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Capítulo 4

El sufrimiento emocional excesivo


en la infancia

Hoy, en pleno siglo XXI, en la.época de internet, de los aceleradores


de partículas, del mapa del genoma humano y de la preparación del
viaje tripulado a Marte, muchos niños siguen sufriendo en exceso
por situaciones que serían evitables. El progreso, quizás porque en
realidad no es tal, no ha conseguido erradicar la injusticia de que
los más inocentes e indefensos penen por los desatinos y la falta de
ética de sus mayores.
Como profesionales interesados en el bienestar infantil, no
podemos dejar de mencionar que hay millones de niños -y sus
cuidadores- que sufren, física y emocionalinente, por cuestiones
como el hambre y la falta de agua potable, la guerra, el tráfico de
P,ersonas, la explotación laboral y sexual, las mutilaciones genitajes,
la precaria atención sanitari3: y demás lacras atroces.
No es este el lugar ni somos nosotros los más adecuados para
analizar estos fenómenos .,Pero no queremos dejar de denunciar que
somos los adultos los responsables, puesto que somos quienes deci-
di.rp.os cómo está organizado el mundo. So~os los adultos los que
vivimos en una «esquizofrenia de valores» (Oliveras, 2006) que, por
ejemplo, permite que se entregue a las entidades financieras -a causa
de sus. desmanes- un dinero que serviría para detener el hambre
en el mundo 92 veces (Oliveras, 2012) y sin embargo esta persista.86
Como muy bien señala Cyrulnik (2001), son los Estados que hacen

86. Cuando. hablamos de crisis olyidamos que la crisis más mortífera de todas
es la alimentaria, q~e afecta a 870 millones de personas (FAO, 2012) y que mata a unos
19 ooo niños menores de 5 años al día (UNICEF, 2012).

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la guerra o provocan derrumbamientos económicos o sociale~ los globales resultan tan abultados por incluir cifras de países pobres O en
mayores agresores de los niños en la actualidad. vías de desarrollo 87 o por- sumar los trastornos que sufren.lo~ ad~les-
Cuando cosas como estas suceden y siguen sucediendo, al parecer centes, pero ·no es así. Estudios rigurosos, efe<::tuados en patses neos
sin solución de c<;>ntinuidad, se tiene la sensación de que algo falla como Dinamarca y que contabilizan tan solo los trastornos de niños de
en la esencia moral y ética de la humanidad entera. Sea a causa de año y medio de·edad, arrojan cifras muy similares (Skovgaard, 2010). ·
condiciones socioeconómicas injustas, como· las que acabamos En nuestra opinión, estas cifras están artificialmente abultadas
de cjtar, o a causa de una deficiente crianza en entornos sociales más debido al prurito diagnóstico contemporáneo; un furor diagnosti-
privilegiados, como es el nuestro, muchos niños sufren de modo candis producto de la inmódica medicalización y psiquiatrización de
excesivo, y lo hacen bajo nuestra incumbencia. No consideramos la vida cotidiana (Illich, 1974; Rigat y Talam, 2009; Sáinz y Talarn,
que está de más recordarlo de nuevo. 2009). Cabe, pues, cuestionarlas y dudar de su validez real. Pero sean
Pero este ensayo versa sobre cierto tipo de sufrimiento, el emo- cuales sean las cifras auténticas, la presencia de un buen número de
rional, que experimentan algunos de los menores de nuestro en- trastornos mentales en los niños es un asunto de extrema gravedad
romo, en los que se supone que están cubiertas las necesidades ~ás por varios motivos.
perentorias. En las próximas páginas intentaremos dar cuenta de este En primer lugar, por el propio sufrimiento excesivo de los ni-
dolor emocional y algunas de sus razones y consecuencias. En todo ños, siempre (en su carácter de excesivo) innecesario y a erradicar.
caso, consideramos d~l mismo modo válida la afirmación anterior: Somos conscientes de que jamás podrá darse una sociedad que libre
' cuando un niño que vive entre nosotros sufre emocionalmente en por completo de la angustia a sus niños, pero esto no significa que
exceso, por condiciones que serían evitables, somos los adultos los debamos permitir los dolores emocionales sobrantes que muchos de
responsables de esta situación. ellos soportan. En segundo lugar, si se tiene en cuenta nuestro punto
de partida, esta alta prevalencia de dolor mental cuestiona los tratos
que estos niños están recibiendo. Creemos que este fenómeno pone
4.1. PSICOPATOLOGÍA INFANTIL: CUESTiONES PREVIAS en tela de juicio a.l conjunto de la sociedad, del mismo modo que
las injusticias globales antes comentadas nos hacen criticar a la hu-
Cualquier persona un poco informada ha oído hablar de ciertos manidad en general. Por último, un motivo de preocupación surge
trastornos mentales como el TDAH (trastorno por déficit de atención con respecto al futuro de estos niños, ya que los estudios de segui-
con hiperactividad) o el «autismo». Los medios de comunicación sue- miento son concluyentes: 88 los niños con psicopatología tienen un
len reportar informaciones sobre estas y otras condiciones que afectan altísimo riesgo de ser adultos con psicopatología (Althoff et al., 2010;
a los niños de nuestra sociedad. Es decir, la psicopatología infantil Hofstra, Van der Ende y Verhulst, 2000; Manzano et al., 1992, 1993,
es o mnipresente y las cifras epidemiológicas más rigurosas así lo 1994; Pihlakoski et al., 2006; Reef et al., 2010). Cabe recordar, ade-
atestiguan.
más, que los adultos con psicopatología grave sufren mucho tambié11
Los datos, como es natural en los estudios de gran alcance, osci-
lan; pero lo hacen en unas magnitudes que nos p'arecen espantosas.
Hay trabajos que señalan que entre un ro y un 20 por ciento de los 87. En los cuales se supondría una peor atención a las necesidades infantiles. Este
supuesto es erróneo e_n muchas ocasiones o, en todo caso, necesitado de muchos matices.
niños y adolescentes del planeta sufren algún ripo de trastorno mental
88. Esta constátación se repite una y otra vez, década tras década, como puede
(Belfer, 2008; Kieleing et al., 20n). Podría pensarse que estos datos
observarse en la bibliografía citada. ·

