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PARTES: SEPÚLVEDA CON CLÍNICA SAN MIGUEL S.A Y GUTIÉRREZ.

ROL: C-354-2012

CUADERNO: PRINCIPAL

Apela.-

S. J. L. EN LO CIVIL DE SANTIAGO (13°).

Claudia Barrera Calderón, por el demandante, JORGE SEPÚLVEDA MENDOZA, en

autos sobre indemnización de perjuicios caratulados “SEPÚLVEDA CON CLÍNICA

SAN MIGUEL S.A. Y GUTIÉRREZ”, Rol Nº C-354-2012, cuaderno principal, a US.

respetuosamente digo:

Que, dentro del plazo y por ser agraviante a los derechos de mi parte, vengo en apelar de la

sentencia de fecha 8 de Agosto de 2014, notificada por cédula el día 9 de Septiembre de

2014 recién pasado en la cual se acogió la demanda de indemnización de perjuicios por

concepto de daño moral entablada por mi parte, Don Jorge Sepúlveda Mendoza,

condenándose a los demandados, Clínica San Miguel S.A. y Don Moisés Gutiérrez, al pago

de forma solidaria de la suma de $15.000.000 según se señala en su considerando 15° y en

su parte resolutiva, pese a que mi representado había solicitado en su líbelo la suma de

$150.000.000 por daño moral más intereses a contar de la fecha de la operación realizada

en la Clínica San Miguel S.A. por el Doctor Gutiérrez. Fundamento la apelación en las

siguientes consideraciones de hecho y derecho:


1. El artículo 2314 del Código Civil establece que “El que ha cometido un delito o

cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización”.

Asimismo el artículo 2329 del aludido cuerpo legal establece que “Por regla

general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona,

debe ser reparado por ésta”. En este caso, el daño cometido a mi representado fue

fruto de la negligencia causada por el Doctor Moisés Gutiérrez, ya que al operarlo

de la dolencia muscular que sufría en su hombro le rompió un nervio lo que implicó

que perdiera por completo la movilidad de su brazo derecho. La negligencia consta

en el informe pericial presentado por mi representado y elaborado por el Doctor

Darras, en el cual se señala que la operación correctamente realizada no implicaba

riesgo alguno de corte del nervio del hombro derecho del demandante que en

definitiva resultó lesionado. Por tanto, es evidente que la negligencia del Señor

Gutiérrez es de una gran magnitud, ya que su mala práctica en la operación provocó

un daño irreparable para mi representado, lo cual, estimamos que evidentemente

conlleva a una debida indemnización de perjuicios en favor de éste. A su vez, El

artículo 2322 del Código Civil señala que “Los amos responderán de la conducta

de sus criados o sirvientes, en el ejercicio de sus respectivas funciones; y esto

aunque el hecho de que se trate no se haya ejecutado a su vista. Pero no

responderán de lo que hayan hecho sus criados o sirvientes en el ejercicio de sus

respectivas funciones, si se probare que las han ejercido de un modo impropio que

los amos no tenían medio de prever o impedir, empleando el cuidado ordinario, y

la autoridad competente. En este caso toda la responsabilidad recaerá sobre dichos

criados o sirvientes” En este caso, la Clínica San Miguel S.A. tiene responsabilidad

en los hechos y también ha incurrido en una negligencia de gran magnitud, pues


tenía el deber de disponer de personal apto para las operaciones de sus pacientes,

evitando de esta forma incurrir en errores como los de este caso, en el cual,

evidentemente, no se cumplió con la vigilancia debida de las capacidades o

aptitudes del Doctor Gutiérrez. Por tanto, creemos que la indemnización otorgada

no es suficiente en virtud de la gran negligencia cometida, tanto por el Señor

Gutiérrez como por la Clínica San Miguel S.A, y que debería ser mayor.

2. Que atendida la magnitud del daño causado, estimamos que la indemnización

otorgada no es suficiente para resarcirlo, pues hemos acreditado debidamente que la

pérdida de movilidad de su brazo derecho implicó para mi representado un enorme

sufrimiento moral por su incapacidad, lo que provocó que perdiera su trabajo de

conductor de camiones en una empresa minera. Además, no ha logrado por este

hecho encontrar otro trabajo en el rubro de su profesión como conductor, pues ha

quedado incapacitado para ejercer aquello a lo que siempre se ha dedicado y,

atendida la gravedad de la afección provocada producto de la operación realizada

por el Doctor Gutiérrez en la Clínica San Miguel S.A., nunca más podrá laborar en

esta área. Estimamos, que la suma de $15.000.000 otorgada a mi representado es

insuficiente para reparar el mal causado y creemos que, en virtud de lo expresado

anteriormente, debería concederse una indemnización mayor, tal como la solicitada

inicialmente en la demanda. En este sentido, es dable citar que “La indemnización

patrimonial por daños extrapatrimoniales debe hacer posible la satisfacción de

intereses y aspiraciones personales. Se debe buscar compensar el daño no

patrimonial producido, porque si bien se ha causado una pérdida irreparable, se

debe colocar a la víctima en una situación patrimonial mejorada, que posibilite,

por lo tanto, mayores satisfacciones que de alguna manera compensen las


sensaciones desagradables sufridas. La indemnización por daño moral en este

punto se realiza de acuerdo con los daños que se deben compensar. Se toma en

cuenta: el alcance de los daños, así como su intensidad; la duración de los dolores,

sufrimientos y los perjuicios. La cuantía de la indemnización del daño moral será el

grado de dificultad objetiva de la superación del daño en relación a las

características individuales de la persona víctima del daño bajo el criterio de un

hombre medio”. (Barrientos Zamorano Marcelo, Del daño Moral al daño

Extrapatrimonial: la superación del petrium doloris, pp. 88).

