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A.L.G.D.G.A.D.U.

S.F.U.

R.L.S. “LOS ANDES” LUZ DE UNIDAD Nº 57

ACERCAMIENTO A LO SAGRADO

No hubo una exclamación de disgusto, ni tan siquiera de molestia cuando me puse a escribir el
presente trabajo, me lo hube propuesto una tarde y a continuación el consabido comienzo,
nada fácil, ya que tocar este tema LO SAGRADO, me pondría llevar a dimensiones demasiado
serias y requeriría de un esfuerzo mayor para llevar a cabo una investigación y tal vez no
lograría ni tan siquiera concebir la aceptación de vosotros, mi audiencia y menos de mí mismo,
ya que soy pronto a una autoevaluación, las más veces negativa y me considero un
perfeccionista y nunca o casi nunca, estoy muy conforme con lo que pienso y luego escribo.

Basta de confidencias y manos a la obra. Creo que es menester diferenciar con toda claridad lo
sagrado de lo profano. Lo sagrado se halla en el mundo de las ideas, podríamos atrevernos a
decir del cielo; mientras que lo profano está fincado en la tierra, en lo material, osaría darle
también la concepción de lo mundano. Reconozcamos además, que el ser humano, es gregario
por naturaleza, primero al constituirse en clanes familiares, los unía la sangre, estos clanes
posiblemente ya concebían ideas religiosas a partir de la búsqueda de respuestas a lo
inexplicable como la muerte de uno de sus integrantes, y que los unía con un sentimiento de
pérdida y de ahí provienen los primeros ritos funerarios, además, buscaban la explicación de
los muchos fenómenos atmosféricos como los rayos, truenos, lluvia o falta de ella. Estos clanes
al ir creciendo en tamaño, constituyeron pueblos en casas matriarcales o patriarcales. Aquí
podemos ayudarnos con el caso de Abraham, el fundador de un pueblo al principio nómada y
semoviente, para luego establecerse en lugares mucho más favorables, con una relativa
abundancia de pasto y agua. Como tenían un ancestro común: el padre, luego vienen a
configurarse conceptos como los de patriarca, patrimonio, patria, patricio. Aun cuando seguían
siendo nómadas, no pudieron explicarse cosas raras y empiezan a idear que algo tenía que ver
con lo desconocido, posiblemente se encontraron frente a una piedra grande, un árbol
frondoso o algún animal, a los que le dieron características sobrenaturales, comienza una
especie de pseudoreligión, de manifestaciones extraordinarias, esto se convierte luego en lo
sagrado. Tenemos el caso de Stonehenge, los dólmenes y menhires y si nos animamos a dar un
paso gigantesco, nos vemos frente a nuestros antecesores: los constructores de iglesias y
catedrales, los freemacons.

Volvamos a lo específico, es fácil conseguir textos auxiliares, realizar algunos análisis y escribir
sobre el merituado tema. En los últimos siglos, XIX y XX, hemos asistido a una especie de
querella que agitó el mundo de la filosofía, la teología con el Vaticano II y la intelectualidad de
esos días. Por los años 1950 – 1970, se produjo una controversia en Alemania entre dos
autores: uno, con una línea reduccionista del mana como poder de las fuerzas elementales de
la naturaleza encarnadas en un objeto o persona; frente a una segunda propuesta seguida por
otro, Rudolf Otto, que insistía sobre el sentimiento de lo numinoso y de la experiencia
individual. Ahora, ¿qué entendemos por numinoso?, es lo relativo al numen que se manifiesta
como poder o magia. Numen es una entidad dotada de poder, misterio y fantasía, es la musa,
la inspiración.

El primero, Baetke se aproximaba a un estudio de lo sagrado considerándolo como el centro


de la comunidad religiosa, gracias al culto y a la lengua. En su opinión, es mediante la lengua
de una comunidad que determina el sentido de lo sagrado, su origen y su esencia serán
puestas en evidencia gracias a un vocabulario religioso.

Esto, debería llevarme a buscar el sentido de lo que entendemos por sagrado a lo largo del
tiempo, las diversas culturas y consecuentemente las diferentes religiones, y, por qué no las
filosofías. Todo ello viene desarrollándose con una gran carga emotiva que proviene de 1880,
cuando Nietszche nos lanza su famosa frase “Dios ha muerto”. Le siguen Hegel y también
Dostoyevsky en sus tan conocidas y famosas novelas.

En el debate actual sobre las diversas experiencias religiosas reina una gran confusión y el
origen de esta confusión responde a diferentes causas tales como: la proliferación del léxico
religioso, frecuentemente acompañada por una falta de precisión, falta de rigor en los diversos
sectores de la ciencia de las religiones, una verdadera y propia inflación en el campo de la
literatura religiosa contemporánea. No, no me estoy refiriendo a los best sellers de las novelas
como el Código da Vinci, Ángeles y demonios, Los Símbolos Sagrados, Infierno, que no son más
que ficciones, que han llevado al público a ciertas ideas y conocimiento de lo desconocido,
apoyándose incluso en ciertas novedades masónicas, que ayudaron a su mercantilización, con
la connivencia de la televisión, que con muchos de sus programas han conseguido audiencias
bastas.

