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FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

CARRERA DE MEDICINA

GINECOLOGÍA SIMULACIÓN
SUBGRUPO 1

DOCENTE: Dr. Yuri Patiño

ESTUDIANTE: Ruth Vinza

PARALELO E

SEMESTRE A-2022
SANGRADO UTERINO ANORMAL

Se conoce como menorragia a la menstruación cíclica duradera o profusa. En el plano


objetivo, los elementos determinantes son que la menstruación dure más de siete días o
rebase los 80 ml de sangre expulsada (Hallberg, 1966). El término metrorragia describe
la pérdida sanguínea intermenstrual. La expresión goteo intermenstrual es un término más
informal para la metrorragia que acompaña a la administración de hormonas. A menudo
las pacientes pueden experimentar los dos eventos, es decir, menometrorragia. En algunas
personas disminuye el volumen o la duración es menor y se habla de hipomenorrea. La
menstruación normal surge por lo general cada 28 días y dura ± 7 días. La llamada
oligomenorrea denota los ciclos con intervalos intercíclicos que persisten más de 35 días.
Por último, el término hemorragia por supresión denota la expulsión predecible de sangre
como consecuencia de la disminución repentina de los niveles de progesterona.
El sangrado uterino anormal es un motivo de consulta de mujeres en edad reproductiva,
con una prevalencia de 11 a 15% en no embarazadas. Tiene repercusiones físicas, sociales
y emocionales en la calidad de vida de las pacientes. En las adolescentes la prevalencia
es de 12.1 a 37% e interfiere con el rendimiento escolar. En Colombia se estima que 20%
de las consultas a los servicios de Ginecología son por esta causa. El sangrado uterino
anormal es más frecuente al principio y al final de la edad fértil: el 20% de los casos
son adolescentes y más del 50% de los casos son mujeres mayores de 45 años.
Aproximadamente el 90% de los casos se deben a una disfunción ovulatoria. Es decir,
los ovarios no liberan un óvulo (ovulación) de manera periódica. Por lo tanto, el
embarazo es menos probable. Sin embargo, dado que los ovarios pueden liberar un
óvulo de forma ocasional, deben utilizarse métodos anticonceptivos si no se desea un
embarazo. A menudo, se desconoce la causa del mal funcionamiento de los ovarios.
La hemorragia uterina anormal con frecuencia se produce cuando la concentración
de estrógenos permanece elevada en lugar de disminuir como sucede normalmente
después de que se libere un óvulo y no se fertilice. El nivel alto de estrógenos no está
equilibrado con un nivel adecuado de progesterona. En tal caso, no se liberan óvulos y
el revestimiento interno del útero (endometrio) continúa engrosándose (en lugar de
desprenderse y producirse un periodo menstrual normal). Este engrosamiento anómalo
se denomina hiperplasia endometrial. De manera periódica, el revestimiento engrosado
se expulsa de forma incompleta e irregular, lo que da lugar a una hemorragia. La
hemorragia es irregular, prolongada y en ocasiones copiosa.
SÍNTOMAS
En la valoración inicial para identificar un sangrado anormal, hay que realizar una
anamnesis minuciosa de los antecedentes menstruales.
Los puntos por investigar incluyen de manera típica la edad en la que comenzó la
menarquia, la fecha del último periodo menstrual y el método anticonceptivo utilizado.
También hay que averiguar los patrones de la salida de sangre, el volumen de la misma y
las manifestaciones acompañantes.
Las perturbaciones del ciclo de proliferación endometrial regular y el desprendimiento de
dicha capa culminan en una expulsión aberrante de sangre uterina. Las perturbaciones del
ciclo de proliferación endometrial regular y el desprendimiento de dicha capa culminan
en una expulsión aberrante de sangre uterina.
❖ Menorragia y metrorragia: Por lo tanto, algunas mujeres al inicio pueden
experimentar menorragia, metrorragia o ambas. En muchos casos, el patrón de las
hemorragias en una paciente específica tiene escasa utilidad para diagnosticar la
causa. Sin embargo, se puede usar para valorar la mejoría con el tratamiento
❖ Sangrado poscoital: La pérdida de sangre después del coito muy a menudo se
observa en pacientes de 20 a 40 años y en mujeres multíparas. En un estudio que
incluyó 248 mujeres con sangrado poscoital, Selo-Ojeme y sus colaboradores
(2004) encontraron que en el 25% de los casos la etiología era eversión
