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Literatura vanguardista

El vanguardismo es un conjunto de diversos movimientos artísticos que


surgieron a principios del siglo XX, en un contexto muy convulsionado a nivel
político, económico y social. Tuvo su mayor desarrollo en Europa (especialmente
en Francia) y, más tarde en Hispanoamérica (especialmente
en Argentina y México).

Tuvieron lugar a comienzos del siglo XX entre 1906 y 1940, las cuales pretendían,
por un lado, la ruptura con la tradición y el academicismo; por el otro, la búsqueda
de la innovación estética. Estas publicaciones manifestaban marcadas tendencias
estéticas, deslastrándose de los sistemas convencionales de rimas y estructuras
estróficas.

La literatura vanguardista estuvo influenciada por una serie de movimientos


artísticos conocidos como “vanguardias”. Estas corrientes de expresión
proseguían fines comunes de introspección y ruptura de convencionalismos y
órdenes preestablecidos. Suele ser común al estudiar la historia, notar que
durante los momentos de mucha convulsión social emergen tendencias de
expresión que han permitido al hombre drenar las tensiones, mostrar su
insatisfacción. No escapa de esta realidad humana la literatura vanguardista, hija
de las fiebres de un mundo estremecido.

Orígenes de la literatura vanguardista

El término vanguardia es un galicismo, es decir: un vocablo de origen francés.


Está compuesto por dos palabras: avant (“delante de”) y garde (“guardia”,
“proteger”). La palabra vanguardia toma auge durante el desarrollo de la Primera
Guerra Mundial, entre 1914 y 1917.

El comienzo del siglo XX estuvo marcado por la violencia. Cuando las sociedades
europeas parecían estar en una calma que les auguraba crecimiento y progreso,
es asesinado el archiduque Francisco Fernando de Austria y su muerte es la
bandera que da paso al desastre bélico. Bajo esa estrella nace el vanguardismo.

Con este ruin escenario el hombre entra tambaleante a los 1900. Las artes
empiezan a ser el medio de escape a las realidades colectivas y las ideas que
surgen se cobijan bajo este vocablo francés, “vanguardias”. “Adelante, a guarecer
el alma”, se escucha en cada poema nacido, en cada estructura que se quiebra.

La literatura vanguardista no fue propia de un lugar, era un hecho mundial, un


sentir globalizado. La conciencia de espacio de todos desató un frenesí creativo-
reactivo en los autores. Las obras denotan un desarraigo de las ideas y culturas, el
ser se presenta a sí mismo como un todo, como nación del pensamiento.
Contexto histórico del vanguardismo

El vanguardismo surge a fines del siglo XIX en medio de una crisis religiosa,
filosófica y cultural que desencadenó en una desacreditación y destrucción de
varios signos y valores tradicionales.

A principios del siglo XX las grandes tensiones entre los países de Europa se


debían a la Primera Guerra Mundial (entre 1914 y 1918) y al surgimiento
de ideologías socialistas que dieron origen a la Unión Soviética (1917).

Características

Todo es cuestionado

Los escritores vanguardistas presentan su obra con una clara idea combativa, de
abolición. La negación a las reglas pasadas es una bandera enarbolada de
manera desafiante.

La literatura aquí producida responde al individuo y la necesidad inconsciente de


quebrar paradigmas, de no pensar como imponen las estructuras previas sino
como se quiere.

Lo nuevo era lo importante

El ahínco en contra de la obra humana pasada era tal, que lo ocurrido con
anterioridad al vanguardismo se consideraba intrascendente. Lo reciente era lo
que agradaba, se apostaba por aquello que estuviera empapado por la novedad y
la sorpresa.

La metáfora como puerta de la creación

La metáfora era el recurso ideal para decir cosas innovadoras. Con ella se


buscaba sumergir a los lectores en mundos surrealistas que le hicieran dudar y
cuestionar, en muchos de los casos, la existencia misma como la conocemos.

Quebrar la razón y la lógica

El vanguardismo da cabida a recursos poéticos poco convencionales, como el uso


de frases sin culminar, por ejemplo.

Según los que implementaban esta estrategia, la usaban para que el lector
pensara y se hiciera parte de las letras, asumiendo los posibles finales que debían
tener los poemas y demás manifestaciones literarias.
Era común saltarse las fórmulas lineales tradicionales, aboliendo incluso el uso de
signos de puntuación en el hecho literario en gran variedad de obras, sobre todo
en la poesía.

Espontaneidad

Defendía la elaboración inmediata partida de las emociones, sin tanta profundidad


en el discurso, sin tanta densidad en el pensar, pero con una audacia impactante.