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(Carroll, 1865): «todas aciertan y todas tiene razón», en el sentido de


(y hacen sufrir a los demás), ven mermada su vida en diversas fa~etas,
que .todas_arrojan luz sobre ciertos aspectos parciales que influyen
su capital humano y social corre el riesgo de perderse, al menos en en el .resultado final, esto es, la presencia de un trastorno mental.
parte, y con bastante probabilidad tendrán hijos a los que harán su-
Pe~o tal .dispersión teórica, aun siendo inevitable y aporta~do
frir excesivamente. La psicopatología infantil, pues, no es un asunto
89 riqu~za al conocimiento científico sobre la psicopatología, incomoda
menor, ya que posee un enorme coste personal y social.
a ciertos profesionales de la salud me~tal, especialme~te a aquellos
Enfrentados a un problema de tales proporciones, la primera
cuya aspiración última sería poseer la respuesta a la pregunta sobre la
pregunta cae por su propio peso. ¿Cuáles son las causas de este fenó-
causa de los trastornos mentales. Tal deseo, mal planteado -porque
meno? Obsérvese que la pregunta se plantea en términos de plurali-
no admite pluralidad-, puede llevar a ciertos radicalismos basados
dad, ya que hablamos de causas y no de causa. Como suele suceder,
en lecturas muy parciales de los datos derivados de la investigación o
cuando lo que se estudia es muy complejo, raramente puede pensarse •
la clínica. El ;<cientificismo», tal como lo define Peteiro (20rn), acaba
en una única variable explicativa.
En psicopatología, el problema de la etiología sigue sin resolverse . perjudic;mdo el progreso del saber. - ·
de modo satisfactorio. Cada escuela teórica, cada modelo, plantea sus Frente a los fundamentalistas de una u otra orientación ha sur-
propios razonamientos y pone el énfasis en aquellos aspectos que le gid~, de~de hace unos años, la «psicopatología del des_arrollo», un
son más conocidos. Desde la medicina, como es natural, se insis.te enfoque que trata de superar reduccionismos obtusos y se ha con-
en los factores genéticos y biológicos (Vallejo, 20n); el psicoanálisis verti~o en una opción de pensamiento que intenta ser integradora,
• moderno hace hincapié en los factores relacionales más o menos como veremos a continuación.
inconscientes (Gabbard, 2005); la psicología cognitivo-conductual
basa sus especulaciones causales en los procesos de aprendizaje.(Ca-
ballo, Salazar y C~rrobles, 20n) o en los procesos d<': pen$amiento 4-2. LA PSICOPATOLOGÍA DEL DESARROLLO:
(Pérez, 2012); desde una óptka humanística se estudian los procesos CONCEPTOS FUNDAMENTALES
psicopatológicos en relación a diversos aspectos, como la moral (Vi-
llegas, 2ou) o los vacíos existenciales (Frankl, 1956), y, para terminar La «psicopatología del desarrollo» 9º es una disciplina científica relati-
este listado en absoluto exhaustivo, la teoría sistémica piensa en las vamente moderna, cuyo objetivo es examinar los orígenes y el curso
interacciones familiares como fuente principal de la psicopatología de los trastornos psicológicos a lo largo de toda la vida del sujeto 1
(Linares, 1996). sea cual sea su edad (Sroufe y Rutter, 1984). Su idea fundacional
Ninguna de estas aportaciones es banal, y podríamos decir, es integrar en este estudio las.aportaciones de diferentes disciplinas,
parafraseando al pájaro Dodo de Alicia en el país de las maravillas ya sean médicas, psicológicas o sociales (Cicchetti, 1993; Sameroff,
2000) y, por consiguiente, no se adhiere a ninguna teoría que trate
de dar cuenta, por sí sola, .de todos los aspecto_s r~la_cionados con la
89. Por no hablar del coste económico, incalculable, si tenemos en cuenta no solo
psicopatología, Los autores adscritps a esta orientación prop~nen un
d gano sa nirario ocasionado por la infancia doliente, sino el que estos niiios generarán
si lkg;in a adul tos manteniendo sus problemas, Los dispendios monetarios asociados
«análisis mú,ltiple», en diferentes niveles, de ~odo aquello implicado
a parologías como las adicciones; la conducta antisocial, la depresión, la esquiiofrenia, en los trastornos mentales ,(Cicc~etti y Blender, 2004).
los rrasrornos bipolares y demás son enormes (en psicofJrmacos, ingresos, alteraciones
de la ley, accidcnres, absentismo laboral, etc.). 90. Developmentalpsychopathology, en inglés.

