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UNIVERSIDAD VIRTUAL DE MONTEMORELOS

LICENCIATURA EN TEOLOGÍA

PROYECTO INTEGRADOR

ETAPA 3

POR

GERSON ELIEZER ALFARO ARENÍVAR

TUTOR

OVIDIO MORALES CORREA


En el presente trabajo, es mi intención fundamentar las respuestas a 5 preguntas
que me he planteado, a la hora de abordar el tema de la veracidad del Canon
Bíblico. Lo primero que hay que destacar es que, debido a que vivimos en un
mundo en el que la oscuridad de la incredulidad ha ido creciendo,
lamentablemente

hay escepticismo e incredulidad en muchas iglesias en cuanto a la


interpretación de las Escrituras. Muchos, muchísimos, ponen en duda la
veracidad y verdad de las Escrituras. El razonamiento humano y las
imaginaciones del corazón humano están socavando la inspiración de la
Palabra de Dios.1
Estas preguntas y sus respuestas tienen el propósito de afirmar nuestra confianza
en la Biblia como la Palabra de Dios revelada a la humanidad.

¿Se puede considera al pentateuco como un primer Canon?

Considerando que la palabra «canon» tiene la connotación de una vara recta (o


caña recta), y se usa en sentido figurado para destacar una regla o norma (Horn
1995), bien puede considerarse el pentateuco como una primera norma sobre la
cual analizar escritos posteriores. La mensajera del Señor llama a los escritos de
Moisés el «alfa de la historia bíblica» (White, El Deseado de todas las gentes
2007). Y por otro lado, vemos en las constantes referencias de otros autores
bíblicos a la Ley de Moisés, una clara indicación de que consideraban como
normativa la obra de este (Nichol, Comentario Bíblico Adventista t 1 1992). De
esta manera, la Torá (para nosotros el pentateuco) fue por mucho tiempo la
Escritura que podían estudiar los judíos.

¿Ya existía un Canon del Antiguo Testamento en tiempos del Señor Jesús?

La evidencia extrabíblica parece indicar que en tiempo del Señor Jesús se


aceptaban los mismos libros que nosotros consideramos como el Antiguo
Testamento. La mayoría de los libros del AT se citan en escritores judíos del s. I
a.C. como en Filón, un judío alejandrino. También es importante destacar a Flavio
Josefo (que vivió del 37 al 100 d.C.) quien reconoce los mismos libros que

1
Elena G. de White, Mensajes selectos t 1, (Pacific Press Publishing Association, 1966), 17.
nosotros conocemos canónicos (Horn 1995). Además, el mismo Señor Jesús,
luego de su resurrección, les presenta el cumplimiento de su misión como algo
predicho en todas las escrituras, y procede a numerar la división que los judíos
hacían de todo el AT: La Ley, los Profetas y los Salmos (Lucas 24:44). Y
comentando este pasaje, la sierva del Señor declara:

Al enseñar a estos discípulos, Jesús demostró la importancia del Antiguo


Testamento como testimonio de su misión. Muchos de los que profesan ser
cristianos ahora, descartan el Antiguo Testamento y aseveran que ya no
tiene utilidad. Pero tal no fue la enseñanza de Cristo… El Salvador se
revela en el Antiguo Testamento tan claramente como en el Nuevo. 2
En esta declaración hace claro que en tiempos del Señor Jesús ya tenían lo que
para nosotros es el AT.

¿Cómo hicieron los primeros cristianos para dirimir asuntos de doctrina?

El testimonio directo que encontramos en Pablo es un indicativo de cómo lo


hacían. Hablando sobre la muerte y resurrección de Cristo el apóstol declara que
eso sucedió «conforme a las Escrituras» (1 Corintios 15:3-4). En todo el Nuevo
Testamento vemos esta práctica: recurrir a las Escrituras (que para los primeros
cristianos era el AT) a fin de afirmar los asuntos doctrinales. No debemos olvidar
que en esto solo estaban siguiendo el ejemplo de Jesús. Volviendo a la historia del
camino a Emaús, la mensajera del Señor dice que «los discípulos que iban a
Emaús necesitaron ser desenredados en su interpretación de las Escrituras»… Y
luego ella agrega que «les abrió el entendimiento para que pudieran entender las
Escrituras» (White, Mensajes Selectos Tomo 1 1966).

¿Hacia qué momento de la historia ya se tenía la colección de libros (más o menos)


que componen el Canon Bíblico actual (los 66 libros)?

Al parecer ya en el siglo II d.C. diferentes Padres de la Iglesia habían


confeccionado listas con la mayoría de libros contenidos en el canon del NT
(Berzosa 2013), así que ya se podía decir que se tenían los 66 libros canónicos.
Aunque algunos autores agregaban o quitaban libros según sus apreciaciones

2
Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, (México D.F.: Gema Editores, 2007), 755.
personales. Sin embargo, lo que aceleró la necesidad de tener claridad sobre el
canon bíblico total, fue la obra de Marción. Él sostenía que había que renunciar
por completo al AT y a toda obra que lo citara (Nichol, Comentario Bíblico
Adventista t 5 1992).

¿Cuánta participación tuvieron los concilios católicos en la elaboración del Canon?

La respuesta a esta pregunta es que los concilios católicos en realidad buscaron


hacerse con el control de las Escrituras. Es decir, cuando la Reforma Protestante
estaba en auge, y mientras todavía se hablaba sobre la canonicidad de algunos
libros (como Santiago), en el concilio de Trento, la Iglesia Católica hizo su canon,
en el que incluyó los libros apócrifos (Nichol, Comentario Bíblico Adventista t 5
1992). Este hecho queda manifiesto cuando en la obra El Conflicto de los Siglos
se nos dice que «la iglesia romana reserva al clero el derecho de interpretar las
Sagradas Escrituras» (White, El Conflicto de los Siglos 2011). Así que se puede
concluir su participación en realidad era contrario al canon sagrado.

Mis tres razones personales.

Yo creo que la Biblia (los 66 libros que como protestante acepto) es la Palabra de
Dios por:

1. Su coherencia. Es decir, desde el Génesis hasta el Apocalipsis hay un hilo


conductor que muestra cómo Dios ha preservado su mensaje a pesar el
tiempo transcurrido.
2. El cumplimiento de las profecías. No existe un documento antiguo como la
Biblia en este sentido. Con el método historicista es fácil notar cómo se ha
cumplido todo aquello que la Biblia ha predicho.
3. Su singularidad. Porque no es un libro que simplemente narre historias. Es
un libro que habla sobre el interés de Dios por nosotros y nuestra salvación.
Muestra que Él ha tomado la iniciativa.
Bibliografía
Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Creencias de
los Adventistas del Séptimo Día. Florida: IADPA, 2018.

Berzosa, Alfonso Ropero. Gran diccionario enciclopédico de la Biblia. Barcelona: CLIE, 2013.

Horn, Siegfried H. Diccionario Bíblico Adventista del Séptimo Día. Buenos Aires: ACES, 1995.

Nichol, Francis D. Comentario Bíblico Adventista t 1. Argentina: ACES, 1992.

—. Comentario Bíblico Adventista t 5. Buenos Aires: ACES, 1992.

White, Elena G. de. El Conflicto de los Siglos. México D.F.: APIA, 2011.

—. El Deseado de todas las gentes. México D.F.: GEMA EDITORES, 2007.

—. Mensajes Selectos Tomo 1. Pacific Press Publishing Association, 1966.

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