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Mentalización.

Revista de psicoanálisis y psicoterapia, 11; Octubre 2018 1

Huellas De Lo Arcaico En La Clínica Infantil


María Elena Sammartino

"Pero el retorno del pasado va a efectuarse también en rasgos de la vida


psíquica más embrionarios aún. Existen formas más elementales del psi-
quismo [...] ellas ponen en juego aspectos pulsionales básicos que devie-
nen reservorios de sentidos brutos periódicamente explosivos, manifes-
tados a veces en forma de súbitos pasajes al acto; y que evocan la dimen-
sión de un ‘automatismo’ de repetición o se ‘realizan’ en forma alucina-
toria, e incluso toman las sendas de una somatización más o menos evo-
cadora de significación."
André Green
El tiempo fragmentado, pág. 58

1
Lo arcaico ejerce una suerte de fascinación de la analogía, Freud se refiere al trauma infantil
al estudioso del psiquismo en sus orígenes. en tanto impresiones tempranas en la vida del
Siempre intuido a través de sus huellas a veces niño que exceden su capacidad de asimilación y
clamorosas y otras encerradas en el silencio de que por consiguiente no pueden ser recordadas.
lo no representado, lo arcaico escapa a la obser- Sus efectos reaparecen compulsivamente a pos-
vación atenta en tanto que se vuelve experiencia teriori (pág. 70). Esas vivencias traumáticas ol-
vivida en el après coup del juego transferencia- vidadas corresponden a tiempos pre-verbales y,
contratransferencia y en la construcción histó- dice Freud, “se refieren a impresiones de natu-
rica, que siempre es mito nacido del encuentro raleza sexual y agresiva, y por cierto que tam-
entre el paciente y el analista, como un emer- bién a daños tempranos del yo” (pág. 71).
gente a partir de la niebla originaria. Un sentido A partir de Más allá del principio del Placer
antes inexistente se crea en el punto de con- y de Construcciones en el análisis, el pensa-
fluencia entre el acto o el afecto del paciente, miento freudiano actual escucha los signos de
que se muestra a la espera de una forma, y la tiempos preverbales en la compulsión a la repe-
contratransferencia del analista que incluye no tición de historias transgeneracionales y de im-
sólo sus emociones y pensamientos sino tam- presiones sensoriales o vivencias no inscriptas
bién el conjunto de su saber. como experiencia representada. Una suerte de
El término arcaico es polisémico en psicoa- memoria amnésica se revela en actos o en retor-
nálisis. Uno de los últimos textos de Freud, nos al límite de lo alucinado en espera de signi-
Moisés y la religión monoteísta, abre el abanico ficación o a la búsqueda de un escenario de fi-
de significaciones al pensar analogías entre la gurabilidad, similar al sueño, que permita el in-
herencia arcaica, de origen filogenético, y las vi- greso de lo no representado en la trama psí-
vencias tempranas, en el terreno de la ontogé- quica.
nesis (pág. 69). Un paso más allá en el desarrollo

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Publicado originalmente en la revista on line Contro- (APdeBA). Año 2013, no 13. www.controversiason-
versias en psicoanálisis de niños y adolescentes line.org.ar

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La compulsión a la repetición sería una de significado humano al empuje pulsional, es


