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Evalua-
Clase Fecha Unidad Contenidos Bibliografía
ción
2 2 Activi-
Unidad 2 CICERO, N. K. y PARISE, C. dad Nº 1
Los principios M. (2021), Instituciones Entrega
constitucionales de Derecho Público, Ed.
que estructuran UNQ, Bernal, Unidad 2.
la organización y
la actuación es- GELLI, M. A. (2006), Cons-
tatal titución de la Nación Ar-
La división de po- gentina comentada y con-
deres. cordada, 3ª edición am-
El principio de le- pliada y actualizada, Co-
galidad y reserva mentario al artículo 1º
de ley. (Principios constituciona-
El principio de ra- les), pág. 13-31 y Comen-
zonabilidad. tario al artículo 28 (Prin-
Prerrogativas pú- cipio de razonabilidad),
blicas y garantías pág. 324-336.
individuales.
El federalismo. BALBÍN, C. F. (2011), Cur-
Distribución de so de Derecho Administra-
competencias en- tivo, 1ª edición, Buenos
tre los órdenes lo- Aires, La Ley, pág. 93-95
cales, municipales (“Otros principios consti-
y federal. Faculta- tucionales”).
des reservadas,
delegadas y con- RECUERDA GIRELA, M. A.
currentes. La (2015), “El principio de la
cláusula de los legalidad y las potestades
códigos. Las pro- administrativas” en TO-
vincias y la Ciudad RRES LÓPEZ, M. Asunción
de Buenos Aires. (Coord.), Conceptos para
El sistema eco- el estudio del Derecho
nómico y rentísti- Administrativo I en el
co de la Constitu- grado, 3ª edición, Ed.
ción. La ley de Tecnos, Madrid, pág. 129-
presupuesto. Im- 151.
posición y federa-
lismo. Impuestos CICERO, N. K. (2020), Qué
directos e indirec- es el Derecho Administra-
tos. Impuestos lo- tivo (Inédito).
cales y nacionales.
CICERO, N. K. (2020), Fe-
deralismo y Derecho Ad-
ministrativo (Inédito).
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Evalua-
Clase Fecha Unidad Contenidos Bibliografía
ción
CARNOTA, W. F. Y MARA-
NIELLO, P. A. (2008), Dere-
cho Constitucional, Ed. La
Ley, Buenos Aires, Parte
I, Capítulo IV (El principio
de igualdad) y Capítulo V
(El principio de reserva,
legalidad y razonabili-
dad), pág. 133-159.
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INDICE
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OBJETIVOS DE ESTA CLASE
CONCEPTOS CLAVE
● División de Poderes
● Principio de legalidad
● Principio de reserva de la ley
● Principio de razonabilidad
● Principio de igualdad
● Federalismo
● Distribución de competencias
● Presupuesto
● Recursos del Estado
● Principios tributarios
● Clasificación de los tributos
NUBE DE PALABRAS
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IIDP – CL02
a) división de poderes;
b) elección popular de los gobernantes;
c) temporalidad del ejercicio del poder, o sea, renovación periódica de los gober-
nantes;
d) publicidad de los actos del gobierno;
e) responsabilidad de los gobernantes;
f) igualdad ante la ley.
La teoría de la división de poderes fue esbozada por John Locke en su “Segundo Tratado
sobre el Gobierno Civil” de 1689 al referirse a los Poderes legislativo, ejecutivo y federati-
vo del estado. También fue formulada por Montesquieu en 1750, en “El Espíritu de las Le-
yes”.
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El propósito de esta distinción entre poderes u órganos del Estado es evitar que
una sola persona o un grupo restringido de personas se concentre excesivamente en sus
manos todos los poderes del Estado: “para que uno no pueda abusar del poder, es necesario
que, mediante la disposición de las cosas, el poder detenga al poder” (Montesquieu, 1993:
113)
Es así que suele hablarse de “frenos y contrapesos” (“checks and balances” en inglés)
en referencia a las relaciones mutuas de autoridad que permite a los Poderes controlarse
unos a otros y resistir las intromisiones recíprocas.
Por otra parte, la reforma constitucional de 1994 incorpora los llamados órganos
extrapoder, a saber: la Auditoría General de la Nación y el Defensor del Pueblo.
● La Corte Suprema ha dicho que el principio de división de los poderes debe com-
plementarse con el de equilibrio de esos mismos poderes ("Recchia de Sedrán", Fallos,
305:504).
