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CAPÍTULO V. TIEMPO DE CIRCULACIÓ

El tiempo total que tarda el K en describir un ciclo equivale a la Σ del tiempo de producción
más el tiempo de circulación.

El tiempo de producción de los medios de producción, significa el tiempo en que


éstos participan en el proceso de producción de una mercancía y abarca:
1º el tiempo durante el cual funcionan como medios de producción.
2º el tiempo de las pausas durante las cuales se interrumpe el proceso de producción.
3º el tiempo durante el cual no se encuentran incorporados directamente al proceso de
producción.
Por ejemplo, en la producción de productos como el vino, el objeto de trabajo queda
expuesto a procesos en donde el trabajo para nada interviene, pero la acción de los medios de
producción sigue ejerciéndose. En estos casos, el tiempo de producción es siempre mayor que
el tiempo de trabajo y el capital productivo se halla de modo latente, funcionando en el
proceso de producción sin hallarse en el proceso de trabajo o en sentido contrario (que se
halle latente sin funcionar en el proceso mismo de la producción v. gr. Edificios, materias
primas y auxiliares de almacén, etc.).

Estas partes del capital latente disponible, que existen como condición para el proceso
de producción y que están presentes en los intervalos en que el capital productivo no
funciona, no producen valor ni plusvalía. De aquí la tendencia a que la jornada de trabajo se
extienda durante la noche porque el valor de los aparatos, instrumentos, las materias primas,
etcétera sólo es transferido al valor del producto, en proporción al tiempo durante el cual
funcionan. En consecuencia, el almacenaje, la vigilancia, los entorpecimientos de la
producción o las crisis representan pérdidas, añaden un costo o valor sin entrar en la
formación material del producto. El trabajo trasfiere siempre el valor de los medios de
producción al producto, a condición de que los consuma de un modo eficaz; y para estos
efectos, lo mismo da el que el trabajo sea continuo o sólo necesite darle impulso al proceso.
(cfr. p. 110).

Cualquiera que sea la razón por la que el tiempo de duración del proceso de
producción sea más largo respecto del tiempo que dure el proceso de trabajo para un mismo
bien, es evidente que cuanto más coincidan dichos tiempos, mayores serán la productividad y
la valorización de un determinado K productivo. De aquí la tendencia de la producción
capitalista a acortar lo más posible el exceso del tiempo de producción según el tiempo de
trabajo.

El tiempo de producción es por tanto, el tiempo durante el cual los elementos del K
producen valores de uso y el K se valoriza a sí mismo, funcionando siempre como K

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Ibidem, cap. V, pp. 108-114.

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productivo, aunque en una parte de ese tiempo permanezca latente o produzca sin valorizarse
(cfr. p.110)

Dentro de la esfera de la circulación, el K reviste las formas de K-M y K-D. Mientras


circula el capital, éste no funciona como capital productivo ni produce MM ni plusvalía. Así
que, cuanto más tiempo permanezcan las partes proporcionales del K, en la esfera de la
circulación, menor será la parte del K que funcione en la esfera de la producción.

Como el tiempo de circulación y el tiempo de producción se excluyen mutuamente,


esto hace que el tiempo de circulación limite el tiempo en que se produce valor y plusvalía; y
lo limita, en proporción a lo que dura el tiempo de circulación.

Así que, cuando en apariencia, la acción de un mayor tiempo de circulación hace que
aumenten los precios, favoreciendo a las ganancias o por el hecho de que sea en la circulación
donde se realice el valor y la plusvalía, hace que se crea que la acumulación es resultado del
tiempo de circulación (pp. 111 y 112)

Dentro de la circulación el K recorre, las 2 fases contrapuestas M-D y D-M y el


tiempo que se requiere para la circulación comprende el tiempo que se requiere para convertir
M en D y el tiempo necesario para transformar D en M.

