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“INTRODUCCIÓN AL MARXISMO”: HENRI LEFEBVRE.

El marxismo/materialismo dialéctico aparece bajo dos aspectos principales:


A) El método dialéctico.
Toda discusión se realiza mediante la confrontación de tesis opuestas: el pro y el
contra, el sí y el no, la afirmación y la crítica. Estas tesis opuestas, muchas veces se
piensa que provienen de que los individuos no son capaces de reflexionar y que no
tienen la capacidad de aprender de un golpe la verdad. Pero esta teoría, si bien no es
falsa, deja sin explicar dos puntos importantes.
Las contradicciones en el pensamiento humano plantean un problema esencial. Se
originan, en las deficiencias de ese pensamiento, que no puede captar
simultáneamente todos los aspectos de una cosa y debe destruir (analizar) el conjunto
para comprenderlo. Pero esto no basta para explicar las contradicciones de los
pensamientos, las contradicciones tienen un punto de partida en las cosas mismas, es
decir, un fundamento objetivo real. Si hay pro y contra, sí y no, es porque las
realidades tienen aspectos cambiantes y contradictorios, y el hombre se ve obligado a
tantear estas contradicciones y dificultades para alcanzar las realidades cambiantes y
las contradicciones reales.
Respecto de este problema, dos actitudes son posibles para la inteligencia y la razón.
Una consiste en considerar absurdas todas las contradicciones, pensar que no son más
que aparentes y superficiales. En consecuencia, la verdad existe como algo acabado
antes del esfuerzo humano por descubrirla. Esta es la actitud metafísica, que tiende a
negar las condiciones concretas del esfuerzo humano hacia el conocimiento.
La otra actitud admite que el pensamiento humano busca la verdad a través de las
contradicciones y que las contradicciones existen en la realidad, es decir, que tienen un
sentido objetivo, un fundamento en lo real. En consecuencia, se deja de considerar
absurda o aparente toda contradicción; se convierte el estudio de las contradicciones y
de su fundamento objetivo en una preocupación central. Esta es, la razón dialéctica,
un pensamiento más reflexivo.
Pero esto genera un dilema, es o bien una o bien la otra, solo la razón dialéctica ofrece
una solución, porque solo ella se esfuerza por comprender las condiciones concretas
de la investigación y los caracteres concretos de lo real.
Marx fue el primero en adoptar y emplear coherentemente el método dialéctico, al
estudiar una realidad objetiva determinada, analiza los aspectos y los elementos
contradictorios de esa realidad. Después de distinguir los elementos contradictorios y
sin olvidar que se trata de una realidad, la vuelve a hallar en su unidad.
A Marx le importa descubrir las leyes de los fenómenos estudiados; descubrir la ley de
sus modificaciones y de su evolución. Para esto investiga y expone. La investigación
debe apropiarse del objeto estudiado; debe analizarlo y descubrir las relaciones
internas que ligan ese elemento. Y el método de análisis debe adecuarse al objeto
estudiado, y más sabiendo que cada período histórico posee sus leyes propias; un
fenómeno se hallará sometido a leyes diferentes según el conjunto al cual forma parte.
Después del análisis viene la exposición, en donde se reflejan las ideas expuestas.
Varios autores habían ya dado reglas para el análisis (llegar a los elementos de la cosa
estudiada) y la síntesis (reconstrucción del conjunto), y en buscar las conexiones del
objeto aislado. Pero Marx, siguiendo a Hegel, aporta lo siguiente:
1) Afirma que el análisis de toda realidad descubre elementos contradictorios, por
ejemplo, el proletariado y la burguesía.
2) Insiste en que la realidad que debemos analizar y reconstruir está siempre en
movimiento.
3) Insiste sobre la originalidad de cada especie de objetos estudiados e inclusive cada
objeto. Como cada objeto posee su cualidad, sus diferencias, el sabio debe proponerse
descubrir la ley propia de ese objeto.
Ahora bien, el análisis por aplicarse específicamente a cada objeto no por ello deja de
aplicar verdades universales, tales como: “en todas partes hay contradicciones”. Esas
contradicciones pueden ser diferentes entre sí, pero no dejan de estar ligadas a una
verdad universal y racional.
Hegel, a diferencia de Marx, creyó que podía definir la contradicción en general,
imaginó una fórmula que explicaba todo e incluía el movimiento de todo. Marx, por el
contrario, afirma que la idea general provee simplemente una guía, que es necesario
descubrir las contradicciones propias de cada realidad.
Marx crea la sociología científica, cuyo método de estudio es considerar un conjunto,
un todo concreto, por ejemplo, tal país dado. Este conjunto aparece bajo aspectos
diversos: distribución de la población en ciudades y campos producción y consumo,
importación y exportación, etc. Esto únicamente aporta conocimientos sociológicos
sobre ese país, no nos muestra su historia, su formación, la esencia de esos
fenómenos, para esto, es necesario analizar.
Al analizar, se descubren, por ejemplo, clases sociales, pero tales clases no son más
que abstracciones si el análisis no prosigue y llega a los elementos en los que se basan
esas clases: el capital, el salario, etc. Y estos, a su vez, suponen el cambio, la división
del trabajo, los precios, etc. Entonces, el análisis halla elementos contradictorios e
indisolubles, relaciones dialécticas (producción y consumo, conjunto social y clases
sociales, burguesía y proletariado, etc) y debe distinguirlos sin dejar de advertir sus
conexiones. Llega a conceptos cada vez más simples, pero comprometidos e
incorporados en la textura compleja de la realidad social.
- Relación dialéctica: significa que existen dos principios o posiciones opuestas
y el desarrollo produce una conciliación superior sobre esa contradicción
aparente
Muchos autores como Adam Smith y Durkheim se orientaron en esta dirección, por
ejemplo en estos casos, estudiando la división del trabajo, pero lo que sucedía, es que
no advertían la conexión entre las contradicciones, de esta manera, estudiaban
conceptos abstractos, no llegaban a comprender las relaciones entre la burguesía y el
capitalismo, los estudiaban como conceptos abstractos, siendo relaciones dialécticas
que nacieron simultáneamente y son inseparables, de tal modo que los no dialécticos
ven una simple simultaneidad e inclusive una armonía.
Estos economistas y sociólogos no veían más que simples conceptos abstractos y no
comprendían que su análisis no era más que la primera parte de la investigación
científica y que luego era necesario hacer el camino en sentido inverso y volver a hallar
lo concreto, pero ahora analizado y comprendido.
Marx afirma que solo este método científico permite reproducir lo real en el
pensamiento, pero esto presenta un riesgo, y es que los elementos no son del todo
abstractos, ya que la realidad está constantemente en movimiento, pero ¿qué hace
Marx con respecto a esto?, justamente, no considerar abstractamente los elementos
abstractos obtenidos por el análisis. El método dialéctico considera al elemento en el
movimiento real, según sus condiciones históricas.
Toma al elemento en el curso del desarrollo histórico, incluido en realidades y
determinaciones más complejas, lo reencuentra en su formación económico-social
actual, sigue luego el movimiento histórico en el cuál se desarrolló, modificó y
transformó para de esto modo volver a hallar el movimiento real en su conjunto, y por
lo tanto, exponer y comprender la totalidad concreta actualmente dada.