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● La independencia funcional de estos poderes es relativa. Si un partido político do-
mina en el Poder Ejecutivo y es mayoría en ambas cámaras, la efectiva división de poderes
puede entrar seriamente en crisis (p.ej., por falta de control del Poder Legislativo en cuan-
to a los actos del presidente), máxime cuando el presidente, con acuerdo del Senado, nom-
bra a los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y el Congreso mediante el jui-
cio político, está habilitado para remover a tales magistrados, o para aumentar discrecio-
nal e ilimitadamente su número (art. 108).
Sin embargo, las funciones del Congreso no se agotan con la actividad legisferante.
En efecto, la Constitución dispone que, al margen de la función legislativa que se traduce
en la sanción de las leyes el Congreso desarrolla otras actividades que han sido englobadas
en la llamada función parlamentaria o congresual (Badeni, 2011:1345)
El bicameralismo en la República
Argentina consagra el equilibrio entre los
dos principios mencionados: el democrá- REPRESENTACIÓN LEGISLATIVA
tico y el federal. En el Congreso reside la
soberanía popular en la representación Los Diputados representan al pueblo
que ejercen los diputados, elegido en rela- de la Nación –y con ello el principio de-
ción al número de habitantes de cada dis- mocrático- y los senadores a los esta-
trito y, a la vez, una de las garantías del dos locales resguardando así, el siste-
ma federal.
federalismo en la representación igualita-
ria de los senadores.
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La Cámara de Diputados se compone de los representantes elegidos directamente
por el pueblo de las provincias, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la capital (en
caso de un futuro traslado), que se consideran a este fin como distritos electorales de un
solo Estado. La elección de los diputados es por simple pluralidad de sufragios y la dura-
ción del mandato es de 4 años. Son requisitos para poder ser electo diputado: ser argen-
tino, tener al menos 25 años y 4 años de ejercicio de la ciudadanía y ser nativo de la pro-
vincia donde es elegido o tener 2 años de residencia en ella. Actualmente hay 257 dipu-
tados.
El procedimiento para la formación y sanción de las leyes por parte del Congreso
de la Nación está establecido por los arts. 77 a 84 CN.
Los miembros del Congreso cuentan con fueros, que se encuentran contemplados
en el Régimen de Inmunidades para legisladores, funcionarios y magistrados (ley 25320, de
2000, reglamentaria del art. 70 CN).
El Poder Ejecutivo de la Nación será desempeñado por un ciudadano con el título de "Pre-
sidente de la Nación Argentina" (art. 87 CN).
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Las atribuciones del Poder Eje-
cutivo están establecidas en el art. 99 PRESIDENTE DE LA NACIÓN
CN. Entre las nuevas atribuciones del
De acuerdo al art. 99 inc. 1º CN es el jefe
Poder Ejecutivo se encuentran el dictado supremo de la Nación, jefe del gobierno y
de los decretos de necesidad y urgencia responsable político de la administración
(DNU) y las emanadas de la delegación general del país.
legislativa.
Pero sin mengua de la importancia de dicha función, las atribuciones reales del Po-
der Ejecutivo son mucho más amplias, como consecuencia de su extensión a la gestión y
administración de los asuntos públicos, a la conducción de las relaciones internacionales,
al ejercicio de funciones colegislativas y de muchas otras que no superan los límites consti-
tucionales (Badeni, 2011).
Asimismo, desde mediados del siglo XX, el ensanchamiento de las atribuciones clá-
sicamente reconocidas al órgano ejecutivo se operó en detrimento de los órganos legisla-
tivo y judicial.
La Constitución sigue aquí el modelo estadounidense, y esto importa desde el inicio una
opción política importante: erigir un poder específico, dentro de la estructura del Estado,
para asumir la función judicial (Sagüés, 2007:394).
El art. 108 CN, el Poder Judicial de la Nación está integrado por una Corte Suprema
de Justicia, y por los demás tribunales inferiores que el Congreso establezca.
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La Corte Suprema de Justicia está integrada por abogados, que cuentan con no me-
nos de ocho años de ejercicio en su profesión, y son elegidos por el Poder Ejecutivo de la
Nación, con acuerdo del Senado por dos tercios de sus miembros presentes. Tienen
inamovilidad en sus cargos y solo pueden ser removidos mediante juicio político (Del Bus-
to. 2017:105).
El Consejo, regulado por una ley especial sancionada por la mayoría absoluta de la
totalidad de los miembros de cada Cámara (ley 24937 y modificatorias), será integrado
periódicamente de modo que se procure el equilibrio entre la representación de los órga-
nos políticos resultantes de la elección popular, de los jueces de todas las instancias y de
los abogados de la matrícula federal. Será integrado, asimismo, por otras personas del ám-
bito académico y científico, en el número y la forma que indique la ley.