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Como senala Tizon (2005), la psicopatología del desarrollo; con Ejemplo clínico:
una visión menos sectaria y sesgada que la psiquiatría infantil iinpe- Juan es ~n niño· de 6 año~, hij~ único, que cursa pri~ero' de} r!mar!ª·
rante, considera que la génesis de la psicopatología se halla bajo la · Pr~cede de ~na familia de clase socioeconómi~ alta. Sus padres traba-
influencia dé varias «series c~~plementa~ias» ,·a saber: a) ·1a do tación jan muchas horas en sus propias y reconocidas empresas. Durante el
y
genética del infante; b) las influencias i~trauterÍnas· perin:it~les; poco tiempo que la madre le dedica al hijo, se muestra exigente, h_iper-
e) las relaciones microsociales originarias de la" primera infancia: controladora y con elevadas expectativas formales en lo que respecta a
familia, allegados, etc.; y d) las relaciones m acrosociales propias de rendimiento académico y normas sociales de tipo formal. Al mismo
cada cultura y sociedad. tiempo, es poco empática y fría, en términos emocionales. Da la impre-
A dWerencia de la psicopatologí"a tradicional, cuyo punto de mira sión, confirmada por el padre de Juan, de ser una mujer muy dedicada
está completamente centrado en el individuo, la psicopatológía del' a su trabajo pero con poco tiempo para jugar y escuchar a su hijo.
desarrollo propone un enfoque «contextual» en el que no se dejen de · Javiér, también de 6 años, es el único hijo de una familia muy
lado las dinámicas que se dái-i entre el sujeto y sus diferentés entornos, diferente a la de Juan; El nivel socioeconomico es medio/bajo y sus
ya sean internos o externos. En este sentido, por ejemplo, se tiéne padres trabajan por cuenta ajena. La madre, en concreto, trabaja a
muy presente que los factores asodados al inicio de un trastorno tiempo parcial, por lo que dispone de más tiempo para estar al lado de
pueden ser diferen~~s a _aquellos que se vinculan eón su manteni~- Javier: Es es una mujer afectuosa pero ni ella ni su mari_do son suficien-
miento, su mejoría o su recidiva, y, a su vez, cómo todos estos factores · temente hábiles como para limitar y contener la conducta del crío. De
hecho, no la limitan en absoluto. No hay horarios familiares de rutinas,
, (biológicos, personales, culturales, sociales, etc:) interactúan ·cori el
los hábitos diarios no están establecidos y no hay normas orien,tativas
momento viral que está atravesando el individuo en cuestión. ·
a las que atenerse. El control brilla por su ausencia. Javier se comporta
. Algunos de los conceptos que emplea esta disciplina nos pare-
de modo impulsivo y disruptivo y no hace caso a lo .que se le dice.
cen imprescindibl~s para un estudio riguroso de la psicopatología y
Los dos niños son traídos a la c.o nsulta por su «mal comporta-
permiten matizar todos los datos y afirmaciones que veremos más ·
miento», en palabras de _sus respectivos progenitores. De.hecho, ambos
adelante. Veamos algunos de ellos. · ·
· traen un informe en el que apa_recen diagnosticadós con un «trastorno
de conducta negativista-desafiante». Juan ha reaccionado de este modo
4.2.1. Equífinalidad .debido a la incongruencia educativa de la mad~e, que pide mucho y da
poco. El comportamiento del niño manifiesta su enfado. Por su parte,
Se puede llegar a un mismo resultado a través de diferentes procesos Javier está desorientado, y a través del comportamiento, buscará y
y caminos. Los factores implicados en cada caso pueden ser distintos; pedirá el límite y el orden que necesita y que, de momento, no _le dan.
sin embargo, el resultado final es telatívameiue similar. Por ejemplo,
no todos los pacientes con depresión han llegado a padecer esta alte-'
ración por las mismas vías; no sigue idéntico camino el que alcanza 4.2.2. Multifinalidad
la depresión porque no puede cumplir sus fantasías narcisistas que
aquel otro que llega después de la muerte de un ser querido. Aunque Lo·~ mismos factor~s de riesgo pueden dar resultados finales diferentes.
a mbos pacientes han sufrido una pérdida, y en· esto coinciden: el Aµn·q ~e ei ·factor de .riesgo se~ claro y preciso, n.o puede derivarse de
resto de factores contextuales asociados pue<len se·r muy diferentes. él una únic~ afección. Por ejemplo, padecer en la infanc\a un_apego
inseguro desorganizado no permite pronosticar que se padecerá tal

