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CULTIVO DEL MANÍ

ORIGEN

Ha sido cultivada para el aprovechamiento de sus semillas desde hace 7000 u 8000
años. Los conquistadores españoles observaron su consumo al llegar al continente
americano, en la zona y alrededores del Imperio inca (Perú) y en las regiones costeras
del Ecuador continental. Se cree originario de las regiones tropicales de América del
Sur, donde algunas especies crecen de modo silvestre. El arqueólogo estadounidense
Tom Dillehay descubrió los restos de maníes de 7840 años en Paiján y en el valle de
Ñanchoc, Perú.
Se cultivó por primera vez en la zona andina costeña de Perú, según los restos
arqueológicos de Pachacámac y del Señor de Sipán en Perú. Los incas extendieron su
cultivo a otras regiones de Sudamérica y los colonizadores lo hicieron en Europa y el
continente africano. En la actualidad su cultivo se ha extendido ampliamente por
regiones de Asia y África.
ORIGEN DEL NOMBRE
Maní es una palabra de origen taíno y es el nombre que predomina en algunos países
de habla hispana para la denominación tanto de la planta como de su fruto y su
semilla. La denominación Maní también puede provenir del idioma guaraní donde se le
denomina "Mandubí".
El término cacahuate es un nahuatlismo proveniente de cacáhuatl ("cacao"). En
náhuatl se denomina tlālcacahuatl, que significa "cacao de la tierra"; compuesto por
tlalli —tierra, suelo— y cacahuatl —granos de cacao— porque la vaina de sus semillas
está sobre tierra. Planta y fruto se conocen en México como cacahuate, mientras que
España ha adoptado el vocablo cacahuete, y en la mayor parte de Andalucía se llama
a los frutos, de forma genérica, avellana. En algunos lugares de España, a los frutos
repelados y fritos se les denomina panchitos.
HISTORIA DEL CACAHUETE EN AMÉRICA
El maní o cacahuete, es conocido desde hace miles de años y su origen se encuentra
en las regiones tropicales de Suramérica hace 8.000 años.
Esto se conoce gracias a Tom Dillehay, arqueólogo estadounidense, que halló restos
de cacahuetes en Perú que datan de hace 7.800 años. Aunque también existe una
teoría menos aceptada que indica que el origen del cacahuete está en Brasil.
Posteriormente, gracias a los Incas, se expandió el cultivo del cacahuete desde la
costa andina del Perú al resto de regiones del continente suramericano.
De aquí, los colonizadores españoles, que lo vieron por primera vez en un mercado de
la capital mexicana (Tenochtitlan), lo llevaron a Europa y África.
El cacahuete, una de las plantas prehistóricas mejor conservadas, originaria de
América del Sur, pasó a los actuales Estados Unidos antes de que los españoles
llegaran a América; allí, pasado el tiempo, serviría para alimento de animales y de
esclavos.
Hasta la Guerra Civil americana, no comenzaron a comer cacahuetes los blancos. Los
estragos de la Guerra de Secesión, el hambre hizo que el cacahuete fuera conocido e
incluso se aficionaran a ellos hasta el punto de que tanto los vencidos como los
vencedores llevaban en sus zamarras cacahuetes y su planta de flor amarilla, como se
le llamaba.
Sin embargo, hasta el último cuarto del siglo XIX no fue, al menos en la parte norte de
la Unión, sino una curiosidad gastronómica.
Famosa es la crema de cacahuete en los Estados Unidos y otros países de América.
Su implantación y éxito vino de la mano de un singular personaje: P.T. Barnum, dueño
del circo más famoso de su tiempo, que en 1880 tuvo la ocurrencia feliz de vender
durante el espectáculo bolsitas de cacahuetes de modo que esta golosina llegó a ser
tan consustancial al espectáculo como hoy los son al cine las populares y riquísimas
palomitas de maíz.
HISTORIA DEL CACAHUETE EN EUROPA
En la España del siglo XVIII, fue el primer punto de Europa donde se cultivó esta
planta. En concreto, Valencia, por iniciativa del canónigo Francisco Tabares de Ulloa,
que en 1800 publicó los resultados de su plantación.
De allí fue llevada a Argelia y norte de África por agricultores valencianos emigrados a
las plazas de soberanía española del Oranesado.
Su cultivo contemplaba la extracción del aceite, muy apreciado por tener la cualidad de
no descomponerse ni alterarse, y por lo fácil de su conservación, sin tener que temer
por su enranciamiento.
Aunque se puede comer cruda su semilla, tostada se torna olorosa y dulce, de un
sabor que recuerda al de la almendra o la avellana. Con cacahuete se preparó antaño
una horchata tan deliciosa como la de chufa, así como otras emulsiones refrigerantes.
De esta legumbre versátil se hacen pastas, cremas, confituras y natillas, y entra a
formar parte de diversas salsas para carnes y pescados.
En cuanto a la harina obtenida a partir del cacahuete, mezclada a partes iguales con la
de trigo se emplea para panificación o hacer galletas.
Los españoles hicieron, con anterioridad a la pérdida de los territorios ultramarinos, un
excelente pan de cacahuete y yuca: el cazabe o torta a la que se añadía manteca,
resultando un alimento muy nutritivo y gustoso que se conservaba en las largas
travesías sin alterarse demasiado.
De la planta del cacahuete casi todo se aprovecha. La raíz es buen sucedáneo del
paloduz o regaliz; las cáscaras pulverizadas son un excelente abono; los tallos verdes
y secos sirven de forraje; el tallo y ramas secas suministran una hilaza fina cuyos hilos
admiten el tinte y sirven para fabricar telas finas, consistentes y suaves; también se
utiliza para la fabricación de pasta de papel.
Así, no sorprende que del cacahuete se haya dicho que es al mundo vegetal lo que el
cerdo es al mundo animal: materia que no tiene desperdicio. Los cacahuetes fueron
comida de clases humildes, de gallinas, pavos, cerdos y esclavos.
HISTORIA DEL CACAHUETE EN ASIA
Los cacahuetes no se quedaron en América. Viajaron hasta la lejana China en los
equipajes de los misioneros que en 1889, la introdujeron en aquel país. Al principio, los
utilizaron para premiar a los catecúmenos que mostraban mayor celo en el aprendizaje
y aceptación del cristianismo.
Cada pareja china que aceptaba el bautismo, recibía en premio una pequeña bolsa de
cacahuetes. Triunfó también en aquellas lejanas tierras, siendo cultivado en todas sus
provincias hasta convertirse en ingrediente necesario para la cocina oriental.
ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA CACAHUETE
Su etimología es amerindia, de la voz náhuatl tlalkakáwat, compuesta de tlalli= tierra +
kakáwatl= cacao. Su primer uso escrito se decía ‘cacaguate’, en la obra del religioso
Bernabé Cobo Historia del Nuevo Mundo (1653).
En el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes, de Esteban Terreros, a
mediados del XVIII, se lee ya el término en su morfología actual.
En Cuba y América del Sur sigue en vigor el término maní, de la lengua taína hablada
en Haití en tiempos de la Conquista.
El madrileño Fernández de Oviedo, cronista de Indias, parece que fue el primero en
emplear el término, que suele usarse tanto para el singular como para el colectivo,
mientras que la forma plural designa normalmente los granos individuales del maní o
cacahuete: maníes, que alterna con manís y con el barbarismo ‘manises’, surgido por
tener el hablante in mente términos como ‘país, anís’.
En relación con la formación del plural, en partes de América, como Uruguay dicen
maníes, y en Tenerife manises. A finales del siglo XIX se denominaba al cacahuete
avellana americana en Andalucía, por el sabor de ambos frutos secos.
CARACTERÍSTICAS
Las flores echan raíces en cuanto aparecen las vainas o chauchas, las chauchas que
contienen las semillas se encuentran enterradas en la tierra para madurar; son de
color castaño amarillento al marrón rojizo, deprimidos entre las semillas y pueden
tener hasta 6 semillas. El maní tostado, frito u horneado adquiere un sabor parecido a
la nuez. Hay dos variedades: las erectas y las rastreras.
MUESTRA DE MANÍ BLANCO
Se consumen crudos, tostados, fritos en el aperitivo generalmente acompañando una
cerveza, se sirven salados o sin sal, con cáscara o pelados. Con el Maní se elabora un
aceite vegetal usado en las zonas tropicales americanas para cocinar. También se
utilizan para la elaboración de tartas, galletas, pasteles, mantequilla, dulces, etc. Tanto
en Bolivia como en Ecuador se pulveriza para agregar y espesar salsas de guisos.
PLANTACIÓN DE MANÍ

