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Índice
1 Introducción y resumen
2 Etimología
3 Influencias intelectuales de Marx y Engels
4 Concepción materialista de la dialéctica
5 Concepción materialista de la historia
5.1 Análisis de las clases sociales
5.2 Lucha de clases y modos de producción
5.3 Comunismo, socialismo y dictadura del proletariado
6 Concepción marxista de ideología
6.1 La moral en el marxismo
6.2 Ideas sobre el crimen
7 Teoría marxista de la alienación
7.1 Antropología marxista y teoría del trabajo
7.2 Fetichismo de la mercancía
7.3 Crítica marxista de la religión
7.4 Familia burguesa y explotación infantil
8 Concepción marxista del Estado
8.1 El origen del estado
9 La economía marxista
9.1 La acumulación de capital, trabajo y mano de obra excedente
9.2 Teoría del valor y plusvalía
10 Partidos, movimientos y gobiernos inspirados en el marxismo
11 Críticas al marxismo
12 Corrientes surgidas del marxismo
13 Obras
13.1 Obras de Marx
13.2 Obras de Engels
13.3 Obras de Marx y Engels
13.4 Obras de Lenin
13.5 Otras obras
14 Véase también
15 Referencias
16 Bibliografía
17 Enlaces externos
Introducción y resumen
Los componentes centrales del modelo teórico explicativo marxista se pueden dividir
en cuatro elementos esenciales:
En primer lugar, el concepto de «lucha de clases», que es formulado por primera vez
en el Manifiesto comunista y que progresivamente se va transformando en el método
de análisis materialista de la historia humana resultado de condiciones económicas
materiales, en torno a los conceptos de «clase social», «contradicción» y «división
social del trabajo» (materialismo histórico). A su vez el marxismo sigue la
corriente filosófica en donde la materia es el sustrato de toda realidad, sea
concreta o abstracta (materialismo dialéctico). Este método está a la vez basado en
la lógica hegeliana comúnmente llamada «dialéctica» (aunque en términos
estrictamente hegelianos se trata de una «lógica ontológica», modelo que a la vez
sobrepasa al concepto hegeliano de dialéctica). Curiosamente, Marx no especificó en
ninguna obra en particular cuáles eran los límites globales de este método, ni cuál
era el concepto que él tenía de dialéctica, sin embargo se cita el prólogo de la
Crítica de la economía política, de 1859, como su formulación más precisa.
El objetivo que se propone es que los trabajadores tengan acceso a los medios de
producción en forma institucionalizada; es decir, utilizando las instituciones
públicas del Estado para que los trabajadores obtengan medios de producción y
evitar que «la burguesía vaya concentrando cada vez más los medios de producción,
la propiedad y la población del país. Reúne a la población, centraliza los medios
de producción (principalmente, las fábricas) y concentra en pocas manos la
propiedad».16
Marx propone la abolición de la apropiación privada (un concepto más amplio que el
de propiedad, que es meramente jurídico) sobre los medios de producción, esto es,
«la abolición del sistema de propiedad burguesa», tal y como lo menciona en su
Manifiesto comunista: «Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la
propiedad en general sino la abolición del sistema de propiedad burgués»,17 ya que
la burguesía no solamente se apropia del producto social mediante la ley, sino que
también corrompe las instituciones u otros mecanismos legales para apropiarse de la
propiedad de los trabajadores. Un ejemplo de ello ha sido el robo (despojo) de
tierras a indígenas y campesinos para la instalación de agroindustrias y proyectos
minero-energéticos.
Con el acceso a los medios de producción por parte de los trabajadores, el marxismo
concluye que se logrará una sociedad sin clases sociales donde todos vivan con
dignidad, sin que exista la acumulación de propiedad privada sobre los medios de
producción por unas cuantas personas, porque supone que esta es el origen y la raíz
de la división de la sociedad en clases sociales. Esto implicaría una enorme
competencia y eficiencia en la economía; además, el trabajador no se podría
explotar a sí mismo ni tampoco podría explotar a otro trabajador porque ambos
tendrían medios de producción. Lo que dicho panorama podría ocasionar es que los
trabajadores se organizarían para crear empresas más grandes a través de
asociaciones justas; por tal motivo Marx expresa que «el precio medio del trabajo
asalariado es el mínimo posible. Es decir, el mínimo necesario para que el obrero
permanezca vivo. Todo lo que el obrero asalariado obtiene con su trabajo es, pues,
lo que estrictamente necesita para seguir viviendo y reproduciéndose. Nosotros no
aspiramos en modo alguno a impedir los ingresos generados mediante el trabajo
personal, destinados a adquirir los bienes necesarios para la vida». Y recalca en
su Manifiesto: «Solo aspiramos a destruir el carácter ignominioso de la explotación
burguesa, en la que el obrero solo vive para multiplicar el capital». Así,
entonces, el trabajador o trabajadores serán dueños de sus propios negocios,
iniciando un elevado comercio; por esa razón, en el Manifiesto especifica que «el
comunismo no priva a nadie del poder de adquirir bienes y servicios».18
Marx considera que cada país tiene sus particularidades y, por tanto, las medidas
para proveer a los trabajadores de medios de producción pueden ser diferentes, y
que al principio parecerá que no son suficientes. Marx tiene en clara la ley de la
escasez y por ende la distribución de medios de producción en forma
institucionalizada y legal se dará poco a poco en una transición lenta pero
efectiva; por tal motivo concluye en su Manifiesto: «(...) por medio de medidas
que, aunque de momento parezcan económicamente insuficientes e insostenibles, en el
transcurso del movimiento serán un gran resorte propulsor, y de las que no puede
prescindirse, como medio para transformar todo el régimen de producción vigente».18
En conclusión, Marx propone el uso de las instituciones del Estado, como por
ejemplo el uso de los impuestos para financiar la compra y distribución de los
medios de producción a los trabajadores, que al paso del tiempo formará un mercado
de competencia perfecta.
