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Introducción.

En este trabajo se estudiará el tema de las pensiones, tanto en el antiguo derecho romano
como también en la actualidad.
Se pretende investigar su concepto, el origen de este tema dentro de los principios de la
antigua roma para obtener más conocimiento de donde surgieron las pensiones, quien la
propuso y de qué manera se fue desarrollando y así contemplar toda la secuencia de esta
importante reforma para beneficio de los ciudadanos, además poder realizar un análisis de
la modificación de esta a través del tiempo para así lograr un mayor entendimiento de este
proceso hasta nuestros días.
Es de suma importancia adquirir conocimientos de las bases de esta rama del Derecho y así
lograr identificar su influencia y desenvolvimiento, también sus reformas y modificaciones
para obtener plasmadas las reformas de este tema en la actualidad.
Cabe destacar que con esas bases lograremos entender mejor y así poder informarnos mejor
de cómo se estipula y que reglamentos existen dentro de este tema hoy en día para saber en
qué nos beneficia y en que nos perjudica y lograr sacar el mayor provecho y aprendizaje de
las pensiones.
Objetivos.

Objetivo General.
-Analizar el tema de las pensiones e interpretar el desarrollo histórico de sus bases en el
Derecho Romano, así como su práctica en la actualidad.

Objetivos Específicos.
-Estudiar los inicios e historia de este tema dentro del Derecho Romano.
-Examinar la importancia del avance de esta temática y su modificación a través del
tiempo.
-Valorar la importancia de las pensiones para lograr el bienestar de las personas que lo
ameritan.
Es importante entender el término de familia, su origen, función social, para, más

adelante determinar los orígenes que dan pie al deber alimentario.

El término familia en la antigua Roma, según se menciona en el artículo “Ius

Romanorum. Una aproximación al Derecho Romano”, publicado por Carlos Rojas

Sifuentes, se refería a un complejo grupo de personas unidas por un vínculo natural. Estaba

organizada en base al patriarcado; el papel del “paterfamilias” era el principal y la madre

ocupaba un lugar completamente secundario. Los varones eran lo más importante y a través

de ellos, la mujer dejaba de formar parte de su familia en el momento en el que se unía a la

familia de su esposo.

La familia eran un grupo de personas que estaban bajo la potestad de otra ligada por

la “agnatio” (son los que se dicen familiares políticos) y la “cognatio” (vínculo entre

familiares por medio de sangre; descendiente de un autor común). El “paterfamilias” tenía

el señorío de la casa y se le designaba así no solo por tener hijos, sino por la posición que

ocupa dentro la casa. Era el “sui iuris”, sin importar la edad. Tenía bajo su potestad a todos

los que pertenecían a esa familia y ejercía la patria potestad ante todos. Su esposa estaba

bajo su tutela siempre y cuando la tuviera “in manu”, pero era libre si la tenía “in

mancipium”. La materfamilias compartía el hogar, vivía honradamente pues se distinguía

de las otras mujeres por las costumbres, no importando si fuera casada o no, ya que no tenía

que ver con matrimonio ni nacimientos, si no con las buenas costumbres. El paterfamilias

tenía la potestad de cambiar la composición de la familia a su antojo; si éste moría, los que

estaban sometidos podían constituir nuevas familias, con la salvedad que continuaban

unidos por el parentesco agnaticio.


La potestad del padre o paterfamilias sobre su parentesco podemos dividirlas en

varias facetas:

- El paterfamilia era el jefe del culto.

- Los hijos no podían tener patrimonio, todo le pertenecía al paterfamilia.

- El paterfamilia tenía la potestad de castigarlos, venderlos, darles distintos

trabajos y hasta darles muerte. Como podemos ver, estaba constituida para

únicamente interés del padre, no del hijo.