B) La alienación del hombre.


Marx distingue entre lo humano y lo inhumano, pero ¿qué refiere cada uno de ellos?.
Marx afirma que la historia nos lo muestra mezclados, y que el hombre no podía
desarrollarse más que a través de contradicciones; por esto, lo humano no podía
formarse más que a través de lo inhumano, primero se confunden y luego a través de
un conflicto, al resolverlo, se distinguen. Por esto, es que la libertad no ha podido ser
presentida y alcanzarse más que a través de la servidumbre, y así es, cómo el
enriquecimiento de la sociedad no pudo realizarse más que a través del
empobrecimiento y la miseria de las masas.
Lo humano es el elemento positivo; la historia del hombre, su crecimiento, su
desarrollo. Lo inhumano es el aspecto negativo: es la alienación del hombre.
La alienación se manifiesta en todos los dominios de la vida práctica; el trabajo está
alienado, se ha vuelto fastidioso, humillante. La vida social, la comunidad humana, se
halla disociada en clases sociales, transformada en vida política, falseada, utilizada por
medio del Estado. El poder del hombre sobre la naturaleza, igual que los bienes
producidos por ese poder, están acaparados, y la apropiación de la naturaleza por el
hombre se transforma en propiedad privada de los medios de producción. De este
modo, los productos del hombre escapan a su voluntad, a su conciencia, a su control.
El capital, impone sus exigencias a la sociedad entera e implica una organización
contradictoria de esta sociedad: la servidumbre y el empobrecimiento de la mayor
parte de sus miembros. El dinero y el capital en lugar de servir como tales, se
convierten en realidades opresivas y en beneficio de una minoría, de una clase
privilegiada que utiliza y mantiene ese estado de cosas.
La alienación es práctica, se manifiesta en el hecho de que los seres humanos se hallan
sometidos a fuerzas que no son, más que el producto de su actividad, pero que se han
vuelto en contra ellos y los arrastran hacia destinos inhumanos: crisis, guerras,
convulsiones de toda clase.
La relación del ser humano con los fetiches se manifiesta como enajenación de sí y
pérdida de sí, y esto es la alienación, y se resuelve destruyendo esos fetiches y
recuperando los poderes que los fetiches dirigieron contra el hombre: mediante la
superación de la alienación.
- (El fetichismo aparece cuando existen abstracciones que escapan al control, al
pensamiento y a la voluntad de los hombres)
Marx afirma que la especie humana tiende como toda especie viviente y por un
proceso espontáneo y natural, hacia cierto grado de realización, y esto a pesar de las
dificultades, obstáculos y a pesar de los elementos de regresión que se revelan en este
proceso, es decir, las contradicciones y las formas de alienación.
El conocimiento, la razón, nacen y son al principio inseguros, débiles, luego se afirman
y se extienden hacia un sector que los domina, luego llega un momento en que la
razón debe y puede dominar todas las actividades humanas, a fin de organizarlas
racionalmente. Es el momento en que deben ser criticadas y superadas múltiples
ilusiones ideológicas, y con ella todos los fetichismos, todas las formas de alienación.
La salida de la alienación, es el comunismo. Define al comunismo como el momento en
que el hombre, habiendo reencontrando conscientemente su conexión con la
naturaleza, se realiza en su actividad natural, pero con límites sobre esa naturaleza,
habiendo aprendido de la lucha e historia pasada.
Así mismo, lo define como el momento en que emerge la razón, organiza el grupo
humano y supera (sin suprimirlo sino conservando lo esencial de sus ricas conquistas)
el largo proceso natural, contradictorio, que fue la formación del hombre.
Por último, lo define como el momento en que la alienación múltiple de lo humano se
halla poco a poco superada, reabsorbida y abolida.
La superación de la alienación implica la superación del capital y del dinero como
fetiches que reinan sobre lo humano, ya no se los ve como “lo más preciado”, “el
motor de la vida”.
Implica también la superación de la propiedad privada: de la propiedad privada de los
medios de producción, esto es, quitarles a los privilegiados los medios de producción
para ponerlo al servicio de todos, creando así, una organización racional.
-EL MATERIALISMO HISTÓRICO (SOCIOLOGÍA MARXISTA).
Donde los demás autores ven anarquía Marx ve un orden, este orden es el modo de
producción capitalista, el cual sostiene, que hay que destruir.
La teoría de Marx es el materialismo histórico, materialismo porque se basa en lo
material; esto sería, las relaciones sociales de producción e histórico porque intenta
comprender a lo largo de la humanidad de qué forma se dan las relaciones sociales de
producción.
Marx sostiene que solo existen los individuos y sus relaciones, la sociedad no tiene
ninguna existencia a parte de los individuos que la componen.
Los seres humanos hacen su vida, su historia, y la historia en general, pero no en
condiciones elegidas por ellos. La actividad humana mezcla actividad y pasividad, el
hombre es activo en la medida en que modifica, mediante su acción, la naturaleza y el
mundo que lo rodea, pero soporta condiciones que no ha creado; la naturaleza misma,
su propia naturaleza, los demás seres humanos, las modalidades ya establecidas, es
decir, relaciones sociales ya determinadas. Y los individuos, no pueden separarse de
estas relaciones: su existencia depende de ellas, de igual modo que la naturaleza de su
actividad.
Así, las relaciones en las cuales entra necesariamente, ya que no puede aislarse,
constituyen el ser social de cada individuo, y es el ser social es quien determina la
conciencia. La conciencia y el pensamiento racional se hallan también condicionados
por las relaciones sociales (de cambio, de mercado, de comercio).
Las relaciones fundamentales para toda sociedad son las relaciones con la naturaleza.
No porque siga siendo un ser de la naturaleza, sino, por el contrario, porque lucha
contra ella. Arranca a la naturaleza lo que necesita para mantener su vida y superar la
vida natural (realización de bienes) y esto lo hace mediante el trabajo, mediante los
instrumentos de trabajo y la organización del trabajo. Así los hombres producen vida,
superan la vida natural, aunque no pueden liberarse de la naturaleza.
En este sentido, las relaciones fundamentales de toda sociedad humana son las
relaciones de producción, es decir, las relaciones fundamentales del hombre con la
naturaleza y de los hombres entre sí en el trabajo.
Las relaciones de producción son aquellas que establecen los sujetos entre sí y con su
mundo natural con el objeto de producir lo que requieren para satisfacer sus
necesidades.
Las relaciones de producción revelan al análisis los siguientes elementos: las
condiciones naturales, las técnicas, la organización y la división del trabajo social. Estos
elementos constituyen lo que el marxismo llama las fuerzas productivas.
Las fuerzas productivas son todos aquellos medios materiales, la mano de obra y las
técnicas que se utilizan para desarrollar un proceso productivo.
El desarrollo de las fuerzas productivas, sus grados, los niveles que alcanza,
constituyen el fundamento del ser social del hombre en un momento dado y de las
modalidades de su conciencia y de su cultura.
Examinemos ahora, la división del trabajo.
Marx afirma que la división del trabajo implica la propiedad privada, ambos términos
son correlativos. Los medios de producción caen, al diferenciarse, en poder de grupos
o individuos también diferenciados.
El problema de la diferenciación de los trabajos en superiores e inferiores, es que no se
trata de un desarrollo individual, si no que las funciones superiores permiten el
acaparamiento de los medios de producción y se hacen hereditarias y se transmiten.
La estructura social, considerada ya no en su relación con la naturaleza, si no basada
en la riqueza, es llamada por Marx modo de producción.
El modo de producción es la forma en la que se organiza la actividad económica de
un territorio determinado, para producir bienes y servicios, así como para organizar
su distribución.
Marx considera la capacidad de producir del ser humano, así como las formas en las
que participan estos en las relaciones sociales, son las características esenciales del ser
humano. 
Para Marx, la teoría se basa en dos conceptos principales: las fuerzas productivas y las
relaciones de producción. Las relaciones de producción establecen el lugar que
ocupan los individuos, así como las distintas clases sociales en el circuito productivo, y
las fuerzas productivas son la fuerza de trabajo y los medios de producción.
Hay otro elemento que es la superestructura, siendo esta la expresión del modo de
producción, es decir, de las relaciones de propiedad. Es el conjunto de las instituciones
y de ideas que resultan de los acontecimientos y de las iniciativas individuales que sirve
para reproducir las relaciones sociales de producción, es decir, que la superestructura
le sirve a la estructura (relaciones sociales de producción).