Etimología
El término marxismo fue acuñado por Karl Kautsky, quien se consideraba un marxista
ortodoxo durante la disputa entre los seguidores ortodoxos y revisionistas de
Marx.19 El rival revisionista de Kautsky, Eduard Bernstein también adoptó más tarde
el uso del término.19 Engels no apoyó el uso del término marxismo para describir
sus puntos de vista o los de Marx.20 Engels afirmó que el término estaba siendo
usado abusivamente como un calificador retórico por aquellos que intentaban
convertirse en verdaderos seguidores de Marx al mismo tiempo que lanzaban a otros
en términos diferentes, como las de Lassalle.20 En 1882, Engels afirmó que Marx
había criticado al autoproclamado marxista Paul Lafargue al decir que si las
opiniones de Lafargue se consideraban marxistas, "una cosa es cierta y es que no
soy marxista".21
Hegel
Feuerbach
Marx tuvo grandes influencias filosóficas, la de Feuerbach, que le aportó y afirmó
su visión materialista de la historia, y la de Hegel, basada en la filosofía
kantiana y que inspiró los jóvenes hegelianos, quien entre ellos, Marx usó la
dialéctica en la aplicación del materialismo. Aunque para su trabajo de disertación
doctoral eligió la comparación de dos grandes filósofos materialistas de la antigua
Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya había hecho suyo el método hegeliano, su
dialéctica. Ya en 1842 había elaborado su Crítica de la filosofía del derecho de
Hegel desde un punto de vista materialista. Pero a principios de la década de 1840,
otra gran influencia filosófica hizo efecto en Marx, la de Feuerbach, especialmente
con su obra La esencia del cristianismo. Tanto Marx como Engels abrazaron la
crítica materialista de Feuerbach al sistema hegeliano, aunque con algunas
reservas. Según Marx, el materialismo feuerbachiano era inconsecuente en algunos
aspectos, por ello lo llama «contemplativo». Es en las Tesis sobre Feuerbach (Marx,
1845) y La ideología alemana (Marx y Engels, 1846) donde Marx y Engels ajustan sus
cuentas con sus influencias filosóficas y establecen las premisas para la
concepción materialista de la historia.
Saint-Simon
Proudhon
No obstante, según Isaiah Berlin, fueron las obras de Engels, en lugar de las de
Marx, la fuente principal del materialismo histórico y dialéctico de Plejánov,
Kautsky, Lenin, Stalin, Mao e incluso Trotsky.23
Heráclito
Epicuro
En resumen, Marx y Engels se basaron en la filosofía clásica alemana de Hegel y de
Feuerbach; la economía política británica de Adam Smith y de David Ricardo; y la
teoría revolucionaria francesa, junto con el socialismo francés de Rousseau, Saint-
Simon, Charles Fourier, Babeuf y Proudhon respectivamente, para desarrollar una
crítica de la sociedad que fuera tanto científica como revolucionaria.24 De estos,
según Rudolf Rocker, fue Proudhon —fundador del mutualismo— el socialista que más
inspiraría a Marx.25 Esta crítica alcanzó su expresión más sistemática en la obra
más importante dedicada a la sociedad capitalista, El capital: crítica de la
economía política.
Además de las raíces mencionadas, algunos pensadores marxistas del siglo XX, como
Louis Althusser o Miguel Abensour, han señalado en la obra de Marx el desarrollo de
temas presentes en la obra de Maquiavelo26 o Spinoza.2728 Marx fue influenciado por
el atomismo de Epicuro de y los materialistas franceses. Marx también señaló la
importancia de Aristóteles29 en la teoría del valor-trabajo,30 diferenciando el
precio del valor3132 y distinguiendo entre valor de uso y valor de cambio.3334 En
El capital concluye: “La brillantez del genio de Aristóteles se demuestra solo con
esto, que descubrió, en la expresión del valor de las mercancías, una relación de
igualdad. Las condiciones peculiares de la sociedad en la que vivía, solo le
impedían descubrir lo que, 'en verdad', estaba en el fondo de esta igualdad”.33
Otro filósofo griego de gran influencia fue Heráclito, considerado como uno de los
fundadores de la dialéctica.35363738 El mismo Hegel se consideraba filosóficamente
heredero de Heráclito, hasta el punto de afirmar: «No hay proposición de Heráclito
que yo no haya aceptado en mi Lógica» (Hegel, Lecciones sobre la historia del la
filosofía). Engels, que se asoció con los Jóvenes Hegelianos, también le dio a
Heráclito el crédito por inventar dialéctica, relevante para su propio materialismo
dialéctico.39 El mismo Vladimir Lenin reafirmó lo anterior.36
Luego escribió una crítica mordaz de la hegelianos joven en dos libros, La Sagrada
Familia (1845) y La ideología alemana en la que criticaba a Bruno Bauer y Max
Stirner. En La miseria de la filosofía (1845), Marx también criticó a Pierre-Joseph
Proudhon, que se había hecho famoso con su grito "¡La propiedad es un robo!".
Además, criticó la concepción de Feuerbach de la naturaleza humana en su sexta
tesis sobre Feuerbach como un "tipo" abstracto que se encarnó en cada individuo
singular: "Feuerbach resuelve la esencia de la religión en la esencia del hombre.