En la familia romana había un lazo natural pleno que unía a un infante con sus padres: La

Filiación. Procedía del matrimonio legítimo (“iustae nuptiae”), debía ser legalmente cierta,

siendo el matrimonio el que lo determinaba. Había límites establecidos para saber si la

mujer había concedido durante el embarazo, estableciendo un límite menor de ciento

ochenta días y un máximo de trescientos días. Todo esto se hacía con el fin de 1). Dar lugar

al parentesco civil. 2). Crear una obligación recíproca de darse alimentos y para el hijo

comprende además el beneficio de la educación. 3). El menor debe respeto a sus

ascendientes. 4). El padre da a sus hijos su calidad de ciudadano romano y su condición

social.

Se ponían bajo la tutela del paterfamilia, las personas físicas, ya fuera mediante de

adopción o arrogación. Los primeros eran hijos de familia, por lo que se producía el

rompimiento de la patria potestad del padre natural. Con Justiniano, el padre natural

declaraba su voluntad ante el magistrado en presencia del adoptante y del adoptado,

haciéndolo constar en acta pública¸ y los segundos (arrogación) los que eran
independientes, pasando a formar parte de la nueva familia ellos y todos los miembros de

su familia, así como todos sus bienes. La patria potestad se extinguía por acontecimientos

fortuitos: como la muerte del paterfamilia en cuyo caso los que estaban sometidos

directamente a él. La patria potestad se extinguiría por acontecimientos fotitos como la

muerte del paterfamilia en cuyo caso los que estaban sometidos directamente a él eran los

“sui iuris”. 2. la perdida de ciudadanía del padre. 3. la reducción a la esclavitud el padre

4. la elevación del hijo aceptadas tanto religiosas como políticas.

A pesar de que la familia romana difiere en muchos aspectos de lo que hoy se

entiende por familia en nuestra sociedad, los romanos ya conocieron la institución de

alimentos entre parientes, aunque con un carácter más reducido del que tiene en nuestro

vigente ordenamiento jurídico. Lo caracterizador de la familia romana era el sometimiento

de todos sus miembros a la potestad del paterfamilias. Al menos en un primer momento del

Derecho romano esto era así, y por este motivo se ha dicho que el Derecho privado romano

era propiamente el Derecho de los paterfamilias, pero no de los ciudadanos. Como todas

las instituciones sociales y jurídicas, la familia experimenta una evolución. Sin embargo, el

objetivo fundamental de este trabajo, es investigar acerca del origen de la institución de

alimentos entre parientes, así como de su protección en el curso de un proceso. En un

primer momento, las relaciones de parentesco que nacen de la generación juegan todavía un

papel muy secundario. En etapas posteriores del Derecho romano fue variando el concepto

de familia, para acercarse más a lo que nosotros conocemos hoy por familia. Es el paso de

la familia agnaticia a la familia cognaticia. A la vez fueron mitigándose las excepcionales

facultades del paterfamilias, especialmente a partir del siglo I d. C. Como ha señalado la


doctrina, «la patria potestad comienza como un poder despótico concebido en provecho del

que la ejerce, y termina considerándose como una autoridad tuitiva, destinada a beneficiar

con su protección a los sometidos a ella; más la transformación es lenta». En este contexto

histórico y social, y con esta concepción de la autoridad del paterfamilias, entendemos que

la protección a la familia no fuera la misma que, en nuestros días, y así, en cuanto al origen

del deber de alimentar a los parientes, no aparece configurado como tal hasta después de

comenzar la era cristiana.

El Digesto se refiere a él, como la existencia de un rescripto en el que se obliga a los

parientes a darse alimentos recíprocamente. La obligación comprendía a los consanguíneos

legítimos en línea directa ascendente o descendente. Hasta varios siglos después, en época

de Justiniano, la obligación no se hace extensiva a los cónyuges.

