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ABG. Rosangela Nieto.

CONTENIDO PROGRAMÁTICO DEL SUB-PROYECTO:


DERECHO ROMANO I

JUSTIFICACION

La Asignatura “Derecho Romano I” responde a la necesidad de lograr que el Estudiante tenga


un conocimiento claro y acorde con la realidad de los diferentes momentos históricos, desde su
inicio hasta llegar a la codificación de Justiniano, siendo de suma importancia conocer de manera
clara y precisa de donde emanan las diferentes ramas del Derecho, además de ser un valioso
auxiliar de interpretación jurídica y constituye un antecedente del Derecho Moderno, habida cuenta
de la importancia que debe tener el futuro profesional del Derecho en el manejo de las instituciones
jurídicas tanto en la actualidad como en la génesis de ellas mismas.

Asimismo, Promover los conocimientos básicos sobre el Derecho Romano, sus relaciones
con la cultura Romana y su influencia en el sistema jurídico occidental y su utilidad en la formación
del Jurista, ya que de éste nace el Derecho Privado, esencialmente el Derecho Civil y de éste
nacieron como ramas que se iban separando del tronco todas las demás especialidades jurídicas,
que necesitan de una formación general que sobre el plano histórico la proporciona el Derecho
Romano y sobre el plano positivo el Derecho Civil. Aplicar las técnicas y métodos jurídicos para el
desarrollo y transformación significativa en el campo del Derecho Moderno que beneficie los factores
económicos, jurídicos y sociales.

OBJETIVO GENERAL DEL SUBPROYECTO.


Desarrollar los principios relativos a la personalidad jurídica, los derechos reales las instituciones
familiares y sociales, las obligaciones y sucesiones, su evolución desde la fundación de Roma hasta
la muerte del Emperador Justiniano, como fundamento de la mayoría de las legislaciones modernas.

UNIDAD IV: LA FAMILIA EN ROMA. REGIMEN JURÍDICO. Valor 20%.

OBJETIVO GENERAL DE LA UNIDAD: Permitir al alumno el entendimiento eficaz y efectivo de las


instituciones familiares en Roma, como lo son, el matrimonio, la adopción, las potestades del
Paterfamilia, entre otras; lo que llevará al estudiante a entender la vida de los Romanos en el ámbito
familiar con sus instituciones jurídicas y sus respectivas consecuencias.

CONTENIDO:
1. Concepto de Familia, Fundamentación Política

En Roma como en la actualidad, la familia como institución jurídica- no fue inmutable, sufrió cambios
importantes a lo largo de los siglos en función de las transformaciones políticas, sociales y culturales.
Sin embargo, y a diferencia del Derecho actual, dichos cambios tuvieron siempre presente el
contenido sustancial y jurídico de lo que implica la idea primordial de la familia pues, dichas
definiciones jurídicas, sirvieron como punto de partida para encontrar nuevas soluciones.
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La familia era realmente la célula básica de la sociedad romana. El pater familias era el hombre
romano que no dependía de nadie (sui iuris) y de quien dependían los demás (alieni iuris). No
importaba que estuviese soltero o casado, ni su edad. Una mujer nunca podía ser cabeza de familia.

Para Hurtado, estas familias tienen la capacidad de transmitir dichos cargos o funciones a
descendientes y allegados. Las razones son múltiples, pero sobresalen entre ellas la fuerza del
grupo en el contexto general de una región, así como en los aspectos organizacionales del partido
dominante. Este elemento es significativo porque los dota de un grado importante de lealtad y
consenso no sólo en el grupo, sino hacia el exterior del mismo.

El concepto tiene validez en la medida en que se constata que efectivamente estamos ante la
presencia de un tipo de fenómeno muy particular. A partir del triunfo de la Revolución Mexicana se
observa con regularidad que una forma de acceder a los cargos públicos es a través del parentesco
y la relevancia del apellido. Si analizamos minuciosamente el origen familiar de los políticos
mexicanos durante el periodo señalado encontraremos apellidos que se repiten de manera
constante en la arena política nacional, pero es aún más notorio en el ámbito de las regiones, donde
se aprecia con mayor frecuencia este rasgo. Tenemos ejemplos en este sentido: los casos de los
Ávila Camacho, en Puebla; los Zuno, en Jalisco; y la familia Cárdenas, en Michoacán, sólo por
mencionar algunas de las muchas familias poderosas que han formado verdaderos cotos de poder
al interior de sus estados.

Sin embargo, cuando la familia es el centro de referencia para sus miembros, su injerencia sobre
aspectos públicos rara vez se convierte en una práctica de carácter individual, sino que es el
resultado de la participación grupal familiar. Actúan o delimitan su actividad en función de acuerdos
comunes, es decir, existen normas de comportamiento y toma de decisiones que se entienden en
términos de su situación de parentela; dicho de otro modo, operan en un universo de socialización
en el que se crea una disposición a actuar para el grupo en función de la relación consanguínea,
generando con ello un sentido de lealtad entre todos sus miembros. La lógica en este caso es distinta
a la de cualquier facción o camarilla política, las cuales orientan sus acciones a partir del
compadrazgo y las relaciones clientelares. Sin embargo, lo anterior no imposibilita la creación de
este tipo de redes políticas sobre la base del liderazgo del grupo familiar consanguíneo.

Características

• En el derecho romano se tenían cuatro NO acepciones para la familia: agnaticia, cognaticia,


gentilicia y por afinidad.
• La familia romana era legalmente tan fuerte que ciertas cuestiones que hoy se tratan en los
juzgados o en los templos, entonces se trataban en casa, bajo el mando del cabeza de familia.
La familia era realmente la célula básica de la sociedad romana.
• El pater familias era el hombre romano que no dependía de nadie (sui iuris) y de quien
dependían los demás (alieni iuris). No importaba que estuviese soltero o casado, ni su edad.
Una mujer nunca podía ser cabeza de familia.
• La patria potestas de un cabeza de familia romano le permitía, de así quererlo, disponer de
la vida de cualquier miembro familiar, venderle como esclavo e inclusive darle muerte. Podía
también abandonar legalmente a un hijo nacido de su mujer o reconocerlo. Podía incluso
prohijar hijos de otros, así como concertar casamientos de los hijos. Realmente, es él quien
forma la familia romana.
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• Como jefe de familia es también el sacerdote de la religión familiar y el juez en los conflictos
entre familiares, pero para esto último tiene que contar con el asesoramiento de un consejo
familiar.
• Para entender lo anterior, hay que tener en cuenta que el parentesco natural, fundado en la
descendencia física de la mujer, y que los romanos llamaban cognatio, carecía de valor civil,
en tanto el parentesco civil, fundado en el reconocimiento por parte del hombre de su
descendencia o en la adopción como hijos de descendencia ajena, y a lo que los romanos
llamaban agnatio, era el único parentesco legalmente válido.
• La adoptio era el acto de adoptar a alguien. Pero, si ese alguien era cabeza de familia, se
adopta a toda su familia y el patrimonio pasa al adoptante. En este segundo caso se llama
adrogatio. Teniendo en cuenta que la autoridad paterna también se llama manus, la
emancipatio o 'emancipación' consiste en liberar a un hijo de la potestad paterna o hacerlo
pasar a la potestad de otro.
• Por la adoptio un hijo extraño pasa a igualarse civilmente al hijo de legítimo matrimonio. Por
eso los romanos daban más importancia a la decisión legitimante del pater familias (agnatio)
que al hecho físico del parentesco natural (cognatio).

2. Parentesco

La familia proprio iure nos la presenta Ulpiano como el núcleo de personas que están sometidas a
la única potestad del paterfamilias (iure proprio familiam dicimus plures personas, quae sunt sub
unius potestate) ya sea creando un parentesco por razones naturales o de sangre (lazos
cognaticios) procedentes del matrimonio legítimo o por cualquier acto jurídico que generador de
dichos vínculos parentales (lazos agnaticios) como era la adoptio, adrogatio y la conventio in manum
en sus tres formas confarreatio, coemptio y usus. Mientras que la familia communi iure es la formada,
siguiendo el texto de Ulpiano, por todos los que se encontraban bajo la potestad del anterior
paterfamilias, antes de su muerte o capitis deminutio, al pertenecer todos a la misma casa o estirpe.
Y es opinión unánime en la doctrina actual que, si bien el parentesco agnaticio tuvo un mayor
protagonismo en las primeras etapas del Derecho romano, sin embargo, en épocas posteriores
predominó más el parentesco de sangre o cognaticio dentro del grupo. Ello nos muestra que la
familia romana fue un organismo vivo que tuvo que ir adaptándose a las distintas circunstancias
sociales, económicas, políticas y culturales con las que se enfrentó.

Sin embargo, la importancia de esta definición está en saber mostrar que el pilar fundamental sobre
el que se construye las distintas concepciones de la familia romana es la potestas del paterfamilias,
es decir, sea cual sea la etapa histórica en que nos situemos, el poder del paterfamilias se mantuvo
presente. Es verdad que dicho poder no se mantuvo inalterado en el tiempo, pues en las primeras
etapas históricas del Derecho romano el pater ejerció su poder sin apenas limitaciones, mientras
que a partir del período clásico y postclásico sí encontró por parte del poder público limites en su
ejercicio. Ahora bien, aunque fuese más limitado, nunca dejó el paterfamilias de ser el único titular
del mismo. La razón de esta puntualización viene determinada por la opinión que algunos juristas
actuales hacen de la familia romana cuando interpretan instituciones de derecho positivo y en el
ámbito del Derecho de familia. Concretamente, la suelen calificar de patriarcal y en la que destacan
al matrimonio como origen de la misma.

A diferencia de los griegos, que tenían a sus mujeres en las casas y si tenían tiempo libre, no lo
pasaban en familia, los romanos sintieron un atractivo grande por la vida doméstica. La mujer
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aparece como compañera y cooperadora del hombre romano, está a su lado en los banquetes,
comparte con él la autoridad sobre los hijos y criados y participa también de la dignidad que tiene
su marido en la vida pública. Pero esta libertad no impide que sea austera y reservada,
especialmente en la época republicana; incluso en el banquete, la mujer estaba sentada, no
recostada, y no bebía vino sino mulsum (vino con miel); en cualquier caso, está siempre en un
segundo plano bajo la autoridad marital y es así que no participa en la vida pública, en la política,
en la literatura, ni puede ser cabeza de familia e incluso los nombres de oficios de la primera
declinación son masculinos.

La educación femenina era prudentemente liberal. En la época infantil niños y niñas se criaban
juntos; las escuelas elementales también eran mixtas. Terminados los estudios primarios, las chicas
de buena familia continuaban instruyéndose privadamente en el conocimiento de la literatura latina
y griega; al mismo tiempo aprendían a tocar la lira, a bailar y a cantar. Esta educación intelectual no
impedía que la mujer hiciese determinadas labores: vigilaba y dirigía a las esclavas, atendía los
trabajos más delicados, bordaba, etc. Aparte de esto, la mujer no tenía derechos ni podía ser cabeza
de familia

Los romanos, institucionalmente monógamos, concibieron las relaciones sexuales continuadas, con
voluntad de convivencia y de vida en común, como un contrato, ya no entre dos personas, sino entre
dos familias.

Para empezar, en el derecho romano clásico, para contraer matrimonio era necesario que ambos
contrayentes ostentaran la ciudadanía romana. Esto es, que gozaran no sólo del status libertatis
sino también del status civitatis (que fueran libres y además, ciudadanos romanos), es decir el IVS
CONUBIUM. Cualquier otra unión (p.ej. ciudadano-extranjera) era considerado un concubinato
("contubernio").

Debían también (para contraer matrimonio) tener la madurez sexual suficiente (por haber alcanzado
una edad o porque biológicamente mostraran signos de haberla alcanzado); usualmente, los
hombres se consideraban aptos para casarse a los catorce años y las mujeres a los doce. Los hijos
nacidos de este matrimonium iustum (o iusta nuptia) serían sometidos a la patria potestas.