Georges Dumézil nos muestra que una religión no es una acumulación de mitos, ritos y
prácticas varias. Es ante todo, un pensamiento estructurado que explica lo divino y el cosmos e
implica una Weltanschung, que es una forma de concebir el mundo y podríamos traducirla
como una cosmovisión. Además, gracias a la visión del mundo que una religión propone,
notamos la presencia de un homo religiosus, término propuesto por Elaide, posterior al homo
faber y al homo sapiens sapiens. Le adjudico esta denominación, para indicar un simple
estado, no una caracterización, ya que el sapiens puede ser al mismo tiempo religiosus, que se
sitúa en el cosmos y en la sociedad, especificando su relación con la divinidad, podemos decir
también que cada uno de nosotros lo hacemos. Nuestro pensamiento y su lugar en el mundo
desembocan en un específico comportamiento existencial. De esta manera, cada religión es un
fenómeno histórico que han vivido hombres y mujeres en un preciso contexto social, cultural,
histórico, económico y lingüístico. Creo que, cada religión se vive en un determinado momento
social y al mismo tiempo individual, ocupando un lugar espacio – temporal.

A esta discusión sobre lo sagrado, es posible acercarnos desde varios puntos de vista u
opciones: la sociológica, fenomenológica, antropológica y hermenéutica, según lo explica
Mircea Elaide, quién al término religión, después de sus investigaciones históricas y
fenomenológicas y el indispensable aspecto hermenéutico de un auténtico estudio de lo
religioso, aclara muchas relaciones.
Veamos dichas opciones, empezaremos por la sociológica: las investigaciones acerca de lo
sagrado se inician al final del siglo XIX y principios del siglo XX; los franceses fuertemente
marcados por el positivismo y del evolucionismo ven en lo sagrado una categoría conceptual.
Lo sagrado es considerado como una categoría de la conciencia colectiva. De ésta manera, en
el tótem de los pueblos primitivos, Emile Durkheim ha buscado el origen de la religión y de las
religiones. En lo sagrado ha visto una idea – fuerza en la cual están concatenados el mito y el
rito. La posición sociológica ha sido posteriormente sistematizada por Roger Callois, para quién
lo sagrado se presenta como una propiedad firme y transitoria, añadida a lo real. Se trata de
una energía misteriosa y peligrosa, difícilmente manejable, pero muy eficaz a su modo. Este
autor intenta poner en evidencia una dialéctica entre lo sagrado y lo profano: sagrado del
respeto, sagrado de la transgresión, sagrado de la dependencia, sagrado de la infracción
(pecado), sagrado de la regulación, que se alternan con todo lo profano y asegura el equilibrio
del funcionamiento del grupo social.

La opción fenomenológica intenta comprender el fenómeno específico de lo sagrado.


Söderblom está interesado en el origen psicológico del concepto de lo sagrado, y busca en la
reacción del espíritu humano a la presencia de algo que parece sorprendente en sentido
sobrenatural. Otro autor Rudolph Otto, descubre tres facetas de lo sagrado: lo sagrado como
numinoso, lo sagrado como valor y lo sagrado como categoría a priori del espíritu. Así, junto a
la revelación interior e individual de lo sagrado, existe una revelación histórica. Los profetas y
los fundadores de las religiones son intérpretes de lo sagrado, el hijo de Dios es el testigo de
ello.

La prosecución de las investigaciones fenomenológicas, permiten a Elaide mostrar que lo


sagrado se manifiesta como potencia de un orden totalmente distinto al orden de la fuerza
natural y ésta es la opción antropológica y hermenéutica. El hombre acoge lo sagrado porque
ello se manifiesta. El autor considera a esta manifestación como un elemento esencial, porque
es esto lo que permite describirlo. Para indicar el acto de la manifestación de lo sagrado
propone un término: hierofanía, que es simplemente la manifestación de lo sagrado en el
mundo. Cada hierofanía es inseparable de la experiencia religiosa. Un análisis minucioso de las
diversas hierofanías nos acerca a tres elementos presentes en las manifestaciones de lo
sagrado: 1) el objeto natural a través del cual sucede la manifestación. 2) La realidad invisible
que se manifiesta a lo que un autor denomina numinoso, lo divino y 3) El elemento de
mediación u objeto natural revestido de sacralidad. Como conclusión de este proceso nos
atrevemos a decir: lo sagrado revela al hombre un potencial trascendente que tiene su fuente
en la divinidad y a que podemos hablar de una antropología de lo sagrado y de una
hermenéutica de lo sagrado.