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o cual disfunción psicopatológica. O bien no puede afirmarse que Esta últirpa afirmación, si bien es lógicamente intachable, pre-
1
dado un trauma X se producirá una respuesta Y o una psicopato- 1 cisa, en el caso de los niños, un matiz: estos no tienen la potestad
logía Z. de seleccionar el entorno en el que se desarrollan y su capacidad de
1
modificarlo es muy escasa. Imaginemos, por poner un ejemplo, que
Ejemplo clínico: un bebé llega a una fa,milia donde las dificultades se ocultan hasta
que se producen violentos estallidos de cólera y violencia. Cierta-
Teresa es una niña de 5 años con un desarrollo global adecuado a su
mente, si este beb6 fuera portador de un temperamento fácil, en
edad. Tiene un hermanito de 2 años con el que le gusta jugar y una
relación cálida con sus progenitores. Pero desde el divorcio de estos, algo contribuiría a pacificar tal familia. Pero cabe recordar que el
hace II meses, su ansiedad de separación se ha acentuado de forma niño no ha podido escoger ni su temperamento ni a su familia. Es
alarmante y han aparecido miedos, comportamientós fóbicos y obse- más, en el hipotético y poco probable caso de que el niño mostrara
sivos. Se la ha diagnosticado de «trastorno de ansiedad generalizada». una tendenda inicial a un temperamento fácil, una familia con
Marcos, de 6 años e hijo único, ha manifestado también un buen estas caracterí;ticas acabaría acercándolo a la conducta y reacciones
rendimiento en todas las áreas del desarrollo, pero desde la separación propias de uno difícil, tal y como señalábamos en el capítulo 2.
de sus padres, ya hace nueve meses, no obedece, tiene pataletas, insulta, El contextualismo, en el que todos los participantes son agentes
chilla y se le ha diagnosticado «trastorno negativista desafiante>>. activos, existe, sin duda, pero es obvio qtJ.e no todos los participan-
En los dos casos h~y una separación que, de hecho, es-vivida con t~s poseen idéntico poder de dedsión o transformación sobre ~l
sufrimiento, incomprensión y dificultades adaptativas. En ambos casos, entorno. ·
los progenitores no hablaron abiertamente de lo sucedido col.). los niños Tener presente los conceptos de «equifinalidad», «multifinalidad»
y la fumilia extendió un manto de silencio sobre la separación conyugal. y «contextu¡ lismo» impide conformarse con respuestas simpÍistas
Ni Teresa ni Marcos pudieron acceder a elementos de pensamiento con respecto al origen de los trastornos mentales, ya que no permite
para poder elaborar, cada uno a su modo y en funció_n de su edad, lo establecer correlaciones directas entre unos factores determinadqs y
sucedido. De repente, y sin más explicaciones, pasaron a vivir en dos unos resultados fijos. Por ello, desde esta perspectiva, la psicopato-
hogares, el de papá y el de mamá. El proceso, como puede observarse, logía se considera producto de las transacciones que se dan entre un
presenta ciertas similitudes en ambos casos, pero el resultado a nivel individuo (y sus particularidades biopsicológicas) , su historia y su
sintómatico es diferente. contexto actual (Cicchetti, 2006), teniendo muy presente que, como
1 ya-hemos comentado anteriormente, los contextos sociales ejercen
4.2.3. Contextualismo una tremenda influencia sobre los procesos biológicos y psicológicos
\
de las personas.
El d esarrollo de un individuo normal o patológico -así como las
transiciones más o menos difusas entre un estado y otro- se procl,uce
en relación con un entorno, y en esta situación interactiva todos los 4.2.4. Factor de riesgo
age mes implicados son activos. El entorno no es visto como algo que Un ((factor de riesgo» es aquel que aumenta la probabilidad de que
c rea la experiencia individual sin más; los sujetos también modifican se dé un determinado trastor~o. Algunos autor~s (Kraemer et al.,
sus propios entornos, los seleccionan, los infegran y los modifican· o 1997) distinguen entre factores de riesgo «marcadores» y·factores de
p e rpetúan de modo activo (Bergman y Magmissori, 1997). · · · riesgo ((causales». Los i<m arcadores>) son aquellos que, de acuerdo con