2.1) Agnación

Se entendía por familia agnaticia al conjunto de personas bajo la misma potestad doméstica, o que
lo estarían si el común pater no hubiese muerto, por línea de varón (hasta el sexto grado). Así, por
ejemplo, forman parte de la familia agnaticia de un individuo bajo la potestad de su abuelo (avus):
su padre (pater), su tío paterno (patruus), su hermano (frates), su hijo (filius), el primogénito de su
tío paterno (frater patruelis o patruelis) así como el hijo de este (nepos ex patruelis) o su propio nieto
(nepos), así mismo todos los varones adoptados por el pater familias. La muerte del ascendiente no
implica la disolución del vínculo hasta el sexto grado.

2.2) Cognación

Se entendía por familia cognaticia al parentesco por consanguinidad natural. Es decir, las personas
vinculadas por la procreación y el nacimiento.
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Se compone de un tronco común y dos líneas:

• Línea recta: Aquellos que descienden unos de otros. Puede ser ascendente o descendente.
Por ejemplo: padre, hijo, nieto, bisnieto, etc.
• Línea colateral: Aquellos que no descienden unos de otros, pero tienen un tronco común. Por
ejemplo: hermanos.

En el ejemplo expuesto en el anterior punto, formarían parte de la familia cognaticia del individuo
señalado todos los anteriores señalados además de la abuela (avia), la madre (mater), la hija (filia),
la hermana (soror), la tía paterna (amita), el tío materno (avunculus), la tía materna (matertera), la
hija del tío paterno (soror patruelis), el hijo y la hija de la tía paterna (amitinus y amitina), el hijo y la
hija del tío materno (matruelis), el hijo y la hija de la tía materna (consobrinus y consobrina), y sus
descendientes.

2.3) Afinidad

Se entendía por familia por afinidad aquella compuesta por uno de los cónyuges y los agnados o
cognados del otro. Para contar los grados, se cuenta como si un cónyuge ocupara el lugar del otro
en su familia.

3) Potestades del Paterfamilia: Patria Potestad, Acciones para la Defensa, Extinción

La patria potestas nace como un derecho absoluto, originario y exclusivo de los ciudadanos romanos
sobre sus hijos e hijas, que garantizaba la unidad y el gobierno de la familia y la descendencia por
vía de varón. Con todo, la extensión de este derecho fue limitándose y sufrió cambios evolutivos en
su naturaleza jurídica durante los períodos históricos por los que atravesó la vida de Roma. La caída
del Imperio romano de Occidente no supuso su derogación. Por el contrario, este derecho civil
personal del pater familias romano se proyectó al derecho del alto medievo del reino visigodo.

La patria potestad es una institución jurídica originaria del derecho quiritario civil de Roma. Desde
los tiempos primigenios de la ciudad, aquélla fue configurada como un poder jurídico personal,
propio y exclusivo de los ciudadanos romanos libres. Según la mitología que nos refiere Tito Livio,
existieron diferentes tradiciones orales sobre los orígenes de Roma. Para unos la ciudad fue fundada
por Eneas. Las versiones de otros creen en Rómulo y Remo. Para nosotros un punto relevante de
ambas mitologías históricas es que ambas coinciden en sostener que los fundadores de la Ciudad
estado fueron precisamente los varones. Sólo los ciudadanos, quirites, tuvieron el poder de fundar
las familias y, mediante su unión, la patria.

En consecuencia, la familia romana es de uno: el paterfamilias. Y la patria potestad es un poder


político de uno: el paterfamilias. La patria potestad romana es originariamente el poder político de
los hombres libres, potestas que cierra el paso al gobierno de la cosa pública y de la familia a las
mujeres ciudadanas. Estas raíces primigenias de la patria potestad son muy profundas, y perdurarán
durante todo el tiempo de la vida de Roma.

Este derecho es propio de los ciudadanos romanos, pues apenas hay hombres que tengan una tal
potestad absoluta sobre sus hijos como la que tenemos nosotros.
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La patria potestad es un medio jurídico de sometimiento del alieni iuris. Por su parte, la tutela es un
medio de vigilancia y protección del sui iuris, que se ejerce, precisamente, en ausencia de patria
potestad. Y, aunque la afirmación de Gayo nos deja un interrogante sin respuesta sobre la posible
existencia de una patria potestad sobre los hijos en la nación de los gálatas, parece muy acertada
la opinión de Volterra, quien manifiesta que la patria potestad romana nunca pudo ser ejercida por
los extranjeros, ni por los esclavos. Ambas categorías de hombres no gozaron de la ciudadanía
romana, tampoco del ius civile.

Naturaleza jurídica polivalente de la "patria potestas"

Desde los tiempos iniciales, la patria potestas del paterfamilias fue un poder jurídico ex iure
Quiritium) y polivalente, que cumplía diversas finalidades: i) Personal, de naturaleza jurídica privada,
pues se ejerce, sobre los hijos, en el estricto ámbito de la familia y de la domus; ii) Personal, de
naturaleza jurídica pública, porque produce efectos jurídicos relacionados con la adquisición de la
ciudadanía romana (vale decir nacionalidad) que repercuten en la vida y en la ordenación de
colectividad; iii) Personal, de naturaleza jurisdiccional, porque el paterfamilias puede enjuiciar actos
ilícitos penales y crímenes cometidos por los hijos; iv) Personal, de naturaleza coercitiva, porque el
paterfamilias puede imponer penas a todos los sometidos; v) Personal, de naturaleza jurídica
religiosa, porque habilita a la dirección de los cultos religiosos y de los dioses domésticos; vi)
Personal, de naturaleza económica, absorbente, calificada de inhumana por Justiniano ("quod nobis
inhumanum visum est"), pues todas las adquisiciones de los sometidos sub potestate pasan ipso
iure al patrimonio del paterfamilias.

El paterfamilias dirige y gobierna la domus de la misma forma que los magistrados y el emperador
gobiernan la República. El concepto de poder político es subrayado y puesto en valor por Paulo,
pues si aceptamos los significados de potestas que este jurista nos ha reportado, a partir de la
República, el equivalente de la potestas como imperium, o poder que ejercen los magistrados sobre
los ciudadanos, es la patria potestas, o poder de gobierno que ejerce el paterfamilias sobre los hijos.
En este sentido, al decir de Juan María de La Torre, "la polis (ciudad) no es más que una extensión
de la domus. De paterfamilias deriva el princeps o imperator. Y evidentemente, de la economía
familiar, la oikonomía, se origina la política, la politeia".

Evolución jurídica de la patria potestad romana

La familia romana arcaica es aglutinada por la potestas del paterfamilias. En origen, esta es
irrenunciable (sólo finaliza con la muerte y la capitis deminutio maxima del pater familias) y cumple
una misión de sometimiento corporal permanente de los hijos e hijas. Esta naturaleza perpetua de
la patria potestad evoluciona en el plano jurídico civil con la promulgación de la Ley de las XII Tablas
(450 a d. C.) norma que permite al paterfamilias renunciar a su derecho, suo iure eas personas
dimittere, disolver, voluntariamente y jurídicamente (emancipatio) su la patria potestad y, de este
modo, liberar, iure liberentur, a los alieni iuris que hubiesen sido legitimados previamente por
nacimiento, adopción o adrogación. En esta dirección, es posible que la emancipación naciese como
un derecho del paterfamilias. En este sentido, acertadamente, apunta Gaudemet que "la mayoría
de edad en Roma nunca existió", es decir, una edad legal de disolución forzosa del poder de la
patria potestad.

Por otra parte, la naturaleza, el alcance y las facultades de este poder, que tanto enorgullece a los
romanos (no en vano crea la nacionalidad que es la ciudadanía y, por ende, a Roma como ciudad
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estado, entendida como comunidad jurídica y políticamente organizada) no fueron siempre


uniformes, pues sufrieron profundas transformaciones a lo largo de las distintas etapas históricas
por las que atravesó la vida de Roma. Con el paso del tiempo, la propia concepción de la familia
agnaticia arcaica sufre erosiones en su estructura, por la fuerza de los vínculos cognaticios.

La patria potestad, ya desde el Bajo Imperio, se vino transformando en una patria potestad romana
y cristiana. Proceso evolutivo lógico que llegó al reino visigodo de Hispania. Potestas que se ejerció
por el paterfamilias en interés de los hijos, en una familia anclada sobre el matrimonio cristiano y los
vínculos cognaticios.

Esta evolución de la patria potestas es muy perceptible también tanto en la Lex Romana
Visighotorum de Alarico como en el resto de la legislación de los reyes visigodos. Así, es indudable
que las normas del Liber Iudiciorum, (654 d. C.) refrendan la vigencia de esta nueva patria potestad
romano visigoda cristiana, con tintes y antecedentes jurídicos bajo imperiales. Por todo ello, nos
parece muy convincente el parecer de Alfonso García Gallo quien pone luz al papel decisivo que
jugó la Iglesia cristiana en la evolución de las instituciones romanas del derecho de familia en los
periodos del Bajo Imperio y Visigodo en Hispania. Al decir de este magnífico historiador "fue la
Iglesia, por boca de sus obispos y sacerdotes, la que impuso a los fieles la acomodación de sus
actos a los preceptos de la religión: la obediencia a las autoridades, el trato humano de los esclavos,
la indisolubilidad de los matrimonios, la prohibición de abandonar a los hijos, el cumplimiento de los
contratos, etc. Por lo demás, la Iglesia no pretendió alterar en su conjunto el régimen económico,
social o político del mundo romano, ni sustituir por otro el derecho vigente; sino tan sólo modificar
aquello que contradecía su propia doctrina o dificultaba la observancia de ésta".

Extinción de la patria potestad

En principio, la patria potestad tenía carácter de perpetuo, y por ello la mayoría de edad del hijo no
le ponía fin. Aun así, hubo acontecimientos fortuitos que hacían imposible su ejercicio, tales como
la muerte del pater, causa natural de extinción; la capitis deminutio máxima, que lo convertía en
esclavo, y la «media», que le hacía perder la ciudadanía, porque la patria potestad solo era
ejercitable por los ciudadanos romanos.

A estas causas de extinción se le agregan otras de origen antiguo, como la elevación del hijo varón
a sacerdote de Júpiter y a la mujer a virgen vestal, y en el derecho Justiniano el desempeño de
funciones públicas de importancia, como si el hijo fuera designado miembro del consejo imperial,
cónsul, prefecto pretorio, etcétera. También la patria potestad del pater se extinguía si aceptaba
ingresar al hijo de otra familia por adopción o a las hijas por el convenio in manu.

4) Peculios

Cantidad de dinero o conjunto de bienes que posee una persona. "parece natural que subsistan la
administración y el usufructo de los peculios por todo el tiempo que la anterior legislación los
mantenía"

El peculio es una masa o conjunto de bienes del patrimonio. El término es utilizado principalmente
en Derecho romano, dado que en la actualidad el sinónimo utilizado de forma habitual es el del
patrimonio. Para abordar en qué consiste el peculio, primero sería necesario hacer una referencia a
la situación de la sociedad romana. Como consecuencia del status familiae (es decir la posición que
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cada uno de los miembros ocupaba en el seno de la familia), se podía distinguir dos categorías: los
"sui iuris", aquellos que tenían capacidad jurídica, por ejemplo, el Pater familias, y los "alieni iuris",
aquellos que estaban sometidos a un poder, no disfrutaban de capacidad jurídica. De esta manera,
los filius familias se encontraba dentro de esta categoría de "alieni iuris".

Así, el derecho arcaico, no reconocía la capacidad jurídica al filius familias, pero con el paso del
tiempo, el ius civile admitió la institución del peculium (el peculio). De esta forma, nace el concepto
peculio que ha perdurado hasta nuestros días.

En el Derecho romano existieron distintos tipos de peculio:

• Peculio profecticio: era el conjunto de bienes que un pater entregaba al hijo para su
administración. El pater familias respondía de las obligaciones que contraía el hijo hasta el
monto del peculio. Este peculio estuvo determinado por dos características fundamentales:
la revocabilidad, esto es, la posibilidad que en todo momento tenía el pater familias de
recuperar esos bienes cedidos; y por otra parte, la indisponibilidad mortis causa, si premoría
el filius familias, el peculio retornaba al padre (esto sucedía no porque el pater familias fuese
considerado heredero, sino porque recuperaba simplemente los bienes cedidos.