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nes sobre la forma en que debían actuar en los procesos judiciales (Badeni, 2011: 1891,
Tomo II).
Los fiscales y defensores emiten dictámenes que son una parte esencial de los pro-
cesos judiciales. En ellos pronuncian sus opiniones jurídicas respecto de los temas que se
están tratando a fin de que el juez interviniente los decida contando con este parecer téc-
nico.
La Auditoría General de la Nación es un órgano técnico que, con autonomía funcional, asis-
te al Poder Legislativo de la Nación en el control externo del sector público nacional en sus
aspectos patrimoniales, económicos, financieros y operativos. El presidente de este órgano
es designado a propuesta del partido político de la oposición que cuente con mayor núme-
ro de legisladores en el Congreso. Sus atribuciones están establecidas en el art. 85 CN (Del
Busto, 2017:106).
El control externo del sector público nacional en sus aspectos patrimoniales, eco-
nómicos, financieros y operativos, será una atribución propia del Poder Legislativo.
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organización, y las demás funciones que la ley le otorgue. Intervendrá necesariamente en
el trámite de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inversión de los fondos
públicos.
Regulada por la ley 24156, el art. 7º de dicha norma dispone que la Sindicatura Ge-
neral de la Nación y la Auditoria General de la Nación serán los órganos rectores de los sis-
temas de control interno y externo, respectivamente. La Auditoría se integra con siete
miembros, tres nombrados por el Senado, tres por Diputados y el séptimo por resolución
conjunta de los presidentes de las dos cámaras (arts. 122 y 123) (Sagüés, 2007:299). Su
estructura orgánica y reglas básicas de actuación se establecen por la Comisión Parlamen-
taria Mixta Revisora de Cuentas, y por las comisiones de presupuesto y hacienda de cada
cámara del Congreso (art. 116) (Sagüés, 2007:299).
• Dictar y aplicar normas de control interno, las que deberán ser coordinadas con la
Auditoría General de la Nación.
• Emitir y supervisar la aplicación, por parte de las unidades correspondientes, de
las normas de auditoría interna.
• Realizar o coordinar la realización por parte de estudios profesionales de audito-
res independientes, de auditorías financieras, de legalidad y de gestión, investiga-
ciones especiales, pericias de carácter financiero o de otro tipo, así como orientar
la evaluación de programas, proyectos y operaciones.
• Vigilar el cumplimiento de las normas contables, emanadas de la Contaduría Gene-
ral de la Nación.
• Supervisar el adecuado funcionamiento del sistema de control interno, facilitando
el desarrollo de las actividades de la Auditoría General de la Nación.
• Establecer requisitos de calidad técnica para el personal de las unidades de audito-
ría interna.
• Aprobar los planes anuales de trabajo de las unidades de auditoría interna, orien-
tar y supervisar su ejecución y resultado.
• Comprobar la puesta en práctica, por los organismos controlados, de las observa-
ciones y recomendaciones efectuadas por las unidades de auditoría interna y acor-
dadas con los respectivos responsables.
• Atender los pedidos de asesoría que le formulen el Poder Ejecutivo Nacional y las
autoridades de sus jurisdicciones y entidades en materia de control y auditoría.
• Formular directamente a los órganos comprendidos en el ámbito de su competen-
cia, recomendaciones tendientes a asegurar el adecuado cumplimiento normativo,
la correcta aplicación de las reglas de auditoría interna y de los criterios de eco-
nomía, eficiencia y eficacia.
• Poner en conocimiento del Presidente de la Nación los actos que hubiesen aca-
rreado o estime puedan acarrear significativos perjuicios para el patrimonio públi-
co.
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tución y las leyes, ante hechos, actos u omisiones de la Administración; y el control del
ejercicio de las funciones administrativas públicas.
Conforme el art. 123 CN, cada provincia dicta su propia constitución, conforme a lo
dispuesto por el Artículo 5° asegurando la autonomía municipal y reglando su alcance y
contenido en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero.
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Cabe aclarar que ciertas provincias han preexistido históricamente a la Nación
(Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, Salta, Jujuy, Tucumán, San Juan,
Mendoza, San Luis, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja). Las provincias posteriores a
1853/1860 nacieron como consecuencia de decisiones de los poderes constituidos por la
Constitución nacional (Sagüés, 2007:453), es decir que las que se agregaron con posterio-
ridad fueron anexadas en base a la potestad con la que cuenta el Congreso Nacional (art.