Entonces, hay tres elementos: fuerzas productivas, modo de producción y


superestructura. El más importante es la relación del hombre con la naturaleza y su
grado de poder sobre ella, es decir, el desarrollo de las fuerzas productivas, estas
proveen la base sobre la cual se establecen las relaciones de producción y se elabora la
superestructura.

Para Marx, el medio para cambiar las relaciones sociales de producción es la


revolución, al igual que sucedió en todos los modos de producción anteriores
(amos/esclavos, feudos/ciervos, burgués/obrero), como por ejemplo, la revolución
feudal.

La forma de salir del sistema capitalista es, la misma que los modos de producción
preivos:

1- Llegan a su techo las fuerzas productivas, es decir que la forma organizativa deja de
producir riqueza.

2- Revolución.

3- Transformación de relaciones sociales de producción, construyendo un conjunto de reglas


(leyes, costumbres, religión) para que estas relaciones se reproduzcan.

-LA ECONOMÍA MARXISTA.


Marx al basarse en el análisis dialéctico, penetra bajo las apariencias subjetivas y las
ilusiones ideológicas. Analiza al capitalismo en su todo complejo, descubriendo la
forma mercancía del trabajo o la forma valor de la mercancía.
¿Cómo se refleja esto?; la mercancía tiene valor de uso y valor de cambio, un mismo
objeto presenta estos dos aspectos. Valor de uso es cuando el objeto es deseado, y
como valor de cambio es deseado por el dinero que contiene virtualmente, durante
todo el tiempo que dura su existencia mercantil, el valor de uso pasa a segundo plano.
Durante ese tiempo, el valor no representa un tiempo de trabajo individual, sino un
promedio social, global y estadístico. La mercancía se despoja de sus cualidades para
adquirir una existencia abstracta y cuantitativa, materializada en el dinero.
Los productores ya no forman parte de una comunidad social; se hallan aislados,
separados de la comunidad, en primer lugar, por un trabajo dividido y porque los
medios de producción pertenecen a individuos en propiedad privada. Entonces el
conjunto social se restablece a través del valor, de la mercancía, el dinero y el
mercado, el productor se halla aislado y en relación con los otros por intermedio del
mercado. De esta manera, la fuerza humana de trabajo puede ser utilizada durante
más tiempo del necesario para lograr la producción, de lo cual depende la plusvalía.
La fuerza de trabajo es una mercancía más en el mercado, cuesta lo necesario para que
el obrero vuelva a trabajar al día siguiente, porque le alcanza para subsistir. No cuesta
lo que realmente implica su trabajo.
Para Marx la crítica al sistema capitalista es el pilar fundamental del cual parte todas
las premisas de su teoría. Para Marx, vivimos en un sistema económico del capitalismo
industrial, esto quiere decir que la economía está dividida en dos clases; unos son
dueños de los medios de producción (burgueses) y otros no son dueños más que de su
fuerza de trabajo. Esta es la principal diferencia para Marx, tener los medios para
producir y no tenerlos.
Los que no tienen los medios de producción, su único capital es su fuerza de trabajo.
Los burgueses y el proletariado logran negociar y llegar a un acuerdo para verse
beneficiados ambas partes, en este caso el capitalista que tiene capital (maquinaria,
industria y materia prima) requiere de la mano de obra del trabajador para que esta
maquinaria, materia prima y demás dé como resultado algo provechoso, es decir, un
producto terminado porque de tener únicamente la maquinaria la industria el capital o
el dinero para pagar los sueldos de los trabajadores , si no estuviera el trabajador, esa
maquinaria industria y esos galpones no servirían de nada.
Entonces, se juntan en el mercado de trabajo, el capitalista ofrece comprar la fuerza de
trabajo proletario y el proletario le vende su fuerza de trabajo para poder trabajar y
poder subsistir un día más. En esta relación, donde confluyen en el mercado de
trabajo, hay claras ventajas y desventajas; el trabajador no puede elegir si vender o no
vender su fuerza de trabajo, no hay una libre y elección y acción racional como lo
plantea la economía liberal ya que el trabajador necesita si o si vender su fuerza de
trabajo para poder subsistir. Esta es la base más elemental, este negocio no se hace
racionalmente, sino que una de las partes lo hace por mera necesidad.
Entonces, este contrato consiste que por un determinado salario el dueño del capital
compra la fuerza del trabajador y por esa fuerza recibe en retribución todo lo que el
trabador produce para el capitalista. Aquí, aparece el segundo mayor concepto de
Marx que es la plusvalía.
Cuando un producto ingresa a una fábrica tiene un valor muy básico que es el valor de
la materia prima y cuando ya está terminado para su comercialización tiene un costo
mucho más elevado. Esa diferencia Marx le llama valor agregado o plus valor, quien ha
agregado valor a ese producto, es decir, quien ha convertido la materia prima, algo
barato, en un producto determinado, algo costoso, es el trabajador, no ha sido la
maquinaria, ha sido el trabajo del trabajador lo que ha agregado valor a ese producto.
Esta es la teoría del valor-trabajo para Marx. ¿Cuánto vale el trabajo del trabajador? Lo
necesario para que el trabajador vuelva el otro día a la fábrica.
Entonces, la plusvalía es trabajo no pagado al trabajador, el trabajador con una mínima
parte de su tiempo de trabajo puede producir lo que cuesta su salario, todo el
excedente entre lo que cuesta el producto o materia prima y el producto terminado ha
sido agregado por el trabajador y ha sido apropiado por el dueño del capital a raíz de
ese contrato que han hecho, yo te compro tu fuerza de trabajo a cambio de un salario.
La diferencia es que un salario se puede definir como un 5% o 10% de lo que el mismo
trabajador produce, él ha producido el 100% de la ganancia y recibe un 5% o 10%,
excedente es ganancia o plusvalía.
Ahora bien, esto es lo que se podría definir como explotación del proletario. Esto
perjudica al trabajador, pero lo hace en diferentes niveles. Uno de los niveles el más
objetivo económico e indiscutible es el de la enajenación, lo que él ha producido con
sus propias manos ya no le pertenece, sino que pasa a ser parte de los capitales del
dueño del capital, el producto terminado, para ser comercializado vendido y tomado
por ganancia. Esto genera en el que no se sienta dueño del producto que ha realizado
con sus propias manos. Esto genera un estado de enajenación o sentirse fuera de sí.
Marx dice que el trabajo es lo que nos hace humanos y lo que nos diferencia de los
animales, que convertimos nuestro entorno mediante nuestra cultura técnicas,
prácticas, conocimiento, tecnología y ciencia para adaptarlo a nuestras necesidades.
No hay lugar como el de la producción y el del trabajo para sentirse uno mismo para
sentirse humano, pero al ser parte de un engranaje de un sistema productivo en el que
lo que vos producís no te pertenece incluso cuando lo que producís es solo una
pequeña parte de la cadena productiva para que no te sientas dueño del producto
terminado, se produce aún mayor alienación o enajenación, sentís que ese trabajo
rutinario no tiene sentido, por ende, dice Marx, que no hay lugar donde se sienta más
realizado el trabajador que fuera de la industria.
Ahora este concepto de enajenación lo podemos llevar al de conciencia de clase, Marx
es un hegeliano a la inversa, invierte la dialéctica idealista de Hegel en una dialéctica
materialista. Para Marx el trabajador es una clase social definida por su falta de
posición de los medios sociales de producción, eso lo define como clase, es una clase
en sí misma, una clase social, al igual que la burguesía por detentar los medios de
producción. Ahora bien, no es una clase para sí, básicamente esto quiere decir que la
burguesía tiene conciencia de que es burguesía y de los intereses que le competen, es
decir, de qué es lo que debe defender para mantener el sistema de desigualdad y
explotación que a ellos les beneficia y al proletario les perjudica.
Ahora bien, el proletario no se sabe proletario, explotado, enajenado, alienado. No
tiene conciencia de la clase a la que pertenece, esto nos lleva al concepto de ideología.
Marx dice que la ideología es hacer pasar los intereses de una clase particular como si
fueran los intereses de la sociedad en su totalidad. Este es el concepto fundamental de
la burguesía, en tanto clase en sí para sí, que reconoce la clase social a la que
pertenece y es capaz de mediante el sistema cultural hacer creer al resto de la
población que los intereses de la burguesía son los intereses de toda la nación.
Esto es lo que nos lleva al último concepto, que es el de estructura y superestructura.
El sistema cultural pertenece a la superestructura social, es decir, empezando por el
Estado, el sistema jurídico, las leyes, el sistema legislativo y llegando a la escuela, la
religión, los valores, la familia, el oseo, etc. Para Marx, la superestructura social es el
reflejo de la estructura económica, es decir, del modo de producción de una sociedad.
En el modo de producción capitalista tenemos esta desigual distribución del capital
entre capitalistas y proletarios que es lo que define la base de la economía y por lo
tanto tendrán una educación, valores y leyes acordes a ese sistema. La superestructura
social permite que la estructura social a la que está sustentada se reproduzca a lo largo
del tiempo sin la cuál no sería posible.
Esto nos lleva al concepto de lucha de clases, para Marx esta situación es insostenible a
lo largo del tiempo, en algún momento el proletariado se revelará contra la burguesía,
así como los ciervos se rebelaron contra los nobles y los esclavos contra los amos, para
Marx el concepto de lucha de clases, es decir que en una sociedad existen clases
antagónicas con intereses contrapuestos e irreconciliables es el motor de la historia,
esto es el materialismo histórico que a lo largo de la historia todas las rebeliones y
movimientos sociales han confluido en el estadio actual y seguirá movilizando hasta
que se llegue a una sociedad sin clases y sin Estado, en el cuál no exista la desigualdad.

