Está en la página 1de 7

El relato más grandioso de la Pascua de Resurrección que

se haya contado
Por el élder Gary E. Stevenson
Del Cuórum de los Doce Apóstoles

Miren al Libro de Mormón desde una nueva perspectiva y


consideren el profundo testimonio que da de la realidad del Cristo
resucitado.

Carta de la Primera Presidencia sobre la Pascua de Resurrección


Es probable que recuerden haber escuchado una carta de la Primera
Presidencia que se leyó en su barrio o rama hace varias semanas. Esa carta
anunciaba que el próximo domingo —el de Pascua de Resurrección— todos
los barrios y las ramas se reunirán solo para la reunión sacramental, dejando
tiempo adicional para adorar en el hogar en familia para conmemorar este día
festivo tan importante1.
La carta de la Primera Presidencia me llamó la atención y me hizo reflexionar
sobre el modo en que nuestra familia ha celebrado la Pascua a lo largo de los
años. Cuanto más pensaba en nuestras celebraciones, tanto más me hallé
preguntándome si estamos restando importancia inadvertidamente al
verdadero significado de esta festividad, tan fundamental para todos los
creyentes en Jesucristo.
1.Las tradiciones de la Navidad y de la Pascua de Resurrección
Aquellos pensamientos me llevaron a meditar en la diferencia entre la forma
en que hemos celebrado la Navidad en comparación con la Pascua. Durante el
mes de diciembre, de algún modo logramos combinar lo entretenido de los
villancicos, de los calcetines de Navidad y de los regalos con otras tradiciones
más introspectivas, tales como cuidar de los necesitados, cantar nuestros
villancicos e himnos navideños favoritos y, desde luego, abrir las Escrituras y
leer el relato de la Navidad en Lucas 2. Cada año, mientras leemos de una
Biblia grande y antigua el entrañable relato, nuestra familia hace lo que su
familia probablemente haga también: vestidos con toallas en la cabeza y sobre
los hombros, y batas para representar a José, María y a los muchos que fueron
a adorar al Niño Jesús, representamos la preciada historia navideña del
nacimiento del Salvador.
Sin embargo, nuestras celebraciones familiares de Pascua han sido algo
diferentes. Creo que nuestra familia ha dependido más de “ir a la iglesia” para
que eso nos brinde la parte significativa y centrada en Cristo de la Pascua; y
luego, como familia, nos hemos reunido para compartir otras tradiciones
relacionadas con la Pascua. Me ha encantado ver a nuestros hijos y ahora a
nuestros nietos buscar huevos de Pascua y escarbar en las cestas de Pascua.
Sin embargo, la carta de la Primera Presidencia fue un llamado de atención; no
solo nos invitaron a todos a asegurarnos de que nuestra celebración del
acontecimiento más importante que jamás haya sucedido en esta tierra —la
expiación y resurrección de Jesucristo— incluya la reverencia y el respeto que
el Señor merece, sino que también nos dieron más tiempo el domingo de
Pascua para así celebrarlo con nuestra familia y amigos.