75 inc. 15) para crear nuevas provincias. La última provincia creada es la de Tierra del
Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur que fue territorio nacional hasta 1991.
Es importante recordar que estos preceptos son aplicables a todas las provincias
argentinas, sin distinción entre ellas, ya se trate de aquellas existentes al momento de la
sanción de la Constitución histórica (1853/1960), como de aquellas incorporadas con pos-
terioridad: “entre nosotros no existen jurídicamente provincias fundadoras y provincias nue-
vas. Todas son iguales en derechos y obligaciones” (Del Busto, 2017:106, con cita a Spota).
Las provincias dictan sus propias Constituciones que deben asegurar “su adminis-
tración de justicia, su régimen municipal y la educación primaria” (art. 5º CN). A su vez, las
Constituciones provinciales deben asegurar la autonomía municipal “reglando su alcance y
contenido en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero” (art.
123 CN). Bajo estas condiciones, el Gobierno Federal garantiza a cada provincia el goce de
su autonomía, es decir, les brinda a todas ellas la seguridad de que respetará su autonomía
e integridad territorial en la medida que éstas cumplan con los requisitos establecidos por
la Constitución.
Los gobernadores de provincia son agentes naturales del Gobierno federal para
hacer cumplir la Constitución y las leyes de la Nación (art. 128 CN). La norma conduce
también a aplicar el principio de lealtad federal: los gobernadores deben contribuir, hones-
ta y sinceramente, a la vigencia de las normas federales en el ámbito de sus provincias (Sa-
güés, 2007:454).
Si bien no es considerada como una provincia más, las potestades con las que cuen-
ta son mayores que las de un municipio.
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Al igual que estas últimas, la Ciudad posee una Constitución y legislación para regir
su derecho público y administrativo, cuenta con órganos legislativos (es unicameral y se
denomina “Legislatura”) y judiciales (su tribunal máximo es el “Tribunal Superior de Justi-
cia”) y sus autoridades son elegidas directamente por su pueblo. Aunque no se trata de
una provincia es “un nuevo sujeto de la relación federal que se añade a la dual entre el es-
tado federal y las provincias” (Bidart Campos, 2006, Cap. VIII, punto II -las provincias-).
Conforme ha expresado la Corte Suprema en una sentencia reciente, la Ciudad posee el
status de ciudad constitucional federada (CSJN, caso “GCBA c/Provincia de Córdoba”, sen-
tencia del 4 de abril de 2019).
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El principio de legalidad se complementa con el que enuncia que todo lo que no es-
tá prohibido está permitido: una vez que la ley ha regulado la conducta con lo que manda o
impide hacer, queda a favor de los individuos una esfera de libertad jurídica en la que está
permitido todo lo que no está prohibido (Bidart Campos, 2006).
Se llama zona de reserva de la ley al ámbito donde la regulación de una materia es de com-
petencia legislativa del Congreso.
De este modo, los derechos y obligaciones de los habitantes, así como las penas de
cualquier clase que sean, solo existen en virtud de decisiones legislativas, y el Poder Ejecu-
tivo no puede crearlas ni el Poder Judicial aplicarlas si falta la ley que las establezca.
De esta manera, en estos ámbitos existen núcleos centrales que operarán como lí-
mite a la reglamentación. Tanto los elementos esenciales del tributo (hecho imponible, ba-
se imponible, etc.) como del delito (descripción del tipo, elección de la pena, etc.) deben
estar contenidas en una ley formal del Congreso.
Otras materias vedadas a normas de rango inferior a la ley y, por ende, reservadas
a ella, son la electoral y el régimen de los partidos políticos, de conformidad a lo dispuesto
en el art. 99 inc. 3º CN.
El art. 14 CN establece que los derechos que ella reconoce se ejercen conforme a las leyes
que reglamenten su ejercicio. Pero al mismo tiempo, el art. 28 CN dispone que los princi-
pios, garantías y derechos reconocidos “no podrán ser alterados por las leyes que regla-
menten su ejercicio”.
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Los presupuestos de la reglamentación son que no hay derechos absolutos y que
todos los derechos quedan sujetos a las normas que los regulen. Tradicionalmente se ha
denominado poder de policía a la genérica potestad reglamentaria de los derechos perso-
nales con que cuenta el Estado. La ley regulatoria puede provocar una limitación al dere-
cho, o sea, acarrearle restricciones, pero no por ello tal restricción es inconstitucional. Lo
que la reglamentación no puede hacer es desnaturalizar el derecho en cuestión, ni desvir-
tuarlo, impedirlo o alterarlo.
