La acción de amparo como vía procesal
para la protección contra el despido y el
código procesal constitucional
Carlos Blancas Bustamante
Profesor Principal de la Facultad de Derecho y
de la Maestría de Derecho Constitucional de la PUC.
Ex Ministro de Trabajo y Promoc1ón Social y de Justicia.
Ex Diputado Nacional.
Tras la entrada en vigencia del Código Procesal
Constitucional (CPCO), se produce una
importante modificación en lo atinente a los
requisitos de procedencia de la acción de amparo,
pues éste sustituye el criterio del amparo como
vía opcional al proceso ordinario para adoptar
la tesis de la vías paralelas, según la cual esta
acción no procede si existe una vía ordinaria
mediante la cual el titular del derecho afectado
pueda defenderlo eficazmente y lograr que se le
brinde adecuada protección frente al agravio de
sufrido.
En efecto, el artículo 6º de la Ley 23506, Ley de
Habeas Corpus y Amparo (LHCA), excluía la
procedencia de las acciones de garantía, - además
de aquellos supuestos en que hubiere cesado la
violación o amenaza del derecho constitucional
o la violación se hubiere convertido en irreparable
y contra resolución judicial emanada de un
procedimiento regular -, solamente «Cuando el
agraviado opta por recurrir a la vía judicial ordinaria>>.
Esta posición llevó a considerar que el proceso
de amparo se configuraba en nuestro
ordenamiento jurídico como una acc10n
alternativa al proceso ordinario <<Lo que significa
que, contrariamente a lo que sucede en otros ordenamientos
como el argentino o el espaiiol, en nuestro país el amparo
es un proceso, por llamarlo así, <<alternativo>>, es decir, al
que se puede acudir no bien se culmina con agotar la vía
previa, y siempre que con él se persiga la protección de
derechos reconocidos en la ConstitucióJZ.>> 1
El cambio introducido por el CPCO obliga a
revisar, por consiguiente, la procedencia de la
acción de amparo como vía para la impugnación
del despido, habida cuenta de que antes de su
entrada en vigencia ya el TC había desarrollado
una sólida jurisprudencia que habilitaba esta vía
para obtener una declaración de invalidez de los
despidos lesivos de derechos fundamentales con
el necesario efecto de la reposición del trabajador
en su puesto de trabajo. 2
STC del 13 de Marzo de 2003, Expediente N" 976-2001-AA/TC (Eusebio Llanos Huasco, HuAnuco), Fundamento 3. En la
rnisma sentencia, el TC seilala que «EH Hl/cstro país, c11 efecto, el a!llparo constitucional 110 es 111111 -uía cxapciollnl, residual o
extraordinaria a la cual el justiciable dcl'e recurrir cum1do ha agotado todas las Z'Ías judiciales idóneas para f¡(felar los derechos
const it ucionalcs. »
2 Vid, 13LAI\:CAS BUSTAMANTE, Carlos, «La protección contra el despido lesivo de derechos fundamentales en la jurisdicción
constitucional,, en «Derecho y Sociedad, N" 21, Lima, 2003, p.p.154-171.
11
l. El proceso de amparo y las vías paralelas.
El Artículo 5º inciso 2 del CPCO establece entre
las causales de improcedencia de la Acción de
Amparo que <<Existan vías procedimcntales especificas,
igualmente sati~fcor, para la protección del derecho
constitucional amenazado o vulnerado, salvo cuando se
trate del proceso de hábeas corpus>>.
A diferencia de la LHCA, el CPCO adopta, por
tanto, la tesis de las <<VÍas paralelas>>, es decir
aquella según la cual las acciones de garantía,
salvo el habeas corpus, tienen un carácter
residual, heroico y extraordinario, por lo que sólo
proceden a falta de una vía ordinaria que sea
capaz de brindar una protección idónea al
derecho vulnerado. Es importante, en este
sentido, destacar que la postergación del amparo
y demás acciones de garantía - salvo el HC- en
razón de la existencia de una vía ordinaria, no es
absoluta sino que está condicionada a la presencia
de determinados criterios objetivos, siendo el
principal de éstos el que la vía paralela resulte
<<igualmente satisfactoria>> que el proceso de
amparo para la protección del derecho
constitucional vulnerado o amenazado.
Por ello, de la interpretación a sensu contrario,
del inciso 2 del artículo 5'2 del creo, se debe a
concluir a favor de la procedencia del amparo
constitucional cuando se demuestre que no
existen <<vías procedimentales, igualmente satisfactorias>>
para la tutela del derecho afectado, ya que de
existir estas quedaría descartado recurrir a la
acción de amparo para alcanzar la protección de
ese derecho.
2. Sobre qué debe entenderse por vía procesal
<<igualmente satisfactoria>>.
1\esulta indispensable, por lo anterior,
precisar con la mayor exactitud posible, cual es
el alcance la noción de <<VÍa paralela>>, ya que de

ello dependerá la correcta determinación de
cuando el amparo es procedente o improcedente
para la tutela de un derecho fundamental.
Esta noción - la de <<VÍas paralelas>>- ha sido
desarrollada en el derecho argentino, en el cual
se ha considerado, tradicionalmente, que el
amparo es un proceso <<residual>>, <<heroico» o
«excepcional>>, al cual sólo cabe recurrir en
ausencia de otra vía procesal idónea para la
protección del derecho afectado. En este sentido,
el reputado tratadista Sagués sostiene que <<In
acción de amparo resulta (en Argentina, no así en otros
países) 1111 instituto excepcional, residual o heroico, como
lo llama la doctrina; reservado (dice In Corte Suprema e¡z
Sil actual composición)»para las delicadas y extremas
situaciones en las que, por falta de otros medios legales,
peligra la salvaguardia de derechos fundnmentales>>. 3
La noción de la <<vÍa paralela» la precisa
Lazzarini: «En principio es vía paralela al amparo todo
remedio idóneo que tiene el agraviado para sostener Sil
pretensión jurídica ante la autoridad competente. La
existencia de estas vías paralelas o concurrentes, como
pueden ser los procesos judiciales ordinarios o especiales,
cierran In posibilidad al amparo, puesto que si In ley ha
establecido procedimientos hábiles no se puede reemplazar
n cualquiera de ellos mediante la elección de la acción de
amparo». 4
Como lo subraya este autor argentino, la vía
paralela, para ser tal, debe constituir un «remedio
idóneo>> para que el afectado alcance la tutela de
su derecho. Por ello, para la jurisprudencia y la
doctrina jurídica argentina, el criterio para
establecer la existencia de una vía paralela y,
consiguientemente, excluir la acción de amparo,
no es un criterio básicamente formal, con arreglo
al cual la mera existencia de otra - u otras- vía
judicial ordinaria en la cual pueda plantearse la
defensa del derecho lesionado sea argumento
suficiente para cerrar la vía del amparo. El criterio
al que, en cambio, recurre para establecer si
existen <<VÍas paralelas» es el de vía <<idónea» para
la protección del derecho, el cual alude al hecho
de que la vía <<paralela», es decir, la judicial
ordinaria o especial, debe ajustarse a ciertas
características para que pueda descartar la acción
de amparo, de modo tal, que si no las reúne, esto
es, sino no es <<idónea» para la protección del
derecho en la misma medida en que lo es el
amparo, entonces procede accionar por ésta vía,
sin que la mera existencia de otras vías judiciales
pueda excluirla.