• Peculio adventicio, también conocido como bona materna: era el conjunto de bienes que
recibía el hijo de su madre, abuela o cónyuge. Se puso en práctica desde el emperador
Constantino.

• Peculio castrense: era el conjunto de bienes que un hijo de familia adquiría en el ejercicio
de la profesión militar (soldada).

• Peculio quasi castrense: era el conjunto de bienes que un hijo de familia adquiría en el
ejercicio de un cargo en la corte imperial o en la Iglesia. Se puso en práctica desde los tiempos
del emperador Justiniano.

4.1) Castrense

Impide al legislador que pueda arbitrariamente atribuir a los órganos de la jurisdicción militar el
conocimiento de delitos ajenos al ámbito de lo estrictamente castrense, por no poderse poner en
conexión con los objetivos, fines y medios propios de las Fuerzas Armadas. Lo estrictamente
castrense solo puede ser aplicado a los delitos exclusiva y estrictamente militares, tanto por su
directa conexión con los objetivos, tareas y fines propios de las Fuerzas Armadas […], como por la
necesidad de una vía judicial específica para su conocimiento y eventual represión, habiendo de
quedar fuera del ámbito de la justicia militar todas las restantes conductas delictuales»

En el derecho romano, eran los bienes adquiridos por el hijo de familia bajo la patria potestad,
durante el servicio militar, resultantes del botín de guerra, de las transmisiones a título gratuito
realizadas por los compañeros de armas y de las donaciones de amistades y familiares. Constituían
verdadero patrimonios independientes de la autoridad del pater familias y, justamente por ello, esta
institución era uno de los medios no compulsivos que utilizaba el estado para reclutar soldados.
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4.2) Cuasi Castrense

El concepto procede del derecho romano, del peculio cuasicastrense, es decir, la masa de bienes
adquirida con motivo de un empleo público, en la burocracia a sueldo del Estado. Esta distinción en
el patrimonio del filius familiae aparece en el Bajo Imperio como una consecuencia del aumento de
los empleos públicos y para favorecer el patrimonio cada vez más independiente de los hijos con
respecto al que corresponde al padre. El concepto ha pasado al derecho moderno, aunque no la
terminología. Corresponde tanto en la legislación española como en la argentina, por ejemplo, lo
que el hijo de familia, sujeto a la patria potestad, recibe por actividades científicas y en el desempeño
de servicios públicos. Asimismo, todo lo que se le entrega para sus estudios, para alcanzar algún
título de honor (en la legislación española), y para otros gastos análogos. El Código Civil español,
en el artículo 1043, establece que serán colacionables las cantidades satisfechas por el padre para
redimir a sus hijos de la suerte de soldados, pagar sus deudas, conseguirles un título de honor y
otros gastos análogos.

4.3) Adventicio o Bona Adventicia

Bien que el hijo de familia adquiere por su trabajo en algún oficio, arte, industria o por fortuna,
donación o herencia, estando bajo la patria potestad. Las Partidas establecían que la propiedad de
estos bienes pertenecía al hijo y el usufructo al padre mientras estaba bajo la patria potestad.

En el derecho romano fue una ampliación justinianea a los bona materna equivalente al peculium
adventicium designado como el conjunto de bienes que el hijo de familia heredaba de su madre o
adquiría con su trabajo sin que pasaran al patrimonio paterno conforme a la regla general, sino que
solo le correspondía el usufructo y la administración

5) La Iustae Nuptiae

El iustae nuptiae o justas nupcias (matrimonio), es un negocio jurídico solemne, a través del cual se
unía a un hombre y a una mujer en una relación con efectos civiles y religiosos, con el propósito
principal de conformar una familia.

Dicha unión ─coniugium─, era el acontecimiento jurídico más importante de un ciudadano romano,
pues de él se derivaban efectos a nivel personal, a nivel patrimonial, y determinaría su rol en la
sociedad civil. Por ejemplo, el paterfamilias no es más que un hombre sui iuris que ha contraído
iustae nuptiae.

De aquí que, para casarse, los romanos se reservaron un derecho, el ius connubium, dentro del
núcleo de los derechos romanos ─ius quiritium─, para que este pudiera tener efectos jurídicos. En
fin, que para los romanos era tan importante, que solo podía ejercerse por ciudadanos romanos.

Iustae Nuptiae: matrimonio solemne que generaba efectos civiles y religiosos para los romanos.

Sobre esto, se puede apreciar que el concepto romano de matrimonio, tiene un fin social muy
concreto, el de generar descendencia, y que debe ser estar circunscrito al derecho civil, pues los
romanos conocían otros tipos de relaciones no matrimoniales, como el concubinato (incluso la
esclavitud sexual).
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La definición romana se ha mantenido casi igual hasta hace menos de medio siglo en el mundo
occidental de tradición jurídica continental, y Justiniano nos da una buena ilustración del concepto
que se mantuvo de matrimonio en el derecho romano:

Nuptiae autem sive matrimonium est viri et mulieris coniunctio, individuam consuetudinem vitae continens.
(Nupcia, no más que matrimonio, es la unión de hombre y mujer, que conserva su legado individual)

5.1) Celebración

Por los requisitos especiales que tuvo el matrimonio, no cualquier unión entre personas sería
llamada unión marital ─iustae nuptiae─, por lo que surgieron formas de referirse a estas situaciones,
en que dos personas mantenían acciones, propias de una pareja, affectio maritalis, sin haber
contraído justas nupcias.

• matrimonio sine connubium


• concubinato
• contubernio

Estas uniones serían 3, dependiendo de la calidad de los sujetos que participaran, cuando los
sujetos eran ambos ciudadanos, y solo carecían de la solemnidades del iustae nuptiae, era (a) un
matrimonio sine connubio.

Cuando uno era ciudadano, y el otro era una mujer de condición inferior, como una libertad, una
peregrina, o una ciudadana sin familia, dado que no sería para uno de ellos casarse y conformar
una familia, entraban en (b) una relación llamada concubinato.

Y si la relación era con un esclavo, propio o ajeno, (c) la relación sería un contubernio.

5.2) Condiciones de Validez

El principal requisito para la conformación de los matrimonios romanos era la voluntad. Al ser el
matrimonio romano contraído entre ciudadanos, quienes eran hombres libres, eran las personas
que iban a obligarse quienes debían estar de acuerdo para celebrar el matrimonio.

El derecho romano solo establecía condiciones de validez, sin las cuales el matrimonio no tendría
efectos jurídicos. Precisamente lo que diferencia a un matrimonio romano de otras figuras como el
concubinato que también implicaban relaciones afectivas, eran los efectos jurídicos. De allí su
importancia.

Requisitos para el Iustae Nuptiae


Ciudadanía romana

El matrimonio legítimo era muestra de que la persona pertenecía a la sociedad civil romana,
comprometiéndose a preservarla mediante la institución matrimonial. De allí que de los derechos
quiritarios (derechos del ciudadano romano) fuera el ius conubii, o derecho a contraer matrimonios
legítimos.
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Consentimiento de los contrayentes

Si estos eran sui iuris su mero consentimiento permitiría la unión. Si uno o ambos eran alieni iuris
como en la mayoría de los casos, el paterfamilias debía consentir expresamente la unión.

Capacidad de formar una familia

Por lo que debían ser púberes. Para el hombre la edad de pubertad era el momento en que podía
engendrar, lo que los romanos situaron en los 14 años; y para la mujer la de concebir, fijada a los
12 años.

En el caso de los varones ─que no tienen alguna señal física evidente─, la pubertad se constataba
por algunas señales de su cuerpo, en ausencia de una métrica exacta de la edad, que marcaban su
aptitud física: (Los muchachos son declarados impúberes, si experimentan un excesivo sueño por
alimentarse en cantidad, que empeora hacia una apatía o una somnolencia constante, y sus cuerpos
son menos altos que al crecer)

Para que un matrimonio fuera válido en la Antigua Roma (iustae nuptiae), era necesario que se
respetaran los siguientes requisitos: la capacidad jurídica matrimonial, la edad y el consentimiento.

Podían casarse las mujeres mayores de 12 años, y los varones mayores de 14 prestando su
consentimiento los contrayentes y sus paters. En caso de la mujer bastaba con su pater, pero en el
caso del varón debían aceptar la unión, no sólo el pater en ejercicio, sino los futuros paters que
ocuparían esa posición en caso de morir el pater actual. Esto era así ya que la mujer ocuparía un
lugar dentro de la familia que afectará en el futuro a todo el núcleo familiar, incluso una vez
desaparecido el pater actual. Había obligación de expresarse, el silencio, en este caso, equivalía a
la aceptación.

Si bien la ley autorizaba a casarse a las mujeres desde los doce años, lo más frecuente era que lo
hicieran entre los 16 y los 17. Los varones se casaban alrededor de los 25 años, sobre todo, los que
realizaban la carrera de los honores, ya que a esa edad se alcanzaba generalmente el cargo de
cuestor.

Los impedimentos eran algunas circunstancias específicas que anularían el matrimonio de existir,
como:

• El parentesco agnaticio, gentilicio o cognaticio entre los contrayentes, más no el de afinidad.


• La viudez en la mujer, sin que se cumpliera al menos un año de luto hacia su esposo.
• La existencia de otro matrimonio no disuelto, recordemos que el matrimonio romano es
exclusivamente monogámico, y buscaba proteger la identidad de los hijos agnáticos del
paterfamilias, por lo que más de un matrimonio no tienen sentido.
• Incapacidad de una de las partes, como la demencia, esto tiene que ver con los requisitos de
consentimiento, ya que las personas dementes no se presumían conscientes de sus actos.
• La castración del marido, por la imposibilidad biológica del contrayente de formar una familia,
que era el fin lógico del matrimonio.
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ABG. Rosangela Nieto.

5.3) Efectos

La institución del matrimonio, giraba en torno a la figura del paterfamilias, quien era el jefe civil y
religioso de las relaciones derivadas del matrimonio. La mujer y los hijos, eran personas libres
vinculadas a él, quien veía de ellos, bien como alieni iuris, o bien como sui iuris incapaces.

Al celebrarse legítimamente, este matrimonio era fuente de derechos entre las partes, como el
socorro mutuo, los vínculos de afinidad entre las familias de los contrayentes, y la agnación o tutela
de la mujer, según si era un matrimonio cum manu o sine manu.

El matrimonio es fuente de derechos y deberes entre los cónyuges, unos de carácter personal, otros
inciden directamente en la esfera patrimonial, los más relevantes pudiéramos decir:
a) Ante todo, como hemos visto, la mujer participa de la condición social del marido, y le debe
fidelidad, existiendo entre los cónyuges una obligación de recíproco respeto (reverentia), que se
traduce en una serie de disposiciones. Así, el adulterio de la mujer se castiga con más severidad
que el del marido, disponiendo Justiniano el ingreso de la mujer adúltera en un convento, y
facultando al marido para hacer cesar la pena, reemprendiendo con su mujer la vida conyugal; por
otra parte, ni el marido ni la mujer pueden actuar en juicio el uno frente el otro, estando exentos así
mismo de testificar recíprocamente en contra; finalmente, las acciones penales o infamantes no se
pueden ejercitar entre cónyuges, y por ello se excluye la acción de robo (actio furti): el cónyuge sólo
puede ejercitar una actio rerum amotarum para recuperar las cosas sustraídas durante el
matrimonio.
b) En el orden patrimonial, cuando el matrimonio iba acompañado de la conventio in manum, todos
los bienes que la mujer poseyera antes de contraerlo, y todos los que durante el mismo adquiriese,
pasaban a ser propiedad del marido, o en su caso, de su paterfamilias; en compensación, a la
muerte de su marido la mujer le sucedía como si fuese una hija. Si el matrimonio no iba acompañado
de la conventio in manum, se producía, en principio, un régimen de separación de bienes, que
funcionaba de distinta forma según que la mujer fuese sui o alieni iuris. Si era alieni iuris, todo lo que
adquiría durante el matrimonio redundaba en beneficio de su paterfamilias, y si era independiente
(sui iuris), todo lo que tuviese antes del matrimonio, o adquiriese después, le pertenecía en
propiedad, pudiendo disponer de ello libremente.
c) En virtud de la presunción Muciana (fue el jurista Mucio quien la creó), todo incremento operado
en el patrimonio de la mujer, cuya procedencia no pudiera demostrarse, se presume que proviene
del marido, salvo prueba en contra.
d) Las donaciones entre cónyuges durante el matrimonio estaban prohibidas. La razón que para ello
aducen algunos juristas era la posibilidad que tales donaciones introdujeran en las relaciones
conyugales un no deseable matiz de especulación, pareciendo como si se comprara la concordia
marital con dinero; no obstante, si el donante muriese antes que el donatario sin haberla revocado,
la donación se convalida. Excluidas de la prohibición estaban las donaciones efectuadas por causa
de muerte o con ocasión de divorcio.