Pero la esencia del hombre no es una abstracción inherente a cada individuo. En
realidad, es el conjunto de las relaciones sociales". Entonces, en lugar de
encontrarse en el sujeto individual singular y concreto al igual que la filosofía
clásica, incluido el contractualismo (Thomas Hobbes , John Locke y Jean-Jacques
Rousseau), pero también la economía política, Marx comenzó con la totalidad de las
relaciones sociales: trabajo, lenguaje y todo lo que constituye nuestra existencia
humana. Afirmó que el individualismo era una esencia el resultado del fetichismo o
la alienación de las mercancías. En El Capital, Marx critica la teoría del valor-
trabajo de Smith y Ricardo.
También diversos sociólogos y filósofos, como Raymond Aron y Michel Foucault, han
rastreado en la visión marxista del final del feudalismo como comienzo del
absolutismo y la separación del Estado y la sociedad civil, la influencia de
Montesquieu y Tocqueville, en particular en sus obras sobre el bonapartismo y la
lucha de clases en Francia.
Materialismo Dialéctico
Concepción materialista de la historia
Artículo principal: Materialismo histórico
El materialismo histórico (término acuñado por el marxista ruso Gueorgui Plejánov),
también conocido como la concepción materialista de la historia, es una metodología
marxista que se enfoca en las sociedades humanas y su desarrollo a través de la
historia, argumentando que la historia es el resultado de condiciones materiales
más que ideales.
Esta obra defiende lo que nosotros llamamos el «materialismo histórico» [...] esa
concepción de los derroteros de la historia universal que ve la causa final y la
fuerza propulsora decisiva de todos los acontecimientos históricos importantes en
el desarrollo económico de la sociedad, en las transformaciones del modo de
producción y de cambio, en la consiguiente división de la sociedad en distintas
clases y en las luchas de estas clases entre sí.
Federico Engels (1880) Del socialismo utópico al socialismo científico, Prólogo a
la edición inglesa de 1892.48
Marx resumió la génesis de su concepción materialista de la historia en
Contribución a la crítica de la economía política (1859):
El primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban, fue una
revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción
apareció en 1844 en los Anales francoalemanes, que se publicaban en París. Mi
investigación me llevó a la conclusión de que, tanto las relaciones jurídicas como
las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada
evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las
condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente
de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad civil”, y
que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política.
En Bruselas, a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro dictada
por el señor Guizot, proseguí mis estudios de economía política comenzados en
París. El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo
conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida
los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su
voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones
de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la
que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material
condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la
conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social
es lo que determina su conciencia.
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas
productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas
relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia
hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se
propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor,
se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo
menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes
rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación
económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el
moderno burgués.
Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso
social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual,
sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los
individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa
brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este
antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de
la sociedad humana.49
K. Marx (1875) Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política
En El capital, Marx expone su famosa concepción materialista de la historia según
este punto de vista han sido los factores económicos los que han conducido la
historia y determinan lo que más llaman la superestructura cultural de las ideas
religiosas, artísticas, legales, filosóficas, éticas y políticas en cualquier
sociedad. El materialismo histórico es un ejemplo del socialismo científico de Marx
y Engels, que intenta mostrar que el socialismo y el comunismo son necesidades
científicas más que ideales filosóficos.5051 En conclusión, la historia no es el
desarrollo del espíritu «absoluto» de Hegel, sino el producto material de los
hombres reales y concretos empujados por sus condiciones socioeconómicas.
Ahora, para mí, que no soy yo quien merece el mérito por el descubrimiento de la
existencia de las clases en la sociedad moderna, al igual que de la lucha que se
dedica a ella. Los historiadores burgueses habían puesto delante de mí, el
desarrollo histórico de esta lucha de clases y, algunos economistas burgueses me
describieron la anatomía económica. Lo que yo aporto es: la demostración de que la
existencia de las clases sociales sólo va unida a las fases históricas a través del
desarrollo de la producción, que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la
dictadura del proletariado y que esta misma dictadura no representa sino una
transición hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases.
Carta de Marx a J. Weydemeyer. 5 de marzo de 1852.52
Para Marx, las clases sociales son parte de la realidad social. Las luchas de estas
clases sociales, señalan el cambio social como un fenómeno duradero. Estas clases
son el resultado de un mecanismo de división del trabajo, que se desarrolló al
mismo tiempo que la privatización de los medios de producción. Las clases sociales
surgen cuando la diferenciación de las tareas y las funciones dejan de ser cosa del
azar para convertirse en una herencia. Hay una tendencia hacia la polarización
entre las dos clases más antagónicas entre sí. Este antagonismo es la base de toda
transformación que afecte al funcionamiento de la organización social y que
modifique el curso de la historia. Para Marx, el proceso de producción capitalista
crea dos posiciones: la de los explotadores (empresarios) y los explotados
(trabajadores). Los comportamientos individualistas y colectivos se explican a
través de estas posiciones en la reproducción de un sistema. El conflicto de clase
es un rasgo cultural de la sociedad. Estos conflictos son el motor de los grandes
cambios sociales. Marx se interesa por los cambios endógenos, es decir, aquellos
que nacen del funcionamiento de la sociedad. La posición del individuo en las
relaciones de producción (trabajador o explotador) es, según él, el elemento que
permite la definición de la clase.
