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La forma de salir del sistema capitalista es, la misma que los modos de producción
preivos:
1- Llegan a su techo las fuerzas productivas, es decir que la forma organizativa deja de
producir riqueza.
2- Revolución.
En el modo de producción
capitalista, la diferencia de los
diferentes modos de producción a
lo largo de la historia, es la libertad.
En el capitalismo, se dice que uno
tiene la “libertad” de vender su
fuerza de trabajo en el mercado, de
manera que el obrero va a trabajar
-LA POLÍTICA MARXISTA.
Marx nunca fue partidario del igualitarismo, más allá de su espíritu democrático y su
apoyo al comunismo. Acepta la desigualdad de las funciones, pero establece una
distinción entre las funciones de dirección y las funciones políticas.
Las funciones de dirección son funciones técnicas y aparecen espontánea y
necesariamente. En todo grupo actuante se impone una organización a cuya cabeza se
colocan ciertos individuos. No es criticable si, como resultado de un proceso
espontáneo o de una selección, estos son los mejores dotados.
La alienación no se origina en este procoeso natural o consciente, sino en el que las
funciones dirigentes se desvincularon de las necesidades concretas a las que
correspondían y se convirtieron en funciones políticas.
El proceso de fijación acompañó en la historia la división del trabajo, la separación
entre los trabajos material e intelectual, la formación de la propiedad privada y las
clases. Las funciones dirigentes se hacen hereditarias, porque están ligadas a la riqueza
y no a su talento. Una vez fijadas, estas funciones se convierten en propiedad de las
clases dominantes. De este modo se ha formado el Estado, las clases dominantes
intentaron acapararse de las funciones políticas y se formó una lucha por apoderarse
de los honores y beneficios vinculados a las funciones políticas.
Cuando las clases se separan y se oponen se hace necesaria la aparición de un poder
superior situado sobre ellas. Para impedir que la clase dominante abrume a la clase
oprimida y se haga desaparecer; para proteger a los oprimidos contra los excesos de
algunos opresores; para mediar en los conflictos entre los individuos se requiere el
poder del Estado. Este poder se erige por encima de la sociedad, pero sólo porque la
comunidad social se halla dividida en clases. Se presenta como juez, árbitro imparcial,
etc.
De hecho, el Estado que expresa una sociedad dada, y por lo tanto la dominación de
una clase. Inclusive cuando parece proteger a los oprimidos o explotados, y cuando
realmente los protege contra ciertos excesos, conserva las condiciones de la
dominación de clase.
En la formación del Estado político intervienen, tres elementos:
1) Un elemento espontáneo: el proceso natural a través del cuál aparecen funciones
dirigentes.
2) Un elemento reflexivo: cuando la sociedad se complica, las funciones de dirección
exigen cierto conocimiento del conjunto social. Mediante este conocimiento confuso,
las funciones espontáneas de dirección se elevan a la categoría de funciones
administrativas, jurídicas, etc.
3) Un elemento ilusorio: Siempre bajo el velo de humo de la ideología, el poder del
Estado se ejerció aparentando imparciaidad e independencia. Las funciones
administrativas y jurídicas se realizaron de acuerdo con los intereses de la clase
dominante. Las necesidades del conjunto social eran desviadas, interpretadas bajo la
máscara de una imparcialidad.
El marxismo distingue la apariencia ideológica del cinismo político. El Estado político,
ha reflejado siempre la estructura de clases y la dominación de una clase en la
sociedad que gobernaba. Además, sólo reflejaba la dominación de una clase cuando
ésta encontraba dificultades, obstáculos. Lo que significa que el Estado reflejaba
también la resistencia de la clase o de las clases oprimidas, y a veces sus victorias.
La desaparición del Estado anuncia la sociedad comunista. Implica, por lo tanto:
1) La desaparición completa de las clases y de sus supervivencias.
2) Un prodigioso desarrollo de las fuerzas productivas.
3) La desaparición de la división del trabajo en trabajos subordinados (materiales) y
trabajos superiores (intelectuales).
4) Un florecimiento del individuo libre en una sociedad libre, donde lo individual, su
desarrollo total, de manera que los dones natruales y espontáneos de cada uno son
racional y conscientemente cultivados.