En este sentido, sostiene Lazzarini que: <<La
condición suficiente para la procedencia del amparo es In
irreparabilidad, que se da ante la inexistencia de otra vía
3 SAGÚES, 1\:éstor Pedro, «Derecho Procesal Constitucional, Acción de Amparo», 2da edición, Editorial Astrea, 13 ucnoo
Aires, 1988, p.l66.
4 LAZZARINI, José Luís,»El Juicio de Amparo,, 2da edición, La Ley S.A., Buenos Aires, 1987, op.cit, p.l21.
S Ibídem, p.122.
6 Si\GUÉS, op.ciL,p.lfí9.
7 Si\LGADO, Alí Joaquín y VERDAGUEI\, Alejandro César, «Juicio de amparo y acción de inconstitucionalidadn, 2d,l
edición, Editorial Astrea, Buenos Aires, 2000, p.123.
8 Li\ZZARINI, op.cit, p.131l.
CARLOS BLANCAS BUSTAMANTE
legal, o la imposibilidad de usar esta o la insuficiencia de
la misma, y aún cuando haya otras vías paralelas, se
daría el supuesto de irreparabilidad, si ellas 110 fueran
reparadoras en la medida en que lo es el amparo.>> 5
Con criterio coincidente, Sagués afirma que
<<No basta, pues, que haya una vía procesal (de cualquier
índole), para desestimar un pedido de amparo: hay que
considerar, inexcusablemente, si tal trámite es
auténticamente operativo para enfrentar el acto lesivo.
Resultaría harto fácil (y a la vez farisaico), rechazar una
demanda de amparo por la simple razón de existir acciones
judiciales y administrativas que contemplaran el problema
litigioso, ya que cmz tal criterio, todo amparo resultaría
prácticamente desechable. Lo que debe determinarse, es si
tales caminos son efectivamente útiles para «lograr la
protección del derecho o garantía constitucional de que se
trate», como indica el art.2º,inc. n, de la Ley 16.986.>> 6
Explicando, aún más, la doctrina
prevaleciente en la Argentina, los profesores
Salgado y Verdaguer señalan, en referencia a las
«VÍas paralelas» que: «... esos recursos o remedios
debían permitir la protección eficaz del derecho o garantía
constitucional de que se trate. O sea que, aún cuando
existiese un remedio, había que entender que este no
protegía adecuadamente el derecho o la garantía violada
cuando por su complejidad o lentitud no brindara una
tutela razonablemente inmedinta.>> 7
Por consiguiente, para la doctrina argentina,
que es la que ha adoptado nuestro creo, la
existencia de una vía paralela <<Ídonea», capaz
de excluir la acción de amparo, depende de que
aquella demuestre ser no menos eficaz que esta
para la tutela del derecho violado, criterio que
está vinculado, cuando menos, al contenido de la
reparación y al tiempo en que ésta pueda lograrse,
de tal manera que si mediante la vía paralela no
es posible lograr la plena reparación del derecho
vulnerado y en un tiempo breve, a través de un
proceso sumario, dicha vía no podrá oponerse
para pronunciar la improcedencia del amparo.
Por ello, como lo seil.ala Lazzarini « ... In
prudencia de los jueces abrirá la vía rápida y reparadora
del amparo cuando la remisión a los procedimientos
ordinarios produjera prima facie un daiio grave e
irreparable, siempre que aparezca de modo claro y
manifiesto In ilegitimidad de la restricción a los derechos
constitucionales.>> 8
El destacado autor argentino, precisa en qué
supuestos de hecho se configura la existencia de
un daño grave e irreparable:
<<Lo irreparable del daiio estaría dado por la im'xistencia
de vía legal alguna para ocurrir, o a la imposibilidad
de hacerlo en el supuesto qile la hubiera, o, también,
•
 lAACCION DE AMPARO COMO VÍA PROCESAL PARA lA PROTECCION ...
por la insuficiencia de la vía legal prevista para el
caso, que puede no ser reparadora del agravio en la
medida en que lo es el ampar0>>. 9 (subrayado
agregado)
En relación a este último supuesto, es decir a
la vía paralela insuficiente o no satisfactoria,
agrega Lazzarini que << ••• no todas las vías paralelas o
aparentemente paralelas, son reparadoras del agravio,
puesto que algunas, como la acción resarcitoria patrimonial,
la penal o la disciplinaria, apuntan a lo sumo a compensar
el agravio, y no a su reparación integral como lo pretende
la acción de amparo, y tienen en consecuencia objetos
distintos, motivo por el cual muchas veces son concurrentes
y no excluyentes del amparo, y mientras ellas tienden a
compensar el agravio, la acción de amparo apunta a su
total reparación.>> 10
De este modo, siguiendo a Lazzarini, es
posible - y necesario-distinguir entre la vía
judicial paralela y la via judicial
<<aparentemente>> paralela, siendo la primera
aquella que atiende a la reparación integral del
derecho agraviado -como ocurre en el amparo-
y otorga dicha reparacwn mediante un
procedimiento rápido, mientras que la segunda
es aquella que sólo permite una reparación
compensatoria del agravio o que tiene un
procedimiento dilatado y complejo. Se advierte
aquí, en cuanto al contenido de la reparación del
derecho, la diferencia sustancial, entre la tutela
restitutoria, propia del Amparo - y de los demás
procesos constitucionales-, y la tutela
resarcitoria, o compensatoria, característica de
las vías judiciales ordinarias.
