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Los componentes los adquiere en Estados Unidos a quince dólares la unidad con un
tipo de cambio de 1,50$/€, y además tiene firmado un acuerdo por 50.000 unidades
anuales. El problema es que su margen de beneficio es bastante bajo, por lo que en
caso de que el dólar se aprecie respecto al euro a 1,25$/€ necesitaría pagar doce
euros por componente, perdiendo buena parte del margen de su negocio que es de
tres euros.
Para evitar esto, compra un futuro en el mercado de divisas en el que compra cinco
millones de dólares dentro seis meses a un tipo de cambio de 1,40$/€. De este modo
si a los seis meses se habrá asegurado parte de los dólares que necesita a un tipo de
cambio ya acordado.
A los seis meses necesitará 7,5 millones de dólares. Si el tipo de cambio está a
1,30$/€, el precio será de 5.769.231 euros. Si estuviera a 1,60$/€ el precio sería
4.687.500 euros. En cambio, por la operación que ha realizado se asegura cinco
millones a 3.571.428 euros. Si el tipo de cambio se encuentra a 1,3$/€ el resto (dos
millones y medio de dólares) lo conseguirá a 1.923.077 euros mientras que si
estuviera a 1,6$/€ lo haría por 1.562.500 euros. En uno de los dos casos sale
perdiendo, pero en caso de un resultado desfavorable de los tipos de cambio no
perdería tanto como lo haría normalmente.
Una buena cosecha que llegara a inundar el mercado y bajaran los precios.
Para cubrirse de los costes, vende futuros sobre la cosecha que no ha crecido por
3.000 kilos de naranjas a un euro. Además, compra una opción de compra sobre
naranjas (es decir, sólo la ejecutará si quiere) por 3.000 kilos de naranjas a 1,10 euros
el kilo. Para ello el agricultor abona 300 euros ahora. De modo que sus costes pasan
de 3.000 a 3.300 euros.
Supongamos un año de mala cosecha en el que sólo obtiene 3.000 kilos. El precio de
las naranjas sube a 1,6 euros, de forma que vende su cosecha por 4.800 euros
además de ejercer su opción de compra por las naranjas que vende a 3.000 euros.
De este modo pierde 300 euros por esta transacción, pero el alto precio de la cosecha
le deja 7.800 euros por la venta, menos 3.000 euros de gastos, menos 3.300 de
compra de ejercicio de la opción de compra y menos 300 euros de coste de los
derivados, es decir, un beneficio de 1.200 euros. Si no hubiera realizado esta
operación el beneficio habría sido de 1.500 euros.
El uso inteligente de los derivados permite a muchos cubrirse del riesgo, aunque
para ello ha de tenerse una previsión del futuro bastante buena. Aun así los derivados
para inversores particulares son unos productos extremadamente arriesgados y se ha
de considerar muy seriamente su contratación.
Los ETD o Exchange Traded Derivatives son aquellos que son objeto de
compraventa en mercados financieros. Estos derivados son
extremadamente líquidos y se utilizan más con fines especulativos. Pueden ser
objeto de 'trading' hasta la fecha de vencimiento, momento a partir del cual se
ejecutan y desaparecen del mercado.
En general, no se puede negar que los derivados de hoy en día son una parte
fundamental de las finanzas modernas, así como de su fuerte impacto sobre la
economía.
Un basis swap es un swap en el que dos partes se intercambian los flujos de capital
provenientes de una inversión o una deuda, de forma que ambas partes están
indexadas a un tipo variable. Dicho de este modo parece difícil, pero en realidad, un
basis swap no es un derivado mucho más complicado que un interest rate swap
tradicional.
Los basis swaps no son tan conocidos ni tan utilizados en el mundo financiero como
los IRS, pero en la práctica acaban formando un importante papel para muchas
instituciones financieras y no financieras. No obstante, contratar uno, básicamente
requiere predecir las curvas de tipos de interés a largo plazo, algo que habitualmente
es muy difícil de hacer y también bastante arriesgado, en algunos casos.