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CARBONeat, asadores de carne de nueva 

generación.
Historia
“Comencé a diseñar el asador en 1982”, recuerda el ingeniero en electrónica y autor del sistema de
CARBONeat. “La idea del asador nació mientras viví en Monterrey, donde asar carnes es casi un
ritual sagrado. Descubrí que había muchas dificultades para encender el carbón y mantener el fuego
vivo; siempre se necesitaba de alguien que estuviera soplando. Mi reto fue encontrar la manera de
hacer más sencilla la actividad manual, para dejar actuar a la mecánica de la combustión”.

Anticipado a la tendencia de movilidad que hoy se vive, Carlos terminó haciendo de su asador un
objeto práctico y portable, capaz de desplazarse a cualquier lugar sin esfuerzo y dándole dos
ventajas: ahorro de tiempo –tanto en el encendido de la parrilla como en el de cocción de los
alimentos– y adaptación a cualquier espacio.

De algún modo, también fue un visionario. Sin embargo, no estaba consciente de todos los
beneficios que podría dar con su creación a los consumidores y a él como emprendedor. La
invención de Carlos Ortiz se transformó en marca gracias a las destrezas de Federico casi tres
décadas después. Este joven de 35 años ya tenía experiencia como emprendedor en ecoturismo y
venta de productos por Internet.

A partir de entonces los emprendedores sólo han conocido el éxito. “Nuestra ventaja es que es un
asador apto tanto para una persona que vive en un departamento con poco espacio como para
alguien que suele irse de excursión al campo”, detalla Federico. A tan poco tiempo de haber sido
lanzado, llevan más de un centenar de unidades vendidas a través de su portal.

El caso de CARBONeat deja dos lecciones para los emprendedores. La primera, es que la creatividad
y la innovación siempre serán recompensadas. La segunda, es que una oportunidad de negocio
puede aparecer en cualquier parte si el ojo está atento y la inteligencia analítica se conjuga con la
imaginación.

Esto último fue lo que le faltó a Carlos, ya que a pesar de su creatividad asegura que en su
juventud “había menos oportunidades para emprender en el país y terminabas vendiendo tu idea a
algún corporativo”.

“Carlos y yo tenemos una misma visión: innovar a toda costa”, asegura Federico. Así, da prueba de
que en México existe una nueva generación de emprendedores. Y Carlos, de que no hay edad para
emprender.

Federico Peña Mayer, un contador público con espíritu emprendedor, decidió acompañar a su novia
Odette García a una excursión familiar en Cuernavaca a mediados de diciembre de 2008. Al viaje
también fue el abuelo de Odette, Carlos Ortiz, quien para asar la carne llevaba un artefacto que él
mismo había diseñado: una estructura de metal ligero con una parrilla en la parte superior.

La curiosidad de Federico lo llevó a probar la pieza. “Sólo tres instrucciones, además de poner el
carbón”, dijo Carlos al novio de su nieta. “Incendia bolitas de papel en la bandeja de la parte inferior,
introdúcela al asador y ciérralo de forma hermética”. El carbón se prendió en cinco minutos y duró
así por cuatro horas. Y Federico vio “la luz” con fascinación. Después estrechó la mano de Carlos y le
dijo: “Sr., soy su socio”.
El resultado de esta aventura: el asador portátil CARBONeat, que consiste en una sola pieza con
cajón integrado para recolección de cenizas, parrilla reforzada, cortes y acabados de primera calidad,
de acero inoxidable y recubierto con pintura electroestática para alargar la vida útil.

La empresa vende hoy dos asadores: uno pequeño –con parrilla de 900 cm2–, el MK Series; y otro
grande –con parrilla de 2.025 m2–, el Elite Series; y una mesa armable. Ahora está desarrollando un
tercer asador basado en la misma tecnología, pero plegable. “El tamaño será el de una laptop”,
adelanta Federico.

El proyecto arrancó con una inversión inicial de $60,000 para la creación y registro de marca,
pruebas de desempeño, página Web, estrategia de e-commerce, estudio de mercado y maquila del
primer lote. Desde 2009 la compañía comercializa sus productos por Internet y cuenta con la
patente del modelo desde 2010.

Visión y emoción
El caso de CARBONeat deja dos lecciones para los emprendedores. La primera, es que
la creatividad y la innovación siempre serán recompensadas. La segunda, es que una oportunidad de
negocio puede aparecer en cualquier parte si el ojo está atento y la inteligencia analítica se conjuga
con la imaginación.

Esto último fue lo que le faltó a Carlos, ya que a pesar de su creatividad asegura que en su juventud
“había menos oportunidades para emprender en el país y terminabas vendiendo tu idea a algún
corporativo”.

“Comencé a diseñar el asador en 1982”, recuerda el ingeniero en electrónica y autor del sistema de
CARBONeat. “La idea del asador nació mientras viví en Monterrey, donde asar carnes es casi un
ritual sagrado. Descubrí que había muchas dificultades para encender el carbón y mantener el fuego
vivo; siempre se necesitaba de alguien que estuviera soplando. Mi reto fue encontrar la manera de
hacer más sencilla la actividad manual, para dejar actuar a la mecánica de la combustión”.

Anticipado a la tendencia de movilidad que hoy se vive, Carlos terminó haciendo de su asador un
objeto práctico y portable, capaz de desplazarse a cualquier lugar sin esfuerzo y dándole dos
ventajas: ahorro de tiempo –tanto en el encendido de la parrilla como en el de cocción de los
alimentos– y adaptación a cualquier espacio.

De algún modo, también fue un visionario. Sin embargo, no estaba consciente de todos los
beneficios que podría dar con su creación a los consumidores y a él como emprendedor.

La invención de Carlos Ortiz se transformó en marca gracias a las destrezas de Federico casi tres
décadas después. Este joven de 35 años ya tenía experiencia como emprendedor en ecoturismo y
venta de productos por Internet. 

Él está consciente de las posibilidades que representa un producto innovador. “Iniciamos con un
testeo en MercadoLibre.com, y el producto comenzó a venderse”, dice Federico. “Con los primeros
clientes aprendimos cuáles eran los beneficios que ellos mismos destacaban, y a partir de ahí se
inició la campaña publicitaria online”.
Un futuro prometedor
A partir de entonces los emprendedores sólo han conocido el éxito. “Nuestra ventaja es que es un
asador apto tanto para una persona que vive en un departamento con poco espacio como para
alguien que suele irse de excursión al campo”, detalla Federico. A tan poco tiempo de haber sido
lanzado, llevan más de un centenar de unidades vendidas a través de su portal.

Además, la eficiencia de la marca en redes sociales y el modo en que ha aprovechado las ventajas
de plataformas de e-commerce le ha merecido numerosos reconocimientos. En diciembre de 2010 y
noviembre de 2011, los portales de ventas por Internet Mercado Libre y Deremate.com, de México,
les otorgaron un reconocimiento por su volumen de ventas y el potencial de su producto. Y en
noviembre de 2011, ganaron el primer lugar del concursoTu emprendimiento en un tweet, realizado
por Entrepreneur.

“Carlos y yo tenemos una misma visión: innovar a toda costa”, asegura Federico. Así, da prueba de
que en México existe una nueva generación de emprendedores. Y Carlos, de que no hay edad para
emprender.

Comparativa de rendimiento
¿CÓMO FUNCIONA CARBONEAT?
El diseño de CARBONeat toma aire frio de la parte inferior, al calentarse tendrá que
ascender de forma obligada por una zona de mayor presión, girando forma un flujo de aire
justo por el deposito del carbón. Tecnología mexicana.

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