Como la fase de venta representa la parte más difícil para la realización de la plusvalía,
esta parte de la circulación absorbe la mayor parte del tiempo de circulación; pero al mismo
tiempo, traza límites al funcionamiento del K. Las MM son perecederas y si no se venden al
cabo de cierto tiempo, se deterioran y pierden junto con su valor de uso la facultad de ser
valores de cambio.

El límite absoluto que traza al tiempo de circulación del K mercancías es el deterioro


de la materialidad corpórea de las MM. Por tanto, es el periodo máximo que el K-M puede
recorrer en cuanto tal. Así que, cuanto más perecedera sea una M, más reducida será su esfera
territorial de circulación y mayor el carácter local de su mercado de venta.

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CAPÍTULO VI GASTOS DE CIRCULACIÓ

Bajo el supuesto de que las MM se venden a su valor, la circulación de MM -en manos del
capitalista- se limita a cambiarle al valor de forma; y, aunque, el tiempo empleado en la
compra y en la venta no produzca valor ni plusvalía, la ejecución de estas operaciones implica
incurrir en un costo necesario -en dinero y en tiempo- que es inevitable, para transferir el
valor de una forma a otra o que se requiere al darse el tránsito desde la forma M a la forma D.
y viceversa.

2
Ibidem, cap. V, pp. 115-135.

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Por tanto, la parte del K que se sustrae del proceso de producción y que figura entre
los gastos necesarios para la realización de las MM, se denomina gastos de circulación.
Los gastos de circulación están constituidos por: 1) los gastos netos de circulación; 2) los
gastos de conservación; y, 3) los gastos de transporte. Algunos de estos gastos tienden a
encarecer en la medida de su crecimiento el precio de venta del producto. En esta categoría se
hallan los gastos netos de circulación que se derivan del simple cambio de forma de valor
(M’-D’).
Los gastos netos de circulación están constituidos por: a) los gastos en que se incurre
en el tiempo de compra y de venta; b) los gastos derivados de la contabilidad; c) los gastos de
reposición derivados del desgaste del dinero. En conjunto, este tipo de gastos, aunque no
agregan valor nuevo a las MM, puede encarecer a la M sin añadirle nada a su valor de uso;
pese a ello, pueden ser o son fuente de enriquecimiento para el capitalista individual.

Por su parte, los gastos de conservación como el almacenamiento, aunque tampoco


acrecientan el valor de uso, limitan la disminución de éste o su pérdida total, haciendo que el
valor de uso se conserve. Las condiciones del desarrollo de la producción capitalista hacen
que aumente o disminuya el tiempo de almacenamiento; de modo que, para que la producción
no se detenga, se hace necesario contar con determinadas existencias, al menos que se
multipliquen las fuentes de suministro en el mercado (cfr. p.p.126-127).

Así que los gastos que origina la conservación de las MM producidas, figuran en las
contingencias del K y, aunque representan en realidad pérdidas de valor éstas,-brotan
simplemente de la necesidad de convertir las MM en D-.

Los gastos de almacenamiento consisten: 1) en una disminución cuantitativa de la


masa de productos (v. gr. si es harina); 2) el deterioro de la calidad, causado por el mismo
almacenamiento; 3) el trabajo materializado y vivo que se requiere para conservar las MM
almacenadas.

Gastos de transporte

La ley general es que todos los gastos de circulación que responden simplemente a un
cambio de forma de la M, no añaden a ésta ningún valor. Son simples gastos destinados a la
realización del valor.

En cambio, el K-D invertido en el desplazamiento de lugar, de un sitio a otro, de los


productos sí añade valor a los productos, unas veces mediante la transferencia de valor de los
medios de transporte y otras mediante la adición del valor del trabajo que el transporte
determina. Esta última adición de valor se descompone en 2 partes: una que repone los
salarios y otra que produce la plusvalía (pp.132-133).

La magnitud absoluta del valor que el trasporte añade a las MM se halla, en razón
inversa a la productividad y en razón directa a las distancias que hay que recorrer.

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