Conviene destacar que el matrimonio en la antigua Roma podía ser una situación presunta, es decir
que no siempre requería de una ceremonia solemne. Un hombre y una mujer que fuesen ciudadanos
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ABG. Rosangela Nieto.

romanos y convivieran con ánimo de ser un matrimonio, podrían ser social y jurídicamente uno. Pero
para ello no debía ser conocida ninguna objeción pública que tachara la relación.

• Integra la persona a la familia


• Integra la persona a la gens
• Integra la persona a la sociedad romana
• Concede derechos herenciales
• Somete a los hijos a la patria potestas

En general el matrimonio es el fundamento de la familia romana, sobre todo por la importancia del
parentesco por agnación que vinculaba solo a los hijos fruto de un matrimonio civil legítimo.

5.4) Los Esponsales

Los esponsales se realizan por el consentimiento de los contrayentes. El vínculo de los esponsales
impide que se hagan esponsales o que se contraigan nupcias con otras personas, en tanto ese
vínculo no se extinga.
“Sponsalia” (Esponsales).

Los “sponsalia” son una promesa recíproca de que en un futuro próximo contraerán matrimonio los
esposos. Los esponsales se realizan por el consentimiento de los contrayentes. El vínculo de los
esponsales impide que se hagan esponsales o que se contraigan nupcias con otras personas, en
tanto ese vínculo no se extinga. Para contraer esponsales no está determinada la edad de los
contrayentes, pueden contraer desde los primeros años, con tal que ambas personas comprendan
lo que hacen, es decir, que no sean menores de siete años. Los pueden celebrar los mismos
contrayentes o por medio de otra persona que los represente. Los “sponsalia” no son requisito previo
para la celebración del matrimonio, sino una simple costumbre que podía ser seguida o no.

5.5) Disolución

Como cualquier negocio jurídico, el matrimonio civil romano podía extinguirse por diferentes
causales, siendo la única voluntaria el divorcio, pues la muerte o la capitis deminutio eran
circunstancias ajenas a la relación matrimonial.

El matrimonio terminaba por muerte de uno de los esposos, por su caída en esclavitud, y por divorcio
o repudio. Si bien debían cumplirse ciertos requisitos para el repudio, que significaba la decisión
unilateral de no continuar con la unión matrimonial, como por ejemplo, la notificación, la falta de ella
no hacía que el matrimonio subsistiese sino que acarreaba sanciones para el cónyuge que no las
cumpliese. En el caso de haberse celebrado una confarreatio, se debía realizar una ceremonia
inversa llamada diffarreatio. Hasta el imperio, en los matrimonios cum manu el único que podía
ejercer el repudio era el esposo, y por causas graves. A partir del imperio, cualquiera de los
cónyuges pudo repudiar al otro, aún sin motivos. La posibilidad del repudio fue condenada por el
cristianismo, exigiéndose causales importantes como, por ejemplo, el adulterio.

El divorcio por mutuo acuerdo existió siempre, exigiéndose la invocación de causales, por influencia
del cristianismo, que, si bien no lo suprimió, lo comenzó a mirar con disfavor. Estas causales fueron
relatadas ya por Paulo, quien afirma: Dirimitur matrimonium divortio morte captivitate vel alia contingente
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ABG. Rosangela Nieto.

servitute utrius eorum. (Se divide el matrimonio por divorcio, muerte, cautiverio o además cualquier otra
surgida por caer en esclavitud)

Causales de Extinción:

1. Muerte de un Cónyuge: La extinción de la relación por causa de muerte, si uno o los dos
cónyuges fallecen.
2. Capitis deminutio de un un Cónyuge: Es decir la disminución de su capacidad jurídica, ya
fuera esta capitis deminutio menor o capitis deminutio maxima.
3. Divorcio:
Que consistía en la ruptura legal y entre vivos de la relación marital, que podía darse de dos
maneras, unilateral o bilateral:
o Unilateral: llamada "repudiación" y consistía en que uno de los cónyuges de manera
individual declaraba su intención de extinguir el matrimonio.
o Bilateral: denominada "mutuo disentimiento" y era cuando a petición de ambas partes
se requería el fin de la relación marital. Atendiendo al principio de que el matrimonio
debía ser consentido.

6) Uniones distintas a la Iustae Nuptiae

El derecho Romano reconoció y regulo otras uniones licitas de carácter marital, con características
distintas y con consecuencias inferiores a aquellas que producían iustum matrimonium. Este tipo de
uniones se clasificaban en:

1. Concubinato:

Es la unión marital de orden inferior al iustum matrimonium, es de carácter monogámico y duradero


reconocido por la ley. Esta unión nació como consecuencia a la prohibición de realizar el matrimonio
cuando existía desigualdad social entre los futuros conyugues. Su reglamentación data de la época
de Augusto y solo estaba permitida entre personas púberes y solteras. Una unión de este tipo, no
era necesario del consentimiento del pater, ya que la mujer no entraba a formar parte de la familia
agnática del marido y los hijos nacidos de esta unión seguían la condición de la madre. Los hijos
nacido dentro de este matrimonio nacían siendo sui iuris y es por eso que no estaban bajo la patria
de potestad del padre.

2. Contubernio:

Unión de carácter marital existente entre esclavos o entre un libre y un esclavo. No tenía
consecuencia jurídica de ninguna especie y los hijos nacidos de tal unión seguían la condición de la
madre sin ningún parentesco agnático, únicamente tenían un parentesco natural llamado cognato
servilis con el objetivo de que llegaban a obtener la libertar no pudieran celebrar unión matrimonial
entre personas parientes.

3. Matrimonio sine conubio:

Unión de carácter marital que se celebra entre personas que por alguna razón no gozaban del
conubium o cuando alguno de los cónyugesno gozaba de él. Estas uniones fueron frecuentes entre
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ABG. Rosangela Nieto.

peregrinos. Para su celebración se debía cumplir con los mismos requisitos que para las iustae
nuptiae pero no tenían los mismo efectos jurídicos, ya que los hijos nacían sui iuris.

Ejemplos:

Unión de carácter marital del concubinato: Si una princesa romana se enamoraba de un


sirviente, allí podemos la diferencia de clases sociales y si estos decidían casarse debían optar por
este tipo de matrimonio.

Unión de carácter marital contubernio: Si un soldado romano se casaba con una esclava, en este
tipo de matrimonio los hijos seguían la condición de la madre.

Unión Sine Conubio: Si un hombre perdía la ciudadanía y se casaba con una ciudadana Romana,
este tipo de unión aplica para este tipo de matrimonio.

7) La Legitimación

Capacidad procesal para poder actuar como parte activa o pasiva en un proceso, determinada por
la relación en que se encuentra la persona con el objeto litigioso. La legitimación, en el derecho
romano, tenía tres formas: el subsiguiente matrimonio, la oblación a la curia y el rescripto imperial.
El Derecho español reconoce dos formas de legitimación: por subsiguiente matrimonio y por
concesión del jefe de estado.

La legitimación, es la institución jurídica que permite dar efectos agnaticios, al hijo con el que solo
se posee un vínculo cognaticio. Esta institución, implicaba un cambio de estatus jurídico de la
persona legitimada, quien ingresaba a la familia agnaticia del paterfamilias; y afectaba la vocación
herencial del legitimado, pues los efectos jurídicos del parentesco por agnación, y del parentesco
por cognación, eran diferentes en lo concerniente a la sucesión patrimonial.

Esta figura es propia del derecho posclásico, producto de la influencia cristiana, quienes veían en el
matrimonio la única fuente honrosa de filiación. Sin embargo, en la época del derecho clásico,
cuando el imperio aún seguía la religión helenística, el spurios (hijo extramatrimonial) no era
socialmente repudiado.

Requisitos para la Legitimación

• Al igual que en otras instituciones civiles, como la adoptio o la adrogatio, que integraban más
miembros a la familia agnaticia del pater, el principal requisito sería: la voluntad del
paterfamilias.
• Sin embargo, no bastaba con la voluntad del pater, que era el requisito básico, por ser él el
dueño de su derecho familiar, sino que se requería, además, la voluntad del hijo, quien por
haber nacido fuera de un matrimonio, siendo hombre libre, e hijo de un ciudadano romano,
era sui iuris.

Efectos Jurídicos de la Legitimación

• La legitimación nace como una forma de promover el concepto de familia dentro de la


sociedad romana poscristiana, por lo que una fuente natural de legitimación, era el
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ABG. Rosangela Nieto.

matrimonio entre las dos personas que habían tenido algún hijo natural. Para ello debían
tener la capacidad para contraer matrimonio.
• Los hijos de un concubinato no se consideraban agnados al padre por filiación, sin embargo,
el matrimonio con la concubina surtía los efectos de legitimación.
• Y si los hijos eran legitimados, podían acceder al testamento: (Los hechos que establecen
las leyes para los testamentos serían: que los herederos sean los descendientes de los
padres intestados [...] el bastardo previamente hecho legítimo, se tiene por hijo legítimo, el
posteriormente hecho legítimo, solos si siendo ciudadano...)
• Otras dos formas de crear la legitimación era mediante la autoridad de las curias locales del
municipio, lo que agnaba al hijo con el padre, pero no con la demás familia agnaticia del
padre.
• Y ya en plena decadencia del imperio romano se permitió declarar la legitimación mediante
un rescripto imperial, en cuyo caso la corte del emperador estudiaría los detalles para
determinar si las circunstancias permitían la figura.

Creaba la patria potestad; daba origen a esa misma potestad sobre los descendientes del
legitimado, porque el paterfamilias ejercía patria potestad sobre sus hijos y los hijos de sus hijos, o
sea, sobre los nietos, bisnietos, etc., introducía en la familia agnaticia a personas que no estaban
en ella; y, por último, propiciaba el paso del patrimonio del legitimado al legitimante, porque el
patrimonio tenía carácter familiar y, por ende, todo le pertenecía al paterfamilias.

Extinción

Por Caso Fortuito: la muerte del jefe de familia, o a la reducción de la esclavitud o por la pérdida
de la ciudadanía, Elevación del hijo a dignidad religiosa, Elevación del hijo a dignidad política.

Por Actos que Sugieren Solemnidades: adopción de un hijo por otro Pater Familiae, por
emancipación voluntaria haciéndolo Sui Juris, abandono noxal.

Causa de cesación de la Patria Potestad: es la muerte del titular de la misma o del sometido a
ella. A la muerte se equiparán las capitidiminutiones. Capitis deminutio debemos traducirlo por
pérdida del status y puede no significar extinción o disminución de la capacidad jurídica y aun hay
situaciones que llevan a lo contrario, adquisición de ésta en su plenitud como el emancipado que se
convierte en sui iuris. Cesa, por tanto, la p. p. por una capitis deminutio máxima (pérdida de la
libertad) o media (pérdida de la ciudadanía) del titular o sometido a la misma; por una capitis
deminutio mínima como la adoptio que extingue una potestad para constituir otra, o la arrogatio que
convierte al sui iuris en alieni iuris, o la difarreatio y la remancipatio (estas dos, supuesto de
disolución de la potestas en su especialidad de la manus por el juego del principio del contrarius
actos) y la emancipación que convierte a los subordinados en sui iuris.