Se trata de un examen que relaciona tres elementos: hechos, medios y fines del ac-
to estatal (Gordillo, 2017). El medio escogido para alcanzar un fin debe ser proporcionado
y adecuado para alcanzarlo y la situación fáctica que se invoca para dictar la norma, debe
existir y ser adecuada a los medios empleados y los fines perseguidos.
Todos los actos estatales (leyes y también reglamentos, actos administrativos, sen-
tencias) deben ser razonables y están sujetos al respectivo control que ejercen los jueces
acerca de su justicia y proporcionalidad. Por ejemplo, una sentencia que no es razonable es
arbitraria, y puede ser recurrida a través del recurso extraordinario.
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2.5. EL PRINCIPIO DE IGUALDAD
Esta norma se encuentra complementada por las disposiciones de los arts. 4º; 8º;
14; 14 bis; 15; 20; 37; 43; 75 inc. 2º; 75 inc. 19 y 75 inc. 23 de la Constitución, así como va-
rios tratados incorporados a esta y las leyes 23592 (ley antidiscriminatoria) y 27412 (Pa-
ridad de Género en Ámbitos de Representación Política), entre otras.
La igualdad no es absoluta, ni
obliga al legislador a desdeñar la diver- PRINCIPIO DE IGUALDAD
sidad de circunstancias, condiciones o
diferencias que pueden presentarse a La Nación Argentina no admite prerrogati-
consideración; lo que la regla estatuye vas de sangre, ni de nacimiento: no hay en
es la obligación de igualar a todas las ella fueros personales ni títulos de noble-
personas afectadas por una medida, za. Todos sus habitantes son iguales ante
la ley, y admisibles en los empleos sin otra
dentro de la categoría, grupo a clasifica-
condición que la idoneidad. La igualdad es
ción que les corresponda, evitando dis-
la base del impuesto y de las cargas públi-
tinciones arbitrarias u hostiles. (Carnota cas (Art. 16 CN).
y Maraniello, 2008: 134).
Algo que aparentemente puede presentarse como lesivo de la igualdad y, muy lejos
de ello, es o puede ser un tramo razonable para alcanzarla, es la llamada discriminación
“inversa”. En determinadas circunstancias que con suficiencia aprueben el test de la razo-
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nabilidad, resulta constitucional favorecer a determinadas personas de ciertos grupos so-
ciales en mayor proporción que a otras, si mediante esa “discriminación” se procura com-
pensar y equilibrar la marginación o el relegamiento desigualitarios que recaen sobre
aquellas personas que con la discriminación inversa se benefician. Se denomina precisa-
mente discriminación inversa porque tiende a superar la desigualdad discriminatoria del
sector perjudicado por el aludido relegamiento (Bidart Campos, 2006, versión digital s/p).
Si bien está lejos de existir una definición inequívoca de Derecho Administrativo, puede de-
cirse que es la rama del derecho público que estudia el ejercicio de la función administra-
tiva y la protección judicial existente contra ésta (Gordillo, 2017, V-28).
Es una rama del derecho público que tiene por objeto el estudio de la función admi-
nistrativa, los medios a través de los cuales aquella se ejerce, el control judicial de dicha fun-
ción y la tutela de los derechos de los particulares que se vinculan con los órganos que ejer-
cen función administrativa (Gordillo, 2017).
Para ello, el ordenamiento jurídico dota a los órganos que ejercen la función admi-
nistrativa de determinadas prerrogativas, que conforman un régimen exorbitante en tanto
exceden las normalmente existentes en el ámbito del derecho privado.
Sin embargo, este régimen exorbitante se compensa porque, por un lado, los órga-
nos estatales se someten a los ya estudiados principios de legalidad, de razonabilidad y de
igualdad y, por el otro, porque el ordenamiento jurídico otorga a los particulares un con-
junto de garantías sustantivas y procedimentales (el derecho a una decisión fundada, el
derecho a cuestionar las decisiones de los órganos administrativos, el derecho a participar
en los procesos de adopción de determinadas reglamentaciones, etc.)
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Otra característica inherente al derecho administrativo, que se suma a la anterior-
mente mencionada faceta de garantía, es la de tratarse de un derecho servicial. Es que si la
persona humana es el origen y fin del Estado, con derechos inherentes a su personalidad
que aquel reconoce y cuyo ordenamiento jurídico protege, “la administración, como rodaje
del Estado, debe servir al público; por y para ello posee “poderes-función” que el ordena-
miento le fija” (Rotondo, 2015).
