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Figure 1: David Hockney.........................................................................................

Figure 2:Realidad o ficciòn......................................................................................3

Figure 3: Iglesia antigua..........................................................................................4


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HISTORIA

Una imagen puede ser definida de múltiples formas: como figura, representación,
semejanza y apariencia de algo, como reproducción de una figura de un objeto o pintura.
La imagen es una recreación de la realidad a través de elementos imaginarios fundados
en una intuición o visión de un artista que debe ser descifrada. También podemos definirla
como aquella representación materializada en papel y ejecutada por un aparato que es
capaz de atrapar la luz ambiental.

Por lo tanto, el significado de imagen es algo que está muy abierto, no como
representación pero si como interpretación. David Hockney (1937) uno de los artistas
contemporáneos mejor conocidos por el público y más aclamados por la crítica y Martin
Gayford crítico de arte de The Spectator y autor de reconocidas obras sobre Van Gogh,
Constable y Miguel Ángel. Han unido su conocimiento y su forma de entender el arte y las
imágenes que lo componen en una descomunal y magnífica obra de arte en forma de libro
con: Una historia de las imágenes (Siruela). Un libro elocuente, inteligente y sobre todo
con mucho arte. En el que estas dos máximas figuras del sector artístico dan a conocer
en dos voces lo que significa el arte y sus imágenes.

Figure 1: David Hockney

En el libro, cuentan la historia y su evolución de la creación de imágenes a través


de los ojos de alguien que las crea y de los de un escritor fascinado con cómo eran. A
través de un colosal, panorámico y mítico recorrido por la historia del arte, la conversación
llevada a cabo en el libro por los dos autores muestra un magnífica representación
heredada de toda tradición de representación visual, de elementos que autentifican
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aquello que vemos, medidos por unos valores culturales y artísticos como la verdad, la
memoria y la identidad de una época.
Cuentan Hockney y Gayford que toda imagen está sometida a interpretaciones,
estudios y aclaraciones, ya que desde que se tiene conocimiento y conciencia de su
existencia ha sido un claro exponente de representación de una realidad determinada.
Toda imagen es el relato de una mirada sobre algo. La imagen es muy antigua más que el
lenguaje. Es un testimonio que funciona desde la antigüedad y por lo tanto tiene unas
reglas, presentando una perspectiva personal de la realidad.
La historia de las imágenes supera los límites habituales entre las culturas mayor y
menor, las imágenes en movimiento (cine) y las fijas (fotografía), incluso las buenas y las
malas, todas se nutren y se influencian constantemente. El mensaje de la imagen es la
propia imagen, una experiencia que puede ser entendida como emoción intensa y
refinada. Pero ¿qué muestran las imágenes? ¿Realidad o ficción? ¿Verdad o mentira? Lo
bidimensional es la esencia de la imagen, que trata de representar tres
dimensiones. Todas las imágenes están hechas desde un punto muy particular. Todo
texto es ficción en alguna medida, ¿cómo no? Lo mismo sucede con las imágenes.
Ninguna de ellas representa sin más la realidad, buscan plasmar un espacio, un tiempo,
una ideología, un hecho.

Figure 2:Realidad o ficciòn

Son las imágenes las que nos hacen veer las cosas. Las necesitamos, son
necesarias en nuestra imaginación, pero antes hay que tener algo puesto sobre una
superficie. Las imágenes llevan no menos de 30.000 años ayudándonos a ver. Pueden
ser una especie de espectáculo, un alarde de habilidad. Crear imagen de algo le añade
importancia a lo representado. Porque el lenguaje a través del que se expresan como
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puede ser la pintura, el cine, la fotografía busca una emoción enormemente intensa y
refinada, porque el lenguaje del arte es emoción, pero no la emoción en estado bruto tal
como la experimentamos en la vida, sino otro tipo de emoción: la emoción estética, que
está hecha en igual medida de intelecto, ingenio, imaginación, misterio, placer y
compasión.
El principal motivo por el que las imágenes – y otras cosas- sobreviven es que le
gustan a alguien. Hay imágenes realmente memorables, pero no sabemos qué las
convierte en tales. Si lo supieramos, habría muchísimas más. Toda creación de imágenes
se basa en nuestra capacidad de ver algo como otra cosa. Y al trazo ¿qué convierte un
trazo en algo interesante? El movimiento. Las líneas tienen su velocidad y se ve, sea muy
rápida o muy lenta. Por eso nos atraen los dibujos que muestran sus trazos y los que no
lo muestran no son atractivos. Necesitamos el trazo.

Todas las imágenes son máquinas del tiempo de una u otra forma; es decir,
condensan la apariencia de algo -una persona, una escena, una secuencia- y la
preservan. Hacerlas lleva un cierto tiempo, y también lo lleva el observarlas, lo cual varía
de un segundo a toda la vida. Son memoria de una época determinada que servirá y sirve
para el estudio y profundización en aquellos costumbres pasadas o actuales en las que se
desarrolla la vivencia y creencia de las personas que se componen de ese contexto
histórico.

Figure 3: Iglesia antigua

En la actualidad estamos rodeados y bombardeados por imágenes. Ahora todo es


imagen y más con los últimos dispositivos tecnológicos todo es susceptible de ser captado
e inmortalizado. Por lo tanto las imágenes pueden hacernos ver cosas que podríamos no
percibir sin ellas. Seguimos viviendo una época en que a través de esa creación
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innumerable de imágenes que no dicen ser arte, sino la realidad; sin embargo, el
concepto de “realidad” es escurridizo, porque no es externo a nosotros. Aprendemos
sobre el mundo viendo imágenes, pero de un tipo concreto: proyecciones ópticas que nos
ofrecen “ideas de cosas externas”, es decir, representan la realidad.

En definitiva, Una historia de las imágenes, es una antología monumental de la


historia del arte, en una edición cuidada tal cual como si fuera catálogo de una gran
exposición, tiene el valor añadido de la perspectiva de un artista contemporáneo que
forma parte de ella sacando el máximo partido de sus reflexiones junto al crítico refutado.
Un recorrido enriquecedor que nos lleva desde aquellos artistas que utilizaron las
imágenes conseguidas con la habitación oscura en la que proyectaban sus
composiciones, generando retratos casi hiperrealistas pasando por la interpretación y el
estudio del arte, hasta pasar por la creación definitiva de la fotografía y el cine. Una obra
que está en lo didáctico casi a la altura de la Historia del Arte de E.H. Gombrich; de una
gran excelencia secuencial indudable que caracteriza una variedad difícil de definir por la
unidad que sostiene. El libro hace de voz verdadera de un centro conformador en el que
el arte es el eje principal y en su órbita se encuentran la fotografía y el cine y/o toda
creación visual. Un libro que ayudará a entender mucho mejor el arte y todo aquello que
ha surgido a través del arte.

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