las respuestas reactivas a traumatismos preco- también anclaje que inhibe la descarga sin
ces en tiempos de la indiferenciación entre el yo freno. La inhibición de la pulsión impide la des-
y el mundo, antes de que el principio del placer trucción y abre las vías de contacto con el ob-
haya asegurado su dominio sobre la vida psí- jeto, condición sine qua non para el nacimiento
quica. Se trata de una de las lógicas primitivas psíquico y el desarrollo de una subjetividad.
que buscan generar sistemas antitraumáticos Cuando la experiencia de satisfacción es
frente al fracaso de la relación primera entre la mala o dada sin amor, cuando prima la invasión
pulsión y el objeto primario (Michel Neyraut, o la ausencia en lugar de la identificación y sa-
en: Smadja, pág. 189) . tisfacción del gesto espontáneo (Winnicott) la
En la clínica con pacientes adultos el re- criatura no sólo habrá de luchar contra su pro-
torno de lo no representado en el origen tomará pia vida pulsional, sino también contra el objeto
las formas de algunos mecanismos defensivos: (Green, 1972). La imposibilidad de representar
la somatización o el acting out, como descarga aboca al caos de la desorganización o a la
ciega para el psiquismo; la desmentida con esci- muerte psíquica que acompaña la tendencia a
sión del yo y el desinvestimiento que dará lugar desinvestir al objeto, al mundo y al propio yo,
al vacío, mecanismos que enfrentan al sujeto a territorio irrestricto de la pulsión de muerte,
la disyuntiva delirar o morir (Green, 1972). como ya se ha sabido desde hace años gracias a
¿En qué forma se expresan las vivencias ar- los trabajos realizados por Spitz sobre la depre-
caicas en la clínica con niños pequeños? sión anaclítica en lactantes.
La clínica infantil con frecuencia nos hace El estado de no-representación es el mayor
testigos de los intentos reiterados de descargar peligro para el psiquismo, abocado a sufrir la
por la vía motora una excitación que no en- violencia de los afectos y el desamparo, en tanto
cuentra los cauces para transformar cantidad en carente de los instrumentos para poner en mar-
cualidad; se trata de aquello no representado en cha el trabajo de ligazón, de figurabilidad.
la trama psíquica, señal del caos originario sin Expondremos ahora una viñeta clínica para
vectorizar en dirección al objeto de la satisfac- avanzar en el desarrollo del tema. A través de
ción, puente tendido a la descarga pulsional sin los primeros tiempos del trabajo psicoterapéu-
freno, es decir, carente del tejido apaciguador tico con el pequeño Andreu y
que presta el entrelazamiento entre la pulsión sus padres, se observará la reaparición com-
de muerte y la pulsión de vida. pulsiva de las huellas traumáticas del desen-
El caos del ello, pura excitación sin cualifi- cuentro madre-bebé en el origen. En tanto ca-
car, emergerá a la vida pulsional a través de una rentes de representación, esas huellas no han
forma que le confiera sentido y representación sido objeto de resignificación a posteriori por lo
por mediación del objeto. La experiencia de sa- que despliegan trazas perceptivas (Freud, carta
tisfacción, tal como la describiera Freud en El 52) no vectorizadas hacia el vínculo con el ob-
Proyecto de una psicología para neurólogos, jeto, y formas arcaicas de protección contra la
provee la ligadura de Eros que asegura la unifi- excitación.
cación de la psique no integrada al imprimir
una huella mnémica del encuentro amoroso,
semilla de un deseo que ahora se dirige hacia un
objeto, y de un placer autoerótico que funda las
bases de la futura existencia propia. La inscrip-
ción de la huella de la experiencia de satisfac-
ción, una representación que da sentido y

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Caso Andreu, 2 años 2 cuando está en su casa con frecuencia se queda