2.7. EL FEDERALISMO
Algunas de estas competencias son exclusivas de uno u otro centro de poder (Esta-
do nacional y Estados locales), pero otras son concurrentes, es decir compartidas entre
ambos. La Constitución Nacional ha diseñado un esquema de reparto de competencias, de
forma tal que los diversos órdenes de gobierno que coexisten puedan actuar armónica-
mente sin anularse entre sí.
Los poderes de las provincias son originarios e indefinidos, ya que aquellas, históri-
camente preexistentes al Estado federal, son las que delegaron en el poder central, a tra-
vés de la Constitución Nacional, atribuciones determinadas y acotadas. Por eso las provin-
cias son autónomas y conservan todo el poder no delegado (art. 121 CN).
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Justamente por ser indefinidos, los poderes de las provincias no se detallan en la
Constitución, salvo en lo que hace a la dimensión económica y política de las autonomías
provinciales.
De este modo, tanto la nación como las provincias poseen potestades reservadas y
exclusivas, y otras en cambio, son concurrentes o compartidas. Esto significa que la nación,
las provincias y Ciudad de Buenos Aires solo pueden legislar en sus respectivos ámbitos de
competencias, pues la nación no puede regular lo que es de competencia de las provincias,
ni ellas lo que resulte potestad de esta última.
No obstante, existe un amplio campo común, que es el de las materias que resultan
captadas por las facultades concurrentes (por ejemplo, el derecho del consumidor, el am-
biente, etc.), que son regulables tanto por la nación como las provincias y la Ciudad de
Buenos Aires, obviamente, dentro de sus respectivas jurisdicciones.
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7) prohibidas al Estado federal;
8) prohibidas a las provincias; y
9) prohibidas a ambos.
En una rápida enumeración, por supuesto no taxativa, puede decirse que son facul-
tades exclusivas de las provincias y la Ciudad de Buenos Aires (es decir, conservadas y no
delegadas al Gobierno nacional) las siguientes:
Por su parte, y como corolario de lo anterior, el art. 126 CN dispone que las provin-
cias no ejercen los poderes delegados a la nación, poderes que por ende son exclusivos de la
nación y definidos y expresos (art. 75, 99, 116 y 117).
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Como derivación de la forma de Estado federal que consagra la Constitu-
ción Nacional, el derecho público –y el derecho administrativo como deriva-
do de aquél– es de carácter local. Ello quiere decir que tanto la nación, co-
mo las provincias y la Ciudad de Buenos Aires legislan sobre materias admi-
nistrativas, pero cada una en sus respectivos ámbitos. Es así entonces que,
cada jurisdicción cuenta con su propia ley de procedimientos administrati-
vos, de expropiaciones, de empleo público, etc., que regirá en su ámbito te-
rritorial específico.
El art. 75 inc. 12 CN establece que corresponde al Congreso dictar los Códigos Civil, Co-
mercial, Penal, de Minería, y del Trabajo y Seguridad Social, en cuerpos unificados o sepa-
rados, sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su aplica-
ción a los tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las personas cayeren
bajo sus respectivas jurisdicciones; y especialmente leyes generales para toda la nación
sobre naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de nacionalidad natural y
por opción en beneficio de la argentina, así como sobre bancarrotas, sobre falsificación de
la moneda corriente y documentos públicos del Estado, y las que requiera el estableci-
miento del juicio por jurados.
Explica Gelli (2011) que esa norma delimita un doble orden de competencias:
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2.7.4. LAS PROVINCIAS Y LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
Las provincias, en tanto son entidades preexistentes, han acordado crear la nación dele-
gándole atribuciones expresas y reteniendo todo el poder no delegado (art. 121 CN).
Más adelante, afirma que todo gobierno debe contar con medios de existencia, para
lo cual proponía la formación de un “tesoro nacional”.
En efecto, de acuerdo con Alberdi, el tesoro y el gobierno son dos hechos correlati-
vos que se suponen mutuamente. De allí que el país que no puede costear su gobierno no
puede existir como nación independiente, porque no es más el gobierno que el ejercicio de
su soberanía por sí mismo. No poder costear su gobierno, es exactamente no tener medios
de ejercer su soberanía; es decir, no poder existir.
