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La confianza es un constructo con muchas facetas, implicando que las personas evalúan
diferentes elementos al hacer juicios sobre si alguien es confiable o no. Estas facetas
pueden variar dependiendo del contexto o de la naturaleza del vínculo. Aunque la mayoría
de los docentes reconocen la importancia de establecer relaciones de confianza, a veces les
resulta difícil al encontrarse sometidos a presiones de distinto tipo. Estas pueden conducir a
impaciencia y ansiedad, resultando en un clima de tensión que interfiere con el aprendizaje,
tanto de los estudiantes como de los profesionales. Cuando esto sucede, las escuelas, que
deberían parecerse a grandes comunidades de aprendizaje, se convierten en lugares poco
propicios para estas tareas. Por el contrario, cultivar un clima de confianza permite a los
miembros de la comunidad amplificar las fortalezas de la organización, creando entornos
donde prime la curiosidad y el amor por el aprendizaje.
Los líderes escolares que crean lazos de confianza inspiran a los profesores a esforzarse
más y alcanzar más altos niveles de logro. En contraste, cuando los profesores y directores
no confían los unos en los otros, tenderán a correr menos riesgos, pudiendo disminuir el
compromiso con la organización. La misma Megan Tschannen-Moran encontró en un estudio
del 2014 que la confianza de los profesores en su director establece “el tono” del resto de
las relaciones en la escuela. Esta se relacionó con la confianza entre el grupo de docentes,
en la confianza hacia los estudiantes y hacia los apoderados, así como también con el nivel
de confianza de los apoderados hacia la escuela. La correlación que encontró entre la
confianza de los docentes en su director y la confianza de los docentes entre sí muestra
cómo los líderes tienen gran influencia en el clima de la escuela: si el director establece
relaciones de gran confianza, es más probable que los profesores perciban que también
pueden confiar en sus compañeros. La pregunta es ahora cuáles son las conductas que
permiten a los líderes cultivar la confianza. Los profesores Tschannen-Moran y Gareis
establecen algunas condiciones:
Los autores realizan una metáfora: la confianza tiene un rol en el “cultivo” del liderazgo
escolar, siendo el terreno fértil sobre el que la enseñanza efectiva y el aprendizaje pueden
enraizarse y crecer. En las escuelas que poseen una cultura de confianza, tanto profesores
como estudiantes tienden a tener expectativas y focos compartidos sobre el aprendizaje,
los profesores creen que pueden hacer una diferencia en las vidas de sus estudiantes y a la
vez tienden a respetarse unos a otros, compartir su experticia y a aprender entre pares.
Tschannen-Moran, M., & Gareis, C. R. (2017). Principals, trust, and cultivating vibrant
schools. In How school leaders contribute to student success (pp. 153-174). Springer,
Cham.