas de los ir en bicicleta– o como falda-pantalón –
caballeros, que pasaron a ser más ajustadas para montar a caballo–. El uso masivo por
al cuerpo. Así, en el siglo XV se separó la las mujeres llegó con la incorporación al
forma de vestir de hombres y muje- trabajo durante la Segunda Guerra
res. Las mujeres mantuvieron las Mundial, y se generalizó en los
faldas de las túnicas, mientras las años sesenta del siglo XX. MH
de los hombres se acortaron y
tomaron importancia los panta-
lones, por inluencia del uso mili- MANUEL MONTERO
tar. El pantalón se convirtió en símbolo de masculinidad
■ Catedrático de Historia Contem-
LOURDES GAMINDE

en las imágenes plásticas y retóricas.

UNA PRENDA CARGADA DE SIMBOLOGÍA
Los pantalones cambiaron de apariencia varias veces,
con modelos ajustados o calzones anchos, además de
diversas coberturas de las piernas y cierta soisticación
entre la nobleza: la moda fue una prerrogativa de las
clases altas, en el diseño y el colorido.
En el XVIII se impuso una diferenciación social, con una
nítida distinción entre las formas de vestir de la nobleza
poránea y Rector de la Universidad
del País Vasco entre 2000 y 2004,
Manu Montero (Bilbao, 1955) es autor
de numerosos libros –Historia general
del País Vasco, Voces vascas. Diccionario de uso, En el
nombre de Bilbao, La construcción del País Vasco con-
temporáneo, Mineros, banqueros y navieros, Algo habré
hecho...–. Obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Jo-
vellanos en 2018 por El sueño de la libertad. Mosaico
vasco de los años del terror (Ediciones Nobel), un lúcido
análisis del impacto del terrorismo de ETA.

MUY HISTORIA 13
HISTORIAS DE LA FILOSOFÍA

El humanismo en
un ojo de cristal JORGE DE LOS SANTOS
FILÓSOFO

C
urzio Malaparte relata un encuentro que posible-
mente presenció. Un oficial nazi le propone un
juego a un niño ucraniano del que dependerá si
salva o no la vida. “Escucha”, dice el oficial alemán,
“yo tengo un ojo de cristal. Cuesta distinguirlo del de verdad.
Si adivinas cuál de los dos es el de cristal, dejaré que te mar-
ches, te dejaré libre, pero tienes que responder enseguida, sin
pensar”. “El ojo izquierdo”, responde el muchacho al instante.
“¿Cómo lo has sabido?”. “Porque de los dos es el único que
tiene algo de humanidad”.
Del diálogo se deduce que existe algo llamado “humanidad”
y que en esa específica y particular condición parece confiar
el niño ucraniano; como todos nosotros. Sófocles, en su
primer coro estásimo de Antígona, caracteriza la humani-
dad con un singular apelativo
griego: deinóteron. Según el
contexto, según el tiempo en Casi cada forma de
el que se empleaba y según el
autor, deinóteron podía sig- entender el mundo
nificar dos caracterizaciones
muy distintas: “asombroso”, ha traído adherido su
“fascinante” o “maravilloso”,
pero también “terrible”, “pavo- propio humanismo: se
roso”, “atroz”. La “humanidad”
por sí misma no garantizaba puede hablar así de un
nada; en ella podía darse lo
más maravilloso, pero tam- humanismo cristiano,
bién lo más atroz. La “huma-
nidad” tiene un ojo humano, marxista, científico...
pero otro de cristal.
El “humanismo” es el “ismo” (la ideología, la doctrina, la
escuela) sobre lo humano. Comprende en sí mismo una
caracterización de lo que pudiera ser lo “humano”, pero es
también el intento por que, de esas dos posibilidades, se
dé siempre la mejor. El humanismo fue un nuevo sentido,
un ideal como guía y un proyecto de mejora. Lo primero
que requiere un humanismo es el establecer la diferencia
que especiica lo humano frente a todo lo demás que se da
al ser, frente a todo lo que emerge de la tierra (tradicional-
mente, y con especial interés sobre el animal); y también
exige que lo humano pase a una posición central en el in-
terés común, devenga un proyecto para todos, sea nuestra
guía para convertir nuestra excelencia en un destino. Esto
último exige el que los humanos seamos autónomos. No
podemos depender, no puede depender el humanismo de
los caprichos de los dioses y que sean ellos los que nos dic-
ten lo que tenemos que hacer, no podemos someternos a
un pensamiento mágico o esotérico que organice nuestras
existencias individuales y comunes, no podemos sustentar
el proyecto en la superstición, la credulidad o la mentira,
sino que debemos hacerlo en lo que, además de diferen-
ciarnos, nos engrandece: la racionalidad. Con este reque-
rimiento de autonomía emancipadora se entenderá que a
lo largo de nuestra historia en la tierra no siempre se ha-
yan dado las condiciones para el humanismo. Cuando, por
ejemplo, las teocracias dominan el orden de comprensión
del mundo (que ha sido casi siempre), el humanismo no
emerge; cuando el centro orbital no es lo humano sino otra
cosa (como, por ejemplo, el capital), el humanismo agoniza
o no arranca.
Casi cada forma de entender
el mundo ha traído adherido
su propio humanismo. Se pue-
de hablar de un humanismo
cristiano, marxista, cientíico...
Pero quizá su origen primero
pueda asociarse al origen de
una extraña actitud, la ilosofía,
y a un tipo tan peculiar como
excéntrico al que conocemos
como Sócrates. Su particular
paideia (educación) basada en
la racionalidad y la ética, que
exigía pensar por uno mismo,
cuestionar hasta lo incuestio-
nable, someterlo todo a razón, fue la que daría pie siglos des-
pués a Cicerón para generar el término humanitas.
La revolución de mediados del siglo XIV, el Renacimiento,
trajo consigo un reverdecer tan fértil del humanismo que
algunos lo toman como el primer paso, y la Ilustración,
junto a pensadores como Kant, lo fortaleció hasta hacer-
lo, hasta hace muy poco, un propósito y un proyecto que,
si lo perdiéramos, el progreso sería un simple errar sin
sentido. El humanismo comportó, en sus distintas espe-
ciicidades, una serie de recursos y de métodos de “mejo-
ra”. Por ejemplo, la alfabetización universal que, a través
de la lectura y la escritura, abría el mundo para acceder
a los más diversos pensamientos, daba autonomía; pero
también generó el humanismo un canon que señalaba qué
lecturas engrandecían más a los humanos o reairmaban el

14 MUY HISTORIA

SHUTTERSTOCK
sentido de autoridad, la conianza en que había alguien,
un sabio o un maestro, que sabía más que uno mismo
en eso de hacerse mejor humano y mejorar con ello lo
colectivo. Todo pretendiendo “educar” lo humano para
acabar con la superchería y la barbarie, todo intentando
que deinóteron tuviera un único sentido.
Y, entonces, un día la cosa empezó a torcerse. Tipos que
habían pasado con solvencia esos procesos humanistas,
que habían leído a Goethe y a Kant, que escuchaban a
Wagner y a Mahler, que sabían apreciar una pintura de
Ucello, estremecerse ante las ruinas de Karnak, deleitarse
con un poema de Coleridge o una escultura de Miguel
Ángel, demostraron que eran capaces de ponerle un sádi-
co acertijo a un niño para ver si salvaba o no la vida. Y el
humanismo, el de las grandes letras cinceladas en piedra,
empezó a resquebrajarse.
Nietzsche fue quizá, otra vez, el primero en detectarlo,
desde su crítica al “buenismo” racionalista socrático –
que deja fuera de existencia todo lo no reductible a ra-
zón– a su crítica a una “educación general básica” –esa
arma que instaura la Ilustración para que todos acceda-
mos al saber, que Nietzsche entiende como una forma
La muerte de Sócrates,
óleo de Jacques-Louis
David (1787).
de adocenamiento que amansa y domestica a la cría de
humano, que perpetúa la mediocridad, que coarta la ge-
nialidad y las posibilidades de un sentido que sustituya
al que el humanismo estaba aportando–. A partir de ahí,
el humanismo empieza a ser mal visto hasta por los que
siempre se hubieran considerado humanistas: Heidegger
y su irme confrontación del humanismo, Foucault y la
muerte del sujeto, Sloterdijk y sus Normas para el parque
humano... Mientras, y ya desde antes, nuevas guías de
sentido arrinconan lo humano desde las propias premisas
del humanismo, como criticara Nietzsche: el capital, el
espíritu de cálculo, la racionalidad instrumental, el nihi-
lismo... De aquel humanismo solo queda ya un resto, ape-
nas un rescoldo, con la desaparición de las humanidades
del proyecto educativo, que ya se encamina más a servir
al patrón que a lo humano. Unas pavesas que hacen que
el sustantivo “humanismo” solo aparezca precedido de
“pos” o de “trans”, de un modo en que la única esperanza
humanista es ya el acontecimiento, la “singularidad” de la
tecnología o el milagro. El milagro de saber distinguir –y
de seguir creyendo que es importante distinguir– un ojo
humano de uno de cristal. MH
MUY HISTORIA 15
ACTUALIDAD

SHUTTERSTOCK
EL ÁNGEL
ENCRUCIJADA
HISTÓRICA.
En la imagen,
sobre un mapa
de Europa,
banderas de la
UE, Estados

DE LA HISTORIA
Unidos y Rusia
y piezas
de ajedrez
simbolizan el
conflicto en
torno al control JOAQUIM M. PUJALS
de Ucrania. El PERIODISTA
filósofo alemán
Walter Benjamin
utilizó la alegoría

L
os militares rusos que bombardean Kyiv o
del “ángel de la
historia” para
Kiev están atacando el lugar donde Rusia
dar su visión nació. En el siglo IX, los varegos, una etnia
pesimista del de origen probablemente escandinavo,
devenir histórico llamados en algunas crónicas rus o rusy,
como un ciclo fundaron allí la Rus de Kiev, que llegaría
incesante de
a ser el Estado más extenso de la Europa medieval
desesperación.
y el primero en adoptar el cristianismo. Un lugar
de gran simbolismo para rusos, ucranianos y
bielorrusos. La cuna de la Madre Rusia.
Según la mayoría de historiadores, los varegos eran
vikingos, probablemente suecos (aunque otros
autores les atribuyen raíces eslavas y, en todo caso, al
inal se fusionarían con los locales), que realizaron
incursiones, y después se fueron asentando, por la
Europa Oriental camino de Constantinopla, donde
algunos acabarían por servir como mercenarios en
la guardia personal del emperador bizantino.
En su época de apogeo, cuando dominaba las
rutas comerciales que seguían los grandes ríos de
la zona, la Rus de Kiev extendería sus dominios
desde las costas del mar Báltico (e incluso del
Blanco, en el Ártico) hasta las del mar Negro,
adoptaría el cristianismo ortodoxo (en 989, bajo el
príncipe Vladímir, que se bautizó y obligó a seguir
su ejemplo a todos sus súbditos) y se dotaría del
primer código jurídico en una lengua eslava.
Debido este origen común y a la gran proximidad
lingüística y cultural, para muchos rusos –y Putin
está esgrimiendo este argumento como uno de los

16 MUY HISTORIA
que “justiican” su agresión–, Ucrania nunca ha sido
más que una región de Rusia. La expresión “Madre
Rusia” ya aparece en la Primera crónica eslava,
atribuida a Néstor, un monje kievita, que narra la
historia del Estado fundado por los varegos, a la
que los mongoles pondrían punto inal en 1240.

DESTINOS PARALELOS
El principado de Moscú, uno de los que resultarían
de la desintegración de la Rus de Kiev, heredaría
con el tiempo su papel de principal potencia en la
zona. En el s. XVII, los cosacos (guerreros nómadas
eslavos) establecidos en las tierras hoy ucranianas,
acosados tanto por la entonces poderosa corona
lituano-polaca como por los otomanos, pidieron
protección a Rusia (Tratado de Peréyaslav, 1654) y,

ALEXANDER ERMOCHENKO / EFE

desde ese momento, el destino de la actual Ucrania
quedaría unido al imperio de los zares y a su
heredera, la Unión Soviética, hasta la disgregación
de la misma en la última década del siglo pasado.
A finales del s. XVIII, las costas ucranianas del
mar Negro se convertirían en el principal objeti- EL PRIMER
vo del Imperio ruso, históricamente deseoso de ASALTO.
obtener una salida a un mar cálido. Catalina la mea se estableció la que hoy sigue siendo la prin- Sobre estas
Grande logró hacer realidad, tras varias guerras cipal base naval rusa en el sur del país, Sebastopol, líneas,
consecutivas con los turcos, esa ambición de sus sede de la lota del mar Negro, de la que De Ribas bombardeo
sobre el
predecesores. Y se da la circunstancia de que uno sería comandante. Aeropuerto
de los comandantes que dirigieron la conquista, Bajo los zares, como el resto de su imperio euroa- Internacional de
al frente de unos osados escuadrones anibios de siático, Ucrania fue rusiicada. La cultura y el idio- Donetsk
fuerzas cosacas, fue un militar de origen español. ma ucranianos fueron menospreciados, cuando no (Ucrania) en
Ósip Mijáilovich Deribás, el nombre rusiicado de perseguidos. Este último se consideraba un mero 2014, cuando
milicias
José Pascual Domingo de Ribas y Boyons, era hijo dialecto del ruso y quedaba relegado poco más que prorrusas
de un funcionario barcelonés destinado en el Rei- al uso familiar. Tras la Revolución de 1917, la Rusia iniciaron una
no de Nápoles, y el azar le convertiría en agente bolchevique recuperó algunos territorios ucrania- guerra para
secreto, héroe militar y, según especulan algunos nos del recién desaparecido Imperio austrohúngaro proclamar a
autores, incluso amante de la zarina, a la que con- y/o ocupados por la Polonia resucitada en Versalles Donetsk y
Lugansk
vencería de la necesidad de fundar un gran puerto y, tras un efímero intento de Estado indepen- repúblicas
comercial en el litoral conquistado. diente rápidamente sofocado, Ucrania se independientes,
Así nacería Odesa, una de las ciudades ata- convirtió en una de las repúblicas de la que Putin (a la
cadas desde los últimos días de febrero por Unión Soviética (lo que ha llevado a izquierda) ha
Putin, de la que De Ribas sería el primer Putin a airmar que el Estado ucra- reconocido hace
unas semanas.
gobernador y en la que uno de los paseos niano fue un invento de Lenin).
principales lleva su nombre. Pero mucho En sus primeros años, la Ucrania
más célebre se haría otro punto muy cer- soviética asistió a un
cano de su trama urbana: la majestuo- renacer de su eco-
sa escalinata que desciende hacia nomía y su cultura,
el puerto en la que se rodó la reconocida por
escena cumbre de la pelícu- el poder revo-
la El acorazado Potemkin lucionario.
(1925), basada en un motín Pero eso
que había tenido lugar en el cambiaría
mismo sitio veinte años an- pronto.
tes y considerada una de las La co-
obras cumbre del lec-
séptimo arte. En la ti- >>>
península de Cri-
GETTY
 ASC
UN LARGO
DEVENIR.
Los varegos, >>>vización forzosa de la agricultura impuesta de “nazi” al Gobierno ucraniano de Zelenski –que
un pueblo por Stalin en los años 30 causaría la muerte por es rusófono y judío y perdió a familiares en el Holo-
escandinavo inanición de unos siete millones de personas en causto, y cuyo abuelo luchó contra Hitler– y le im-
(arriba, guardia
varega en una
toda la URSS, la mayor parte de ellas en Ucrania, el puta un supuesto genocidio contra las poblaciones
miniatura granero del imperio soviético, donde se conoce es- étnicamente rusas del este del país.
bizantina del te episodio como Holodomor (“matar de hambre”,
siglo XII), en ucraniano). Necesitado de exportar cereal para
fundaron en inanciar la industrialización del país, el Kremlin DE STALIN A PUTIN
Ucrania en el
coniscó las cosechas sin dejar a los campesinos su- Durante la ocupación alemana, el resentimiento
siglo IX la Rus
de Kiev, el icientes semillas para plantar de nuevo y cerró las antisoviético llevó a algunos sectores ultranaciona-
Estado más fronteras ucranianas para evitar su huida. Bajo la listas ucranianos a colaborar con los nazis y come-
extenso de llamada Ley de las Espigas, 5.400 personas fueron ter actos bárbaros antijudíos, pero lo cierto es que la
la Europa ejecutadas y 125.000 detenidas o deportadas. La resistencia contra los alemanes fue mayoritaria en
medieval. Desde segunda esposa de Stalin se suicidaría tras el país, que contribuyó con un enorme coste hu-
2019, el legítimo
gobierno conocer estos horrores. mano –ocho millones de vidas– a la derrota
democrático de No sería el primer genocidio cometido de Hitler en 1945.
Ucrania lo en tierras ucranianas. La invasión nazi Tras la muerte del dictador georgiano, y
preside el de la URSS en 1941 permitió a los in- en pleno proceso de desestalinización, el
exactor vasores cebarse en la población judía, Partido Comunista de la URSS aprobaba
Volodímir
Zelenski (a la
pero también en la eslava, del territo- en 1954 integrar la península de Crimea
derecha). rio, que los alemanes querían despejar en Ucrania. La decisión del gobierno de
para repoblarlo con colonos germanos. Nikita Jruschev –nacido en la frontera ruso-
En el barranco de Babi Yar, a las afue- ucraniana y que forjó su carrera política en
ras de Kyiv, los comandos de esta república–, con motivo del 300º
exterminio alemanes lle- aniversario de la anexión de
garon a ejecutar a 33.771 Ucrania por el Imperio zaris-
judíos en dos días. En ta, pretendía con ello cerrar
otra de sus invectivas, viejas heridas.
Putin –financiador Putin, que ante la pasividad
probado de diversos internacional se anexionó
movimientos de militarmente Crimea en
ultraderecha euro- 2014 –tras un referéndum
peos– ha acusado de dudosa transparencia
ASC

18 MUY HISTORIA
entre sus habitantes ganado con el 96,77% de los
votos–, alegó el carácter históricamente ruso de este
territorio que en el siglo XIX fue escenario de una
guerra contra el Imperio otomano, Francia y el Rei-
no Unido y que acogió la Conferencia de Yalta en la
Segunda Guerra Mundial –en la que Stalin impuso
a Churchill y Roosevelt su nueva esfera de dominio
en Europa Oriental– antes de convertirse en uno de
los lugares favoritos de veraneo de la nomenklatura
(clase dirigente soviètica).
Sin embargo, Crimea, que como se ha visto no ca-
yó en manos rusas hasta el XVIII, estaba poblada
mayoritariamente por tártaros hasta que en 1944
Stalin deportó a esta población –calculada en unas
300.000 personas– a territorios de Asia Central co-
mo castigo por su presunta colaboración con los
nazis. Los eslavos fueron una minoría insigniicante
en ella hasta inales del siglo XIX.
Con el derrumbamiento de la Unión Soviética en
1991, Ucrania, tras un referéndum con un voto
masivo a favor (92%, y el 54% en Crimea) se con-
virtió en uno de los 15 Estados independientes
surgidos de aquel imperio multinacional. Pese a
ello, y como fruto de un tratado bilateral, la lota
del mar Negro de la Federación Rusa mantuvo su
base en Sebastopol.
Además, Kyiv tomó en 1994 la decisión de renun-
ciar a la nada desdeñable parte del arsenal nuclear
soviético radicado en su territorio. Con 1.900 oji-
vas, era en aquel momento la tercera potencia mili-
tar del mundo. Los misiles se entregaron a Rusia y a
cambio Ucrania solamente pidió a Moscú el respeto
a sus fronteras, incluyendo Crimea y las zonas étni-
ca y culturalmente rusas del este. Hoy los ucrania-
nos deploran aquella muestra de buena voluntad.
GIRO HACIA EUROPA
Mientras al frente de los gobiernos se mantuvieron
personajes prorrusos no hubo problemas. Pero, en
2014, una oleada de protestas en todo el país, con
su epicentro en la plaza de Maidán en Kyiv, de-
rribó al régimen de Viktor Yanukóvich –que en
2004 fracasó en un fraude electoral pero en 2010
sí logró la presidencia–, reclamando una reorien-
tación de la política del país hacia Europa. Tras su
huida (a Rusia, claro), salieron a la luz negocios
corruptos en los que empleó hasta 400 sociedades
para blanquear dinero.
La respuesta de Moscú no se hizo esperar: dos re-
giones orientales de población étnica y lingüística-
mente rusa se rebelaron contra las nuevas autorida-
des centrales, iniciando una guerra que había cau- PROTESTAS
EN LA PLAZA
sado hasta la invasión de este año 14.000 muertos y DE MAIDÁN.
1,5 millones de desplazados. Donetsk y Lugansk se En 2014, la
autoproclamaron sendas repúblicas independien- movilización
tes que ni tan siquiera Putin, que las apoyó militar- popular (en la
imagen) derribó
mente, reconoció hasta hace unas semanas.
al régimen
La capital bielorrusa, Minsk, acogió en 2015 unos corrupto y
acuerdos de paz frecuentemente vulnerados desde prorruso de
entonces que ahora la Rusia de Putin ha violado sin Yanukóvich,
el menor recato. Bajo las bombas rusas, Zelenski so- aliado de Putin
licitó el último día de febrero la adhesión de Ucrania que huyó al país
vecino, lo que
a la Unión Europea, pero hará falta que su país so- provocó la
breviva a la invasión rusa (y bielorrusa) para escribir inmediata
ese nuevo capítulo de su atormentada historia. MH respuesta
de Rusia.
GETTY
MUY HISTORIA 19
HISTORIAS DEL CINE
Un paseo por la poesía,
el cine, la historia
ÓSCAR CURIESES
ESCRITOR
M
e fascinan las películas basadas en vidas
de poetas o en sus poemas, y me compla-
cen especialmente porque en esos trabajos,
siempre o casi siempre, encuentro algo re-
lacionado con lo histórico. Sé que, en muchas ocasiones,
la historia o lo histórico aparece doblemente filtrado en
el celuloide; por un lado, hallamos la visión literaria del
escritor o escritora en cuestión, y, por otro, la del conjun-
to de personas que trabajan en la realización del film. Pe-
ro no importa, ese defecto aparente puede resultar inclu-
so enriquecedor: dos o más perspectivas sobre un mismo
objeto nos acercan más a él, lo amplían.
Por mi parte, casi siempre prefiero los textos que a priori
no resultan susceptibles de ser adaptados –la poesía es
el género por excelencia–, ya que resultan un reto en su
traslación a la pantalla y nos deparan sorpresas, más quizá
que la narrativa, en la que todo está más definido (aun-
que con sus correspondientes variaciones en el discurso
cinematográfico).
La poesía siempre me ha resultado más subversiva, más
arriesgada en esa traslación, en esa conversión a otro len-
guaje. Los poemas y poetas que aparecen en el cine tienen, en
muchas ocasiones, algo de funámbulos sin red, de entidades
que caminan con firmeza apoyadas sobre un vacío. Ponen
un pie, y luego otro, y avanzan sobre un alambre tangible
solo para ellos, pero invisible a los demás. En ese trazado a
ALBUM
Cynthia Nixon interpreta a la poeta norteamericana Emily
Dickinson en Historia de una pasión (2016, Terence Davies).
20 MUY HISTORIA
veces nos encontramos con versiones cinematográficas sor-
prendentes, que nada tienen que ver con el tiempo histórico
en que fueron escritos los poemas. Así sucede en The An-
gelic Conversation (1985), de Derek Jarman, una obra que
se inspira en varios sonetos de Shakespeare y los alumbra en
un paisaje posindustrial con una estética que oscila entre el
punk y el cine experimental. Jarman es un director brillante,
virtuoso y valiente y, aunque nada podamos hallar en su film
del periodo isabelino en que vivió Shakesperare, sí respeta el
espíritu que originó estos poemas: el amor. Nada se puede
reprochar a Jarman si se piensa bien, puesto que Shakespeare
también recogió elementos pertenecientes a otro tiempo (las
crónicas) para insertarlos en su contemporaneidad.
POETAS EN SU CONTEXTO HISTÓRICO
Algunas películas, como El desencanto (1976), de Jaime
Chávarri, o Remando al viento (1988), de Gonzalo Suárez,
que forman parte de lo mejor que ha producido el cine
español en la segunda mitad del siglo veinte, sí se ocupan
de esas extrañas criaturas llamadas «poetas» en su contexto
histórico. De hecho, este desempeña un papel determinante
en las dos. Gonzalo Suárez nos señala un momento icónico
y fundacional del Romanticismo, aquella reunión de Byron,
Polidori y el matrimonio Shelley en la que se concebirían
dos personajes capitales para la historia de nuestra cultura.
Me refiero al moderno Prometeo, el Frankenstein de Mary
Shelley, y al vampiro de John Polidori, que Bram Stoker
popularizaría después como Drácula (1897).
También podemos encontrar en El desencanto de Jaime
Chávarri un momento icónico en la historia de nuestro país,
aquel que se extiende entre el final de la dictadura de Francis-
co Franco y los primeros pasos hacia la democracia, a través
de una serie de entrevistas realizadas a los hermanos Panero
(Leopoldo María, Juan Luis y Michi) y a Felicidad Blanc, la
madre de todos ellos y esposa de Leopoldo Panero, uno de
los poetas laureados por la dictadura franquista. El foco en
ambas películas no es la historia, pero esta sí es el marco y
el telón de fondo. Los protagonistas de ambas se encuentran
influidos por un contexto histórico que los condiciona, aun-
que no los determine por completo.
A veces, en nuestro tránsito de la poesía al cine nos topa-
mos con adaptaciones de fuertes reminiscencias históricas,
algunas tan extrañas como la del Poema de Mío Cid en la
que Charlton Heston se convirtió en Rodrigo Díaz de Vivar
de la mano de Anthony Mann. Las adaptaciones de poemas

Hugh Grant en el papel de Lord Byron en Remando al viento (1988, Gonzalo Suárez).
épicos han sido una constante en el cine desde sus inicios;
basta pensar en Los nibelungos (1924), de Lang, o en las
numerosísimas versiones de la Odisea, que se remontan
a 1905. En otras ocasiones, asistimos a retratos de facetas
inéditas o recónditas de poetas que han logrado hacer his-
toria (al menos, historia de la literatura). Así sucede con
T. S. Eliot en Tom y Viv (1994) o con Emily Dickinson en
Historia de una pasión (2016). No obstante, mientras es-
cribo esto, no dejo de pensar en Andrei Tarkovsky y en los
poemas que escribió su padre, Arseni, presentes en algunas
de sus películas. Es cierto que en su cine apenas logramos
vislumbrar lo que estaba sucediendo en la Unión Soviética
en aquel momento, pero el silencio también habla: da noticia
implícitamente de su postura disidente.
POESÍA HECHA CINE
Hay otras películas en las que simplemente aparecen poe-
mas; en ellas, la historia o el contexto histórico no son
el foco, pero resultan completamente irresistibles por el
gozoso empleo que hacen de la poesía. Pienso en Esplen-
dor en la hierba (1961) y en la Oda a la inmortalidad de
Wordsworth, en el poema La isla del lago Innisfree de
Yeats incluido en Innisfree (1990) o en Nadie, ni siquiera
la lluvia de E.E. Cummings, fundamental en la trama de
Hannah y sus hermanas (1986). Pero, sobre todo y de forma
recurrente, pienso en Paterson (2016), de Jim Jarmusch,
y en el protagonismo compartido que tienen la figura de
William Carlos Williams y los poemas de Ron Padgett.
Tampoco en esta, como en las tres anteriores, la poesía se
asocia a la historia, pero resulta tan delicada y perfecta en
su ejecución que no se puede obviar.
Uno de los casos más palpables en que una película basada
en un poema o en la historia de un poema plasma la socie-
dad de su época es Howl (2010). Con el mismo nombre que
ALBUM
dio título al libro de Allen Ginsberg en 1956, Rob Epstein y
Jeffrey Friedman dan cuenta del contexto en que se produjo
esa obra capital de la poesía norteamericana del siglo XX
y de sus consecuencias: censura y juicio por obscenidad.
Tanto el poema y su gestación como el proceso inquisitivo
que sufrió el libro posteriormente se pueden leer como una
metáfora de una sociedad en la que el macartismo y la caza
de brujas campaban a sus anchas.
Asimismo, me gustaría recordar aquí Guernica (1951), la
película de Alain Resnais que reunió las imágenes de Pi-
casso con el poema homónimo de Paul Élouard, cuyo telón
de fondo son los bombardeos del ejército alemán sobre la
población civil española.
Podría seguir y seguir nombrando películas, como El ma-
nantial de la doncella (1960), de Ingmar Bergman, que
describe a la perfección el mundo medieval nórdico y se
basa en un poema de la tradición popular, o enunciando
deseos imposibles: ¿para cuándo una versión de Redobles
de tambor, el libro en que Whitman plasmó la Guerra
de Secesión de Estados Unidos? ¿Para cuándo una buena
película que se ocupe de Poeta en Nueva York de forma
tan brillante como la versión realizada en cómic por Car-
les Esquembre? ¿Para cuándo una película sobre Wisława
Szymborska, Alejandra Pizarnik o Marina Tsvetáyeva?
Los poetas, a pesar de la mala prensa que se les atribuye, a
veces poseen virtudes. Se adelantan a la historia, incluso a
su propia historia, o la plasman en sus textos de un modo
inédito y original. Si nos detenemos a mirar todo ese cúmulo
de adaptaciones llevadas al cine, podremos comprobar que
casi siempre sucede así. Y todo ello con la conciencia de que
hay películas y series que, en sí mismas, son ya un poema.
Pienso en My Mexican Bretzel (2019), de Nuria Giménez
Lorang, Petit Maman (2021), de Céline Sciamma, o Women
Make Film (2018), de Mark Cousins, entre cientos y cientos
de títulos. Pero esa, claro, es ya otra historia. MH
MUY HISTORIA 21
 IN T RODUCCIÓN

1450-1750 LA
CAZA
DEBRUJAS
 LAS BRUJAS DE SALEM.

ALBUM
Fue un juicio por brujería
bastante tardío (1692-1693)
acaecido en la población así
llamada, en lo que entonces
eran las colonias británicas de
Nueva Inglaterra en el
continente americano. Su
repercusión se debe más a
haber sido tomado como
símbolo de la lucha contra la
intolerancia en libros y
películas que a su importancia
histórica real. Litografía de
Joseph E. Baker titulada La
bruja. Los tristemente
célebres juicios de Salem.

Alrededor de la brujería, en general, se han dicho muchas

falacias, y sobre la caza de brujas, en particular, muchas
tonterías. Hay que analizar con detalle ese periodo, que fue
más largo de lo que hubiéramos deseado (tres siglos), con
perspectiva, objetividad y sin ese presentismo que tanto daño
hace en la evaluación de los hechos históricos.

JESÚS CALLEJO CABO

ESCRITOR
 PRECEDENTE
HISTÓRICO.
Los primeros
tribunales de la
Inquisición se
crearon en 1184 en
el Languedoc
francés para
perseguir la herejía
de los cátaros o
albigenses. Esta
miniatura (hacia
1415) recrea la
expulsión de
los albigenses
de Carcassone
ALBUM
en 1209.

