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Tipos de liderazgo escolar

El liderazgo escolar es uno de los factores claves para el desarrollo de


una educación de calidad. El ejercicio de este liderazgo recae principalmente
sobre el director o directora del centro educativo.

Para poder comprender lo que es el liderazgo escolar resulta fundamental, en


primer lugar, profundizar en relación a lo que se entiende por liderazgo. En este
sentido, durante el último tiempo diversos autores han tratado la temática desde
diferentes perspectivas, sin embargo, todos coinciden en señalar que el liderazgo
implica, necesariamente, ejercer un grado de influencia sobre otros. De esta forma
y tal como plantean Bush (2017), los líderes escolares exitosos son aquellos que
desarrollan una visión para sus escuelas y, a través de un proceso de influencia,
logran el objetivo deseado, articulando y compartiendo esta visión en cada
oportunidad que tienen.

Producto de los diferentes procesos de descentralización en los cuales se ha


transferido mayor autoridad tanto a las escuelas y directores, como a los padres y
apoderados, se ha puesto en relieve la mayor necesidad del ejercicio del liderazgo
por parte de los directores.

Por otra parte, el efecto del liderazgo de los directores y directoras de escuela en
la calidad educativa y el aprendizaje (UNESCO, 2005; Uribe, 2005 y Leithwood,
Louis, Anderson y Wahlstron, 2004) ha colocado al liderazgo escolar en el centro
del debate educativo actual. En este sentido, Bush (2017) plantea que, dejando de
lado el proceso de enseñanza en el aula, el liderazgo sería el elemento que más
influencia tendría en el aprendizaje de los estudiantes, siendo mayor el efecto en
aquellos establecimientos educacionales que atienden a una población vulnerable
o se encuentran en circunstancias complejas (Anderson 2010, en Ulloa y Gajardo,
2016). En este sentido, hay quienes plantean que esto se debe a que el liderazgo
cumpliría un rol catalizador, promoviendo el desarrollo de condiciones favorables
para el aprendizaje, como sería por ejemplo, el compromiso de los estudiantes
(Leithwood, Harris & Hopkins, 2008), o las condiciones de trabajo en las escuelas
y salas de clases (Ulloa y Gajardo 2016).

Para Unesco (2005: 195), un “buen liderazgo escolar consiste en transformar los


sentimientos, actitudes y opiniones, así como las prácticas, con objeto de mejorar
la cultura de la escuela.” A la misma vez, reconoce que en escuelas aisladas y con
pocos recursos —como en muchas partes de América Latina— la motivación e
incentivos para ser un director/a innovativo, previsor y participativo pueden ser
mucho menores que en escuelas con contextos socioeconómicos más favorables.

Uribe (2005) destaca el liderazgo de docentes como un factor clave para convertir
a la escuela en una organización con cultura de calidad. 
Según el estudio "El liderazgo escolar en América Latina y el Caribe El liderazgo
escolar en América Latina y el Caribe. Un estado del arte con base en ocho
sistemas escolares de la región" (UNESCO 2014) "Aun cuando no suelen estar
identificados en las funciones generales que consigna la normativa, los directores
deben hacerse responsables de la implementación en su centro escolar de un
conjunto amplio de programas escolares y extraescolares que son promovidos por
las autoridades nacionales o subnacionales.

Liderazgo Transformacional

El liderazgo transformacional surge a fines de la década del 70, desde la


investigación de James MacGregor Burns, quien analizó la capacidad de líderes,
que mediante la relación con las personas, logran inspirar cambios en sus
expectativas, compromiso y propósitos, transformando la organización a través del
desarrollo de capacidades que permiten trabajar colaborativamente, superar los
obstáculos y plantearse metas desafiantes. (Robinson, V. 2014)

El énfasis de este estilo de liderazgo, se centra en aspectos relacionales con el


propósito de ejercer influencia para transmitir la visión de escuela y generar
transformaciones que movilicen a la comunidad hacia el logro de determinados
objetivos. En esta tarea, resulta relevante el uso de la narrativa con el propósito de
convencer, inspirar y motivar a otros hacia un objetivo común.

