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1) la increada, pero creadora: Dios como fuente de todas las cosas; carece de
forma, es inexpresable y únicamente es cognoscible a través del ser de las cosas;
Se cree que Eríugena fue autor además de una obra en la que negaba la
presencia de Cristo en la Eucaristía. Aunque algunos de los puntos de vista de
Eríugena pueden considerarse heréticos, es respetado sin embargo por el alcance
de su obra y lo más frecuente es que se le considere como uno de los primeros
representantes del escolasticismo.
La revelación y la "ratio".
Doctrinas
Aunque los errores en los cuales Eriúgena cayó, tanto teológicos como filosóficos,
son muchos y serios, no caben dudas que él aborrece la herejía, y estaba
dispuesto a tratar a los herejes con no poca dureza (como es evidente en sus
críticas sobre Gotteschalk), y a través de su vida creyó tener una inquebrantable
lealtad como hijo de la Iglesia. Tomando como garantía la autenticidad de los
trabajos atribuidos a Dionisio el Areopagita, él consideró que las doctrinas que
descubrió en ellos no sólo eran filosóficamente ciertas, sino también teo-
lógicamente aceptables, dado que ellas acarreaban la autoridad del distinguido
ateniense, converso de San Pablo. No sospechó ni por un momento que en
aquellos escritos tuviera que lidiar con un sistema de pensamiento laxamente
articulado, en el cual las enseñanzas cristianas estaban mezcladas con los
dogmas de un sutil pero profundo panteísmo anti – Cristiano. Como comentario
debe agregarse otro punto para que podamos entender comple-tamente la actitud
de Eriúgena hacia la ortodoxia. Fue acusado por sus contemporáneos de
inclinarse demasiado hacia los griegos. Y en realidad, los Padres Griegos fueron
sus autores favoritos, especialmente Gregorio el Teólogo, y Basilio el Grande. De
los Latinos, exalta a lo más alto a San Agustín. La influencia de estos en el
temperamento del atrevido Celta fue hacia la libertad y no hacia la restricción en la
especulación teológica. Reconcilió esta libertad con el respecto a la autoridad de
la enseñanza de la Iglesia como él la entendía. De todas maneras, en el verdadero
ejercicio de esta libertad de especulación que se permitía a sí mismo, cayó en
muchos errores que son incompatibles con el cristianismo ortodoxo.
Santo Tomás de Aquino planteó que el precio justo era aquel que estaba
determinado por la estimación común de la sociedad en torno a la
utilidad que reportaban los bienes, la cual era derivada de la
subjetividad del consumidor y no de las propiedades del bien o
mercancía adquirido.
En conclusión
Erigena dice que Dios al crear, se crea, porque supone quela causa cambia al
producir sus efectos. Dios mismo es no solo el hacedor de todas las cosas, si no
que también es hecho en todas ellas. Vemos acá una problemática concepción de
la causalidad, puesto que el sujeto del cambio es siempre el efecto que depende
en el acontecer o en el ser de la causa. Es el efecto el que muta pasando de la
potencia al acto y causa. Es el efecto el que muta pasando de la potencia al acto y
permaneciendo la causa inmutable. Si la creatura proviene de Dios, entonces Dios
es causa t la creatura es efecto.