Existen supuestos de cesación forzosa: por el desempeño de determinados cargos, como en el


Derecho pagano vestal y en el Derecho cristiano obispo, cónsul, praefectus urbis o praetorii o por
determinadas conductas del padre en el Derecho posclásico: prostitución de la hija, incesto del
padre, exposición.
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ABG. Rosangela Nieto.

8) La Adopción: Concepto, Especies, Formas, Efectos


Por adopción romana entendían los legisladores del derecho Romano el acto solemne de prohijar
hijos y nietos por medios legales, mediante adoptio o adrogatio, en quienes antes no lo eran por
naturaleza (liberi adoptivi), estableciéndose el vínculo civil de la patria potestad con iguales derechos
que los de natura (naturales liberi), por esto y de haberlos, partían herencia con ellos. También se
adoptaba a esclavos libertos.

En origen, el objeto de la adopción romana es introducir herederos “escogidos” para su familia,


solicitando previamente la patria potestad. El adoptado salía de su familia natural mediante el
concepto capitis diminution mínima, perdía todos sus derechos de agnación, por consiguiente de
sucesión y quedaba también desvinculado entre aquellos lares y para las cosas sagradas del hogar.
Pero en la familia del adoptante, adquiría los derechos de agnación y sucesión trayendo por
comunes a los dioses lares y las cosas sagradas de esta familia.

Existían dos formas:

• Adoptio
• Adrogatio

Efectos
✓ Civiles

• Crea patria potestad de adoptante sobre adoptado y sus descendientes.


• Incorpora el patrimonio del adoptado al del adoptante.

✓ En los nombres

Como entre los romanos los hijos adoptivos partían herencia y tenían los mismos derechos que sus
hijos naturales, era por esto que tomaban alguno de los nombres de quien los adoptaba, para
constatar el acto jurídico públicamente:

• Ciudadanos libres o cives pleno jure: añadían a sus nombres de linaje (“gentes”, gens); o de
familia (in familias vel stirpes), el de quien les adoptaba.
• Esclavos libertos o ex liberto filius: a estos podían imponerlos sus mismos nombres honrosos,
contarlos entre su familia y hacerlos herederos en todo o en parte. En general y en adelante
los libertos traerían nombre y apellido de su ex amo, o por quien obtuviere su libertad,
añadiéndose al principio del que ya tenían (Marco Tulio Cicerón manumitió o dio libertad a
Tirón, este se llamó Marco Tulio Tiro y el poeta Andrónico fue liberto de Marco Livio Salinator
llamándose después Marco Livio Andrónico).

¿Qué requisitos se necesitan para adoptar?

Los requisitos necesarios para adoptar dependerán de la legislación civil de cada país. No obstante,
se suele exigir lo siguiente:

• El adoptante debe ser mayor de 25 años.


• La diferencia de edad entre adoptante y adoptado debe ser de, al menos, 16 años.
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ABG. Rosangela Nieto.

• El adoptante no podrá ser mayor de 45 años.


• No puede ser adoptado un menor emancipado, un mayor de edad, un descendiente (un
abuelo a sus nietos), un pariente en segundo grado (por ejemplo a un hermano o a un
cuñado), o un pupilo por su tutor legal.
• Que el adoptante cuente con la plena capacidad para el ejercicio de los derechos civiles.
Debe poseer unas condiciones psicológicas, económicas, sociales y educacionales
adecuadas al menor.
• Por último, que el adoptante haya presentado y realizado correctamente la solicitud y todos
los trámites correspondientes para la adopción.

¿Qué tipos de adopción existen?

En la adopción podemos distinguir dos tipos diferentes:

1. La adopción plena, ofrece los mismos derechos al adoptado que si fuera hijo biológico
(sustitución de apellidos, se considerará que el adoptado tiene abuelos y tíos, el adoptado
podrá recibir herencia de todos sus ascendientes, etc.).
2. La adopción simple, solo existen ciertos derechos y obligaciones entre adoptante y
adoptado. El adoptado no poseerá los apellidos del adoptante, ni tendrá derecho a heredar
de otros ascendientes que no sean los padres.

9) La Adrogación: Concepto, Reglas Especiales, Efectos

Adrogación era el nombre de uno de los dos modos de adopción usados en Roma, según que el
adoptado era hijo de familia, alieni iuris o salía de su familia natural, de cualquier manera, que fuese;
en otros términos, según fuera o no padre de familia, sui iuris, independiente desde entonces de
toda autoridad paterna.

Data de los orígenes de Roma.- Se celebraba ante los comicios curiados en presencia del Pontífice.-
Esta intervención de la autoridad religiosa, se hacía necesaria pues, al pasar un jefe de familia bajo
la potestad de otro jefe, una familia con su respectivo culto, se extinguía.-

La adrogatio se formalizaba por medio de tres interrogaciones, luego de un informe confeccionado


por los pontífices.- Las preguntas se dirigían al adrogante, y al adrogado, y si ellos manifestaban su
conformidad, el pueblo, por último, manifestaba su aprobación a través de su voto, con lo que
quedaba sancionada la ley respectiva.-

Por realizarse ante los comicios curiados, esta celebración sólo podía darse en Roma, y no podían
ser adrogados los impúberes ni las mujeres, por no ser parte integrante de dichas asambleas
populares.- Las formalidades antes enunciadas siguen en vigor en la época clásica, aunque ya los
comicios curiados estaban constituídos por treinta lictores, representantes de las respectivas curias;
siempre con la intervención de los pontífices.-

Bajo el reinado de Antonino Pío, se admitió la adrogación de impúberes por medio de rescripto
imperial, con la auctoritas de sus tutores y con una especial atención por tratarse de un incapaz que
podría evaluar inadecuadamente una decisión tan trascendental para él y su familia. -
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ABG. Rosangela Nieto.

En estos casos, la adrogación podía ser dejada sin efecto por orden del magistrado a solicitud del
adrogado, una vez llegado éste a la pubertad. Si el adrogado impúber era emancipado sin motivo,
recuperaba su patrimonio y tenía derecho a una cuarta parte en la sucesión del adrogante (Quarta
Antonina). Hacia mediados del siglo III D.C., estas formas fueron reemplazadas por rescripto del
príncipe, modalidad que se afirmó durante el reinado de Diocleciano. A partir de ese momento,
pudieron adrogarse mujeres y el trámite podía llevarse a cabo tanto en Roma como en las
provincias.-

Efectos de la adrogación:.-

✓ El adrogado pasaba a depender de la potestad del adrogante y entra en la nueva familia


como agnado. Asimismo, pierde la agnación con su familia de origen, manteniendo solamente
la cognación.
✓ Juntamente con el adrogado pasan a depender del adrogante, los descendientes que aquél
tenía bajo su potestad y la mujer in manu.
✓ El adrogado participa del culto familiar del adrogante y cambia su nombre, tomando el de la
gens y el de la familia a la que ingresa.
✓ El patrimonio del adrogado pasa al adrogante, aunque Justiniano decidió concederle sólo el
usufructo de esos bienes.-

10) Reglas comunes a la Adopción y Adrogación

La adopción es la institución del derecho civil por la cual se crea entre dos personas un vínculo
similar al que deriva de la filiación. En el derecho romano primitivo, el objeto de la adopción era el
de perpetuar el culto familiar. No así en el derecho moderno, en el que el objetivo principal es el de
dar hijos a quién no los tiene, o el de dar padres a quién no los tiene.

Reglas generales para adrogación y adopción en el Derecho Romano:

I.- Para la adrogación era necesario el consentimiento del adrogado; en cambio, para la adopción
no se requería tal requisito ya que, como el pater familia tenía el poder de emancipar al hijo, también
podía hacerlo pasar a otra familia.-

Es factible que en épocas del derecho clásico, o tal vez durante el gobierno de Justiniano se
requiriera que el adoptado consintiera la adopción, o, por lo menos que no se opusiera.-

II.- El adoptante debía ser mayor que el adoptado.- Se estableció que existiese una diferencia de
edad de la plena pubertad, esto es, dieciocho años por lo menos, ya que la adopción debía imitar a
la naturaleza.- Para el adrogante se exigía que tuviese 60 años de edad.-

III.- La adrogación sólo podían realizarla aquellos que no tuvieran hijos propios.- No se imponía esta
condición en los casos de adopción, porque el adoptado podía ingresar a la familia adoptiva como
hijo, o podía hacerlo también como nieto nacido de un hijo difunto del adoptante o de un hijo aún en
vida, puesto que a la muerte del hijo de familia, el adoptado caía bajo la autoridad del adoptante.-

IV.- Las mujeres, como carecían de capacidad jurídica para tener la patria potestad, no podían
adoptar.- Sin embargo, bajo el reinado de Diocleciano y Maximiano se permitió, por rescripto, que
una mujer que había perdido a sus hijos, pudiera adoptar uno, aunque el acto tenía efectos
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ABG. Rosangela Nieto.

solamente en cuanto confería al hijo adoptado un derecho de sucesión en el patrimonio de la madre


adoptiva.- Esta constitución que se dictó para un caso en particular, se convirtió en regla general en
tiempos de Justiniano, aunque los alcances de este tipo de adopción fueron siempre limitados.-

V.- No se admitía que el que había administrado la tutela o curatela de un menor de edad pudiera
adrogarlo antes de que éste cumpliera los 25 años- la mayoría de edad -, pues se temía que lo
hiciera para eludir la rendición de cuentas de su gestión.-

VI.- Los esclavos no pueden ser adoptados, si bien una declaración de adopción realizada por el
amo, equivalía a una manumisión.-

Los libertos no podían ser adoptados, salvo que lo hiciera el patrono y mediando justa causa.- Una
constitución de Diocleciano y Maximiano estableció que no era causa suficiente para el patrono el
alegar que no tenía hijos propios.-

Un extraño no podía adrogar a un liberto, pues lesionaría los derechos del patrono.-

VII.-En cuanto a los hijos nacidos fuera de las justas nupcias, su adrogación se permitió en el
derecho clásico sin limitaciones.- Durante el gobierno de Justino se prohibió la adrogación de los
hijos nacidos del concubinato y se suprimió la legitimación de los mismos por matrimonio posterior
de sus padres.- Justiniano, por la Novela 74, cap.3, mantuvo esta postura, ya que evitó por esta vía
que el hijo ilegítimo pudiera llegar a adquirir los mismos derechos que los hijos legítimos.- Sin
embargo, permitió al padre legitimar al hijo por matrimonio subsiquiente o por rescripto, con lo que
logró atenuar los efectos de aquella prohibición.-

11) Reformas de Justiniano

El Código de Justiniano (en latín, Codex Iustinianus) es una recopilación de constituciones


imperiales promulgada por el emperador Justiniano, en una primera versión, el 7 de abril de 529, y
en una segunda, el 17 de noviembre de 537. Esta segunda versión forma parte del denominado
Corpus Iuris Civilis. Este Código no fue la primera obra elaborada dentro del proceso recopilador de
leyes romanas.Fue preparado por una comisión de juristas, presidida por Triboniano, comenzando
sus labores en febrero de 528. Los comisionados debían recopilar las constituciones imperiales
vigentes en la época, pudiendo utilizar obras anteriores como el Código Teodosiano del año 438,
de carácter oficial, el Código Gregoriano de 293 y el Hermogeniano (291-323 d. C.), de carácter
privado. Con la promulgación de este código se dejaron sin efecto los anteriores. El emperador
bizantino realiza importantes reformas tanto en el sistema de desheredación de los hijos y parientes
cercanos como en la nueva institución de la legítima.

Este código recoge una constitución imperial muy importante en el mundo romano, que es la de
Caracalla, la Constituto antoniana (212 d. C.), que concedió la ciudadanía a todos los habitantes del
imperio. Debido a las reformas efectuadas por Justiniano, fue necesario actualizarlo hacia el año
533. Una comisión presidida nuevamente por Triboniano debió agregar todas las nuevas
constituciones imperiales dictadas por Justiniano al "primer" Código, recibiendo la facultad de
interpolarlas o modificarlas para su adecuada incorporación.