Al respecto Leithwood menciona que el liderazgo transformacional “se orienta al


desarrollo de capacidades y un mayor grado de compromiso personal con las
metas organizacionales por parte de los colegas de los líderes. Se presume que
una mayor capacidad y un mayor compromiso se traducen en un esfuerzo
adicional y en una mayor productividad” (Burns, 1978; Bass, 1985). Asimismo,
plantea que se caracteriza por:

- Establecer vínculos directos y de confianza con su equipo.

- Motivar de manera permanente.

- Promover la estimulación intelectual.

- Buscar el crecimiento a largo plazo.

Debido a estas características, los cambios que este estilo de liderazgo genera
son menos visibles a corto plazo, ya que busca recrear la cultura de la escuela,
priorizando la comprensión de las necesidades individuales y el empoderamiento
de los distintos miembros de la comunidad. En esta misma línea, uno de los
desafíos es la definición de metas precisas, de manera de no afectar la claridad de
la visión institucional.
A pesar de que existen varios estudios dedicados a investigar el liderazgo
transformacional en educación, pocos se han centrado en identificar el impacto de
este estilo en los resultados de los estudiantes. Al respecto, alrededor de la mitad
de los 33 estudios analizados por Leithwood y Jantzi (2005) demostraron que el
liderazgo transformacional tiene una influencia pequeña e indirecta en los
resultados de los estudiantes. No obstante, Leithwood precisa que las prácticas de
liderazgo transformacional explican en gran medida la variación en las condiciones
organizacionales, área en que los líderes tienen influencia directa a través de la
cual se concretan los efectos en los estudiantes.

Liderazgo Instruccional

El modelo de liderazgo instruccional surge de estudios realizados entre los años


70-80 en escuelas caracterizadas por un fuerte liderazgo escolar, en las que existe
un clima de aprendizaje libre de interrupciones que permite que los docentes se
centren en la enseñanza y los estudiantes en el aprendizaje, con objetivos
didácticos claros y altas expectativas de los profesores hacia los alumnos 
(Robinson, Lloyd & Rowe, 2014).

El propósito principal del estilo de liderazgo instruccional es ejercer influencia para


la mejora de la calidad del proceso de enseñanza y de esta manera lograr
aprendizajes en los estudiantes. Este estilo de liderazgo alinea y motiva a los
miembros de la organización hacia la mejora escolar priorizando la calidad de la
enseñanza y el logro de aprendizajes (Fromm, Olbrich & Volante, 2013). De esta
manera, la acción del líder se centra en generar las condiciones adecuadas que
permitan la mejora de las prácticas pedagógicas, de forma intencional y
focalizada. Para ello, resulta fundamental que el líder (quien ocupa puestos de
responsabilidad) se involucre en el proceso de enseñanza, promoviendo un clima
organizado propicio para el aprendizaje y de apoyo a la labor docente.

Si bien, el liderazgo tiene un impacto indirecto en los resultados académicos de los


estudiantes, un estudio de Robinson, Lloyd y Rowe (2014) concluye que el efecto
del liderazgo instruccional es 3 a 4 veces mayor que el del liderazgo
transformacional. De acuerdo a los autores, una explicación posible es que este
último se centra más en las relaciones entre el líder y colaboradores que en la
labor educativa de liderazgo.

Liderazgo autoritario.

Posee visión de futuro.

Motiva constantemente a sus alumnos.

Hace que sus alumnos perciban que lo que hacen es importante para ti y
para ellos.
Da tareas individuales, pero siempre pensando que dichas ideas tienen un
valorglobal.

El alumno sabe en todo momento cuál es su objetivo y cuál es su


recompensa.

El objetivo marcado es claro, pero a la vez tiene una cierta flexibilidad.

Permite la innovación.

Permite la experimentación.

Acepta los riesgos.