En el período que abarca el tiempo comprendido entre la gran obra compiladora de

Justiniano, la edad Media y hasta le época actual, no es fácil seguir el rastro a una

institución como la que estudiamos y, menos aún, a su reclamación en el curso de un

proceso. La dificultad está en la propia historia por la que atraviesa la Península que,

sacudida por constantes invasiones, asiste a la formación de sus diferentes reinos, con la

dispersión y fragmentación de las fuentes del Derecho que estos hechos acarrean. Con las

invasiones bárbaras de principios del siglo V se difumina la vigencia del Derecho romano,

debido a la aparición de normas propias elaboradas por los visigodos. Tres siglos después,

en el 711, son los árabes quienes invaden casi en su totalidad la Península, desbaratando

también cualquier proyecto de unidad jurídica. La Reconquista, iniciada en el siglo VIII,

trae consigo aún más dispersión normativa, pues los reyes y señores feudales van otorgando

Fueros a los territorios que reconquistan. Las circunstancias históricas antes mencionadas,
con el añadido de que la costumbre era una de las principales fuentes del Derecho, explican

la dificultad de rastrear una institución —como la de alimentos— en los numerosos fueros

que existieron a lo largo y ancho de los reinos constituidos durante la Edad Media.

Nos toca ahora estudiar, de forma lo más consiente posible, cuál era el

procedimiento existente en Roma para tutelar el derecho del alimentista a recibir los

alimentos de los parientes obligados. Poco se sabe de esto, pues son escasas las referencias

que se dedican a informar aderca de la institución de alimentos y a su tutela. Este

procedimiento se inicia a partir del Principado, y nace como consecuencia de la

concentración de poderes en manos del Príncipe. El procedimiento se desarrollaba

directamente ante él. La aparición de la extraordinaria cognitio en el siglo II d. C. —y

consolidada a partir del III—, presenta un gran cambio con respecto de la ordinaria

cognitio de la época clásica. El cambio al que nos referimos deriva de la «estatalización del

proceso, que se sitúa en la órbita del Derecho Público»; ahora es el Príncipe, investido de

imperium, quien conoce sin necesidad de que las partes decidan someterse voluntariamente

y mediante la litis contestatio a la decisión de un tercero, que es iudex porque las partes lo

han decidido. Una muestra, referida al juicio de alimentos, de que el sometimiento a la

decisión del juez es real y no fruto de la litiscontestatio, la encontramos en Digesto 25, 3, 5,

10, donde se establece que «si alguno de éstos se negare a dar alimentos, se señalarán los

alimentos con arreglo a sus facultades; pero si no se prestasen, se le obligará a dar

cumplimiento a la sentencia tomándole prendas y vendiéndolas». Quizá sea éste el

antecedente de la ejecución provisional de las sentencias en materia de alimentos. El

procedimiento conforme al que se tramitaban estas peticiones tenía carácter sumario,


aunque el sentido con el que se emplea en el Digesto es como sinónimo de abreviado o

simplificado. Estos procedimientos responden, principalmente, al propósito de lograr una

mayor rapidez a la hora de resolver los problemas y, para ello, se reducen los medios de

prueba o se obvian algunos trámites o se acortan los plazos. Entre estos procedimientos se

incluye la acción para pedir alimentos. Se menciona que en algunas partes del Digesto se

encuentran algunas previsiones referidas expresamente a la “tutela jurisdiccional de la

obligación alimenticia”. En síntesis, se prevé que los jueces puedan pronunciarse sobre el

derecho a percibir los alimentos con independencia de que el parentesco haya quedado

plenamente acreditado. Es más, en caso de que se discuta el estado civil —la condición de

hijo o padre—, el juez debe pronunciarse sobre este punto de manera superficial, sobre la

base de indicios o apariencias: No es necesaria la prueba plena del parentesco, aun en el

caso de que sea negado por el alimentante, porque el juicio de alimentos no prejuzga la

verdad de la filiación, que podrá debatirse después en un juicio posterior, como se señala en

dos lugares del Digesto: aunque los jueces hubieran sentenciado que se tiene derecho a los

alimentos, la sentencia no es de que sea hijo, sino de que debe recibir alimentos . Es decir,

no existe ningún obstáculo para atacar —en un proceso posterior— la implícita atribución

de paternidad en que se ha fundado la decisión de otorgar los alimentos. En los textos del

Digesto citados nos encontramos con la característica de un proceso en el que el juez

conoce de la causa de manera breve y cuya sentencia no implica que así debe quedar, pues

cabe que en un proceso posterior se modifique lo decidido. En los procesos sumarios,

como el de alimentos, se parte de la existencia de un hecho que no admite discusión, el

parentesco, aun a pesar de que la certeza positiva o negativa de ese hecho condicione el

otorgamiento de la tutela solicitada. Es decir, acreditada indiciariamente la relación de

parentesco, podrán concederse los alimentos sin perjuicio de que en otro proceso sean
después denegados por haber acreditado el alimentante que no es pariente del alimentista.