En el modo de producción
capitalista, la diferencia de los
diferentes modos de producción a
lo largo de la historia, es la libertad.
En el capitalismo, se dice que uno
tiene la “libertad” de vender su
fuerza de trabajo en el mercado, de
manera que el obrero va a trabajar
-LA POLÍTICA MARXISTA.
Marx nunca fue partidario del igualitarismo, más allá de su espíritu democrático y su
apoyo al comunismo. Acepta la desigualdad de las funciones, pero establece una
distinción entre las funciones de dirección y las funciones políticas.
Las funciones de dirección son funciones técnicas y aparecen espontánea y
necesariamente. En todo grupo actuante se impone una organización a cuya cabeza se
colocan ciertos individuos. No es criticable si, como resultado de un proceso
espontáneo o de una selección, estos son los mejores dotados.
La alienación no se origina en este procoeso natural o consciente, sino en el que las
funciones dirigentes se desvincularon de las necesidades concretas a las que
correspondían y se convirtieron en funciones políticas.
El proceso de fijación acompañó en la historia la división del trabajo, la separación
entre los trabajos material e intelectual, la formación de la propiedad privada y las
clases. Las funciones dirigentes se hacen hereditarias, porque están ligadas a la riqueza
y no a su talento. Una vez fijadas, estas funciones se convierten en propiedad de las
clases dominantes. De este modo se ha formado el Estado, las clases dominantes
intentaron acapararse de las funciones políticas y se formó una lucha por apoderarse
de los honores y beneficios vinculados a las funciones políticas.
Cuando las clases se separan y se oponen se hace necesaria la aparición de un poder
superior situado sobre ellas. Para impedir que la clase dominante abrume a la clase
oprimida y se haga desaparecer; para proteger a los oprimidos contra los excesos de
algunos opresores; para mediar en los conflictos entre los individuos se requiere el
poder del Estado. Este poder se erige por encima de la sociedad, pero sólo porque la
comunidad social se halla dividida en clases. Se presenta como juez, árbitro imparcial,
etc.
De hecho, el Estado que expresa una sociedad dada, y por lo tanto la dominación de
una clase. Inclusive cuando parece proteger a los oprimidos o explotados, y cuando
realmente los protege contra ciertos excesos, conserva las condiciones de la
dominación de clase.
En la formación del Estado político intervienen, tres elementos:
1) Un elemento espontáneo: el proceso natural a través del cuál aparecen funciones
dirigentes.
2) Un elemento reflexivo: cuando la sociedad se complica, las funciones de dirección
exigen cierto conocimiento del conjunto social. Mediante este conocimiento confuso,
las funciones espontáneas de dirección se elevan a la categoría de funciones
administrativas, jurídicas, etc.
3) Un elemento ilusorio: Siempre bajo el velo de humo de la ideología, el poder del
Estado se ejerció aparentando imparciaidad e independencia. Las funciones
administrativas y jurídicas se realizaron de acuerdo con los intereses de la clase
dominante. Las necesidades del conjunto social eran desviadas, interpretadas bajo la
máscara de una imparcialidad.
El marxismo distingue la apariencia ideológica del cinismo político. El Estado político,
ha reflejado siempre la estructura de clases y la dominación de una clase en la
sociedad que gobernaba. Además, sólo reflejaba la dominación de una clase cuando
ésta encontraba dificultades, obstáculos. Lo que significa que el Estado reflejaba
también la resistencia de la clase o de las clases oprimidas, y a veces sus victorias.
La desaparición del Estado anuncia la sociedad comunista. Implica, por lo tanto:
1) La desaparición completa de las clases y de sus supervivencias.
2) Un prodigioso desarrollo de las fuerzas productivas.
3) La desaparición de la división del trabajo en trabajos subordinados (materiales) y
trabajos superiores (intelectuales).
4) Un florecimiento del individuo libre en una sociedad libre, donde lo individual, su
desarrollo total, de manera que los dones natruales y espontáneos de cada uno son
racional y conscientemente cultivados.