La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos
que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción»,53 a quienes
consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y
mobiliario, por ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase;
también los servicios son prestados por asalariados). Engels señala que el
proletariado nació a raíz de la revolución industrial por la segunda mitad del
siglo XVIII en Inglaterra y se repitió luego en todos los países civilizados del
mundo.54
La burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado.
Constituyen la clase mercantil por excelencia: su riqueza proviene de la
administración intelectual de los negocios. Se apropian del excedente económico de
toda la sociedad por el mecanismo de la plusvalía, capaz de confiscar de forma no
coercitiva (mercantil, racional) el valor trabajo, pilar de todo valor y riqueza.
Existen otras clases que integran aspectos de las dos principales, o que estando
asociadas a alguna, manifiestan nuevos rasgos propios particulares.
En Anti-Dühring y en sus últimos escritos, Engels elaboró aún más los conceptos de
filosofía de la historia. La visión de Engels de la historia se caracteriza por un
optimismo fundamental. Al igual que Hegel, no entiende la historia humana como una
"intrincada confusión de violencias sin sentido", sino como un proceso de
desarrollo, cuya ley interna se puede percibir a través de todas las coincidencias
aparentes.58
Por lo tanto, Marx toma prestado de los economistas clásicos la idea implícita de
clases como un factor de producción, la historia de las clases y el conflicto como
productor de la historia. A todas estas teorías, Marx aporta el concepto del estado
de la clase social como su lucha intrínseca: sin lucha no hay clases. Las clases
sociales se consiguen con las luchas perpetuas históricamente determinadas. Cada
etapa de la sociedad que se ha dado a lo largo de la historia se puede caracterizar
a través de un modo de producción diferente.
Todo lo tuyo tienes que hacerlo venal, es decir, útil. Si pregunto al economista.
¿obedezco a las leyes económicas si consigo dinero de la entrega, de la
prostitución de mi cuerpo al placer ajeno? (Los obreros fabriles en Francia llaman
a la prostitución de sus hijas y esposas la enésima hora de trabajo, lo cual es
literalmente cierto.) ¿No actúo de modo económico al vender a mi amigo a los
marroquíes? (y el tráfico de seres humanos como comercio de conscriptos, etc.,
tiene lugar en todos los países civilizados), el economista me contestará: no
operas en contra de mis leyes, pero mira lo que dicen la señora Moral y la señora
Religión; mi Moral y mi Religión económica no tienen nada que reprocharte. Pero ¿a
quién tengo que creer ahora, a la Economía Política o a la moral? La moral de la
Economía Política es el lucro, el trabajo y el ahorro, la sobriedad; pero la
Economía Política me promete satisfacer mis necesidades. La Economía Política de la
moral es la riqueza con buena conciencia, con virtud, etc. Pero ¿cómo puedo ser
virtuoso si no soy? ¿Cómo puedo tener buena conciencia si no tengo conciencia de
nada? El hecho de que cada esfera me mida con una medida distinta y opuesta a las
demás, con una medida la moral, con otra distinta la Economía Política, se basa en
la esencia de la enajenación, porque cada una de estas esferas es una determinada
enajenación del hombre y (XVII) contempla un determinado circulo de la actividad
esencial enajenada; cada una de ellas se relaciona de forma enajenada con la otra
enajenación. [...] La relación de la Economía Política con la moral cuando no es
arbitraria, ocasional, y por ello trivial y acientífica, cuando no es una
apariencia engañosa, cuando se la considera como esencial, no puede ser sino la
relación de las leyes económicas con la moral. [...] Por lo demás, también la
oposición entre Economía Política y moral es sólo una apariencia y no tal
oposición. La Economía Política se limita a expresar a su manera las leyes morales.
Karl Marx (1844) Manuscritos económicos y filosóficos, Tercer Manuscritos: III.
Requisitos humanos y división del trabajo bajo el dominio de la propiedad privada.
Pese a la clara antipatía de Marx hacia el modo de producción capitalista, no es
correcto el uso de términos morales o éticos como bueno / malo o justo / injusto
para describir el análisis marxista, pues para Marx el comunismo no es una
descripción de cómo debería ser la sociedad, sino una predicción a consecuencia de
las contradicciones del capitalismo. Además, Marx valoró las innovaciones del
capitalismo frente al feudalismo y no dijo que el comunismo sería la forma más
justa de sociedad.
Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que
ha de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que
anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se
desprenden de la premisa actualmente existente.
K. Marx y F. Engels (1845) La ideología alemana, Capítulo 1, Parte II, 5.
Desarrollo de las fuerzas productivas como premisa material del comunismo
Según el Stanford Encyclopedia of Philosophy: "Marx se esfuerza por distanciarse de
aquellos que se involucran en un discurso de justicia y hace un intento consciente
de excluir el comentario moral directo en sus propias obras".68 La enciclopedia
británica expresa que: "Marx fue a menudo retratado por sus seguidores como un
científico más que como un moralista". De hecho, Engels acuñó el uso de socialismo
científico para diferenciar el marxismo de las corrientes socialistas anteriores,
englobadas bajo el término socialismo utópico.69 Marx criticó a los socialistas
utópicos (Robert Owen, Saint-Simon, Charles Fourier y Étienne Cabet), argumentando
que sus comunidades socialistas de pequeña escala favorecidas estarían abocadas a
la marginación y la pobreza y que solo un cambio a gran escala en el sistema
económico puede producir un cambio real.70 También se emplea el término socialismo
marxista para referirse a las ideas y propuestas específicas del marxismo dentro
del marco del socialismo.