También, Sagués apunta que «El amparo es
viable, aun habiendo otros procedimientos legalmente
previstos, cuando el empleo ordinario de éstos, según las
características del problema, pudiera ocasionar un dmzo
grave e irreparable, es decir cuando se corra el riesgo de
brindar al recurrente una protección judicial, pero posterior
a su ruina.>> 11
Refiriéndose a la jurisprudencia de los
tribunales argentinos, que parte del carácter
residual del amparo, pero que exige que la vía
paralela sea más idónea que el amparo, Salgado
y Verdaguer mencionan que la Corte Suprema ,
en el caso «País Ahumada» «se11aló que siempre que
aparezca clara y manifiesta la ilegitimidad de una
restricción a algún derecho esencial de las personas, y el
dmzo grave e irreparable que se ocasionaría al remitir el
examen de la cuestión a los procedimientos ordinarios,
corresponde que los jueces restablezcan inmediatamente
el derecho restringido por la rápida vía del amparo. >> 12
Asimismo, conforme lo refiere Sagués,
respecto a la procedencia de la acción de amparo
9 Ibídem, p.l40.
10 LAZI~!N, op.cit.,p.l40.
11 SAGUÉS, op.cit.,p.l70.
12 SALGADO Y VERDAGUER, op.cit.,p.l28.
13 SAGUÉS, op.cit.,p.l73.
•
14 FIX ZAMUDIO, Héctor, «La protección procesal de los derechos humanos ante las jurisdicciones nacionales», Editorial
Civitas S.A., Madrid. 1982, p.49 .
cuando el tránsito de las vías ordinarias pudiera
generar un agravio irreparable, la jurisprudencia
argentina ha establecido que «los trámites de la
acción de amparo son los que mejor armonizan con
reclamaciones por cesación de servicios cuando quienes la
esgrimen se ven privados de ingresos que hacen a las
necesidades de su subsistencia ... >> 13
Del análisis precedente, se puede colegir, sin
mayor dificultad, cuales son los alcances del inciso
2 del artículo 5º del creo, cuando estima
improcedente la acción de amparo en caso de
existir vías procedimentales específicas
«igualmente satisfactorias para la protección del derecho
constitucional amenazado o vulnerado ... ».
Es evidente que este texto, no se limita a
considerar improcedente la acción de amparo
por el sólo hecho de que exista una vía ordinaria
en que el derecho lesionado podría ser, de alguna
manera, protegido, sino que exige que dicha
protección sea, cuando menos, igualmente
«Satisfactoria» que la que se obtendría mediante
la acción de amparo. Ello significa que el grado de
protección del derecho afectado no puede ser
menor en la vía ordinaria que en la vía del
amparo, pues, en tal caso, esta última es
procedente para la tutela efectiva de aquel.
En este sentido, es conveniente recordar que,
conforme a lo que indica el artículo 1 del creo,
la finalidad de los procesos constitucionales de
Habeas Corpus, Amparo, Habeas Data y
Cumplimiento consiste en «proteger los derechos
constitucionales reponiendo las cosas al estado anterior a
la violación o amenaza de violación de un derecho
constitucional ... >> Es decir, que por la vía del
amparo lo que se persigue, y ha de obtenerse en
caso de una sentencia estimatoria, es la
«reposición>> del derecho afectado, esto es, el
otorgamiento, por el juzgador, de una <<tutela
restitutoria>> y no meramente «resarcitoria, ya
que, como lo indica Fix Zamudio, la protección
de los derechos fundamentales <<requiere un sistema
protector en el cual se evite la violación actual o inminente
de los derechos fundamentales, y en todo caso, la
restitución en el goce de tales derechos al afectado, ya que
con exclusión de algunos de carácter patrimonial, aquellos
que se refieren a la libertad y dignidad del hombre no
pueden sustituirse por equivalentes ... >> 14
De allí que, el criterio esencial que debe tener
presente el Juez al calificar una demanda de
amparo, en el supuesto de que exista otra vía
procesal en la que el derecho afectado pudiera ser
protegido, es determinar si, en caso de una
sentencia estimatoria, el grado o nivel de
protección del derecho es el mismo en una que en
otra. O, lo que es lo mismo, si en la vía ordinaria es

posible la «reposición» del derecho vulnerado,
como lo es en el amparo, en cuyo caso el
demandante estará obligado a transitar dicha vía,
siempre que su procedimiento sea igualmente
breve, pues en caso, contrario, es decir, si en la vía
ordinaria no es posible la <<reposiciÓn>> del derecho
sino, únicamente, su compensación, deberá
habilitar la vía del amparo, sin tener fundamento
alguno para pronunciar su improcedencia.
De igual manera, para preferir la vía paralela
a la acción de amparo, deberá analizarse la
eficacia estrictamente procesal de aquellas, esto
es, si puede atender a la protección del derecho
con la misma urgencia y prontitud de ésta. Al
respecto, comentando la reciente norma del
CPCO, Abad Yupanqui indica que: «En definitiva,
el juez tendrá que examinar en cada caso concreto si la
urgencia de tutelar un derecho fundamental puede ser
eficazmente cubierta por un proceso distinto al amparo. Sí
es que el juez se percata que, por ejemplo, el proceso
contencioso administrativo - que cuenta con medidas
cautelares- es idóneo para tutelar los derechos alegados y
su tránsito no producirá 1111 agravio irreparable al quejoso,
deberá desestimar la vía del amparo. En todo caso, de existir
una <<duda razonable>> - a nuestro juicio-podría ser
aplicable el principio de favorabi/idad- <<favor processum
o «pro actio11C>>- y, por tanto, dar cabida al amparo.» 15
3. La procedencia del amparo en caso de despido
lesivo de derechos constitucionales.
Conforme a la jurisprudencia establecida
por el TC, la acción de amparo resulta procedente
cuando el agravio consiste en un despido lesivo o
violatorio de los derechos constitucionales del
trabajador. Esta afirmación encuentra sustento
en el hecho de que en el ordenamiento procesal-
laboral de nuestro país, no existe acción procesal
alguna que permita reponer el derecho vulnerado,
cuando este tiene rango constitucional, con la
limitada excepción del despido nulo, que sólo
atiende a la protección específica de tres derechos
constitucionales (Infra 3, A, 2)
A. Las vías para la impugnación del despido
en el ordenamiento procesal-laboral.
Conforme a la normatividad laboral,
expresada en la Ley de Productividad y
Competitividad Laboral (en adelante LPCL),
aprobada por el Decreto Supremo Nº 003-97-TR,
en caso de despido existen dos vías procesales
para su impugnación: 1) la accwn
indemnizatoria, y 2) la acción de nulidad de
despido.