L
a brujería es una creencia ancestral en que
ciertos individuos pueden hacer malefi-
cios, es decir, causar mágicamente daños
contra personas, animales y cosechas. La
brujomanía, en cambio, aparece en for-
ma de psicosis colectiva como resultado
de rumores, propaganda y adoctrinamiento. Se
trata de una mezcla peligrosa de creencias popu-
lares y demonología erudita, en donde entran en
juego los supuestos poderes del demonio. Ese fue
el caldo de cultivo de una caza de brujas que em-
pezó cuando la Edad Media estaba agonizando
y surgía con fuerza una Europa moderna, la del
floreciente Renacimiento.
Entonces, ¿por qué se relaciona esa persecución
con la Edad Media? Por una parte, porque ya
existía una Inquisición medieval que se fundó en
1184 en la zona de Languedoc para luchar contra
la herejía de los cátaros, considerados, entre otras
acusaciones, adoradores del diablo. Y porque, has-
ta hace poco, historiadores como Joseph Hansen
expusieron la idea de que esta Inquisición, tras
haber exterminado a cátaros y valdenses, se volcó
sobre las brujas para no quedarse sin trabajo.
La investigación reciente ha demostrado al-
go totalmente distinto. Todos los datos sobre la
sangrienta caza de brujas medieval en el sur de
Francia se remontan a un libro de divulgación es-

24 MUY HISTORIA
 Pese a lo que se suele creer, la caza de brujas empezó
cuando la Edad Media estaba agonizando y surgía con fuerza
una Europa moderna, la del floreciente Renacimiento
crito por el novelista francés Lamothe-Langon en
1829. Está demostrado que las fuentes medievales
presentadas por él jamás existieron, sino que las
había inventado él mismo para sazonar su relato.
A raíz de esta revelación, la cronología de las per-
secuciones y ejecuciones se ha tenido que revisar.
No fue la Inquisición quien inició la caza de bru-
jas, sino la justicia civil, primero en los Alpes y
luego en Croacia.
Durante la Alta Edad Media, la jerarquía eclesiás-
tica se mostró escéptica respecto a la brujería. El
Canon Episcopi, a comienzos del siglo X, había
establecido como doctrina oicial que los poderes
que se atribuían a las brujas (por ejemplo, su capa-
cidad de volar y metamorfosearse en animales o
la celebración de conventículos) no eran más que
fruto de la locura y la fantasía. En esos tiempos de
relativa lucidez, la Iglesia seguía la doctrina de san
Agustín según la cual todas esas manifestaciones
eran ilusorias y no tenían una existencia real, aun-
que fuera el mismo demonio el creador de tales
ilusiones, siendo su rasgo fundamental la pertur-
bación de los sentidos hasta hacerles creer cosas
ALBUM
que nunca habían sucedido. En el siglo XIII, el
criterio cambió con santo Tomás de Aquino, que
airmó que la brujería tenía una existencia real y
verdadera, tesis que se mantuvo en el tiempo has-
ta que, ya en el siglo XV, una bula dictada por el
papa Inocencio VIII, Summis desiderantes afec- DOS FIGURAS
OPUESTAS.
tibus, del 5 de diciembre de 1484, pasó a indicar Abajo a la izda.,
algunas características concretas de la brujería: retrato del
“[...] muchas personas de ambos sexos, despreo- filósofo y jurista
cupadas de su salvación e ignorando la verdadera francés Jean
fe católica, se han abandonado a demonios, íncu- Bodin (1529-
1596), uno de
bos y súcubos, y por medio de sus encantamien- los padres del
tos, hechizos y conjuros y otros odiosos embrujos absolutismo y
y artiicios, han matado a niños que aún se halla- gran defensor
ban en el útero materno, lo que también hicieron de la caza de
con las crías del ganado; asimismo arruinaron las brujas. Dcha.,
el médico,
mieses de la tierra, las uvas de las vides, los frutos ocultista y
de los árboles; y más, a hombres y mujeres, ani- demonólogo
males de carga, rebaños y otros tipos de animales, neerlandés
viñedos, huertas, praderas y campos, trigo, cebada Johann Wier
y cualquier otro cereal; además, estos malvados (1515-1588),
uno de los
persiguen y atormentan a hombres y mujeres, primeros en
animales de tiro, rebaños y animales de otras >>> escribir contra
esta persecución.

ASC

MUY HISTORIA 25
 EVA, LA recoge las creencias que existían en aquella época
PRIMERA
“CULPABLE”. sobre los pactos con el demonio y los poderes que
La naturaleza se atribuían a los supuestos brujos y brujas. Es el
perversa de la Malleus Maleicarum o El martillo de las brujas
mujer, a juicio de (1487), de los dominicos Heinrich Kramer y Ja-
la Iglesia, se
remontaba a la cob Sprenger, un ejemplo de la obsesión contra el
madre de la diablo que recorrerá la Edad Moderna. Lo cierto
humanidad en el es que este texto fue el que dio el pistoletazo de sa-
relato bíblico, pues lida a la caza de brujas y abrió la caja de Pandora,
fue ella quien hizo dejando sueltos miedos antiguos que desencade-
caer al hombre en
el pecado original.
naron denuncias, histerias, torturas y muertes. La
A la derecha, retrato magia, la brujería y la demonología comienzan a
de Eva por Alberto llenar entonces los folios de tratados escritos por
Durero (1507); este Prieratis, Grillando, Jean Bodin o Peter Binsfeld;
óleo sobre tabla es decir, personas letradas y cualiicadas a nivel
forma parte del
famoso díptico
intelectual que cayeron en la insania de reprodu-
Adán y Eva y se cir las opiniones de Kramer y Sprenger.
halla en el Museo Al parecer, la legalización de la caza de brujas se
del Prado, Madrid. debió a la exigencia del pueblo, ante la que su-
cumbieron primero los tribunales civiles y des-
pués los eclesiásticos, que tuvieron que adaptarse
a la nueva corriente, pero la Inquisición no parece
haberse involucrado en este tipo de procesos con
anterioridad al siglo XV.

ESTADÍSTICAS ENTRE LOS TRIBUNALES

SECULARES E INQUISITORIALES
Un error de percepción, por tanto, es pensar que
solo perseguían, torturaban y ejecutaban a las
brujas los tribunales inquisitoriales, puesto que
los tribunales civiles fueron tanto o más terribles
en ese empeño. El hispanista Henry Kamen, al
comparar las estadísticas sobre condenas a muer-
te de los tribunales civiles y eclesiásticos entre los
siglos XV y XVIII en Europa, concluye que “por
cada cien penas de muerte dictadas por tribunales
ordinarios, la Inquisición emitió una”.
El gran experto en estas lides, el historiador y
folclorista danés Gustav Henningsen, pudo com-
probar que los procesos por brujería propiamente
dicha –diferenciados de los procesos por hechi-
MUSEO NACIONAL DEL PRADO

cería– están repartidos entre tribunales civiles,

>>> clases, con terribles pesares e impiadosas en-
fermedades, internas y externas”.
En resumidas cuentas, se trataba de las creencias
vulgares en la brujería, durante tanto tiempo re-
chazadas por la Iglesia como superstición, ser-
vidas ahora en bandeja por el propio papa. Dos
años y medio más tarde, se produce la publicación
de un libro infame en cuanto a sus consecuencias,
pero muy valioso a nivel etnológico en cuanto que
episcopales e inquisitoriales de este modo: el 63%
fue juzgado por las autoridades civiles y el 17%
por tribunales episcopales, mientras que otro
20% corresponde a la Inquisición. Hay diferencias
notables en la caliicación del delito entre los tri-
bunales de países católicos y los de la órbita pro-
testante: no se interpretaba igual la Biblia y no se
entendía igual esa herejía que podía conllevar la
pena de muerte. También se ha exagerado el nú-
mero de muertes según quién contara los datos,
en función de los intereses políticos y religiosos
que existieran en ese momento. Así, a España le
cayó el sambenito de ser responsable de nume-
rosas ejecuciones de brujas cuando la realidad es

26 MUY HISTORIA
 El Santo Oficio español mantuvo una postura bastante
escéptica en lo tocante a la brujería si la comparamos con la
persecución generalizada que se dio en otros países europeos
muy diferente, ateniéndonos a los datos estadísti-
cos más actuales y objetivos.
Hay que señalar que el Santo Oicio español man-
tuvo una postura bastante escéptica en lo tocante
a estos delitos si la comparamos con la creencia
generalizada en la existencia de brujas en otros
países europeos. Según datos de Henningsen,
de todos los procesos inquisitoriales habidos en
España entre 1540 y 1700, solo el 8% fueron por
causa de brujería. En total, el Santo Oicio con-
denó a la hoguera a 59 mujeres en España, a 4 en
Portugal y a 36 en Italia. Es decir, que así como
la Inquisición española solía mostrarse dura y
despiadada con los judaizantes, mahometanos y
protestantes, fue en cambio bastante benevolente
con respecto a la brujería y otros delitos mágicos.
Sorprende descubrir que en Alemania y en Fran-
cia se quemó a un número de personas mucho
mayor: 25.000 y 4.000, respectivamente. La cre-
dulidad y el fanatismo hicieron que individuos
como el jurista Pierre de Lancre (1553-1631)
provocaran miles de persecuciones y muertes. Al
mismo tiempo, surgieron voces de discordia por
parte de teólogos como Johann Wier, en Holan-
da, o Salazar y Frías, en España, que atribuyeron
la brujería antes a las delaciones arbitrarias o las
enfermedades mentales que al diablo. Así, las ave-
riguaciones y el posterior informe redactado por
el inquisidor desplazado a Zugarramurdi, Alonso
Salazar y Frías (1564-1636), dieron al traste con lo
que podía haberse convertido en una encarnizada
caza de brujas generalizada por toda la Penínsu-
la. Su informe determinó que las confesiones ha-
bían sido extraídas bajo tortura y no eran iables.
El inquisidor dejó totalmente de lado el aspecto
demonológico de la brujería y su conclusión fue
que “no hubo brujos ni embrujados hasta que se
comenzó a tratar y escribir de ellos”, lo cual escan-
dalizó a sus colegas, que estaban convencidos de
que el demonio le había cegado y de que Salazar
se había convertido en “abogado de las brujas”.  
¿A QUIÉNES SE TACHABA DE BRUJAS?
En cuanto a los perseguidos por estos delitos,
la mayoría eran individuos pertenecientes a los
estratos inferiores de la sociedad, tanto en el en-
torno rural como en el urbano. La incidencia del
género es un hecho probado, puesto que hubo
muchos más procesamientos de mujeres que de
hombres (estamos hablando de una proporción
del 80-20%). En épocas de pestes, guerras y mie-
dos de cualquier tipo, se buscaban chivos expia-
torios y las mujeres, personiicadas en hechiceras
o adoradoras del diablo, eran buenas candidatas
(también los judíos, los gitanos o los moriscos,
en otros momentos y contextos). Esos 300 largos
años de “caza de brujas” sirvieron en gran medida
para ver a una bruja en potencia en cada mujer,
y culpabilizarlas más aún del «pecado original».
La explicación a esta discriminación la tenían
muy clara algunos religiosos de aquella >>>

GRIMORIOS O LIBROS DE BRUJOS

ran parte de los conocimientos de de las llamas y no era posible quemarlo,

G la brujería, además de por la trans-

misión directa de unos practican-
tes a otros, se propagaban a través de
libros y papeles mágicos. De todos es-
tos escritos, el Grimorio de San Cipria-
no (dcha., historia ilustrada de san
Cipriano y santa Justina en un ma-
nuscrito bizantino) era y sigue siendo
el más popular. Se lo conocía también,
según las comarcas, como Libro de las
brujas o Libro verde, y se le atribuían
propiedades intrínsecas por el mero
hecho de su misterioso contenido. Por
ejemplo, si lo arrojabas al fuego, saltaba
o si se intentaba destruirlo, desaparecía.
A muchos, la simple posesión de escri-
tos de esta naturaleza les costó la vida o
el tormento. Otros grimorios muy cono-
cidos fueron La llave menor de Salomón
(más conocido como Lemegeton), El li-
bro mágico de Honorio (en referencia al
papa Honorio), El Enchiridión del papa
León III, El pequeño Alberto, El gran Al-
berto (cuya autoría se atribuía a san Al-
berto Magno), Libro de Armadel y otros
con títulos no menos significativos y
animalescos, como El dragón rojo o La
gallina negra.
ASC

MUY HISTORIA 27
 Hay quien afirma que la caza de brujas fue un intento
consciente de las clases altas de disciplinar y frenar cualquier
intento de sublevación o insubordinación campesina
>>> época como el inquisidor y franciscano fray
Martín de Castañega, quien decía que Cristo, co-
nociendo la naturaleza perversa de la mujer, que
ya venía de Eva, la apartó de sus sacramentos por
cuanto son más fáciles de engañar por su natural
simpleza: «Más son de las mujeres viejas y po-
bres... porque como en los otros vicios la pobreza
es muchas veces ocasión de muchos males». Todo
un ejemplo de misoginia eclesiástica, que también
queda relejada en el Malleus Maleicarum, don-
de se pueden leer barbaridades como que «toda
la brujería proviene del apetito carnal, que en las
mujeres es insaciable».
En la caza y captura de la bruja satánica se daba
especial importancia al pacto demoníaco. Un as-
pecto curioso es que no se buscaba tanto encon-
trar el documento donde se hubiesen irmado las
anticlericales cláusulas con el demonio como las
marcas que este deja en el cuerpo de sus elegidas,
a modo de “letra escarlata” o divisa de ganadería
para distinguir sin problemas a sus reses. Eran
tiempos en los que se aceptaba la existencia de
las “marcas de bruja”, y los inquisidores las bus-
caban por todo el cuerpo; ni que decir tiene que
cualquier persona que tuviera un lunar, quiste,
mancha, juanete o cicatriz era candidata a estar
poseída por Satán. Una de las “marcas de bru-
ja” más innegables era el hecho de que la mujer
tuviera un pezón extra (politelia) o una mama
adicional (polimastia) en su anatomía. Para las
mentes inquisitoriales, su inalidad era la de ali-
mentar al “demonio familiar” que tenía a su ser-
vicio. Es un buen ejemplo para ilustrarnos de la
mala interpretación que podían hacer las mentes
retorcidas, histéricas y fanáticas de los fenóme-
nos naturales y isiológicos.
¿FUE UNA FORMA DE CONTROL SOCIAL?
La ilósofa Silvia Federici, en su obra Calibán y
la bruja (2004), airma que la caza de brujas fue
un capítulo indispensable para el desarrollo de las
relaciones capitalistas, incluida la división sexual
del trabajo. En este sentido, incide en que fue bá-
sico para la construcción de un orden patriarcal
en el que los cuerpos de las mujeres, su trabajo y
sus capacidades sexuales y reproductivas fueron
colocados bajo el control del Estado y transfor-
mados en recursos económicos: “La incompati-
bilidad de la magia con la disciplina del trabajo

DIFERENCIAS ENTRE
BRUJA Y HECHICERA
mbas figuras no son del todo equi- según la entendieron los tribunales del

A parables, y la línea divisoria entre

ellas ha sido establecida desde mu-
chos puntos de vista. Por ejemplo, Julio
Caro Baroja se limita a marcar una dife-
rencia geográfica, confinando a las bru-
jas en las regiones húmedas y rurales
del norte de la Península y dejando pa-
ra la España urbana el fenómeno de las
sortílegas o hechiceras.
Por su parte, los tribunales inquisitoria-
les perseguían y castigaban la brujería
y los hechizos como figuras jurídicas y
penales distintas. Para llegar a determi-
nar si existía uno u otro delito, el apa-
rato inquisitorial disponía de tratados
de demonología e instrucciones que le
ilustraban para clasificar hechos que se
presentaban a su consideración. En re-
sumidas cuentas, la diferencia jurídica,
Santo Oficio, se buscaba en la cualidad
herética del individuo transgresor, lláme-
sele brujo, sortílego, mago, hechicero,
curandero, etc. Este incurría en herejía
cuando se ponía de manifiesto que ha-
bía practicado la demonolatría (pacto
expreso o implícito con algún diablo) y,
por lo tanto, se consideraba que había
renegado de Dios. Es decir, hechiceras,
curanderas y alcahuetas –como la Ce-
lestina de Fernando de Rojas (a la de-
recha, Celestina despierta a Melibea,
grabado anónimo de 1883)– hubo mu-
chas durante esos siglos y sus delitos
eran considerados de baja estofa. La
adoración al diablo, sin embargo, era el
elemento decisivo que transformaba a
las meras hechiceras en herejes, perfec-
tas candidatas a los máximos castigos.
AGE

28 MUY HISTORIA
capitalista y con la exigencia de control social es
una de las razones por las que el Estado lanzó una
campaña de terror en su contra, un terror aplau-
dido sin reservas por muchos de los que hoy en
día son considerados fundadores del racionalismo
cientíico: Jean Bodin, Mersenne, el ilósofo me-
canicista y miembro de la Royal Society Richard
Boyle y el maestro de Newton, Isaac Barrow [...].
Un elemento signiicativo, en este contexto, fue la
condena del aborto y de la anticoncepción como
maleicium, lo que encomendó el cuerpo femeni-
no a las manos del Estado y de la profesión mé-
dica y llevó a reducir el útero a una máquina de
reproducción”.
Para Federici, la caza de brujas fue un intento
consciente de las clases altas de disciplinar y fre-
nar cualquier intento de sublevación campesina,
como prueba el hecho de que quienes las acusa-
ban eran miembros acaudalados y prestigiosos de
la comunidad. Según la autora, habría sido el pun-
to culminante de la intervención estatal contra el
cuerpo proletario en la era moderna.
Otra tesis, expuesta por el historiador británico
Hugh Trevor-Roper, basa esta locura colectiva
en una tensión local. En el siglo XIII, la sociedad
feudal entró en contacto con grupos heréticos que
no sabía muy bien cómo afrontar. Trevor-Roper

ASC
viene a deinir la caza de brujas como un síntoma EL CUERPO
de tensiones religiosas y culturales comparable DE LA MUJER.
con la masacre de los judíos en la Alemania nazi. ticiones (3.750). En estos últimos estaban inclui- Según la
Y no solo se justiicaría por la presión religiosa y dos los casos de brujería. concepción
patriarcal
social de la época, sino también por el concepto Pero la última epidemia brujeril no se da en el tradicional, el
peyorativo que se tenía de la mujer. continente europeo sino en América, siendo su es- pecho femenino
cenario la ciudad de Salem (en el estado de Massa- tenía una
chusetts), donde en 1692-93 varias vecinas fueron función
LA CAZA DE BRUJAS EN AMÉRICA ejecutadas acusadas de brujería. Fue un proceso exclusivamente
nutricia; de
La Inquisición española desarrolló su actividad excepcional y poco importante si lo comparamos
ahí que se
en los territorios de América a través de tres tri- con los del Viejo Continente, pero, quizá debido a representara a la
bunales establecidos en los virreinatos de Perú la escasez de hitos históricos trascendentales, estos Virgen como
(con sede en Lima) y Nueva España (con sede procesos de Salem han merecido una gran varie- nodriza de la
en México) y en Cartagena de Indias. Según el dad y cantidad de estudios (entre ellos, la obra tea- humanidad
historiador chileno José Toribio Medina, del tral de Arthur Miller) y han sido objeto de varias exponiendo un
seno (arriba, la
análisis de algo más de 1.000 causas juzgadas versiones cinematográicas, que han dado fastuo- Virgen de Melun,
por el Santo Oficio en América se especifican sidad a un proceso donde poco hubo de brujería y óleo sobre tabla
los siguientes casos: 243 por judaizantes, 5 por mucho de envidias e histeria colectiva. Compara- de Jean Fouquet,
moriscos, 65 por protestantes, 298 por bígamos, do con los holocaustos promovidos en la Europa 1450) o que se
40 por aberraciones sexuales, 140 por herejía, 97 de los siglos XVI y XVII, su repercusión fue insig- tomara la
polimastia como
por blasfemia y 172 por brujería (que, en reali- niicante. En total, en la América anglosajona se signo de
dad, eran casos de hechicería y superstición). De ejecutó a 36 personas por estas causas, porque los brujería.
los 49.000 procesados que hubo en España entre juicios de brujería se limitaron prácticamente a las
1550 y 1700, gracias a los registros de “causas de colonias del norte de Nueva Inglaterra. MH
fe” sabemos que las proposiciones heréticas, los
moriscos y los judaizantes se llevaban la palma
en cuanto a cantidad de procesos, siendo menos Escanea este código QR para
intensa la actividad inquisitorial en asuntos de saber más y profundizar en todos
los detalles sobre el célebre caso
luteranos (3.499), alumbrados (149), bigamia
de las brujas de Salem.
(2.790), ofensas al Santo Oicio (3.954) y supers-

MUY HISTORIA 29
 EL ETERNO
RETORNO DE
LAS BRUJAS
Las brujas, un tema tan antiguo como controvertido, cobran vigencia hoy a
la luz de los numerosos ataques perpetrados contra el género femenino; en
particular, debido al aumento del feminicidio y, en países como Sudáfrica,
Tanzania, Nigeria, Ghana, Kenia o la India, por el retorno a la caza de brujas, que
hunde sus raíces en una misoginia secular nacida en la Antigüedad clásica.

CAROLINA REAL TORRES

PROFESORA TITULAR DE FILOLOGÍA LATINA (UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA)

30 MUY HISTORIA
UN MITO QUE

ALBUM
RESURGE.
Y en todas las culturas.
Este grabado de un
brujo ventrílocuo
africano apareció como
ilustración en la revista
La Nature el 29 de mayo
de 1886.

MUY HISTORIA 31
 gente la pena de muerte por este “delito”.
Surge entonces la pregunta obligada: ¿cómo es po-
sible que, en pleno siglo XXI, existan cazadores de
brujas? ¿Cómo explicar que, durante siglos, miles
de mujeres hayan sido juzgadas, torturadas y eje-
cutadas, acusadas de ser portadoras de epidemias
para los hombres y para el ganado, de poseer po-
deres sobrenaturales y actuar sobre las fuerzas de la
naturaleza, de tener tratos con animales salvajes, de
practicar el culto al diablo...? Todo parece sacado de
un relato fantástico o simplemente de un mal sueño.
Pero ¿es lo fantástico lo contrario de lo real?
A menudo, pasa desapercibida la importancia que
tuvo la caza de brujas para establecer el papel de la
mujer en la sociedad actual. Hoy en día continua-
mos utilizando la palabra «bruja» como insulto a
aquellas mujeres que no siguen un patrón tradicio-
nal. Pero ¿quiénes eran estas brujas? Bruja era to-
da mujer que practicase la sexualidad fuera de los
vínculos del matrimonio y la procreación, que osara
desempeñar un rol impropio de su género o que no
acatara las normas sociales de su época.
Si examinamos este hecho desde el punto de vista
académico, comprobamos que la caza de brujas
continúa siendo uno de los fenómenos menos estu-
diados por la historia, en parte –según la opinión de
Silvia Federici, una de las escritoras más reconocidas
del feminismo anticapitalista, en su libro Calibán y
la bruja (Autonomedia, 2004)– debido a la trasno-
chada indiferencia de los historiadores hacia este
genocidio. Lo cierto es que un número tan elevado
de mujeres no podrían haber sido masacradas de no
ser porque planteaban un desafío a las estructuras
de poder, lo que convierte a la caza de brujas en un
fenómeno al que debemos regresar de forma reite-
rada –airma Federici– si queremos comprender la
misoginia que aún caracteriza la práctica institucio-
ASC

PANDORA. nal y las relaciones entre hombres y mujeres.

L
Según la a figura de la bruja –la hereje, la curande-
mitología griega, ra, la partera, la envenenadora, la adivina,
fue la primera la prostituta, la mujer emancipada– parece
mujer y, al abrir cobrar fuerza en el imaginario colectivo de
la caja que le
habían dado los una sociedad cuyos medios de comunica-
dioses, liberó ción nos salpican a diario con noticias tan
todos los males escalofriantes como el asesinato de mujeres por sos-
que aquejan a la pechas de brujería, impulsado por movimientos de
humanidad. justicia popular. La aparición en la República De-
Arriba, la
caricatura
mocrática del Congo de los bajakazi, una especie de
antifeminista de predicadores –en su mayoría mujeres– que afirman
James Gillray tener el poder de “detectar brujas”, o la existencia en
Pandora Ghana de “campos de brujas”, antesalas de la muerte
abriendo su caja donde todo tipo de mujeres marginales pasan sus
(1809).
últimos años de vida tras ser acusadas y repudia-
das por sus familiares y vecinos, son casos de brutal
actualidad. Está claro que este tipo de cacerías está
lejos de ser algo del pasado, teniendo en cuenta que
en algunos países como Arabia Saudí continúa vi-
El desencadenante de semejante violencia, con-
templado desde una perspectiva de género, tiene
en su origen el antiguo pensamiento misógino,
heredado de una tradición que hunde sus raíces
en el mundo clásico y que, aplicado a lo largo de
los siglos, ha resultado ser un eicaz mecanismo de
control social sobre las mujeres.
EL ORIGEN DE LA MISOGINIA
Las raíces históricas del universal antifemenino se
hunden en el mundo de los héroes clásicos, en so-
ciedades como la griega o la romana de las que so-
mos deudores, en las que los valores se conforman
de acuerdo con el arquetipo del varón guerrero y el
papel de la mujer se ve reducido a la reproducción y
las labores domésticas. Se entiende de esta manera
que, en nuestra tradición cultural, el ansia de perfec-
ción espiritual de los hombres haya aparecido >>>

32 MUY HISTORIA
 POCIONES Y
ALBUM

CONJUROS.
En este cuadro
de escuela
flamenca del
siglo XVI,
Poción de
amor, una
joven desnuda
efectúa un
encantamiento
que hace
aparecer a su
amado.

MUY HISTORIA 33
 ASC
FILÓN DE
ALEJANDRÍA.
Filósofo judío
helenístico del
siglo I (aquí,
retratado por
André Thevet en
1584) y autor de
De opificio
mundi (La
creación del
mundo), se
caracterizó por
su intento de
conciliar la
democracia con
la ley natural
divina, así como
por fundar
la tradición
misógina secular
de la Iglesia.
>>> unida demasiadas veces a un menosprecio ab-
soluto de la mujer.
Este sería el momento de hacer una relexión sobre
cómo la sociedad termina conigurándose alrededor
de unos valores masculinos excluyentes. Y es que ya
los griegos imaginaron una época dorada en que
los hombres vivían sobre la tierra lejos del mal y de
las enfermedades. El panorama que el autor griego
Hesíodo (Trabajos y días, 90-92, 112-116) nos pre-
senta en el siglo VIII a.C. no puede ser más idílico:
los hombres vivían como dioses. Por desgracia, la
situación cambió totalmente y la causa de esta catás-
trofe sin precedentes tiene nombre: Pandora, la pri-
mera mujer. Pandora representa el in de una época
que también el ilósofo griego Platón (Político, 271a)
plasmó en el mito de la época feliz de Crono, la Edad
de Oro, en la que los hombres nacían de la tierra,
tiempos gloriosos libres de génesis humana en cuyo
transcurso las cosas parecían inmutables, siempre
perfectas y no contaminadas por el nacimiento y la
muerte humanas; en suma, tiempos de hombres no
degradados en tanto que no nacidos de mujer.
Pero si hay un texto importante para comprender
el signiicado profundo de la misoginia occidental,
ese es el De opiicio mundi de Filón de Alejandría.
Este filósofo judío helenístico, contemporáneo al
inicio de la era cristiana y seguido más tarde por
gran parte de los padres de la Iglesia, podría estar
en el origen de una tradición misógina secular que
mantiene vivo el concepto de incapacidad femenina.
Dicho concepto dio pie a que teólogos, médicos y
políticos de épocas posteriores justiicaran la sumi-
sión de la mujer a la potestad del varón basándose
en su debilidad mental. Lo cierto es que los autores
cristianos son en buena medida responsables de la
34 MUY HISTORIA
Oficios como el culto
religioso y la medicina
quedaron reservados por
ley a los hombres
sexualización de la historia de la caída, con Eva ac-
tuando de tentada y tentadora, y los textos judíos
anteriores a la redacción del Nuevo Testamento
marcaron un camino por el que después muchos
transitaron con total y sospechosa tranquilidad. Sa-
bíamos que había un inierno, pero su geografía nos
fue desconocida hasta que un violento padre de la
Iglesia –Tertuliano– descubrió su puerta en cierto
lugar entre los muslos de las mujeres.
Esta fragilidad, esta suerte de incapacidad feme-
nina, relejada en los textos clásicos y medievales
y refrendada por el derecho romano, abarca todos
los aspectos de la condición femenina determi-
nando su exclusión de los oicia publica (cargos
públicos), que, por ley, quedan reservados para
los hombres (oicia virilia); entre ellos, los más
importantes desde el punto de vista de la perse-
cución a la que han sido sometidas las mujeres: el
culto religioso y la medicina. Su participación en
estos ámbitos les acarrea el caliicativo de magas o
hechiceras y, en muchos casos, la muerte.
EL SABER FEMENINO COMO REVOLUCIÓN
Si admitimos que la magia encierra un conjunto de
creencias y ritos de carácter sobrenatural, consti-
tuyendo –como airma George Luck en su Arca-
na Mundi. Magia y ciencias ocultas en el mundo
griego y romano (Gredos, 1995)– “una técnica cuya
creencia se basa en poderes localizados en el alma
humana y en el universo, más allá de nosotros mis-
mos”, o, dicho con otras palabras, “una creencia en
los poderes ilimitados del alma”, podemos aseverar
igualmente que la magia era concebida como algo
real y tangible por nuestros antepasados. La creen-
cia en las prácticas mágicas queda atestiguada por
diversas fuentes en la Antigüedad clásica y, más aún,
en la literatura, por lo que posiblemente su práctica
fuese algo común. A esto se suma la existencia de
restos arqueológicos tales como las tablillas de dei-
xio o maldición, los amuletos y los papiros mágicos,
auténticos compendios de magia donde se recogían
fórmulas y hechizos que pretendían controlar la na-
turaleza. Y, aunque la sociedad cristiana se mostró
siempre contraria a estas costumbres, tenidas por
bárbaras o extranjeras, aparecen como mecanismos
usuales en prácticas tan cotidianas como la medi-
 MAGAS
DEL VENENO.
El veneficium o
envenenamiento
era un delito
considerado
por griegos y
romanos como
típicamente
femenino y son
muchas las
mujeres del
mundo griego
tenidas por
magas y
envenenadoras,
como Medea.
En la imagen, el
cuadro Jasón y
Medea (1907),
del pintor
prerrafaelita
inglés John
William
Waterhouse.