Estas palabras del profeta José Smith añaden un contexto adicional a la


importancia de los acontecimientos relacionados con la Pascua: “Los
principios fundamentales de nuestra religión son el testimonio de los
Apóstoles y de los profetas concernientes a Jesucristo: que murió, fue
sepultado, se levantó al tercer día y ascendió a los cielos; y todas las otras
cosas que pertenecen a nuestra religión son únicamente apéndices de eso” 2.
Lesa y yo hemos analizado maneras en que nuestra familia puede mejorar
durante la época de la Pascua. Quizás todos podríamos considerar la pregunta
que nosotros nos hemos planteado: ¿Cómo logramos que la enseñanza y la
celebración de la resurrección de Jesucristo, el relato de la Pascua, tenga el
mismo equilibrio, plenitud y rica tradición religiosa que el nacimiento de
Jesucristo, el relato de la Navidad?
Al parecer, todos lo estamos intentando. Observo un esfuerzo cada vez mayor
entre los Santos de los Últimos Días por celebrar la Pascua de un modo más
centrado en Cristo; lo cual incluye un reconocimiento mayor y más
contemplativo del Domingo de Ramos y del Viernes Santo, tal como lo
practican algunas personas de otras religiones cristianas. También podríamos
adoptar las tradiciones de Pascua apropiadas y centradas en Cristo que se
hallen en las culturas y costumbres de países de todo el mundo.
N. T. Wright, erudito del Nuevo Testamento, sugirió: “Debemos dar pasos en
pos de celebrar la Pascua de Resurrección de nuevas maneras creativas: con
arte, literatura, juegos para niños, poesía, música, baile, festivales, campanas,
conciertos especiales […]. Es nuestra mayor festividad. Si quitáramos la
Navidad, en términos bíblicos, perderíamos dos capítulos al comienzo de
Mateo y Lucas, y nada más. Si quitáramos la Pascua, desaparecería el Nuevo
Testamento; no tendríamos cristianismo3.
2.La Pascua de Resurrección, la Biblia y el Libro de Mormón
Atesoramos la Biblia por todo lo que nos enseña sobre el nacimiento, el
ministerio, la crucifixión y la resurrección de Jesucristo. No hay otras dos
palabras que representen más esperanza y consecuencias eternas para toda la
humanidad que las que pronunció un ángel celestial en la mañana de Pascua
en el sepulcro del huerto: “… ha resucitado”4. Nos sentimos profundamente
agradecidos por las Escrituras del Nuevo Testamento que preservan el relato
de la Pascua de Resurrección y el ministerio del Salvador en Judea y Galilea
durante la Pascua.
Conforme Lesa y yo continuamos meditando y buscando maneras de
enriquecer nuestra celebración familiar de la Pascua para que se centrara más
en Cristo, analizamos cuál tradición de lectura de las Escrituras podríamos
proponer a nuestra familia, es decir, el equivalente de Lucas 2 de la Pascua,
por así decirlo.
Y entonces experimentamos esta epifanía celestial: además de los versículos
importantes sobre la Pascua en el Nuevo Testamento, nosotros, como Santos
de los Últimos Días, ¡estamos investidos con un don extraordinario de la
Pascua! Un don de testimonio único, otro testamento del milagro de la Pascua
de Resurrección que contiene, quizás, los pasajes más magníficos sobre la
Pascua de todo el cristianismo. Me refiero, desde luego, al Libro de Mormón
y, más específicamente, al relato de cuando Jesucristo se apareció a los
habitantes del Nuevo Mundo en Su gloria de resurrección.
El profeta José Smith describió el Libro de Mormón como “el más correcto de
todos los libros”5 y este, a partir de 3 Nefi 11, narra el magnífico relato de la
visita del Cristo resucitado a los nefitas, el ministerio de la Pascua del
Salvador. Esos pasajes de las Escrituras sobre la Pascua dan testimonio de la
resurrección del Señor Jesucristo.
En esos capítulos, Cristo llama a doce discípulos, enseña tal como enseñó en
el Sermón del Monte, anuncia que Él ha cumplido la ley de Moisés y profetiza
sobre el recogimiento de Israel en los últimos días. Sana a los enfermos y ora
por las personas de una forma tan gloriosa que “no hay lengua que pueda
hablar, ni hombre alguno que pueda escribir, ni corazón de hombre que pueda
concebir tan grandes y maravillosas cosas como las que vimos y oímos a Jesús
hablar; y nadie puede conceptuar el gozo que llenó nuestras almas cuando lo
oímos rogar por nosotros al Padre”6.