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la investigación, no están relacionados causalmente con la psiéopa- pero no la explica completamente. Freud (1915) utilizaba el término
tología y pueden ser «fijos» (el sexo o el ser prematu'ro, ·por ·ejemplo) de «series complementarias» para señalar que hacen falta diferentes
o «variabl es» (como la edad o la condíción sócioeconómica). La elementos para que se dé una psicopatología. Hoy en día se habla
asod ~ci6n 'repetida -y demostrada por la investigación- entre
de «cadenas causales:>(Grant et al., 2003).
una determinada característica o factor y una psicopatología resul- · E~ est~ sentido, Riera (2010) aporta una idea interesante: las
tant~ puede indicar cierro grado de relación entre uno y otra. Ahora dinámicas psicológicas funcionan con una lógica de tipo «capitalista».
bien, para.que esta relación sea «causal», se ha de poder observar Aplicada al tema que es~amo~ tratando, diríamos que los que más
c¿n claridad que e·I factor de riesgo es previo a la emergencia de la poseen (salug., autoestima, bienestar) tiene~ menos factores de riesgo.
psicopatología en cuestión. No tener en cuenta este imprescindible Y vkeversa: los pacientes más severos, las personas que más sufren
matiz facilita el desarrollo de la «falacia· post hoc». 9' Por ejemplo, muestran una mayor acumulación de f'¡ctores de riesgo, una sumato-
que un muchacho que abusa de las drogas tenga amigos que·tam-
bi¿n lo hacen ~o implica necesariimente que es·tos sean la causa de
ria muy cargada en comparación con las personas más
feli~es o más
sanas.
su abuso. Podría darse el caso de que el chico en cuestión prefiera
amigos que, como él, tambíén abusan de las· drogas. Otro ejemplo:
que en una familiá donde hay' un niño con dificultades se clen unas 4.2.5. Factor de protección92
relaciones'tensas nópermite inferir, a la prime'ra .de cambio, que
Un «factor de protecció~». como su nombre indica, funciona com_o
, son estas lá caÚsa de los problemas del niño. Se debería descartar
amortiguador de un factor de riesgo, y reduce la probabilidad de que
que la t·e nsión existente no fuese producto de la preocupación y
este derive en un proceso psicopatológico. Clínicos e investigadores
la ansiédad que los problemas del menor ·originan en ·el seno de la
siempr~ se han preguntado cómo es posible que algunas personas
familia. Corrio puede déducirse de estas precauciones rógicas, y de
sometidas a condiciones extremas de crianz~ -o de la vida en gene-
lo comentado an.tes, no es fácil determinar los factóres de riesgo
causales. ral-:- no mue_stren un franco deterioro de su salud_mental (Mast~n,
Best y Gartnezy, 1990; Rutter, 1999). El estudio de esta especie de
Por todo ello, los factores de desga deben contemplarse como
«experimentos de la natu.raleza» 93 ha derivado en uno de los temas
una cuestión de potencial probabilístico: no todos los individuos qué
más actuales .de la s.a lud mental en la actualidad: el concepto de
están sometidos a es~os factores (por ejemplo, aquellos-que tienen
«resiliencia», que algunos autores_(Cova, 2004), aunque no todos
un padre alcohólico) desarrollarán un problema en torno ellos a (Becoña, 2006), incluyen dentro de los factores de protección.
(Kraemer et al., 2001) .
Como antes señalábamos, la psicopatología no suele ser causada
por la presencia de un solo factor de riesgo sino, probablemente, por
un a sumatoria, en combinación con el resto de factores contextuales.
Poder dilucidar un factor de riesgo causal contribuye a un mayor co- 92. No presentáremos aquí un listado de los factores de riesgo o protección. En
nocimiento de la matriz de variables implicadas en la psicopatología, parte por cuestiones de espacio y, en parte, por su marcada obviedad. El lector interesado
puede hallarlo en Werner (2000).
93 . En el sentido de que se pueden observar situaciones excremas, que vienen
91. A partir de la co incidenc ia entre dos fenómenlis se establece, sin suficiente
dadas por las circunstancias. Por ejemplo, el estudio de niños que residen en un orfanato
base, una relación causal : el primero es la •causa» y el segundo, el «efecto».
en condiciones deplorables o que han sufrido un severo maltrato.
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«El medio ha de disponer en torno a los heridos unas cuantas guías


