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Las tres fórmulas: I, D... D'; II, P... P, y III, M'... M’ se distinguen en lo siguiente:
en la fórmula II (... P) la renovación del proceso, el proceso de reproducción, se expresa
de un modo real, mientras que en la fórmula I sólo se expresa como posibilidad. Pero
ambas se distinguen de la forma II en que el valor–capital desembolsado –ya sea en dinero
o en forma de los elementos materiales de producción– constituye el punto de partida y
también, por tanto, el punto de retorno. En D... D' el retorno es D' = D + d. Si el proceso
se renueva en la misma escala, D vuelve a servir de punto de partida y d no se incorpora a
él, sino que indica solamente que D se ha valorizado como capital, engendrando, por
tanto, una plusvalía, pero eliminándola después de engendrarla. En la fórmula P... P, el
valor–capital desembolsado en forma de elementos de producción, P, constituye asimismo
el punto de partida. Esta fórmula implica su valorización. Si el proceso es de reproducción
simple, el mismo valor capital renueva su proceso en la misma forma, P. Si es de
acumulación, el nuevo proceso se inicia con P' (que en cuanto a su magnitud de valor = D'
= M') como un valor capital incrementado. Pero vuelve a iniciarse con el valor capital
desembolsado en su forma inicial, aunque sea con un valor capital mayor que antes.
En este párrafo el autor hace un resumen sobre las tres fórmulas en las cuales se
presenta el proceso de generación de valor adicional, es decir, el cómo se produce la
valoración, iniciando ya sea por la producción, el dinero o la mercancía, señalando una vez
más que siempre se retorna hacia donde se ha iniciado el ciclo, pero con la respectiva
valorización dispuesto a iniciar nuevamente el ciclo.
Una parte de los medios de trabajo, incluyendo en ella las condiciones generales de
trabajo, se incorpora y adhiere unas veces localmente, al entrar como medio de trabajo en
el proceso de producción o al ponerse en acción para realizar la función productiva, como
ocurre, por ejemplo, con las máquinas. Otras veces, se produce de antemano bajo esta
forma vinculada localmente, como sucede, v. gr., con las mejoras de la tierra, los edificios
fabriles, los altos hornos, los canales, los ferrocarriles, etc. La vinculación constante del
medio de trabajo al proceso de producción dentro del cual debe actuar se halla
condicionado aquí, al mismo tiempo, por su modalidad material. Y, por otra parte, puede
ocurrir que un medio de trabajo cambie físicamente de lugar a cada paso y, sin embargo,
se encuentre constantemente dentro del proceso de producción, que es el caso de las
locomotoras, los barcos, el ganado de labor, etc.
A mi modo de ver este párrafo es importante porque señala y aclara los elementos
útiles y que forman parte del denominado capital fijo reconociéndolos como medio de
trabajo capaz de sufrir modificaciones pero sin esto afectar su función en el proceso de
producción.