Se siembra a finales de primavera, y se recolecta a finales de otoño. Su cultivo se


viene realizando desde épocas remotas, así los pueblos indígenas lo cultivaron, tal y
como queda reflejado en los descubrimientos arqueológicos realizados en
Pachacamac y otras regiones del Perú. Allí se hallaron representaciones del maní en
piezas de alfarería y vasijas.
En África se difundió con rapidez, siendo esta legumbre un alimento básico en la dieta
de numerosos países, razón por la cual algunos autores sitúan erróneamente el origen
del maní en este continente. Las cáscaras, obtenidas como subproducto, se emplean
como combustible. Un detalle fascinante de la planta del maní es que las flores, luego
de la polinización, se hunden en el suelo y el fruto (maní o cacahuate: una legumbre
indehiscente) se desarrolla subterráneamente.
Los principales países de cultivo son China y la India, donde se utiliza sobre todo
como materia prima para la producción de "aceite de cacahuete".
PLAGAS
La infección por ciertas especies de hongos (Aspergillus flavus o A. parasiticus)
contamina las semillas con aflatoxinas, peligrosas sustancias cancerígenas.
PROPIEDADES

Fuente natural de proteína, más de un 30% y 50% grasas insaturadas que disminuye
el colesterol, es un alimento muy apreciado que ha sido acogido como alimento diario
en muchas culturas. Contiene fitoteroles favorable para disminuir el colesterol, muy
rico en Vitamina E y aporta minerales como sodio, potasio, hierro, magnesio, yodo,
cobre y calcio. Sus sustancias antioxidantes como los tocoferoles y resveratrol tienen
importancia en la prevención del cáncer y enfermedades cardiovasculares. También
su consumo previene litiasis, diabetes de T2 y ciertos tipos de cáncer.

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