EL CAPITAL
1. El secreto de la acumulación originaria.
La acumulación del capital presupone plusvalía, la plusvalía presupone la producción
capitalista, y esta la existencia de grandes masas de capital y fuerza de trabajo. Todo
este círculo vicioso solo puede explicarse y entenderse, imaginando una acumulación
originaria previa a la acumulación capitalista, una acumulación que no sería el
resultado del modo de producción capitalista (acumulación capitalista), sino su punto
de partida.
Esta acumulación originaria desempeña en la economía política el mismo papel que el
pecado original en la teología, una anécdota explicativa del pasado. En tiempos
remotos hubo una minoría trabajadora, inteligente y ahorrativa, y del otro lado,
haraganes ociosos que derrochaban. De este pecado original arranca la pobreza de las
grandes masas y la riqueza de unos pocos, que aumenta, aunque ya no trabajan.
El dinero y la mercancía no son de por sí capital, sino que necesitan convertirse en
capital, y solo puede surgir del enfrentamiento de dos clases de poseedores de
mercancías. Por un lado los propietarios del dinero y por el otro lado obreros libres en
un doble sentido: no forman parte de los medios de producción (como un esclavo), ni
son de ellos esos medios de producción.
La relación capitalista presupone la disociación entre trabajadores y propiedad. El
proceso que crea la relación capitalista es el proceso de separación entre el obrero y la
propiedad de sus medios de producción (su parcela de tierra por ejemplo).
La llamada acumulación originaria no es otra cosa que el proceso histórico de
disociación entre el productor y sus medios de producción. Se presenta como
originario porque es la prehistoria del capital y su modo de producción. La estructura
económica de la sociedad capitalista brota de la estructura económica de la sociedad
feudal. Desde aquel momento en que el obrero puede disponer de su persona, es
decir, cuando cesa el vínculo de ciervo y la coacción gremial. Recién ahí se convierten
en vendedores de sí mismos, desde el momento en que son desposeídos de todos sus
medios de producción que les proporcionaba el feudalismo.
Sin embargo, desde un principio la expropiación se disfrazó de “liberación” de los
siervos; pero su emancipación, sin previamente haberse asegurado los derechos sobre
sus tierras, los fuerza a volver a someterse bajo diferentes “amos” (los capitalistas).
En la historia de la acumulación originaria lo más significativo es el momento en que
las grandes masas de hombres se ven despojados violentamente de sus medios de
subsistencia y lanzadas al mercado, más precisamente la expropiación de las tierras del
productor rural es la base de todo el proceso.
El sentido de la acumulación primitiva es privatizar los medios de producción, de tal
modo que sus propietarios puedan aprovecharse de la existencia de población sin
medios que tiene que trabajar para ellos. Esa privatización afectó sobre todo a las
grandes masas rurales, que eran expulsadas del campo y respondía a un programa
político que se ha llamado individualismo agrario.
Todo este proceso fue apoyado y aprovechado, en el sentido de que fueron los
expropiadores, por la naciente burguesía capitalista que buscaba convertir el suelo en
artículo comercial y abastecerse de mano de obra barata. Entonces La acumulación
originaria del capital va acompañada: 1) de la ruina en masa de los productores de
mercancías (sobre todo campesinos) y su transformación en individuos desposeídos,
jurídicamente libres, carentes de medios de subsistencia y, por ende, obligados a
vender su fuerza de trabajo a los capitalistas; 2) de la acumulación de riquezas
monetarias en manos de determinadas personas, riquezas necesarias para erigir
empresas capitalistas.
2. Expropiación de la población rural y de su tierra.
La producción feudal se caracteriza por la división del suelo entre el mayor número
posible de campesinos tributarios, ya que el poder del señor feudal se basaba en el
número de súbditos. La ruptura de este sistema lanza al mercado de trabajo gran masa
de proletarios libres (libertad ambulatoria y libertad respecto sus antiguos medios). Los
grandes señores feudales aumentaron ese proletario al expulsar violentamente al
campesinado de las tierras que cultivaban, usurpándolas para sí. Un nuevo impulso se
dio en el siglo XVI con la reforma y el robo inmenso de los bienes de la iglesia, que a la
vez que aumento el poder de pocos, lanzo a sus moradores a las filas del proletariado.
Los bienes eclesiásticos se vendieron a arrendatarios y especuladores por precios
irrisorios. A finales del siglo XVII desaparecen los últimos vestigios de la propiedad
comunal de los campesinos.