Manuel Fernández del Riesgo sugiere una ética marxista basada en el relativismo
moral, rechazando así la moral de clase y justificando la violencia revolucionaria
cuando esta sirve al propósito de producir un cambio en la infraestructura capaz de
generar una sociedad nueva y humanizada y un nuevo tipo de relaciones sociales.71
El problema es que esta posición es que se topa con el problema del ser y el deber
ser, viéndose como una ética emotivista, donde la afirmación "los obreros están
siendo explotados" se convierte en una expresión de sentimiento emocional hacia el
proletariado.73
De esta manera el mismo Marx sostiene que "las violaciones de la ley son
generalmente el estallido de factores económicos que están fuera del control del
legislador, pero, como lo testimonia el funcionamiento de la ley sobre delincuentes
juveniles, depende en cierta medida de la sociedad oficial el catalogar ciertas
violaciones de sus reglas como crímenes y otras como meras faltas. Esta diferencia
de nomenclatura, lejos de ser indiferente, decide el destino de miles de hombres, y
el tono moral de la sociedad. La ley misma puede no sólo castigar el delito, sino
también improvisarlo."75
Karl Marx, quien fue fuertemente influido por el filósofo griego Epicuro al tomar
un tema revelador para su tesis doctoral: Diferencia entre la filosofía de la
naturaleza de Demócrito y la de Epicuro. Toma el término y lo aplica al
materialismo; en concreto a la explotación del proletariado y a las relaciones de
propiedad privada. En su enfoque, denominó alienación a las distorsiones que
causaba la estructura de la sociedad capitalista en la naturaleza humana. Aunque
era el actor el que padecía la alienación en la sociedad capitalista, Marx centró
su análisis en las estructuras del capitalismo que causaban tal alienación.
3. Hace del ser genérico del hombre, tanto de la naturaleza como de sus facultades
espirituales genéricas, un ser ajeno para él, un medio de existencia individual.
Hace extraños al hombre su propio cuerpo, la naturaleza fuera de él, su esencia
espiritual, su esencia humana.
4. Una consecuencia inmediata del hecho de estar enajenado el hombre del producto
de su trabajo, de su actividad vital, de su ser genérico, es la enajenación del
hombre respecto del hombre. Si el hombre se enfrenta consigo mismo, se enfrenta
también al otro. Lo que es válido respecto de la relación del hombre con su
trabajo, con el producto de su trabajo y consigo mismo, vale también para la
relación del hombre con el otro y con trabajo y el producto del trabajo del otro.
Karl Marx (1844) Manuscritos económicos y filosóficos, Primer Manuscrito: IV. El
trabajo enajenado
Antropología marxista y teoría del trabajo
Artículo principal: Teoría de la naturaleza humana (Karl Marx)
A través de su análisis del ser genérico y el ser social Marx procura avanzar en
una descripción de la naturaleza humana.81 En la visión antropológica marxista, la
característica principal que diferencia a los hombres de los animales, en lugar de
otras cualidades como la razón, es la transformación de la naturaleza o el
trabajo.82
Los humanos reconocen que poseen un yo real y potencial.8384 Tanto para Marx como
para Hegel, el autodesarrollo comienza con una experiencia de la alienación
derivada de este reconocimiento, seguida de la comprensión de que el yo real, como
agente subjetivo, convierte a su contraparte potencial en un objeto a aprehender.84
Marx sostiene además que al moldear la naturaleza85 de las formas deseadas86 el
sujeto toma el objeto como propio y, por lo tanto, permite que el individuo se
actualice como plenamente humano. Para Marx, la naturaleza humana - Gattungswesen -
existe en función del trabajo humano.838486
Por eso Marx acusa al modelo de producción industrial capitalista de alienar a los
trabajadores. En efecto, el trabajador ya no se encuentra en este caso, en el de la
representación comprensiva, ya que se ignora el producto final y por lo tanto, la
razón de su actividad. La cuestión relativa a la identidad es entonces anulada
porque el único problema es el de la remuneración. Lo humano se convierte en
animal, revelando un reflejo del automatismo mecánico (véase la película "Tiempos
modernos" de Charlie Chaplin).91 En este sentido, se puede entender la abolición de
la esclavitud, no como una cuestión ética, sino más bien como un cuestión de
interés económico, ya que cuesta más mantener a la gente en la servidumbre bajo el
marco de la esclavitud que en el del trabajo bajo marco del asalariado (véase la
película “Queimada” de Gillo Pontecorvo con Marlon Brando).
La forma definitiva de alienación social, eso ocurre cuando una persona ve su ser
(uno mismo) como una mercancía que se puede comprar y vender, porque él o ella
considera cada relación humana como una transacción comercial.
La miseria religiosa es, por una parte la expresión de la miseria real y, por la
otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura
oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una
situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.98
La referencia al opio se ha prestado a una interpretación vulgar ya que este no es
–como suele suponerse– un estupefaciente ni tampoco un alucinógeno, sino un
narcótico analgésico. Este equívoco del lector contemporáneo ha derivado en una
confusión frecuente respecto de la sentencia marxista, según la cual parecería que
Marx despreciaba la religión.99
Por eso, en la práctica están siempre dispuestos a tomar parte en todas las
violencias y represiones contra la clase obrera, y en la prosaica realidad se
resignan, pese a todas las retóricas ampulosas, a recolectar también los huevos de
oro y a trocar la nobleza, el amor y el honor caballerescos por el vil tráfico en
lana, remolacha y aguardiente. Como los curas van siempre del brazo de los señores
feudales, no es extraño que con este socialismo feudal venga a confluir el
socialismo clerical. Nada más fácil que dar al ascetismo cristiano un barniz
socialista. ¿No combatió también el cristianismo contra la propiedad privada,
contra el matrimonio, contra el Estado? ¿No predicó frente a las instituciones la
caridad y la limosna, el celibato y el castigo de la carne, la vida monástica y la
Iglesia? El socialismo cristiano es el hisopazo con que el clérigo bendice el
despecho del aristócrata.
