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La evolución humana, se manifiesta también en el desarrollo evolutivo del niño en

cuanto a su aspecto físico, conductual, emocional, cognitivo, social y espiritual. Pues en


primera instancia, cuando nace, está envuelto aún en la esfera espiritual de la cual
proviene, su naturaleza es espíritu, luego a medida que va creciendo va separándose de
las fuerzas etéricas de sus padres para darle fuerza a su yo y concebirse separado de sus
figuras de apego, en este caso van alimentándose las fuerzas anímicas, emocionales y
finalmente cuando ya se ha separado totalmente de un “otro” está preparado para que su
yo pueda establecerse.

La Pedagogía Waldorf, tiene como objetivo desarrollar todas las capacidades del
Ser humano, tanto en la capacidad intelectual, emocional y volitiva. Creando, de esta
manera, fundamentos para la iniciativa, la fuerza moral, la flexibilidad mental y la
responsabilidad social en la vida adulta. Es decir, conviven tres mundos, exterior, interior
(psique) y espiritual, en este último es donde habita el Yo que nos revela nuestra real
naturaleza.

En esta premisa para crear los lineamientos del currículum Waldorf, lo esencial es
el total desarrollo del niño en el sentido holístico, es decir que su “Yo” pueda integrarse de
una manera orgánica, dándole forma a su propia individualidad. El currículo Waldorf
cumple con las directrices y se complementa con otras disciplinas que lo enriquecen con la
movilidad en el tiempo y espacio, debido a que considera factores culturales, sociales,
geográficos, climáticos, idiomáticos, trabajando con factores comunes como individuales
que promueven el intercambio rítmico entre ellos. Así, los planes de enseñanza no son
concebidos unilateralmente a partir de las asignaturas sino teniendo en cuenta al niño y
sus necesidades.
Asimismo, creemos que el rol del maestro es esencial en cada una de las etapas
dentro de este sendero que cada niño recorre, pues debe ser un adulto que lo ayude, lo
guíe y le muestre el mundo a través de las ventanas y puertas que dan hacia éste y que se
abren en el cuerpo de los niños. Es el mediador entre él y el mundo, por lo tanto, tiene
que ser una persona que tenga la capacidad de auto observarse, de autoanalizarse, de
revisar su biografía y de observar cuidadosamente a cada niño que está a su cargo para
tomar las decisiones más adecuadas en cada caso. Por lo tanto, la tarea como maestros
principalmente se centra en despertar las capacidades de sí mismo, de ser grandes
observadores, percibir y comprender al Ser Espiritual de cada niño. En este sentido,
resulta tremendamente importante autorregularse constantemente, esta es una
condición para acercarse a la comprensión del niño.

“El desarrollo humano, puede concebirse como una interacción entre el núcleo
espiritual de la persona que aspira a expresarse al máximo dentro y a través del organismo
que ha heredado y que ha de individualizar”. Nos parece que esta frase, da cuenta del
punto central a lo que apunta la pedagogía Waldorf, porque guía el quehacer del maestro
en cuanto al objetivo que se ha de alcanzar. Cada niño, en el intercambio que establece
desde su espíritu hacia el exterior, transforma, metamorfosea y finalmente establece su
propia individualidad. El camino que recorrer para lograr esto es lo que nos convoca en
este trabajo.

La pedagogìa Waldorf, se imparte desde edades muy tempranas, concretamente


desde los 0 hasta los 21 años, divididas en tres etapas: jardín de infancia, edad escolar y
edad joven y adulta.

Entre los 3 y los 6 años y medio aproximadamente es la primera etapa, jardín de


infancia, el cual se centra en el desarrollo de la psicomotricidad fina y gruesa, la habilidad
viso espacial y conocimiento del entorno físico que les rodea. Para conseguir esto, en las
escuelas se crea un ambiente que da cabida a la gamificación, a la cocina y a diversos
talleres. En esta etapa el ritmo que se dispone y el ambiente que se crea es el que podría
darse en el hogar, donde lo más importante es cuidar los sentidos basales, la alimentación
y el maestro o maestra debe proporcionar atención, seguridad y estos cuidados con
mucho amor. Desde aquí ocurre una transición importante hacia la educación primaria
que no tiene que ver con la edad cronológica, sino más bien con la etapa en la que se
encuentre cada niño.