Por medio de la ley se cercan las tierras comunales, estos decretos (inclousers) daban a
los señores feudales la posibilidad de regalarse para su propia propiedad privada las
tierras del campesinado. Los pequeños terratenientes y arrendatarios se redujeron al
nivel de proletarios. Finalmente el ultimo gran paso en la expropiación de las tierras es
el llamado clearing of states “limpieza de las fincas”. Aquí se destruyen y arrasan con
fuego las aldeas, transformándose en pastizales todos los campos de labor. Se abre
paso a la agricultura capitalista.
En resumen: En Inglaterra, entre el último tercio de siglo XV y principios del XVI, se
disolvieron las mesnadas feudales; una de las causas fue la expulsión violenta de los
campesinos y la usurpación de las tierras comunales por parte de los señores nobles
para transformarlas en pasturas para ganado. La expropiación renovó sus fuerzas con
la Reforma cuando los bienes eclesiásticos (una gran parte del suelo inglés) fueron
confiscados, repartidos entre la oligarquía y sus moradores campesinos echados. Con
la Restauración se terminó de abolir el régimen feudal de tenencia de la tierra, pero los
señores nobles, ahora convertidos en grandes terratenientes, reivindicaron la
propiedad “moderna” de las tierras de las que sólo tenían títulos feudales.
En el siglo XVIII la usurpación de las tierras comunales deja de ser un acto individual y
se vuelve sistemática en forma de ley (“Bills of Inclousure of Commons”-cercamiento
de tierras comunales); estos decretos establecían la propiedad privada de las tierras
comunales por parte de los terratenientes. El proceso culmina con el “Clearing of
State” que barrió las “cottages” y dejó sin lugar a los campesinos para sus viviendas, ni
siquiera en el suelo cultivado por ellos mismos.
Todos estos métodos contribuyeron al acrecentamiento de las grandes fincas
arrendadas, donde las relaciones de producción eran capitalistas, y que, a su vez,
también empujaron al mercado laboral a los pequeños arrendatarios.
3. Legislación sanguinaria contra los expropiados.
Leyes para la reducción del salario. Ese proletario libre no podía ser absorbido por la
manufactura incipiente con la misma rapidez con que era lanzado al mercado.
Tampoco podía adaptarse tan rápido a la disciplina de la nueva sociedad. Se
transformaron masivamente en mendigos ladrones vagabundos, en la mayoría de los
casos por necesidad. A fines del siglo XV se dicta una legislación sanguinaria contra el
vagabundaje en Inglaterra., la ley los trataba como delincuentes voluntarios.
Esa legislación la inicia Enrique VIII en Inglaterra. Los mendigos viejos e incapacitados
para el trabajo reciben una licencia para mendigar, en cambio, para los vagabundos
sanos y robustos, el látigo y la cárcel. “se atarán a la parte trasera de un carro y se los
azotarán hasta que les corra sangre por el cuerpo, luego prestarán juramento de
volver a su lugar de nacimiento y se pondrán a trabajar. En caso de un segundo arresto
por vagabundaje se repetirán los azotes y se les cortará media oreja, de reincidir por
tercera vez se ahorcará al reo como criminal peligroso y enemigo de la comunidad”.
Eduardo VI ordena que si alguien se niega a trabajar se le asigne como esclavo a la
persona que lo denuncie como vago. El denunciante tiene derecho a obligarlo a que
realice cualquier trabajo, por repugnante que sea, azotándolo y encadenándolo. Todo
el mundo tiene derecho a quitarle los hijos al vagabundo u retenerlos como aprendices
hasta los 24 años.
De esta manera la población expropiada, reducida al vagabundaje, fue sometida por
leyes a una disciplina necesaria al sistema de trabajo asalariado. En el transcurso de la
producción capitalista se va desarrollando una clase obrera que, por educación,
tradición y costumbre, reconoce como leyes naturales evidentes las exigencias de ese
modelo de producción.
El capitalista necesita y aplica el poder del estado para regular el salario y mantenerlo
en los límites convenientes para la obtención de la plusvalía. En Inglaterra la legislación
sobre el trabajo asalariado, encaminada desde un principio a la explotación, se
inauguró con el statute of labourers. Contiene una tarifa oficial de salarios para la
ciudad y el campo, para el sueldo a destajo y por días. Se prohíbe so pena de cárcel a
pagar salarios superiores, y peor aún a recibirlos. Las coaliciones obreras se consideran
un delito grave.