“LA IDEOLOGÍA ALEMANA”.


El primer capítulo es una exposición del método materialista, critica a los idealistas.
Abre el camino para la explicación de la concepción materialista de la historia, la
producción de conciencia y la base real de la ideología.
Después, explica los conceptos de intercambio de las fuerzas productivas para luego
llegar a la relación entre el Estado, el derecho y la propiedad.
Finalmente, explica la relación entre instrumentos de producción y las formas de
propiedad naturales y civilizadas para terminar explicando el futuro fin del capitalismo.
Será distribuido así:
-Critica de Marx y Engels a los idealistas.
-Método materialista de Marx y Engels.
-Determinaciones materialistas sobre la conciencia.
-Bajo qué lógica, desde una visión materialista, se desarrolla la historia.
Los jóvenes Hegelianos eran críticos, pero sólo criticaban las ideas religiosas;
consideraban que las verdaderas ataduras de la gente eran las ideas, los conceptos y
en general, los productos de la consciencia. Por eso, en lugar de poder realizar una
verdadera crítica a Hegel, estaban condenados a asumir sus postulados y desde ellos
solo podían luchar contra las ilusiones hegelianas de la consciencia.
Estos, se consideraban materialistas y revolucionarios, pero Marx y Engels veían que
ellos sólo luchaban contra frases, contra ideas por ello ni eran empiristas ni
revolucionarios, eran unos idealistas conservadores ya que no lograban escapar de la
postura idealista de Hegel, y por ello también concebían la relación entre hombre y
naturaleza como prehistórica y oponían a la historia y a la naturaleza. Así, su visión
histórica estaba limitada solo a los actos políticos, religiosos y teóricos.
Desde este lugar, al ver a la historia, estaban condenados a compartir las ilusiones de
las épocas que analizaban. En lugar de acercarse a una época histórica tal cual fue, sólo
podían ver la visión de esa época que cuentan los políticos, teólogos y filósofos de ese
momento.
Marx y Engels critican esta manera de acercarse a la historia, afirmando que no son
críticos, que se creen todo lo que les dicen, tomando la historia por su palabra.
Marx y Engels proponen un método diferente, el método materialista de hacer la
historia. Establecen una nueva metodología para acercarse a la historia.
El primer paso consiste en exponer el proceso real de producción, comenzando con la
producción material de aquello inmediatamente necesario para la vida. Esto significa
que hay que explicar cómo se producen los medios de vida y cómo se organiza la
sociedad para producirlos. Con base en esto se puede explicar cómo intercambian los
bienes producidos de esa manera.
El siguiente paso es explicar el surgimiento de una forma específica de Estado, esto es
porque de un modo de producción y de un modo de intercambio determinado surgen
formas políticas determinadas.
Finalmente, con base en la organización política se puede explicar cómo surgen los
productos teóricos y las formas de consciencia, esto es la religión, la filosofía, la moral,
etc.
Entonces, mientras que para Hegel, lo primero es la idea, la filosofía, la religión, la
moral y de ello emana el Estado, el arte, la técnica y las cuestiones materiales, para
Marx y Engels primero es la producción y de ello emanan las relaciones comerciales,
luego jurídicas, después la filosofía, la religión y la moral. Lo que para Hegel es la causa
para Marx y Engels es la consecuencia.
¿Por qué Marx y Engels deciden tomar este orden de ideas? ¿Por qué para ellos el
orden es inverso al de Hegel?, porque parten de la premisa de la existencia de los
hombres vivientes. Esta premisa nos lleva a otras, si vivimos, ¿qué es lo que
necesitamos para vivir?, comer, beber, alojarnos bajo un techo y vestirnos; a esto le
podemos llamar medios para satisfacer nuestras necesidades, y estos medios tienen
que salir de algún lado, por lo tanto, el primer hecho histórico, es la producción de los
medios para satisfacer nuestras necesidades.
Marx y Engels afirman que el ser humano se distingue de los animales, en que es el
único que produce sus medios de vida y esta producción genera nuevas necesidades.
Para analizar el cómo producimos, Marx y Engels usan la categoría de las relaciones de
producción, estas tienen una doble significación;
La primera es la relación natural, aquella que tenemos con los medios físicos, con el
mundo material. La segunda es la relación social, las relaciones que tenemos entre
nosotros. Esta doble relación determina las fuerzas productivas y cada nueva relación
natural de producción conllevará una nueva forma de relación social.
En cada momento, las relaciones de producción dependerán de los medios de vida
disponibles. Esto significa que la producción es histórica, porque cada momento de la
producción afectará al momento siguiente. Si en un momento producimos
herramientas, esas herramientas nos ayudarán a producir en un siguiente momento,
las semillas cultivadas podrán ser sembradas después.
Así mismo, se establece la posibilidad del aumento de las fuerzas productivas ya que
entre mayor sea la producción en un momento, más se puede producir al siguiente.
Este aumento de las fuerzas productivas no es producido por el plan de ningún
individuo o grupo de individuos, es natural, ajeno a la voluntad de cualquier persona.
Cada generación entonces, hereda las fuerzas productivas y las relaciones de
producción de la generación anterior.
Sin embargo, mientras las fuerzas productivas crecen de manera acelerada las
relaciones de producción y de intercambio lo hacen muy lentamente, porque quienes
detentan el poder político se quieren aferrar a las relaciones que les dan este poder y
lo usarán siempre para mantenerlo.
Por ello, las relaciones de producción eventualmente se vuelven una traba para el
desarrollo de las fuerzas productivas. Esto lleva al enfrentamiento entre fuerzas
productivas y formas de intercambio, el cual ha llevado a todas las colisiones de la
historia.
Como el cambio en la relación natural lleva a un cambio en la relación social, el
aumento de las relaciones productivas conlleva a un aumento de la división del
trabajo. Entre más pueda producir una sociedad, más se particulariza el tipo de trabajo
que los individuos de esa sociedad realizan.
Para Marx y Engels, la primera división del trabajo, es la división de roles en la
producción humana, en el acto sexual. A esta división le sigue la división por
características físicas. Eventualmente se llega a la división del trabajo industrial,
comercial y agrícola.
Finalmente, la división del trabajo lleva a la división de la sociedad en quienes tienen
medios de producción y quienes no, esto es, hay grupos que son dueños de las cosas