Esta Pascua, nuestra familia se va a centrar en los primeros diecisiete


versículos de 3 Nefi 11, con los que ustedes están familiarizados. Recordarán
a la gran multitud alrededor del templo, en la tierra de Abundancia, que oyó la
voz de Dios el Padre y vio a Jesucristo descender del cielo para extender la
invitación más hermosa de la Pascua:
“Levantaos y venid a mí […], para que también palpéis las marcas de los
clavos en mis manos y en mis pies, a fin de que sepáis que soy […] el Dios de
toda la tierra, y que he sido muerto por los pecados del mundo.
“Y […] los de la multitud se adelantaron […], uno por uno […], y vieron con
los ojos y palparon con las manos […], y dieron testimonio de que era él […].
“Y […] exclamaron a una voz, diciendo:
“¡Hosanna! ¡Bendito sea el nombre del Más Alto Dios! Y cayeron a los pies
de Jesús, y lo adoraron”7.
Imagínense: ¡los nefitas en el templo en verdad tocaron las manos del Señor
resucitado! Esperamos lograr que esos capítulos de 3 Nefi sean parte de
nuestra tradición de Pascua tanto como Lucas 2 lo es de nuestra tradición de
Navidad. En verdad, el Libro de Mormón narra el relato más grandioso de la
Pascua de Resurrección que se haya contado. No permitan que sea el relato
más grandioso de la Pascua que nunca se cuente.
Los invito a ver el Libro de Mormón desde una nueva perspectiva y a
considerar el profundo testimonio que da de la realidad del Cristo resucitado,
así como de la riqueza y profundidad de la doctrina de Cristo.
3.El Libro de Mormón testifica de Jesucristo
Podríamos preguntar: ¿De qué manera el leer los pasajes de las Escrituras del
Libro de Mormón en la Pascua puede bendecir nuestra vida y la de nuestros
seres queridos de manera significativa? Más de uno se habrá dado cuenta,
cada vez que leemos y estudiamos el Libro de Mormón podemos esperar
resultados extraordinarios.
Recientemente, Lesa y yo asistimos al velatorio de una querida amiga, una
mujer de fe, cuya vida se vio truncada por una enfermedad. Nos reunimos con
su familia y amigos cercanos, e intercambiamos entrañables recuerdos de
aquella hermosa alma que había enriquecido nuestra vida.
Mientras me hallaba a cierta distancia del féretro conversando con otras
personas, noté que dos niñas en edad de la Primaria se acercaban al ataúd y se
estiraban de puntillas —sus ojos apenas alcanzaban el borde— para rendir sus
últimos respetos a su amada tía. Sin nadie más cerca, Lesa se aproximó y se
agachó a su lado para ofrecerles consuelo y enseñarles; les preguntó cómo
estaban y si sabían dónde estaba su tía ahora. Aunque expresaron su tristeza,
luego aquellas preciadas hijas de Dios, con una confianza fulgurante en los
ojos, dijeron que sabían que su tía ahora era feliz y que podía estar con Jesús.
A esa tierna edad, hallaron paz en el gran plan de felicidad y, a su manera
propia de la infancia, testificaron de la profunda realidad y la sencilla belleza
de la resurrección del Salvador. Lo sabían en el corazón gracias a las
esmeradas enseñanzas de amorosos padres, familiares y líderes de la Primaria
que plantaron una semilla de fe en Jesucristo y en la vida eterna. Con una
sabiduría que excedía su edad, esas pequeñas comprendían las verdades que
nos llegan por medio del mensaje de la Pascua de Resurrección y del
ministerio del Salvador resucitado y las palabras de los profetas cual se relatan
en el Libro de Mormón.
He observado que, cuando el presidente Russell M. Nelson entrega como un
presente el Libro de Mormón a alguien que no es de nuestra fe, incluyendo a
los líderes del mundo, a menudo acude a 3 Nefi y lee sobre la aparición del
Cristo resucitado a los nefitas. Al hacerlo, el profeta viviente está, en esencia,
dando testimonio del Cristo viviente.
No podemos ser testigos de Jesucristo hasta que podamos dar testimonio de
Él. El Libro de Mormón es otro testimonio de Jesucristo pues, a lo largo de
sus sagradas páginas, un profeta tras otro testifica no solo de que Cristo
vendría, sino de que en verdad vino.
4.Gracias a Él
Tengo en la mano un ejemplar de la primera edición del Libro de Mormón; el
hacerlo siempre me conmueve. Durante gran parte de mi vida adulta, me ha
fascinado, maravillado y cautivado lo que hizo el joven José Smith para lograr
traducir y publicar este sagrado libro de Escrituras. Es asombroso contemplar
los milagros que tuvieron que ocurrir.
Sin embargo, esa no es la razón por la que el libro me conmueve. Es porque
este libro, más que cualquier otro que se haya publicado en la tierra, da
testimonio de la vida, del ministerio, de las enseñanzas, de la expiación y de la
resurrección de Jesucristo. Mis queridos hermanos y hermanas, estudiar con
regularidad este libro sobre Jesucristo les cambiará la vida; les abrirá los ojos
a nuevas posibilidades; aumentará su esperanza y los llenará de caridad; y,
sobre todo, edificará y fortalecerá su fe en Jesucristo y los bendecirá con el
conocimiento seguro de que Él y nuestro Padre los conocen, los aman y
quieren que hallen el camino de regreso a Casa, con C mayúscula.
Queridos hermanos y hermanas, ha llegado el tiempo, predicho por los
profetas de antaño, “en que el conocimiento de un Salvador se esparcirá por
toda nación, tribu, lengua y pueblo”8. Estamos viendo el cumplimiento de esa
profecía ante nuestros propios ojos, mediante el testimonio de Jesucristo que
se halla en el Libro de Mormón.
Ningún libro hace tanto por mostrar que:
 gracias a Jesucristo, todo cambió;
 gracias a Él, todo es mejor;
 gracias a Él, la vida es llevadera, en especial, los momentos dolorosos;
 gracias a Él, todo es posible.
Su visita como el Salvador resucitado, presentado por Dios el Padre, es el
mensaje más glorioso y triunfante de la Pascua. Ayudará a los miembros de
nuestra familia a obtener un testimonio personal de Jesucristo como nuestro
Salvador y Redentor, quien rompió las ligaduras de la muerte.
Concluyo con mi testimonio de la veracidad del Libro de Mormón y de
Jesucristo como el Hijo del Dios viviente. En el nombre de Jesucristo. Amén.

También podría gustarte