ASC

cina o en ritos propios de la ciudad, pero siempre
asociadas a mujeres. Mujer, magia y medicina apa-
recen relacionadas en un principio.
No olvidemos mencionar la diicultad que existe a
la hora de distinguir magia, religión y medicina en
la Antigüedad, pues con frecuencia unas interve-
nían y coincidían con otras. La magia colaboró en
el desarrollo de la ciencia, reuniendo –como decía
el escritor latino Plinio el Viejo (Naturalis Historia,
XXX, 1-2)– “las tres grandes artes que tienen poder
sobre el espíritu humano: la medicina, la religión y
la astrología”. En particular, la magia médica resulta
de gran interés como forma de sanación más allá
de la practicable, centrándose mayormente en el
tratamiento de enfermedades de carácter psicoló-
gico, como forma de protección para individuos o
el hogar, mediante amuletos o mediante fórmulas
mágicas, para las tumbas y los muertos (contra po-
sibles profanaciones), y el conocido fenómeno de
la devotio, acción por la que se pactaba con fuerzas
divinas su intervención favorable contra un enemi-
go. Un amplio catálogo, que puede consultarse en La
magie dans l´Antiquité, de Michaël Martin (Ellipses,
2012), al que podemos añadir los maleicios para eli-
minar a un individuo, cuya ritualización aparece en
los papiros mágicos; los encantamientos para atraer
a una persona con ines eróticos mediante los agogai
y los philtrokatadesmoi; la confección de igurillas
que representaban a individuos y que, a menudo,
eran mutiladas, y la adivinación, otra arte mágica
por excelencia en varias formas, como la capacidad
de consultar a los muertos ofreciéndoles libaciones
que los hacían volver a la vida. Todas estas habilida-
des no estaban al alcance de cualquiera, a no ser que
perteneciera al género femenino.
Esta relación entre magia, mujer y medicina en-
cuentra su origen en los inicios de la medicina na-
turalista, en un estadio primitivo del pensamiento
en el que podemos hablar de una medicina mágica
ligada a la religión y la superstición, donde los >>>

MUY HISTORIA 35

ASC
MALDICIONES
ESCRITAS.
Sobre estas >>> límites que existían entre la magia y la medici-
líneas, la tablilla na no estaban claros. Luis Gil, en su obra herapeia.
de defixio o
maldición de
La medicina popular en el mundo clásico (Lingua,
Eyguières 1969), declara que no se diferenciaba entre “el vi-
(Francia). Este dente, el profeta, el sabio, el santo, el portador de
elemento de ‘mana’ y el mago”. En efecto, la primera etapa de la
hechicería del medicina romana fue de carácter precientíico; en
mundo
grecorromano
ella la curación estaba muy ligada a la superstición
consistía en una y las convicciones religiosas, por lo que podríamos
fina hoja de caliicarla como mágica e instintiva. Ejemplo de ello
plomo en la que son las múltiples referencias a epidemias y épocas de
se grababan hambruna que, en esa época, aparecen ligadas a fe-
maleficios contra
nómenos mágicos, castigos divinos y, curiosamente,
alguien.
al mal comportamiento de las mujeres.
Nos encontramos, por tanto, con una medicina po-
pular basada en remedios naturales y ejercida por
mujeres, atestiguada por una tradición oral que nos
habla de su labor como recolectoras y descubrido-
ras de las propiedades medicinales de las plantas,
las cuales jugaron un papel destacado en el ámbito
social, religioso y médico. Pero este espacio propio
se ve pronto invadido por la ignorancia y el miedo
al saber de las mujeres, que habían recurrido a sus
conocimientos para hacer pócimas, ungüentos, po-
madas, iltros de amor y otros preparados con los
que, según la creencia misógina y supersticiosa de
la época, preparaban venenos y remedios abortivos.
LA PREPARADORA DE BEBEDIZOS LETALES
Cualquier intromisión de la mujer en la práctica
médica pasó a estar castigada con la pena de muer-
te. Partiendo de este hecho y teniendo en cuenta
que las nociones que griegos y romanos tenían de
farmacología eran básicamente experimentales y, a
36 MUY HISTORIA
menudo, motivadas por supersticiones religiosas,
no debe extrañarnos que la nefasta costumbre de las
mujeres de manejar venenos, en el amplio sentido
del término, ocasionara numerosos y escandalosos
procesos por la creencia de que muchos de sus pre-
parados eran más tóxicos que curativos.
La asociación de la brujería con el consumo de dro-
gas alucinógenas, como estudia Geofrey R. Quaife
en su obra Magia y maleicio: las brujas y el fana-
tismo religioso (Crítica, 1989), explicaría elementos
sobrenaturales como los vuelos, las transforma-
ciones y otros poderes mágicos. Es cierto que las
diversas drogas, la mayoría de origen vegetal y de
uso exclusivamente femenino, tenían en común su
valor terapéutico y, por extraño que parezca, efectos
psicotrópicos. Entre las plantas más utilizadas se en-
cuentra la belladona (Atropa belladonna), llamada
en la Edad Media “planta de los hechiceros” en la
creencia de que brujas y magos la utilizaban para
adquirir extraordinarios poderes. En la Antigüe-
dad se empleaba como una droga psicoterapéuti-
ca, mixturada con brotes de álamo secos, hojas de
adormidera y beleño para calmar los dolores. El
beleño (Hyoscyamus), una planta que presenta al-
caloides tropánicos, tiene según los textos médicos
de la época grandes virtudes medicinales, actuando
como sedante y relajante muscular; sus propieda-
des alucinógenas la convirtieron en la hierba de las
brujas medievales, que, aplicándosela en forma de
ungüento, sentían tal ingravidez que se imaginaban,
en su escoba, volando por los aires. Su uso en los
supuestos aquelarres de la Edad Media relejaría la
persistencia de ritos ancestrales de la diosa madre y
el chamanismo, permitiendo a las practicantes, co-
mo señala J. Michelet en su libro La bruja (Maxtor,
2014), conectar con la naturaleza.
Por si esto no fuera suiciente, el veneicium o enve-
nenamiento era un delito considerado por griegos
y romanos como típicamente femenino. No por ca-
sualidad, en el mundo griego las mujeres eran con-
sideradas tradicionalmente magas (Circe, Medea,
Helena, etc.); de ahí a la acusación de brujería solo
había un paso, pues, si los antiguos creían firme-
mente en la eicacia de las prácticas mágicas, ¿cómo
no iban a sospechar de sus mujeres los hombres, ig-
norantes de cómo se preparaban los iltros de amor
y conocedores de la habilidad con que las féminas
los manejaban?
Se cree que, por entonces, muchos personajes en
la historia de Roma murieron por envenenamien-
to. El peligro social era evidente. Se desató así una
gran caza de brujas, conocida como veneicia ma-
tronarum, en la que se condenó y ejecutó a miles
de mujeres acusadas de envenenar a sus maridos
y a cuanto hombre se interpusiera en su camino.
Sin duda, en el subconsciente colectivo estaba la
bruja preparadora de bebedizos letales.

En la Antigua Roma también se desató una gran
caza de brujas conocida como veneficia matronarum
Con la persecución de estas mujeres, se perdió irre-
mediablemente un patrimonio de saber empírico
que habían acumulado y transmitido de generación
en generación. El posterior desplazamiento de la
bruja y la curandera de pueblo en favor del doctor
plantea la pregunta acerca del papel que el surgi-
miento de la ciencia moderna y la visión cientíica
del mundo jugó en el ascenso y en la disminución
de la persecución de las brujas. ¿Hubo una deter-
minación para que todo el universo del nacimiento
dejara de estar en manos de la mujer y pasara a la
igura del médico? En opinión de D. Jacquart y C.
homasset en Sexuality and medicine in the Middle
Ages (Polity Press, 1988), la base del miedo de los
hombres estaría en su desconocimiento de la sexua-
lidad femenina y de la sabiduría de las mujeres, más
en concreto de las obstetras.
HECHICERAS EN LA LITERATURA CLÁSICA
Fritz Graf, en su libro La magie dans l’Antiquité
Gréco-romain (Les Belles Lettres, 1994), analiza
con gran acierto la representación literaria de las
profesionales de la magia y sus rituales, mostran-
do que la mayoría de los testimonios están vin-
culados con la magia erótica, la nigromancia y la
pharmakeia. Estas hechiceras heredadas de la lite-
ratura griega serán ampliamente utilizadas por los
autores romanos, que les otorgan nuevos enfoques
y poderes mostrando a unas mujeres de habilida-
des muy superiores, más terribles que seductoras.
Así, monstruos femeninos aderezados con todo
tipo de rasgos animales calaron en el imaginario
¡ATENCIÓN,
PELIGRO!
Híbridos de
mujer y animal
como la sirena
o la esfinge, que
representan
grandes peligros
para los hombres
por su poder de
atracción,
ilustran a la
perfección la
misoginia y el
miedo a la
sexualidad
femenina del
mundo clásico.
Izda., la Gran
SHUTTERSTOCK
Esfinge de Guiza,
en Egipto.
popular transmitido a Occidente, relejo en última
instancia de la consideración social de los prac-
ticantes de magia. La hechicera muestra aquí de
nuevo el deseo sexual descontrolado de la mujer,
además de su actitud vengativa y posesiva, repre-
sentando el peligro del mundo salvaje, aquel que
excede los límites de lo urbano y lo cívico.
La magia pasa a convertirse en un peligro real
para la ciudad y la repulsión moral que provoca
la mujer que se dedica a estos menesteres se rele-
ja en un físico nauseabundo, espejo de su maldad
interior, como lo demuestra la imagen deforma-
da y grotesca de la bruja latina, con frecuencia ta-
chada de prostituta, borracha, alcahueta, cuando
no animalizada: víboras por cabellos, un rostro
escuálido y repugnante, aliento pútrido y mortí-
fero, se acompaña de ladridos de perros, gemidos
de lobos, ulular de búhos y silbar de serpientes.
Esta relación con el mundo de lo salvaje se tra-
duce en una de sus habilidades más comunes, la
capacidad de metamorfosis mediante el uso de
conjuros, brebajes y ungüentos, siendo la más co-
mún la transformación en aves. El hecho de estar
dotadas de alas sugiere un fuerte componente se-
xual que, con el tiempo, se convertirá en el tópico
de la bruja por excelencia: su irrefrenable lujuria.
Las alas darán paso a la escoba, un símbolo de
apariencia fálica y, a la vez, de domesticidad fe-
menina, que, asociado a la mujer, inundará los
ejemplos pictóricos medievales con connotacio-
nes más o menos machistas.
La hechicera surge así, en nuestra opinión, como re-
lejo de lo que la sociedad romana consideraba >>>
MUY HISTORIA 37
EL MITO
DE LILITH.
El pintor
prerrafaelita
inglés Dante
Gabriel Rossetti
hizo dos
versiones de
Lady Lilith (esta
es la de 1867,
con el rostro de
su amante en
aquel momento,
Fanny Cornforth),
cuadro en el que
intenta crear una
visión moderna y
desmitificadora
de esta figura de
la cultura hebrea,
primera mujer de
Adán, infanticida
y devoradora de
hombres.
ASC

>>>que la mujer era en potencia, lo que la mujer HÍBRIDOS Y OTRAS CRIATURAS

podía ser si escapaba al riguroso control del sistema
patriarcal por medio del conocimiento de las artes
oscuras que le eran propias. De nuevo, un irracional
impulso motiva sus actos: el desenfrenado deseo se-
xual que los hombres atribuyen a la mujer, represen-
tado desde inales de la Edad Media por la imagen
proyectada de un pene extendido.
En este sentido, la primera manifestación del mo-
vimiento feminista contemporáneo consistió en
denunciar la misoginia latente en la literatura a
través de estas imágenes estereotipadas de mujeres
monstruos, personiicaciones del mal, así como la
exclusión de la mujer de la historia de la literatura.
Producto de esta misoginia, y en relación a todo tipo
de fobias que los antiguos sintieron hacia la sexua-
lidad femenina, merece la pena recordar que deter-
minadas imágenes, como las de la esinge, la sirena
o la propia serpiente, se convirtieron en la ilustra-
ción perfecta de un gran peligro. Madres serpiente,
monstruos seductores mitad mujer-mitad serpiente,
mujeres serpiente que atraen, poseen y exterminan
devorando a sus víctimas, etc.: estas iguras simbó-
licas coniguran todo un abanico de posibilidades
de las cuales se hace eco no solo la tradición secular,
sino también la mitología, el folclore y la literatura.
Así, de la tradición clásica arrancan las referencias

38 MUY HISTORIA
 La condena de todo lo relativo a la magia destaca
desde un principio por su relación con la mujer
a aves nocturnas y rapaces, deseosas de nutrirse de
sangre y carne humanas (relejo, tal vez, del miedo
a las aves y a mamíferos voladores como el mur-
ciélago, a los que la fantasía popular transformaba
en peligrosos buscadores de sangre); a demonios
alados que asaltaban a los niños durante la noche;
a súcubos que se alimentaban de la fuerza vital de
los hombres causándoles la muerte; a seres híbridos
que aparecían justo después de medianoche, tras-
pasaban puertas y paredes, volaban y hasta poseían
algunos la capacidad de metamorfosearse. Estas
brujas con características vampíricas reciben dis-
tintos nombres según la óptica masculina y el mito
que representen: lamias, sirenas, arpías, émpusas y
estirges forman parte del folclore grecorromano y se
ijan para siempre en el inconsciente colectivo.
Nos asomamos a un universo de la muerte poblado
de mujeres-monstruo que, en general, representan
la negación de la esposa y de la madre; personajes
promiscuos y estériles, en su mayoría heredados de
la cultura hebrea y estrechamente relacionados con
la igura de Lilith, asesina de los recién nacidos, hija
de la noche que atormenta el sueño de los hombres
mientras se alimenta de su energía vital. Es posible
que este concepto nos haya llegado a través de Gre-
cia procedente de Palestina, donde estos diablos ten-
tadores capaces de adoptar forma femenina recibían
el nombre de lilim (hijas de Lilith) y se asociaban a
la crueldad y la lujuria.
No hay duda de que en la base del demonio asesino
de niños siempre hay una historia de feminidad no
realizada y, más especíicamente, de feminidad in-
vertida. Encontramos ejemplos de estos monstruos
en los mitos de las lamias o las estirges de tradición
clásica, espíritus errantes, devora-niños y seductoras
terribles, que, como Hécate, la Triple Diosa, protec-
tora de brujas y hechiceros, recorren los caminos en
busca de su maternidad fallida. Lamia, con cuerpo
de serpiente y pechos y cabeza de mujer, tras perder
a sus hijos, fruto del adulterio, vaga sin descanso
atormentando con su llanto a cuanto viandante se
cruza en su camino y devorando a los niños ajenos.
Su historia puede ir tomando aspectos diferentes se-
gún se mezcla con relatos de otras culturas, como La
Llorona del folclore hispanoamericano, las anjanas
de la mitología cántabra o las lamias búlgaras. Pero
la feminidad tensa y distorsionada se condensa en la
estirge, un tipo de bruja vampírica con rasgos de ave
rapaz cuyo relato más antiguo narra la transforma-
ción de la joven Poliphonte en ave como castigo por
su zooilia. Las estirges, descritas por el poeta latino
Ovidio (Fastos, VI, 131) como mujeres-pájaros se-
dientas de sangre, deben su nombre a su siniestro
chillido en medio del silencio de la noche, anuncio
de la inminente muerte de algún infante. Ambos
demonios son una advertencia contra las relaciones
sexuales fuera del matrimonio o contra natura, un
estremecedor ejemplo para todas las mujeres.
Otros casos curiosos de feminidad pervertida con
origen en la tradición clásica son las arpías, las eri-
nias y las furias, de características muy similares y
parte ya de nuestro acervo cultural. Su vinculación
con la noche y lo infernal las asocia igualmente a
Hécate, divinidad liminar y protectora de las encru-
cijadas, concepción por la que se generarán repre-
sentaciones tricéfalas de la diosa llamadas Heka-
teion y los cruces tendrán un papel destacado en la
magia. Esta deidad, más antigua que los propios dio-
ses, cuyo culto aparece atestiguado en invocaciones
en las tablillas de deixio y en himnos de los textos
mágicos, fue relegada en la Edad Media a guía de
las brujas, y los cruces de caminos fueron señalados
como lugares idóneos para los aquelarres. Sin duda,
la gran diosa y su séquito perdían su poder a me-
dida que el cristianismo y la supremacía masculina
del poder divino se expandían por Europa. Como
apunta Riane Eisler en su libro Sexo, mitos y políti-
ca del cuerpo (Editorial Pax, 2000), este cambio de
sexo, y con él la apropiación masculina de poderes
antes asociados a deidades femeninas, fue un eicaz
medio de apuntalar el dominio del hombre.
LA BRUJERÍA, UN OFICIO FEMENINO
La condena de lo relativo a la magia destaca desde
un principio por su relación con la mujer. Como
sostienen Karin Figala y Claus Priesner en su obra
Alquimia. Enciclopedia de una ciencia hermética
(2001), las palabras “mujer” y “magia” suelen apare-
cer juntas hasta la época moderna, de manera que se
cree que la historia de la magia, principalmente, se
escribe en femenino. Esta airmación es cierta desde
que en la Antigüedad las hechiceras fueron mujeres
y las deidades que protegían la magia diosas, por lo
que esta relación se basa en el temor, por parte del
patriarcado, al poder que puede desarrollar la mujer.
Podemos comprender entonces que la persecución
de la brujería haya sido un fenómeno altamente fe-
minizado, generado por una época de inestabilidad
y conlictos para y hacia las mujeres situadas en los
márgenes de la sociedad.
Respecto a la condición social de estas mujeres,
si tenemos en cuenta que nunca fueron conside-
radas ciudadanas de pleno derecho, sino que, >>>
MUY HISTORIA 39
 se explica anatómicamente. Como observan An-
ne Baring y Jules Cashford en El mito de la diosa
(Siruela, 2005), la dimensión creadora del cuerpo
de la diosa madre ha sido destruida y su cuerpo
desnudo, marcado con la abyección del envejeci-
miento, se acerca a la muerte.

REDESCUBRIENDO A LA MUJER QUE HAY

DETRÁS DE LA BRUJA
Asumimos que es en la Antigüedad clásica donde se
asientan las bases de este mito, así como la misoginia
que invade la sociedad moderna, lo cual condiciona
su evolución e interpretación hasta nuestros días.
Sin embargo, el mito de la ‘vieja bruja’ debe relacio-
narse con otros elementos culturales, como pueden
ser el pánico colectivo, la venganza, la envidia, el in-
terés económico o, en concreto, la concepción de lo
femenino como otredad desde la perspectiva de una
sociedad patriarcal misógina.
En buena medida, las hechiceras no fueron más que
mujeres sabias que tuvieron un conocimiento de la
naturaleza, que utilizaban para sanar. En cualquier
caso, la imagen de las mismas, relejada en la litera-
tura, se hizo más compleja y negativa con el avance
de la historia desde la Grecia clásica. En otros casos,
las hechiceras directamente no existieron, no fueron
más que vanas formas de justiicación de los males
que atacaban a la ciudad. Del mismo modo, la ciu-
dad utilizaría el temor a estas para usos propios de
control social, como también se haría más tarde a lo
largo de los siglos.
Desde la perspectiva literaria, tenemos criaturas hí-
bridas imaginarias de insaciable apetito por la san-
gre humana, fruto de la demonización de los vicios
y pecados femeninos, que convergen en la imagen
de la bruja medieval, vinculada a sacriicios y ase-
sinatos de niños. La bruja era un símbolo viviente
del «mundo al revés», una imagen recurrente en la
literatura y el folclore, vinculada a aspiraciones mile-
narias de subversión del orden social. Como escribe
Carolyn Merchant en he Death of Nature: Women,
ASC

LAMIA. Ecology and the Scientiic Revolution (Harper and

Criatura de la Row, 1980), la mujer-bruja, personificación de la
mitología griega >>> por el contrario, siempre estuvieron bajo la sexualidad no procreativa, fue perseguida como la
exportada al tutela de un varón, se entiende que la situación encarnación del «lado salvaje» de la naturaleza, de
folclore de de la magia sea también de marginación social. todo lo alborotador e incontrolable.
diversas
regiones, se la
La propia actividad mágica, como forma de vi- Hoy en día, desde muchos lugares de adoración,
caracteriza de da, maniiesta la marginalidad de estas mujeres, independientemente de qué religión se profese, los
muchos modos, que, en su mayoría, eran esclavas, extranjeras o hombres predican una moralidad sexual dictami-
también como mujeres humildes y sin recursos, habitualmente nada por una deidad masculina. ¿En qué momento
pérfida seductora ancianas y transmisoras de un saber ancestral por nos pareció natural que la sexualidad de la mujer
(arriba, Lamia,
1909, óleo del
vía oral. La vejez, un rasgo casi consustancial de se convirtiera en propiedad de los hombres? Solo
prerrafaelita las brujas, es símbolo, a su vez, de la inversión de al plantearnos esta pregunta comprendemos que
británico John W. la maternidad. La edad avanzada de la mayoría estos preceptos morales se crearon para mantener,
Waterhouse). de las brujas es el mitema que sustituye a la sen- una vez más, la jerarquía de poder entre hombres
sualidad y que se opone a las iguras positivas de y mujeres. No sorprende en absoluto la deinición
la abuela y de la madre. La falta de sensualidad que Silvia Federici nos ofrece de la caza de brujas

40 MUY HISTORIA

como una guerra contra las mujeres, un intento
coordinado de degradarlas, demonizarlas y des-
truir su poder social. Según su opinión, si la caza
de brujas fue en los siglos pasados (XV-XVIII) una
excusa para expropiar sus conocimientos médicos
y la independencia de sus cuerpos a las mujeres, en
la actualidad, la brujería es la excusa perfecta para
ejercer violencia sobre las mujeres, en especial las
humildes y ancianas.
Otros intentos por explicar las causas que provo-
caron la gran caza de brujas por parte de historia-
dores e interesados en el tema han señalado indis-
tintamente el empleo de drogas, el desvío de las
normas establecidas, la condición social, la edad,
etc., tratando de responder a las preguntas aún no
resueltas sobre este suceso oscuro de la historia de la
humanidad. Para nosotros, constituye un relejo del
miedo hacia ciertas manifestaciones de la naturaleza
femenina, de los propios temores de los acusadores,
así como de la intolerancia de una élite religiosa y
política que pretendía ejercer un férreo control so-
bre distintos estratos de la sociedad.
Como argumentábamos al principio, la caza de bru-
jas sobrevive hasta el día de hoy como un instru-
mento clave de división en muchos países, donde
las mujeres son recluidas, encarceladas o asesinadas
ASC
ARPÍAS,
ERINIAS,
FURIAS...
En la imagen, el
cuadro Orestes
perseguido por
las Furias (1862),
del pintor francés
academicista
William-Adolphe
Bouguereau, que
pinta a estos
seres mitológicos
con rasgos
vampíricos y
brujeriles.
bajo la acusación de brujería. Su importancia es
normalmente pasada por alto, debido a la extendida
creencia de que estos fenómenos pertenecen a una
era lejana y no tienen, por tanto, vinculación alguna
con «nosotros». Pero la lucha no es solo por el pa-
sado, por reivindicar la igura de estas mujeres, sino
también contra la violencia y la marginación que to-
davía ocurren en el mundo de hoy.
Lamias, estirges, arpías, etc., pertenecen a ese océa-
no de relatos orales que han nutrido y aún nutren
copiosamente la literatura y los mitos contemporá-
neos, que alimentan nuestro inconsciente de fan-
tasía y miedos ocultos. Aquí la bruja, el monstruo,
asusta, pero no resulta demasiado inquietante, no
perturba las formas que la sociedad se ha dado pa-
ra comprender lo real. Sin embargo, en los últimos
tiempos, las brujas parecen haber resurgido de
entre sus cenizas gracias a diversas iniciativas del
movimiento feminista, que ha decidido resucitar
su igura para liderar sus reivindicaciones. Actual-
mente, la «Campaña por la memoria de las mujeres
perseguidas por brujería» se propone investigar la
caza de brujas histórica y contemporánea y la re-
presentación de la memoria de estos sucesos y, an-
te todo, poner en relación la caza de brujas con la
violencia contra las mujeres de nuestros días. MH
MUY HISTORIA 41
 CU R A N DER A S, PA RT ER A S Y NODRIZ A S

SOSPECHOS S
HABITU LES
42 MUY HISTORIA
 SHUTTERSTOCK
CHIVOS EXPIATORIOS.
Sanadoras y otras
mujeres de ciencia fueron
quemadas en la hoguera
como en esta ilustración.

Las mujeres acusadas de brujería –la mayoría, campesinas pobres– tenían mucho
en común: ayudaban y sanaban a los demás. Se las consideraba mujeres sabias
pero, en nombre de la ciencia que practicaban, se las persiguió, condenó y
castigó. ¿Quiénes eran exactamente y a qué se dedicaban?

LAURA MANZANERA
PERIODISTA Y ESCRITORA

MUY HISTORIA 43
 LA BRUJA DE ENDOR.

ALBUM
Litografía (hacia 1900) con la
escena bíblica La bruja de
Endor conjura el espíritu de
Samuel ante Saúl. Es obra
del alemán Kunz Meyer
Waldeck (1859-1953).

44 MUY HISTORIA
L
a sombra de la brujería es alargada. En la
Biblia, Saúl consulta a la bruja de Endor, y
en la mitología clásica destacan las sibilas,
que profetizaban el futuro en los oráculos
griegos, y las estirges romanas, criaturas
aladas que chupan la sangre y comen
bebés. Sin olvidar a Circe, la hechicera capaz de
transformar a sus enemigos en cerdos.
Mientras hechiceras y pitonisas de leyenda se
asentaron en el imaginario colectivo, la bruja mo-
derna evolucionó hasta convertirse en alguien de
carne y hueso. Eso sí, mantuvo algunas caracterís-
ticas de sus antepasadas de icción.
En la Europa de la Edad Media, las mujeres pasa-
ron a ocupar un espacio en muchos ámbitos del
conocimiento; entre ellos, la ciencia, por entonces
centrada en la medicina. Su presencia y su cada
vez mayor peso supusieron pronto un problema
para la élite masculina, feudal y patriarcal, hasta
el punto de que en los siglos XIII y XIV se desen-
cadenó una ola de misoginia que se consolidaría
en el Renacimiento, con el consiguiente retroceso
de la presencia femenina en todos los terrenos... y
el inicio de la caza de brujas.
Las tenidas por brujas solían ser mujeres viejas y
pobres, ancianas sin recursos molestas para la fami-
lia y para la comunidad. Es decir, los chivos expiato-
rios ideales. Si, por un lado, que desempeñasen tra-
bajos relacionados con la sanación era algo a priori
positivo, por otro también tenían capacidad para
causar dolor e incluso la muerte si se lo proponían.
VÍCTIMAS DE LA MISOGINIA
En principio, cualquier mujer que pareciera mí-
nimamente independiente podía convertirse en la
víctima propicia: solteras, viudas, curanderas o sa-
nadoras... Con estas últimas, en su mayoría de ex-
tracción humilde y origen campesino, se cebaron
especialmente. Así lo recoge Norma Blázquez Graf
en El retorno de las brujas. Incorporación, aporta-
ciones y críticas de las mujeres a la ciencia (2011):
“Varios estudios realizados a partir de declaracio-
nes juradas efectuadas en Francia, Suiza, Austria,
Hungría, Inglaterra, Escocia y Nueva Inglaterra
revelan que muchas de las mujeres procesadas por
brujería eran en realidad curanderas”.
Eran las únicas que atendían a los que no podían
pagar la visita de médicos y cirujanos, solo al alcan-
ce de gente pudiente. En un clásico en la materia, La
bruja. Un estudio de las supersticiones en la Edad
Media, Jules Michelet apunta: “Durante mil años,
la bruja fue el único médico del pueblo. Los empe-
radores, los reyes, los papas, la gran nobleza tenían
algunos médicos [...], pero la masa del pueblo no
consultaba más que a la Saga o a la mujer-sabia. Si
no curaba, se la atacaba, se la llamaba bruja...”.
Algunas de las acusadas eran al mismo tiempo
hechiceras y sanadoras, una combinación que en
el siglo XXI puede parecer rara, pero que por en-
tonces resultaba obvia. Mona Chollet lo explica
así en Brujas: ¿estigma o la fuerza invencible de
las mujeres? (2019): “Ellas lanzaban o levantaban
sortilegios, proporcionaban iltros o pociones, pe-
ro también curaban a heridos y enfer-
mos, o ayudaban a las mujeres a parir”.
ASC
Representaban el único recurso que le
quedaba al pueblo y fueron miembros
respetados de la comunidad hasta que
sus actividades pasaron a asociarse a
artimañas diabólicas.
MUJERES QUE CURAN
Durante siglos, desde mucho antes
de la implantación del cristianismo,
numerosas mujeres habían ejercido
de sanadoras. Poseían una sabiduría
ancestral y popular basada en el cul-
tivo, recolección y uso de hierbas y
plantas medicinales, que transmitían
de madres a hijas. En palabras de Michelet, “una
religión fuerte y viva, como fue el paganismo grie- UN CLÁSICO.
go, empieza con la Sibila y termina con la Bruja”. Sobre estas
líneas, edición de
Según este historiador, la diferencia entre una y
2004 en Akal de
otra es que la primera predecía el maleicio y la La bruja (La
segunda lo ejecutaba. Sorcière, 1862),
Tanto los estamentos eclesiásticos y civiles como del historiador
la gente en general consideraban estas muestras francés Jules
de paganismo un tipo de magia, por lo que au- Michelet (1798-
1874).
tomáticamente se veía como algo negativo. Y no
ayudaba que en ocasiones las sanadoras untasen
su cuerpo con ungüentos que la Iglesia relacio-
naba con su supuesta capacidad para volar, so-
bre una escoba o no.
La preparación de ungüentos era uno de los ar-
gumentos más habituales en su contra. Puesto
que la brujería heredaba las supersticiones pa-
ganas, ya fuera de manera positiva (remedios)
como negativa (maldiciones), todo lo que la
ciencia era incapaz de explicar –muertes ines-
peradas, cosechas destrozadas, epidemias...– se
achacaba a la práctica de la brujería. Esto pasó
a ser una costumbre tan arraigada que a inicios
del siglo XX aún se daba en zonas rurales.
“Las mujeres acusadas de brujería habitual- >>>
Cualquier mujer independiente
–solteras, viudas, curanderas–
podía ser acusada de brujería
MUY HISTORIA 45
 >>> mente tenían un oicio: solían ser cocineras,
perfumistas, curanderas, consejeras, campesinas,
parteras o nanas, y realizaban sus actividades a
través del desarrollo de conocimientos que les
eran propios”, señala Blázquez. Distinguían las
plantas y les dieron nombre, controlaban los lu-
gares donde crecían y aprendieron a aprovechar
sus propiedades. Aun así, para elaborar las rece-
tas, aparte de estar familiarizadas con sus prin-
cipios activos, debían tener nociones cientíicas
avanzadas. Sin ir más lejos, para saber cuál era
el momento idóneo para recolectarlas precisaban
conocimientos astronómicos (las estaciones, las
fases de la luna...). Solo así podían preparar un-
güentos y pociones; de ahí que a menudo se las
reproduzca junto a un caldero.
Debieron desarrollar fórmulas, instrumentos y
técnicas que en el caso de la perfumería eran pa-
recidos a los de la cocina: la destilación, la extrac-
ción y la sublimación, propias de la alquimia. En
este campo, existe en la Antigüedad un personaje
femenino de referencia. La alejandrina María la
Judía (entre el siglo I y el III) creó procedimien-
tos y utensilios de laboratorio que se emplearían
durante siglos; entre ellos, el tribikos, un primiti-
vo alambique, el kerotakis, para extraer esencias
(aceites) de plantas, y también el famoso baño
María, aún vigente. Fue una precursora de la al-
quimia que tantas brujas usaron y, por tanto, de la
ASC

CAPACIDAD DE VOLAR. Esa era la creencia popular sobre las brujas (Tres química ya despojada de religión y mística.
mujeres y tres lobos, 1900, del ilustrador franco-suizo Eugène Grasset). Aparte de las curanderas, también parteras >>>

ASC
Lamia and the Soldier
LAMIAS: DE VAMPIROS (1905), cuadro de John
William Waterhouse.
A BRUJAS
L
a figura de la lamia –vocablo que en la Antigüe-
dad designaba a un monstruo de forma femeni-
na y de naturaleza sobrenatural– pasó a consi-
derarse sinónimo de bruja y a partir del siglo XV apa-
rece en los tratados sobre brujería.
El mito llegó a la Grecia clásica probablemente desde
Palestina, donde se creía que las lamias eran diablos
crueles y lujuriosos. Los llamaban lilim, es decir, hijas
de Lilith, quien según la cultura hebrea precedió a Eva
y se convirtió en demonio tras alejarse de Adán.
Como tantas otras cosas, las lamias griegas se adap-
taron al mundo latino. Una de las primeras referencias
a ellas aparece en la comedia de Aristófanes Las ra-
nas. También están presentes en los Fastos de Ovi-
dio y en Las metamorfosis de Apuleyo, donde reúnen
muchas de las características del vampiro.
Con el tiempo, las lamias pasaron de seductoras a
devoradoras que robaban bebés y los despedazaban.
Se las mencionaba para asustar a los niños, como
una especie de “hombre del saco”.

46 MUY HISTORIA
 ASC
MARÍA
LA JUDÍA.
También llamada
Míriam la
Profetisa, vivió
en Alejandría
entre los siglos I
y III de nuestra
era y fue una de
las fundadoras
de la alquimia y
la primera mujer
alquimista,
inventora del
celebérrimo
baño María. A la
izda., en un
grabado de
Michael Maier
de 1617.