que la sociedad necesita para producir los medios para satisfacer sus necesidades;
estos grupos son llamados clases sociales. Siendo que, la producción no solo implica la
relación natural con el mundo físico, sino la relación social entre nosotros, y que
nosotros nos comunicamos mediante el lenguaje, en la producción y las relaciones
sociales, surge una conciencia práctica.
Esta conciencia está constituida por los pensamientos, representaciones y lenguaje
que emanan de las relaciones de producción. Por ello, Marx y Engels pueden afirmar
que la consciencia es un producto social. La vida es la que determina la consciencia, no
la consciencia la que determina la vida. Así, lo que producimos y cómo lo producimos
que es la manera en la que manifestamos nuestra vida, es nuestro ser.
La producción determina al ser ya que de nuestra producción es de donde brota la
organización social y el Estado, y no de cómo los individuos se representan ante la
imaginación propia o ajena. Entonces, partiendo de la premisa de los hombres
vivientes, hemos llegado a cómo se produce la consciencia.
Marx explicaba que Feurbach partía de la enajenación y que esto era un error, ya que
se debía partir de las condiciones materiales para explicar esta enajenación, este
autodescubrimiento del individuo. Marx y Engels explican tres modos de enajenación
de la consciencia que parten de condiciones materiales.
La primera explicación de la enajenación se deriva de la división del trabajo. Una vez
que el desarrollo de las fuerzas productivas llega a tal punto en el que no se requiere
que todos participen en la producción física de medios de vida, surge la división entre
trabajo físico e intelectual. Esta división permite que la consciencia se pueda
representar a sí misma como algo distinto de la consciencia práctica. Solo alguien que
no participa en el trabajo físico se puede imaginar que su consciencia se separa del
mundo físico, se emancipa del mundo y se entrega a la ideología.
La siguiente explicación se deriva de la división de clases; entre quienes son dueños de
los medios de producción y quiénes no. Y es que, no solo existe la producción física,
sino también la producción espiritual e intelectual.
Los medios de producción espiritual son aquellos medios necesarios para la
producción y distribución de ideas. En la antigüedad esos eran los templos, los teatros,
las escuelas, hoy en día, los medios de comunicación, redes, etc. La clase que tiene los
medios de producción material, la clase dominante en determinada sociedad, tiene al
mismo tiempo los medios de producción espiritual, por lo que los individuos de la clase
dominante regulan la producción y distribución de ideas en su tiempo. Con ello
someten las ideas de quienes carecen los medios para producir o distribuir sus propias
ideas.
Los individuos de las clases dominadas que no tienen acceso a los medios para
distribuir sus ideas, ya sea a la educación, al lenguaje, a las editoriales, etc, tienen una
mayor dificultad para producir y distribuir sus propias ideas, esto lleva a que muchos
de estos terminen adoptando las ideas de las clases dominantes.
El tercer modo de enajenación de la consciencia se deriva de que el desarrollo de las
fuerzas productivas es independiente de la voluntad de cualquier persona. Debido a
esto, y a la división del trabajo, debemos tomar en cuenta no solo el interés de los
individuos de la sociedad, sino el interés de las relaciones sociales entre los individuos,
lo que Marx y Engels llaman el interés común.
El interés común es el interés para el beneficio de la relación de producción
dominante, el cual se puede oponer a los intereses de los individuos que participan en
esta relación. Este interés determina la división del trabajo y las actividades de los
individuos. Así, los actos de las personas que participan en estas relaciones de
producción no son voluntarios y se vuelven un poder ajeno y hostil. Actuamos de un
modo que no nos conviene y nos perjudica porque no estamos en control de nuestros
actos, porque las relaciones sociales en las que estamos implicados requieren que
actuemos de esa manera para que se mantengan.
El interés del libre mercado, o de las relaciones sociales capitalistas, es más fuerte que
el interés individual de protegernos, proteger a nuestras familias y a los demás. Por
ello, actuamos en base al interés común de las relaciones de producción y no al interés
individual.
Visto desde esta perspectiva, el desarrollo de las fuerzas productivas lleva al desarrollo
de la división del trabajo, esto lleva a la división del trabajo internacional, esto, al
intercambio interior y exterior. El intercambio comercial entre naciones determina la
relación entre estas naciones, y el Estado, se configura de acuerdo con su relación con
las demás naciones. De este modo, el interés común, toma una forma independiente a
modo de Estado.
El Estado es el interés de las relaciones sociales de producción de forma independiente
al interés de los individuos, y necesariamente toma la forma de un sistema de
represión. Por ello, Marx y Engels dicen que las ideas, los valores, de la clase
dominante son las ideas dominantes de la época, son la expresión ideal de las
relaciones materiales dominantes.
En el feudalismo las ideas dominantes eran el honor y la lealtad, ya que de la
estructura social aristocrática emanaban esos conceptos. En el capitalismo, las ideas
dominantes son la libertad y la igualdad, pero entendidas como libertad en el mercado
e igualdad ante la ley, ya que son las ideas que van de acuerdo al interés común del
capitalismo.
Sin embargo, Marx y Engels afirman que cuando las relaciones sociales existentes se
encuentran en contradicción con la fuerza social dominante, la ideología se encuentra
en contradicción con las relaciones sociales existentes. Este momento, presenta la
posibilidad de que en las ideas se exprese la contradicción de clases.
Entonces, en síntesis, se partió de la premisa de las personas vivientes, de ahí se llega a
la producción de los medios de vida, la organización de la sociedad para esta
producción, su separación en clases sociales y el surgimiento de la consciencia social
determinada por estas condiciones. También, se analizó como la consciencia se separa
de sí misma, se enajena y toma una forma que se opone al individuo a manera de
Estado. Esta es la metodología materialista para acercarse a la historia, la filosofía
materialista de la historia.
Ahora, se analizará la aplicación de esta metodología, como se entiende al desarrollo
de la historia a través de fases desde esta perspectiva, que nos dice sobre la época
actual, y como Marx y Engels veían que la historia iba a continuar. Cuanto más se
desarrollen las fuerzas productivas, más se desarrolla la división del trabajo.