El 16 de noviembre de 534 –en fecha posterior al Digesto– se promulgó el "segundo" Código de


Justiniano (denominado en ocasiones Codex repetitae praelectionis), quedando derogado el anterior
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y prohibida su alegación. Está estructurado en 12 libros, divididos en títulos, que contienen las
constituciones.

Justiniano distingue dos clases de adoptio:

La adoptio plena y la adoptio minus plena.

ADOPCIÓN PLENA: Es la adopción de los descendientes que no estaban sometidos a la Patria


Potestad del Pater. Produce los mismos efectos que la adrogación, en términos que el filius se
desliga totalmente de su familia originaria, para hacerse miembro de la nueva familia

ADOPCIÓN MENOS PLENA: Es la adopción de personas extrañas. Produce únicamente un vínculo


personal entre el adoptante y el adoptado; se conserva la Patria Potestad en la persona que la tenía;
pasa el adoptado de hecho a la familia del adoptante; pero jurídicamente pertenece a la Familia del
padre natural.

No se crea, pues el vínculo agnaticio, pero esto no tenía ninguna importancia en el nuevo derecho,
en el que el vínculo de la familia era el cognaticio. Las mujeres no podían adoptar, pero Diocleciano
estableció que podrían hacerlo aquellas que hubieran perdido a los hijos de la sangre: Esta adopción
no producía una relación jurídica.

Petición de herencia

El heredero disponía de una acción de aplicación general para reclamar la herencia en su conjunto
o universitas, que es la petición de herencia. El demandante o activamente legitimado, sería el
heredero civil, legítimo o testamentario. La acción se extiende con el carácter de utilis al
fideicomisario y al fisco respecto a las partes o cuotas declaradas caducas.

Justiniano incluye la petición de herencia entre las acciones de buena fe, considerándola como una
acción mixta que extiende al poseedor hereditario.

12) Tutela de los Impúberes

Es la necesaria para asistir a los impúberes en la ejecución de actos de disposición en tanto que
estos no gozan de plena capacidad de obrar. Distinguimos: infantes: no pueden hablar
razonablemente (5 a 7 años) y por ende no pueden obligarse civil ni penalmente.

Según una definición atribuida a Servio Sulpicio y reproducida en las Institutas de Justiniano, la
tutela «era una potestad establecida sobre una persona libre, constituida y autorizada por el derecho
civil, para proteger al que, en razón de su edad, no podía defenderse por sí mismo».

Esta definición de la tutela, no era cierta para la época primitiva, pues, en esa época no era en
interés del hijo como se había establecido esta potestad, sino en interés de la familia, para
salvaguardar la conservación de los bienes en favor de sus presuntos herederos. No fue sino hacia
fines de la República, cuando cambió el carácter de la tutela y fue realmente una institución
destinada a proteger al que estaba sometido a ella y una verdadera carga y no un derecho para el
tutor que la ejercía.
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ABG. Rosangela Nieto.

Las personas sometidas a tutela eran los impúberes sui iuris, de uno u otro sexo, a los cuales se
llamaba «pupilos», los cuales continuaban en esa situación hasta que llegaran a la edad de la
pubertad, que para la mujer era a los doce años; en tanto que, para los varones, fue finalmente
adoptada la opinión de los proculeyanos, que establecía la edad de catorce años.

La institución de la tutela difiere de la patria potestad: en primer lugar, porque la persona sometida
a tutela es una persona sui iuris, en tanto que la persona sometida a patria potestad es un alieni
iuris; y, en segundo lugar, porque el tutor no tiene, como el paterfamilias, el derecho de corrección,
ni autoridad alguna sobre la persona del pupilo. La tutela se abría siempre que un acto cualquiera
hacía sui iuris a un impúber, lo cual normalmente tenía lugar cuando ocurría la muerte del pater
familias o la emancipación de un hijo en estado de impubertad.

12.1) Tutela Testamentaria

EI pater familias era, en principio, el único que podía designar tutor a su hijo, ya que esto constituía
un atributo de su potestad paterna. EI nombramiento del tutor debía hacerse en el testamento en
términos imperativos y después de la institución de heredero, pues si la designación había sido
hecha por otra persona o en forma irregular, esa designación era nula; pero, posteriormente, en
razón del favor con que se miró la tutela testamentaria, en la que el nombramiento se hacía con
pleno conocimiento de causa, se acabó por apartarse del rigor de las antiguas reglas para su
designación.

Se admitió entonces que, bajo reserva de que fuera confirmada por el magistrado, había que
reconocer como válida la designación del tutor contenida en un testamento que fuera nulo por la
forma, la que dimanara del padre natural o de la madre, de los parientes maternos y aún de un
extraño, siempre que en estos casos la designación fuera aprobada por el magistrado después de
una información sobre la honradez y honorabilidad del tutor designado, y en este último caso
siempre que el impúber, no teniendo fortuna, hubiera sido instituido heredero en el testamento en el
cual se le designaba un tutor.

12.2) Tutela Legítima

Por disposición de la ley, a falta de tutor testamentario era tutor el heredero presunto del pupilo, por
aplicación de la regla de que «la carga de la tutela debe caer en donde este el provecho de la
sucesión»; principio muy práctico por tener el heredero presunto, más que ninguna otra persona,
interés en la buena gestión de los bienes que habrían de ser suyos si el pupilo llegaba a morir siendo
impúber. Por consiguiente, de acuerdo con la Ley de las XII Tablas, la tutela correspondía: en primer
lugar, a los agnados, siendo preferidos los de grado más próximo, y si fueran varios los que estaban
en el mismo grado, todos serían tutores; y en segundo lugar, a falta de agnados, eran llamados a la
tutela legítima los gentiles.

En el derecho de Justiniano era llamado a la tutela el pariente más próximo, fuera agnado o cognado;
y la madre y el abuelo del impúber eran preferidos a los colaterales. Cuando se trataba de un liberto
impúber, la tutela le correspondía a su patrono; y respecto a un hijo emancipado antes de la edad
de la pubertad, la tutela correspondía al autor de la emancipación o a sus descendientes y entonces
se llamaba tutela fiduciaria, por alusión al pacto de fiducia, salvo en el caso en que fuera el padre,
que por deferencia se designaba con el nombre de tutor legítimo.
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ABG. Rosangela Nieto.

12.3) Tutela Deferida por el Magistrado o Dativa

A falta de tutor testamentario y de tutor legítimo la designación correspondía al magistrado. En Roma


e Italia, la Ley Atilia dio la facultad de nombrar tutor al pretor urbano y a la mayoría de los tribunos
de la plebe; y las leyes Iulia y Ticia, concedieron esa facultad de designar tutor en las provincias al
gobernador de estas. Después, en la época de Claudio, la facultad de nombrar tutor pasó a los
cónsules, y bajo Marco Aurelio, se creó para este cargo un pretor especial, que se llamó el pretor
tutelaris. Finalmente, bajo Justiniano, los magistrados municipales eran los encargados de nombrar
tutores a los pupilos de condición pobre y los magistrados superiores para los pupilos que poseían
fortuna. La designación de los tutores por los magistrados debía hacerse previa información sobre
la moralidad y la fortuna del tutor nombrado.

12.4) Capacidad para ser Tutor: Renuncias y Excusas

La tutela estaba considerada en el derecho romano como un cargo público, siendo necesario para
cumplirla: ser persona libre, ciudadano romano y del sexo masculino. Luego se admitió la posibilidad
de que ejercieran el cargo de tutor los filius familias, porque la autoridad paterna sólo tenía efecto
en el orden privado.

En el derecho post-clásico la madre y la abuela pudieron también ser tutoras de sus descendientes,
siempre que se comprometieran bajo juramento a no contraer nuevo matrimonio. Al tutor
testamentario le fue permitido librarse definitivamente de la tutela, haciendo una declaración
solemne ante testigos de no querer ejercerla, a esto se llamó la «abdicatio tutelae»,

EI tutor legítimo puede transferir la tutela a un extraño, mediante la in iure cessio, pero si el
cesionario muere o sufre una capitis deminutio, se reintegra de pleno derecho a sus funciones de
tutor. EI tutor dativo sólo puede eximirse de ejercer la tutela aduciendo razones graves que le
impidan ejercer el cargo.

EI régimen de las excusas fue extendido en la época clásica a la tutela testamentaria y más tarde a
la legítima. Entre las numerosas excusas figuran como más importantes las siguientes:

a) EI ejercicio de cargos públicos o de oficios de utilidad pública, como el de magistrado,


miembro del consilium principis, profesor, sacerdote.
b) Razones personales, como el haber cumplido setenta años de edad, la pobreza extrema,
una enfermedad grave, la ignorancia.
c) Numerosas cargas familiares, como el tener tres hijos o más, el ejercicio de tres cargos
de tutor o de curador.
d) Razones de privilegio, como ser veterano del ejército, atleta coronado, etc.

Diferentes de las excusas fueron las incapacidades propiamente dichas, que se desenvolvieron
gradualmente y que comenzaron siendo razones de excusa, tales fueron según los textos
justinianeos: los locos, sordos, mudos, ciegos, enfermos graves y crónicos, personas enemistadas
con el padre del pupilo, etc. EI derecho justinianeo declaró además incapaces para desempeñar las
funciones de tutor a los menores de veinticinco años, que en la época clásica podían excusarse, a
los obispos, a los monjes y a los acreedores y deudores del pupilo, con excepción de la madre y de
la abuela.
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ABG. Rosangela Nieto.

12.5) Funciones, Facultades del Tutor, Pluralidad de Tutores, Obligaciones del Tutor y
Acciones que nacen de la Tutela, Extinción de la Tutela

EI tutor no tenía por qué ocuparse de la persona física del pupilo. Su guarda estaba confiada por el
magistrado a la madre o a los parientes del pupilo, porque se había pensado que era muy peligroso
encargar al tutor, que era su heredero presunto, ya que este estaba directamente interesado en que
se produjera su muerte.

EI tutor por lo tanto está dado, para completar la personalidad jurídica del impúber o para administrar
el conjunto de su patrimonio. En el primer caso, se dice que el procedimiento que se utiliza es el de
la «auctoritas»; y el utilizado en el segundo caso, es el llamado de la «gestio».

Facultades o Poderes del Tutor

En el derecho antiguo los poderes del tutor sobre los bienes del pupilo, fueron ilimitados; se decía
que el tutor era como propietario de los bienes del pupilo. Sin embargo, se establecieron entones,
tres restricciones a las facultades del tutor:

a) En lo relativo a las donaciones;


b) Para los actos que interesaban a la vez al tutor y al pupilo; y,
c) Para los actos ejecutados de mala fe por el tutor, que podía el pupilo hacer que se
anularan.

El pretor vino a aportar una importante limitación a las facultades del tutor, permitiendo al pupilo
dejar sin efecto los actos del tutor por el procedimiento de la ‘in integrum restitutio», demostrando
que esos actos le habían lesionado. Bajo Septimio Severo, un senado-consulto conocido con el
nombre de «oratio Severi» prohibía al tutor enajenar los inmuebles rurales y los situados en los
barrios de la ciudad, que fueran propiedad del pupilo, salvo ciertas excepciones determinadas
limitativamente. Constantino amplió la prohibición a los inmuebles urbanos y a los muebles
preciosos; y bajo Justiniano, el tutor no pudo ya recibir capitales por cuenta del pupilo, sino con
autorización del magistrado.

Pluralidad de Tutores

No sólo se podía designar un tutor para uno o para varios impúberes sui iuris, sino que se podían
designar y era frecuente varios tutores para un solo pupilo, o sea que podía haber pluralidad de
tutores, cualquiera que fuera el origen de la tutela. En la última etapa del derecho era suficiente la
auctoritas que otorgara uno solo de los varios tutores que tuviera un impúber para que el acto jurídico
realizado por éste tuviera validez.