15 ABAD YUPANQUJ, Samuel B, «El Proceso Constitucional de Amparo», Caceta Jurídica, Lima, 2004, p.268.
16 Conforme al artículo 54° del Reglamento del Texto Único Ordenado de la Ley de Fomento del Empleo. aprobado por el
Decreto Supremo N" 001-96-TR, el récord vacacional que quedó trunco con ocasión del despido, a elección del trabajador,
se pagará por dozavos o se acumulará al que preste con posterioridad a su reposición. En lo que se refiere a la
p<Hticipación en las utilidades, de conformidad con el Decreto Legislati\'O N° 892, para su cálculo sólo se considerar los
días efectivamente laborado por el trabajador, salvos los de inasistencia considerados como trabajados por mandato
legal expreso.
CARLOSBLANCASBUSTAMANTE
1) La acción indemnizatoria, que tiene por
objeto impugnar el despido <<arbitrario», esto es,
aquel que se basa en una causa justa de despido,
señalada por la ley, pero que no puede ser
demostrada en juicio por el empleador que la
invoca como justificación del despido. En tal caso,
el juez concede al demandante el derecho a
percibir una «indemnización por despido>>, pues
la ley no lo faculta a ordenar su reposición en el
trabajo. Es evidente, por ello, que esta acción
judicial en ningún caso puede considerarse una
<<VÍa paralela>> al amparo, pues no permite la
<<reposiciÓn>> del derecho sino únicamente su
resarcimiento mediante el pago de la
indemnización, quedando, por tanto, el
demandante, aunque gane el juicio, privado de
su puesto de trabajo.
2) La acción de nulidad del despido, que se
dirige a impugnar el despido <<nulo>>, que es aquel
que está basado en determinados «motivos>> que
la ley considera ilícitos. Esta acción procede
únicamente respecto de los supuestos de nulidad
taxativamente enumerados en el artículo 29º de
la LPCL y que son los referidos a: a) la afiliación a
un sindicato o la participación en actividades
sindicales, b) Ser candidato a representante de
los trabajadores o actuar o haber actuado en esa
calidad; e) Presentar una queja o participar en
un proceso contra el empleador ante las
autoridades competentes, salvo que configure la
falta grave contemplada en el inciso f) del
Artículo 25º, d) La discriminación por razón de
sexo, raza, religión, opinión o idioma; e) El
embarazo si el despido se produce dentro de los
90 días anteriores o posteriores al parto, la
discriminación por ser portador del VIH/SIDA,
conforme a la Ley Nº 26626 y, finalmente, el
despido por razón de discapacidad del
trabajador, según la Ley Nº 27050. En caso de
declararse fundada la demanda, el Juez ordenará
la reposición del trabajador en su puesto de
trabajo y, además, el pago de las remuneraciones
devengadas desde la fecha del despido hasta la
de su reposición, incluyendo los aumentos de
carácter general otorgados en el centro de
trabajo, así como el depósito de la Compensación
por Tiempo de Servicios generada durante dicho
período. En general, el tiempo transcurrido entre
el despido y la reposición se considera laborado
para todos los efectos legales, salvo para el récord
vacacional y el pago de utilidades, que tienen
reglas espcial_~' . Esta solución obedece al
criterio de que la sanción de nulidad del acto del
•
 lAACCION DE AMPARO COMO VÍA PROCESAL PARA lA PROTECCION ...
despido priva a éste de todos sus efectos, razón
por la cual de un acto nulo no puede derivarse
para el trabajador perjuicio alguno, como lo sería
la pérdida de remuneraciones o de la CTS o la
reducción de su tiempo de servicios.
Esta acción, en razón de su eficacia protectora
-la reposición-, dispensa, sin duda alguna, una
protección «igualmente satisfactoria>> a la gue
puede alcanzarse mediante la acción de amparo,
y, por tanto, puede considerarse «VÍa paralela>> a
ésta, pero, sin embargo, en razón de la lista
cerrada que contiene el art.29º LPCL, únicamente
cuando se trata de la protección de los derechos
fundamentales para cuya tutela se ha previsto la
<<acción de nulidad del despido>>, a saber, la
libertad sindical (incisos a y b) del art.29º LPCL),
la no discriminación (incisos d) y e) art.29º LPCL,
Ley 26626 y Ley 27050) y el derecho a la tutela
judicial efectiva (inciso e) art.29º LPCL), que son
aquellos a los que, en último análisis, se
reconducen los seis supuestos de nulidad del
despido establecido en el art.29º LPCL y los otros
dos agregados por las leyes 26626 (VIH-SIDA) y
27050 (di sea pací tados ).
En cambio, si se tratase de la protección de
otros derechos constitucionales, vulnerados
mediante el despido del trabajador, no es posible
acudir a la vía laboral de «nulidad de despido>>
pues, como se ha explicado, esta acción sólo
procede cuando el despido se basa en alguno de
los «motivos>> enumerados, como «<ista cerrada>>,
por el artículo 29º LPCL. Por ello, respecto a la
vulneración de los demás derechos
constitucionales, no comprendidos en esa
reducida- y excluyente- lista, no procede la
<<nulidad de despidO>> y, por tanto, en relación a
la protección de éstos, no constituye, en modo
alguno, una <<vÍa paralela» al proceso de amparo.
B. La acción de amparo contra el despido
violatorio de derechos constitucionales según
el criterio del Tribunal Constitucional.
El Tribunal Constitucional ha tenido la
oportunidad de pronunciarse in extenso acerca de
la procedencia de la acción de amparo, en
diferentes sentencia en materia de despido,
siendo la más relevante de todas ellas, por su
tratamiento integral y amplitud, la sentencia del
13 de Marzo de 2003, Expediente Nº 976-2001-
AA/TC.
En dicha sentencia, el TC considera que la
<<protección adecuada contra el despido arbitrario»,
prevista en el artículo 27º de la Constitución, puede
ser abordada desde dos perspectivas: a) un régimen
de carácter «Sustantivo>> y b) un régimen de
carácter <<procesal>>.
1) El régimen <<sustantivo>> de protección
contra el despido arbitrario.
El régimen «sustantivo» contempla, su vez, dos
formas o modalidades: 1.1) la protección
•
<<preventiva>> y 1.2) la protección <<reparadora>>.
1.1) La <<protección preventiva>> esta
constituida por los mecanismos previstos por el
legislador para prevenir, evitar o impedir un
despido arbitrario y se traducen, en lo esencial, en
otorgar al trabajador el derecho de defensa en un
proceso de demostración de la causa justa de
despido, anterior a éste, que debe tener lugar en el
seno del propio centro de trabajo. Según el TC,
este es el caso del procedimiento administrativo
previsto en el Decreto Legislativo Nº 276 cuando
se trate de imponer la sanción de destitución a los
servidores públicos y el procedimiento previo al
despido previsto en el artículo 3F de la LPCL, en
el caso de los trabajadores de la actividad privada,
inspirado en el artículo 7º del Convenio Nº 158 de
la Organización Internacional del Trabajo. (Vid.