NO FUNCIONA CUANDO:

 Docente y alumnos tienen unos conocimientos iguales o muy parecidos, ya


que estos lo conciben como un docente presuntuoso o poco informado.
 Se abusa del despotismo y la intransigencia.

Liderazgo coach.

Ayuda a los alumnos a tomar conciencia de sus puntos fuertes y sus puntos
débiles.

Es capaz de definir cuáles son las aspiraciones personales, académicas y


profesionales de sus alumnos.

Ofrece una gran cantidad de instrucciones porque pauta las  tareas.

Ofrece mucho feedback a sus alumnos.

Delega tareas con frecuencia, incluso las que se consideran complejas.

Defiende el error como una forma más de aprendizaje.

Defiende el valor del diálogo como herramienta para aumentar la


responsabilidad entre sus alumnos.

Verbaliza el compromiso ante sus alumnos.

NO FUNCIONA CUANDO:

 Los alumnos manifiestan muy pocas ganas de aprender.


 Los alumnos manifiestan una falta considerable de motivación.
Liderazgo conciliador.

Valora a sus alumnos y sus emociones por encima de las tareas y los objetivos de
las mismas.

Busca en todo momento un buen clima de trabajo.

Concede mucha importancia a la lealtad.

Defiende cierto grado de autonomía en el aprendizaje.

Practica el refuerzo positivo incondicional, es decir, trabaja para aumentar


el autoconcepto y la autoestima de sus alumnos verbalizando sus logros y
aciertos.

Promueve la armonía dentro del grupo, así como la moral de sus alumnos.

NO FUNCIONA CUANDO:

 El docente abusa del elogio.


 El docente no ofrece soluciones a corto o medio plazo que puedan
satisfacer al alumno.

Liderazgo democrático.

Invierte mucho tiempo en recopilar ideas.

Trabaja con la intención de tener el respaldo de sus alumnos.

Busca constantemente en el grupo conseguir confianza, respeto y


compromiso.

Fomenta la flexibilidad y la responsabilidad a la hora de trabajar porque


tiene muy en cuenta las opiniones y decisiones de sus alumnos.

Es muy realista en cuanto a la consecución de objetivos.

INCONVENIENTES:

 Se ralentiza con consecución de objetivos, dada la pluralidad de opiniones.


 Favorece poco la cohesión de grupo al fomentar tanto la participación.

Liderazgo ejemplarizante.

El docente tiene un alto rendimiento en su trabajo y lo demuestra


constantemente.
Se obsesiona por hacer las tareas mejor y más rápido y lo exige también a
sus alumnos.

Busca el mismo nivel y exigencia en todos sus alumnos.

Tiene las ideas claras, pero no siempre es capaz de transmitirlas con


claridad al grupo.

Fomenta la desmoralización y el abandono debido a la alta tasa de


exigencia.

El alumno se preocupa más por adivinar lo que quiere el docente que no


por su trabajo en el aula.

No hay flexibilidad.

Desaparece la responsabilidad.

Las tareas son, por lo general, repetitivas, mecanizadas y aburridas.

El alumno ve poca recompensa en su esfuerzo.

Manifiesta poca sensibilidad por la atención a la diversidad.

PUEDE FUNCIONAR CUANDO:

 Los alumnos son homogéneos, están muy motivados, son muy


competentes en sus tareas y requieren de poca atención o seguimiento
individualizado.
 Hay que realizar alguna actividad o proyecto en un plazo determinado.

Liderazgo coercitivo o dominante.

Sólo el docente toma decisiones y es inflexible.

No favorece el espíritu crítico o la generación de nuevas ideas o


sugerencias.

No fomenta la implicación del alumno en el grupo.

Desaparece el sentido de la responsabilidad.

No fomenta el sistema de recompensas.

Es poco motivador para los alumnos.


PUEDE FUNCIONAR CUANDO:

 Se necesita dar un cambio radical al rumbo de un grupo.


 Ocurre una situación traumática o de emergencia tanto en el grupo como en
el centro escolar.

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