El juicio de alimentos se configura así, porque la materia objeto de tutela requiere una

pronta satisfacción. Consideramos, en definitiva, que la urgencia en otorgar la tutela es el

artífice de que se busque solución a la larga duración de la cognición ordinaria.

DESDE EL DERECHO ROMANO A LA CODIFICACIÓN

A partir del siglo XIII se produce un desarrollo del Derecho otorgado por el Rey,

que va mitigando la vigencia de los fueros municipales. En este contexto se sitúan las

Partidas (atribuidas a Alfonso X el Sabio), que suponen un intento de clarificar y unificar el

Derecho vigente en el reino de Castilla. Ya antes se habían sucedido otros intentos por parte

de Fernando III, a través del Fuero Juzgo, y del propio Alfonso X, mediante el Fuero Real.

Estos textos tenían un marcado carácter compilador y en poco se separaban del Derecho

romano recibido, en parte, por el Liber Iudiciorum seis siglos antes (de hecho el Fuero

Juzgo no pasa de ser una versión del Liber en lengua romance) La unificación jurídica no se

conseguirá hasta varios siglos más tarde, a comienzos del XVIII, con los Decretos de

Nueva Planta de Felipe V 27 , pero es indudable que, a pesar de que no fueron publicadas

inicialmente como leyes, las Partidas supusieron, por su rápida difusión y gran acogida, el

inicio del camino que concluiría con la unificación del Derecho de los distintos reinos de

España. Prueba de su notable influjo está en que, casi un siglo después, el Ordenamiento de

Cortes de Alcalá (1348) consagró como Derecho supletorio el recopilado en las Partidas,

superando su inicial valor como texto de referencia y consulta, y situándose en el tercer

lugar del orden de prelación de fuentes, con preferencia sobre la aplicación de los fueros

municipales.
En cuanto al derecho alimentario en Costa Rica los orígenes de la ley con respecto a

la materia de alimentos es importante realizar una breve reseña histórica desarrollada en

nuestro país; comienza con el Código General de Carrillo de 1888 y finaliza con la cual hay

de pensiones alimentaria en el decreto 19 del 12 de julio de 1867. Se regula la obligación

alimentaria en tres aspectos fundamentales: tipificación de la falta, procedimiento y

recursos contra los fallos. Los fallos emitidos tenían recurso de apelación de la siguiente

manera: de la decisión de los gobernadores las conocía el Supremo Poder Ejecutivo; los

emanados del jefe de policía el gobernador de la provincia San José y lo jefes políticos y

alcaldes ante el gobernador respectivo. La autoridad de segunda instancia podía confirmar,

reformar y revocar las resoluciones elevadas a su conocimiento.

El Código General de Carrillo de 1888 reguló lo relacionado con el matrimonio y la

filiación, dentro de este título destinado a regular los alimentos. Este código se asigna a la

obligación por el parentesco y el estado de indigencia del acreedor. Se debían alimentos

entre parientes por consanguinidad, ascendentes y descendentes y si se podía compensar

aceptando en su casa al acreedor alimentario. El faltar al deber alimentario provocaba el

divorcio, el marido podía perder las ganancias y la dote que hubiese constituido. En 1916

se introducen la ley 10 del 6 de junio donde introducen cambios en materia alimentaria

tales como dictar una cuota provisional en caso de posible prolongación imposición del

apremio corporal y se incluyen las causales eximentes del pago de la cuota alimentaria. En