Fundamento Jurídico 12 a), a.1 ).
1.2). La <<protección reparadora>>, en virtud
de la cual el legislador, adoptando una de las
alternativas que derivan del artículo 27º de la
Constitución, establece como mecanismo de
reparación del despido arbitrario el pago de una
indemnización, pues en tal caso, «in ley no evita
que se produzca el despido arbitrario, sino que se limita a
reparar pntrimonialmente sus consecue11cins.>> (FJ.12.a/
a.1 ). Considera el TC «que el régimen resarcitorio es
compatible con los principios y valores cmzstitucionnles
en aquellos casos en los que, o bien el trabajador, una vez
que fue despedido arbitrariamente cobra In indemnización
correspondie11te o, en su defecto, inicia una acción judicial
ordinaria con el objeto de que se califique al despido como
injustificado, con el propósito de exigir del empleador el
pago compulsivo de la referida indemnización» (FJ.12.a/
a.2)
2) El régimen <<procesal» de protección contra
el despido.
Conceptúa la STC que la existencia de un
<<régimen sustantivo>> , antes resei1ado, «no es
incompatible con la opción de que el mismo legislador
establezca, simultáneamente, un sistema de protección
adecuada contra el despido arbitrario, por decirlo así, de
carácter procesal».(FJ.13.b). Señala el TC gue, en
nuestro ordenamiento, existe un modelo de
protección procesal estrechamente ligado al
régimen de protección <<sustantiva>>, gue se
traduce en la acción indemnizatoria y la
reparación del despido mediante el pago de una
indemnización, tal como lo prevé el artículo34º
de la LPCL. (Vid.FJ, 13.b/b.1).
Pero, <<Sin embargo, como antes se Iza anotado, al
lado de ella, puede establecerse un sistema o régimen de
protección jurisdiccional con almnces diferentes. Es decir,
que en vez de prever una eficacia resarcitoria, puede
establecerse una vía procesal de eficacia restitutoria. Es lo
que sucede con el régimen de protección procesal previsto
a través del proceso de amparo constitucional». (FJ .13.b/
b.2).
En este sentido, el TC reafirma la distinta
finalidad, en cuanto a su eficacia reparadora,
entre la acción indemnizatoria y la acción de
amparo:

<<Por la propia finalidad del amparo, el tipo
de protección procesal contra el despido
arbitrario no puede concluir, como en las acciones
deducibles en la jurisdicción ordinaria, en
ordenar el pago de una indemnización frente a la
constatación de un despido arbitrario; sino en,
como expresamente indica el artículo 1º de la Ley
23506, <<reponer las cosas al estado anterior a la
violación o amenaza de violación de un derecho
constitucional».
En el ámbito del amparo, en efecto, ese estado anterior
al cual debe reponerse las cosas no es el pago de una
indemnización. Es la restitución del trabajador a su
centro de trabajo, del cual fue precisamente despedido
arbitrariamente.>> (subrayado agregado) (FJ.13.b/
b.2).
De este modo, el TC considera que existe una
vía distinta a la acción indemnizatoria, de efecto
meramente resarcitorio, para la protección
contra el despido arbitrario, con efectos
restitutorios, que es el amparo constitucional,
cuyo fundamento es tutelar al trabajador frente
al despido que vulnera sus derechos
constitucionales. Sostiene por ello que: << ••• en rigor,
en/a vía de/amparo no se cuestiona, ni podría cuestionarse,
la existencia de una causa justa de despido; sino la
presencia, en el despido, como elemento determinante del
mismo, de 1111 motivo ilícito, que suponga la utilización
del despido como vehículo para la violación de un derecho
constitucional; por lo que, en verdad, el bien jurídico
protegido a través del amparo constitucional no es la
estabilidad laboral del trabajador, sino el goce y ejercicio
de sus derechos constitucionales» (FJ.13.b/b.2)
3. Los supuestos en que procede el amparo
para la protección contra el despido arbitrario.
Tras establecer, en general, la procedencia del
amparo para la impugnación del despido cuando
este vulnera los derechos constitucionales del
trabajador, el TC precisa en que supuestos de
despido procede acudir a esta vía procesal
constitucional. Así, seí1ala que
<<De ahí que el Tribunal Constitucional, a lo
largo de su abundante jurisprudencia, haya
establecido que tales efectos restitutorios
(readmisión en el empleo) derivados de
despidos arbitrarios o con infracción de
determinados derechos fundamentales
reconocidos en la Constitución o en los
tratados relativos a derechos humanos, se
generan en los tres casos siguientes: ... » (FJ.15)
17 STC del 28.11.2005 (Exp. 0206-2005-PA/TC). Precisa el TC, en la misma sentencia, que «cuando se formulen demandas
fundadas en las causales que configuran un despido nulo, el amparo será procedente por las razones expuestas,
considerando la protección urgente que se requiere para este tipo de casos, sin perjuicio del derecho del trabajador a
recurrir a la vía judicial ordinaria laboral, si así lo estima conveniente>>
18 STC del 28.11.2005 (Exp. 0206-2005-PA(fC)
19 Ibídem.
CARLOSBLANCASBUSTAMANTE
Tales casos, señalados en los literales a),b) y e)
del Fundamento Jurídico 15 de la sentencia son:
a) Despido nulo, b) Despido incausado, y
e) Despido fraudulento.
A. Despido Nulo.
Indica el TC que este supuesto es el regulado
en el artículo 29º del Decreto Legislativo Nº 728 (
o LPCL), el cual se refiere a la necesidad de
proteger los derechos <<previstos en el inciso 2) del
artículo 2", inciso 1 del artículo 26º e inciso 1) del artículo
28º de la Constitución.» (FJ.15, a).
Aún tras la entrada en vigencia del CPCO, el
TC, afirma, sin ambages, su competencia para
resolver la impugnación del despido nulo, no
obstante que, como se ha explicado, existe un
cauce procesal específico para ello en la vía
judicial ordinaria, a través de la acción de nulidad
de despido, la cual debe reputarse «igualmente
satisfactoria>> que la acción de amparo, pues
aquella dispensa al trabajador la tutela
restitutoria, es decir, su reposición. Sin embargo,
el TC ratifica«(. ..) su competencia para conocer los casos
de urgencia relacionados con la violación de los derechos
constitucionales que originan un despido nulo, dadas las
particularidades que reviste la protección de los derechos
involucrados>> 17
De forma particular, el TC enfatiza su
competencia para resolver las demandas de
amparo en los supuestos de nulidad del despido
referidos a la lesión de la libertad sindical, la
discriminación y el despido por causa de
discapacidad. Señala al respecto que «los despidos
originados en la lesión a la libertad sindical y al derecho
de sindicación siempre tendrán/a tutela urgente del proceso
de amparo, aún cuando las vías ordinarias también puedan
reparar tales dereci10S» 1H Respecto al despido
discriminatorio sostiene que «los despidos originados
en la discriminación por razón de sexo, raza, religión,
opinión, idioma o de cualquier otra índole, tendrán
protección a través del amparo, así como los despidos
producidos con motivo del embarazo, toda vez que conforme
al artículo 23º de la Constitución, el Estado protege
especialmente a la madre>> 19 .