Desde la postura de Marx y Engels, la primera fase de la historia es de la propiedad de


la tribu, lo que los antropólogos del siglo XIX llamaban barbarie.
División del trabajo separación de trabajo industrial y comercial con respecto al
agrícola y separación del campo y la ciudad.
Las diferentes fases de la división del trabajo son otras tantas formas de propiedad,
determinan las relaciones de los individuos con lo material y el producto de su trabajo.
La primera forma de propiedad es la de la tribu, la propiedad colectiva, vinculada con
una etapa primitiva en la producción de medios de subsistencia. En esta etapa la
división de trabajo esta poco desarrollada y solo se extiende la división natural que ya
existe en la familia y se origina en las diferentes capacidades de sus miembros. La
organización social es una extensión de la familia: primero están los jefes de la tribu;
luego, los miembros; y finalmente, los esclavos.
La segunda forma de propiedad es la propiedad comunal. Esta forma surge con la
unión de varias tribus para formar una ciudad, ya sea de común acuerdo o por el
dominio de una tribu sobre otra. Simultáneamente con esta se va desarrollando la
propiedad privada mueble y más adelante la inmueble. La propiedad privada no puede
separase de la propiedad comunal (los ciudadanos de un estado solo tienen autoridad
sobre los esclavos que trabajen para ellos en ese estado). Los ciudadanos activos que
tienen bienes propios deben sacar rédito de ellos en el seno de la comunidad. La
propiedad del particular también es propiedad del pueblo. La división del trabajo está
más desarrollada en esta etapa. Ya existe el contraste entre la ciudad y el campo.
Para un pueblo bárbaro conquistador, la guerra es la forma normal de entrar en
contacto con otros pueblos. Este hecho responde a la necesidad, por aumento de
población, de medios de producción diferentes a los rústicos y tradicionales. La
esclavitud fue siempre la base de producción en Roma. Los plebeyos situados entre los
libertos y los esclavos nunca fueron otra cosa que un proletariado indigente y
harapiento. En Roma, la propiedad privada se va concentrando en unos pocos
terratenientes, esta concentración comenzó muy tempranamente y fue aumentando
rápidamente desde las guerras civiles. Debido a este fenómeno, los pequeños
campesinos plebeyos se fueron transformando en proletarios.
La tercera es la feudal o estable. La economía medieval tiene su punto de partida en el
campo. La propiedad feudal se funda en la existencia de una comunidad. La clase
productora se subordina a ella, esta clase está conformada por los vasallos, los
pequeños campesinos. La organización jerárquica de la propiedad territorial concedía
la autoridad a la nobleza sobre los vasallos y esta era ejercida con sequitos de gente
armada que rodeaba a los nobles. Esta organización feudal dominaba a la clase
productora. La propiedad era aquí el trabajo de los individuos. Las corporaciones
fueron creadas por muchas causas:
-Asociarse para resistir las exacciones de la nobleza.
-Crear mercados comunes.
-Enfrentar la competencia de los vasallos que venían del campo.
-Tener un tipo de organización feudal opuesta que se extendiera por todo el país
Los artesanos van acumulando sus pequeños capitales. Esto les permite establecer una
jerarquía de maestros, oficiales y aprendices.
La propiedad tiene dos formas en la época feudal; la territorial, que se traduce en el
trabajo de los siervos sujetos a la gleba y por otro lado, el trabajo libre de los artesanos
con pequeños capitales. En esta época la división del trabajo no alcanzo perfiles muy
pronunciados. La clase dominante estaba dirigida por un monarca.
CONCLUSIÓN: los individuos como productores actúan de un modo y contraen
relaciones sociales determinadas. Se tiene que poner de relieve c/caso concreto. La
organización social proviene de cómo desarrollan sus actividades los individuos; sus
condiciones materiales.
El origen de las representaciones, las ideas, la conciencia, está totalmente ligado con
los comienzos de la actividad y las relaciones materiales de los hombres, es decir, su
vida real. Aquello que los individuos se representan, lo que piensan, lo que expresan
en el trato espiritual con sus prójimos, es producido directamente por su vida material.
Estos individuos son reales y activos, condicionados en su acción al nivel de desarrollo
de las fuerzas productivas y a las relaciones que los vinculan unos con otros, desde las
que operan en grupos pequeños hasta las que se extienden a agrupaciones más
amplias. La conciencia únicamente es conciencia del ser. La realidad es origen de
cualquier idea, a pesar de que sea falsa. Las ideas que vagan por su cerebro se fundan
en su vida material. Comprobable empíricamente, pues son sublimaciones de esta vida
material. La producción y las relaciones materiales de los hombres evolucionan. Por lo
tanto, evolucionan su pensamiento y sus ideas. Es el tipo de vida el que determina el
pensamiento.
El Estado nace para evitar la escisión y el enfrentamiento entre los intereses de cada
uno y los de todos, pues el asume. La defensa del abstracto interés universal. Que
identifica con el interés colectivo. El Estado también implica una división del T a gran
escala y la división de clases, producto de la del T, donde una siempre termina
dominando a la otra. Todas las luchas que ocurren en seno del Estado, sean
democráticas, aristocráticas, monárquicas o por la búsqueda de la verdad, son
verdaderamente luchas de clases que utilizan mascaras de otros nombres para ocultar
los auténticos motivos de la lucha. Es preciso que la clase que aspire a la dominación
deba comenzar con la conquista del poder político, si quiere acabar con la forma de
gobierno vigente e incluso destruir toda forma de gobierno. Así, poseyendo el poder,
todo el mundo perseguiría sus mismos objetivos, porque los objetivos del Estado dejan
de ser los de una clase particular para convertirse en objetivos cuya realización a todos
interesa. Solo resta demostrar que el logro de los interese colectivo redundara en el
logro de los intereses individuales.
La única manera de eliminar la enajenación del poder social sobre la voluntad del
hombre, es que se cumplan dos condiciones previas en la práctica. En primer lugar,
debe haberse generado una masa de hombres “faltos de toda propiedad”. Esa masa de
desposeídos debe verse en un mundo de riquezas y culturas inalcanzables para ellos.
En segundo lugar, debe cumplirse el desarrollo de las fuerzas productivas, sino lo único
que tomaría carácter universal seria la miseria. Con el desarrollo de las fuerzas
producción, se produce un acercamiento entre todos los hombres de la tierra y lo que
hacen unos tiene repercusión en lo que hacen los demás. La falta de expansión
universal de las fuerzas producción tiene 3 grandes consecuencias: El comunismo
quedaría limitado a una localidad u otra. El comercio mismo no adoptaría rasgos de
universalidad. No cabria posibilidad de que este comunismo local ampliase su área de
influencia. Solo es posible el comunismo si es adoptado al unísono y bruscamente en
todos los pueblos dominantes. Y para esto es necesario que las fuerzas productivas se
hayan expandido universalmente y que se haya universalizado el comercio.