>>>

MUY HISTORIA 47
PARTERAS
Y NODRIZAS.
En esta
miniatura del
siglo XV vemos
a dos de ellas
asistiendo a una
mujer que acaba
de dar a luz.
ALBUM
>>> y nodrizas estaban en el punto de mira. Hay
que tener presente que hasta que los hombres no
empezaron a asistir a los partos, ya en el siglo
XVIII, estos estaban totalmente en manos de las
mujeres. Y que era extremadamente fácil acusar-
las de la muerte de los recién nacidos.
La Iglesia las tenía por enemigas y no gustaban
nada a los sacerdotes por su poder sobre la fertili-
dad, la concepción, el embarazo y el nacimiento,
papel reservado a ellos. Usaban la belladona para
evitar el aborto, la salvia para los espasmos y el
cornezuelo como analgésico, cuando las normas
eclesiásticas dejaban claro que se debía parir con
dolor. Dado el nivel de sus conocimientos, no es
de extrañar que Paracelso, el padre de la medici-
na moderna, airmase en el siglo XVI que todo lo
que sabía lo había aprendido de las brujas.
También se las tachaba de usurpadoras por ser
expertas en materia sexual: curaban la impoten-
cia, facilitaban anticonceptivos y practicaban
abortos. Así deinía su papel el famoso tratado
Paracelso, padre de la medicina
moderna, afirmó que lo había
aprendido todo de las brujas
48 MUY HISTORIA
del siglo XV Malleus Maleicarum o El martillo
de las brujas: “Cuando no matan al niño, enton-
ces, obedeciendo a otro designio lo sacan fuera
de la habitación, lo levantan en el aire y lo ofre-
cen al Demonio”.
A las nodrizas, el otro grupo de sospechosas habi-
tuales, se les reprochaba provocar enfermedades
en los niños de otros, liberando así a los padres de
cualquier culpa. Según el Malleus, “les arrebatan a
sus hijos y se los cambian por otros”.
LA CIENCIA, COSA DE HOMBRES
Hasta inicios de la Edad Moderna, conocer las
plantas no solo se veía normal, sino necesario y be-
neicioso para la comunidad. Todo cambió cuando
empezaron a perseguirse algunos oicios populares
relacionados con el curanderismo o la hechicería y
cuando, a partir del siglo XII, la medicina pasó a
estudiarse en las universidades y se profesionalizó
bajo la mirada vigilante de la Iglesia, legitimándose
así el poder social establecido. Se prohibió prac-
ticarla sin título, algo que ninguna mujer podía
obtener por tener vetado el acceso a las aulas. De
la noche a la mañana, las sanadoras vieron cómo
se les prohibía desempeñar su trabajo mientras los
varones que lo ejercían contaban con el apoyo de
todos los estamentos privilegiados.
Aunque curanderas, parteras o herbolarias eran
 SHUTTERSTOCK
bien vistas por sus comunidades, las institucio-
nes, copadas por hombres, temían su inluencia,
es decir, que les hiciesen sombra. Resulta, así, ló-
gico que decidieran librarse de la competencia,
aunque no tanto que la minusvaloración de las
aportaciones femeninas a la ciencia desembocara
en la sangrienta caza de brujas.
Se las consideraba peligrosas por una triple razón:
por el mero hecho de ser mujeres, por poseer sa-
beres censurados por el clero y por competir con
el conocimiento cientíico masculino. Y se las per-
siguió sin tregua y sin valorar los resultados de su
labor; daba igual que sanasen o que no sanasen. El
Malleus lo dejaba claro: “Hay brujas que hieren y
curan, otras hieren, pero no pueden curar, y otras
solo curan [...] A causa del juramento prestado al
diablo, todas las obras de las brujas, incluso las
buenas en sí mismas, deben ser consideradas co- PLANTAS Y
REMEDIOS.
mo malas”. Esto ilustra el grado de intolerancia y de ellas. Ya no eran “normales”, sino seres demo- La belladona (en
rechazo que despertaban. níacos y destructivos, con poderes sobrenatura- la imagen, sus
les que ni ellas mismas podían controlar. “Por un frutos en otoño
lado, eran personas inluyentes a las que acudían en un bosque
REIVINDICATIVAS Y TRANSGRESORAS en busca de ayuda debido a las supersticiones, pe- de Baviera,
Alemania)
Pese a que la caza de brujas se ensañó con las que ro por el otro eran percibidas como subversivas,
era una de
de un modo u otro trababan la ciencia, cualquier desaiaban el dominio de los hombres en la esfera las plantas
mujer que llamase la atención –por levantar el pública y privada”, aclara Chollet. medicinales más
tono de voz, por practicar una sexualidad dema- Independencia, rebeldía y reivindicación. Cual- usadas por las
siado promiscua, por tener una fuerte personali- quiera que cumpliera alguno de estos requisitos curanderas.
dad...– o se saliese de la norma estaba en peligro. se colocaba en la diana que la conduciría a sufrir
El problema de fondo era desaiar los conceptos tortura y ensañamiento cargados de simbolismo.
de sumisión, domesticidad y pasividad, así que La matanza, como un acto social y público, tenía
a la mínima de cambio eran vistas como trans- un claro objetivo aleccionador y afectó especial-
gresoras que se alejaban del rol que se esperaba mente a las “mujeres de ciencia”. MH

LA CAZA DE BRUJAS, UNA GUERRA DE CLASES

M
ientras que la mayoría de las popular, haciendo de las mujeres el prin-

acusadas de brujería eran cam-
pesinas pobres, quienes las
acusaban solían ser miembros ricos y
prestigiosos de la comunidad –a menu-
do, los mismos terratenientes que las
empleaban–, con buenas relaciones con
el Estado central. Esto probaría, según
Silvia Federici, autora de Calibán y la
bruja (en la imagen, portada), la im-
portancia que tuvo en su persecución
la difusión del capitalismo rural. Este
implicaba expropiación y privatización
de la tierra, diezmos y otros impuestos
excesivos, aumento del precio del pan,
descomposición de las relaciones co-
lectivas...; medidas contra las que estas
mujeres protestaban.
En un intento de perpetuar los privilegios,
se temía la sublevación de las clases ba-
jas y, para evitarla, se atacaba la magia
ASC
cipal objetivo. Aunque estas no fuesen
expertas en hechicería o magia, eran re-
clamadas para curar, buscar objetos per-
didos, preparar pócimas de amor... Estos
supuestos poderes podían debilitar el de
las autoridades, con el riesgo de alterar
el orden establecido.
Federici habla directamente de una gue-
rra contra las mujeres, de “un intento
coordinado de degradarlas, demonizarlas
y destruir su poder social”. Según ella,
con la caza empezaron “los ideales bur-
gueses de feminidad y domesticidad”.
Esta historiadora feminista va más allá
y habla de la construcción de un orden
patriarcal en el que los cuerpos de las
mujeres, su trabajo, sus poderes sexua-
les y reproductivos “fueron colocados
bajo el control del Estado y transforma-
dos en recursos económicos”.

MUY HISTORIA 49
 EL ORIG EN Y EL U SO Q U E S E DIO A LOS AQ U EL A R R ES

SIMPATÍA POR
EL DIABLO La lucha contra la herejía se aprovechó de la credulidad de las
gentes y de un clima de psicosis colectiva para perseguir los
supuestos encuentros de las brujas con el demonio. Aunque
la idea de estos pactos surgiera en la Baja Edad Media, hasta
mediados del siglo XVI no se desarrolló en toda su plenitud.

ALBERTO DE FRUTOS
PERIODISTA Y ESCRITOR

50 MUY HISTORIA
 El aquelarre (1797-

ASC
1798), de Francisco
de Goya. Museo
Lázaro Galdiano,
Madrid.

MUY HISTORIA 51
 La primera referencia
escrita a un aquelarre se
sitúa en el contexto de la
última oleada de caza de
brujas en España (s. XVII)
tesis chocaba, así, con el Canon episcopi, una
inluyente guía disciplinaria que, en el siglo X,
había subestimado esos encuentros, negando la
fantasía de que había mujeres que sobrevolaban
la tierra en la quietud de la noche o montaban
animales. “¿Quién es tan estúpido y necio –se
preguntaba– como para pensar que todas estas
cosas que solo se hacen en espíritu suceden en el
cuerpo?”. Quienes se tragaban esos cuentos eran,
sencillamente, inieles, en tanto que, para Jaquier
(o para La Vauderye de Lyonois, un informe de
1460 sobre la persecución de las brujas en Lyon),
el demonio no se limitaba a ejercer su poder en
sueños, sino en lugares muy concretos. ¿Había o
no aquelarres?. Esa era la cuestión.
El concepto, expuesto ya por algunos inquisido-
res a partir del siglo XV, removía en un mismo
caldero las seculares leyendas de la hechicería y
las novedosas tramas de la herejía para bosque-
jar una suerte de ceremonia nocturna en la que
sus participantes renunciaban a Cristo y juraban
MET MUSEUM

lealtad al demonio a cambio de ciertos poderes,

en un ambiente de jarana y depravación.
Un folleto anónimo escrito en francés, Errores
ENTRE
PENUMBRAS. Gazariarum, abundaría en el citado concepto de

D
El interés por la écadas antes de que El martillo de las las sinagogas que, más tarde, se confundiría con
brujería en los brujas (1487) se convirtiera en un best el sabbat o aquelarre. La terminología no puede
países de habla seller de largo recorrido, el dominico sorprendernos menos, ya que, al in y al cabo, fue
alemana fue francés Nicolas Jaquier había dado acuñada en el seno de la Iglesia católica. Sinagoga
especialmente
fuerte a a la imprenta su tratado Flagellum y sabbat remiten al lugar de reunión del judaísmo
principios del haereticorum fascinariorum (1458). y al séptimo y sagrado día de la semana judía,
siglo XVI. En El terreno parecía abonado para las prédicas respectivamente, por lo que la continuidad en la
este grabado de demonológicas. Jean Vinet se había adelantado persecución resulta obvia.
Hans Baldung a Jaquier con su Tractatus contra daemonum
(Las brujas,
1510), el uso de
invocatores (hacia 1450), el español Alfonso de
tonos grises Espina estaba trabajando en su Fortalitium Fidei EL ORIGEN DE LA PALABRA
crea una (1464-1476) y, poco después, Pierre Mamoris Más confusa, sin embargo, es la etimología de
inquietante seguiría la estela de todos ellos con el Flagellum “aquelarre”. Durante mucho tiempo, los estudio-
atmósfera maleficorum (1488). Solo por dar una cifra, en sos creyeron que se componía de dos términos en
nocturna de la
que emergen las
el medio siglo que precedió a la publicación del vascuence: akerr (macho cabrío) y larre (prado),
tres brujas, Martillo, se escribieron hasta veintiocho tratados hasta que, en 1993, el antropólogo Mikel Azur-
reunidas sobre brujería. ¿Tanto había que contar? mendi reveló que la palabra nunca había existido
alrededor del La novedad de Jaquier estribaba en que, en sus como tal en euskera, sino que fue una construc-
caldero disquisiciones, se refería a una secta, los fasci- ción “forastera y culta, que el habitante del caserío
humeante.
narios, que adoraba a los demonios en “sina- jamás ha entendido ni entiende como escena de
gogas” y lo hacía por propia voluntad. Su hipó- diabólico macho cabrío y súcubos sacrílegos”.

52 MUY HISTORIA
 PREPARACIÓN
DE PÓCIMAS.
En el centro de este
grabado (Brujas
preparándose para
el sabbat, 1610,
Andries Stock),
tres hechiceras
elaboran ungüentos
que se untarán para
poder volar. A la
derecha, otra bruja,
montada en una
escoba alimentada
por los vapores de
MET MUSEUM

un caldero, es
arrastrada por un
demonio.

La primera referencia escrita a un aquelarre se Valpute, Borgoña, había visto a diez mil mujeres
sitúa en el contexto de la última y espeluznante cabalgando sobre palos). En Le Champion des
oleada de caza de brujas en el norte de España, a Dames, Martin le Franc reproducía la confesión
principios del siglo XVII, cuando unos inquisi- de una anciana que llevaba asistiendo a esas
dores de Navarra informaron a sus superiores de asambleas desde su juventud, lo que signiicaría
que estaban reuniendo informes sobre “juntas y que, a inales del siglo XIV, ya se les daba crédito.
aquelarres”. Con anterioridad, como ha apuntado
el historiador y folclorista Gustav Henningsen,
se hablaba de “ayuntamientos, conjuntamientos UN ARMA ARROJADIZA
y conventículos del demonio o congregaciones El aquelarre parece condición sine qua non pa-
del cabrón”, y, a inales del siglo XIV, las brujas ra la práctica de la brujería, entendida esta en el
de esa zona eran “emponzoñadoras”, “faytilleras”, sentido comunitario y rural que le daba Julio Ca-
“hechiceras” o “herboleras malas”. ro Baroja, en contraposición a la hechicería, más
Pero insistimos: en un principio, no todos los pe- propia de entornos urbanos y prácticas solitarias;
ritos en brujería apoyaron la existencia de sinago- si bien no acaban ahí sus diferencias: la pri- >>>
gas. En el libro quinto del Formicarius (1438), el
teólogo alemán Johannes Nider, tras entrevistarse
con varios inquisidores y jueces como Pedro de
Berna, plasmó una curiosa compilación de exor-
cismos, apariciones fantasmales y endemoniados
–tan misógina como todas las de su época: si ha-
bía más brujas que brujos era porque, merced a
su debilidad física y espiritual, las mujeres resul-
taban más propensas a las tentaciones demonía-
cas–; pero pasó por alto los conciliábulos. ESCOBAS
VOLADORAS.
Nider redactó el Formicarius mientras se desa- La primera
rrollaba el Concilio de Basilea, convocado por el representación
papa Martín V en 1431 y cerrado en Lausana en gráfica de esta
1449, y no es de extrañar que aquel foro propa- imagen tan a
menudo asociada a
gara, acaso involuntariamente, un sinfín de ideas
las brujas son estas
sobre brujería. Entre los asistentes se encontra- miniaturas de
ba, por ejemplo, el poeta Martin le Franc, cuyo Peronet Lamy para
manuscrito Le Champion des Dames, iluminado el manuscrito de Le
por Peronet Lamy, nos brindó, por vez prime- Champion des
ra, la imagen de unas brujas sobre unas escobas Dames (1440-1442),
del poeta Martin le
voladoras, todo un avance locomotriz tras los Franc (conocido en
ungüentos descritos por Nider (por la misma español como
época, en 1440, un prisionero manifestó que en Martín el Franco).
ASC

MUY HISTORIA 53
 MET MUSEUM
ATRACCIÓN
POR EL
HORROR. >>> mera, esencialmente, buscaba el daño y exi-
Un hombre gía un pacto con el diablo, la llamada conjuratio,
asoma la mientras que la segunda tenía, normalmente, un
cabeza por una
carácter mercantil.
trampilla a la
izquierda, A ojos de los demonólogos, si las brujas consti-
sosteniendo una tuían un grupúsculo más o menos organizado,
linterna y una la existencia de ritos y ceremonias particulares
horca. Se queda tenía que caer por su propio peso. Bien mirado,
boquiabierto de el concepto podría remontarse, incluso, al siglo
horror al ver
ante él a dos
XIII: la bula Excommunicamus del papa Grego-
brujas sentadas rio IX, padre de la Inquisición pontiicia, había
junto a un acusado a cátaros y valdenses de adorar a Satán,
fuego. Todos y, mucho después, Inocencio VIII, padre de la
miran hacia los bula Summis desiderantes afectibus (1484), que
monstruos y
duendes que
vino a avalar la existencia de las brujas, seguiría
han convocado. acechando sus sinagogas en las provincias del
Witches in a Delinado y la Saboya.
Hay Loft, 1807– De modo que el valor político del aquelarre como
1813, de arma arrojadiza contra determinados colectivos –
Thomas
no solo gnósticos, sino también campesinos con
Rowlandson.
ínfulas levantiscas– es incuestionable. Y si se decía
que los albigenses adoraban al diablo, ¿por qué no
meter en el mismo saco a las mujeres, a quienes se
acusaba de tener tratos carnales con Satán? Mu-
chos hombres fueron también acusados de practi-
car la brujería, cierto, pero la realidad es que más
del 80% de los juicios y las condenas subsiguientes
en Europa, durante los siglos XVI y XVII, afecta-
ron a las mujeres, cuyos cuerpos se redujeron, así,
a la condición de mercancías propiedad del Estado.
Las primeras víctimas de la caza de brujas se do-
cumentan en el siglo XIV, si exceptuamos el caso
de Angela de la Barthe, una mujer de Toulouse
que, según fuentes literarias (y poco verosímiles),
habría sido quemada en 1275. La mayoría de los
brotes se localizaban en áreas donde había cuajado
el movimiento cátaro, como la citada Toulousse o
54 MUY HISTORIA
ASC
EL GRAN CABRÓN. La conversión del diablo en
macho cabrío es otro de los iconos de la brujería,
como en esta miniatura de La Vauderye de Lyonois
(1460), informe sobre la caza de brujas en Lyon.
Carcassone. En esta última ciudad, docenas de per-
sonas fueron llevadas ante la Inquisición en mayo
de 1335 y algunas ejecutadas por sus actividades
mágicas y heréticas. Los testigos acusaron a cuatro
mujeres –y vale la pena registrar aquí sus nombres:
Paule Viguier, Armande Robert, Matheline Faure y
Pierrile Roland– de haberse jactado de asistir a un
sabbat celebrado en lo alto del monte Alarico, entre
las ciudades de Narbona y Carcassone.
Solo un mes después, en junio, la historia se repe-
tía en Toulouse, donde sesenta y tres individuos
pasaron por el mismo suplicio y ocho de ellos fue-
ron quemados en la hoguera. En este proceso, las
“brujas” Anne-Marie de Georgel y Catherine De-
lort confesaron haber formado parte del ejército de
Satanás y frecuentar los sabbat, que se celebraban
los viernes o los sábados por la noche. No hay que
echarle mucha imaginación para intuir que sus
testimonios fueron arrancados bajo tortura. Anne-
Marie señaló que su primer contacto con el Mal
tuvo lugar mientras lavaba la ropa de su familia,
cuando un gigante de piel negra y ojos como el
carbón le sopló en la boca y le confirió el poder
de desplazarse a los aquelarres para aprender los
secretos de las plantas y otros conjuros. A su vez,
Catherine Delort se hizo un pequeño corte en el
brazo izquierdo y con su sangre regó una pira he-
cha de huesos humanos. Invocado así el demonio,
que se apareció en forma de llama, este le enseñó
 La cueva de
Zugarramurdi, en
Navarra, escenario de
supuestos aquelarres
en el siglo XVII.

a envenenar a hombres y bestias con todo tipo de
pócimas (en gran medida, la acusación contra las
brujas solía poner el foco en su habilidad para des-
truir la concepción o entregar niños al diablo).
CUENTOS TRÁGICOS
Desde luego, asistir a esos fenómenos no estaba
al alcance de cualquiera. En 1460, dos inquisido-
res del norte de Italia trataron de iniltrarse en un
aquelarre, pero fueron descubiertos a tiempo por
los brujos y no vivieron para contarlo. Para en-
tender su mecánica, contamos, pues, con los tes-
timonios o confesiones de sus participantes, poco
iables a causa de la tortura y de la sugestión de la
época, para la que Pedro de Valencia, cronista de
Felipe III, propondría una cura más eicaz, la de
los “azotes y palos” antes que la de las “infamias y
SHUTTERSTOCK
sambenitos”, puesto que muchos reos no estaban
en su sano juicio. El título de la obra que escribió
este humanista, Discurso acerca de los cuentos de
las brujas (1610), no puede ser más afortunado.
Cuentos, sí, cuentos improvisados o forzados para
halagar los oídos de los inquisidores, cuyos interro-
gatorios atendían a las instrucciones del Consejo
de la Suprema y cuyas sentencias, apoyadas en frá-
giles indicios, nunca en pruebas, acelerarían el in
de esta barbarie.
En su imponente Enciclopedia de la brujería y la
demonología (1959), Rossell Hope Robbins re-
sume las cinco fases de un aquelarre prototípico. La caza salvaje
de Odín (1872),
La primera era la reunión en sí, que se celebraba cuadro de tema
de noche en un bosque, un cruce de caminos o, mitológico
en ocasiones, hasta en una iglesia, adonde la bru- del pintor
ja asistía volando o sobre un animal (una cabra, historicista
un carnero o un perro) que le dispensaba el >>> noruego Peter
Nicolai Arbo.

EL CIELO INFINITO
ay un momento en que la imaginación, más o menos des-

H atada, se convierte en una amenaza. Quimeras inofensi-

vas del pasado, pueriles visiones o simples costumbres y
ritos alimentan a la bestia del fanatismo. Sucedió, verbigracia,
en Roma en 186 a.C., cuando el escándalo de las Bacanales,
descrito por Tito Livio y abordado por Pedro Ángel Fernández
Vega en una reciente novela, implicó la represión de numero-
sas mujeres consagradas a esas fiestas.
Durante la Edad Media, antes de que volar fuera “delito”, el
monje inglés de origen normando Orderico Vital describió la
escena de los espíritus en pena que atravesaban los cielos en
busca de consuelo; y qué decir del mito de la cacería salvaje,
con esos cazadores sobrenaturales que atravesaban las es-
feras, cuya visión solía presagiar una catástrofe, o de las mu-
jeres que seguían a la dama Habounde, un espejismo del que
participaron muchas personas a mediados del siglo XIV.
ASC

MUY HISTORIA 55

ASC
CAMINO DEL
SABBAT.
Las reuniones >>> diablo; a continuación, los asistentes rendían
de brujas y homenaje a Satanás, quien, sentado en su trono,
demonios imponía su marca a las neóitas; posteriormente,
sucedían,
supuestamente,
tenía lugar el banquete, toda una saturnal de gu-
la coronada por un pastel mágico; luego, el baile,
de noche y en
escenarios en el que las brujas tocaban violas o arpas y los
como bosques
asistentes danzaban espalda contra espalda; y, i-
o cruces de
nalmente, el desenfreno de las relaciones sexua-
caminos, a los
les (a menudo incestuosas), puesto que ya decía
que acudían
volando. Arriba, Covarrubias en su Tesoro que las brujas ofrecían
Brujas “sus cuerpos y sus almas al demonio a trueco de
acudiendo a su una libertad viciosa y libidinosa”; en el fondo, una
sabbat (1880), estrategia funcional para corporeizar al Maligno y
del pintor hacerlo real a ojos del vulgo.
posromántico
Luis Ricardo Si esas icciones no hubieran tenido consecuencias,
Falero. si no hubieran derivado en un exterminio irra-
cional, sería para tomárselas a broma, y no es de
extrañar que muchos autores de nuestro Siglo de
Oro así lo hicieran. Don Quijote, tan engañadizo
a veces, sabía que “no hay hechizos en el mundo
que puedan mover y forzar la voluntad”, aunque,
en Los tratos de Argel, Fátima negociara con el de-
monio ciertos conjuros de amor. Las historias de
bailes y encantamientos a la luz de la luna son tan
obscenas y ridículas como la que encontramos en
1639 en Valdepiélagos, un pueblo de la campiña
madrileña, en el que las brujas se pusieron a danzar
“alrededor del cabrón y cada vez que bailaban le
besaban en el culo”, de acuerdo con el célebre rito
del bacium sub cauda (beso bajo la cola, abyecta
inversión de la veneración a Dios). En palabras del
56 MUY HISTORIA
Instrumentos de
tortura (Museo de
la Inquisición,
SHUTTERSTOCK
Cartagena de
Indias, Colombia).
EN AMÉRICA
n 1610, una real cédula de Felipe III esta-
E bleció en Cartagena de Indias, a la sazón
un populoso puerto de esclavos, el Tribu-
nal de la Inquisición, constituido por dos inqui-
sidores y un fiscal, a los que asistían varios se-
cretarios y alguaciles. Entre esa fecha y 1660,
el tribunal investigó a 450 sospechosos, se-
gún consta en el Archivo Histórico Nacional. Al
igual que sucedía en la metrópoli, la salvación
de las almas venía acompañada por un oculto
propósito de control social.
A juzgar por las declaraciones de los reos, la
inmensidad del océano no servía para acallar
el poder del diablo. Los mismos rituales y mas-
caradas que empezaban a estar de capa caída
en España se reproducían en la ciudad fundada
por Pedro de Heredia, escenario de autos de fe
como el que se celebró en su iglesia mayor en
1633, del que “salieron veinte y cinco personas,
las veinte y una de ellas por brujas, dos blas-
femos, un casado dos veces y una hechicera”.
Veamos algunos casos.
Diecisiete personas testificaron contra la viuda
Ana de Ávila, una mestiza vista “en las juntas de
brujas hacer las ceremonias de tales y dar bali-
dos como de chivato por el aire y convertirse en
gallinazo y mono y en figura de pavo”. La mujer
clamó por su inocencia, pero los jueces no tu-
vieron piedad: llevada a la cámara de tormento,
se le dieron siete vueltas de mancuerda, se le
impuso una fuerte multa y fue humillada en pú-
blico y desterrada por cuatro años.
A la mulata Ana de Mena, tres mujeres la acu-
saron de invocar a demonios y citarse con uno
llamado Cojuelo; reclusa en las cárceles secre-
tas del Santo Oficio, confesó haberle prome-
tido “el primer pecado que cometiese o el pri-
mer bocado que comiese”. Doscientos azotes
y el destierro fueron su condena.
Y otra más para cerrar este catálogo de iniqui-
dades. Se llamaba Justa y era una mulata al
servicio de la señora María Ana de Armas Cla-
vijo. Tras recibir y reconocer a Lucifer como su
dios y señor, le besó el trasero y bailó alrede-
dor de él con candelillas en las manos. La sen-
tencia resolvió que saliese en auto de fe con
insignias de bruja y fuese admitida a reconci-
liación con hábito y cárcel de seis meses, no
sin antes confiscarle todos sus bienes.
 VISIONES DEMONÍACAS. Detalle del panel central del Tríptico de
las tentaciones de san Antonio (1498), del genial pintor y grabador
ALBUM

ALBUM
neerlandés Hieronymus Bosch o El Bosco (1450-1516).

profesor José Manuel Pedrosa, un grotesco colofón
para “uno más de los procesos por brujería y por
culto diabólico que tuvieron lugar, cada vez más
reducidos a acumulación de testimonios de desór-
denes patológicos, fábulas disparatadas y lugares
folclóricos comunes, en el siglo XVII”.
EL PÁNICO FINAL
Sin embargo, antes de que el mito de los aquelarres
se fuera diluyendo a mediados de esa centuria, la
“gran ola de pánico” se llevó por delante a muchos
inocentes. La quema de brujos en Pays de Labourd,
al otro lado de los Pirineos, no tardó en desplazarse
a la Península. Así, la comisión real de Pierre de
Lancre para “purgar el país de todos los brujos y
brujas bajo el imperio del demonio” recibió amplio
eco en el norte de Navarra y, particularmente, en
Zugarramurdi en 1610, tras las declaraciones de la
joven María de Ximildeguila, vasalla temporal del
demonio [ver artículo en página 84].
De hecho, el contexto en que se desarrolló esa per-
secución fue el más infausto de la historia, ya que,
por mucho que las brujas parezcan hijas de la Edad
Media, fue en los siglos XVI y XVII, y en concre-
to entre los años 1580 y 1630, cuando la locura se
desató en el Viejo Continente, sin importar lo que
pensaran o dijeran las mejores mentes de aquella
generación, como el escéptico Montaigne en Fran-
cia, nuestro sarcástico Francisco de Quevedo o los
astrónomos Kepler (cuya madre fue encarcelada)
y Galileo (él mismo acusado de herejía).
MUJERES
PODEROSAS.
Y hay una razón inquietante, puesta de maniiesto Sobre estas
por Silvia Federici en un portentoso ensayo imbri- líneas, una
cado en la tradición marxista, Calibán y la bruja. ilustración
Las viejas relaciones feudales “estaban dando paso en color que
a las instituciones económicas y políticas típicas del muestra a
dos brujas
capitalismo mercantil. Fue en este largo ‘Siglo de provocando la
Hierro’ cuando, prácticamente por medio de un lluvia mediante
acuerdo tácito entre países a menudo en guerra un conjuro.
entre sí, se multiplicaron las hogueras, al tiempo Contra estos
que el Estado comenzó a denunciar la existencia supuestos
poderes ocultos
de brujas y a tomar la iniciativa en su persecución”. se dirigió la
Según esta autora, no cabe hablar de espontanei- persecución del
dad en esa cacería, cuyo refinamiento implica- Estado.
ba flujos considerables de capital –mucha gente
trabajaba al servicio de la causa, desde juristas a
impresores, y promover el miedo en todos los es-
tratos sociales tampoco salía gratis–. “No puede
haber duda, entonces, de que la caza de brujas fue
una iniciativa política de gran importancia”, prosi-
gue Federici, quien recuerda una evidencia que la
leyenda negra sigue poniendo en entredicho: las
cortes seculares llevaron a cabo la mayoría de los
procesos y, en ese marco, los países donde operaba
la Inquisición, como España o Italia, presentaron
un balance de ejecuciones muy inferior, por ejem-
plo, al de las naciones protestantes. MH
Escanea este código QR para saber
más sobre los aquelarres: ¿cuál es
el origen de la palabra?, ¿fueron
reales o solo se trató de un mito?...

Supuestamente, un aquelarre prototípico constaba de cinco

fases: la reunión, el homenaje a Satanás –que imponía su
marca a las neófitas–, el banquete, el baile y el desenfreno
MUY HISTORIA 57
 Auto de fe en la plaza Mayor
de Madrid (1683), óleo de
Francisco Rizi que puede
verse en el Museo del Prado.
Recrea un auto celebrado
el 30 de junio de 1680 y
presidido por Carlos II y su
mujer, María Luisa de Orleans.

58 MUY HISTORIA
 R E A L IDA D Y MI TO

GUERRA A
LA HEREJÍA
EN ESPAÑA Y EL NUEVO MUNDO
Existe la convicción enraizada de que la Inquisición española
lideró la persecución de herejes y brujas en Europa,
extendiendo además sus ramificaciones por América. Sin
embargo, los hechos históricos probados parecen contradecir
esta opinión generalizada.

JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ GARVI

DIVULGADOR Y ESCRITOR
ASC

MUY HISTORIA 59
ASC

ARTÍFICES DE
LA REFORMA.