Respecto al despido basado en un motivo
discriminatorio, obsérvese que al enunciar los
supuestos de discriminación, la fórmula del TC
es más amplia que la del artículo 29º de la LPCL,
al incluir la cláusula de apertura «O de cualquier
otra índole>>, la cual consta en el numeral 2 del
artículo 2º de la Constitución, pero que aquella
norma legal omitió, lo cual permite impugnar
mediante el proceso de amparo despidos
•
 LAACCIÓN DE AMPARO COMO ViA PROCESAL PARA LA PROTECCIÓN ...
discriminatorios no comprendidos en la
normativa laboral. Finalmente, también
considera que el proceso de amparo «será el idóneo
frente al despido que se origina en/a condición de impedido
físico mental, a tenor de los artículos 7" y 23º de la
Constitución que les garantiza una protección especial de
parte del Estado. >> 20
B. Despido inca usado.
Señala la STC que «Aparece esta modalidad de
conformidad con lo establecido en la sentencia del Tribunal
Constitucional de fecha 11 de Julio de 2002 (Caso
Telefónica, expediente Nº 1124-2002-AA/TC). Ello a
efectos de cautelar la vigencia plena del artículo 22" de la
Constitución y demás conexos>>. (FJ.15,b)
Considera el TC que se produce el <<despido
incausado>> cuando <<Se despide al trabajador, ya sea
de manera verbal o mediante comunicación escrita, sin
expresarle causa alguna derivada de la conducta o la labor
que la justifique.>> (FJ.lS.b)
Cabe señalar que en la citada STC del
11.07.2002, el TC se pronunció, en vía de control
difuso, sobre la inconstitucionalidad del artículo
34º de la LPCL, que permitía el despido
incausado, sujeto al pago de indemnización. En
ese fallo sostuvo que «El artículo 34", segundo párrafo,
es incompatible con el derecho al trabajo porque vacía de
contenido este derecho constitucional. En efecto, si como
quedó dicho, uno de los aspectos del contenido esencial
del derecho al trabajo es la proscripción del despido salvo
por causa justa, el artículo 34º, segundo párrafo, al
habilitar el despido incausado o arbitrario al empleador,
vacía totalmente el contenido de este derecho
constitucional.>> (FJ.12,a)
Asimismo, en la Resolución del 10 de
Septiembre de 2002, mediante la que se pronuncia
sobre el pedido de aclaración de la anterior
sentencia, formulado por la parte demandada, el
TC afirma que <<Telefónica del Perú ha efectuado la
extinción de contratos de trabajo al amparo del artículo
34 «ab initio>>, del Decreto Legislativo Nº 728, sin motivar
la causa del despido; hecho frente al cual este Tribunal
considera que dicha parte del referido texto es
inconstitucional por las razones expuestas en los
considerandos de la sentencia y por la presente aclaración
solicitada por la parte demandante.» (FJ.2.5,b).
En tal virtud, al ser el despido <<incausado>>,
lesivo del <<derecho al trabajo>>, deviene
inconstitucional y procede demandar su
protección por la vía del amparo, toda vez, que
esta no es posible -por las razones antes
expuestas- mediante la acción indemnizatoria
ni la de nulidad de despido. Por tanto, en este
20 Ibídem.
21 En la STC del 16 de Mayo de 2006, Expediente Nº 2158-2006-PA/TC, se afirma lo siguiente: «fll elprcsCIIte caso la remrrc11tc
ha denwstrado que la de111andada fundamentó su despido en hechos falsos e inexistentes, toda vez que dicha emplazada 110 ha
probado que la dcnwudante te11ía la obligación de atender los requcrimil'lltos de la SUNAT y que se le hal>ía i11forí11ado de tal hecho.
[n consccucHcia, el de~pio se hasó en una causa inexistente e irreal cquipnrnblc a u11 di.!spidv illcnusado, constituyendo 1111 acto lcsi·uo
•
del derecho al trabajo y a la protección contra el dcs¡>ido arbitrario, ampamdos por los artículos 22'' lf 27" de la Constituci<ill» (Fj.6)
22 STC del 28.11.2005 (Exp. 0206-2005-PA/TC)
su puesto, no existe vía judicial ordinaria o
especial para la tutela del derecho, motivo por el
cual la única vía en que esta puede alcanzarse es
la del amparo constitucional.
Este supuesto se configura, por tanto, cuando
en la carta de despido se omite expresar la causa
del mismo o cuando el despido se produce de
hecho, ya sea de palabra o negando al trabajador
acceso a su centro de labores.
C. Despido fraudulento.
Este tercer supuesto, en que procede acudir al
amparo para obtener la tutela restitutoria,
se configura cuando <<Se despide al trabajador con
ánimo perverso y auspiciado por el engaño, por ende,
de manera contraria a la verdad y la rectitud de las
relaciones laborales; aún cuando se cumple con la
imputación de una causal y los cánones procedimentales,
como sucede cuan do se imputa al trabajador hechos
notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios o,
asimismo, se le atribuye una falta no prevista
legalmente, vulnerando el principio de tipicidad ... >>
(FJ15,c).
EL TC vincula esta figura al despido
<<incausado>> al sostener que: <<En estos supuestos,
al no existir realmente causa justa de despido ni, al menos,
hechos respecto de cuya trascendencia o gravedad
corresponda dilucidar al juzgador o por tratarse de hechos
no constitutivos de causa justa conforme a la ley, la
situación es equiparable al despido sm invocación de causa,
razón por la cual este acto deviene lesivo del derecho
constitucional al trabajo>> (FJ 15, c). 21
Sin duda, por ello, en este supuesto de
despido, tampoco es posible, con objeto de
obtener la tutela restitutoria -inherente a la
reparación de un derechoconstitucional- acudir
a la acción indemnizatoria ni a la de n u 1id a d
del despido, en el primer caso porque aquella sólo
contempla el resarcimiento económico del
perjuicio y no la restitución del derecho; y, en el
segundo, porque el despido fraudulento no s e
encuentre previstoentre los motivos de «nulidad
de despido>> contemplados en la LPCL.