Factores familiares
de résiliencia» (p: 213). Y las guías siempre las proporcionan las per-
• Buena calidad de la crianza (incluidas la calidez, la seguridad, la buena - sonas, que son o llegan a ser significativas para el niño.
estrucruración y la contención).
Un magnífico ejemplo de· «guía de resiliencia» lo encontramos
• Relaciones cercanas positivas con adultos competentes (padres, familiares,
en 'el personaje de Lorenzo, descrito por Primo Levi (1948) cuando
mentores) .
• Buenas conexiones a iguales prosociales. narra sus desventuras en el lager de Buna-Monowitz (un campo
dependiente de Auschwitz):
Factores de la comunidad

• Escolarización adecuada y continua, apoyo educativo. Por el sentido que pueda tener querer precisar las causas por las cuales
• Conexiones con organizaciones prosociales (asociaciones de diverso tipo) . justamente mi vida, entre miles de otras equivalentes, pudo resistir la
• Buena calidad del vecindario (seguridad, servicios, etc.). prueba, y~ creo que es a Lorenzo a quien le debo estar vivo hoy; y no
• Buena calidad de los servicios sociales y sanitarios. tanto por su ayuda material, como por haberme recordado constante-
mente, con su presencia, con su manera tan sencilla de ser bueno, que
Desde nuestra perspectiva, la tabla anterior debería estar ordenada aún existía un mundo justo fuera del nuestro, alguna cosa y alguien aún
de otro modo, colocando los factores personales tras los familiares y puro e íntegro, no corrompido ni salvaje, extraño al odio y al miedo;
los comunitarios, ya 'que consideramos que los factores personales, o al atguna cosa difícilmente definible, una remota posibilidad del bien,
menos algunos de ellos, están en franca dependencia de los ancerioresy por la cual, a pesar .de todo, valía la pena resistir (p. 130). 97
no al revés. Dincilmente podrá un niño sentirse confiado, ser portador
de una buena autoestima, estar acento o ser sociable si las circunstancias Otra buena muestra de resiliencia se describe en el siguiente caso.
familiares y sociales le son de manera evidente adversas. Como decía-
mos, para nosotros la resiliencia es un «proceso de respuesta>> asociado ·Ejemplo clínico:
a los contextos virales y no un «rasgo» del cual el individuo es, o no, .~ntoµio tiene 5 año_s y sus padres murieron en un accidente de trá-
portador. Hablar de resiliencia en términos individuales es un error. fico. Como no tiene otr~ familia próxima que se haga cargo de él, es
A lo anrerior cabe añadir una cuestión: si la resiliencia es un e¡wiado ·a-un CRAE. Pero este centro está lejos de su ciudad. Así, a la
proceso dinámico, una persona que no la muestra en un determinado pérdida d~ sus progenitores se le suman otras derivadas de las nuevas ·
,norñenro como, por ejemplo, un niño -porque sus circunstancias condi~iones: pérdida de su lugar de residencia, desarraigo de su escuela,
no se la han facilitado-, puede adquirirla más adelante. Que sean de sus amigos y doéentes conocidos, pérdida de su propio domicilio
los entornos familiar y social (además de factores personales) los que · y de la mayoría de sus cosas y juguetes, pérdida de otros adultos cono-
la faciliten impide caer en un fatalismo del tipo: «Este niño no es cidos, como tenderos, vecinos, pediatra, monitoras de la ludoteca y
resílience y nunca lo será». La clínica está llena de ejemplos de áíos demás. Su primera reacción fue encerrarse en sí mismo ..Solamente I.os
que han podido desarrollar la resiliencia gracias a la presencia de una o ataques de ira lo hacían conectar con el exterior, para posteriormente.
más personas en su entorno que han permitido su emergencia, incluso continuar en su «posición defensiva aucística)), con mutismo total e
aunque en el seno familiar las cosas no funcionasen como era debido. inexpresividad emocional. Pero he aquí que la tutora del CRAE al que
Antonio·fue a parar permanecía a su lado, silenciosamente, tal como
Pero para que esca oportunidad pueda ser recogida por el menor
es necesario que el medio la ofrezca. Como dice Cyrulnik (2001):
97. La traducción, del catalán, es nuestra.