V
Sobre estas arias investigaciones recientes han
líneas, Retrato demostrado con rigor y datos con-
de Lutero y trastables cuáles fueron las cifras
Melanchthon
(1543), óleo reales de las víctimas provocadas
sobre tabla por el celo inquisitorial a la hora
realizado por de reprimir la brujería. Un estudio
Lucas Cranach elaborado por los economistas norteamerica-
el Viejo y su nos Peter T. Leeson y Jacob Russ y publicado
taller. Cranach
fue amigo y
en The Economic Journal, prestigiosa publica-
admirador ción de carácter académico, ofrece una nueva
de ambos perspectiva sobre el tema que puede servir para
reformadores desmontar los viejos mitos instalados.
protestantes
alemanes.
CUESTIÓN DE CIFRAS
Aunque el artículo está planteado desde un pun-
to de vista económico, en relación a los graves
problemas sociales, religiosos y políticos que
afectaron a la Europa del Medievo y el Renaci-
miento, deja claro que no fue en España donde
una brutal persecución se cebó con las presuntas
brujas. Mediante gráicos, los dos economistas
demuestran que Alemania encabezó la lista de
países dignos de ser considerados “martillo de
herejes” al ejecutar a más de 16.000 personas,
en su mayoría mujeres, por hechicería. En esta
truculenta clasiicación le sigue Suiza, con unas
10.000, aunque supera a Alemania en números
absolutos, al llegar a los 980 juicios por cada
100.000 habitantes. Escocia ocupa el tercer lu-
gar en el podio, con 3.000 ejecutados y una tasa
de 509 procesos por cada 100.000 habitantes.
Francia, España e Italia completarían el cuadro
de países inquisidores.
En Alemania y Suiza, la persecución contra la
brujería ocultó motivaciones alentadas por riva-
lidades políticas y personales. En muchas ocasio-
nes, los falsos testimonios y denuncias servían
para acusar al enemigo en medio de un clima de
histeria colectiva alentado por un despiadado
ejercicio de intransigencia religiosa. La polariza-
ción entre la Reforma protestante y la Contrarre-
forma avivó el fuego, nunca mejor dicho.
En España, la situación difería sensiblemente de
la de Centroeuropa. Las ideas protestantes no
encontraron gran acogida en la Península, sobre
todo por el férreo control ejercido por la Iglesia
católica. Al mismo tiempo, las investigaciones

60 MUY HISTORIA
contra brujas y herejes estaban en manos de la
Inquisición, una cierta garantía procesal que
evitaba los tumultos populares que acababan
con las atroces ejecuciones de los sospechosos
en Alemania y Suiza. La naturaleza del sistema,
por brutal que pueda parecernos desde la pers-
pectiva de nuestros días, limitaba la trascenden-
cia de las acusaciones falsas contra inocentes.
Por último, los tribunales inquisitoriales con-
cedían mayor importancia a la conversión y el
arrepentimiento de los condenados por mante-
ner tratos con el diablo que a la ejecución ejem-
plarizante o vengativa.
Todas estas circunstancias contribuyeron a que en
España fuera mucho menor que en otros países
europeos el número de hechiceras sentenciadas a
morir en la hoguera en multitudinarios autos de
fe, lo cual no quiere decir que no existieran pro-
cesos de gran relevancia social, como fue el de las
brujas de Zugarramurdi. Se calcula que, de todos
los procesos inquisitoriales incoados en España
en el periodo comprendido entre mediados del
siglo XVI y principios del XVIII, tan solo un 8%
fueron por brujería. En total, se estima que fueron
ejecutadas medio centenar de mujeres acusadas
de practicar la brujería, cifra muy alejada de las
aportadas por los propagandistas de la leyenda
negra, que sin fundamento histórico elevan ese
número a varios miles para equipararlo al de
otros países mucho más punitivos.
PERSECUCIÓN DE LOS NANAHUALTIN
El ámbito de actuación de la Inquisición española
extendió su jurisdicción a los dominios del Nue-
vo Mundo. A su llegada a Mesoamérica, los mi-
sioneros católicos se encontraron con la creencia
extendida entre los nativos en la existencia de los
nanahualtin. La figura del nahualli estaba muy
arraigada en el folclore de los pueblos mesoame-
ricanos y era deinido como un ser sobrenatural
que entre sus poderes tenía la capacidad de trans-
formarse en un animal o en un elemento de la
naturaleza. En un sentido más amplio, también
podía realizar actos vinculados con lo que podría
identiicarse, a un lado y a otro del Atlántico, con
la práctica de la hechicería.
En una interpretación simplista de esta realidad,
los religiosos españoles no tardaron en identii-
car al nahualli con un brujo que podía andar en
tratos con el diablo para obtener sus poderes. Es-
De todos los procesos inquisitoriales en España entre
los siglos XVI y XVIII, solo un 8% fueron por brujería
ASC
CONCILIO
DE TRENTO.
ta caliicación bastó para que se diera inicio a una Celebrado entre
persecución contra todos aquellos que tuvieran 1545 y 1563
esta consideración entre los nativos. en periodos
discontinuos,
En su obra Historia general de las cosas de la de este concilio
Nueva España (1585), el misionero francisca- ecuménico de la
no Bernardino de Sahagún hizo referencia a los Iglesia católica
nanahualtin , a los que presentó como brujos salió la
que se dedicaban a espantar a la gente duran- respuesta a la
Reforma
te la noche y a chupar la sangre de los niños. protestante: la
Comentarios como los vertidos por Sahagún Contrarreforma.
inluyeron negativamente en la imagen que los En este cuadro,
españoles se formaron de los nanahualtin, aun- Tiziano pintó
que el mismo autor reconociera en su obra la una de sus
sesiones.
importancia de las mujeres consideradas nana-
hualtin en su papel de parteras o comadronas
en la sociedad indígena.
Aunque algunos misioneros y autores de la
época establecieron una clara distinción entre
las nanahualtin y las brujas, según el concepto
que se tenía de estas últimas en Europa, otros
no tardaron en establecer una conexión directa
entre ambas iguras. También hay que destacar
que, en el contexto de la persecución contra
prácticas consideradas idólatras, se abrieron
procesos contra sacerdotes mexicas a los que se
consideró brujos.
En el Nuevo Mundo encontramos así destacados
ejemplos de juicios contra presuntas brujas –en-
tendidas como mujeres seducidas por el demonio
para ponerse a su servicio a cambio de obtener
poderes mágicos– y contra caciques, que practi-
caban la hechicería por motivaciones oscuras.
MUY HISTORIA 61
 MAGOS Y HECHICEROS MESOAMERICANOS
n un artículo titulado Cuarenta cla- capacidades. Un tercer grupo estaría for- los más comunes y temidos. El brujo o

E ses de magos del mundo náhuatl, el

historiador mexicano Alfredo López
Austin, considerado uno de los mayores
expertos en cultura precolombina me-
soamericana, estableció cinco grandes
categorías de magos y hechiceros en
Nueva España.
Los tlatlacatecolo eran hombres y muje-
res que practicaban la magia para causar
el mal a sus semejantes, ya fuera por pro-
pia voluntad o por encargo de otros. Una
segunda categoría encuadraría a las per-
sonas con poderes sobrenaturales; aquí
se haría una doble distinción entre los te-
rroríficos nanahualtin y aquellos a los que
alguna divinidad había concedido ciertas
mado por los llamados “dominadores
de meteoros”, capaces de controlar a su
antojo los fenómenos de la naturaleza y
a los que se encargaba de proteger los
cultivos. Por su parte, los tlaciuhque esta-
rían especializados en predecir el futuro,
mientras que los tícitl ejercerían de cu-
randeros, depositarios de una sabiduría
ancestral que les permitía sanar cuerpo
y alma mezclando medicina tradicional y
rituales mágicos (en la imagen, un tícitl
con sus pacientes, dibujo del Códice
Magliabecchiano, siglo XVI). Todos da-
ban muestras de sus poderes, positivos o
negativos, desde niños.
Entre todos ellos, los nanahualtin fueron
nahualli tenía la facultad de echar mal
de ojo, además de poder transformarse
en animales extraordinarios o incluso
en fuego. En su versión femenina, era
capaz de desencadenar desastres na-
turales y de usar la magia en beneficio
o perjuicio de una comunidad. En su fa-
ceta masculina, podía adoptar la natu-
raleza de un perro negro de gran tama-
ño que acompañaba a las brujas en sus
andanzas o las transportaba de un lugar
a otro para que acudieran a sus reunio-
nes diabólicas. En todos estos elemen-
tos y manifestaciones sobrenaturales
encontramos analogías con las brujas
que fueron perseguidas en Europa.

EL CASO DE “LA CHUPARRATONES”
Uno de los casos que causó mayor conmoción
en la sociedad del Nuevo Mundo fue el proceso
seguido a partir de 1686 contra Josefa Ramos,
conocida también como Josefa de la Cruz, Jo-
sefa de San José o “la Chuparratones”. Mestiza
originaria de Querétaro –aunque otras fuentes
la presentan como mulata o “coyote”, mezcla de
indio y mestizo–, tenía unos 20 años y estaba
casada con Juan de la Cruz, zapatero remendón
de origen indígena. El matrimonio vivía en la
localidad de Celaya, sin que hasta entonces su
comportamiento hubiera alterado la tranquili-
dad de su comunidad.
El 4 de febrero de 1686, Josefa se presentó vo-
luntariamente ante el representante del Santo
Oicio en Querétaro para denunciarse a sí mis-
ma por los delitos de “hechicería y brujería, con
toda especie de pacto y apostasía y denegación
universal de toda la fe católica”. Según el relato
de las declaraciones contenidas en los legajos del
sumario, su intención al entregarse era descargar
su conciencia y pedir perdón.
Ante la confesión de Josefa, la Inquisición abrió
una investigación para esclarecer los hechos. Las
actividades de la presunta bruja eran bien cono-
cidas por sus vecinos y encajaban con la ima-
ALBUM
gen arquetípica de una hechicera del continen-
te europeo, en este caso trasplantada al Nuevo
Mundo. Ante el iscal declaró su participación
en varios casos relacionados con el suministro
de pociones y polvos con supuestas propiedades
mágicas a aquellos que acudían a ella en busca
de ayuda para solventar rivalidades amorosas o
causar daño a otras personas.
El fiscal tomó declaración a la acusada y a
los numerosos testigos, que corroboraron los
hechos denunciados por la propia Chuparra-
tones. Ella afirmaba que incluso recibía en su
casa cerrada la terrorífica visita nocturna de
un sujeto invisible que la llamaba por su nom-
bre. Josefa identificó al extraño con el demo-
nio cuando este le pidió que fuera su esclava.
En un principio la mujer se negó al trato, pero
ante la insistencia terminó cayendo en la ten-
tación. Satanás exigió a su nueva acólita que
no rezase ni fuera a misa; tampoco debía en-
comendarse a Dios. Ambos sellaron el acuer-
do mediante el intercambio de presentes: él le
entregó un perrito de color negro y ella a él
un rosario, que como era de esperar el diablo
rechazó bruscamente. Resulta llamativa la pre-
sencia de un animal negro, que nos recuerda a
los gatos asociados a las brujas europeas.

62 MUY HISTORIA
En América, hubo juicios
destacados contra
presuntas brujas y contra
caciques y sacerdotes
considerados hechiceros
El asunto se fue complicando más y más: lo que
había empezado siendo una autoinculpación
por realizar prácticas de hechicería considera-
das leves pasó a ser un complejo caso en el que
no faltaron las acusaciones de inducción demo-
níaca contra varias mujeres [ver recuadro en
página 65]. En esas mismas fechas, la ciudad de
Querétaro se vio sacudida por las noticias que
hablaban de unas “jóvenes virtuosas” de origen
español poseídas por el demonio. Se dijo que su
estado se debía a una serie de maleicios en los
que habían mediado unos diablos que respon-
dían a los nombres de Guatzin, Gorra, Mosca y
Jefe, entre otros, que colaboraron estrechamente
con ciertas brujas.

UN CLIMA DE HISTERIA COLECTIVA

En medio del estupor general, los frailes de la
orden de San Francisco tomaron cartas en el
asunto y se encargaron de asistir a las doncellas.
Durante los exorcismos, los testigos aseguraron
que los religiosos dialogaron con los demonios
que se expresaban a través de las jóvenes. En me-
dio de un clima de creciente paranoia, los dedos
de muchos señalaron a Josefa Ramos como líder
de las brujas que habían endemoniado a las don-
cellas. La Chuparratones fue acusada entonces
de ser “el principal instrumento y causa de los
maleicios”, al mismo tiempo que su madre, fa-
llecida en fechas recientes, fue considerada bruja
inductora de las malas artes que su hija había
ASC

aplicado a las virtuosas jóvenes. BERNARDINO

De los “interrogatorios” a los demonios, los
frailes franciscanos dedujeron que eran catorce
las doncellas afectadas, número que podía au-
mentar mientras las brujas siguieran activas. Los
contundentes métodos empleados para endemo-
niarlas consistían en rasgar sus vestidos a la sali-
da de misa, perseguirlas por las calles para arro-
jarles piedras y clavarles alileres en la garganta
y en varias partes del cuerpo. Josefa Ramos fue
acusada directamente de emplear esas prácticas
con dos de ellas, además de usar solimán, com-
puesto a base de mercurio que se usaba como
cosmético o veneno, para impregnar los paños
DE SAHAGÚN.
con los que se cubrían. Mediante esta práctica, Misionero
los demonios entraban en el cuerpo de sus vícti- franciscano en
mas a través del cabello. América, fue el
autor de Historia
Otros testimonios airmaban que el maleicio en general de las
una de las doncellas se había consumado me- cosas de la
diante una manzana envenenada entregada por Nueva España
Josefa, en una escena que nos recuerda podero- (1585), una gran
samente al cuento de Blancanieves y que tam- obra etnográfica.
bién hace referencia al mito del pecado original.
Cuando la mujer probó el fruto sintió que sus
labios y lengua quedaban adormecidos, al mis-
mo tiempo que se le hinchaba el vientre. La

MUY HISTORIA 63
 ASC
COSA DEL
DEMONIO. infestación, en otros casos, se habría pro- que refrendaba su postura oficial. El clima de
La superstición ducido simplemente abrazando a la víctima. temor y preocupación que se respiraba en la
y la psicosis
colectiva fueron Sucesos como estos sirvieron para sustentar la ciudad hizo el resto.
el caldo de acusación contra la presunta culpable de estos Josefa Ramos fue inalmente juzgada por dos cau-
cultivo de casos embrujamientos. sas diferentes: en la primera, se la acusó de ser-
de supuestas Desde la perspectiva de un análisis más racio- virse de maleicios y pócimas para perjudicar a
posesiones nal, todo apunta a que el caso de las jóvenes su amante y a la cuñada de este, además de haber
demoníacas
como el de la
virtuosas endemoniadas supuestamente por pactado con Satanás; en la segunda, se le imputó
Chuparratones. Josefa Ramos y otras brujas mestizas, que tan- la posesión diabólica de las jóvenes virtuosas de
Arriba, el fresco ta preocupación despertó en Querétaro entre Querétaro. Absuelta de la primera por las contra-
Infierno (1410), finales de 1691 y principios de 1692, fue en dicciones que se dieron en el caso, el 16 de enero
pintado en la realidad la proyección de una histeria colec- de 1696 fue declarada culpable del segundo delito.
basílica de san
Petronio,
tiva. La investigación llevada a cabo por los Josefa, que confesó bajo la amenaza de tormento,
Bolonia, por monjes franciscanos estuvo condicionada des- fue condenada a oír misa mayor en la iglesia del
Giovanni de de el principio por preconcepciones y prejui- convento real de santo Domingo portando entre
Módena. cios religiosos que les hacían ver y oír aquello las manos una vela encendida; sobre la cabeza de-

Josefa Ramos fue paseada a lomos de un borrico,

desnuda de cintura para arriba, para escarnio público
64 MUY HISTORIA
bía llevar un capirote en el que se proclamaba su
condición de bruja y, colgado al cuello, un sam-
benito donde podía leerse la sentencia.
Para escarnio público, la mujer recorrió las calles
de la población a lomos de un borrico, desnuda
de cintura para arriba, mientras se pregonaban
sus delitos. También se la castigó con doscientos
azotes y un destierro de diez años: los cinco pri-
meros debía pasarlos sirviendo a los enfermos
en el hospital del Amor de Dios y los restantes
en un lugar que debería determinar posterior-
mente la justicia. Las penas impuestas a Josefa
Ramos coinciden con las que se aplicaban a las
brujas condenadas en España. No es la única
conexión entre las hechiceras a uno y otro lado
del Atlántico. Las que fueron perseguidas por el
Santo Oicio en su ámbito de actuación entre dos
continentes eran mayoritariamente mujeres de
baja extracción social, analfabetas y ya señaladas
por la sociedad en la que vivían.
La última noticia que se tiene de Josefa Ramos
es el certiicado que el 13 de enero de 1701 ir-
mó el sacristán mayor del hospital donde purgó
sus pecados, por el que daba fe de su estancia
allí durante cinco años. Nada más se supo de
esta mujer a la que se había acusado de pactar
con el diablo.
EXTENSIÓN POR EL NUEVO MUNDO
El territorio de Nueva España no fue el único
que se vio sacudido por la conmoción que su-
ponía la presencia de brujas y hechiceros en sus
comunidades. En el Archivo Nacional de Chile se
guardan documentos que conirman la apertura
de diligencias de las autoridades religiosas contra
algunos de los que actuaban en su jurisdicción.
Uno de los casos más conocidos fue el del mula-
to Domingo Rojas, que con sus hechizos alteró
la tranquilidad de la ciudad de Talca. Acusado
de vagancia, de no asistir a misa y de comporta-
miento incestuoso con las hermanas de su mujer,
además administraba bebedizos que él mismo
preparaba, inspirado por el Maligno.
En 1693, Juana Codosero fue acusada de envene-
nar y matar a su marido con un brebaje elabora-
do con sesos de asno, tal y como quedó relejado
en las actas de la Real Audiencia de Chile. La letal
receta era bien conocida en los fogones y cocinas
de las brujas europeas, que la prescribían para
dominar la voluntad de los hombres.
En 1714, Lorenzo Andrés Millacura, cacique de
Itata, fue acusado por el corregidor de realizar
actos maléicos, término que se usó incorrecta-
mente para referirse a prácticas idólatras. Decla-
rado culpable, fue condenado a cincuenta azotes
y a dos años de destierro y trabajos forzados.
SHUTTERSTOCK
BRUJERÍA
EN QUERÉTARO
osefa Ramos, la Chuparratones, no fue la
J única bruja que atemorizó a los vecinos de
Querétaro (en la imagen, el antiguo con-
vento de San Francisco de esta localidad
mexicana, hoy Museo Regional) con sus con-
juros. Según los relatos contenidos en las cró-
nicas, hubo un grupo de brujas que, a semejan-
za de las de la tradición llegada desde el Viejo
Continente, se reunieron en aquelarres para in-
vocar al demonio y solicitar su ayuda.
El grupo principal habría estado formado por
Pascuala, Micaela, Agustina y Catalina, muje-
res indígenas que, junto con una mestiza llama-
da Juana, una española de nombre Constan-
za y su hija María, se reunían secretamente en
los muladares de las afueras de la ciudad con
oscuras intenciones. Denunciadas en el trans-
curso de las investigaciones que acabaron con
el juicio y condena de Josefa Ramos, el Santo
Oficio realizó varios careos entre ellas con el ob-
jetivo de desentrañar la trama diabólica que las
unía. La tensión social generada por el proceso
abierto contra estas presuntas brujas hizo que
aparecieran nuevos casos, que extendieron el
desasosiego entre los atemorizados vecinos.
Se habló entonces de misteriosas procesiones
nocturnas en las que participaban hombres y
mujeres que causaban “desórdenes” y “gran
alboroto dando gritos horribles”, sucesos que
alertaron a las autoridades.
En un intento por reducir esta oleada de ex-
traños comportamientos colectivos, los frailes
franciscanos dedicaron sus esfuerzos a asis-
tir a estas personas. Sin embargo, su inter-
vención generó polémica, al ser acusados de
sobrepasarse en su celo. Según algunos tes-
timonios recogidos por historiadores moder-
nos, los religiosos “veían a solas” a las muje-
res endemoniadas, a las que “exorcizaban”
con tocamientos indecentes.
MUY HISTORIA 65
 LOS BRUJOS DE CHILLÁN
Al margen de estos episodios, el caso de brujería
más sonado en Chile fueron las causas eclesiás-
tica y civil abiertas en 1749 y 1758, respectiva-
mente, contra un grupo de indígenas que fueron
conocidos como “los brujos de Chillán”. Resulta
llamativo que el primer juicio fuese anulado al
no realizarse bajo garantías procesales para los
acusados, circunstancia que contradice las im-
putaciones frecuentemente vertidas contra las
autoridades españolas por su maltrato a los in-
dígenas en América.
Las investigaciones del juicio se iniciaron en
1749 y tuvieron como escenario la ciudad de San
Bartolomé de Chillán. Se imputó a una india, de
nombre Josefa, el haber liderado un grupo de 18
hombres y mujeres de diferentes edades –entre
ellos, varios adolescentes– que adoptaban la for-
ma de zorros, perros y pájaros para acudir, las
noches de los viernes y los sábados, a una cueva
que se encontraba a las afueras de la ciudad. En
ese lugar vivía una india vieja a la que llamaban
Anchimalgén, que siempre tenía preparadas para
ellos garrafas llenas de chicha, una bebida alcohó-
lica extraída de la fermentación de frutas.
Para entrar al aquelarre, los asistentes debían ser
admitidos por una gran serpiente y un macho
cabrío. Ante este último, había que hincarse de
rodillas y besarle el trasero; también tenían que
permitir que el ofidio les recorriese el cuerpo
desde los pies a la cabeza. El grupo fue delatado
por Josefa, que supuestamente habría sido some-
tida a torturas para extraerle una confesión.
Después de una concienzuda y larga investigación,
el proceso no pudo demostrar nada concluyente
contra los presuntos brujos. La sentencia deter-
minó su puesta en libertad y la devolución de las de Santiago del Estero, a instancias de la denun-
tierras que les habían sido expropiadas. En 1758, cia presentada por José Martínez, alcalde indí-
Juan Lorenzo Rodríguez, corregidor de Chillán, gena del poblado de Tuama, contra las dos acu-
intentó reabrir el caso bajo la acusación de super- sadas por usar sus malas artes contra otra india
chería, pero la denuncia fue desestimada por la llamada María Antonia, que estaba a su servicio
Real Audiencia, que consideró que las supuestas y que, según su testimonio, se encontraba muy
prácticas rituales de los acusados eran propias de enferma por culpa de sus maleicios.
sus costumbres y nada tenían que ver con la bru- Las acusadas fueron interrogadas con la ayuda de
jería, al mismo tiempo que se instaba a dejarles intérpretes y, al no obtener una confesión, el is-
tranquilos con su tradicional forma de vivir. cal del caso solicitó un “auto de tormentos” para
obligarlas a hablar, requerimiento que le fue con-
cedido a pesar de la oposición manifestada por su
LAS BRUJAS DE SANTIAGO DEL ESTERO defensor. Se las sometió entonces al que era co-
En una fecha tan tardía como 1761, la Audiencia nocido como tormento de la garrucha, que con-
de Santiago del Estero, en territorio de la actual sistía en colgar al reo del techo por las muñecas
Argentina, juzgó a dos indias, que respondían a mientras se le ataba a los tobillos un gran peso que
los nombres de Lorenza y Pancha, acusadas de tiraba hacia abajo. Sometidas a este suplicio, las
hechicería. En este caso llama la atención que el mujeres perdieron el conocimiento en varias oca-
proceso se iniciase por vía civil, sin intervención siones sin llegar a contar nada coherente.
de las autoridades eclesiásticas. La investigación Los frustrados torturadores insistieron en el
fue dirigida por Agustín de Salvatierra, alcalde uso de estos crueles métodos y decidieron pro-

66 MUY HISTORIA
 ALBUM
TORMENTOS
ATROCES.
bar con el martirio conocido como “ladrillo y bién fue ultrajado para escarmiento público. A las indias
sueño al estilo español”, que consistía en atar El caso de las presuntas brujas de Santiago del acusadas de
brujería en
al reo por los brazos y colgarlo de una viga Estero, que nunca supieron realmente por qué
Santiago del
mientras los pies apenas reposaban sobre unos estaban presas, es ejemplo de cómo se ejecu- Estero se les
ladrillos, que se calentaban para impedir que taba muchas veces la persecución contra las aplicó la tortura
pudiera dormir. Si aun así le vencía el sueño, se brujas en el Nuevo Mundo. La acción de la conocida como
le arrojaba un cántaro de agua bendita. justicia, tanto civil como eclesiástica, buscaba garrucha, una
Extenuada y con graves heridas, Lorenza no erradicar a toda costa entre la población indí- de cuyas
modalidades
soportó este segundo castigo y falleció sin lle- gena conductas que eran consideradas idóla- –izar al reo con
gar a confesar. Su cadáver fue expuesto durante tras, aunque estuvieran más relacionadas con una polea, con
un día para pública vergüenza en el rollo de la práctica de tradiciones locales. Las víctimas las manos
la plaza, columna que en muchos pueblos de fueron en su inmensa mayoría mujeres de baja atadas a la
América y la metrópoli simbolizaba la aplica- extracción social y conocidas por comporta- espalda, y
hacerlo caer–
ción de la justicia. A pesar de las solicitudes de mientos que podían ser calificados de extrava- recrea este
clemencia elevadas por su defensor, a Pancha gantes. Esta consideración bastó para que las grabado de
se le siguió aplicando tormento para extraerle acusaran de brujas, en el sentido europeo del Jacques Callot
una confesión. Mientras tanto, destacadas per- término. Al margen de estas cuestiones, la en- (1633).
sonalidades del pueblo declararon en su con- vidia, el odio o la venganza, vicios y defectos
tra. Pancha apenas resistió dos días más que su que afectan a todas las sociedades humanas,
compañera de infortunio, falleciendo el 2 de también estuvieron detrás de las denuncias que
noviembre de 1761. Su cuerpo sin vida tam- las señalaron como hechiceras. MH

MUY HISTORIA 67
 MAGIA NEGRA.

AGE
Grabado que recrea la muerte
en la hoguera, el 22 de febrero
de 1680, de Catherine
Monvoisin, conocida como La
Voisin, célebre envenenadora,
adivina y bruja francesa que
oficiaba misas negras en París
en tiempos de Luis XIV.

68 MUY HISTORIA
 F U N DA MEN TOS IDEOLÓG ICOS

LA INSTITUCIÓN DE
LA BRUJERÍA COMO
UN CRIMEN
SOCIAL GRAVE
El imaginario colectivo está repleto de ideas sobre la brujería que no
siempre se corresponden con la realidad histórica del fenómeno. Se
la ha asociado, por ejemplo, con las persecuciones inquisitoriales.
Sin embargo, su castigo comenzó antes de que existiera la
Inquisición como fenómeno institucional y nunca estuvo limitado a
las autoridades eclesiásticas, sino que en muchas ocasiones fueron
los poderes civiles quienes, con un fervor equiparable cuando no
superior al de sus contrapartes religiosas, tomaron en sus manos
la antorcha de la lucha contra las brujas. ¿Dónde estuvo, por tanto,
el inicio de las cazas de brujas que recorrieron Europa llevando a la
muerte a decenas de miles de personas?

ERIKA PRADO RUBIO

PROFESORA E INVESTIGADORA (UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS)

MUY HISTORIA 69

E
n un primer momento, la Iglesia consi-
deró a los brujos seguidores de dioses
paganos. Estas divinidades eran iden-
tificadas como demonios, siguiendo la
interpretación judía de la existencia co-
mo una lucha entre dos poderes: el bien,
representado por la ley de Dios y sus seguidores,
y el mal, personificado en el demonio y sus ado-
radores. La Iglesia cristiana demonizó las divi-
nidades de las confesiones religiosas
previas al Mesías cristiano, generan-
do, a su vez, nuevos conflictos sobre
la posible consideración delictiva de
la conocida como “magia blanca” o
“magia buena”, aquella que no impli-
caba pactos demoníacos. Lo cierto es
que algunas prácticas, como la astro-
logía, tuvieron siempre buena acogi-
da en las altas esferas, lo que dificultó
su persecución. Finalmente, la Igle-
sia fundamentó la tipificación de de-
lito de brujería en la creencia de que
la magia estaba fuera de los límites
de las capacidades humanas, siendo
posible solo mediante la interven-
ción del demonio a través de pactos.
ASC
Pese a la aparente simplicidad de esta
‘LA BIBLIA conclusión teológica, la naturaleza de los delitos
DEL REY
JACOBO’. de brujería fue repetidamente revisada a través
Publicada en de manuales y tratados que, a su vez, se vieron
1611 (aquí, transformados por la práctica jurisprudencial
portada de la
primera edición)
diaria de los tribunales.
durante el
reinado de
Jacobo I de
Inglaterra, esta
versión inglesa y
protestante del
texto bíblico
ejerció una
enorme
influencia
literaria e
ideológica.
70 MUY HISTORIA
MANUALES Y TRATADOS
Por ello, los manuales y tratados sobre brujería
fueron decisivos en la persecución de este de-
lito. El Canon Episcopi es la obra medieval de
mayor importancia y se estima que fue escrita
alrededor del año 900. En este manual, se instiga
a condenar tanto a los practicantes de brujería
como a los que creían en ella. El Directorium In-
quisitorum, documento escrito por el inquisidor
de origen aragonés Nicolau Eimeric a mediados
del siglo XIV, es otra de las obras más relevan-
tes en este campo, ya que aportó una clasiica-
ción de delitos relacionados con la hechicería y
la brujería para que los inquisidores pudieran
identiicar los pactos con el demonio.
Aunque ya en el siglo XIV se había reconocido
que los pactos y las invocaciones demoníacas
eran prácticas que debían ser castigadas por los
tribunales eclesiásticos, fue la bula pontiicia de
Inocencio VIII Summis desiderantes afectibus,
publicada en 1484, la que reconoció oicialmente
la brujería como un mal para toda la fe cristiana,
y se encargó a los dominicos Kramer y Sprenger
la elaboración de un completo manual para que
los inquisidores pudieran luchar contra ella. Así
nació el tratado sobre brujería más famoso: Ma-
lleus Maleicarum. El título es traducido como El
martillo de las brujas, clara referencia a la impor-
tancia del género femenino en este delito. Se trata
de una asunción generalizadora que no se veri-
ica de forma uniforme: si atendemos a la docu-
mentación procesal de las actuales España e >>>
ASC
‘CANON
EPISCOPI’.
Compuesto entre
los años 900 y 906
como guía
disciplinaria para
los obispos –de ahí
su nombre–, este
documento
condena la brujería
al tiempo que
niega la existencia
real de las brujas,
considerando la
creencia en ellas
como una mera
superstición impía
que se debe
erradicar.
 En un primer momento, la Iglesia consideró a los brujos
seguidores de dioses paganos y demonizó las divinidades
de las confesiones religiosas previas a Cristo
PAZ DE
ALBUM

AUGSBURGO.
Mediante este
acuerdo (1555),
el Imperio de
Carlos V quedó
oficialmente
dividido en dos
religiones, católica
y protestante.
Grabado coloreado
en biblia alemana
del siglo XVII.

>>>

MUY HISTORIA 71
 >>> Italia, no hubo una gran diferencia entre en
el número de hombres y mujeres enjuiciados por
este delito, al contrario de lo que quedó registrado
en otros territorios europeos, como es el caso de
Países Bajos, donde hasta el 80% de los reos sos-
pechosos de brujería fueron mujeres.
DELITO FEMENINO
La identiicación de la brujería como delito feme-
nino arraigó con más fuerza en las regiones pro-
testantes de Europa. Los últimos estudios sobre
el fenómeno no han encontrado una causa que
lo explique de forma satisfactoria. Se ha hablado
de que algunas obras prepararon el terreno para
que esta discriminación fuera aceptada más fácil-
mente, como fue el caso de La Biblia
del Rey Jacobo, que airmaba que la
mujer era más débil que el hombre
y, por ello, podía ser engañada más
fácilmente por el demonio. Sin em-
bargo, muchas de estas obras tam-
bién circularon por regiones donde
el número de hombres y mujeres
condenados por delitos de brujería
fue parejo, por lo que es difícil esta-
blecer una conexión directa entre la
difusión de determinados libros y el
establecimiento de la brujería como
delito esencialmente femenino.
Por otra parte, si bien los manuales
y tratados sobre brujería fueron una
ASC
pieza clave en la institucionalización
‘CONSTITUTIO de la persecución de este delito, hay que recordar
CRIMINALIS que el fenómeno no habría tenido el mismo im-
CAROLINA’.
Este código penal pacto de no ser por la enorme permeabilidad de
y procesal estas ideas en la población general. No hay que
impulsado por olvidar que la inmensa mayoría de los procesos
Carlos V en se iniciaban mediante denuncias. Aunque la baja
1532 se
considera el
alfabetización no permitió que los tratados in-
primer cuerpo quisitoriales calasen entre el público, existieron
del derecho otras publicaciones que sí llegaron al pueblo llano
penal alemán y y fueron extremadamente efectivas. Los panletos
se ocupa del no requerían de la palabra escrita, pues contaban
delito de
brujería. Arriba,
con ilustraciones verdaderamente atractivas para
su portada contar historias icticias relacionadas con demo-
alemana. nios y brujas. Estos documentos propagaron toda
una serie de estereotipos sobre la brujería que, a
su vez, se vertieron durante los interrogatorios,
La identificación de la brujería como delito esencialmente
femenino arraigó con más fuerza en las regiones de
Europa que profesaban la religión protestante
72 MUY HISTORIA
manteniendo la ilusión de que esas historias po-
dían ser reales. Aunque los detalles varían según
la región de la que se trate, algunos elementos se
mantuvieron invariables, lo que permitió que el
fenómeno de la persecución de la brujería tras-
pasase fronteras con gran facilidad en los siglos
XVI y XVII.
LA EUROPA POSMEDIEVAL
Los primeros años de formación de los Estados
modernos no marcaron una gran diferencia en
cuanto a libertad y tolerancia religiosa, con ex-
cepciones como la Paz de Augsburgo. La bru-
jería adquiere un grado mayor de especialidad
con el código penal y procesal conocido como
Constitutio Criminalis Carolina, impulsado por
Carlos V en 1532. La obra es una completa y ex-
haustiva lista de delitos que incluye un sistema
de penas y dedica parte de su capítulo noveno a
los procesos de brujería, enmarcados en la juris-
dicción secular. La nota singular de este código
penal es que la brujería no queda vinculada a
los delitos de herejía, de tal forma que el pro-
cedimiento para perseguir y castigar este delito
en los territorios del Sacro Imperio quedaba en
mano de las autoridades civiles.
Paralelamente, en los Estados en los que se man-
tenía la actividad de la Inquisición moderna la
brujería seguía conectada al delito de herejía,
pues era esta vinculación lo que justificaba la
competencia de los inquisidores sobre la bruje-
ría: la Inquisición no perseguía a las brujas como
brujas, sino porque sus pactos con el diablo las
convertían en herejes. Desde la consolidación de
las monarquías medievales, la herejía era consi-
derada uno de los crímenes más graves, pues se
entendía como un mal para la Iglesia, pero tam-
bién como una ofensa contra la confesión del
monarca, lo que lo convertía en un acto de re-
beldía hacia la autoridad. Por ello, la persecución
de la brujería acabaría teniendo matices políticos
especialmente relevantes en aquellos territorios
en los que se produjeron conlictos entre católi-
cos y protestantes. En cualquier caso, la herejía y,
por ende, la brujería, era consideradas delitos de
lesa majestad, los más gravosos de todos, que in-
cluían la pena de muerte como castigo. Aun así,
hubo una gran diferencia en las penas según >>>
 ASC
EL ABOGADO
DE LAS BRUJAS.
Así fue llamado
Alonso de Salazar y
Frías (1564-1636),
sacerdote e
inquisidor español
licenciado en
derecho canónico
cuya fama se debió
a su participación
en el juicio contra
las brujas de
Zugarramurdi,
celebrado en
Logroño en 1610.