Es esta última la diferencia más sustancial de la Pedagogía Waldorf con la


Pedagogía Tradicional de nuestro país, puesto que la primera apunta a tomar en cuenta el
proceso de cada individuo y no a estandarizar el aprendizaje. En la Pedagogía Waldorf son
los niños y niñas quienes entregan a los y las maestras las señales para poder identificar si
están o no preparados para pasar a primero básico. En primer lugar, el hito más
importante es el cambio de dientes ya que esto pone de manifiesto que las fuerzas
etéricas han culminado su acción en el cuerpo físico y se han trasladado hacia el pecho y la
cabeza, dando paso a la vida del sentimiento y los primeros atisbos de vida del
pensamiento.

Otra señal que da cuenta que un niño o niña está preparada para entrar en la
educación básica es la madurez e interés por aprender, lo que se evidencia al mantenerse
más tiempo realizando una actividad, además las maestras o maestros del Kinder Waldorf
realizan una serie de actividades para los niños o niñas que podrían estar preparados para
la transición como por ejemplo: realizar una actividad de bordado simple, un dibujo
sencillo en espejo, ejercicios de equilibrio, observaciones de su lateralidad cruzada (mano,
pies y ojos) es decir, se observa una conexión hemisférica de ambos lados del cerebro de
forma pareja, actividades sobre la capacidad de decir los colores, saber contar y darse
cuenta de cuánto falta si se esconden algunos objetos, capaz de recibir con dos manos una
pelota, saltar en un pie, dos pies y alternadamente. Si logra hacer todas estas actividades
está preparado para comenzar el primero básico.
Esta segunda etapa es la edad escolar, la cual gira en torno a la creatividad y la
imaginación. El maestro, debe impartir las áreas de matemática, idiomas o conocimiento
del medio a través de juegos o invención de historias que fomenten la creatividad.

En esta etapa la estructura de la jornada está basada en dos tipos de clases las que
se alternan durante el día: clase expansiva y clase contractiva. La clase expansiva es
donde se despliega el cuerpo en movimiento como en los juegos, gimnasia, euritmia,
manualidades, ojalá éstas se realicen al aire libre. En cambio la clase contractiva se refiere
a una clase de quietud donde el niño o niña escucha y ejecuta la actividad.

La jornada consta de una clase principal que incluye la ronda, momento rítmico
grupal muy importante porque cada uno es un cuerpo con el grupo produciéndose un
cobijo grupal, cuento y contenido (matemática, lenguaje y conocimiento de los
alrededores). Luego un recreo de 20 minutos aproximadamente y posteriormente clases
de 45 minutos, alternadas en expansivas y contractivas, correspondientes a manualidades,
idiomas, juegos, euritmia, gimnasia, entre otras. Toda clase debe comenzar y terminar con
un verso que el maestro elige para el grupo de estudiantes de la clase, además debe ser
equilibrada destinando momentos para desarrollar el ámbito mental, volitivo y la vida del
sentimiento, es decir, un momento para el contenido, para hacer y para hablar sobre lo
que evocó la clase. Los ciclos de las clases principales son de 4 semanas y las demás
asignaturas están integradas con éstas, a excepción de manualidades que depende del
ritmo de cada niña o niño. Para esto, es de vital importancia que los maestros y maestras
se reúnan para que haya una coherencia en lo que van a tratar y así exista un fluir
constante.

En primero básico los niños y niñas están en “duerme vela” de la vida, su despertar
hacia el mundo es paulatino, por lo tanto, el o la maestra debe cuidar todos los momentos
de la jornada, como por ejemplo la entrada de los niños a la sala debe ser con las cortinas
cerradas, pues ellos aún están en la transición entre el cobijo espiritual y la apertura hacia
el mundo en forma individual. En este curso el hilo dorado son los cuentos de hadas, ya
que éstos los vuelven al sueño, es un elemento de ensoñación, lúdico y de imágenes que
lo hacen sentir parte del cuento, un momento anímico, relacionado con la vida del
sentimiento, de mucha simbología y que el niño necesita experimentar.

En pintura, la relación con el calor es una experiencia espiritual, ya que el calor es


portador de una etericidad cósmica y cómo se vierte al mundo esa etericidad, es el
objetivo de la actividad de pintura. En cuanto al dibujo, el niño y la niña en esta etapa
entran en lo espacial, en el gesto, la mancha que insinúa animales, personas, distintas
personas u objetos. Se experimentan las fuerzas formativas del ángulo, la línea, los cruces,
se da la experiencia del límite también con el trabajo de las líneas y el fluir entre curvas y
rectas determina lo social. En primero básico se les entregan los crayones amarillo, rojo y
azul los que deben ser de cera de abeja y en forma de bloque para dibujar, crear trazos,
pintar, escribir.