Andreu es entrevistado por primera vez a mucho rato mirando una luz.
los 2 años en un centro de atención precoz de- Datos destacados de la historia
bido a que no se ha iniciado en el lenguaje co-
municativo, sólo emite pequeños gritos, pero Antes del embarazo de Andreu, la madre
ninguna palabra. Es un niño “muy movido, no perdió otro embarazo como consecuencia de la
para quieto; es muy nervioso” –dice la madre-, amniocentesis: tuvo que parir una niña muerta
“está muy enmadrado” –dice el padre- “Pero a los 5 meses de gestación. La madre quedó muy
tiene momentos en que es muy cariñoso” A los afectada por esta pérdida y se deprimió profun-
padres les llama la atención que sea tan movido damente. El aborto se produjo en un período en
y que con frecuencia se golpee sin emitir nin- que coincidieron otras muertes en su familia,
guna queja. Suelen tenerlo en la trona para que todas ellas muy significativas, sustitutos mater-
no se agite demasiado y se caiga. nos (su madre falleció cuando ella tenía 16
En la primera entrevista conjunta niño-ma- años). Hubo un ingreso psiquiátrico breve a raíz
dre la psicoterapeuta observa una criatura que de esa depresión. A los 3 meses queda embara-
pareciera estar “poco humanizada, como si zada de Andreu ya que le recomendaron emba-
fuera un animalito”. Lo traen en el cochecito razarse inmediatamente. Hubiese deseado tener
con las manos atadas. Cuando lo sueltan en la una niña.
consulta tira todo, no se queda quieto ni un mo- Andreu nació con algunas dificultades res-
mento, va de un lado a otro incluso -a veces- piratorias y al no haber unidad de neonatos en
golpeándose contra las paredes. Si se lo contiene el hospital, fue trasladado a otra unidad por lo
físicamente, se relaja un poco pero luego se que madre e hijo estuvieron cinco días separa-
pone rígido, se escurre y se va. Las palabras de dos. Luego todo transcurrió con normalidad,
la terapeuta no producen ninguna reacción ni salvo que la madre no dejó de estar angustiada
respuesta aunque en algunos momentos le di- a lo largo de todo el primer año de vida del niño,
rige una mirada fugaz, como en ráfaga. Pun- temiendo que le ocurriese algo malo. Cuenta la
tualmente toma alguno de los objetos de la caja madre que “me pasaba todo el día mirándolo, le
de juegos y lo tira, a veces con fuerza, como si ponía la mano en el corazón para ver si latía”.
tuviese rabia. En algún momento se pone cual- Con la pérdida del primer embarazo se había
quier cosa en la boca, sin chupar. despertado en ella el temor a no poder tener hi-
Obsesivamente se desliza por medio de las jos sanos, pero no lo comentó con nadie, tam-
sillas, por debajo de las piernas, se mete en los poco con el marido.
recovecos pero no se queda allí, pasa y vuelve a Llama la atención de la psicoterapeuta que
buscar otro recoveco. la madre viste siempre de negro. Al padre lo ve
La terapeuta observa cómo la excitación va mayor y cansado. Trabaja de noche y duerme
creciendo y es notoria la sudoración. por la mañana cuando el niño se lo permite.
En esa entrevista la madre cuenta que por “Me cuesta dormir por este trasto de niño”, dijo
la noche el niño no puede dormirse si ella no el padre. Considera que el niño es “un poco re-
tiene la mirada puesta en él, muy cerca. Ha de vuelto” pero que no le ocurre nada importante.
poner la mano en el vientre del niño porque si Está muy ocupado en sus cosas y no le presta
no se asusta y se despierta. También relata que mucha atención. Destaca en la historia el hecho

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Agradezco este material clínico a la Lic. Nuria Molas

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de que el abuelo paterno de Andreu falleció a desamparo y la depresión materna encajan sus
los 6 meses de iniciado el embarazo. piezas en el puzle mortífero que construye con
el padre, lejano afectivamente, ciego frente al
Sesión a los 2,4 años sufrimiento que madre e hijo exhiben cotidia-
La psicoterapeuta ha decidido trabajar con namente en el hogar. Sin embargo, hay alarma
el niño a solas porque la madre invadía todo el en estos padres que se encuentran atrapados en
espacio hablando sin cesar y pasando de un las redes de sus propias historias infantiles sin
tema a otro aunque no tuviese relación con An- resto pulsional para investir con un Eros inte-
dreu. grador al pequeño Andreu ni recursos para
El niño va de un lado a otro de la sala, como sin contener su inquietud permanente y significar
intención ni objeto, a veces con la cabeza hacia la excitación que lo invade. Atado en la trona,
atrás. La mirada no se detiene en nada. Se gol- con las manos ligadas, el pequeño encuentra allí
pea contra los objetos, pasa a lo largo de canales una estructura sostenedora que hace las veces
estrechos o a través de las piernas de la tera- de exoesqueleto, aguantando un cuerpo todavía
peuta. distante de la unidad psicosomática o de la
Se sube a un pequeño tobogán de gomaes- asunción jubilosa de un yo especular. Dejado a
puma que hay en el despacho y al llegar al sillín merced de sí mismo, la motricidad indiferen-
superior cae sistemáticamente hacia abajo (no ciada se desencadena sin freno ni anclaje en ob-
se desliza sino que cae). Si la terapeuta no lo sos- jeto interno ni externo alguno, sin el recurso
tuviese se haría mucho daño. También se sienta calmante que el autoerotismo oral presta al
en la sillita para niños de forma tal que siempre bebé normal. Algunas defensas muy primitivas
cae al suelo. permiten ya intuir que este escenario no es el
Se acerca al espejo y no se mira pero apoya original sino que se encuentra atravesado por
la cara. Lame el espejo. No habla. Sólo repite un historias ajenas y maniobras protectoras, como
sonido de este tipo: “trequetrequetreque”, sin diría Frances Tustin. Así, Andreu parece en-
intención comunicativa. contrar sosiego en el vacío autista que induce el
En un momento de la sesión la terapeuta se brillo de una luz, las sensaciones autogeneradas
estira en el suelo cerrando los ojos y le dice al al lamer el espejo frío o al repetir un sonido en-
niño que va a dormir y que él puede venir tam- volvente, "trequetrequetreque"; encuentra al-
bién a dormir. El niño, presa de gran agitación, gún placer autodestructivo en los golpes que se
se le arroja encima, la coge del pelo y la obliga a inflige (autoerotismo primario); muestra su ne-
sentarse. La escena se repite, siempre con gran cesidad de un abrazo que ponga freno a la in-
agitación y desespero. quietud y también el pánico a quedar allí atra-
pado, en los dos tiempos del breve contacto con
Sesión a los 2,6 años el objeto que intenta contenerlo. Y más allá,
huellas más claras de lo arcaico, signos de per-
Dice “mamamamama”. Se observa en el es-
cepción (Freud, carta 52) que no han ingresado
pejo con dos pelotas y abre la boca mirando con
al circuito de representación, señales de que
interés, como si quisiese ver dentro.
algo que debía haber sucedido en el origen, no
sucedió. Andreu se deja caer, se desliza por de-
La emergencia de lo arcaico en el caso bajo de las sillas, se mete en recovecos, pasa en
Andreu medio de las piernas como si apuntase compul-
Las primeras entrevistas ponen en escena el sivamente a un repetido acto de nacimiento y
estado de pasividad y desconexión emocional renacimiento en el que, una vez más, entra y
que preside los vínculos familiares. El sale sin permanecer junto a los ritmos y los