Lo que exigía el sistema capitalista para instalarse era “la sujeción servil de la masa del
pueblo, la transformación de éste en un ejército de gentes a sueldo y de sus
instrumentos de trabajo en capital” Para esto fueron necesarias dos herramientas
fundamentales: el Estado y el Derecho.
Con respecto al Estado, iba ascendiendo utilizaba “el poder del estado para ‘regular’
los salarios, es decir, para sujetarlos la burguesía que dentro de los límites que
convienen a los fabricantes de plusvalía, y para alargar la jornada de trabajo y
mantener al mismo obrero en el grado normal de subordinación. Es éste un factor
esencial de la llamada acumulación originaria”. Por otro lado, por medio del
ordenamiento jurídico, institucionalizado a su vez en el Estado, se lograba imponer de
manera legal las medidas necesarias para llevar a cabo el proceso de expropiación y de
subordinación de la clase proletaria, imprescindibles para el sistema capitalista que
surgía.
4. Génesis del arrendatario capitalista.
El arrendatario es quien crea su propio capital mediante el empleo de obreros
asalariados en la explotación de una tierra arrendada, por la cual paga una suma
inferior a la plusvalía obtenida de la diferencia salario-renta En el siglo XV la
producción agrícola era mediocre, con la revolución agrícola los frutos enriquecen. La
usurpación de las tierras comunales, el alza del precio de productos agropecuarios,
engrosaron esa ganancia sin que el arrendatario siquiera trabaje. Además por mucho
tiempo, mientras las ganancias subían, la renta fue estable. Acumuló grandes reservas
de capitales.
5. Repercusión de la revolución agrícola en la industria. Creación del mercado
interno para el capital industrial.
A pesar del menor número de cultivadores, la tierra producía más riqueza que antes.
Estos cultivadores eran la parte liberada de la población rural, que ahora, despojados
de sus medios, tenían que adquirir el valor de los medios de subsistencia en forma de
salario.
En efecto, los procesos que convierten a los pequeños campesinos en obreros
asalariados libres y transforman sus medios de subsistencia y de trabajo en elementos
de la propiedad capitalista, le crean a esta última un mercado interno de consumo. Los
medios de subsistencia de las familias ahora deben adquirirse en el mercado. Solo la
destrucción de la industria doméstica, por medio de la expropiación, pueden darle al
mercado interno de un país la expansión necesaria para el modelo de producción
capitalista.
6. Génesis del capitalista industrial.
El capitalista es ahora el dueño de toda la riqueza, injustificadamente. El régimen
feudal en el campo y el gremial en la ciudad impedían al capital en dinero, formado por
la usura y el comercia, que se convierta en capital industrial. Cuando se disuelve el
feudalismo caen estas barreras.
El descubrimiento de oro y plata de América es un gran aporte a la acumulación de
capitales. El sistema colonial hizo madurar el comercio y la navegación, les aseguró a
las manufacturas en ascenso un mercado estable.
El sistema de crédito público, de endeudamiento de los estados, se adueñó de toda
Europa en el periodo de la manufactura. Este sistema de deuda pública le da virtud
productiva al dinero improductivo y lo convierte en capital sin exponerlo al riesgo de la
inversión industrial. Además, los acreedores del estado no se veían desposeídos del
dinero, ya que recibían a cambio títulos de deuda pública que prácticamente eran de
curso legal y fácilmente transferibles, posibilitando otras inversiones. La deuda pública
hace surgir la sociedad anónima, el juego de la bolsa y el sistema de bancos modernos.
Desde su nacimiento los bancos no fueron más que sociedades de especuladores
privados, prestamistas de los gobiernos. El crecimiento de la deuda pública no tiene
mejor indicador que el alza de las acciones de los bancos. Con las deudas públicas
surgió un sistema de crédito internacional, tras el cual se oculta una de las fuentes de
la acumulación originaria. Está deuda pública para respaldarse crea el sistema
tributario, que a la vez empeora la pobreza.
La propiedad privada del trabajador sobre sus propios medios es la base de la pequeña
industria, esta es la condición para el desarrollo de la producción social y de la
individualidad del trabajador. Esto presupone la dispersión de la tierra y de los demás
medios de producción, no contempla la concentración. Lo contrario de esto es la
prehistoria del capital llevado a cabo con toda una serie de métodos violentos. La
propiedad privada fruto del propio trabajo es desplazada por la propiedad privada
capitalista basada en la explotación del trabajo ajeno.