K. Marx y F. Engels (1848) Manifiesto comunista, Literatura socialista y comunista
En cualquier caso, ha habido diversos teóricos que consideran que ser marxista y
religioso es compatible. Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James
Connolly y a diversos autores dentro de la teología de la liberación como Camilo
Torres y Leonardo Boff. La síntesis cristiano-marxista de los teólogos de la
liberación replica que el marxismo no implica este aserto y que, de ser así,
también las clases dominantes impregnadas de espíritu religioso serían conformistas
respecto de su existencia material e incluso serían pasivas frente a un conflicto
con otras clases sociales. Para estos, en cambio, la religión –y en particular la
cristiana– siempre exige una lucha en este mundo en función de una comunidad
religiosa: sea con o sin clases dependiendo de cómo se la entienda políticamente.
Debe recordarse que para el catolicismo la resurrección es el regreso al edén en la
tierra y que, aunque dependa de Dios, ningún esfuerzo individual tendría sentido si
estuviera coronado por una muerte sin retorno (incluso si la realización plena de
la humanidad pudiera hacerse solo socialmente y no biológicamente como en la
resurrección cristiana), ya que la salvación de cada hombre de acuerdo a su
esfuerzo dentro del alienado mundo presente solo puede ser asegurado con la
eternidad y la participación en el mundo venidero. Esto es igualmente cierto tanto
para el ideario de autorrealización personal de la derecha cristiana (calvinista o
al menos reconciliada con la burguesía), como para la lucha de clases de la
izquierda cristiana (marxista o no), como para las originarias posiciones ascéticas
y apolíticas del cristianismo primitivo.
El nacimiento de esta industria es festejado con la gran cruzada heródica del rapto
de niños. [...] Sir F. M. Eden, al que tanto enorgullecen las atrocidades de la
campaña librada desde el último tercio del siglo XV hasta su época, fines del siglo
XVIII, para expropiar de sus tierras a la población del campo, que tanto se
complace en ensalzar este proceso histórico como un proceso «necesario» para abrir
paso a la agricultura capitalista e «instaurar la proporción justa entre la tierra
de labor y la destinada al ganado», no acredita la misma perspicacia económica
cuando se trata de reconocer la necesidad del robo de niños y de la esclavitud
infantil para abrir paso a la transformación de la manufactura en industria fabril
e instaurar la proporción justa entre el capital y la fuerza de trabajo.
Karl Marx (1867) El capital, Libro I, capítulo XXIV. La llamada acumulación
originaria.
Este movimiento que tiende a oponer a la propiedad privada la propiedad privada
hecha común, se expresa de forma animal cuando opone al matrimonio (que
evidentemente es una forma de propiedad privada exclusiva) la comunidad de mujeres,
en la que la mujer se convierte en propiedad colectiva y vulgar. Se puede decir que
esta idea de la comunidad de mujeres revela el secreto de este comunismo todavía
totalmente burdo y desprovisto de pensamiento. Al igual que la mujer deja el
matrimonio por la prostitución general, al igual que el mundo entero de la riqueza,
es decir, la esencia objetiva del hombre, pasa del estado de matrimonio exclusivo
con propiedad privada a la prostitución general con la colectividad. Este comunismo
-que niega en todo momento la personalidad humana- no es más que una expresión
consecuente de la propiedad privada que es en sí misma la negación. [...]
"Si tuviésemos que formularlo hoy, este pasaje presentaría un tenor distinto en
muchos respectos. Este programa ha quedado a trozos anticuado por efecto del
inmenso desarrollo experimentado por la gran industria en los últimos veinticinco
años [...]"
Concepción marxista del Estado
Esta sección es un extracto de Concepción marxista del Estado.[editar]
Con la aparición del feudalismo, las condiciones de los más explotados se modifican
en cierta forma. Se desarrolló el régimen de la servidumbre, en el que los
campesinos podían apropiarse de parte de su trabajo, aunque seguía existiendo una
sujeción directa al propietario de los medios de producción.
Con el desarrollo del comercio, en la sociedad feudal, aparece una nueva clase
social, la capitalista, «una minoría insignificante de la población, que dispone
íntegramente de todo el trabajo realizado por el pueblo y, por consiguiente, tiene
a sus órdenes, oprimiéndola y explotándola, a toda la masa de los trabajadores» y
en la que nos encontramos actualmente. Con la existencia de la sociedad de clases,
en sus distintas formas (esclavismo, feudalismo y capitalismo), el Estado se crea y
es necesario para una pequeña parte de la población, que como hicimos mención con
anterioridad, utiliza el aparato estatal para dominar a la mayoría.119
Adam Smith
David Ricardo
La economía política es esencial para esta visión, y Marx se basó en los
economistas políticos más conocidos de su época, los economistas políticos clásicos
británicos, para posteriormente criticar su forma de pensar. La economía política,
que es anterior a la división que se hizo en el siglo XX de las dos disciplinas,
trata las relaciones sociales y las relaciones económicas considerándolas
entrelazadas. Esta teoría de la explotación la desarrolló en El capital,
investigación dialéctica de las formas que adoptan las relaciones de valor.
Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen
de la riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista era el
plustrabajo no retribuido a los trabajadores en sus salarios. Aunque ya había
escrito algunos textos sobre economía política (Trabajo asalariado y capital49 de
1849, Contribución a la Crítica de la Economía Política49 de 1859, Salario, precio
y ganancia49 de 1865) su obra cumbre al respecto es El capital.
El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales solo el primero (cuya primera
edición es de 1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y
particularmente en su primer capítulo (Transformación de la mercancía en dinero),
se encuentra el núcleo del análisis marxista del modo de producción capitalista.
Marx empieza desde la «célula» de la economía moderna, la mercancía. Empieza por
describirla como unidad dialéctica de valor de uso y valor de cambio. A partir del
análisis del valor de cambio, Marx expone su teoría del valor, donde encontramos
que el valor de las mercancías depende del tiempo de trabajo socialmente necesario
para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en que una mercancía
se intercambia con otra, no es más que la forma en que aparece el valor de las
mercancías, el tiempo de trabajo humano abstracto que tienen en común. Luego Marx
nos va guiando a través de las distintas formas de valor, desde el trueque directo
y ocasional hasta el comercio frecuente de mercancías y la determinación de una
mercancía como equivalente de todas las demás (dinero).
Marx sostuvo que el dinero metálico, como el oro, es una mercancía, y su valor es
el tiempo de trabajo necesario para producirlo. Marx argumentó que el oro y la
plata se usan convencionalmente como dinero porque representan una gran cantidad de
trabajo en una forma pequeña y duradera, lo cual es conveniente. El papel moneda
es, en este modelo, una representación de oro o plata, casi sin valor propio, pero
en circulación por decreto estatal.120
Así como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo, Marx utiliza
la abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y hallar las leyes
fundamentales de su movimiento. Luego desanda ese camino, incorporando
paulatinamente nuevo estrato sobre nuevo estrato de determinación concreta y
proyectando los efectos de dicho estrato en un intento por llegar, finalmente, a
una explicación integral de las relaciones concretas de la sociedad capitalista
cotidiana. En el estilo y la redacción tiene un peso extraordinario la herencia de
Hegel.
¿Qué es "reparto equitativo"? ¿No afirman los burgueses que el reparto actual es
"equitativo"? […]
En el seno de una sociedad colectivista, basada en la propiedad común de los medios
de producción, los productores no cambian sus productos; el trabajo invertido en
los productos no se presenta aquí, tampoco, como valor de estos productos, como una
cualidad material, poseída por ellos, pues aquí, por oposición a lo que sucede en
la sociedad capitalista, los trabajos individuales no forman ya parte integrante
del trabajo común mediante un rodeo, sino directamente. La expresión "el fruto del
trabajo", ya hoy recusable por su ambigüedad, pierde así todo sentido.
[…]
Marx teorizó que la brecha entre el valor que produce un trabajador y su salario es
una forma de trabajo no remunerado, conocido como plusvalía. Además, Marx argumenta
que los mercados tienden a oscurecer las relaciones sociales y los procesos de
producción; a esto llamó fetichismo de la mercancía. Las personas son muy
conscientes de las mercancías y, por lo general, no piensan en las relaciones y el
trabajo que representan.
¿De dónde viene esta plusvalía? No puede provenir del comprador que compra los
productos por debajo de su valor, ni del vendedor que los vende por encima de su
valor. Porque en ambos casos las ganancias y las pérdidas de cada individuo se
cancelan entre sí, ya que cada individuo es a su vez comprador y vendedor. Tampoco
puede provenir de una trampa, porque aunque la trampa puede enriquecer a una
persona a expensas de otra, no puede aumentar la suma total que poseen ambos y, por
lo tanto, no puede aumentar la suma de los valores en circulación. [...] Este
problema debe resolverse, y debe resolverse de una manera puramente económica ,
excluyendo todo engaño y la intervención de cualquier fuerza, siendo el problema:
¿cómo es posible vender constantemente más caro de lo que se ha comprado, incluso
bajo la hipótesis de que igual los valores siempre se intercambian por valores
iguales?
Frederich Engels. (1877) Anti-Dühring, Parte II: Economía política, VII. Capital y
plusvalía.
La solución de Marx fue distinguir entre tiempo de trabajo socialmente necesario y
fuerza de trabajo. Un trabajador que es suficientemente productivo puede producir
un valor de producción mayor que lo que cuesta contratarlo. Aunque su salario
parece estar basado en las horas trabajadas, en un sentido económico este salario
no refleja el valor total de lo que produce el trabajador. Efectivamente, no es
trabajo lo que vende el trabajador, sino su capacidad para trabajar.
Desde la muerte de Marx en 1883, varios grupos del mundo entero han apelado al
marxismo como base intelectual de sus políticas, que pueden ser radicalmente
distintas y opuestas. Una de las mayores divisiones ocurrió entre los reformistas,
también denominados socialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo
puede ocurrir dentro de un sistema pluripartidista y capitalista, y los comunistas,
que alegaban que la transición a una sociedad socialista requería una revolución
para instaurar la dictadura del proletariado. La socialdemocracia resultó en la
formación del Partido Laborista y del Partido Socialdemócrata de Alemania, entre
otros partidos; en tanto que el comunismo resultó en la formación de varios
partidos comunistas; en 1918 en Rusia, previo a la formación de la Unión de
Repúblicas Socialistas soviéticas, dimanan dos partidos del Partido Obrero Social
Demócrata de Rusia: el Partido Comunista, formación comunista, y el Partido Social
Demócrata de Rusia.