la ley 24 del primero de junio de 1940, se tuvo como propósito de rogar el inciso del

artículo 3 de la ley número. La ley número 1620 del 5 de septiembre de 1953 fue propuesta

por el Patronato Nacional de la Infancia para regular la materia de alimentos. Se dieron


algunos cambios tales como serían las alcaldías, autoridades competentes para revisar los

procesos alimentarios. La fijación de la cuarta provisional estaba a cargo de la autoridad

juzgadora. Se da la solidaridad de la ubicación: se le fija la competencia territorial al

domicilio de la actora o el demandado; se amplían los plazos para la evacuación de la

prueba y para la presentación de recurso de apelación. La solicitud se presentaba por escrito

debía contener una pretensión el monto. Era necesario probar que el obligado contaba con

medios para convertirse en un deudor; asimismo, debía indicar el lugar de trabajo. La

contestación se realizaba dentro ocho días después de la notificación, de no hacerlo se

dictaba sentencia después de evacuar la prueba. Se utilizaba el apremio corporal como

medida coactiva a falta de pago y a solicitud de la actora. El pago se podía realizar por

medio de retención salarial, depósito en alcaldía y pago directo a la actora contra recibo.

Para salir del país el obligado debía depositar la suma correspondiente a un año de pensión.

Se instauró el aguinaldo cada diciembre, su cobro se realizaba inclusive en enero; de lo

contrario se perdía el derecho.

Ley de pensiones Alimentarias 23 de enero 1997 número 7654. Esta ley es la

que se encuentra vigente actualmente y rige todo lo relacionado con el deber alimentario en

sede judicial. Consta de cinco capítulos; el capítulo I contempla las disposiciones generales

como: materia, integración legal, carácter público de las normas, competencia por materia

territorial, plazos, efecto de las resoluciones, acuerdos suscritos ante el Patronato Nacional

de la Infancia y acuerdo de las partes, representación de menores e inhábiles, prohibición en

cuanto al cobro honorarios, gestión verbal o escrita, asistencia legal del Estado, asuntos

migratorios, índice obligados alimentarios y carácter obligatorio del aguinaldo. El capítulo

II se refiere al proceso, comienza con los requisitos de la demanda, notificaciones, traslado,


fijación de la pensión provisional, apremio corporal, allanamiento, pago obligatorio de los

alimentos y otros detalles como autorización para buscar trabajo, pago extractos, pruebas,

recursos, excepciones, conciliación, sentencia, archivo y recurso de apelación. El capítulo

III trata de los procesos de aumento, rebaja y exoneración. El capítulo IV contiene las

reformas al Código de Familia y el capítulo V se compone de la disposición final tal como

aplicación supletoria del Código Procesal Civil, derogaciones y finaliza con el transitorio

único sobre la vigencia de la Ley. Aunque la ley de 1997 contempla gran parte de los

aspectos de la materia alimentos, hay algunas que son reguladas aun así por otras leyes,

códigos, decretos y jurisprudencia; se debe procurar en un futuro elaborar un cuerpo

normativo que contemple todo lo relacionado con el derecho alimentario. La materia de

alimentos está incluida dentro del Derecho de Familia; corresponde a los juzgados de

pensiones alimentarias especializados resolver todo lo relacionado sobre las pretensiones de

alimentos planteados por las personas con legitimación para solicitar alimentos.

Ahora bien, entendemos que como concepto de alimentos se define como alimento

todo aquello que “provea sustento, habitación, vestido, asistencia médica, educación,

diversión, transporte y otros.” Si se analiza el contenido, es claro que comprende

únicamente los gastos ordinarios que requiere todo ser humano para subsistir. Lo demás se

contempla como gastos extraordinarios como médicos, educación, prenatal y lactancia.

Característica de la obligación alimentaria la pensión alimentaria es un derecho reconocido

por la ley que lo otorga una persona la posibilidad de recibir una cantidad de enero por

parte de otra que te haya estado unida ella plazo te parentesco o por haber mantenido una

relación de pareja reconocida judicialmente


Principios de la obligación alimentaria

Perentoria: la prestación alimentaria de carácter urgente.