3. Estimamos que la prueba ofrecida por mi representado es suficiente para establecer

la existencia del gran perjuicio provocado, el que debe ser indemnizado, a nuestro

juicio, con un monto superior al ya otorgado. Pues, como se ha estimado por la

jurisprudencia “Lo que resulta claro, es la necesidad que tiene la victima de

aportar los antecedentes necesarios para que el juez pueda formar su convicción

respecto la procedencia del daño moral. Para lo cual, al no existir una regla

especial que limite los medios probatorios para este tipo de daños, caben todos

aquellos señalados por la ley” (Femenías Salas Jorge, “Notas sobre la prueba

del daño moral en la Responsabilidad Civil”, pp. 43). Así, podemos señalar que

mi representado ha cumplido con lo indicado, ya que contamos como parte con la

declaración de dos testigos, con un certificado médico, con la carta de despido de la

empresa donde trabajaba mi representado y con el informe de un perito médico, lo

cual evidencia claramente la enorme magnitud del daño causado.

A su vez, siguiendo con la calidad de la prueba rendida por mi representado,

podemos señalar que El artículo 384 del Código de Procedimiento Civil establece
que “Los tribunales apreciarán la fuerza probatoria de las declaraciones de los

testigos conforme a las reglas siguientes: 2) La de dos o más testigos contestes en

el hecho y en sus circunstancias esenciales, sin tacha, legalmente examinados y que

den razón de sus dichos, podrá constituir prueba plena cuando no haya sido

desvirtuada por otra prueba en contrario”. En este caso, mi representado presentó

la declaración de dos testigos (el Sr. Llantén y el Sr. Morales), quienes coincidieron

en un detrimento notorio del ánimo y del estado de salud del Sr. Sepúlveda en el

período posterior a la operación, además del sufrimiento emanado de la pérdida de

su trabajo de conductor debido a la ausencia de movilidad en su brazo derecho.

Además, es importante expresar que ninguno de los testigos fue objeto de tachas y

que los demandados no presentaron ninguna prueba que lograra desvirtuar estos

testimonios. En virtud de lo anterior y del artículo precitado, creemos que deberían

estimarse estas declaraciones como plena prueba, las que abonarían aún más la tesis

que sostenemos, a saber, que la indemnización otorgada a mi representado fue

insuficiente para resarcir el grave daño causado y que, por tanto, debe aumentarse el

monto de ésta conforme a derecho.

Asimismo, se ha expresado que “En cuanto a la prueba documental, esta será de

gran ayuda, por ejemplo, para el caso acreditar lesiones corporales, en el caso de

los informes médicos o bien con medios fotográficos y así lo ha señalado la

jurisprudencia” (Femenías Salas Jorge, “Notas sobre la prueba del daño moral

en la Responsabilidad Civil”, pp. 42) y en nuestro caso, contamos con prueba

documental suficiente que acredita el estado actual de mi representado, las cuales

son el certificado médico que logra constatar la pérdida definitiva de la movilidad

de su brazo derecho, y la carta de despido de la empresa en la cual trabajaba en


donde queda de manifiesto que el motivo de la prescindencia de sus servicios fue

que la inmovilidad permanente de su brazo derecho le impedía conducir.

4. Igualmente, es viable plantear que la situación económica de mi representado es

precaria en la actualidad, pues se ha visto desmejorada en virtud de la pérdida de su

empleo y de su imposibilidad para encontrar trabajo atendida la discapacidad que le

provocaron en la operación. Si contraponemos la situación del Señor Sepúlveda con

la situación del ofensor, la Clínica San Miguel, podemos establecer que existe una

gran diferencia económica y creemos que la Clínica sí estaría en condiciones de

pagar una indemnización de perjuicios mayor al Señor Sepúlveda, pues éste es una

víctima que ha visto un gran detrimento en su calidad de vida debido al actuar

negligente de esta institución de salud y del Doctor Gutiérrez.

POR TANTO, y en mérito de lo expuesto con los antecedentes de hecho y de Derecho

invocados, y de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 2314, 2322 y 2329 del Código

Civil, además de los artículos 384 n°2, y 189 y siguientes del Código de Procedimiento

Civil.

RUEGO A US. tener por interpuesta apelación en contra de la sentencia definitiva dictada

en autos con fecha 8 de Agosto de 2014, notificada el día 9 de Septiembre de 2014 recién

pasado, por ser agraviante a los derechos de mi parte, para que sea acogida a tramitación y

elevándose al Tribunal Superior, la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago, enmiende la

sentencia conforme a derecho, confirmándola, con declaración de incrementar el monto por

concepto de daño moral que se condena a pagar solidariamente al actor por los demandados
Clínica San Miguel S.A. y Don Moisés Gutiérrez, a la suma de $150.000.000.- o la suma

que US. estime en justicia, con costas.

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