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sonidos del cuerpo materno. Pero al final de la del lugar en el que se siente investido por la mi-
entrevista, una revelación inesperada: Andreu rada materna emocionada, aunque esa mirada
necesita la mirada de la madre y la mano en su sólo pueda reflejar una angustia ajena, invasora,
vientre para poder dormir. Una suerte de an- incapaz de dar sentido y significado a la propia
claje objetal se despliega en esta escena noc- del niño.
turna relatada por la madre, contrapunto de la El movimiento de la sesión permite ver, a
desligazón mostrada hasta ese momento. edad tan temprana, la importancia del encuen-
La narración de los padres teje sentidos en tro con la analista que suscita una reactivación
torno a este pequeño actor que va poniendo en de las huellas de vivencias transgeneracionales
el escenario de sus sesiones las huellas del pa- a las que el niño se encuentra identificado
sado atravesadas por defensas que intentan pro- (identificación primaria pasiva): cae y vuelve a
tegerlo de dolorosas agonías primitivas (Winni- dejarse caer, como muerto. La propuesta de la
cott) y acciones enigmáticas que esperan secre- analista de ponerse a dormir, surgida de su in-
tamente el encuentro con un otro cargado de tuición contratransferencial, organiza un esce-
emoción y capacidad para descifrar su signifi- nario que prefigura la posibilidad de comenzar
cado (sesión a los 2,6 años). Andreu tuvo al na- a dar forma y sentido a lo no representado,
cer una madre hundida por el peso de unas pér- desatando un nudo del desarrollo subjetivo.
didas imposibles de simbolizar y el temor de ser La herida transgeneracional que no cica-
incapaz de sostener la vida de un hijo. En estado triza ha teñido la experiencia de satisfacción im-
de duelo no elaborable y tal vez a la espera del pidiendo el nacimiento de la función objetali-
nacimiento de una niña que pudiese repararla zante de la pulsión de vida (Green, 2003, pág.
de las muertes sucesivas, la madre tuvo dificul- 304), responsable de la creación de los objetos
tad para investir a Andreu con una intensa externos e internos. El desencuentro de la pul-
carga erógena y colocarlo en el trono de su ma- sión con el objeto primario impide su transfor-
jestad, el bebé, aquél que llegaría a realizar todos mación en representaciones de todo tipo y, por
sus sueños incumplidos. Teniendo por misión consiguiente, la puesta en marcha de la satisfac-
el desmentir la muerte, Andreu quedó atrapado ción alucinatoria y su correlato, el autoero-
en el lugar de los muertos vivientes de su madre. tismo. El estado de no representación es el lecho
Según mi parecer, la sesión del niño a solas por el que transita la pulsión de muerte; la im-
con su terapeuta a los 2,4 años es muy revela- posibilidad de realizar un trabajo de figurabili-
dora. Si en su conducta libre se presenta como dad deja al niño sumido en la indiferenciación,
un niño indiferenciado y ausente como sujeto, el caos pulsional y el desamparo psíquico frente
cuyo gesto voluntario sólo se expresa a través de a cantidades excesivas, una excitación imposi-
formas de sensación (Tustin), en cambio se ble de tramitar.
vuelve activo, desesperado y dueño de su
cuerpo cuando la propuesta del juego de po- Ligar la pulsión de muerte
nerse a dormir lo enfrenta al horror del dormir-
morir. Dormir-morir, es la ecuación fantasmá- Para Winnicott, el acoplamiento originario
tica materna que atraviesa a Andreu y lo aliena madre-bebé es condición de la integración
en una historia ajena impidiéndole iniciar una yoica y sostén del sentimiento de continuidad
historia propia. Pero curiosamente hay allí un existencial. El holding es envoltura protectora
modelo, un armado representacional que orga- frente a los estímulos del mundo y de la vida
niza los datos y las experiencias del mundo, pulsional, también es abrazo que conjuga en
confiriendo a Andreu una breve percepción de una unidad indiferenciada los ritmos de los dos
unidad, de integridad psicosomática. Se trata miembros de la dupla en la creencia paradójica