Celeridad: el proceso alimentario es un proceso especial de familia que por la materia y

objeto que trata debe ser ágil y corto.

Oficiosidad: el impulso del proceso debe ser de oficio. Influyen actualmente los

formalismos de algunos y algunas jueces, violando los derechos de las mujeres usuarias.

Informalidad y sencillez: el proceso no debe contener criterios meramente formalistas.

Verdad real: debe buscarse la verdad de los hachos investigados, no la verdad que conviene

a los que poseen el poder en la sociedad.

Sumariedad: El proceso alimentario debe ser corto informal.

Personalísimo: derecho alimentario no puede transmitirse de modo alguno.

Irrenunciable: no se puede renunciar a la pensión alimentaria lo sé que sí se puede hacer es

negociar el monto de la pensión.

Prioritaria: La deuda alimentaria tiene prioridad sobre cualquier otra deuda.

Imprescriptible: No prescribe por el hecho de no hacerlo efectivo, siempre y cuando se

cumplan los presupuestos de ley.

Incompensable: El derecho alimentario no puede compensarse con otras.


Directriz de la responsabilidad delos deberes familiares: Debe ser cumplida por el obligado,

y no será excusa para no cumplirla el hecho de no tener trabajo, ingresos ni sueldo.

Gratuidad: No requiere de abogado, se tiene la posibilidad de un defensor público.

Oralidad: Implica una auto postulación procesal.

Veremos ahora las distintas características antes indicadas.

Reciprocidad de la obligación alimentaria: La obligación de dar alimentos es recíproca. El

que los da tiene a su vez derecho de pedirlos.

Carácter personalísimo de los alimentos: Depende exclusivamente de las circunstancias

individuales del acreedor y del deudor. Los artículos 303 a 306 señalan el orden que deberá

seguirse para definir dentro de varios parientes que se encuentren en posibilidades

económicas de dar alimentos, quiénes son los que deberán soportar la carga correpondiente.

Naturaleza intransferible de los alimentos: Se extingue con la muerte del deudor

alimentario o con el fallecimiento del acreedor.

Inembargabilidad de los alimentos: Es así, pues de lo contrario sería tanto como privar a

una persona de lo necesario para vivir.

Imprescriptibilidad de los alimentos: No prescribe hasta que por ley no vencido el plazo.

Carácter proporcional de los alimentos: Los alimentos han de ser proporcionados a las

posibilidades del que debe darlos y a las necesidades de quien debe recibirlos.
Divisibilidad de los alimentos: Tratándose de alimentos, la ley expresamente menciona que

cuando existen diferentes objetos obligados.

Carácter preferente de los alimentos: La preferencia de alimentos se reconoce en favor de

los cónyuges y de los hijos, sobre los ingresos y bienes de quién tenga a su cargo el

sostenimiento económico de la familia.

Los alimentos no son compensables ni renunciables: La compensación no tendrá lugar : - si

una de las deudas fueran por alimentos. Tratándose de obligaciones de interés público y,

además, indispensables para la vida del adeudado, es de elemental justicia y humanidad el

prohibir la compensación con otra deuda, pues se daría el caso de que el deudor se quedar

sin alimentos para vivir.

Como conclusión, se puede afirmar que, al menos desde el siglo II de la era

cristiana, existió la obligación de alimentos entre parientes. Es decir, el desarrollo del

Derecho romano respecto de los alimentos, tanto en el plano sustantivo como en el

procesal, es avanzado. Con el digesto y en la época de Justiniano, se introduce una manera

más formal de la obligación de los alimentos sin que queden bien registrados a través del

tiempo. Con pocas precisiones y sin apenas cambios de relevancia, el diseño romano se

trasladó a el resto de América hasta llegar a nuestro país. La Ley de Pensiones alimentarias

actual abarca todos los puntos que tomaron en cuenta los romanos para la obligación de dar

alimentos a sus descendientes.

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