La maestra o el maestro toma las experiencias del niño y la niña y les da un


contenido (letras, palabras, sonidos, colores). En lo que respecta al lenguaje y
específicamente al proceso de lectoescritura, se inicia con las vocales y luego las
consonantes. Todo inicia desde una narración y posteriormente de una imagen, la cual
debe ser muy cuidada y bella y debe estar relacionada con la letra que se está enseñando.
Esta imagen debe contener la letra y la maestra o maestro debe señalar el sonido, el trazo
y la palabra alusiva a la imagen presentada como un sólo bloque, puesto que los niños no
leen en partes sino que a partir del todo. En cuanto a la escritura, se presentan las letras
en mayúsculas ligadas al dibujo de formas que es el apresto para hacer los trazos grandes,
utilizar su cuerpo a través del movimiento amplio, les permitirá interiorizar el contenido,
imitando el gesto del maestro y despertando el gesto del pensamiento.

En matemáticas, se trabaja inicialmente con material concreto, luego pizarra y


finalmente en el cuaderno. Para esto se ocupa una bolsita de tesoros donde debe haber
20 elementos de la naturaleza, ya sean conchitas de mar, piedritas, etc. y a través de una
historia se visualizan las operaciones. Los estudiantes de esta forma van contando,
sumando o restando. Posteriormente se le muestran las formas de los números.

En segundo básico, se experimenta una dualidad, es decir, estoy yo, pero también
hay otro. La polaridad, la luz y la oscuridad, la simpatía y la antipatía. Se producen
conflictos y peleas cuando se tiene la capacidad de devoción, pero también hay una
animalidad que se manifiesta en el actuar humano.

En este curso el hilo dorado son las leyendas de los santos y las fábulas, que dan
cuenta de la polaridad que los niños viven. Por un lado, los santos han hecho un camino
hacia el espíritu y por otro, las fábulas nos hablan de los animales con sus instintos y
pasiones.

El lenguaje se complejiza. Se combinan las mayúsculas con las minúsculas, se


escriben frases cortas y se apoyan en el dibujo con crayones. Se puede observar que ya
aparece la lectura, puesto que el aprendizaje en bloque facilita la iniciación del proceso
lector. En matemáticas, la bolsita ahora tendrá 50 elementos. Hay más trabajo en la
pizarra y se da la experiencia de la suma y la división. Se da el resultado que es la suma de
las partes y se muestran los signos de suma, multiplicación y división.

En tercero básico el hilo dorado son las historias del Antiguo Testamento, pues
estas están en relación con la crisis del Rubicón que viven los niños en esta edad, la
experiencia de soledad, la pérdida del paraíso, la separación. Se experimenta la soledad en
el mundo, el miedo a la noche, miedo que los padres mueran y en el Antiguo Testamento,
el pueblo busca a Dios puede reflejar este momento. Los niños de tercero básico,
necesitan un maestro que los guíe porque ellos están perdiendo el vínculo con lo
espiritual, entonces el maestro o maestra es quién los guía, mostrándoles que no todo
está perdido y guiando la construcción de su propio mundo con certezas. En relación al
lenguaje, recién empieza la letra cursiva y se ocupa el crayón de forma cilíndrica. En
cuanto al conocimiento de los alrededores, van a vincularse con el mundo de la
naturaleza, con los oficios. La euritmia es una actividad que les permite, a través de la
música, la palabra y el movimiento, adquirir capacidades para moverse en grupo,
desplazarse en forma correcta en el espacio, respetar reglas sociales no pasando a llevar a
nadie. Por último, podemos mencionar que en relación a lo volitivo se teje un telar que
expresa el hecho de entrar a la vigilia y salir del sueño, representando la ritmicidad de la
vida, para ello se utiliza lana de oveja que les da una experiencia táctil que los calma, les
entrega calor, olor y una experiencia anímica también. Traen al mundo a través de los
sentidos y lo que se transforma en ellos lo llevan al mundo de vuelta.

Finalmente como grupo, tomamos la experiencia de observación de Belén al hacer


el trabajo ya que, al ser tan enriquecedora también queremos que sea parte del ensayo.