Por lo que respecta a la gestio, los tutores pueden quedar todos encargados de administrar bajo su
responsabilidad común, pero habida consideración de las ventajas de la administración unipersonal,
el pretor podía permitir que uno solo administrara, y también por acuerdo entre los tutores o por
disposición del testador, podían aquellos dividirse la tutela en la forma más conveniente, o sea, en
razón de la naturaleza de los trabajos o por la ubicación de los bienes; pero todos los demás tutores
quedaban como vigilantes y responsables subsidiarios de la gestión del administrador
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ABG. Rosangela Nieto.

Obligaciones del Tutor y Acciones que nacen de La Tutela

A) En el derecho primitivo. EI deber del tutor de administrar bien y de restituir los bienes
del pupilo al terminar la tutela, provenía de la moral y de las costumbres, pero no estaba en ninguna
forma sancionado por la ley.

La Ley de las XII Tablas estableció dos garantías para el pupilo contra el fraude del tutor, que fueron:

1) EI «crimen suspecti tutoris», que era una acción abierta a todo el mundo, menos al pupilo
mismo, que tenía por efecto dar fin a la tutela cuando el tutor comprometía la fortuna del pupilo: por
su fraude o por grandes torpezas.

2) La «actio de rationibus distrahendis», que era una acción doble, que tenia carácter penal, dada
al pupilo contra el tutor para obtener la restitución de valores, que el tutor hubiera empleado mal.

B) Reformas introducidas por el pretor

Además de la «restitutio inintegrum», que permitía al pupilo hacer que se anularan los actos del tutor
que lo lesionaran, el pretor concedió al pupilo dos nuevas garantías:

1) La «actio negotiorum gestorum», por la cual el pretor asimiló al tutor que manejara bienes del
pupilo a un gestor de negocios y concedió al pupilo una acción contra su tutor, en caso de faltas
cometidas en tal gestión. Esto constituyó un progreso, puesto que hasta entonces el pupilo no podía
quejarse más que en caso de fraude cometido en su perjuicio.

2) La «cautio rem pupilli salvam fore», por la cual se constriñó al tutor a que, en el momento de
entrar a ejercer el cargo, se obligara por un contrato de estipulación, a administrar bien los negocios
del pupilo y a restituirle sus bienes al terminarla tutela. Esa obligación debía garantizarla el tutor con
fiadores.

Hacia fines de la República, en el siglo VII de Roma, se creó la «actio tutelae», que era una acción
doble: en favor del pupilo y en favor del tutor. La «actio tutelae directa», correspondía al pupilo y le
permitía hacerse restituir los bienes por el tutor, al finalizar la tutela, y hacerse indemnizar por él por
las faltas cometidas durante su administración y que no habría cometido en gestiones de su propio
patrimonio. La «actio tutelae contraria», se dio al tutor en contra del pupilo, para reclamarle los
anticipos que hubiere realizado en beneficio del menor y para que este se subrogara en las
obligaciones que había contraído por él.

C) Reformas del derecho imperial

En razón de las reformas precedentes, el tutor era responsable de las faltas que hubiera cometido
en la gestión del patrimonio del pupilo, pero no estaba obligado a administrarlo, faltaba establecer
esta obligación a su cargo, haciéndolo responsable de su inacción. Bajo el emperador Claudio, los
parientes del pupilo podían citar al tutor en caso de inacción ante los cónsules, y estos magistrados
decidían si el tutor se había hecho responsable por no administrar.
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ABG. Rosangela Nieto.

En la época del emperador Marco Aurelio, se fue más lejos, y se resolvió sin intervención de los
cónsules que el tutor respondería de su omisión en las gestiones, a partir del momento en que
hubiera tenido noticia de su nombramiento.

Como garantías especiales, se obligó indirectamente al tutor a hacer que se realizara un inventario
de los bienes dela sucesión al principiar la tutela; y se creó un privilegio que permitió al pupilo ser
preferido a los acreedores quirografarios, pero no a los acreedores hipotecarios del tutor; y un
senado-consulto, bajo Trajano, concedió, la “actio subsidiaria” contra los magistrados municipales,
en caso de que el tutor y sus fiadores fueran insolventes; y bajo Constantino, se concedió al pupilo
una hipoteca legal sobre todos los bienes del tutor.

Extinción de La Tutela de los Impúberes

La tutela de los impúberes puede terminar por causas propias del pupilo o por causas inherentes al
tutor. En este último caso, lo que hay más bien es un cambio de tutor y no una cesación de la tutela
misma.

A) Causas provenientes del pupilo, Por parte del pupilo podía terminar la tutela:

1) Cuando el pupilo llegaba a la edad de la pubertad, por lo menos para el hombre, a los catorce
años de edad.
2) Cuando el pupilo perdía la libertad, el derecho de ciudadanía, o había un cambio en su situación
familiar, o sea, cuando había sufrido una capitis deminutio máxima, media o mínima.
3) Cuando el pupilo moría.
4) Cuando había llegado el término o se había cumplido la condición impuesta por el pater familias,
en la tutela testamentaria, para que finalizara la misma.

B) Causas inherentes al tutor, Terminaba la tutela por causas inherentes al tutor:

1) Por la perdida de la libertad o de la ciudadanía, o sea, cuando el tutor sufría una capitis deminutio
máxima o media.
2) Por haber ocurrido la muerte del tutor.
3) Por la exclusión del tutor de la tutela, como consecuencia del crimen suspecti tutoris.
4) Por una excusa dada por el tutor que hubiera sido aceptada.
5) Por haber renunciado el tutor a la tutela.

13) Tutela Perpetua de las Mujeres: Clases, Función del Tutor, Extinción de la Tutela

Las mujeres púberes sui iuris, estaban sometidas a tutela perpetua, por considerar los juristas
romanos que en virtud de su inexperiencia para los negocios y de su natural ligereza de espíritu,
podían dilapidar los bienes familiares. Esta tutela se estableció, no en interés de la mujer misma,
sino por un sentimiento de desconfianza contra ella; en interés de la familia agnaticia para impedir
que disipara los bienes que recibiera de los parientes paternos.

Clases de Tutela

Como en los impúberes, había tres clases de tutela: la testamentaria, la legítima y la deferida por el
magistrado o dativa. La incapacidad de la mujer no era absoluta, no la tenía más que para ciertos
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ABG. Rosangela Nieto.

casos; para aquellos que se consideraban de tal naturaleza que podían comprometer los intereses
de la familia agnaticia, tales eran: la enajenación de una cosa mancipi, el dar dinero en préstamo,
el contraer una obligación y el hacer o recibir un pago.

Función del Tutor

La función del tutor, en este caso, se limitaba a la concesión de la auctoritas, porque siendo la mujer
una persona púber, el tutor no tenía la gestión, sino simplemente la auctoritas para completar la
personalidad de la mujer en los negocios que debía realizar.

La tutela de las mujeres, que procedía de la más remota antigüedad, se debilitó hacia el fin de la
República. En esa época se permitió al marido, que tenía a la mujer in manu, dejarle un tutor
testamentario. Más adelante se permitió a la mujer liberarse de la tutela de sus agnados y tomar un
tutor a su gusto para completar su personalidad jurídica: se le llamó tutor fiduciario. También se
permitió a la mujer tener un tutor a su gusto para ciertos actos, cuando el tutor legítimo estuviera
loco o ausente y, por lo tanto, fuera incapaz de dar la auctoritas.

Extinción de La Tutela de las Mujeres

Las leyes Iulia y Papia Poppaea, dispensaron de la tutela a la mujer que tuviera el «ius liberorum»,
o sea, a la ingenua que tuviera tres hijos y a la liberta que tuviera cuatro hijos. Esta tutela
desapareció definitivamente en el siglo IV de la era cristiana.

14) Curatela: Concepto, Tipos (Locos, Prodigo, Menores de 25 Años)

LA CURATELA

La curatela es una institución de derecho civil, que permite representar y asistir a aquellas personas
que, por una causa particular o accidental, se encontraran incapacitadas para administrar su
patrimonio. Dichas personas eran confiadas a un curador, quien para desempeñar su cargo debía
poseer cualidades similares al tutor, es decir, ser libre, ciudadano romano y del sexo masculino.

Curatela de Los Locos

En Roma se distinguían dos clases de locos: el «furiosus» y el»mente captus». Conforme a la


opinión general, el furiosus era el que tenía intervalos lucidos; el mente captus, el que nos los tenía,
el idiota. En la época de la Ley de las XII Tablas, el furiosus era el único provisto de curador, no así
el mente captus; y para el furiosus no existía más que la curatela legítima, en favor de los agnados
y de los gentiles, pues, era en su interés en el que se había establecido esta institución.

En esta materia, el progreso del derecho fue doble: por una parte, se proveyó de curador al mente
captus; y por la otra, tanto para el mente captus como para el furiosus se organizó la curatela, no ya
en interés de la familia, sino en interés del incapaz mismo y para su protección; por lo tanto, al lado
de la curatela legítima, se admitió la curatela deferida por el magistrado. EI mente captus era
incapaz, en forma absoluta, para realizar por sí mismo cualquier acto; el furiosus era incapaz
igualmente en los intervalos no lúcidos, pero era completamente capaz en los intervalos lucidos.
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ABG. Rosangela Nieto.

EI papel del curador de un loco era el de obrar en su lugar, el de administrar el patrimonio de éste,
ya que no podía nunca hacer intervenir a un loco, en ningún acto, para asistirlo, como ocurría con
el tutor cuando suministraba la auctoritas al pupilo, puesto que, o bien el loco estaba en un momento
de lucidez y era por completo capaz y podía obrar por si solo, o bien el loco estaba en un momento
de locura y era por completo incapaz y debía ser reemplazado por su curador.

Las facultades del curador, estaban restringidas como las del tutor, por la oratio Severi, o sea la
prohibición que tenía de enajenar los inmuebles rurales y los situados en los barrios de la ciudad,
salvo ciertas excepciones determinadas limitativamente, prohibición que extendió Constantino a los
inmuebles urbanos y a los muebles preciosos.

En lo que respecta a su responsabilidad, el curador, era responsable por su gestión, como si se


tratara de un gestor de negocios; y por tanto al final de la curatela estaba obligado a rendir cuentas,
así como todas las veces en que el loco habiendo recobrado la razón se lo exigiera; y como surgieron
discrepancias entre los jurisconsultos acerca de si en este caso terminaba la curatela para comenzar
una nueva con el estado de locura subsiguiente, Justiniano decidió que no cesara sino que el
curador quedara inactivo durante este período de lucidez en que el sujeto podía obrar válidamente
por su cuenta.

Curatela del Pródigo

Conforme a la Ley de las XII Tablas era considerado pródigo la persona sui iuris que disipaba los
bienes que había recibido de sus parientes paternos por herencia ab-intestato. La curatela se había
realizado entonces, no en interés del prodigo mismo sino en interés de la familia agnaticia, de modo
que a falta de agnados y de gentiles no había ninguna curatela. En el derecho clásico, el punto de
vista de la ley varió y trató de proteger al pródigo por si mismo y en interés de su familia; por lo tanto
trató como pródigos a todos los que disipaban sus bienes, sin distinción de su origen, y el magistrado
dio un curador, aún a los que no tenían agnados ni gentiles.

La sumisión del pródigo a la curatela resultaba de un «decreto de interdicción». Según unos ese
decreto se pronunciaba por la gens, antes de la creación del pretor; pero, según otros, esto fue obra
de los magistrados y de los reyes, después de los comicios y finalmente del pretor. La incapacidad
del pródigo en la época clásica, tenía la misma extensión que la del impúber de mayor infancia, ya
que solamente podía mejorar por si solo su condición, pero no podía empeorarla. La intervención
por tanto del curador sólo tenía lugar en aquellos actos, que de realizarse por el incapaz únicamente
podían ocasionarle perjuicios patrimoniales; y en estos casos intervenía el curador utilizando la
«gestio», o sea reemplazando al pródigo y no suministrando su «consensus», pues no hay ningún
texto que mencione este procedimiento para este caso.

La curatela del pródigo se extinguía al cesar la incapacidad de éste por haber dejado de existir la
causa que la había hecho necesaria, debido a la total recuperación del mismo; siendo necesario
entonces el levantamiento de la interdicción, que se realizaba por un proceso inverso al primero,
dado en la misma forma.