MUY HISTORIA 73
 ALBUM

MATTHEW HOPKINS, CAZADOR DE BRUJAS. El grabado, de 1792, muestra al tristemente célebre Hopkins, que en plena
guerra civil inglesa se hizo pasar por enviado del Parlamento puritano para descubrir y procesar a brujas, observando a dos de estas.

74 MUY HISTORIA
Los terribles efectos de los juicios colectivos definieron la imagen
popular de la persecución de la brujería en la Edad Moderna,
en la que no faltaron juristas contrarios a la caza de brujas
>>> el lugar o el caso concreto. Por ejemplo, la Por otra parte, las ideas del Malleus y otros ma-
Inquisición española no ejecutó a un solo acusa- nuales sí tuvieron una mejor acogida en los paí-
do de brujería en sus últimos doscientos veinti- ses protestantes, pues los propios reformadores,
trés años de actividad, mientras que decenas de como Lutero o Calvino, dieron el visto bueno a la
miles perdían la vida en los tribunales centroeu- persecución de la brujería. Si bien católicos y pro-
ropeos y del norte del continente. testantes estaban de acuerdo en la persecución de
este delito, los métodos, los castigos e
incluso los procesos judiciales fueron
JURISTAS EN CONTRA (Y A FAVOR) diferentes, siendo frecuentes en estos
Los terribles efectos de los procesos colectivos de- últimos, como nota más distintiva, el
inieron la imagen popular de la persecución de uso de las famosas ordalías o “juicios
la brujería en la Edad Moderna, pero no faltaron de Dios”, una antigua institución que
los juristas eclesiásticos que rechazaron las ideas se usó para identiicar a las culpables
difundidas en los manuales sobre brujería. Este de brujería en Inglaterra y otros Es-
fue el caso del jesuita Von Spee, autor de Cautio tados protestantes. En particular, la
Criminalis, donde advertía sobre el pernicioso guerra civil inglesa dio lugar a la cara
efecto de algunas de las prácticas de los procesos más inhumana de la persecución, en
inquisitoriales. En España, los famosos juicios de la que figuras como Matthew Hop-
Logroño de la primera década del siglo XVI mar- kins se hicieron famosas por sus tác-
caron un antes y un después en la actitud del Con- ticas contra las brujas. Al amparo del
sejo de la Suprema y General Inquisición respecto vacío legal durante el conlicto bélico,
a la brujería. El inquisidor Alonso de Salazar y Hopkins puso en práctica diferentes
Frías, apodado por Henningsen “el abogado de clases de torturas para obligar a los

las brujas”, sentaría las bases para que, después de
estos procesos, la histeria por la quema de brujas
no siguiera expandiéndose por España, llegando
a la conclusión de que cuanto menos se predicase
sobre brujería menos denuncias se producirían,
idea que se vio refrendada por los hechos. A pe-
sar del creciente escepticismo de las autoridades
españolas y adelantándose en este sentido al res-
to de Europa, se necesitaron otros cien años para
que se produjera la última condena por brujería
en la Monarquía hispánica, poniendo in a la exis-
tencia de la brujería como fenómeno jurídico.
ASC
reos a confesar delitos de brujería a UN CLÁSICO
pesar de que el tormento judicial, a diferencia de MODERNO.
lo que sucedía en los países católicos, no era le- Portada del
gal en Inglaterra. Por otra parte, aunque algunos ensayo de
Henry Kamen
autores consideran que la represión de la bruje-
La Inquisición
ría en Inglaterra fue mayor que en otros Estados española (2013).
de Europa, lo cierto es que, pasada la iebre de
la persecución de los siglos XVI y XVII, los jui-
cios por delitos de brujería fueron poco a poco
desapareciendo de todo el continente europeo, si
bien dejaron en la historia una huella que, toda-
vía hoy, resulta difícil de explicar. MH

BIBLIOGRAFÍA
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mito e historia. Barcelona, 2013.
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brujas. Brujería vasca e Inquisición
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Europa moderna. Londres, 1995.
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Magic, witchcraft and visual culture in
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-RAMOS BOSSINI, F. Procesos por
brujería en la historia del derecho
(Inglaterra, s. XVI y XVII). Madrid, 1984.

MUY HISTORIA 75
 LUCES
CONTRA LA
SUPERSTICIÓN

EL SIGLO DE LAS LUCES.

Así llamamos al siglo XVIII, el
de la razón y los ilustrados
–representados en este
famoso cuadro de Anicet
Charles Gabriel Lemonnier,
Lectura de la tragedia “El
huérfano de la China” de
Voltaire en el salón de
madame Geoffrin (1812)–,
y también aquel en el que
por fin acabó la locura de la
caza de brujas en el
continente europeo.
AGE

76 MUY HISTORIA
 La Europa protestante fue testigo de una persecución atroz
contra la brujería entre el Renacimiento y la Ilustración. Se
estima que en el Viejo Continente se sentenció a muerte a
60.000 personas; la gran mayoría de las víctimas eran mujeres
de zonas rurales. La caza de brujas acabó cuando la razón y el
conocimiento ganaron terreno a la superstición.

IBON PÉREZ
PERIODISTA

MUY HISTORIA 77
 Se extendió la creencia
de que la cristiandad
tenía un nuevo enemigo:
la hechicería, creada
por el diablo
vestigadas mucho antes de que se presentasen prue-
bas que refrendasen la acusación. El clérigo hablaba
con conocimiento de causa, ya que había partici-
pado como testigo en muchos juicios por brujería.

FIEBRE CAZADORA
La persecución de herejes comenzó de forma in-
esperada, salvados los siglos oscuros de la Edad
Media. Repentinamente, Europa vivió un au-
téntico paroxismo y una obsesión por la caza de
brujas que llenó de horror muchas regiones. Se
extendió la creencia de que la cristiandad tenía
un nuevo enemigo: la hechicería, que había sido
creada por el propio diablo.
En 1484, el papa Inocencio VIII emitió la bula
Summis desiderantes afectibus para combatir las
ASC

FRIEDRICH artes oscuras y luchar contra la brujería. El sumo

VON SPEE. pontíice respaldaba los ajusticiamientos con este

P
De nombre ara los tribunales civiles y eclesiásticos gesto y los justiicaba al decir que “muchas per-
completo del siglo XV al XVIII, el simple hecho sonas de ambos sexos se han abandonado a de-
Friedrich Spee
de que hubiese mujeres que sabían dis-
von Langenfeld
(1591-1635), tinguir plantas venenosas de otras que
fue un jesuita no lo eran podía ser razón más que su-
y poeta alemán ficiente para que acabasen quemadas en
considerado la hoguera o, en el mejor de los casos, injustamen-
el primer te encarceladas. El crimen de brujería –solo el 8%
criminólogo
crítico por su de los procesos judiciales abiertos entre 1540 y
oposición a la 1700 en España corresponden a esta causa– con-
caza de brujas y sistía en un compendio de imputaciones por el
a la tortura en supuesto uso de magia para provocar daños mo-
general. rales y desgracias terrenales como peste, heladas,
hambrunas, malas cosechas y un sinfín de adver-
sidades. Se creía que había mujeres que se reunían
en aquelarres a los que llegaban volando sobre sus
escobas, que sacriicaban niños y que eran capa-
ces de metamorfosearse en gatos domésticos.
Tal y como denunció el jesuita alemán Friedrich
von Spee en 1631, se declaraba culpables a las in-

‘EL MARTILLO DE LAS BRUJAS’.

Portada de una edición de 1669 del
famoso tratado contra la brujería Malleus
Maleficarum.
ASC

78 MUY HISTORIA
 monios, íncubos y súcubos”. El documento tuvo eran mujeres. El historiador Brian Levack, por
inluencia, sobre todo, en Europa Central, tanto su parte, engorda el número de asesinados y los
en los territorios católicos como, más tarde, en cifra en 100.000 en La caza de brujas en la Euro-
los anglicanos y luteranos. Además, dos monjes pa moderna (Alianza).
inquisidores dominicos escribieron el famoso Los países más sanguinarios fueron los protestan-
manual Malleus Maleficarum o El martillo de tes: las estadísticas hablan por sí mismas. Alrede-
las brujas (1487), y ambos tratados aportaron los dor del año 1600, en Liechtenstein, ubicado entre OTRAS
fundamentos ideológicos de la demonología y la Suiza y Austria, murieron en la hoguera unas 300 HEREJÍAS.
persecución de la brujería. personas de una población total de únicamente La Cruzada
católica contra
Las ejecuciones fueron especialmente virulen- 1.000, lo que suponía el 30% de sus habitantes.
los cátaros o
tas en los territorios del Sacro Imperio Romano albigenses,
Germánico, aunque la Inquisición también se anterior en el
dedicó a quemar herejes y brujas en el resto del ESPAÑA, MÁS “TOLERANTE” tiempo, sentó
continente y en América. Un estudio reciente Al contrario de lo que se piensa, la Inquisición un precedente
publicado por la Universidad de Ginebra sos- española, creada para hacer cumplir a rajatabla la para la
Inquisición
tiene que desde entonces (inales del siglo XV) doctrina del catolicismo, consideraba la brujería (detalle del
hasta mediados del siglo XVIII, Europa senten- un mal menor y se centró en matar o expulsar a cuadro Santo
ció a la pena capital a 70.000 personas por este miles de musulmanes y judíos de la Península en Domingo y los
concepto, y afirma que el 75% de las víctimas lugar de encausar a la población supersticio- >>> albigenses,
1499, de Pedro
Berruguete).
ASC

MUY HISTORIA 79
PEDRO DE
VALENCIA.
Latinista,
helenista,
hebraísta, crítico
literario, filósofo,
traductor,
historiador y
cronista de
Felipe III, pocos
personajes de la
época pueden
lucir el título de
humanista con
más méritos que
Pedro de
Valencia (1555-
1620; derecha,
retrato anónimo
del siglo XVII).
ASC

sa e ignorante. En este sentido, tras estudiar
el trato que se dio a las sospechosas de hechice-
ría, el especialista Fermín Mayorga airmó que, a
pesar de sus pecados y de las prácticas contra el
orden público que pudiesen cometer, “siempre y
cuando no intervinieran en las oraciones cristia-
nas ni supusiesen un riesgo para la fe”, el Santo
Oicio actuó de forma indulgente con ellas. Algo
parecido sucedería en Italia, donde las muertes
fueron también menos signiicativas.
El catedrático Ricardo García Cárcel va más allá al
revisar la leyenda negra contra España en su obra
Inquisición: historia crítica (2005, coescrito con
Doris Moreno). Sin olvidar a las víctimas, el libro
menciona a eclesiásticos que intentaron frenar la
caza de brujas y destaca los nombres de Alonso de
Madrigal, obispo de Ávila, y Lope de Barrientos,
obispo de Cuenca. Ambos descartarían la validez
de los testimonios de las brujas y los atribuirían a
fantasías producto de drogas o a sueños.
Hacía 1600, en la Península se había ajusticiado a
300 condenados por presuntos pactos satánicos,
menos de un 0,004% de la población. Al hablar
de estos crímenes se piensa en la Inquisición,

80 MUY HISTORIA
 ALONSO DE
EN BUSCA DE LA MADRIGAL.
MARCA DEL DIABLO También
llamado Alonso
ona Chollet (Ginebra, 1973), reconocida Tostado (1400-

M periodista y ensayista suiza, reflexiona

sobre la misoginia que refleja esta per-
secución en Brujas (Ediciones B). Solteras,
1455; a la
izquierda), este
obispo de Ávila
fue además
viudas, mujeres que controlaban su procrea-
académico y
ción, inválidas o ancianas estuvieron entre escritor y un
las víctimas. En general, cualquier mujer que hombre de
cuestionase el orden establecido, desafiara las vastísima
normas de la época o mantuviera creencias cultura y
paganas. El estigma y el rechazo no solamente erudición,
lo sufrían ellas, pues eran repudiadas y señala- que desestimó
das también sus familias. Sus padres, herma- muchas
nos o maridos nada podían hacer, por miedo a acusaciones
ser acusados al tratar de ayudarlas. de brujería.
Por su parte, en Calibán y la bruja, la filósofa
Silvia Federici describe los tormentos que vi-
vían las acusadas después de ser detenidas;
por la dureza del relato, nos podemos hacer
una idea del calvario que sufrían. Tras apre-
sarlas, las sospechosas de brujería eran des-
nudadas y rasuradas por completo, porque
se decía que Lucifer se escabullía entre sus
ASC

cabellos; las escrutaban con mucha minucio-

Hubo eclesiásticos como sidad para encontrar manchas de nacimiento
y eran pinchadas con largas agujas, que les

Alonso de Madrigal y introducían incluso en la vagina, para encon-

trar la marca del diablo. Además, los interro-
gatorios eran interminables y las privaban del
Lope de Barrientos que sueño. Por si esto no fuese bastante, frecuen-
temente eran violadas para “dictaminar” si
intentaron frenar la caza eran vírgenes y si habían fornicado con algún
demonio. También les arrancaban miembros
de brujas y les quebraban los huesos a modo de tortura
para que confesaran sus pecados.

pero en Navarra, Aragón o Cataluña fueron las

autoridades civiles sus protagonistas.

UN CASO PARADIGMÁTICO
En noviembre de 1610, la neurosis colectiva llevó el
pánico y la locura al norte de Navarra. La histeria se
apoderó de los habitantes de la zona y la localidad
de Zugarramurdi recibió el mayor golpe, en el que
sería el auto de fe más famoso en la historia de Es-
paña [ver siguiente artículo]. El tribunal inquisito-
rial de Logroño, dividido por las riñas entre vecinos
y las acusaciones cruzadas, procesó a 50 personas y
11 fueron condenadas a arder en la hoguera. A cin-
co de las procesadas las quemaron en eigie, siendo
representadas por un muñeco del tamaño de un
humano, porque habían muerto durante los duros
interrogatorios a los que las sometieron.
El jurado no pudo ser imparcial; en palabras de la
ASC

historiadora Amaia Nausia Pimouilie, autora del li-

Mona Chollet, periodista y ensayista suiza, es la
bro ¿Vírgenes o putas? Más de 500 años de adoctri- autora del best seller feminista Brujas.
namiento femenino, “había una persona sos-

MUY HISTORIA 81
 EL INQUISIDOR RACIONALISTA
A pesar de que tenía compañeros que decían
que “era cosa de risa la materia de brujos”, nin-
gún otro inquisidor se mostró tan crítico y ra-
cional como el célebre Alonso de Salazar y Frías
(1564-1636). De origen burgalés, el sacerdote se
sumó a la causa de Zugarramurdi dubitativo y
cargó contra la persecución de las brujas, aun
no siendo el único que las creía historias invero-
símiles y ridículas. Se había incorporado tarde
al tribunal; gran parte de los interrogatorios ya
se habían celebrado y dudó de la culpabilidad
de las encausadas, votando en contra de la con-
dena a la hoguera de una de las acusadas.
Más de trescientos años después, el antropó-
logo Julio Caro Baroja diría de él que el sa-
cerdote español se había adelantado “de modo
considerable a los que difundieron en Europa
ideas concebidas en el mismo sentido”. María
Lara Martínez, autora del libro Pasaporte de
EFE

JULIO CARO bruja. Volando en escoba, de España a Amé-

BAROJA. rica, en el tiempo de Cervantes (2016), va en
El sobrino de pechosa de brujería por cada cuatro vecinos y la misma dirección al apuntar que De Salazar
Pío Baroja, vecinas de la localidad de Zugarramurdi”. y Frías trató de convencer a la Junta Suprema
eminente
antropólogo,
En un informe de la época sobre el caso de las de que no se podía condenar por incultura en
lingüista y brujas de Zugarramurdi, el humanista Pedro de una sociedad en la que “el porcentaje de la po-
folclorista (1914- Valencia dejó escrito que los encuentros de bru- blación analfabeta ascendía al 75%”.
1995), trató el jas respondían a una “torpeza carnal” y que no De Salazar materializaría su arrepentimiento
asunto de había que darles crédito alguno a sus confesio- en unos memoriales que escribió al Consejo
Zugarramurdi.
nes, pues estas decían “de propósito disparates de la Suprema el 24 de marzo de 1612. Defi-
increíbles para encubrir la verdad”. nió las sentencias como “terribles injusticias”
SHUTTERSTOCK

GLARUS
(SUIZA).
En esta
ciudad, dentro
del cantón
protestante del
mismo nombre,
se produjo la
última ejecución
por brujería de
Europa. Fue
en 1783 y la
víctima era solo
una niña.

82 MUY HISTORIA
 Gracias a Alonso de
Salazar y Frías y otros
como él, se allanó el
camino a la separacion
de superstición y realidad
y admitió la culpabilidad del tribunal “al no re-
conocer la ambigüedad y perplejidad de la ma-
teria” y, a su vez, al hacer promesas de libertad
a cambio de que los sentenciados “acabasen
de confesar toda la culpa que queríamos”. El
clérigo fue rotundo: “Por flaqueza de cerebro,
sueño o presiones en el juicio, los zugarramur-
diarras testificaron lo que los acusadores que-
rían que dijesen”.
Alonso de Salazar y Frías gozó de presti-
gio por allanar el camino para que el Santo
Oficio aprendiese a separar superstición de
realidad y, al haber encontrado numerosas
irregularidades a pie de campo en Zugarra-
murdi, entre 1617 y 1622 se le encomenda-
ron varias visitas de inspección a tribunales.
Gracias a su informe, aunque fuese simbólica-
mente, se intentó reparar a las víctimas de los
autos de fe retirando sus sambenitos de las igle-
sias para que no quedasen expuestos.
ÚLTIMOS COLETAZOS
A partir de entonces, no se juzgaría a na-
die más en territorio español por delito de
brujería (no oficialmente). Mientras tan-
to, Europa continuaría con la persecución.
En fecha tan tardía como 1783, a las puertas de
la Edad Contemporánea, una niña era ejecuta-
da bajo esta acusación en el cantón protestante
de la ciudad suiza de Glarus. Fue la última a la
que le arrebataron la vida con ese pretexto. Cu-
riosamente, durante otro periodo trágico y de
violencia exacerbada, el Tercer Reich del nazis-
mo, el mismísimo Himmler reivindicaría la me-
moria de esta y otras ajusticiadas por brujería
impulsando un proyecto llamado "cartoteca de
las brujas", si bien por motivos espurios: acusar
al judeocristianismo de querer aniquilar a los
pueblos germánicos con la caza de brujas.
Hoy en día, hay quien se empeña en seguir vien-
do brujas en ciertas partes de África, en Haití o
en la India. Son mujeres que viven de la tierra y
hacen rituales heredados de sus ancestros, des-
REPARANDO
EL DOLOR
l 27 de enero de 2022, el Parlament de
E Catalunya sorprendía a propios y extraños
al votar una resolución conjunta de ERC,
JxCat, CUP y En Comú Podem para que se
restituyera la memoria de las 800 mujeres
acusadas de brujería en Cataluña y ejecuta-
das. “No eran brujas, eran mujeres”, recalca-
ron los grupos políticos al recordar a las ase-
sinadas hace más de 400 años.
Hasta ahora, han sido pocos los lugares en los
que se ha resarcido a las víctimas. En Espa-
ña, en 2018, las Juntas Generales de Bizkaia
emitieron una disculpa formal en memoria de
las personas condenadas por brujería. Se les
adelantó Salem, en Estados Unidos, al indultar
a sus antepasados en un acto público. Inicia-
tivas similares se han llevado a cabo en Esco-
cia, Suiza o Noruega, donde se han levantado
monumentos públicos como homenaje. En
2019, el Parlamento de Navarra, haciendo alu-
sión al caso concreto de las brujas de Zuga-
rramurdi, aprobó una iniciativa para “reparar la
memoria y la dignidad de las víctimas del ma-
yor feminicidio institucional de toda la historia
de la humanidad”, pero la propuesta no se ha
llevado a cabo todavía.
Fachada del
edificio del
Parlament
de
Catalunya,
que se
encuentra en
Barcelona.
SHUTTERSTOCK
conociendo que, por ese mismo motivo, miles
de vidas fueron destrozadas con falsas denun-
cias, miles de hombres y sobre todo mujeres
fueron torturados, encarcelados, desterrados y
quemados en la hoguera en la vieja Europa. MH
Escanea este código QR para saber
más sobre la cartoteca de las
brujas, un peculiar proyecto del
nazismo impulsado por Himmler.
MUY HISTORIA 83
 LOS M Á S FA MOSOS PROCESOS CON T R A B R U JA S EN ES PA Ñ A

UN PAÍS
EMBRUJADO

Aunque España no cayó presa de la fiebre generalizada por la

brujería que caracterizó a la Europa del siglo XVI –y curiosamente
fue la propia Inquisición la que puso coto a las persecuciones–,
se dieron algunos implacables y célebres juicios.

JOSÉ ÁNGEL MARTOS

ESCRITOR Y PERIODISTA

84 MUY HISTORIA
 EL LUGAR DE

ALBUM
LOS HECHOS.
Postal de principios
del siglo XX en la que
se ve el municipio
navarro de
Zugarramurdi, situado
en la merindad de
Pamplona, en la
comarca del Baztán y
a 83 km de la capital
de la comunidad. Fue
en los bosques y
cuevas cercanos
donde supuestamente
se celebraron los
famosos aquelarres
del siglo XVII.

MUY HISTORIA 85
RTVE
AQUELARRES
DE CINE.
E
Varias películas l primero fue la persecución ordenada
se han ocupado en 1525 por el Consejo Real de Navarra,
de este asunto, el máximo órgano judicial y de gobier-
tan controvertido
como fascinante.
no de esa comunidad por entonces. Se
Las más encargó a uno de sus abogados, Pedro
notables serían de Balanza, una investigación que llevó
Akelarre (1984, a cabo entre enero y agosto de ese año en los re-
Pedro Olea), con motos valles de Salazar y del Roncal. Como con-
Silvia Munt y
secuencia, se enjuició a unos 200 acusados, de
Patxi Bisquert, y
Akelarre (2020, los que resultarían ejecutados medio centenar.
Pablo Agüero), Ese mismo año, otro comisario del mismo Con-
protagonizada sejo Real, Antón de Huart, llevó a cabo una sin-
por Amaia gular investigación en el valle de Santesteban:
Aberasturi utilizó para ello a una experta, lo que se conocía
y Alex
Brendemühl como una “catadora de brujas”, una mujer capaz
(en la imagen). de reconocer a las hechiceras con solo mirarlas.
Se llamaba Graciana de Ezcároz y decía poder
ver la huella del diablo. Esta consistía en una
mancha de sapo en el ojo izquierdo, el lado con
el que tradicionalmente se ha asignado al Malig-
no (por oposición al lado de la mano derecha,
la que da la bendición). Graciana señaló a diez
personas, las cuales fueron juzgadas.
Los procesos de Navarra causaron notable es-
cándalo y su sanguinario inal inquietó incluso
a las más altas instancias españolas. Intervino el
inquisidor general, el arzobispo de Sevilla Alonso
Manrique. El órgano que dirigía, el Consejo de
86 MUY HISTORIA
la Suprema Inquisición, asumió la jurisdicción
en procesos de brujería por encima de cualquier
otra institución local o regional. Las normas que
impuso fueron, al contrario de la fama que suele
arrastrar la Inquisición, bastante favorables para
las posibles acusadas. Se buscaba evitar procesos
abusivos y condenas sin pruebas. Pero además
se puso en práctica lo que hoy llamaríamos “jus-
ticia preventiva”, estableciendo cinco normas de
actuación para evitar que surgiesen prácticas de
brujería.
FANTÁSTICO AVELLANEDA
Eran medidas preferentemente de evangeliza-
ción, destinadas a compensar los excesos de
creencias paganas donde pudieran detectarse. El
principal de todos era predicar en la lengua de
los lugareños (o sea, en euskera en el caso de las
zonas afectadas). También se llamaba a procurar
que las gentes acudiesen a la misa dominical e
incluso se recomendaba construir ermitas en los
lugares donde se convocase al diablo. Se trataba,
en deinitiva, de incrementar la presencia de la
Iglesia en lugares donde tenía muy poca.
Un famoso perseguidor de brujas fue Avellane-
da, un inquisidor de principios del siglo XVI del
que solo conocemos su apellido y que escribió

una detallada carta al condestable de Castilla,
reproducida casi un siglo después en una re-
lación de hechos de la historia del reinado de
Carlos V, aunque hay dudas sobre la realidad del
documento y del personaje. En ella relataba sus
investigaciones por encargo del ya citado Conse-
jo Real de Navarra después de que dos niñas se
presentaran ante los oidores de esta institución
y declararan ser brujas. Las pequeñas, de once
y nueve años, se ofrecieron como delatoras: “Si
queréis castigarlas, nosotras os las mostraremos,
que luego que veamos a cada una el ojo izquier-
do, la conoceremos, porque somos de su oicio”.
Junto a las pequeñas brujas y a un pelotón de sol-
dados, Avellaneda habría recorrido las montañas
navarras deteniendo a quienes señalaban las ni-
ñas. El relato es tan lujoso en detalles como fan-
tástico. Airmaría haber visto cómo, un viernes a
medianoche –el momento de actuación preferido
de las hechiceras, por ser el día de la muerte de
En 1525, los procesos por brujería de Navarra causaron
notable escándalo y su sanguinario final inquietó incluso
a las más altas instancias españolas
SHUTTERSTOCK
VALLES DE
NAVARRA.
Cristo–, una bruja se untaba con “un ungüen- Una de las
to ponzoñoso con el que ellas suelen matar a los investigaciones
hombres” y se subía a una ventana elevada sobre sobre la brujería
se llevó a cabo
una gran peña desde la que hizo invocación al en el valle de
demonio. Este se habría presentado, tomándola Salazar, por el
en el aire y bajándola hasta el suelo para espanto cual se accede
de soldados y hombres de la tierra que lo acom- al bosque o
pañaban para certiicarlo. El inquisidor la detuvo selva de Irati
(sobre estas
días después en un refugio de montaña.
líneas).
LAS ADORADORAS DEL DIABLO
Aunque la relación citada atribuía a Avellaneda
haber localizado tres juntas de brujos y brujas, las
investigaciones más actuales no han encontrado
ningún rastro documental de tales pesquisas ni
de unos procesos relacionados que habrían teni-
do que darse en 1527, justo un año después de
las estrictas medidas de la Inquisición para evitar
una oleada de casos poco fundamentados. >>>
MUY HISTORIA 87
RTVE

REALIDAD
Y LEYENDA.
La película
Akelarre (2020)
>>>Por todo ello, hoy se tiende a creer que Ave- pequeño pueblo del Pirineo oscense en la comar-
muestra estas llaneda pudo no existir nunca y probablemente ca de la Alta Ribagorza. Este juicio permanecería
reuniones como tampoco los procesos. La historia pudo fabricar- durante siglos en el olvido hasta el descubrimien-
festejos se tiempo después, a partir de los hechos reales to en 1986 de una gran cantidad de documenta-
campestres de 1525. ción de forma accidental, cuando el párroco de
de mujeres Pero el que esta historia emergiera, para temor la localidad limpiaba el campanario de la iglesia.
jóvenes, como
vemos en el de los que la leyeran, a finales del siglo XVI y Encontró allí nada más y nada menos que 1.200
fotograma de principios del XVII (cuando se publica la citada folios manuscritos, incluido un documento da-
arriba. relación sobre los hechos de Carlos V, escrita por tado el 19 de febrero de 1593 y que relataba un
fray Prudencio de Sandoval), indica que el caldo terrible proceso.
de cultivo para aceptarla estaba desarrollado. Y El legajo proporcionaba los nombres de 22 mu-
es que, por esa época, vuelven a darse en España jeres, ejecutadas todas ellas “per bruixas”. Veci-
procesos contra las “adoradoras del diablo”. nas de la localidad como Catalina Barón, Isabel
El primero es el de las brujas de Laspaúles, un Arcas o Joana Torrent fueron condenadas a ser

DESPUÉS DE ZUGARRAMURDI
o que ocurrió después del famoso convicción de que las decisiones del cuentes”. Su conclusión era demoledo-

L proceso resultaría casi tan impor-

tante como lo anterior. Se desa-
tó tal fiebre por localizar brujas en las
montañas navarras, que desde la In-
quisición se trató de frenar ordenando
a Alonso de Salazar y Frías viajar a la
zona. Estuvo allí ocho meses a partir
de mayo de 1611 y llevó a cabo una
profundísima investigación en la que,
esta vez sí, recabó sólidas pruebas, y
su conclusión fue que nada demostra-
ba que los aquelarres hubieran teni-
do lugar. Acabó por tener la completa
tribunal del que había formado parte
habían sido erróneas y se sintió pro-
fundamente arrepentido.
“Cometimos culpa –escribió el inqui-
sidor– en la fidelidad y recto modo de
proceder... en que no escribíamos ente-
ramente en los procesos circunstancias
graves... ni las promesas de libertad...
y otras sugerencias para que acabasen
de confesar toda la culpa que quería-
mos, reduciéndonos nosotros mismos
a escribir solo para llevar mayor conso-
nancia de hacerlos culpables y delin-
ra: “No hubo brujas ni embrujadas en el
lugar hasta que se comenzó a tratar y
escribir de ello”.
Los informes de De Salazar resultarían
a la postre decisivos para que la In-
quisición nunca más realizase un gran
proceso por causa de brujería. Inclu-
so él mismo abortó el intento de llevar
uno a cabo en Vizcaya en 1616. De
esta forma, el inquisidor acabó sien-
do conocido como “el defensor de las
brujas”, unas brujas que, en realidad,
nunca existieron.

88 MUY HISTORIA
ahorcadas sin que interviniera la Inquisición ni
ninguna alta autoridad. La decisión la tomó el
Consejo de Laspaúles (por entonces Les Pauls),
el órgano de gobierno municipal. Para hacerse
una idea de lo terrible de esta medida hay que
recordar que en el célebre caso de las brujas de
Salem “solo” fueron ejecutadas diecinueve brujas.
El ambiente social propiciaba actuar con dureza
en una zona que, como Navarra, era de localida-

ALBUM
des montañosas aisladas y con escasos habitan-
tes. Según ha relatado el investigador Ángel Gari
Lacruz, “en 24 lugares del Alto Aragón, entre los LOS HECHOS
DE CARLOS V.
años 1524 y 1692, se han localizado 38 desafora- En esta relación,
mientos que se promulgaron contra los delitos local, formado por el Justicia del Valle y otros escrita por fray
de brujería”. cuatro varones “de cuarenta años o más”, podía Prudencio de
mandar que los presos fueran “puestos en tortura Sandoval y
o tormentos” y “condenarlos a muerte corporal publicada en 1618,
como consta en el
DEL VALLE DE TENA A ZUGARRAMURDI en fuego, horca o como visto les será”.
manuscrito, se da
Un desaforamiento era una suspensión de dere- Los promulgadores del estatuto justiicaban su cuenta de la carta
chos y libertades forales que permitía a la jus- actuación por la situación excepcional: “La de- del inquisidor
ticia actuar sin someterse “a solemnidad alguna lincuencia de los crímenes de brujería, hechi- Avellaneda al
de fuero o derecho o costumbre del reino”, según cería y otros era y es tan grande en dicho valle condestable de
relata el texto de uno de ellos, promulgado en el que se derivaban de ella intolerables daños a los Castilla sobre unos
supuestos juicios a
valle de Tena en 1525. Eso signiicaba dar carta pobladores”, escribieron. Decían también que brujas de un siglo
blanca a los investigadores bajo el amparo de un estaban “en tanto número los delincuentes y antes.
estado de excepción en la zona. Era factible así parientes de aquellos”. Todo ello llevaba a que
iniciar las pesquisas por “su ánimo informando”, la población estuviera aterrorizada: “Por estar la
es decir, por simples sospechas, y luego detener, gente tan atemorizada y sujeta a los delincuen-
incluso torturar, “hasta deinitiva sentencia”. En tes que nadie osa actuarles ni hacer testimonio
el valle de Tena se produjeron este y otros cua- contra ellos...”.
tro procesos más en los años 1535, 1558, 1560 En Cataluña se darían episodios similares de ca-
y 1691. El texto del de 1525 dice que el tribunal za: la justicia local se empleó a fondo con- >>>

MUY HISTORIA 89
ASC
LASPAÚLES.
En la imagen,
figuras brujeriles >>> tra las brujas, especialmente en el periodo
erigidas en los 1616-1622, durante el cual fueron ejecutadas casi
alrededores de cincuenta de ellas. En ambos territorios, pertene-
este pequeño
pueblo del cientes a la Corona de Aragón, la escasez de com-
Pirineo oscense petencias de su propia Inquisición, que actuaba
en el que hubo desde el Tribunal de Zaragoza, llevó a este pro-
un terrible tagonismo de los concejos locales, que actuaban
proceso en con menos pruebas y más dureza.
1593.
Estos graves casos de Aragón y Cataluña, quizá
por haberse quedado en el ámbito local, no han
sido descubiertos ni investigados en muchos ca-
sos hasta fechas recientes. Por ello siguen siendo
hoy menos conocidos que el más célebre de to-
dos los procesos de persecución de la brujería: el
de Logroño de 1610 contra las llamadas “brujas
El caso de Laspaúles resurgió en 1986 al hallar el párroco
de la localidad gran cantidad de documentación cuando se
encontraba limpiando el campanario de la iglesia
90 MUY HISTORIA
de Zugarramurdi”. Fue una actuación tan llama-
tiva como cuestionada.
Cerca de la frontera con Francia, donde por aquel
entonces se perseguía ferozmente la brujería, se
halla Zugarramurdi, en la comarca del Baztán.
Fue precisamente una joven criada que acababa
de regresar allí desde Francia y que airmaba ser
bruja la que prendió la chispa un año antes, en
1609, cuando dijo haber visto a una vecina, Ma-
ría de Jureteguía, en un aquelarre. Esta lo negó
en un principio, luego reconoció ser bruja y pro-
porcionó más nombres. La cadena de delaciones
culminó en la confesión en la iglesia del pueblo
de siete mujeres y tres hombres, que fueron per-
donados por sus vecinos. >>>
SHUTTERSTOCK

VALLE
DE TENA.
En esta zona
de Huesca se
han documentado
cinco juicios
importantes
por causas
de brujería,
celebrados
en 1525, 1535,
1558, 1560
y 1691.