cervicouterina. Otras causas incluyeron pólipos endocervicales, cervicitis y, con
menor frecuencia, pólipos endometriales. En los casos de cervicitis, un patógeno
observado con frecuencia es Chlamydia trachomatis.
❖ Dolor pélvico: Dada la importancia de las prostaglandinas en la menorragia y la
dismenorrea, parecería lógico pensar que los cólicos dolorosos son un signo que
acompaña a menudo a la expulsión anormal de sangre (Bieglmayer, 1995;
Ylikorkala, 1994). De hecho, la dismenorrea suele aparecer junto con la expulsión
anormal de sangre causada por lesiones, infecciones y complicaciones gravídicas.
DIAGNÓSTICO
❖ En casos de sangrado uterino anormal, el objetivo diagnóstico es descartar un
embarazo o cáncer e identificar alguna anormalidad primaria que permita el
tratamiento óptimo. Para ello se recurre en primera instancia a la medición de β-
hCG en el suero, a la ecografía (con infusión de solución salina o sin ella), a la
toma de una biopsia endometrial y a la histeroscopia.
❖ En muchas situaciones clínicas, los métodos mencionados se utilizan de manera
indistinta y la selección de alguno de ellos se basa en las variables propias de cada
paciente, en los recursos disponibles, en la preparación del personal de salud o en
los tres factores de consuno.
Exploración física
❖ En el comienzo el operador debe confirmar el sitio de origen de la hemorragia,
porque la sangre también puede provenir de la zona inferior del aparato
reproductor de la mujer, del tubo digestivo y de las vías urinarias; surge mayor
dificultad en caso de que no haya una hemorragia activa. En tales situaciones
pueden ser complementos útiles de la exploración física minuciosa, el análisis de
orina o la práctica de la prueba del guayaco en heces. Durante el estudio, hallazgos
específicos o conjuntos de signos pueden sugerir el origen del problema.
Valoración por estudios de laboratorio
❖ Medición de la gonadotropina coriónica 𝛃 humana y métodos hematológicos:
El aborto espontáneo, el embarazo ectópico y las molas hidatiformes pueden
ocasionar hemorragias fatales. Es posible descartar de modo rápido las
complicaciones gravídicas si se miden en orina o suero los niveles de la subunidad
β de la gonadotropina coriónica humana (β-hCG).
❖ Estudio de preparación en fresco y cultivos de material cervical: Como se
expuso, la cervicitis suele ocasionar goteo intermenstrual o poscoital (Lindner,
1988). Sobre tal base, en el estudio microscópico de una preparación de
secreciones cervicales con solución salina (o “preparación en fresco”) se pueden
identificar capas de neutrófilos y eritrocitos en mujeres con expulsión de sangre
por la inflamación del cuello uterino. A su vez, se ha corroborado el vínculo entre
la cervicitis mucopurulenta y las infecciones cervicouterinas por Chlamydia
trachomatis y Neisseria gonorrhoeae.
❖ Estudio citológico: Los cánceres cervicouterino y endometrial provocan
expulsión anormal de sangre y en el estudio del frotis de Papanicolaou se pueden
identificar manifestaciones de ambos tumores.
❖ Biopsia del endometrio: En mujeres con metrorragia o menorragia, la obtención
de muestras y los estudios histológicos del endometrio permiten a veces
identificar infecciones o lesiones neoplásicas como hiperplasia endometrial o
cáncer
❖ Ecografía: es escogida por muchos médicos en vez de la toma de biopsia
endometrial como recurso de primera línea para valorar la expulsión anormal de
sangre. Como un aspecto ventajoso, permite la valoración del miometrio y del
endometrio. De este modo, si la sangre anormal proviene de alteraciones
miometriales, como los leiomiomas, la ecografía permite obtener información
anatómica que no se obtendría con la histeroscopia o la biopsia de endometrio.
❖ Histeroscopia: La ventaja principal de la histeroscopia es detectar lesiones
intracavitarias, como los leiomiomas y los pólipos, que a veces no se identifican
en la ecografía transvaginal o el estudio histopatológico de muestras de
endometrio (Tahir, 1999). Algunos autores han recomendado la histeroscopia
como técnica primaria para el diagnóstico de expulsión anormal de sangre uterina.
TRATAMIENTO
❖ Un fármaco para controlar la hemorragia.
❖ Si el sangrado continúa, un procedimiento para controlar el sangrado
❖ Si se detectan células anormales, altas dosis de un progestágeno o progesterona o,