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de que la criatura es la creadora de todo lo el momento en que el niño negativiza la presen-


bueno que le es ofrecido para satisfacer su nece- cia materna ("jugar a solas en presencia de la
sidad y su gesto espontáneo. Esa primera para- madre") para crear ese espacio psíquico perso-
doja que estructura el naciente narcisismo in- nal e imaginariamente autosuficiente que fun-
fantil abrirá paso a la segunda paradoja consti- cionará como fondo secreto de su propio
tuyente: "jugar a solas en presencia de la madre", mundo representacional. El éxito de ese pro-
consolidación de un espacio transicional que se ceso de constitución de la estructura encua-
abre al símbolo. Pero si el rostro y los ritmos drante garantiza la ligadura y neutralización de
pulsionales maternos imponen su presencia la pulsión de muerte en tanto que vuelve estruc-
real tempranamente o se producen grietas im- tura psíquica la función paraexcitadora del ob-
portantes en la continuidad del holding, el niño jeto primario. El fracaso en la constitución del
experimentará caídas impensables. La ruptura marco psíquico habla de un desencuentro en el
de la continuidad existencial por fallos en el origen o de una ruptura de la continuidad exis-
holding será la fuente de la que nazcan las ten- tencial, ya sea porque el objeto primario ha
dencias destructivas. (Winnicott, 1971) rehusado el abrazo libidinal o, por el contrario,
Desde la perspectiva de André Green, esa porque el exceso de presencia no permite su ne-
envoltura protectora que provee el holding ma- gativización.
terno acaba invirtiendo su polaridad a través del El dolor que comporta para el niño la ca-
doble retorno pulsional (actividad- pasividad, rencia o el exceso, la falta de investimiento tanto
vuelta contra sí mismo) constituyendo una es- como la intrusión pulsional , acaba siendo coa-
tructura encuadrante para el propio sujeto. "El gulado por la vía de la retirada de su propia in-
sujeto se edifica donde se ha realizado la inves- vestidura. Cuando la psiquis no encuentra el ca-
tidura del objeto y no donde se ha realizado su mino hacia la vectorización pulsional por la vía
propia investidura" dice Green (1983, pág. 120). de la representación, las pulsiones de destruc-
El abrazo materno, que incluye las vivencias fu- ción abren el camino a la desobjetalización, la
sionales madre-bebé, se vuelve marco y límite retirada de las investiduras dirigidas al objeto y
del espacio psíquico en el que se irán inscri- a todo aquello que pudiera evocarlo, inclu-
biendo las representaciones y el juego del auto- yendo las representaciones del mundo y de sí.
erotismo. "Cuando las condiciones favorecen la "Ese movimiento de retirada de las investiduras
inevitable separación entre la madre y el hijo, se se refleja sobre el sujeto naciente y sobre su na-
produce en el seno del yo una mutación deci- ciente sistema de representación haciendo esta-
siva. El objeto materno se borra como objeto llar todo el potencial de ligazón" (Ch. Delour-
primario de la fusión, para dejar el lugar a las mel, 2012). Para Green, la expresión clínica de
investiduras propias del yo, fundadoras de su la desobjetalización es el narcisismo negativo o
narcisismo personal [...] esta borradura de la narcisismo de muerte, "esta doble sombra del
madre, no la hace desaparecer verdaderamente. Eros unitario del narcisismo positivo que tiende
El objeto primario se convierte en estructura a la inexistencia, la anestesia, el vacío, el
encuadradora del yo, que da abrigo a la alucina- blanco,..." (1983, pág. 38)
ción negativa de la madre" (Green, 1983, pág. Veamos a continuación la primera entre-
231). vista con el pequeño Jan quien mantiene una
Es a partir de la ausencia sobre fondo de base de fragilidad arcaica sobre la que se orga-
presencia que el envoltorio protector materno nizó una estructura encuadrante que no consi-
es tomado en préstamo para constituir la es- gue sostener de forma estable la unificación
tructura de la psique del hijo, a través de la alu- yoica que provee el narcisismo primario y el au-
cinación negativa de la madre. Es fundamental toerotismo. Alternan en la entrevista estados de