LAS “OTRAS” BRUJAS.

El caso de las brujas de Zugarramurdi quedó tan grabado en el inconsciente colectivo de Navarra y el País Vasco que,
cuatro siglos después, fue la inspiración de la comedia de terror Las brujas de Zugarramurdi (2013), de Álex de la
Iglesia. Bajo estas líneas, una escena del film con Terele Pávez, Carlos Areces y Santiago Segura, entre otros.

AGE

MUY HISTORIA 91
 LA ÚLTIMA
BRUJA DE ESPAÑA
n una fecha tan tardía como 1781 fue ajus-

E ticiada a garrote vil en Sevilla la religiosa

española María de los Dolores López; tras
matarla, se quemó su cuerpo en la hoguera.
Para el pueblo sevillano, se trataba de una bru-
ja que hacía pactos con el demonio y mantenía
relaciones con él, pero la Inquisición la conde-
nó por profesar las herejías del molinismo y los
flagelantes. Fue un personaje molesto y singu-
lar, que se convertiría en la última ajusticiada
tachada –no oficialmente– de bruja.
Ciega desde los doce años, “pasó a vivir a la
casa de su confesor, con el que dormía todas
las noches, por espacio de cuatro años”, se-
gún uno de los testimonios del proceso que
se siguió contra ella. Tras estar en el convento
de las carmelitas de la Encarnación de Belén
y luego tomar el hábito de beata en Marchena,
en los años siguientes “pervirtió” a otros con-
fesores, llevando una vida desordenada y des-
enfrenada. El último, Mateo Casillas, la denun-
ció a la Inquisición y se denunció a sí mismo,
lo que le llevó a ser juzgado como “solicitante
de actos deshonestos”. Parece que ambos se
dedicaban habitualmente al sadomasoquismo
y ella era azotada por él, según atestiguaron
sus vecinos. El final que se dio a la beata Dolo-
res avergonzó a los liberales de la época como
Blanco White (en la imagen), que vio con ocho
años la hoguera encendida donde se quemó el
cuerpo de “una mujer pobre y ciega”.

>>>EL PROCESO DE LOGROÑO

Pero los ecos de lo sucedido llegaron hasta Lo-
groño, donde tenía una sede el Tribunal de la
Inquisición con jurisdicción sobre Navarra, y se
decidió enviar a un comisario. Los informes de
este impresionaron a los jueces del tribunal, que
ordenaron el encarcelamiento de cuatro brujas
del pueblo navarro en la prisión secreta de la In-
quisición en la capital riojana. Mientras los inqui-
sidores esperaban instrucciones de Madrid, tres
vecinas de Zugarramurdi llegaron a Logroño para
intentar testimoniar a favor de las detenidas, pero
solo hablaban euskera y tuvieron grandes diicul-
tades para hacerse entender. Además, el guía que
las acompañaba testiicó que eran brujas, lo que
facilitó que acabaran también en prisión.
Tras obtener de todas ellas, mediante torturas,
información y delaciones sobre más presuntas
ASC

92 MUY HISTORIA
 ALBUM

AUTOS
DE FE.
implicadas, uno de los inquisidores, Juan Valle ron a tantas personas como la magnitud del pro- Estos eran
Alvarado, viajó a Zugarramurdi y allí pasó varios ceso podría hacer pensar: la mayor parte de los solemnes actos
públicos,
meses identiicando a presuntas culpables. Apre- acusados –dieciocho– fueron “reconciliados”, es rodeados de
só a cuarenta personas. De esta forma se reunía decir, se permitió su reintegración a la Iglesia tras gran ritual y
el grueso de las acusadas del proceso, que segui- reconocer sus errores. Los condenados a muerte parafernalia, en
ría su curso durante el año 1610. fueron seis, a los que se quemó vivos (a posterio- los que se
Los datos obtenidos en el juicio serían extrema- ri, no en el auto de fe). Otros cinco fueron que- pronunciaba la
sentencia de un
damente detallados en cuanto a las prácticas rea- mados “en eigie”, pues ya habían muerto cuando proceso masivo.
lizadas, incluyendo adoraciones del diablo, orgías se pronunció la sentencia, probablemente por Sobre estas
y otros actos inaceptables. A los dos inquisidores enfermedades durante su encarcelamiento y a líneas, grabado
originales se uniría un tercero, el burgalés Alon- causa de la tortura. Nunca más volvió a haber que recrea un
so de Salazar y Frías, que manifestaría algunas una caza de brujas semejante. MH auto de fe
celebrado en
reticencias. Pero la acusación culminó en un auto Valladolid en el
de fe en 1611. Se trataba de un solemne acto pú- siglo XVII.
blico, rodeado de gran ritual y parafernalia que Escanea este código QR para
señalaba la importancia de lo allí juzgado, y en saber más y profundizar en todos
los detalles sobre el caso de las
el que se pronunciaba la sentencia del proceso.
brujas de Zugarramurdi.
Las condenas, aunque importantes, no alcanza-

MUY HISTORIA 93
 ‘EL RETORNO DE LAS BRUJAS’.
AGE

Kathy Najimy, Bette Midler y Sarah

Jessica Parker protagonizan este film
de la productora Disney, de 1993.

IM AG IN A RIO COL ECT I VO Y BR U J ERÍ A

LAS BRUJAS
ESTÁN ENTRE
NOSOTROS
En el cine, en la literatura, en todas las artes en general, en la cultura pop, en
la política... Las brujas, como espejo deformado de la visión de la feminidad
desde la óptica masculina dominante o desde la transgresión feminista,
siempre estuvieron ahí y han venido para quedarse.

MARÍA GELPÍ RODRÍGUEZ

PROFESORA DE FILOSOFÍA

94 MUY HISTORIA
MUY HISTORIA 95

ASC
‘TIMEO’.
En este diálogo
A
clásico de firma Margaret Atwood que la imagen
Platón, su que una sociedad tiene de sus brujas
mentor
dice mucho de cómo se percibe a la
Sócrates hace
consideraciones mujer. Las diversas formas en que la fe-
misóginas sobre minidad ha sido representada durante
el cuerpo de la siglos, desde la óptica masculina, han
mujer. estado divididas entre su divinización y su demo-
nización, como ya señalara Simone de Beauvoir en
El segundo sexo (1949). No es difícil descubrir que
estas representaciones, todavía hoy presentes, fun-
cionan como un mecanismo compensatorio que
descubre un anhelo frustrado de aquel a quien,
proyectando una idea de feminidad en la realidad,
su propia experiencia le da calabazas.
La pregunta retórica que Freud formuló a Marie
Bonaparte –«¿Qué quiere una mujer?»– da cuenta
de la perplejidad del hombre ante el hecho de que
la respuesta no sea el hombre mismo sino, como
detectara Lacan, algo oculto que se encuentra al
nivel del deseo y que, por tanto, nos devuelve al
mito. Pero, para la historiadora y escritora puer-
torriqueña Iris M. Zavala, el vacío lacaniano que
96 MUY HISTORIA
El personaje de la bruja
perduró en los cuentos
infantiles como
correctivo de revoltosas
retroalimenta el deseo sigue siendo dependiente
del «rasero fálico» (aunque el falo, para Lacan, no
sea más que el signiicante del deseo). El vacío no
es ya el del útero errante que repescó la psiquiatría
moderna de la descripción de Hipócrates o de la
de Sócrates en el Timeo, que creían que la hýs-
tera [útero] era un animal insatisfecho, sino que,
para Zavala, el vacío es la exclusión de la mujer,
condenada a ser un complemento del hombre, del
ámbito de creación de cultura. Es desde este «no
lugar» desde el que la mujer escapa a lomos de una
escoba y encuentra una grieta por la que acceder
por sí misma a la escena pública para represen-
tarse a sí misma, reinterpretando el arquetipo de
la bruja como excepción a la mujer normativa y
activando así la posibilidad de una transformación
social desde la cultura pop.
LA BRUJA TERRORÍFICA
El personaje de la bruja, como encarnación del ha-
bitus de la gracia negativa, perduró en los cuentos
infantiles como correctivo de revoltosas y antimo-
delo de virtuosas casaderas. Con el tiempo, se fue
dulciicando a través de personajes como la bru-
ja novata, Madame Mim o los de la serie infantil
W.I.T.C.H., de la mano de la factoría Disney, para
adaptarse a las nuevas pedagogías que proscriben
el miedo como instrumento educativo.
El cine clásico se encargó del desagravio de la
masacre de Salem y de la igura de Juana de Arco
con directores como Dreyer o Bresson. Ejemplos
más modernos los encontramos en películas co-
mo Cuando fuimos brujas (1990), de la islandesa
Nietzchka Keene, de sugestiva tristeza –y con el
debut de Björk–, o la reciente No soy una bruja
(2017), una sátira social, surrealista y trágica, de
la zambiana Rungano Nyoni. El uso del término
«caza de brujas» en sentido igurado da cuenta
de la conciencia social sobre la injusticia histó-
rica, aunque no hay que olvidar que el apelativo
de bruja sigue siendo un insulto, especialmente
en redes sociales, para desprestigiar a mujeres
de cualquier pelaje con cierto poder en política,
como Angela Merkel, Hillary Clinton o heresa
May. En 2007, Yoko Ono hizo un uso irónico de
ello titulando su disco Sí, soy una bruja.
A pesar de todo, la bruja, al amparo de las >>>
 MARIE

ASC
BONAPARTE.
Sobrina bisnieta
de Napoleón y
princesa de
Grecia y
Dinamarca por
su matrimonio
con Jorge de
Grecia, fue
sobre todo una
eminente
escritora y
psicoanalista
francesa,
vinculada
estrechamente
a Sigmund
Freud.

MUY HISTORIA 97
 ASC
AGE
‘EMBRUJADA’.
Así se llamó
la sitcom >>> recurrentes modas ocultistas, sigue siendo un
americana personaje de terror, icono de tatuadores y meta-
Bewitched en leros, protagonista de películas como la polémica
España. Se
emitió de 1964
Häxan (1922, Benjamin Christensen), al mejor
a 1972 y la estilo docudrama, desbordante de erotismo y vio-
protagonizó lencia y basada en parte en el Malleus Maleica-
Elizabeth rum; la gótica y seductora La máscara del demo-
Montgomery. nio (1960, Mario Bava), sobre un cuento de Gogol;
la truculenta Carrie (1976, Brian De Palma) o la
hiperestética y terrorífica Suspiria (1977, Dario
Argento), sobre un relato de homas De Quincey,
con la aparición de Miguel Bosé en un papel se-
cundario. El álbum Evil Will Prevail (2012) de la
banda de rock sueca Hellsingland Underground,
con la portada de las brujas voladoras de Luis Ri-
cardo Falero, es otro tributo a la bruja terroríica.
LA BRUJA ACTIVISTA
Sin embargo, ese terror ante un bol de palomitas,
aparentemente inocuo, es susceptible de hacernos
replantear ciertas categorías. El poder simbólico
de la bruja, desde el punto de vista femenino,
alimenta las fantasías de empoderamiento de la
98 MUY HISTORIA
UNA BRUJA DE CÓMIC PARA NIÑOS. Kika
Superbruja es el nombre de una serie de libros del
escritor alemán Knister destinados al público infantil.
Las aventuras de Kika han sido llevadas al cine.
lucha feminista como una especie de toma de
conciencia que va del terror en sí al terror para sí,
algo que puede verse en películas como Las bru-
jas de Eastwick (1987, George Miller), en la que
Susan Sarandon, Cher y Michelle Pfeifer suman
fuerzas para destruir al hombre-diablo interpre-
tado por Jack Nicholson, o Jóvenes y brujas (1996,
Andrew Fleming), antecesora de las terribles chi-
cas de la serie Coven.
No solo en el cine la bruja ha sido símbolo de li-
beración femenina. No podemos olvidarnos de la
icónica canción del feminismo francés Une sorciè-
re comme les autres (Una bruja como las demás),
de Anne Sylvestre (1975). Por su parte, las chicas
de la guerrilla W.I.T.C.H. –Women’s International
Terrorist Conspiracy from Hell (Conspiración Te-
rrorista Internacional de las Mujeres del Inierno)–
se dedicaron, a inales de los años 60, a organizar
aquelarres, lanzar conjuros por las calles y repar-
tir ajos y panletos en los restaurantes más cool de
Nueva York. Su primera acción tuvo lugar el año
1968 cuando, al mejor estilo de la Bruja Mala del
Oeste, ocuparon el distrito inanciero de Wall Street
para lanzar un maleicio contra la Bolsa. El Dow

El poder simbólico de la bruja alimenta las
fantasías de empoderamiento de la lucha feminista
Jones cayó en picado al día siguiente, para sorpresa
de todos y todas, como cuenta una de las activistas
participantes, Jo Freeman. A esta acción le siguie-
ron el boicot a la feria nupcial en el Madison Square
Garden, el conjuro contra la investidura de Nixon y
otras performances en Chicago, frente a la Univer-
sidad o la Junta de Comercio. Generaron un debate
interno sobre si el feminismo debía formar parte de
las reivindicaciones de la izquierda o si era por sí
mismo capaz de articular un discurso que suscitara
un cambio político y económico real. Se trataba no
ya de marcar objetivos legales o axiológicos, sino de
focalizar el cambio en la aniquilación de los enemi-
gos, ya fueran estos la cultura patriarcal o el sistema
económico capitalista, que igualaba a las mujeres
como consumidoras pero no como productoras.
Su adhesión a la izquierda quedó frustrada al ver-
se excluidas de un plan de recambio de élites que
no contaba con ellas para la toma de decisiones, y
adoptaron entonces una postura más radical y tute-
ladora, pro-censorship, con acciones violentas con-
AGE
MALÉFICA.
Es el nombre
inequívoco de la
bruja de La Bella
Durmiente en su
versión Disney,
tanto animada
tra la pornograia y la liberación sexual, entendidas como de imagen
como extensiones del patriarcado, ante las críticas real. Sobre
de Angela Davis, entre otras pensadoras. Tras su estas líneas,
estela, emergieron grupos feministas y activistas un fotograma
de la primera.
como las Guerrilla Girls –con su famosa máscara
de gorila y el lema «¿Tienen que estar desnudas las
mujeres para entrar en el Museo Metropolitano?»–,
las ácidas encapuchadas de Pussy Riot, las Femen o
la Cofradía del Coño Insumiso.
La bruja sigue siendo reivindicada hoy por el femi-
nismo de la cuarta ola con consignas como «Somos
las nietas de las brujas que no conseguisteis que-
mar» y argumentos proporcionados por pensado-
ras como Silvia Federici o Mona Chollet, que pro-
ponen una revisión de la historia en clave feminista
y marxista, no exenta de detractores.
Pero si las W.I.T.C.H. estrenaban activismo calle-
jero, no fueron las primeras que reivindicaron la
igura de la bruja desde la perspectiva femenina.
Matilda Joslyn Gage, en su libro titulado Mujer,
Iglesia y Estado (1893), ya proponía la sus- >>>
MUY HISTORIA 99
 EFE
‘LA BOLA
DE CRISTAL’.
Dirigido por
Lolo Rico y
conducido por
una joven Alaska
(Olvido Gara),
este rupturista
programa de
RTVE (1984-
1988), lleno de
brujas y otros
personajes
marginales,
revolucionó el
panorama pop
español.

>>> titución del término «brujas» por el de «mu-
jeres» para hacerse cargo de las persecuciones del
pasado. Curiosamente, Matilda, suegra de Lyman
Frank Baum, autor del relato original de El mago
de Oz, inspiró a su yerno el personaje de la Buena
Bruja del Sur por su labor humanitaria.
En el contexto de las vanguardias, dos bailarinas
y coreógrafas, cada una en un polo opuesto del
panorama ideológico, también hicieron uso de
la estética de las arcanas hechiceras. Por un lado,
Mary Wigman, con su estilo primitivista a ras de
suelo, rítmico y autoexpresivo, en La danza de la
bruja (1914), el primer solo para una mujer, que
marcaría los inicios de la nueva danza alemana,
aunque su adhesión incondicional al régimen na-
zi ha enturbiado inevitablemente su recuerdo. Por
otro, la ucraniana Maya Deren, de familia judía
y trotskista, exiliada en EE UU por esa causa y
considerada por algunos la madre del cine under-
ground; interesada por el vudú y la danza ritua-
lista, dirigió en 1943, junto a Marcel Duchamp, la
También ha habido una apropiación
de la imagen de la bruja por parte
de la cultura más mainstream
película La cuna de la bruja.
En el ámbito bélico, el poder simbólico de la bruja
quedó reflejado en las «brujas de la noche», pi-
lotos soviéticas que recibieron tal nombre de los
mismos nazis, atemorizados por su vuelo noctur-
no y letal. Antes que ellas, la 27.ª División del Ejér-
cito Republicano, que en la Guerra Civil española
luchó en el frente de Aragón, tenía el apodo de La
Bruja y editaba una revista con ese nombre.
LA BRUJA INTEGRADA
No podemos olvidar que también ha habido una
apropiación de la imagen de la bruja por parte de
la cultura más mainstream y reaccionaria, que pre-
senta una brujita pánila capaz de renunciar a sus
poderes a cambio de enamorarse y volver al redil
de la vocación familiar. Así, la fascinante Veronica
Lake, en Me casé con una bruja (1942, René Clair),
acaba siendo una adorable madre y ama de casa,
mientras que Kim Novak, en Me enamoré de una
bruja (1958, Richard Quine), preiere renunciar a
sus poderes antes que al amor de su encantador
vecino. De ahí puede seguirse un mismo hilo argu-
mental hacia la popular serie Embrujada o la más
reciente Sabrina, una sitcom basada en el cómic
de Archie, del mismo nombre, en donde el super-
poder más deseado es el de vestir ropa pija. Nicole
Kidman y Sandra Bullock tampoco se libra- >>>

100 MUY HISTORIA

 ‘SALOMÉ’.

ASC
Óleo sobre
lienzo de 1888,
obra del pintor
académico
realista Francesc
Masriera y
Manovens, todo
un clásico del
orientalismo.

MUY HISTORIA 101

 La bruja ha representado en cada momento
histórico lo que de terrible podía tener lo femenino
radical, junto a otros mitos como Salomé, Medea...
>>> ron de hacer papeles de brujas frívolas que
preieren usar sus conjuros para triunfar entre los
chicos, que no es poca cosa.
LA BRUJA FEA Y LA BRUJA SEDUCTORA
Decía Anjelica Huston, a raíz de su papel de
hirsuta hechicera en La maldición de las brujas
(1990, Nicolas Roeg), que, «una vez asumes tu
fealdad, puedes ser lo que quieras». Una caracte-
rística de la misoginia más rancia es la suspicaz
desconianza ante la mujer extremadamente fea,
pero también ante la hechizantemente seductora,
puesto que ambas son, por vías diferentes, una
“BRUJAS DE amenaza para la institución de la familia. Estas
LA NOCHE”. dos características no son incompatibles si pen-
Así bautizaron samos en brujas como Maléica, de Disney, cuyo
los nazis a las rostro pavoroso no desmerece su porte y ele-
intrépidas y
gancia, especialmente cuando es Angelina Jolie
hábiles pilotos
rusas del 588º quien la encarna. Lo feo y lo grotesco en la bruja,
Regimiento de no exentos de morbo, son tomados hoy como
Bombardeo un modo de la protesta revolucionaria que bus-
Nocturno (en la
imagen).
ca negar el estatuto social de lo establecido que
identiica, desde los tiempos de Platón, lo bello
con lo verdadero y lo bueno. De este modo, si lo
que hay no es bueno, habrá que empezar a dis-
cutir lo que es considerado bello, proponiendo
la urgencia del cambio en las relaciones sociales
que potencian el sensualismo inmediato a través
del consumo y las modas, perpetuando ciertas
formas de sometimiento.
La seducción de la bruja está presente tanto en
los disfraces halloweeneros de bruja sexy como
en los cueros y correas del BDSM. En todo ello se
puede intuir la fantasía erótica de la dominatriz.
La mítica Elvira, presentadora de un programa
americano de películas de terror de serie B, de
generoso escote, le valió a Cassandra Peterson
una nominación a los Premios Razzie como
peor actriz por la película del mismo nombre.
Destapadas del todo se mostraban la Bruja de la
Rosanegra y demás hechiceras de la revista para
adultos Tarot. Y, sin ir tan lejos, nuestra Alaska,
en La bola de cristal, asumiendo esa estética rijo-
ASC

sa de la «bruja con tacón de aguja» de Tino Casal,
fue capaz de adaptar, junto a Lolo Rico, el estilo
de la movida al público infantil.
Un poco más seductoras se mostraban las brujas
de Marvel, villanas con poderes físicos y sinuosos
atributos como los de la Bruja Escarlata dibujada
por Milo Manara o la Illyana Rasputina de X-
Men. Pero la seducción no debe reducirse al ero-
tismo. La Baba Yagá (1973) de Corrado Farina,
una revisión erótica del mito eslavo basada en los
cómics de Valentina de Guido Crepax, presenta
la seducción en sentido fuerte, aquella seducción
que Baudrillard deiniera como el dominio sim-
bólico de las formas. Es el poder que Eva apren-
dió de la serpiente, que supone resigniicar las
formas, hacerse cargo del mito de la bruja de la
misma manera que la serpiente desvela a Eva que
el fruto prohibido no produce la muerte, sino la
apertura a un nuevo conocimiento que es un
nuevo paradigma.
NEOPAGANISMO Y WICCA
Gerald Gardner, amigo de Aleister Crowley y fun-
cionario jubilado en Inglaterra tras años como
inspector postal en Malasia, registró en 1954 una
religión con el nombre de Wicca (a caballo entre
bruja y sabio). Esta religión, como toda que se pre-
cie, contaba con libros sagrados, ritos de iniciación,
festividades, panteón de divinidades cornudas, una
sección de pornomancers y hasta una facción he-
rética, la Wicca Ecléctica, escindida de la Tradicio-
IGOR MUKHIN
PUSSY RIOT.
Este colectivo
nal Inglesa. Las wiccanas de hoy tienen una gran ruso feminista
conciencia ecológica o telúrica y se reúnen para de punk-rock
compartir vademécums, conjuros, fetiches, trucos y activismo
político, que
de cocina y bolsitas de hierbas para el cajón de las ha estado en el
bragas. La película Scooby-Doo y el fantasma de la punto de mira de
bruja y el capítulo de Los Simpson titulado La bruja la autocracia de
bravata, en donde Lisa se hace wiccana para escán- Putin, utilizó de
dalo del puritano Flanders, son un testimonio de su forma crítica la
figura de la bruja
relevancia. Tampoco les faltó su particular caza de en el vídeo
brujas, llevada a cabo por el psiquiatra canadiense Witches of Pussy
Lawrence Pazder y su paciente –y eventual esposa– Riot Clean
Michelle Smith con la publicación del best seller Manezhka (2014).
Michelle Remembers, en el que se vertían graves En la imagen,
siete de sus
acusaciones sobre el abuso ritual satánico de las
componentes.
brujas wiccanas, caso que llegó a los tribunales tras
los sucesos de pánico de 1980, desenmascarando al
oportunista psiquiatra.
La bruja, en in, ha representado en cada momento
lo que de terrible podía tener lo femenino radical,
junto a otros mitos como la Salomé castradora, la
vagina dentada, la Medea manipuladora o Baubo
con su sonrisa vertical. Pilar Pedraza, profesora de
Historia del Arte de la Universidad de Valencia, da
cuenta de la persistencia del mito femenino en la
cultura en su libro Brujas, sapos y aquelarres, edi-
tado por Valdemar. Pero la bruja es también sím-
bolo de la marginalidad femenina propia de cada
tiempo, también del nuestro. La bruja, víctima his-
tórica de la sociedad biempensante, se constituye
hoy como arquetipo de excluidas, agente del caos,
agitadora contracultural y símbolo revolucionario,
y no tiene intención de posar su vuelo. MH
MUY HISTORIA 103
DOSSIER

LA PINTURA CLÁSICA EN LA OBRA DE

Buñuel es el más universal de nuestros

cineastas. Desde 2014, la RAE admite la voz
«buñueliano», cuya segunda acepción dice:
«Que tiene rasgos característicos de la obra
de Buñuel». Popularmente, se utiliza como
sinónimo de «surrealista».

ASIER MENSURO
HISTORIADOR DEL ARTE Y EXPERTO EN CÓMIC Y CINE
En la imagen,
Luis Buñuel
rodando en
México Los
ambiciosos
(1959).

MUY HISTORIA 105

 La última cena
(1495-1498),
de Leonardo
da Vinci.
E
n sus memorias, Buñuel describe lo
esencial del movimiento surrealista: «Lo
que deseaba más que nada, deseo impe-
rioso e irrealizable, era transformar el
mundo y cambiar la vida». Para lograrlo,
los surrealistas recurren a todo tipo de
estratagemas, como la provocación y la ruptura
con la tradición, ya que, siguiendo el axioma clá-
sico de las vanguardias, un arte nuevo colabora-
ría a crear un mundo nuevo.
Buñuel encuentra su propia vía a la hora de dar
salida a su espíritu surrealista, y se trata de un
camino tan original y distinto, que obliga a crear
un nuevo término para deinirlo: el ya nombra-
do adjetivo «buñueliano».
Lo primero que llama la atención es que Buñuel
no renuncia a la tradición, sino que practica to-
do lo contrario, ahondando –a su manera, eso
sí– en las raíces de la cultura española.
106 MUY HISTORIA
El cineasta, que es muy consciente del poder evo-
cador de las imágenes, acostumbra recurrir a la
iconografía de la pintura más clásica para intro-
ducirla en sus películas, haciendo especial énfa-
sis en las imágenes más conocidas de la pintura
religiosa que tan presentes están en la sociedad
española de gran parte del siglo XX.
MUSEO DEL PRADO: EL ORIGEN
Sospecho que la idea de utilizar la iconografía de
la pintura surge de manera fortuita en una visita
al Museo del Prado, y que ese germen fructiica
posteriormente, cuando Buñuel se convierte en
director de cine.
Pero todo comienza mucho antes, cuando el
joven Buñuel, con tan solo 17 años, llega a Ma-
drid para completar sus estudios, recalando en
la Residencia de Estudiantes. El futuro cineasta

ASC
cuenta en su autobiografía que «en verano, la
Residencia recibía a profesores norteamericanos
y a sus esposas, que venían a España para per-
feccionar su español. Para ellos se organizaban
conferencias y visitas». Y en una ocasión, se le
encomienda al propio Buñuel que realice una
visita guiada al Museo del Prado.
Parece ser que Buñuel ejerce como guía de una
forma un tanto peculiar e irreverente, y suelta
a los ingenuos visitantes yanquis lo primero
que se le pasa por la cabeza: cosas como que
«Goya era un torero que mantuvo relaciones
funestas con la duquesa de Alba» y un largo
etcétera de barbaridades similares.
Buñuel no renuncia a la tradición, sino que ahonda
–a su manera– en las raíces de la cultura española
Cartel de
Viridiana
Algunos norteamericanos acuden a quejarse al (1961), de Luis
director de la Residencia por la tomadura de pe- Buñuel,
lo, pero lo cierto es que Buñuel no aprende la premiada en el
lección (o la aprende realmente bien, según se Festival de
mire), ya que, gracias a esta experiencia, descu- Cannes con la
Palma de Oro.
bre que la iconografía de la pintura es un campo
más que fecundo a partir del cual urdir todo ti-
po de provocaciones.
La tradición, si se subvierte con inteligencia y
espíritu surrealista, se convierte en un arma su-
mamente eicaz y, sin duda, Buñuel ya tiene bien
aprendida esta lección cuando conoce al grupo
de vanguardia parisino.
EL CASO DE VIRIDIANA Y TRISTANA
Los dos ejemplos más conocidos en los que Bu-
ñuel aplica la iconografía de la pintura en las pe-
lículas son Viridiana (1961) y Tristana (1970);
en ambos casos, dicha iconografía aparece en la
escena más emblemática de la película.
Respecto a la primera de estas películas, recor-
dará el lector que Viridiana, la protagonista del
ilm, dedica su vida a ayudar a los necesitados y
que, entre otros actos de caridad, organiza una
cena para unos mendigos.
En un momento dado de la velada, deciden tomar-
se una fotografía. Es ahí donde Buñuel introduce
la iconografía de La última cena, de Leonardo Da
Vinci, ya que todos los desarrapados posan tras la
mesa emulando la composición y las poses de las
iguras que aparecen en el mural del lorentino.
Buñuel subvierte el significado de la pintura
mural del genial pintor. La última cena es
MUY HISTORIA 107