Recientemente, el TC ha precisado que <<En
cuanto al despido fraudulento, esto es, cuando se imputa
al trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos
o imaginarios, o se le atribuye una falta no prevista
legalmente, sólo será proceden te la vía del amparo
cuando el demandante acredite fehaciente e
indudablemente que existió fraude, pues en caso contrario
, es decir, cuando haya controversia o duda sobre los
hechos, corresponderá a la vía ordinaria laboral
determinar la veracidad o falsedad de el/OS>>. 22
 CARLOS BLANCAS BUSTAMANTE

La exigencia de que el trabajador pruebe
<<fehaciente e indubitablemente» la existencia de
fraude en el despido, resulta excesiva, por cuanto
atribuye la carga de la prueba al trabajador, sin
admitir una distribución racional y equilibrada
de ésta, a partir de la aportación por el
demandante de indicios, conforme a los criterios
de facilitación de la carga de la prueba,
especialmente importantes en la nulidad del
despido, recogidos en la Ley Procesal del Trabajo
(LPT). De otro lado, remitir al trabajador a la vía
judicial ordinaria, para que en ella demuestre el
carácter fraudulento del despido, no configura
solución alguna, pues en caso de tener el
trabajador éxito en su actividad probatoria y,
obtener, por tanto, una sentencia
favorable, no podrá alcanzar, sin embargo, la
protección efectiva, de naturaleza restitutoria,
que dispensa el amparo, debiendo conformarse
- en razón de la vía procesal a la que e s incausado>> y <<fraudulento>> , los que, como se ha
obligado a acudir- con la de contenido
resarcitorio, mediante la percepción de la
indemnización por despido arbitrario, ello
no obstante haberse comprobado el contenido
fraudulento del despido.
A manera de conclusión, puede señalarse que,
aún después de la entrada en vigencia del CPCO,
la jurisprudencia del TC respecto a la procedencia
de la acción de amparo en los supuestos de
despido antes enumerados, conserva su validez,
pues salvo el supuesto referido al <<despido nulO>>,
cuando el despido se basa en alguno de los
motivos taxativamente enumerados en el
artículo 29º LPCL, en los supuestos de <<despido
incausado>> - aunque este se base en el artículo
34º LPCL - y <<despido fraudulento>>, la <<VÍa
paralela>> no existe, pues no es posible reclamar
su tutela mediante las acciones laborales
ordinarias, esto es, las de indemnización y
nulidad del despido.
Para que no queden dudas al respecto, el TC,
tras la entrada en vigencia del CPCO, ha sostenido
que<<(. .. ) esta nueva situación modifica sustancialmente
su competencia para conocer de controversias derivadas
de materia laboral individual, sean privadas o públicas.
Sin embargo, los criterios jurisprudencia/es establecidos
en el caso Eusebio Llanos Huasco, Exp.NQ 976-2004-
AA/TC, para los casos de despidos incausados (en los
cuales no exista imputación de causa alguna),
fraudulentos y nulos, se mantendrán en su esencia. En
tfccto, si tal como hemos seiialado, el contenido del derecho
constitucional a una protección adecuada contra el despido
arbitrario supone la indemnización o la reposición según
corresponda, a elección del trabajador, entonces, en caso
de que en la vía judicial ordinaria no sea posible obtener la
reposición o la restitución del derecho vulnerado, el amparo
será la vía idónea para obtener la protección adecuada de
los trabajadores del régimen laboral privado, incluida la
reposición cuando el despido se funde en los supuestos
mencionados>>. 23
Como expresión de ello, el TC ordena a los
juzgados civiles tramitar los procesos de amparo
incoados contra el despido cuando el demandante
sustente su pretensión en el carácter nulo, incausado
o fraudulento de aquel, descartando que, en tales
casoS, el juez puede rechazar in límine la demanda.24
Más aún, el CPCO, en la enumeración de
derechos constitucionales susceptibles de ser
protegidos por la acción de amparo, modificando,
en este sentido, la recogida en el artículo 24º de la
Ley 23506, ha incluido, en el inciso 10 del Artículo
37º, el derecho <<Al Trabajo>>, que es, precisamente,
aquel que resulta vulnerado por el <<despido
expuesto, carecen de una vía procesal ordinaria
para su tutela efectiva.
4. La discutible constitucionalidad de la
doctrina de las <<vías paralelas».
No obstante que el cambio introducido por el
CPCO, al acoger la doctrina de las <<vÍas paralelas>>
no ha modificado los criterios de procedencia de la
acción de amparo para impugnar el despido lesivo
de derechos fundamentales, lo que constituye el
propósito del presente artículo, considero necesario
concluirlo con un breve apunte acerca de la
cuestionable constitucionalidad de la opción
adoptada por dicho código.
En tal sentido, considero que el ordenamiento
constitucional peruano, a pesar del nuevo criterio
de procedencia de los procesos de amparo
introducido por el CPCO, no puede excluir acudir
a los procesos constitucionales por el hecho de
existir una vía paralela ordinaria, como se deduce
de la formulación de aquellos establecida en el
artículo 200º de la Constitución, según la cual
cada una de las acciones de garantía «procede ante
el hecho u omisión por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona que vulnera o amenaza(. .. )>>, los
derechos tutelados, en cada caso, por esas
acciones, sin introducir, por tanto ningún
condicionamiento o requisito de procedibilidad
que las excluya en caso de existir una vía
ordinaria paralela. Puede apreciarse, sin mayor
dificultad, que esta redacción difiere de la que, en
materia de amparo, contiene la Constitución de
Argentina, cuyo artículo 43º dice:

23 STC del 28.11.2005, (Exp. N" 0206-2005-PA/TC, Huaura, César Antonio Baylón Flores).
24 «Que, de acuerdo a los criterios de procedencia estnblecidos e11 los fundnmentos 7 n 20 de la snztcncin citadn, que COilstituz¡cn
preccdmtc l'ÍIICulmzte, y m co/lcordancia COII lo dispuesto c11 el nrtículo VI/ del Título Pre/imí11ar y el artículo 5°, inciso 2) del Código
Procesnl Cow;fitucionnl, se detcrnzina que, e11 el presente caso, por tratnrse de u11 supuesto de despido sin exprcsió11 de cnusa,
corresponde que la pretensión sea evaluada mediante este procc,;o constitucional; por lo que, el juzgado de origm debe admitir a trámite

•
la dcnuuuln, 11 :"ustnncinrla conforme a lC!p RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DEL 17 DE AGOSTO DE 2006,
EXPEDIENTE Nº 04336-200Íi-PA(fC..