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ligazón y desligazón pulsional. La vectorización hablo, me lo devuelve pero cuando vuelvo a ti-
del orden pulsional depende de la activación de rarlo él lo hace chocar violentamente, primero
la memoria de encuentros positivos en el origen contra otro coche y luego contra las paredes,
en tanto que la tendencia a desobjetalizar es con gran fuerza y manifiesta exaltación.
promovida por la reedición de los fallos arcai- En un momento se queda quieto y noto que
cos. se masturba analmente, sentado sobre su tobi-
llo. Luego, más tranquilo, recorre la consulta,
Caso Jan, 3 años y 6 meses intenta encender el ventilador y se sube a la silla
y al escritorio. Elige después un oso de peluche
Jan es un niño inteligente y conectado pero y lo aprieta contra su pecho; con calma y son-
tiene dificultades para estar tranquilo, jugar o riente se acerca a la madre y se tira en el suelo
dormir. Se despierta varias veces cada noche delante de ella, acostado, de espaldas, soste-
con pesadillas, siempre está inquieto, en movi- niendo al osito, la mira con ternura y sonriendo
miento constante, tocándolo todo y sin cons- seductor le pregunta si se marchará. Ella le con-
truir ninguna secuencia lúdica salvo que al- testa que no, con sequedad y sin mostrar interés
guien organice una actividad y esté muy pen- alguno en la demanda amorosa del niño. Él in-
diente de él. En el colegio puede ser muy agre- siste unos segundos más, pero ella no responde
sivo y morder a los compañeros. La maestra se en ningún sentido, su gesto permanece indesci-
queja de que no atiende y que nunca está quieto. frable. El niño se levanta con furia y comienza a
El padre es ansioso, tenso, y le cuesta mu- golpear violentamente con un martillo un ju-
cho contener la agresividad. Es cariñoso con su guete; los golpes, muy fuertes, se acompañan
hijo y se ocupa mucho de él. La madre es una con una mirada fija, llena de rabia, como si
mujer muy tranquila, pasiva, muy poco expre- odiara al objeto que golpea. Pero poco a poco
siva y con escaso apetito sexual. Es muy depen- los golpes van perdiendo furia y se transforman
diente de su propia madre y suele dejar al niño en un movimiento rítmico, cada vez más lento
al cuidado de la abuela incluso en los horarios y acompasado, descargado de toda emoción,
en que no trabaja. Tiene miedo a la agresividad vacío, hipnótico. La mirada sigue fija en el mo-
de su hijo y no sabe cómo calmarlo. La pareja vimiento, pero el niño se ha ausentado.
tiene conflictos en su vida sexual y en la regula- Lo llamo al contacto conmigo y sale de allí
ción de la agresividad entre ellos. desbocado, como un trompo sin eje, corriendo
de pared a pared, tocando todo, tirando objetos
Primera entrevista conjunta madre-hijo:
y sin atender a ningún freno verbal. Sólo con-
El niño se muestra alegre e interesado en to- sigo detenerlo envolviéndolo fuertemente con
dos los objetos de la consulta. Investiga algunos mis brazos. La madre permanece pasiva e inex-
juguetes de la caja que le ofrezco pero no orga- presiva.
niza ninguna secuencia de juego salvo un breve Violencia y sexualidad presiden explícita-
momento en que se ocupa en meter unos cubos mente los conflictos de la pareja parental y, lejos
dentro de los otros. de estar protegido de la intensidad de esos estí-
Su interés va pasando de un objeto a otro. mulos, Jan parece actuar proyecciones que mul-
Durante mucho rato va recogiendo objetos que tiplican su propia pulsionalidad y que dificultan
inmediatamente olvida o deja caer, el interés va la estructuración de sus anhelos edípicos. La es-
dejando paso a una creciente excitación sin ob- cena de seducción no encuentra vías de aper-
jeto. En ningún momento se dirige a mí aunque tura a la simbolización sino que acaba repi-
no evita la mirada. Sentada con él en el suelo, le tiendo compulsivamente un desencuentro en el
tiro un cochecito con suavidad mientras le origen entre la pulsión y el objeto constituyente.