Curatela de Los Menores de Veinticinco Años

El varón púber sui iuris era plenamente capaz, conforme al derecho civil, para realizar toda clase de
negocios jurídicos; capacidad ésta que comenzaba desde el momento en que había cumplido
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ABG. Rosangela Nieto.

catorce años de edad, lo cual se explica por el hecho de que en los primeros tiempos los actos
jurídicos eran bastante raros, ya que el comercio no se había desarrollado; y porque los actos
jurídicos estaban llenos de solemnidades que requerían a menudo la presencia del magistrado y
frecuentemente la de personas que sirvieran de testigos; todo lo cual resultaba de hecho una
protección indirecta para los menores. Pero no fue lo mismo desde el día en que por virtud del
desarrollo del comercio y de la simplificación de las formas primitivas, los actos jurídicos fueron más
numerosos, más frecuentes y más fáciles de realizar; pues entonces la necesidad de proteger al
menor de veinticinco años de edad se hizo sentir, y tal fue el objeto de la Lex Plaetoria, del siglo VI
de Roma, que da contra cualquier persona que engaña a un menor de veinticinco años, una acción
pública, que implica junto con la infamia ciertas privaciones políticas.

En la Lex Plaetoria se ve también la posibilidad de que el menor pudiera hacerse asistir de un


curador para un acto determinado, y de este modo si no en derecho por lo menos de hecho, el
tercero que tratara con el menor tenía menos que temer de ser acusado de fraude ya que se
salvaguardaba el crédito del menor. EI derecho pretoriano llegó más lejos que la Lex Plaetoria, pues
permitió al menor no solamente engañado, sino simplemente lesionado por el acto que había
realizado, obtener la resolución del mismo por decisión del magistrado; siendo sólo necesario para
que se acordara esta restitución lo siguiente:

a) Que la lesión resultara del acto mismo y no de un hecho posterior o fortuito, correspondiendo al
menor suministrar la prueba de la lesión pues no bastaba con demostrar que era menor al realizar
el acto.
b) Que la lesión sufrida fuera de cierta importancia
c) Que la restitutio in integrum se demandara dentro de cierto plazo: en un principio, en un año útil;
y bajo Justiniano, cuatro años continuos.
d) Que no tuviera, conforme al derecho civil, otro recurso que intentar.

A partir del emperador Marco Aurelio, pasó la curatela de especial y accidental a ser permanente;
tendiendo a asemejarse más a la tutela. Sin embargo, no se impuso al menor en forma general,
pues constituyó una regla el que los menores no tenían curador contra su voluntad.

Excepcionalmente podía ser obligado el menor a asistirse de un curador, a petición de la parte


contraria, para actos que no pudiera realizar más que con él y para los cuales se pudiera exigir ésta
garantía de hecho contra la ulterior nulidad del acto; tales eran: la rendición de cuentas de la tutela,
la realización de un pago al menor o un juicio contra el mismo menor

A partir del emperador Diocleciano,se distinguieron dos clases de menores: los que tenían curador
y los que no lo tenían. Los menores con curador eran incapaces, como los pupilos en mayor infancia
y como los pródigos, ya que ellos por sí mismos podían mejorar su condición, pero no podían
empeorarla sin el «consensus curatoris».

Los menores que no tenían curador eran plenamente capaces para mejorar su condición y para
empeorarla, sin asistencia de nadie. Estas dos clases de menores se asemejaban sin embargo
desde dos puntos de vista: a) que podían en caso de lesión hacer rescindir sus actos por la vía de
la in integrum restitutio; y, b) que la oratio Severi se aplicaba a las dos clases de menores en cuanto
a la enajenación de los inmuebles rurales y los situados en los barrios de la ciudad, ampliada por
Constantino a los inmuebles urbanos y a los muebles preciosos.
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ABG. Rosangela Nieto.

EI «consensus curatoris» era la adhesión del curador a un acto ejecutado por un menor. Este modo
de intervenir el curador era especial para el curador del menor, o sea el sujeto entre 14 y 25 años,
pues los otros curadores no procedían sino por la gestio, o sea, que reemplazaban al incapaz y no
lo asistían. Esta forma de intervenir apareció el mismo día en que la Lex Plaetoria proveyó al menor
de un curador para actos jurídicos determinados.

15) La Venia Aetatis

La «venia aetatis» era una institución que tenía por fin conferir a un menor de veinticinco años de
edad una capacidad casi completa, antes de esa edad. Parece que fue creada por Septimio Severo
y por Caracalla, pero recibió su forma definitiva bajo Constantino.

Esta concesión estaba subordinada a dos condiciones:


1) Determinada edad, o sea veinte años para los hombres y dieciocho años para las mujeres.
2) Un rescripto imperial.
Para el menor que estaba en curatela, la venia aetatis le hacía salir de su minoridad y lo hacía capaz;
además, lo privaba del beneficio de la in integrum restitutio. Para el menor que no estaba en curatela,
la venia aetatis no producía ese último efecto. Además, el menor, a partir de la venia aetatis seguía
sometido a la oratio Severi y a las agravaciones ulteriores establecidas por Constantino. En esto es
en lo que difería del mayor de veinticinco años.

16) Curatelas Especiales

A) Curatela de los sordomudos. Los sordomudos estuvieron también sometidos a curatela por su
incapacidad, siendo esta curatela similar a la curatela de los locos.

B) Curator ventris nomine o curador de vientre, era el curador que se nombraba al


nasciturus, o sea a las personas por nacer, pero ya concebidos cuando ocurría la muerte del pater
familias, con el fin de tutelar sus intereses hasta el momento de su nacimiento.

C) Curatela excepcional del impúber. El impúber bajo tutela, excepcionalmente, puede


tener un curador en los casos siguientes:

1) Cuando el tutor sostiene un juicio en contra del pupilo;


2) Cuando el tutor ha presentado una excusa temporal; y,
3) Cuando el tutor se muestra incapaz de solucionar un asunto del pupilo.

Acciones que nacen de La Curatela

Los curadores al comenzar su gestión estaban obligados a cumplir las mismas formalidades que los
tutores, o sea que debían dar «satisdatio»; aunque durante los primeros tiempos sólo fuera para los
curadores la obligación de administrar y de rendir cuentas un deber sancionado por la costumbre,
más tarde esta obligación fue sancionada para los curadores lo mismo que para los tutores, pero no
se creó una acción especial como para estos, sino que se aplicó a la curatela la misma acción que
existía para la gestión de negocios de otro, o sea, la «actio negotiorum gestorum directa» en contra
del curador para exigirle la rendición de cuentas y la «actio negotiorum gestorum contraria» en favor
de éste para hacerse rembolsar sus anticipos y gastos.
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ABG. Rosangela Nieto.

LECTURA: Comparaciones del Régimen romano con el venezolano

Es innegable la influencia del Derecho Romano en las Legislaciones actuales persistiendo algunas categorías romanas; la
legislación venezolana acoge las Instituciones de la Tutela y la Curatela para suplir las deficiencias de los menores de edad sobre
quien nadie ejerza la Patria Potestad; así como aquellos declarados incapaces; sin embargo nuestro ordenamiento jurídico, en cuanto
a la clasificación de las incapacidades por anomalía o defecto intelectual, difiere de la clasificación tradicional romana, optando, a los
efectos de la incapacitación de los mayores de edad, por no diferenciar los defectos o anomalías por su naturaleza intrínseca, sino
por su gravedad. Así distingue entre; a) el estado habitual de defecto intelectual que impida al sujeto de proveer a sus propios
intereses; y b) la prodigalidad o el estado de debilidad de entendimiento.

Se establecen incapacidades con respecto al ciego de nacimiento, sordomudo o el que hubiera enceguecido durante la niñez
y llegado a la mayoría de edad. En nuestro país el Artículo 410 establece estas incapacidades a menos que el Juez los declare
capaces. Artículo 410.- El sordomudo, el ciego de nacimiento o el que hubiere cegado durante la infancia, llegados a la mayor edad,
quedarán sometidos de derecho a la misma incapacidad, a menos que el Tribunal los haya declarado hábiles para manejar sus
negocios.

No obstante, el Artículo 837 en sus Ordinales 2, 3 y 4 establece que son incapaces de testar. 2) Los entredichos por defecto intelectual;
3) Los que no están en su sano juicio y 4) Los sordomudos y los mudos que no sepan o no puedan escribir, Ahora bien, a los fines
de una mejor distinción entre ambos regímenes (romano y venezolano) es conveniente realizar las siguientes consideraciones
respecto a la Institución de la Curatela y la función del CURADOR, y es así como El Diccionario Jurídico Venezolano, lo define de la
manera siguiente:

Según Dominici, “El Curador se da al menor emancipado para asistirlo en los actos que no son de simple administración de
los bienes. El Curador no tiene, como el Tutor, el derecho de representar al menor, ni ejercer poder, ni inspección alguna sobre su
persona. Lo asiste meramente, es decir, lo acompaña, lo completa jurídicamente en juicio y fuera de él, pues el menor tiene que
comparecer personalmente en todos los Actos civiles en que se trata de su persona y derechos. Tampoco ejerce el Curador la
administración de los bienes que la Ley confiere al tutor”.

Por su parte la Dra. Sandra Aguilera Brizuela, en su obra titulada “Derecho Del Niño Y Del Adolescente”, respecto al
Nombramiento del Curador Especial nos dice:

“..El Código Civil establece varios casos en los cuales es necesaria la designación de un Curador especial para que represente o
administre los bienes de un menor o adolescente. El Código Civil exige el nombramiento de un Curador Especial cuando el padre y
la madre que ejercen la Patria Potestad no puedan o no quieran aceptar una herencia, legado o donación para el hijo, caso en el cual
a solicitud del hijo, de alguno de sus parientes o del Ministerio Público de oficio, deberá acudir ante el Tribunal de Protección del niño
y del adolescente para que autorice la aceptación y nombre el Curador especial. Igualmente se requerirá el Nombramiento de un
Curador Especial, cuando haya oposición de intereses entre los hijos, el padre y la madre que ejercen la Patria Potestad, debiendo
también acudir al Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente para designar a quien o quienes ejercerán dicha representación.
También deberá acudirse ante el Tribunal de Protección del Niño y del adolescente para nombrar un Curador Especial para que
administre los bienes que están excluidos de la administración de los padres; siempre y cuando, no fuere nombrado un administrador
con anterioridad por el donante de dichos bienes. Preciso es también, traer a colación el concepto de TUTELA, en este sentido, la
misma Autora, mencionada, nos las define de la manera siguiente:

“LA TUTELA, es una Institución de protección conferida por la Ley a personas que no se encuentran sujetas a Patria Potestad,
y esa protección requiere de una representación legal para todos los actos de la vida civil. Existen tres clases de tutela: La Tutela de
menores, la Tutela de entredichos por defecto intelectual y la Tutela de entredichos por condena penal…. Tutela de entredichos por
defecto Intelectual: El mayor de edad y el menor emancipado que se encuentre en estado habitual de defecto intelectual que lo haga
incapaz de proveer sus propios intereses, serán sometidos a interdicción aunque tengan intervalos lúcidos (ART. 393 C.C.). El
entredicho por defecto intelectual queda bajo tutela y le son aplicables las disposiciones relativas a la Tutela Ordinaria de Menores,
salvo norma especial de la Ley. ”

La Tutela, en el ordenamiento jurídico venezolano, esta considerada como una institución de guarda y protección legal y
cumple la función de amparar la persona y bienes de los menores que no están sujetos a la patria potestad de sus padres (porque,
por ejemplo, han fallecido). Lo cual constituye una gran diferencia con relación a la función de la tutela en el Derecho Romano, por
cuanto, el tutor no tenía porque ocuparse de la persona física del pupilo, sino sólo completar la personalidad jurídica del impúber o
para administrar el conjunto de su patrimonio.

En el Régimen Tutelar venezolano la persona que es nombrada tutor tiene la obligación de educar al menor y procurarle una
formación integral, además de administrar sus bienes y representarle en todos sus actos.

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