 LAACCION DE AMPARO COMO VÍA PROCESAL PARA LA PROTECCION ...

«Toda persona puede interponer acción expedita y
rápida de amparo, siempre que no exista otro medio
judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de
autoridades públicas o de particulares, que en forma
actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace,
con arbitrariedad o ilegalidad manij1.esta, derechos y
garantías recmwcidns por esta Constitución, un
tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar In
inconstitucionnlidnd de In norma en que sefunde
el neto u omisión lesiva».
No obstante, en la doctrina argentina, voces
autorizadas han considerado que el texto del
artículo 43º constitucional, lejos de consagrar la
doctrina de las <<vías paralelas»/5 abre la puerta
hacia la noción del amparo como vía principal o
directa, toda vez que la condición que dicho
precepto establece para descartar el amparo es
que <<no exista otro medio judicial más idóneo>>,
por lo que, en principio, cabe seí1alar que el
amparo es la vía idónea para la protección de los
derechos fundamentales, salvo que se demuestre
que existe otra vía aún más eficaz. 26
El criterio amplio, señalado expresamente por
nuestra Constitución, tiene como antecedente la
formulación de las <<garantías constitucionales>>
en el artículo 295º de la Constitución de 1979 y,
bajo la vigencia de ésta quedó plasmado, de forma
rotunda, en el artículo 6º de la Ley de Habeas
Corpus y Amparo, Ley, Nº 23506, cuyo numeral
6 consideró improcedente la acción de garantía
únicamente cuando el afectado hubiere optado,
previamente, por acudir a la vía judicial
ordinaria para defender su derecho, lo que, en
buena cuenta, permitía a aquel elegir, ab initio,
entre una u otra vía. La derogación de esta ley
por el CPCO, que recoge la doctrina argentina
tradicional, introduce un criterio restrictivo para
la procedencia de los procesos constitucionales,
supeditándola a la demostración de que no existe
una vía ordinaria <<igualmente satisfactoria para la
protección del derecho>>, el cual, a mi juicio, reduce el
alcance de estos procesos y resulta, por ello,
incompatible con el artículo 200º de la
Constitución. Por esta, razón, considero que sería
perfectamente válido que, en aplicación del
artículo 138º de la misma ley fundamental, los
jueces inaplicaran el mencionado numeral 2 del
Artículo Sº del CPCO y tramitaran la acción de
garantía aun cuando pudiera existir una vía
paralela igualmente satisfactoria.
Sin embargo, esta cuestión, ha sido resuelta,
no de modo correcto, por el propio Tribunal
Constitucional que no ha cuestionado la
constitucionalidad de aquel precepto del CPCO
y, por el contrario, ha entendido -acríticamente-
modificada su propia competencia por éste ,
expresando, además, que <<sólo en los casos en que
tales vías ordinarias no sean idóneas, satisfactorias o
eficaces para la cautela del derecho, o por la necesidad de
protección urgente, o en situaciones especiales que Izan de
ser analizadas, caso por caso, por los jueces, será posible
acudir a la vía extraordinaria del amparo, correspondiendo
al demandante In carga de la prueba para demostrar que el
proceso de amparo es In vía idónea y eficaz para restablecer
el ejercicio de su derecho constitucional vulnerado, y no
el proceso judicial ordinario de que se tratc.>> 27
En tal sentido, puede considerarse, que de
acuerdo al criterio jurisprudencia] establecido
por el TC después del inicio de la vigencia del
CPCO, la impugnación del despido por la vía del
proceso de amparo es procedente siempre que se
acredite la vulneración de un derecho
fundamental como motivo o efecto del despido,
incluyendo aquellos derechos para cuya
protección existe una vía ordinaria idónea en el
proceso laboral, como sería el caso de aquellos
comprendidos en el ámbito del despido nulo, esto
es, la libertad sindical, la no discriminación y la
tutela judicial efectiva, ya que el TC ha afirmado
expresamente la procedencia del amparo
constitucional, también en estos supuestos . •

25 Esta doctrina, antes de la reforma constitucional de 1994, estaba consolidada y apoyada en el artículo 2" de la Ley Hi,9S6,
que establecía que no era admisible la acción de amparo cuando: «17) Existan rewrsos o remedios judiciales o ndministraliz•,,s
que ¡JCrmilnn obtener In protección del derecho o gara1ztía nmslitucionnl de que se trato•.
26 <d\1ra la tutela de los derechos constitucionales fundamentales no hay nada n1ás idóneo, en principio, que el an1pZ1ro.
Expresado con otro giro, el punto de partida que se da por recibido es el de que existiríJ unn regla que concibe a J¡¡ figura
del amparo como vía excepcional. Ello no es así segím hemos procurado demostrar a lo L:ugo de esta obra. 1\!o puede
negarse qut' el campo de acción dentro del cual funciona esta tutela expedita y urgente está limitado y, para su admisión,
se requiere la concurrencia de los presupuestos que lo habilitan (... ). Más de aquí no se sigue que constituya un trámite,
procedirrliento, via, pretensión o rnedio de tutela urgente que ~<ocure ra.ra vez o se aparta de lo ordin<lrio» - coJ1lO se
desprende de la vo~ excepcional con que se lo C(llifica-, ni que sea una curiosa, rara o extraordinarii1 técnicZ! instrumcnt(ll.
[n lo ;;uyo e;; lo ltonnal, a lo que faculta y estimula a usar la propia Constitucional Nacional» (MORELLO, Augusto M, y
VALLEFIN, Carlos A, «El Amparo. Régimen Procesal, Sta edición, Librería Editora Platense, La Plata, 2004, p.p. 383-384.) Vid,
en l'l mismo sentido, SALGADO, Alí Joaquín y VERDAGUER, Alejandro César, op.cit, p.p.l33-137.
27 STC del 28.11.2005, (E,p. 1\:" 0206-2005-PA/TC, Huaura, César Antonio 13aylón Flores). Respecto a la carga que se atribuye
al agri1viado, Sulgado y Verdaguer se1lalan que; «Es 1111 contrasentido que n 1111 sujeto que recurre a la justicia pidiendo la

•
protección de un derecho con::>titucionaf ~e le C.'rifa que di! una clase de derecho procesal sohrc la insuficiencia de la~ dt'IIIÓS 1.1Ía:::.
cuando la tutela especifica para c:=:.n situación está en el amparo .11 110 en las L1Ías ordinaria:::..)> Op.cit., p.135 .
juri:::;diccionalt'S,