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Jan ha hecho un gran esfuerzo a lo largo de de destrucción por la vía de la desinvestidura


esta entrevista por contener su vida pulsional. objetal, la desobjetalización, que busca borrar
Ha intentado poner freno a su agresividad por las huellas psíquicas del objeto y de todo aquello
la vía placentera del autoerotismo y se ha diri- que pudiese evocarlo, incluso el propio yo.
gido amorosamente a su madre que al no res- Cuando esta desinvestidura radical se pro-
ponder a la seducción deja también caer la po- duce muy tempranamente en la vida del niño,
sibilidad de significar al niño devolviéndole la retirada de investiduras se dirige no sólo al
sentido, emoción cualificada y límite. objeto sino que opera también sobre la repre-
El fracaso de la experiencia desata una rabia sentación del objeto, en tiempos en que no se ha
sin control, un deseo de destruir y desembara- producido la diferenciación sujeto-objeto. En el
zarse de un objeto que rechaza y deja a merced peor de los casos, la desinvestidura alcanza a to-
del dolor de la invasión de excitación. Es noto- dos los aspectos de sí que pudiesen entrar en
rio cómo la falta de respuesta de la madre desor- contacto con el dolor: pensamiento, senti-
ganiza el funcionamiento autoerótico que per- miento, cuerpo, palabra, en una aspiración al
mitía a Jan inhibir la descarga pulsional desor- no ser, a la muerte psíquica propia de algunos
ganizada. cuadros psicóticos (psicosis blanca, autismo).
Pronto los afectos van perdiendo cualidad, Pero con frecuencia la desinvestidura de la
ya no hay violencia, ni placer, ni búsqueda, sólo representación de la madre/objeto -ausente en
puede contenerse generando un vacío de emo- su presencia- deja un blanco, un hueco, un va-
ciones. Jan se va ausentando subjetivamente, los cío sobre el que se tejen las texturas neuróticas
golpes cargados de furia dejan paso al puro mo- y los excesos de ámbito fronterizo (ej. síndrome
vimiento autohipnótico, señal de la producción de la madre muerta, Green, 1983).
de un vacío mental por la vía autosensorial. El Será en el apres̀ coup del despliegue trans-
investimiento dirigido al objeto ha desapare- ferencia-contratranferencia en el que esas hue-
cido, y con él toda investidura de sí mismo o de llas de lo arcaico podrán encontrar un escenario
sus representaciones internas. para su revelación. Su forma de manifestación
A partir de allí Jan es como un trompo sin llevará siempre la marca de lo no representado
eje que busca encontrar los límites de sí mismo en el origen y de las lógicas primitivas de pro-
chocando contra las paredes. La angustia propia tección contra el dolor.
de ese estado es aniquilatoria, las palabras ya no
sirven, el único límite que puede contenerlo es
el abrazo físico. La falta de respuesta materna, el
rostro que no refleja, deriva en la producción
activa de un vacío de objeto interno y su corre-
lato, un vacío de sujeto, un hueco en la organi-
zación subjetiva que se degrada regresivamente
en una pura descarga de excitación.
En los movimientos pulsionales de esta en-
trevista, se hace posible observar lo que Green
llama la conjuración del objeto (1972, pág.255).
Se trata de un intento de protegerse del objeto
que por invasión o ausencia expone a los efectos
destructivos de un exceso de excitación irrepre-
sentable, traumática. En este contexto, Green
describe el recurso automático a las pulsiones

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Mentalización. Revista de psicoanálisis y psicoterapia, 11; Octubre 2018 9

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