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El sufrimiento emocional excesivo en la infancia
4.2.6. Resiliencia
se pueden obviar los factores contextuales, que son precisamente
La «resiliencia», concep.to que deriva de la física, hace referenda94 al" aquellos que, en gran medida, la determinan.
proceso -o la capacidad- a través del cual un individuo·consigue La pregunta que todos los investigadores se hacen es relativa-
una buena adaptación, a pesar de las circunstancias advérsas en las mente simple, y podríamos resumirla en una frase: ¿cómo, y a partir
que se ha desarrollado o en las que vive. Aunque ha sido Cyrulnik de qué elementos, han conseguido estas personas no ver afectadas
(2001) el que ha popularizado el término, los primeros estudios los gravemente su vida y su salud mental, a pesar de las adversas cir-
realizaron a mediados de la década de 1950 autores como Norman cunstancias vividas? O, dicho de otro modo~ ¿de dónde procede y
Garmezy (Masten y Cicchetti, 2012) o Emmy Werner. 95 En la actua- cómo se gesta la resiliencia?
lidad, la resiliencia se estudia con respecto al result_a do de cirtuns- Las respuestas 1 como es fácil imaginar, no son del todo conclu-
tancias adversas diferentes: a) condiciones sociales muy deficitarias; yentes. Desde luego, la resiliencía no es una característica innata o
b) enfermedad .mental de los padres; c) pobreza urbana y violen- genética, sin más. Posee, como todo, unos "correlatos neurales (Peder,
cia; d) eventos vitales catastróficos; e) niños que soportan condiciones Nestler y Charney, 2009), pero no es la genética ni el tipo de sistema
de estrés moderadas como el divorcio de los padres y demás (Luthar, nervioso lo que determina la resiliencia. Tampoco se trata de una
Cicchetti y Becker, 2000, Werner, 2000). Por supuesto, no faltan los disposición estática o «rasgo de personalidad» que, una vez se ha
estudios de la resiliencia que· provienen de los adultos. Victor Frankl; adquirido, es permanente. Más bien debe verse como un proceso
dinámico (Luchar y Zelazo, 2003), ya que un niño p1,1ede mostrarse
Bruno Bettelheim (1960) o Primo Levy (1948) relatan su paso por
más resiliente en ciertas circunstancias o momentos que en otros.
los campos del nazismo y cómo reaccionaron adaptativamente ante
el sufrimiento experimentado. · Todos los autores coinciden en que para que se dé resíliencia
hacen falta tres tipos de factores: a) los personales; b) los familiares
Se considera que los «niños ·resilientes», es decir, que han supe-
y c) los de la comunidad (Luchar, Cicchetti y Becker, 2000; Masten y
rado estas condiciones sin una afectación muy severa, poseen una
Powell, 2003; Olsson, et al., 2003).
serie de ca;acterísticas específicas, tales como fuer~a del «yo», dis-
La tabla siguiente96 muestra estos tres tipos de ingredientes de
posición para la intimidad, ingeniosidad, autoconfiari.za, habilidad
modo muy resumido:
para mantenerse activos y autónom_os, capacidad de atraer la atención
positiya de los otros y demás (Barudy y Dantagnan, 2005; Polk, 1997). Tabla 4.1. Los tres tipos de factores considerados facilitadores de la emer-
Semejantes listados, aun siendo útiles, no explican cómo estos niños gencia de la resiliencia.
han conseguido tales habilidades. Incluso pueden resultar fuente
Factores perscináles
de confusión al mezclar los adjetivos que califican la personalidad
individual con los procesos que procuran la existencia de la resilien- • Buenas habilidades cognitivas (CI, atención, curiosidad, etc.) .
• Autopercepciones de competencia, mérito, confianza, autoeficacia y autoestima.
cia, Si la resiliencia se considera como un «rasgo de personalidad»,
• Temperamento fácil y personalidad adaptable y sociable.
• Habilidades de aurorregulación (control de impulsos, afecto y regulación de\
arousa~.
94. Las definici o nes de resiliencia son interminables. Para nuestros propósitos
• Perspectiva positiva sobre la vida (esperanza, optimismo, etc .).
u ri li1,a remos la presente, basada, en parte, en Masccn (2001).
9s. Psicóloga es tadounidense que realizó un cstudib muy célebre, con 698 niños
d e una isla hawaiana a los que observó durante aúos (Werncr, 1989). 96. Modificada por nosotros a partir de BecoÍla (2006).

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...