Escuela Waldorf del Maipo ubicada en Buin

Al llegar, las cortinas de la sala están cerradas. Hay 3 niños, el profesor nos invita a
sacar las mesas y sillas de la sala. Hacemos una ronda de pie, se dice el verso con el que
parte la clase. Luego otros versos relativos a los meses del año, canciones (la campana, la
canoa) caminando y haciendo gestos con las manos. Luego hacen unos ejercicios con unas
pelotas de hilo rellenas con semillas y tienen cierto peso. Es muy interesante el trabajo
grupal que se produce porque lo que ocurre depende de cada uno y a su vez de lo que
ocurre en forma colectiva, es decir para que funcione, todos deben estar concentrados y
muy presentes en ese momento. Se pasan la pelota uno a uno con la mano derecha y con
la mano izquierda la reciben. Si se cae no se recoge hasta el final, se canta una canción
que les ayuda a hacerlo con ritmo. Luego cada niño va a buscar su flauta. El maestro les
pide que escuchen primero y luego tocan la canción del farolito, pues la están practicando
para la fiesta de la luz. Después lanzaban la pelota por debajo del brazo derecho y tenían
que tomarla en el aire, cautelando que no se cayese. Lo repitieron varias veces.
Finalmente, el profesor ató una cuerda a la pata de la mesa de estación y la tomó por el
otro extremo afirmándolas para que los niños y niñas uno a uno pasasen, primero
gateando, luego en puente y rodando. Todo esto es la parte rítmica grupal. Duró
aproximadamente 45 minutos.

El profesor, luego me mencionó que él había tomado la decisión de dar énfasis en


el momento grupal, rítmico y de movimiento al comienzo de la clase porque la mayoría de
los niños de ese grupo, los años anteriores estuvieron en sus casas, debido a la pandemia,
por lo tanto, él había notado que necesitaban mucho trabajo relativo al movimiento.

Entramos todos las mesas, los niños se sientan y el maestro les reparte su
cuaderno de matemáticas. El profesor escribe en la pizarra algunas divisiones y les pide
que revisen en lo que cada uno está. Algunos están escribiendo los números de 9 en 9 y
otros ya están en las divisiones. Para dividir el maestro les decía que, por ejemplo, en el
ejercicio 37/6, tenían que repartir 37 piedras en 6 amigos, cuántas le tocan a cada uno.
Entonces los niños iban a una caja, sacaban las piedras y en otra caja había muchos
saquitos y tomaban los saquitos que necesitaban. Luego guardaban su cuaderno y su
estuche debajo del banco y volcaban las piedras en el banco y las empezaban a repartir. El
profesor, les dio la indicación de que cuando tuvieran el resultado, lo llamaran para
decírselo. En ocasiones el resultado era exacto y en otros sobraban piedras.

Me llamó mucho la atención que, en este trabajo, al ser concreto, los niños se
concentraban en lo que tenían que hacer. El maestro al ver que algunos niños tenían todo
en la mesa, los guiaba al orden. Es decir, que guardaran el cuaderno y el estuche para que
pudieran contar mejor. Eso era muy importante para poder lograrlo mejor.

Tuvo una duración aproximada de 30 minutos.

Cuando la mayoría terminó lo que estaba haciendo, ya sea contando en su


cuaderno o haciendo las divisiones, guardaron sus cosas. El maestro cerró las cortinas,
invitó a una de las niñas a prender la vela y comenzó a contar la historia. Era la
continuación de algo que ya llevaba tiempo, una narración bíblica, del antiguo
testamento. Los niños la escucharon atentos, sentados en su silla. Luego el profesor abrió
las ventanas y les dijo a los niños que sacaran su colación, se la comen cada uno en su
puesto con un individual que ponen debajo de los alimentos. Pero primero dicen el verso
(Tierra esto tu gracia nos dio...) y luego comienzan a comer. Finalmente, cuando terminan,
salen a un recreo de 30 minutos. Esta última actividad del cuento duró 15 minutos
aproximadamente.

El profesor me mencionó que todo lo anterior era la clase principal.

Luego del recreo los niños se sientan nuevamente, el profesor le pide a uno de los
estudiantes que reparta el cuaderno de “Narraciones”. El profesor cuenta una historia,
nuevamente con las cortinas cerradas y me invitan a encender la vela. El maestro cuenta
una historia de los tres granjeros. Los niños escuchan, algunos con la cabeza sobre sus
brazos en el banco como si estuvieran durmiendo. Luego cuando termina, dibujan en su
cuaderno lo que ellos quieran relativo a lo contado.

Terminan, la apaga la vela y el profesor abre las cortinas y pasan a continuar el


trabajo con su farol. A un globo inflado, le pegan papeles volantines con cola fría y agua.

Terminan eso y salen a recreo de 15 minutos.

Hasta aquí observé.

Me pareció que, al observar, lo que Amparo nos transmitió me pudo quedar


mucho más claro al verlo in situ en la sala.

Tal cual los niños en su trabajo, necesitan lo concreto para poder llegar a sus
propias conclusiones, sin que sea un trabajo eminentemente intelectual.

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