Este rasgo particular le hace inclusiva, rompiendo con la influencia burguesa


reinante, a la que por supuesto se resistían y oponían rotundamente los
vanguardistas.

Las letras eran de todos y no de un grupo, y aquel que era capaz de crear sin
tener raíz ajena, sino sentido propio, ese era el que realmente valía.

Una marcada influencia Freudiana

Las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud tuvieron un claro ascendiente en la


creación vanguardista. Sus teorías sobre el subconsciente establecieron las bases
del surrealismo y la exploración de onírico en la manifestación literaria.

Dalí, quien fuera uno de los principales representantes europeos del surrealismo
pictórico y quien motivó a Lorca a escribir poesía surrealista, siguió de cerca la
obra de Freud al igual que Bretón.

Movimientos

El vanguardismo se manifestó a través de diferentes expresiones artísticas como


la pintura, la literatura, la escultura, la música y la arquitectura. Entre los
principales movimientos vanguardistas se destacan:

El impresionismo. Se vincula principalmente con la pintura. Se destaca por su


representación de la luz y los colores puros, sin prestar demasiado detalle a las
formas.

Expresionismo. Se vincula con la literatura y la pintura. Se destaca por la


expresión subjetiva que refleja los sentimientos más profundos del ser humano.

Fauvinismo. Se vincula a la pintura con óleos. Se destaca por el uso de colores


estridentes, contrastantes y trazos agresivos.

Dadaísmo. Se destaca por romper con todos los códigos y sistemas establecidos
en el mundo del arte, en especial, de la pintura y de la escultura.
Ultraísmo. Se destaca por su oposición con el modernismo y la Generación del 98.
Es una reducción literaria a una metáfora, con el uso de nexos y adjetivos inútiles.

Surrealismo. Se destaca por considerar la existencia de otra realidad y


del pensamiento libre. Plasma en la pintura, un mundo absurdo e ilógico que
mezcla los sueños con la realidad.

Cubismo. Se destaca por el uso de formas geométricas. Rompe con la perspectiva


tradicional e intenta alcanzar una cuarta dimensión.

Futurismo. Se destaca por romper con los valores estéticos del pasado y por
reflejar la modernidad, el dinamismo, las máquinas y la exaltación de la guerra.

Obras y autores

Algunas obras y sus autores que resultan representantes de la pintura


vanguardista son:

“Impresión, sol naciente” de Claude Moent (impresionista)

“La danza” de Henry Matisse (fauvista)

“El grito” de Eduardo Munch (expresionista)

“Cesto de manzanas” de Paul Cézanne (impresionista)

“Festival de las flores” de Diego Rivera (impresionista)

“Invasión nocturna” de Roberto Matta (surrealista)

“Rua Ruini” de Xul Solar (surrealista)

Algunas obras y sus autores que resultan representantes de la escultura


vanguardista son:

“Pequeña bailarina de catorce años” de Edgar Degar (impresionista)

“La edad de bronce” de Aguste Rodin (impresionista)

“Tarro en forma de cabeza” de Paul Gauguin (impresionista)

“Cabeza de mujer” de Pablo Picasso (cubista)

Algunas obras y sus autores que resultan representantes de la literatura


vanguardista son:

“En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust (modernista)


“El extranjero” de Albert Camus (existencialista)

“Malone Muere” de Samuel Becket (modernista)

“Fabla Salvaje” de César Vallejo (modernista)

“La gruta del silencio” de Vicente Huidobro (poético creacionista)

“El hombre de la esquina rosada” de Jorge Luis Borges (ultraísta)

Conclusiones generales

El vanguardismo literario vino a representar al hombre una catarsis necesaria en


los momentos tan agobiantes que vivió la humanidad a principios del siglo XX.
Vino a acortar las distancias, a enlazar a la especie con los hilos del arte cuando
todo hería.

Quizá si sus representantes no se hubiesen enfrascado tanto en la oposición a lo


anterior, y se hubiesen enfocado en la creación propia, su legado fuese más
amplio.

Si hay algo que nos hizo entender la literatura vanguardista es que cuando nada
está garantizado y la muerte está cerca, el arte suele ser la puerta próxima,
necesaria. Todo cumple un ciclo, todo pasa, lo que hoy es innovador, mañana es
pasado y cuestionado.

La paz, en definitiva, no es sinónimo de calma, la paz en el lenguaje humano no


es más que ese temible silencio que nos puebla entre guerra y guerra. El miedo
hizo lo suyo y las letras no aguardaron para ser la voz del hombre, el reguardo
esperado.

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