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LA CADENA DE ACCIONES

Si alguna vez has escuchado el término “cadena de dominó” entenderás muy bien
a lo que me refiero. La cadena de dominó, o mejor conocido el efecto dominó es la
idea que establece que el movimiento de una pieza hace que todas las demás se
muevan respondiendo a una causa anterior dando una consecuencia siguiente
inmediata.

Sin embargo, si nos ponemos a ver este término desde un sentido finito podemos
decir que  el efecto dominó es solo la idea de una acción, que viene por una causa
(el movimiento de la pieza) y termina en una consecuencia (la caída de las demás
piezas una a una). Es normal escuchar esta frase para designar cosas “malas”
que pasan alrededor del mundo. Ahora bien, hoy me gustaría intentar hacer esto
diferente, intentar, por así decirlo, cambiar un poco el esquema del uso de esta
frase, usar y explicar cómo el efecto dominó también puede ser algo que nos
favorece, incluso cuando no creemos que no sean posible las causas como
cadena. ¿O todos creemos en ello? Seguramente no, para algunos esto se llama
“casualidad” y no “causalidad” como me gustaría proponer.

Sin embargo, hay algo importante en cuanto a la causalidad de las cosas que
debemos tener en cuenta. Solo porque alguien decidió cruzar rápidamente cuando
el semáforo estaba en verde y tú manejabas y lo atropellaste no te exenta de la
culpa del atropello. Es cierto que la persona en cuestión incurrió con las leyes al
cruzar cuando no le correspondía, sin embargo, también es cierto que corre por ti
cierta responsabilidad en cuanto a las acciones siguientes. La causalidad para la
persona es que podía ser atropellada, tu casualidad por quizá no estar atento era
que podías atropellar a alguien o chocar contra un carro. Estas cosas no se
pueden medir.

EL ESPACIO VACIO

     Habla sobre algunos aspectos  que debemos cuidar cuando hacemos teatro,
que vienen siendo los “espacios vacíos” por medio de experiencias y anécdotas
que ayudan a explicar lo que piensa y las conclusiones a las que ha llegado.

     El espacio vacío, da un parámetro que permite ver en qué punto nos
encontramos con  respecto al teatro que estamos haciendo y que tan vivo es
nuestro teatro, dividido en 4 secciones:
EL TEATRO MORTAL

     Llama particularmente la frase que da inicio a este libro:

     “Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo, lo


único que necesito es alguien que camine en este espacio y otro que lo observe
para llamarlo un acto teatral.”

     Los 4 teatros de los que hablaremos, coexisten y se relacionan. Cuando


hablamos del teatro mortal, es importante tomar en cuenta que mortal, no es lo
que está muerto, sino lo que está por morir y tiene posibilidad de refrescarse para
levantarse.

     El teatro mortal, es el teatro malo, hablamos del teatro engañoso. Hoy en día,
el teatro no aporta porque es insuficiente para la sociedad. No hay una relación
establecida entre la gente y el teatro, qué da inicio a esta relación a partir de la
escena. En este tipo de teatro, los creadores trabajan por dinero, como los
llamaba Stanislavski “actores payaso”, que como en Brodway, el teatro se
convierte en  un negocio que vaya la gente o no vaya, el equipo de trabajo no
pierde(actores, directores, escenógrafos, tramoyeros, etcétera).

Expresionismo
El expresionismo fue un movimiento cultural surgido en Alemania a principios
del siglo XX, que se plasmó en un gran número de campos: artes
plásticas, arquitectura, literatura, música, cine, teatro, danza, fotografía, etc. Su
primera manifestación fue en el terreno de la pintura, coincidiendo en el tiempo
con la aparición del fauvismo francés, hecho que convirtió a ambos movimientos
artísticos en los primeros exponentes de las llamadas «vanguardias históricas».
Más que un estilo con características propias comunes fue un movimiento
heterogéneo, una actitud y una forma de entender el arte que aglutinó a diversos
artistas de tendencias muy diversas y diferente formación y nivel intelectual.
Surgido como reacción al impresionismo, frente al naturalismo y el
carácter positivista de este movimiento de finales del siglo XIX, los expresionistas
defendían un arte más personal e intuitivo, donde predominase la visión interior
del artista —la «expresión»— frente a la plasmación de la realidad —la
«impresión»—.
El expresionismo suele ser entendido como la deformación de la realidad para
expresar de forma
más subjetiva la naturaleza y el
ser humano, dando primacía a la
expresión de
los sentimientos más que a
la descripción objetiva de la
realidad. Entendido de esta
forma, el expresionismo es
extrapolable a cualquier época y
espacio geográfico. Así, a
menudo se ha calificado de expresionista la obra de diversos autores
como Matthias Grünewald, Pieter Brueghel el Viejo, El Greco o Francisco de
Goya. Algunos historiadores, para distinguirlo, escriben «expresionismo» –en
minúsculas– como término genérico y «Expresionismo» –en mayúsculas– para el
movimiento alemán.1

Minimalismo
El término minimalismo, en su ámbito más general, es la tendencia a reducir a lo
esencial (lo útil, y lo embellecedor sin decorar de más), a despojar de elementos
sobrantes. La frase que resume la filosofía minimalista es la famosa «menos es
más», atribuida al arquitecto moderno Mies Van der Rohe. Es la traducción del
término inglés minimalism, puesto que surge en los Estados Unidos a comienzos
de la década de 1960, continuando la tradición geométrica estadounidense y
reaccionando contra el abusivo predominio de las corrientes realistas y el arte
pop por parte de museos y coleccionistas. Esta tendencia supuso la última etapa
del reduccionismo propuesto en su día por Kazimir Malévich, por los
constructivistas rusos y por el movimiento artístico De Stijl.1
El minimalismo queda más claro si se explica que minimalismo en realidad quiere
decir minimismo. El término inglés «minimal» (equivalente al español mínimo) fue
utilizado por primera vez por el filósofo británico Richard Wollheim en 1965 para
referirse a las pinturas de Ad Reinhardt y a otros objetos de muy alto contenido
intelectual pero de bajo contenido de manufactura, como los «ready-made»
de Marcel Duchamp. El término también se aplica a los grupos o individuos que
practican el ascetismo y que reducen sus pertenencias físicas y necesidades al
mínimo.
Desdoblamiento Actoral Extremo

Se trata de un fenomeno provocado por una atencion de alta eficiencia y que no


esta determinado si se produce por concentracion o por el estimulo de hacer lo
que le gusta.. No tiene ningun misterio y puede ocurrirle tanto a un actor de
excelencia, como un estudiante de teatro, los umbrales de excitabilidad sensorial
se elevan a una estimulacion ajena a la actividad predominante en el cuerpo del
actor originando una dinamogenia, que inhibe la realidad fisica. Se citan entonces,
para ilustrar esos fenomenos, ejemplos de la vida real, de analgesia escenica. El
Actor Henri Rollan dijo que olvido, mientras interpretaba la obra, Los jardines de
Murcia, su ciatica extremadamente dolorosa.
Teatro para desdoblados es una propuesta que te invita a trascender las
fonteras de tu "personaje" estableciendo un enlace con un espectador fuera de
la existencia.
Lo llamamos Observador Vacío.
Es una perspectiva original, neutra y radial que REPARA/METRIZA la
percepción y te conecta con el momento presente, el aquí y ahora.
Al ser un observador que está más allá de la identidad no está condicionado
por los patrones de supervivencia, solo observa sin juzgar. Contempla. Y eso,
lo cambia …

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