En los años posteriores a la segunda guerra mundial, se muestra en este lado del mundo
(occidente) una nueva discusión sobre lo sagrado. En el origen de estas discusiones se halla un
movimiento teológico, basado en los escritos hechos en la cárcel por Dietrich Bonhoeffer, un
ministro luterano alemán, gran opositor de Hitler, lo que le costó la vida; según sus ideas, la
humanidad se está encaminando hacia una época no religiosa, más dirigida hacia un
materialismo, producto del consumismo y la posmodernidad, creo que la situación se ha
ahondado en este siglo XXI. Esta neoteología se esfuerza por separar, hasta incluso
contraponer la fe y la religión. La fe es la relación con el DIOS vivo, la religión está signada por
la impronta de lo sagrado.

En forma paralela a esta controversia teológica hallamos la posición reduccionista de algunos


psicólogos de la religión, convencidos de que la “fábula de lo sagrado” ha sido fabricada por la
ciencia de las religiones al inicio del siglo XX. Esta fábula nos daría el origen de una psicología
confortable y vulgar que reduce el concepto de lo sagrado al de la necesidad. En Religion, foi,
incroyance de A. Vergotra, Bruxelles, 1983, pp. 120-132, leemos: “De modo que el rito estaría
originado en la necesidad de sacralización”. Aquí, nos adentramos en un terreno novedoso, lo
sagrado a la luz de la semántica histórica. Por semántica entiendo una parte de la lingüística
dedicada al estudio del significado de las palabras, la que junto a la fonética, la gramática y la
morfosintaxis constituyen el todo de una de las principales aproximaciones al estudio
organizado del lenguaje verbal. La semántica estudia también el modo en que los significados
cambian a lo largo del tiempo y a su vez forman otros.

Para concluir, utilizaremos las tres ideas mencionadas anteriormente, me refiero al homo
faber, al homo sapiens y al homo religiosus. Del primero conocemos todo o casi todo de lo que
él ha fabricado, inicios de una cultura, la pintura rupestre que tal vez haya constituido los
primeros santuarios, a lo que podemos agregar el uso de utensilios y armas, estamos en el
neolítico. El camino prosigue el homo faber se convierte en sapiens, el mismo que en sus
inicios y al examinar sus dibujos, inscripciones, nos damos cuenta de su comportamiento en
relación a sus muertos. La historia de las religiones se anima a constatar que este hombre ya
cree en una realidad que trasciende lo visible y fáctico, piensa ya, en un vivir después de la
muerte. Si lo comparamos con algunas culturas aún sobrevivientes y gracias a la comparación
con éstas, comprendemos al homo religiosus de aquella lejana prehistoria que hubo tenido
experiencias religiosas, en la cual interviene la creencia de un Ser Supremo. Al final de un
camino largo, este homo religiosus comienza a transmitir su pensamiento mediante signos y
símbolos que la humanidad se ha esforzado en descifrar. Pronto, tales signos se multiplican
gracias a los diversos tipos de escritura que ha inventado tales como el ideograma, alfabética,
pictográfica, cuneiforme, lineal A, lineal B, logográfica, sumeria, escritura hierática, demótica y
jeroglífica. Con ella ha consignado sus mitos, sus oraciones, plegarias, sus himnos y sus ritos en
los libros llamados sagrados como la actual Biblia, el Corán, el Talmud y la Toráh, el Popol Vhu,
los Vedas, los Upanishad, el libro de Veles, el Kitêba Jilwe, el Avesta, el Ramayana, el Cánon del
Budismo tibetano, los libros del Zen y muchos más. No he querido, intencionalmente, adentrar
mucho más sobre lo sagrado a la luz de la semántica histórica, porque tendría que analizar el
tema de lo sagrado a través de la historia, lo cual exigiría un trabajo más largo y concienzudo, y
posiblemente cansador, tanto para ustedes como para mí.

BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA

1. Baetke, Walter., “Arteigene Germanische religión und christentum”. “Wörterbuch Zur


Altnordischen Prosa literatur”, 2008.
2. Bonhoeffer, Dietrich., “Comuinidady Promesa”, Bar. 1955.
3. Callois, Roger., “El hombre y lo sagrado”, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2005.
4. Dumézil, Georges., “L’ideologie tripartite des indseuropiens” en Call “Latomus”
Bruselas, 1958. “ “La religion romaine archaique”, Payot, París, 1966
5. Elaide, Mircea., “L’homme et le sacré. Pour une clarification coceptuelle”, Revue
Théologique de Louvaine, 13, Louvain-le-Neuve, 1982.
6. Otto N.A., “La idea de lo sagrado”, 2021.
7. Söderblom, Nathan., “Christian fellowship or the united life and work of christendom”,
1920. Algo interesante: Premio Nobel de la Paz, 1930. Considerado uno de los
primeros ecumenistas, el hombre que imaginó una nueva forma de ser iglesia.

Valle de La Paz, enero de 2022 e.v.


Valle de La Paz, enero de 2022 e.v.

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