en mujeres posmenopáusicas, a veces extracción del útero
El tratamiento del sangrado uterino anormal depende de
❖ La edad de la mujer
❖ La intensidad del sangrado
❖ Si la mucosa uterina está engrosada
❖ Si la mujer desea quedar embarazada
El tratamiento se centra en controlar la hemorragia y, si es necesario, prevenir el cáncer
de endometrio.
Fármacos o sustancias
El sangrado puede controlarse con medicamentos, que pueden ser o no hormonas.
En primer lugar, se suelen emplear fármacos que no son hormonas, especialmente en
mujeres que desean quedarse embarazadas o para evitar los efectos secundarios de la
terapia hormonal y en mujeres con sangrado abundante y regular. Estos medicamentos
son
❖ Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)
❖ Ácido tranexámico
La terapia hormonal (como las píldoras anticonceptivas) acostumbra a ser el primer
tratamiento elegido en mujeres que no desean quedarse embarazadas o que se están
acercando a la menopausia o bien acaban de pasarla (este período se denomina
perimenopausia).
Cuando el revestimiento interno del útero está engrosado pero sus células son normales
(hiperplasia endometrial) pueden emplearse hormonas para controlar la hemorragia.
A menudo se utiliza una píldora anticonceptiva con estrógenos y progestágeno
(anticonceptivo oral combinado). Además de controlar la hemorragia, los anticonceptivos
orales disminuyen la sensibilidad mamaria y los cólicos acompañantes. También reducen
el riesgo de cáncer de endometrio (y de ovario). La hemorragia suele cesar en 12 a 24
horas. A veces se necesitan dosis más altas para controlar la hemorragia. Una vez que la
hemorragia se detiene, pueden prescribirse dosis bajas de un anticonceptivo oral por lo
menos durante 3 meses para evitar que se repita.
Algunas mujeres no deben tomar estrógenos, ni siquiera en anticonceptivos orales
combinados. Entre estas mujeres se incluyen
❖ Las mujeres que tienen factores de riesgo importantes de enfermedades cardíacas,
vasculares o trombosis.
❖ Mujeres que han dado a luz en el último mes
Las mujeres posmenopáusicas no deberían tomar anticonceptivos orales.
Solo puede administrarse un progestágeno o progesterona (que es similar a la hormona
producida por el propio organismo) cuando
❖ La mujer no debe tomar estrógenos (es decir, cuando el estrógeno está
contraindicado).
❖ El tratamiento con estrógenos es ineficaz o no se tolera.
❖ La mujer no desea tomar estrógenos.
Los progestágenos y la progesterona se pueden administrar por vía oral durante 21 días
al mes. Esta pauta de uso de estas hormonas no es eficaz como anticonceptivo. Por lo
tanto, si no se desea un embarazo hay que usar otro método anticonceptivo. Estas
hormonas también pueden administrarse mediante un dispositivo intrauterino (DIU) o en
inyección cada pocos meses. El DIU y las formas de inyección son eficaces como
anticonceptivos.
Otros medicamentos que ocasionalmente se usan para tratar el sangrado uterino anormal
son danazol (una hormona masculina sintética o andrógeno) y los agonistas de la hormona
liberadora de gonadotropina (GnRH) (formas sintéticas de una hormona producida por el
cuerpo a veces se utiliza para tratar el sangrado causado por los miomas). Sin embargo,
estos medicamentos tienen efectos secundarios que limitan su utilización a unos pocos
meses.
Si se cree que los miomas son la causa del sangrado menstrual abundante, se pueden
utilizar otros fármacos orales, algunos de los cuales contienen hormonas (véase también
Tratamiento de los miomas).
Si se busca un embarazo y la hemorragia no es demasiado abundante, puede administrarse
clomifeno (un medicamento para la fertilidad) por vía oral en lugar de hormonas. Este
fármaco estimula la ovulación.

Referencias:

1. Schorge, H., & Halvorson, S. (2022). WILLIAMS Ginecología (2nd ed.). by The McGraw-Hill
Companies, Inc.
2. Pinkerton, J. (2022). Introducción a los trastornos menstruales - Salud femenina - Manual MSD
versión para público general. Retrieved 26 June 2022, from https://www.msdmanuals.com/es-
ec/hogar/salud-femenina/trastornos-menstruales-y-sangrados-vaginales-
an%C3%B3malos/introducci%C3%B3n-a-los-trastornos-menstruales
3. Sepúlveda, J. (2022). Retrieved 26 June 2022, from
https://www.medigraphic.com/pdfs/ginobsmex/gom-2020/gom201j.pdf

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