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El tiempo total que tarda el K en describir un ciclo equivale a la Σ del tiempo de producción
más el tiempo de circulación.
Estas partes del capital latente disponible, que existen como condición para el proceso
de producción y que están presentes en los intervalos en que el capital productivo no
funciona, no producen valor ni plusvalía. De aquí la tendencia a que la jornada de trabajo se
extienda durante la noche porque el valor de los aparatos, instrumentos, las materias primas,
etcétera sólo es transferido al valor del producto, en proporción al tiempo durante el cual
funcionan. En consecuencia, el almacenaje, la vigilancia, los entorpecimientos de la
producción o las crisis representan pérdidas, añaden un costo o valor sin entrar en la
formación material del producto. El trabajo trasfiere siempre el valor de los medios de
producción al producto, a condición de que los consuma de un modo eficaz; y para estos
efectos, lo mismo da el que el trabajo sea continuo o sólo necesite darle impulso al proceso.
(cfr. p. 110).
Cualquiera que sea la razón por la que el tiempo de duración del proceso de
producción sea más largo respecto del tiempo que dure el proceso de trabajo para un mismo
bien, es evidente que cuanto más coincidan dichos tiempos, mayores serán la productividad y
la valorización de un determinado K productivo. De aquí la tendencia de la producción
capitalista a acortar lo más posible el exceso del tiempo de producción según el tiempo de
trabajo.
El tiempo de producción es por tanto, el tiempo durante el cual los elementos del K
producen valores de uso y el K se valoriza a sí mismo, funcionando siempre como K
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Ibidem, cap. V, pp. 108-114.
Así que, cuando en apariencia, la acción de un mayor tiempo de circulación hace que
aumenten los precios, favoreciendo a las ganancias o por el hecho de que sea en la circulación
donde se realice el valor y la plusvalía, hace que se crea que la acumulación es resultado del
tiempo de circulación (pp. 111 y 112)
Como la fase de venta representa la parte más difícil para la realización de la plusvalía,
esta parte de la circulación absorbe la mayor parte del tiempo de circulación; pero al mismo
tiempo, traza límites al funcionamiento del K. Las MM son perecederas y si no se venden al
cabo de cierto tiempo, se deterioran y pierden junto con su valor de uso la facultad de ser
valores de cambio.
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CAPÍTULO VI GASTOS DE CIRCULACIÓ
Bajo el supuesto de que las MM se venden a su valor, la circulación de MM -en manos del
capitalista- se limita a cambiarle al valor de forma; y, aunque, el tiempo empleado en la
compra y en la venta no produzca valor ni plusvalía, la ejecución de estas operaciones implica
incurrir en un costo necesario -en dinero y en tiempo- que es inevitable, para transferir el
valor de una forma a otra o que se requiere al darse el tránsito desde la forma M a la forma D.
y viceversa.
2
Ibidem, cap. V, pp. 115-135.
Así que los gastos que origina la conservación de las MM producidas, figuran en las
contingencias del K y, aunque representan en realidad pérdidas de valor éstas,-brotan
simplemente de la necesidad de convertir las MM en D-.
Gastos de transporte
La ley general es que todos los gastos de circulación que responden simplemente a un
cambio de forma de la M, no añaden a ésta ningún valor. Son simples gastos destinados a la
realización del valor.
La magnitud absoluta del valor que el trasporte añade a las MM se halla, en razón
inversa a la productividad y en razón directa a las distancias que hay que recorrer.