Así las cosas, en cuanto a los medios para costearlo y sostenerlo, la Constitución
dispone en su art. 4º:
El gobierno federal provee a los gastos de la Nación con los fondos del Tesoro
nacional, formado del producto de derechos de importación y de exportación de
las aduanas, del de la renta o locación de tierras de propiedad nacional, de la ren-
ta de correos, de las demás contribuciones que equitativa y proporcionalmente a
su población imponga el Congreso federal y de los empréstitos y operaciones de
créditos que decrete el mismo Congreso para urgencias de la Nación o para em-
presas de utilidad nacional.
Esta norma se complementa con otras que contemplan recursos exclusivos de la na-
ción (por ejemplo, el producto de las aduanas, de la renta de correos, de los derechos de
tonelaje, de la amonedación (arts. 9º, 10º, 11 y 126) y recursos exclusivos de las provincias,
que se forman con todos aquellos que son propios y no han sido delegados a la nación (art.
121 CN: “Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitución al Go-
bierno federal, y el que expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo
de su incorporación”).
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ciones (algunas introducidas por la reforma de 1994), de la cual el art. 75, con varios de
sus incisos, es el más destacable.
Aun cuando el art. 123 CN establece la autonomía municipal, esta no puede ser
asimilada a la autonomía plena de la que solo gozan la nación y las provincias. Esto se debe
a que la existencia de un nivel municipal y el alcance de sus facultades queda librada a la
decisión de los gobiernos provinciales, según lo establece el art. 5º (Rocha y Kusnir, 2004).
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[Aunque esto] no necesariamente es inconstitucional (lo sería cuando por su
conducto se viola alguna garantía constitucional o cuando implica una extralimi-
tación de la competencia territorial del poder que sancionó determinado grava-
men), este fenómeno es perjudicial porque significa multiplicidad administrativa,
recaudación onerosa, fomento de la burocracia, inconvenientes y molestias al
contribuyente. Además, la doble imposición interna puede aumentar peligrosa-
mente la presión fiscal (Villegas, 2001: 214).
Para realizar sus fines, el Estado necesita efectuar gastos y obtener recursos. Ello implica
manejar importantes cantidades de dinero, que, por un principio ineludible de orden, de-
ben ser calculadas y autorizadas de antemano.
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las finanzas del Estado. Estos son los de unidad, universalidad, especialidad, no afectación
de recurso, equilibrio presupuestario, procedencia, anualidad y transparencia.
De acuerdo con lo que indica Dino Jarach (2003), deben considerarse como principios de
la imposición aquellos postulados que se asumen como limitadores u orientadores de las
decisiones estatales en cuanto a la adopción de determinados impuestos.
Entre los postulados por distintos autores, Jarach cita los principios de Fritz Neumark,
que son presentados en grupos, según la siguiente enumeración:
PRINCIPIO ENUMERACIÓN
Primer grupo 1º generalidad; 2º igualdad; 3º capacidad de pago o capaci-
Fines político-sociales dad contributiva; 4º redistribución.
Segundo grupo 5º evitar el dirigismo; 6º minimizar la intervención tributa-
Fines políticos-económicos ria en la esfera privada y en la libre disponibilidad econó-
mica; 7º evitar distorsiones en la competencia y favorecer-
la; 8º eficiencia en la provisión de recursos; 9º capacidad de
adaptación o incrementación de los ingresos necesarios;
10º flexibilidad activa, o sea, que posibilite la acción política
coyuntural; 11º flexibilidad pasiva, o sea, la conocida tam-
bién como flexibilidad automática (built-inflexibility); 12º
favorecer el desarrollo
Tercer grupo 13º congruencia y sistematización; 14º transparencia (cla-
Fines técnico-tributarios ridad de las normas); 15º factibilidad; 16º continuidad; 17º
economicidad; 18º comodidad.
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2. La Constitución Nacional contiene los derechos individuales de las personas, en
cuya salvaguarda dicta normas referidas también a la materia tributaria.
Este principio apunta a resolver si los medios elegidos son o no proporcionales con los fi-
nes del tributo y, en consecuencia, si es o no admisible la restricción de los derechos indi-
viduales afectados.
Para hacer frente a las erogaciones públicas, los Estados tienen que extraer recursos de la
economía.
Los tributos son recursos que el Estado establece coactivamente para poder finan-
ciar la provisión de bienes públicos que realiza a través del presupuesto público.
La definición anterior permite establecer la diferencia entre estos y los precios (Ro-
cha y Kusnir, 2004). Mientras que los primeros se obtienen a través de mecanismos coac-
tivos, los segundos son los montos pagados en forma voluntaria por los consumidores co-
mo contraprestación por la recepción de bienes privados provistos a través del mercado.
