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LA TRANSVERSALIDAD EN LOS PROGRAMAS DE ESTUDIO

Los cambios sociales, económicos, culturales, científicos, ambientales y

tecnológicos del mundo contemporáneo han exigido al currículo educativo no solo

aportar conocimientos e información, sino también favorecer el desarrollo de

valores, actitudes, habilidades y destrezas que apunten al mejoramiento de la

calidad de vida de las personas y de las sociedades (Marco de Acción Regional de

“Educación para Todos en las Américas”, Santo Domingo, 2000). Sin embargo,

existe en nuestro Sistema Educativo una dificultad real de incorporar nuevas

asignaturas o contenidos relacionados con los temas emergentes de relevancia para

nuestra sociedad, pues se corre el riesgo de saturar y fragmentar los programas de

estudio. Una alternativa frente a estas limitaciones es la transversalidad, la cual se

entiende como un “Enfoque Educativo que aprovecha las oportunidades que ofrece

el currículo, incorporando en los procesos de diseño, desarrollo, evaluación y

administración curricular, determinados aprendizajes para la vida, integradores y

significativos, dirigidos al mejoramiento de la calidad de vida individual y social. Es

de carácter holístico, axiológico, interdisciplinario y contextualizado” (Comisión

Nacional Ampliada de Transversalidad, 2002). De acuerdo con los lineamientos

emanados del Consejo Superior de Educación (SE 339-2003), el único eje

transversal del currículo costarricense es el de valores. De esta manera, el abordaje

sistemático de los Valores en el currículo nacional pretende potenciar el desarrollo

socio-afectivo y ético de los y las estudiantes, a partir de la posición humanista

expresada en la Política Educativa y en la Ley Fundamental de Educación. A partir

del Eje transversal de los valores y de las obligaciones asumidas por el estado

desde la legislación existente, en Costa Rica se han definido los siguientes Temas

transversales: Cultura Ambiental para el Desarrollo Sostenible, Educación Integral


de la Sexualidad, Educación para la Salud y Vivencia de los Derechos Humanos

para la Democracia y la Paz. Para cada uno de los temas transversales se han

definido una serie de competencias por desarrollar en los y las estudiantes a lo largo

de su período de formación educativa. Las Competencias se entienden como: “Un

conjunto integrado de conocimientos, procedimientos, actitudes y valores, que

permite un desempeño satisfactorio y autónomo ante situaciones concretas de la

vida personal y social” (Comisión Nacional Ampliada de Transversalidad, 2002). Las

mismas deben orientar los procesos educativos y el desarrollo mismo de la

transversalidad. Desde la condición pedagógica de las competencias se han

definido competencias de la transversalidad.

En ese orden las instituciones educativas se han limitado a transmitir saberes

científicos o técnicos que los ciudadanos necesitan para desempeñar las funciones

demandadas por la sociedad, sin embargo, en la actualidad, los cambios se están

produciendo en el mundo de la ciencia que ha dejado de alentar la ilusión de poseer

verdades absolutas y una neutralidad discutible, cuestionada por una visión holística

de la realidad impone un nuevo enfoque curricular en el que la dimensión

transversal constituye una de sus mejores innovaciones encaminadas a corregir

algunas fallas adquiridas de la cultura tradicional.

Una de las cuales ha sido que este tipo de enseñanza tradicional no prepara al

alumnado para convertirse en ciudadanos para la vida en una sociedad

democrática, al no permitirles el acceso de conocimientos precisos sobre la

problemática social del momento, desarrollar su propia autonomía moral, construir

su propio conocimiento y participar en la solución de los problemas que afectan a la

sociedad y especialmente el ámbito donde está inmerso. Es por lo que las


instituciones educativas no deben permanecer al margen de las corrientes nuevas

que imperan el campo de la filosofía de la ciencia, según las cuales las teorías

científicas no serían sino modelos explicativos parciales y provisionales de

determinados aspectos de la realidad de un determinado contexto, social y cultural.

En ese sentido Moreno (1993) señala, que la temática de los ejes transversales

proporciona el puente de unión entre lo científico y lo cotidiano, a condición de

proponer como finalidad las temáticas que plantean y como medios de materias

curriculares, las cuales cobran así la calidad de instrumentos cuyo uso y dominio

conduce a obtener unos resultados claramente perceptibles.

En ese orden en la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI:

Visión y Acción. UNESCO (1998) presidida por Delors, donde se destaca la

preocupación por la necesidad de cambios en la educación y explican: “Dado el

alcance y el ritmo de la transformación y expansión de la educación superior y la

investigación hoy en día parte fundamental del desarrollo cultural; la propia

educación ha de emprender la transformación y la renovación más radicales que

jamás haya tenido por delante, de forma que la sociedad contemporánea que en la

actualidad vive una profunda crisis de valores, pueda trascender las

consideraciones meramente económicas y asumir dimensiones de moralidad y

espiritualidad más arraigada”

Este documento destaca la presencia de valores implícitos en las políticas sociales y

educativas tales como: mejoramiento y cumplimiento de la condición humana, la paz

social, desarrollo socio cultural y científico, promoción de la democracia como

modelo que implica igualdad, equidad, respeto, solidaridad participación, tolerancia,

derechos humanos, entre otros, los cuales van a servir de fundamentos a la


educación, en la combinación de los perfiles deseados. De esa manera, la Filosofía

política de una nación se refleja en la filosofía de la educación de este modo las

reformas educativas responden al modelo de sociedad que se privilegia en un

determinado momento; con implicaciones directas en la formación del ciudadano

quien se espera hará posible la reproducción de ese modelo. La escuela constituye

un espacio propicio para construir esta formación por ser centro del quehacer de la

comunidad y el eje del desarrollo local, hacia lo regional y nacional

Así pues, es un reto del que se desprende un hecho incuestionable: la vinculación

que hoy, más que nunca, debe existir entre ética y educación, es decir, entre la ética

entendida como el arte de saber vivir con uno mismo y con los demás y de aprender

a sentir amor, interés y gusto por la vida, y la escuela como el ámbito capaz de

contribuir activamente a ese aprendizaje. En el marco de este reto, surge la

consideración de la Educación en los Valores, dentro del Currículo, como un eje

transversal, o, si se quiere, como un contenido de enseñanza y aprendizaje que

debe impregnar la totalidad de la tarea educativa. Partiendo de esta dimensión, esta

investigación responde al objetivo: analizar en la práctica pedagógica de la

Educación Básica, a la luz de la epistemología y fundamentos del Currículo Básico

Nacional, la operacionalización del Eje Transversal Valores.

Se parte de la caracterización de la epistemología del currículo y la

pedagogía para la educación en valores, buscando definir sus fundamentos

epistemológicos y sus elementos conceptuales.


Bibliografía

Eje transversal valores: epistemología y fundamentos curriculares en la práctica

pedagógica de educación básica. Revista de Educación, Año 13, Número 25, 2007

Moreno, M. Los temas transversales: Una enseñanza mirando hacia delante, en Los

temas transversales: Claves de la formación integral, Madrid. Santillana, 1993

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