Relacio,us, vivencias y psicopatología


El sufrimiento emocional excesivo en la infancia

ella entendió que, en el fondo , el niño deseaba. Lo acompañaba en (Achotegui, 2008, 2009). Y estas ansiedades se expresan, básicamenée,
todas las tareas diarias, a pesar del rechazo del niño. «¡Tú no eres mi en la escuela, a la que manifiesta un claro rechazo. A la hora de acudir a
madre, déjame! ¡Quiero a mi madre!», le chillaba el niño entre llan- la escuela, el niño se resiste chillando, no quiere entrar ni estar sentado
tos. La educadora le contestaba: «Es verdad, no soy t_u madre, y tú en una silla. Dice, a voz en grito, que quiere volver a su país, recuperar
estás triste porqué ella no está .. . pero yo estaré contigo y te intentaré su idioma, entender lo que se le dice, relacionarse y jugar con los niños
ayudar. No estás solo». Poco a poco, la profesional se percató_de que que conoce y sentirse cómodo en general. El fracaso escolar es rotundo
el niño, sin mostrarlo abiertamente, la observaba y esperaba su ayuda y padres y educadores están muy preocupados.
en tareas tales como comer, ducharse, irse a dormir o, tan sqlo, mirar
la televisión. Respetando su tiempo, la educadora empezó a conectar Hemos revisado, hasta. aquí, ciertas ~uestiones previas con res-
con él, obtuvo sus primeras palabras y, después, su primera sonrisa. Más pecto a la psicopatología infantil, El lector atento ya habrá observado
tarde, el niño expresó su incomprensión hacia lo sucedido, su rabia, su que hemos centrado nuestras observaciones en factores de diversa
pena, su tristeza y juntos lo fueron elaborando. A pesar de la situación tipología, dejando de lado, en parte, las consideraciones sobre las
traumática, Antonio no estaba solo: fueron construyendo la n~e~ vida variables orgánicas (genéticas, anatómicas, bioquímicas, etc.). La
del niño juntos, con esperanza, con miedo, pero con solidez. Los días
experiencia clínica -,-y la.vital-, así como el estudio de la biblio-
pasaron y la actitud de Antonio mejoraba. Poco a poco, Antonio iba
grafía especializada disponible, nos invitan a h~cerlo de este modo.
reconectando con la vi.d a ycon las personas que lo rodeaban.
Lo podemos decir más alto pero no más claro: no son las variables
biológicaslas causantes de la psicopatología de los niños. Los factores
Otra cosa es hablar de los resultados de la resiliencia. Como
de riesgo fundamentales son de otro orden; pertenecen al registro de
proceso dinámico que es, no tiene por qué expresarse siempre y del
lo emociqnal y, por ende, de lo social. A ellos dedicaremos la parte
mismo modo en todos los ámbitos de la vida de un niño. En este
final de nuestro ensayo.
sentido, resulta muy sugerente que se distingan diferentes tipos de
Recordemos, una vez más , que no nos ocuparemos de aquel
. resiliencia y que esta se adjetive en función de cómo se manifiest:-..
sufrimiento emocional-que surge de circunstancias en las que los·
Así, por ejemplo, se mencionan la resiliencia «educativa» (Wang,
adultos no tienen mano, por así decirlo (una enfermedad, una catás-
Haertcl y Wahlberg, 1994), la «emocional» (Kline y Shorf, 1991) o la
trofe natural, por ejemplo). De este modo, nos situamos de nuevo en
«co nductual » (Carpentieri, Mulhern, Douglas, Hanna y Fairdough,
nuestro punto de partida y nos disponemos _a estudiar la «etiología
1993). La cuestión, para resumir, es que un· niño sometido a ciertas
relacional de la psicopatología», aquellas situaciones que, de un modo
adversidades puede mostrar resiliencia en uno o varios entornos,
u otro, son promovidas por los adultos y que calificamos de «tóxicas»
pero no en otros.
o nocivas para los niños.
Para organizar este amplio objeto de estudio lo hemos dividido,
Ejemplo clínico: un tanto artificialmente, qué duda cabe, en diversos apartados:
Kevin es un niño norteamericano de 8 años que llegó a España hace
un año. La familia se trasladó a nuestro país por motivos laborales. 1. Estructuraciones familiares y psicopatología;
Actualmente en casa se muestra bastante tranquilo, hablan inglés, 2. Tras tornos deriv_ados del apego inseguro;
tiene a sus padres con él y los hábitos diarios han cambiado poco. 3. Maltrato, trauma y psicopatología;
Sin embargo, parece claro que arrastra un «duelo migratorio infantil» 4. Salud mental de los hijos de padres con severos trastornos mentales.

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Relaciones, vivencias y psicopatologia El sufrimiento emocional excesivo en la infancia

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