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En este último caso, los precios
brindan una señal acerca de la valuación TRIBUTOS
que los individuos realizan de los bienes
que desean consumir. Los tributos son recursos que el Estado
establece coactivamente para poder fi-
Dicho de otra manera, represen- nanciar la provisión de bienes públicos que
tan la disposición a pagar por esos bie- realiza a través del presupuesto público.
nes.
Los tributos han sido objeto de diferentes clasificaciones. Se verán las más usuales.
La clasificación más aceptada por la doctrina y el derecho positivo es que los tributos se
dividen en impuestos, tasas y contribuciones especiales. Todas ellas son especies que for-
man parte del género “tributo”.
TRIBUTO DESCRIPCIÓN
Impuestos No se puede apreciar una vinculación entre lo abonado por el contribu-
yente y el destino que el Estado les dará a estos recursos. En la ley anual
que aprueba el presupuesto, se consigna en el rubro Rentas Generales.
La prestación exigida al obligado es independiente de toda la actividad
estatal relativa a él.
Tasas Para su creación, debe existir una relación directa entre el servicio que
les prestará el Estado a los contribuyentes y lo que se les exige que abo-
nen. Por ejemplo, la tasa municipal de alumbrado, barrido y limpieza de
las calles en un municipio.
Contribuciones La creación de este tributo debe redundar en un beneficio derivado de la
actividad estatal y este beneficio es solo para un grupo de personas de-
terminadas. Por ejemplo, una contribución especial que imponga la mu-
nicipalidad para pavimentar calles de un barrio. Esta contribución estará
a cargo de las personas que residan en las calles a mejorar, ya que ellas
son las verdaderas beneficiarias de la prestación.
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Elementos y clasificación de los impuestos
Los impuestos cuentan con distintos elementos que componen su estructura. Estos son
(Rocha y Kusnir, 2004):
Materia imponible: es el elemento elegido por el legislador para determinar el impacto del
impuesto (bienes, factores, valor agregado, remuneraciones, etc.). De hecho, el nombre del
impuesto refleja habitualmente el nombre de la materia imponible.
• Hecho generador: es el hecho que da origen a la obligación fiscal (consumo, pro-
ducción, tenencia de bienes).
• Unidad contribuyente (contribuyente de jure): es quien debe pagar la obligación
fiscal, es decir, el responsable legal (consumidor, productor, etc.).
• Monto del impuesto: para poder determinar el monto del impuesto, es necesario
primeramente fijar la base imponible (valor sobre el que se aplicará el impuesto) y
las alícuotas (pesos por unidad o porcentaje del valor de la base imponible).
Los impuestos son susceptibles, a su vez, de clasificación según distintos criterios (técni-
cos, económicos, jurídicos, según su origen nacional o provincial, etc.).
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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MATERIAL ADICIONAL
Nº Material – Descripción MA
01
02
03
04
Nº Actividad
01 Actividad nº 1 – OBLIGATORIA. Quienes no cumplan con la actividad, no podrán pre-
sentarse al TP Nº 1 y por ende, quedarán fuera del curso.
02 Leer la Unidad 2 (como mínimo) de la Carpeta de Trabajo.
03 Realizar las actividades indicadas en la Unidad 2 de la Carpeta de Trabajo.
04 Vea el material multimedia que se presenta tanto en la Carpeta de Trabajo como junto
con la clase. ¿Qué destaca y qué dudas le plantea?
05 RESPECTO DEL MA03
- Según su lectura, ¿cómo se desarrolla la argumentación? Dar las razones que el au-
tor utiliza para sustentar la(s) tesis que propone y analizar la forma cómo las organi-
za.
- Cómo representaría la estructura del texto? Sintetizar el texto utilizando un modelo
de esquematización en donde se vean las partes en que está dividido el texto y la ma-
nera de hilarlas, y dibujar un esquema que represente.
- ¿Qué no entendió del texto? Exponer los aspectos del texto que no comprendió o se
le dificultó entender, y explicitar qué 'información' o procesos se requieren para hacer
una mejor lectura.
Realizar al menos diez preguntas sobre el texto analizado.
06 Cuestionario de Prueba (on line): este cuestionario no tiene calificación, sirve para
familiarizarse con el instrumento y ajustar configuraciones y no necesita preparación
alguna.
DESPEDIDA
Les recomiendo leer detenidamente las bibliografías indicadas y realizar las activi-
dades. Tengan en cuenta que pueden plantear cualquier duda que tengan, ya sea en el es-
pacio de debate o mediante un mensaje a mi cuenta personal. ¡No teman preguntar!
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