ASC
Arriba, dibujo
de 1842 de
Blas Crespo y una de las obras maestras de la pintura re-
Bautista del ligiosa, en la que Leonardo muestra a Jesús y a
sepulcro del los discípulos, futuros santos, como apolíneas
cardenal Tavera, iguras renacentistas; Buñuel, por el contrario,
de Berruguete. los sustituye por menesterosos, mucho más dio-
Debajo, nisíacos, entre los que hay un ciego, ancianos
fotocromo de decrépitos, varios desdentados e incluso una
Tristana (1970),
de Buñuel.
enana, creando una poderosa imagen en la que
retrata sin ninguna idealización a los auténticos
desheredados del mundo.
La genialidad de la escena es que los mendigos
posan para la foto como santos pero, evidente-
mente, sin serlo. A Buñuel le interesa demostrar
que los mendigos se limitan a mostrar una falsa
conducta religiosa, ingiendo creencias a través
de las que saben que van a conseguir techo y
alimento; pero en el momento en que Viridiana
se aleja, se comportan según su verdadera natu-
raleza, tan cruel como egoísta.
Así, Buñuel pone en evidencia la ineicacia de
la caridad –tal como la concibe Viridiana– para
transformar la sociedad y paliar las injusticias.
Esta lectura pone en tela de juicio el papel de la
caridad en una sociedad tan teocrática como la
franquista, por lo que la censura intenta actuar
108 MUY HISTORIA
En la escena del sepulcro
del cardenal Tavera en
Tristana, Buñuel
muestra la victoria de la
muerte sobre la vida
de facto y secuestrar la película. Por fortuna,
Juan Luis, el hijo del cineasta, consigue sacar
una copia de España escondida entre los capo-
tes de unos toreros que tienen una corrida en
Francia; la copia llega al laboratorio en París y
de allí viaja a Cannes, donde se alza con el máxi-
mo galardón, la Palma de Oro.
Respecto a Tristana, es muy conocida la esce-
na rodada ante el magnífico sepulcro del car-
denal Tavera, de Berruguete. Esta obra maestra
de la escultura funeraria renacentista fascina a
Buñuel desde que era joven y acudía a Toledo
junto a Dalí, Lorca y el resto de sus amigos de la
Residencia de Estudiantes, que formaban la Real
Orden de Toledo, creada por el propio Buñuel
como excusa para divertirse con sus amigos en
una de sus ciudades favoritas.
Cuando en 1970 regresa a la ciudad para rodar
Tristana , incluye en el film una escena en la
que la sensual Catherine Deneuve se reclina
sobre el sarcófago enfrentando su rostro con
el del cardenal esculpido en mármol, que con
tanto acierto crearía Berruguete a partir de
una máscara funeraria en yeso que el propio
artista hizo al difunto.
Buñuel realiza un juego clásico surrealista en es-
ta escena, en el que confronta el instinto del Eros
y el del hanatos; o si se preiere, en palabras de
Jean-Claude Carrière, estrecho colaborador de
Buñuel, «esta escena muestra el enfrentamiento
y la victoria de la muerte sobre la vida».
BELLE DE JOUR Y SIMÓN DEL DESIERTO
Pero Tristana no es la única vez que Buñuel en-
frenta el sexo con la muerte; en su película Belle
de Jour (1967), incluye una escena en la que un
conde de gustos necróilos solicita los servicios
de Séverine, una prostituta que también está in-
terpretada por Catherine Deneuve, y en su en-
cuentro amatorio la obliga a yacer en un ataúd a
modo de preliminar antes de poseerla.
La censura mutila la escena, que, tal y como se
rueda de forma completa, incluye lo siguiente:
Séverine en el ataúd junto a Georges Marchal,
 San Sebastián
(1636), de José
de Ribera.
que interpreta al pervertido conde; les rodean
otros personajes que lloran compungidos en un
velatorio icticio, mientras se pronuncia una mi-
sa, y sobre el ataúd, presidiendo la escena, hay
una esplendida copia del Cristo de Grünewald.
En esta pintura al temple, el pintor alemán mues-
tra el cuerpo torturado de Jesús en la cruz, cuya
crudeza siempre ha impresionado a Buñuel.
Dentro del ilm, la imagen es una vez más per-
vertida y pone de maniiesto uno de los aspec-
tos de la iconografía católica que más inquietan
ASC
al aragonés: el valor del martirio. Esto permite
a Buñuel asociarla y que encaje a la perfección
con la esencia del personaje de Séverine, a la que
el propio cineasta deine como «una burguesa
con tendencias masoquistas».
Esta misma idea aparece en otras ocasiones en
la película, solo que esta vez recurriendo a la
iconografía de uno de los santos mártires más
conocidos de todos los tiempos, san Sebastián.
Centrándonos en la iconografía, en obras co-
mo el San Sebastián de Ribera, que posee
MUY HISTORIA 109

ASC
Simeón el
estilita (1667),
de autor el Museo del Prado, se le representa con las
anónimo. En muñecas atadas a un árbol y con uno o los dos
este personaje brazos en alto, para dejar de este modo el torso
se basa el film completamente desprotegido y así convertirlo
Simón del en un blanco fácil para las flechas de sus tor-
desierto (1965). turadores. Además, para resaltar su santidad,
se acostumbra representarlo con un paño de
pureza blanco.
Buñuel hace lo propio con Séverine y la muestra
siguiendo esta iconografía; y, dado que el santo
fue martirizado en dos ocasiones, el calandino
hace lo propio con su personaje, que va a ser
vejada en dos encuentros distintos.
Así, en uno de ellos, la muestra atada a un árbol
con el brazo en alto, extasiada, a la espera de
los hombres que se disponen a humillarla; como
este peculiar martirio no tiene nada de santo,
Buñuel hace que los sádicos arrojen cieno so-
110 MUY HISTORIA
bre su vestido blanco para ensuciar su pureza.
En una segunda ocasión, se repite una escena
de martirio con Catherine Deneuve atada a un
árbol, pero esta vez Buñuel utiliza otro recurso
para enfatizar la esencia perversa de la escena,
haciendo que Séverine luzca un carnal vestido
rojo, en lugar del virginal blanco.
Hay que decir que Buñuel siempre fue un ad-
mirador de la literatura de Sade, obra que co-
noce muy bien de la mano de surrealistas como
Breton y Crevel y sobre todo de Marie-Laure, la
vizcondesa de Noailles y productora, junto a su
marido, del ilm La edad de oro del calandino;
además de ser descendiente directa del marqués
de Sade, Marie-Laure posee, entre otros tesoros
de su colección, el manuscrito original del libro
Los 120 días de Sodoma.
Otra particular versión del martirio de la carne
aparece en la película Simón del desierto (1965).
La iconografía del estilita, muy común en las
representaciones religiosas románicas en Oc-
cidente y en representaciones asociadas al foco
cultural de Bizancio, fascina a Buñuel.
La imagen de un hombre que vive en lo alto de

ASC
una columna es, per se, una imagen surrealista;
pero Buñuel, a la hora de recrearla para su pe-
lícula, huye de las representaciones idealizadas
del santo propias de la pintura románica y orien-
tal y utiliza como referente a los santos eremitas
de la pintura barroca.
Lo que fascina al cineasta de estas representa-
ciones es precisamente la huella que dejan en
la carne del santo las privaciones a las que se
somete. Esto aparece claramente en obras del
Museo del Prado que Buñuel conoce, como, por
ejemplo, San Pablo Ermitaño, de José Ribera,
que posee el Prado, o La tentación de san Jeró-
nimo, de Francisco de Zurbarán, perteneciente
al monasterio de Guadalupe.
Buñuel hace lo propio con su santo Simón, que es
interpretado por un demacrado Claudio Brook,
que luce en el ilm famélico y desaliñado. Pero,
Lo que fascina al cineasta es la huella que dejan en la
carne del santo las privaciones a las que se somete
Finis Gloriae
Mundi (1670-
1672), de Juan
de Valdés Leal.
Izda., La edad
de oro (1930).
además, el cineasta da el papel del diablo a la bella
Silvia Pinal, a la que viste de colegiala para que
tiente al anacoreta con los pecados de la carne, ac-
tualizando como solo lo puede hacer Luis Buñuel
la iconografía del óleo La tentación de san Anto-
nio, en el que diversas jóvenes cantan y festejan
para provocar al santo con sus encantos.
LA EDAD DE ORO Y LA VÍA LÁCTEA
Una obra alegórica de Valdés Leal, la conoci-
da Finis Gloriae Mundi, es también una de las
pinturas que más impresionan a Buñuel, ya que
la emplea en dos ocasiones diferentes en su il-
mografía. El lienzo pertenece al género de vani-
tas; es decir, trata sobre la fugacidad de la vida
humana y terrenal frente a la vida eterna. Leal
plasma esta idea con una imagen poderosa:
MUY HISTORIA 111
 un ataúd abierto en el que se puede con-
templar el cadáver de un obispo, del que solo
quedan los huesos y el traje litúrgico con el que
fue enterrado.
Buñuel recrea esta misma iconografía en una
escena de La edad de oro (1930) en la que sitúa
a varios obispos sobre unas rocas de la Costa
Brava y, mediante un fundido, los sustituye por
esqueletos vestidos de la misma guisa; y también
en La Vía Láctea (1969), en la que se incluye una
escena de una cremación de un esqueleto vesti-
do igualmente con casulla y tiara.
En ambos casos, Buñuel subvierte el mensaje
de esta iconografía, ya que, en lugar de utilizar-
lo para representar la futilidad de este mundo
frente a la gloria que espera al buen católico en
la otra vida, lo usa como metáfora de la muerte
de la doctrina católica, cuyo papel dentro de la
sociedad está caduco y debe dejar paso a la mo-
dernidad contemporánea.
Buñuel subvierte el mensaje de la iconografía
religiosa clásica dándole nuevos sentidos
Susana y los
viejos (1560-
1565), de
Tintoretto,
inspiración de
una escena de
La joven
(1960).
112 MUY HISTORIA
OTROS EJEMPLOS DE ICONOGRAFÍA
RELIGIOSA EN EL CINE DE BUÑUEL
El resto de la ilmografía de Buñuel también es
rica en lo que se reiere a la aplicación de la ico-
nografía religiosa, de modo que citaré algunos
ejemplos más.
En una escena de La joven (1960), Key Meersman,
que interpreta a la adolescente Evelyn, se refresca
los pies en el río mientras es observada por Miller,
que la desea aunque la dobla en edad. Se trata, sin
duda, de una evocación de Buñuel de la famosa
historia de Susana y los viejos, que Tintoretto ha-
ce más célebre mostrando en uno de sus lienzos
a una Susana que se acicala los pies mientras es
espiada por los lascivos ancianos.
Buñuel también recurre a la iconografía de la
Virgen María, bien sea de forma literal, como
sucede en La Vía Láctea, bien sea con diversas
mujeres que evocan, con libertad, las distintas
tipologías de vírgenes góticas y el niño, o inclu-
ASC
ASC
so el esquema de la Piedad, con Cristo muerto
en brazos de su madre. Así sucede, por ejemplo,
en ilms como Las Hurdes (1933), Los olvidados
(1950) o Simón del desierto.
En La ilusión viaja en tranvía (1954), se atre-
ve a evocar de forma jocosa la iconografía de
la expulsión del Paraíso de Adán y Eva, solo
que en esta ocasión la escena no es una perver-
sión iconográfica que surge de su imaginación.
Buñuel evoca una pastorela del siglo XIX y lo
hace con una puesta en escena naif, tal y co-
mo sucedía en las barriadas del México de la
época, que, con más devoción que medios, re-
El bufón el
Primo (1645),
presentaban el nacimiento de Cristo en fechas de Diego
cercanas a la Navidad. Velázquez.
Un último ejemplo que me gustaría citar es el
de los campesinos orantes que protagonizan el
lienzo El Ángelus, de Millet, que son evocados
en películas del calandino como Un perro anda-
luz (1929), Viridiana o Belle de Jour.
VERMEER, VELÁZQUEZ Y GOYA
Pero la influencia de la iconografía pictórica
en Buñuel no se limita solamente a la temática
religiosa, ya que otras imágenes proceden-
MUY HISTORIA 113

El 3 de mayo en
Madrid o Los
fusilamientos tes de la pintura llamémosla «profana»
(1814), de también sirven de inspiración para muchos
Francisco de de los planos de sus películas.
Goya, muy En algunas ocasiones, las pinturas aparecen
presente en El como tales; es decir, Buñuel incluye una co-
fantasma de la
libertad (1974). pia de los cuadros como parte del atrezo del
film. Así, por ejemplo, en Un perro andaluz
se muestra una copia del óleo de Vermeer La
encajera; en una de las paredes del casino del
film La hija del engaño (1951), luce a modo de
decoración una copia del lienzo La maja des-
nuda, de Goya, y en El fantasma de la libertad
(1974), los títulos de crédito se impresionan
sobre el conocido cuadro Los fusilamientos
del tres de mayo en la montaña del príncipe
Pío, también del pintor aragonés.
En otras, Buñuel se limita a evocar los arqueti-
pos que protagonizan algunos lienzos célebres
por los que siente especial cariño o son de su
gusto. Así, tanto en Nazarín (1959) como en
Simón del desierto , crea un papel específico
para el enano Jesús Fernández, papeles que
114 MUY HISTORIA
ASC
en gran medida se inspiran en los retratos de
corte que Velázquez realizó a diversos bufones
enanos y en otros lienzos tan conocidos como
El pie varo, de Ribera, apodado popularmente
«El patizambo».
El gusto de Buñuel por las pinturas de esos
seres que poblaban la corte madrileña de los
Austrias y otras casas reales europeas queda
refrendado por la presencia en su biblioteca
personal del libro Locos, enanos, negros y ni-
ños palaciegos , publicación de referencia so-
bre este tema escrita por José Moreno Villa,
que el cineasta va a conservar hasta el fin de
sus días en su casa de la cerrada de Félix Cue-
vas, en Ciudad de México.
Y, finalmente, está Goya. Buñuel coquetea por
primera vez con su obra cuando es muy jo-
ven y prepara un proyecto de película, final-
mente fallido, para conmemorar el centenario
del deceso del pintor aragonés. A partir de ese
momento, su obra le acompaña en muchas de
sus películas. En El fantasma de la libertad, se

El cantor ciego (1820), de Francisco de Goya.
ASC
recrea una escena de un fusilamiento durante
la Guerra de Independencia española en la que
se evoca la composición del ya citado cuadro de
Goya, solo que sustituyendo al personaje de la
camisa blanca por otro personaje que luce hábi-
to de monje, que es interpretado en el ilm por
el propio Luis Buñuel.
El calandino, al igual que Goya en todas sus
pinturas y grabados sobre la guerra, es muy
consciente de la enorme contradicción que
encierra este conflicto militar, ya que, para-
dójicamente, aquellos que dan su vida para
oponerse a las fuerzas invasoras napoleónicas
sostienen al mismo tiempo los derechos su-
cesorios de Fernando VII, un monarca auto-
ritario y represor partidario del Antiguo Ré-
gimen. Quizá por ello, Buñuel hace que uno
de sus personajes grite, antes de ser ejecutado:
«¡Vivan las caenas!».
En otra de las escenas del mismo film, Buñuel
muestra a una mujer completamente desnuda
La obra pictórica de
Francisco de Goya es
un referente constante
en la filmografía de
Luis Buñuel
sobre una cama con sábanas blancas, rememo-
rando una vez más el lienzo de La maja des-
nuda y enfatizando la presencia de la obra del
aragonés en esta película.
La iconografía del guitarrista ciego aparece en
diversas obras de Goya. Esta imagen también
fascina a Buñuel, hasta el punto de que usa
este arquetipo y crea a su propio guitarrista
invidente, el personaje de Don Carmelo en
Los olvidados . Y los aldeanos afectados de
paludismo y cretinismo que muestra en Las
Hurdes, tierra sin pan son, sin duda alguna,
versiones cinematográficas de otro célebre
ciego pintado por Goya, El Tío Paquete.
Los mendigos de Viridiana también son, en
último término, personajes goyescos. Recor-
dará el lector que, en la película, uno de los
desarrapados se corona con un velo de novia
adquiriendo al hacerlo un aspecto fantasmal,
mientras se lanza a bailar. Dicha idea está pre-
sente en el dibujo de Goya Fantasma bailando
con castañuelas , que sin duda es un ejemplo
más, dentro los muchos posibles, en el que
queda patente el profundo conocimiento por
parte de Luis Buñuel de la obra de Francisco
de Goya y su uso reiterado dentro de su filmo-
grafía como un referente.
El cineasta Javier Espada y yo mismo, traba-
jando en una exposición sobre la película Na-
zarín, caímos en la cuenta del gran número de
obras pictóricas pertenecientes a las coleccio-
nes de arte de España y Europa que, de algún
modo, forman parte o inspiran la iconografía
buñueliana. Se trata de un tema apasionan-
te del que este artículo no es sino un primer
esbozo, dado que la práctica totalidad de su
filmografía incluye una o varias referencias
pictóricas, en ocasiones muy evidentes, y en
otras, mucho más sutiles y veladas. MH
Nota: las imágenes de la obra de Luis Buñuel
que ilustran este artículo pertenecen al archivo
de Javier Espada y son una cortesía del cineasta
y de la familia Buñuel para los lectores de MUY
HISTORIA.
MUY HISTORIA 115
HISTORIA ALTERNATIVA
¿Y si Yugoslavia no se hubiese
desintegrado?
Después de una traumática historia de menos de un siglo, y tras la caída del bloque
soviético, Yugoslavia dejó de existir en 1991. ¿Qué habría pasado si el país comunista
con mayor diversidad étnica, cultural y religiosa de Europa hubiese permanecido unido?
POR JOSÉ PARDINA
l acabar la Primera Guerra
A Mundial y tras la disolución
del Imperio austrohúngaro, el
1 de diciembre de 1918 nacía el Reino
de los Serbios, Croatas y Eslovenos,
un Estado federal balcánico que,
con sus diferentes etnias, lenguas y
religiones, pasaría a llamarse Reino
de Yugoslavia en 1929. Invadido por
Hitler en la Segunda Guerra Mun-
dial, tras la victoria del bando aliado
–en la que los partisanos comunistas
de Tito jugaron un papel decisivo–, el
territorio de los Balcanes recibió en
1945 el nombre de República Federal
Popular de Yugoslavia.
SEIS REPÚBLICAS EN UNA
Compuesto por seis repúblicas socia-
listas – Serbia, Croacia, Eslovenia, Bos-
nia-Herzegovina, Macedonia y Monte-
negro–, el nuevo Estado funcionó de
facto como una federación multiétnica
y plurirreligiosa. Su líder, el mariscal
Josip Broz ‘Tito’, croata y héroe de la
resistencia antinazi, ejerció el poder
absoluto hasta su muerte en 1980.
Durante su mandato, impulsó el Mo-
vimiento Internacional de Países No
‘Ucronología’
1991
Miloševic (en la imagen) y el croata
Franjo Tudman mueren en accidente
de helicóptero cuando se dirigían a
firmar el Acuerdo de Karadordevo
para el reparto de Bosnia. Elecciones
democráticas supervisadas por la
Unión Europea dan el poder a jóvenes
GETTY
políticos unionistas y liberales.
116 MUY HISTORIA
Alineados y convirtió Yugoslavia en
símbolo mundial del llamado “socia-
lismo autogestionario”, independiente
de Moscú y emblema de la neutralidad
durante los años de la Guerra Fría. En
1967, Yugoslavia era el único país tras
el hermético telón de acero al que se
podía viajar y del que sus ciudadanos
podían salir y entrar libremente.
ADIÓS A LA URSS
Cuando el imperio soviético colapsó,
en el otoño de 1989, Yugoslavia per-
maneció unida. Cuando un gobierno
tras otro del bloque socialista fueron
desmantelados, Yugoslavia siguió en
pie, preservando el imperativo de
su unión por encima del derrumbe
ideológico del comunismo.
Pero entonces llegó Slob o dan
Milošević, ‘Slobo’, y todo se fue al tras-
te. A partir de 1991, el ultranacionalis-
mo vehemente de unos y otros mostró
su verdadera cara y la manipulación de
los sentimientos secesionistas desin-
tegró la joven república. Las llamadas
Guerras Yugoslavas –de Croacia, Es-
lovenia y Bosnia-Herzegovina, suce-
sivamente– fueron los conlictos más
sangrientos en suelo europeo desde el
inal de la Segunda Guerra Mundial,
con un balance de 150.000 muertos y
millones de desplazados.
En 1998, la provincia serbia de Ko-
sovo, con población mayoritaria de
origén albanés-musulmán, se separó
y provocó una última guerra, que-
dando la región bajo control de la
OTAN y las Naciones Unidas.
El frustrado país sobrevivió hasta
2003, cuando pasó a denominarse
Serbia y Montenegro por imperativo
de la Unión Europea y la ONU. Y aún
continuó languideciendo tres años
más, hasta que también Montenegro
votó su separación en referéndum.
Serbia declaró entonces igualmente
su independencia y Milošević fue
detenido en Belgrado y conducido
ante el Tribunal Internacional de La
Haya, donde se le acusó de crímenes
contra la humanidad. Cuando murió
en 2006, antes de que se dictara sen-
tencia, Yugoslavia ya no existía.
¿LA UNIÓN IMPOSIBLE?
¿Habrían podido seguir unidos
bosnios y croatas, musulmanes y
2002
Yugoslavia arrebata a Brasil
el Campeonato Mundial de
fútbol. Renovará su título
mundial en los cuatro
torneos sucesivos, jugados
frente a Italia (2006), España
(2010), Alemania (2014) y
Francia (2018).
 YUGOSLAVIA IMPOSIBLE.
Un mosaico de etnias, lenguas y religiones, aliñado
con viejos agravios y rencores. El nacionalismo

ASC
destruyó el sueño del mariscal Tito (arriba a la
izquierda en el mapa).

ortodoxos, eslovenos y kosovares,
serbios y montenegrinos? ¿Por qué
no funcionó su sistema federal? Para
algunos historiadores, su principal
deiciencia fue “la incapacidad de re-
solver la paradójica relación entre et-
nicidad y socialismo”, dos principios
opuestos en un Estado comunista
multinacional. El aplastamiento de
la “Primavera Croata”, en 1971, y las
purgas políticas hicieron despertar a
las nacientes clases medias urbanas
del sueño del socialismo autoges-
tionario, sustituido por los “hechos
diferenciales”.
Una pena: en las postrimerías del
siglo XX, Yugoslavia no era un país
rico, pero sus gentes, mezcladas en-
tre sí en innumerables matrimonios
interétnicos y plurirreligiosos, sa-
bían disfrutar de la vida. La música
yugoslava, su cine vanguardista y su
literatura eran premiados en festiva-
les internacionales. Sus deportistas
copaban las medallas olímpicas. Y la
lengua oficial serbocroata propor-
cionaba a sus ciudadanos un nivel
aceptable de fraternidad lingüística,
por encima de las diferencias raciales
y folclóricas. Hasta que despertó el
monstruo del sentimiento naciona-
lista identitario.
Hoy ya solo cabe pensar que quizá las
cosas hubieran sucedido de otro modo
si el país no se hubiera desintegrado co-
mo lo hizo (ver ‘Ucronología’). MH

2008 2014
La revista The Economist declara a Tras la crisis financiera global de
Yugoslavia “país del año”: “A pesar de su 2008 y la gran recesión de 2008-
sistema político cerrado, es aclamada en el 2010, Yugoslavia se convierte en
mundo como un ejemplo de dictadura ‘bien la economía de más rápido
hecha’. La joven estrella roja de Yugoslavia crecimiento de Europa. Sarajevo y
las playas de Croacia (izda., vista
SHUTTERSTOCK

es la que más brilla en Europa. En 15 años,

será un país tan moderno como sus de Dubrovnik) y Montenegro
vecinos occidentales del norte”. atraen el turismo mundial.

MUY HISTORIA 117

HISTORIA EN EL ARTE

3
 Asuntos de brujas
Goya fue uno de los pintores españoles que mejor reflejaron
el tema de la brujería. Lo hizo en un amplio número de sus
obras y, dado su carácter ilustrado, lo utilizó para satirizar la
sociedad de su época al tiempo que las dotaba de un sentido
misterioso y ambiguo.
POR EVA DOMÍNGUEZ AGUADO

l interés de Francisco de Go- timo, dentro de sus Pinturas negras

E ya y Lucientes (1746-1828) por

Ficha técnica
Título: Vuelo de brujas
Autor: Francisco de Goya
y Lucientes
Estilo: Romanticismo
Fecha: 1798
Técnica: Óleo sobre lienzo
Dimensiones: 43,5 x 30,5 cm
Localización: Museo
Nacional del Prado (Madrid).
el tema de la brujería nace a su
llegada a Madrid, cuando entra en
contacto con Leandro Fernández de
Moratín, quien escribe una edición
crítica sobre los sucesos de Zugarra-
murdi. La visión de Moratín sobre los
hechos –y sobre las brujas– ejerció
una fuerte influencia en Goya, el cual
se esforzó por plasmar en sus cuadros
y grabados una mirada hacia la bru-
jería como herramienta para reflejar
vulgaridades sociales y supersticiones
perjudiciales, del mismo modo que
usaba la sátira caricaturesca en sus
Caprichos.
En total, Goya realizó, por un lado,
alrededor de una cuarta parte de los
grabados de los Caprichos en tor-
no al tema de la brujería; en ellos se
expone la miseria de la credulidad y
la ignorancia de la mente humana,
tachándola de esclava del interés y el
egoísmo. Por otro lado, también pin-
tó seis cuadros sobre brujería para el
gabinete de la duquesa de Osuna en
su inca de la Alameda de Osuna, a las
afueras de Madrid, entre los cuales se
encuentra este que nos ocupa. Por úl-
también se encuentran dos que alu-
den al tema: El aquelarre (1819) y Dos
viejos comiendo sopa (1823).
Lo cierto es que, aunque la idea de
Goya con estas pinturas fuera la de
dar visibilidad a una realidad social
a través de la caricatura y la sátira, a
causa de la fuerza y la dureza de las
mismas, lo que transmiten al especta-
dor es cierto terror y pánico.
AL VUELO
La pintura la componen tres brujas
en pleno vuelo con el torso desnudo,
falda y capirote similar a los del Santo
Oicio, que se encuentran iluminadas
por un fuerte foco de luz que provie-
ne de la izquierda. Estos personajes
sostienen en sus brazos a un hombre
desnudo al que le insulan aire sobre
el cuerpo, como revelan sus hincha-
das mejillas (otra teoría airma que lo
que hacen es disponerse a chuparle la
sangre como vampiros). En la parte
baja, dos hombres, vestidos de agri-
cultores, han alcanzado la cumbre de
la montaña y tratan de evadirse de la
escena y escapar. MH

Detalles del cuadro

1. En los capirotes de las tres brujas hay serpientes, un símbolo asociado a lo
maligno y el poder.
2. El hombre que se cubre con una manta blanca originalmente se situaba de
espaldas, marcha atrás por el camino por el cual había subido buscando al as-
no, al que se ve más abajo, lo que constituía un símbolo de la ignorancia, usa-
do por Goya también en otras obras.
3. De los dos agricultores que huyen, uno se encuentra caído en tierra y se ta-
pa los oídos para no escuchar el ruido de los seres voladores; el otro es el que
avanza cubierto, protegiéndose de la luz y haciendo la higa con los dedos con-
tra el mal de ojo.
GETTY

MUY HISTORIA 119

PANORAMA
LIBROS CON HISTORIA
‘El sitio de Leningrado.
La lucha por la vida’
J. L. HERNÁNDEZ GARVI
Con el mejor espíritu del
buen divulgador histórico,
Hdez. Garvi nos traslada a
los 872 días de bloqueo de
Leningrado: desde el 8 de
septiembre de 1941, cuando
la Wehrmacht cortó el último
camino de entrada, hasta el
27 de enero de 1944, en que
el Ejército Rojo consiguió
levantar el asedio. Como
cuna de la Revolución de
octubre y encarnación de la
cultura rusa, la antigua San
Petersburgo era un símbolo
que los nazis querían destruir
a toda costa. Pero, en uno de
los ejercicios de fortaleza más
increíbles de la historia, la
ciudad no se rindió.
Pinolia. 18 euros.
‘La cautiva de la
Alhambra’
ANTONIO TORREMOCHA
Este doctor en Historia
Medieval nos acerca a la
poco conocida historia de los
años finales del reino nazarí
de Granada, que afrontaba
la segunda mitad del siglo
XIV acosado por los reinos
cristianos de la Península. Lo
hace a través
de un joven
que busca a
su hermana,
regalada al
nuevo sultán
Ismail II.
Almuzara.
18,45 euros.
120 MUY HISTORIA
‘EL IMPERIO ROMANO’
VICENTE BARBA
Experto en arqueología del Mundo Antiguo en el Mediterráneo
Oriental y en el sur de la península ibérica, Vicente Barba nos
descubre las circunstancias que se dieron para que un pequeño
y vulgar villorrio junto al río Tíber, levantado en el siglo VIII o VII
a.C., se convirtiera con el paso del tiempo en la capital de un gran
Imperio y la ciudad más importante de la Antigüedad. Con la colaboración
de otros célebres expertos y mucho sentido crítico, Barba nos acerca a esos hombres
y mujeres capaces de conquistar todos los territorios conocidos, mostrándonos cómo
sometieron a sus enemigos a lo largo de los siglos. Pinolia. 29,94 euros.
‘La vida secreta
de los cuadros’
AGUSTÍN SÁNCHEZ VIDAL
Este magnífico libro explora
las historias que exhibe y
esconde el Museo del Prado y
las relaciona con nuestra vida
cotidiana y con el presente. Y
es que los cuadros esconden
mensajes que cuentan
historias fascinantes. Detrás
de detalles aparentemente
‘Historia de la Guerra insignificantes, que pasan ‘La expedición
Civil sin mitos ni desapercibidos, se ocultan de Balmis’
tópicos’ epopeyas que cambiaron el VV. AA.
ISRAEL VIANA Y MANUEL mundo. En ellos conviven, No existe expedición médica
P. VILLATORO se superponen, entrelazan y o hazaña sanitaria de una
Dos grandes especialistas complementan innumerables magnitud comparable a
en periodismo histórico historias y anécdotas. la de Balmis, la primera
nos ofrecen una visión Espasa. 21,90 euros. vacunación global (partió el 30
distinta, fresca y renovadora de noviembre de 1803 hacia
del conflicto. A través de territorios de ultramar para
personajes de la época y acabar con las epidemias
testimonios exclusivos, de viruela). Este libro,
explican los aspectos más magníficamente ilustrado,
complejos, sus ángulos más en el que participan más de
particulares, insospechados y veinte expertos y académicos,
menos conocidos. le hace justicia.
B de Bolsillo. 14,95 euros. Geoplaneta. 39,50 euros.
EXPOSICIONES

EL HORROR QUE LOS NAZIS QUERÍAN SILENCIAR
CENTRO SEFARAD-ISRAEL, MADRID.
HASTA EL 15 DE JULIO. Al menos
1.100.000 personas, en su gran mayoría
judías, fueron asesinadas durante la Segunda
Guerra Mundial en Auschwitz, la mayor fábrica
de muerte operada por la Alemania nazi entre
1940 y 1945. Hasta allí llegaban a diario en
tren miles de hombres, mujeres y niños que,
en su mayoría, encontraban la muerte en las
cámaras de gas en apenas unas horas. Era
El misterioso
surrealismo de
Magritte
CAIXAFORUM
BARCELONA. HASTA EL
6 DE JUNIO. Gracias a la
colaboración de la Fundación
La Caixa y el Museo Thyssen-
Bornemisza de Madrid,
podemos ver la primera
retrospectiva que se dedica
en España al gran maestro
belga. La máquina Magritte
nos propone una inmersión en
su genial surrealismo
el final de un proceso meditado, planificado –sus obsesiones y carácter
y dirigido por las SS, que durante el invierno metódico– a través de 70
de 1945 intentarían desmantelar el campo y pinturas, acompañadas de
eliminar los rastros visibles de sus crímenes una selección de fotografías
antes de huir. Sin embargo, como podemos y películas familiares
ver a través de los casi 100 dibujos y procedentes de más de
fotografías de la exposición Seeing Auschwitz medio centenar de museos
(Auschwitz en imágenes), creada por Musealia y colecciones públicas y
con el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau, privadas de todo el mundo.
la UNESCO y la ONU, no todo desapareció. Entrada: 6 euros.

Cada momia tiene

una historia que contar
CAIXAFORUM MADRID.
HASTA EL 30 DE OCTUBRE.
A través de una colección
de objetos procedentes del
British Museum, la muestra
Momias del Antiguo Egipto.
Redescubriendo seis
vidas explora la idea de
momificación –que servía
para sobrevivir a la muerte y
conducir el cuerpo a la vida
del más allá– y nos ofrece el
testimonio de seis personas
que vivieron en el Antiguo
Egipto, entre los años 900 y El viaje que lo cambió todo
150 a.C. El estudio de sus ESPACIO IBERCAJA DELICIAS, MADRID. HASTA EL
momias y sus pertenencias 30 DE ABRIL. Magallanes y Elcano sin límites es una
ha permitido crear un perfil exposición muy singular que conmemora el 500 aniversario
personal y saber quiénes de la primera vuelta al mundo, comandada por Fernando
eran, su edad, sus creencias de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Una experiencia
y hasta sus enfermedades. inmersiva que hace que el público se sienta un tripulante
Entrada: 6 euros. más de aquellas naves de la Edad Moderna y ciudadano de
la Sevilla del siglo XVI. Entrada: 9,50-12 euros.

MUY HISTORIA 121

VIVE LA HISTORIA
CON PASIÓN

EDICIÓN Nueva
COLECCIONISTA edición
coleccio
REPUBLICANOS EXILIADOS nista
Las ayudas externas
ECHARSE AL MONTE
El no a la victoria fascista
CATÓLICOS CONTRA FRANCO
Lucha en la sombra de la Iglesia
PROTESTA ESTUDIANTIL
Los convulsos 60
REVUELTA EN LAS CÁRCELES
Cautivos, pero no vencidos

MAQUIS
Y OTRAS RESISTENCIAS
¡YA A LA VENTA!
Venir ju n to s
Volve r u n i d o s .
l o h a v i v i d o l o s a b e
Q u i e n