Tras morir Lenin, Iósif Stalin se había hecho con una gran concentración de poder
en sus manos en el seno del Partido Comunista y del Estado soviético, el cual fue
fortaleciendo en detrimento de los propios soviets (ya de por sí debilitados
durante el hambre, la bancarrota económica y las masacres ocasionadas por la Guerra
Civil Rusa). Hasta su muerte, numerosas purgas se vivieron en la URSS, bajo
consignas tales como la «lucha contra el trotskismo», «los sabotajes», o «los
agentes del fascismo», en las que se logró inhabilitar a los principales elementos
críticos del PCUS y la sociedad soviética, muchos de ellos comunistas, testigos
directos de la Revolución y opositores en mayor o menor medida a la deriva
burocrática y la concentración de poderes que se estaba generando en seno de la
URSS, encarnada en una casta de funcionarios y burócratas del partido, cuya
divergencia de intereses respecto a la clase trabajadora y el peligro que
entrañaban para la revolución obrera comienzan a manifestarse desde la primera
mitad de los años 20, aún en vida del propio Lenin. Dichas purgas solo logran
fortalecer el poder de la nueva dirección del PCUS, encabezada ahora por Stalin, y
pronto se extenderán a las secciones nacionales del Komintern, que, a nivel
internacional, comienza a ser dirigido desde el comisariado de asuntos exteriores
en Moscú.
Al final de la II Guerra Mundial se produjo una expansión, por la vía militar, del
poder político de la URSS, que se consolidó mediante el establecimiento de los
llamados Estados satélites o del Pacto de Varsovia, en los países del Este que
quedaron bajo su zona de influencia tras los acuerdos de Yalta y de Potsdam. Estos
Estados reprodujeron estructuras políticas y sociales y tipos de economía y de
gobierno muy similares a los de la Unión Soviética. Fueron gobernados mediante la
formación de Partidos Comunistas, encuadrados en la Komintern, y adscritos a las
fórmulas del marxismo-leninismo oficial. Algunos de los partidos adscritos a la
Internacional Comunista que llegaron a formarse por sí mismos, lograron a la postre
tomar el poder a través de insurrecciones guerrilleras y, en algunos casos, con
bastante apoyo popular, y establecer un estado que seguía el modelo marxista-
leninista oficial. Estas naciones comprendían a la República Popular China,
Vietnam, Corea del Norte, Yugoslavia, Albania, Etiopía, Yemen del Sur, Angola, y
otros. Después de la invasión militar por parte de Vietnam de Kampuchea
Democrática, gobernada por el Jemer Rojo, un gobierno de estructura similar a aquel
será establecido en Camboya.
A principios del siglo XXI, China, Cuba, Laos, Corea del Norte y Vietnam seguían
siendo los únicos estados oficialmente marxistas-leninistas que quedaban, aunque un
gobierno maoísta encabezado por Prachanda fue elegido para el poder en Nepal en
2008 tras una larga lucha de guerrillas.
Críticas al marxismo
Artículo principal: Críticas al marxismo
El marxismo, tomado como cosmovisión, implica por su propia naturaleza un sistema
de pensamiento y un sistema de organización política dirigido a la realización
particular y socialmente consciente de un orden social mediante la planificación
central de la economía (p.e. un socialismo políticamente establecido) que según
este es un necesario paso de la historia del hombre. El marxismo funciona, según su
propia doctrina, a manera de catalizador e impulsor de la transición para la clase
que de otra manera no podría ver edificado para sí el socialismo y la realización
posterior del comunismo. Es por esto que es difícil de separar a sus más
importantes críticos en categorías, siendo que estos se han confrontado por
separado o a la vez con los regímenes marxistas instaurados por diferentes partidos
únicos, usualmente comunistas, con los movimientos que los llevaron al poder y con
la teoría marxista del mundo (i.e., el materialismo dialéctico y el materialismo
histórico), sin que nunca termine de quedar suficientemente claro si estos tres
aspectos del marxismo son verdaderos corolarios. En términos generales se puede,
sin embargo, diferenciar a efectos prácticos las críticas al marxismo por las
disciplinas de estudio más comprometidas en ellas.
Antes de que el marxismo pudiera tener alguna utilidad, había que moderarlo y
activarlo. Lo primero significa despojarlo de su tesis externalista radical de que
el contexto determina el contenido, y lo segundo transformarlo de dogma en proyecto
de investigación.
Mario Bunge
En lo económico, V. K. Dmitriev en 1898144 y Ladislaus von Bortkiewicz en 1906-
07145 y subsecuentes críticos expusieron que la teoría del valor de Marx y su ley
de tendencia a la baja en la tasa de beneficio eran internamente inconsistentes.
Como contrapropuesta, los más importantes economistas marxistas y/o sraffianos,
tales como Paul Sweezy, Nobuo Okishio, Ian Steedman, John Roemer, Gary Mongiovi y
David Laibman, propusieron sus propias versiones correctas de lo que debería ser la
economía marxista abandonando como inadecuado el intento de Marx en El capital para
el mismo fin, confrontándose así con los marxistas que defienden a aquel y que en
respuesta se apoyan en una segunda teoría desarrollada a fines del siglo XX para
interpretar, según ellos en forma más adecuada, las últimas obras de Marx.146
Desde la macroeconomía, John Maynard Keynes llegaría a decir que El capital era "un
manual obsoleto" al cual no solo encontraba "científicamente equivocado sino además
sin interés o aplicación para el mundo moderno",149 consideración que Joan Robinson
criticaría como consecuencia de una pobre lectura de Marx, así como de Say. Una
aproximación macroeconómica compatible con el marxismo fue esbozada por el
economista polaco Michał Kalecki.