EL CAPITAL
1. El secreto de la acumulación originaria.
La acumulación del capital presupone plusvalía, la plusvalía presupone la producción
capitalista, y esta la existencia de grandes masas de capital y fuerza de trabajo. Todo
este círculo vicioso solo puede explicarse y entenderse, imaginando una acumulación
originaria previa a la acumulación capitalista, una acumulación que no sería el
resultado del modo de producción capitalista (acumulación capitalista), sino su punto
de partida.
Esta acumulación originaria desempeña en la economía política el mismo papel que el
pecado original en la teología, una anécdota explicativa del pasado. En tiempos
remotos hubo una minoría trabajadora, inteligente y ahorrativa, y del otro lado,
haraganes ociosos que derrochaban. De este pecado original arranca la pobreza de las
grandes masas y la riqueza de unos pocos, que aumenta, aunque ya no trabajan.
El dinero y la mercancía no son de por sí capital, sino que necesitan convertirse en
capital, y solo puede surgir del enfrentamiento de dos clases de poseedores de
mercancías. Por un lado los propietarios del dinero y por el otro lado obreros libres en
un doble sentido: no forman parte de los medios de producción (como un esclavo), ni
son de ellos esos medios de producción.
La relación capitalista presupone la disociación entre trabajadores y propiedad. El
proceso que crea la relación capitalista es el proceso de separación entre el obrero y la
propiedad de sus medios de producción (su parcela de tierra por ejemplo).
La llamada acumulación originaria no es otra cosa que el proceso histórico de
disociación entre el productor y sus medios de producción. Se presenta como
originario porque es la prehistoria del capital y su modo de producción. La estructura
económica de la sociedad capitalista brota de la estructura económica de la sociedad
feudal. Desde aquel momento en que el obrero puede disponer de su persona, es
decir, cuando cesa el vínculo de ciervo y la coacción gremial. Recién ahí se convierten
en vendedores de sí mismos, desde el momento en que son desposeídos de todos sus
medios de producción que les proporcionaba el feudalismo.
Sin embargo, desde un principio la expropiación se disfrazó de “liberación” de los
siervos; pero su emancipación, sin previamente haberse asegurado los derechos sobre
sus tierras, los fuerza a volver a someterse bajo diferentes “amos” (los capitalistas).
En la historia de la acumulación originaria lo más significativo es el momento en que
las grandes masas de hombres se ven despojados violentamente de sus medios de
subsistencia y lanzadas al mercado, más precisamente la expropiación de las tierras del
productor rural es la base de todo el proceso.
El sentido de la acumulación primitiva es privatizar los medios de producción, de tal
modo que sus propietarios puedan aprovecharse de la existencia de población sin
medios que tiene que trabajar para ellos. Esa privatización afectó sobre todo a las
grandes masas rurales, que eran expulsadas del campo y respondía a un programa
político que se ha llamado individualismo agrario.
Todo este proceso fue apoyado y aprovechado, en el sentido de que fueron los
expropiadores, por la naciente burguesía capitalista que buscaba convertir el suelo en
artículo comercial y abastecerse de mano de obra barata. Entonces La acumulación
originaria del capital va acompañada: 1) de la ruina en masa de los productores de
mercancías (sobre todo campesinos) y su transformación en individuos desposeídos,
jurídicamente libres, carentes de medios de subsistencia y, por ende, obligados a
vender su fuerza de trabajo a los capitalistas; 2) de la acumulación de riquezas
monetarias en manos de determinadas personas, riquezas necesarias para erigir
empresas capitalistas.
2. Expropiación de la población rural y de su tierra.
La producción feudal se caracteriza por la división del suelo entre el mayor número
posible de campesinos tributarios, ya que el poder del señor feudal se basaba en el
número de súbditos. La ruptura de este sistema lanza al mercado de trabajo gran masa
de proletarios libres (libertad ambulatoria y libertad respecto sus antiguos medios). Los
grandes señores feudales aumentaron ese proletario al expulsar violentamente al
campesinado de las tierras que cultivaban, usurpándolas para sí. Un nuevo impulso se
dio en el siglo XVI con la reforma y el robo inmenso de los bienes de la iglesia, que a la
vez que aumento el poder de pocos, lanzo a sus moradores a las filas del proletariado.
Los bienes eclesiásticos se vendieron a arrendatarios y especuladores por precios
irrisorios. A finales del siglo XVII desaparecen los últimos vestigios de la propiedad
comunal de los campesinos.
Por medio de la ley se cercan las tierras comunales, estos decretos (inclousers) daban a
los señores feudales la posibilidad de regalarse para su propia propiedad privada las
tierras del campesinado. Los pequeños terratenientes y arrendatarios se redujeron al
nivel de proletarios. Finalmente el ultimo gran paso en la expropiación de las tierras es
el llamado clearing of states “limpieza de las fincas”. Aquí se destruyen y arrasan con
fuego las aldeas, transformándose en pastizales todos los campos de labor. Se abre
paso a la agricultura capitalista.
En resumen: En Inglaterra, entre el último tercio de siglo XV y principios del XVI, se
disolvieron las mesnadas feudales; una de las causas fue la expulsión violenta de los
campesinos y la usurpación de las tierras comunales por parte de los señores nobles
para transformarlas en pasturas para ganado. La expropiación renovó sus fuerzas con
la Reforma cuando los bienes eclesiásticos (una gran parte del suelo inglés) fueron
confiscados, repartidos entre la oligarquía y sus moradores campesinos echados. Con
la Restauración se terminó de abolir el régimen feudal de tenencia de la tierra, pero los
señores nobles, ahora convertidos en grandes terratenientes, reivindicaron la
propiedad “moderna” de las tierras de las que sólo tenían títulos feudales.
En el siglo XVIII la usurpación de las tierras comunales deja de ser un acto individual y
se vuelve sistemática en forma de ley (“Bills of Inclousure of Commons”-cercamiento
de tierras comunales); estos decretos establecían la propiedad privada de las tierras
comunales por parte de los terratenientes. El proceso culmina con el “Clearing of
State” que barrió las “cottages” y dejó sin lugar a los campesinos para sus viviendas, ni
siquiera en el suelo cultivado por ellos mismos.
Todos estos métodos contribuyeron al acrecentamiento de las grandes fincas
arrendadas, donde las relaciones de producción eran capitalistas, y que, a su vez,
también empujaron al mercado laboral a los pequeños arrendatarios.
3. Legislación sanguinaria contra los expropiados.
Leyes para la reducción del salario. Ese proletario libre no podía ser absorbido por la
manufactura incipiente con la misma rapidez con que era lanzado al mercado.
Tampoco podía adaptarse tan rápido a la disciplina de la nueva sociedad. Se
transformaron masivamente en mendigos ladrones vagabundos, en la mayoría de los
casos por necesidad. A fines del siglo XV se dicta una legislación sanguinaria contra el
vagabundaje en Inglaterra., la ley los trataba como delincuentes voluntarios.
Esa legislación la inicia Enrique VIII en Inglaterra. Los mendigos viejos e incapacitados
para el trabajo reciben una licencia para mendigar, en cambio, para los vagabundos
sanos y robustos, el látigo y la cárcel. “se atarán a la parte trasera de un carro y se los
azotarán hasta que les corra sangre por el cuerpo, luego prestarán juramento de
volver a su lugar de nacimiento y se pondrán a trabajar. En caso de un segundo arresto
por vagabundaje se repetirán los azotes y se les cortará media oreja, de reincidir por
tercera vez se ahorcará al reo como criminal peligroso y enemigo de la comunidad”.
Eduardo VI ordena que si alguien se niega a trabajar se le asigne como esclavo a la
persona que lo denuncie como vago. El denunciante tiene derecho a obligarlo a que
realice cualquier trabajo, por repugnante que sea, azotándolo y encadenándolo. Todo
el mundo tiene derecho a quitarle los hijos al vagabundo u retenerlos como aprendices
hasta los 24 años.
De esta manera la población expropiada, reducida al vagabundaje, fue sometida por
leyes a una disciplina necesaria al sistema de trabajo asalariado. En el transcurso de la
producción capitalista se va desarrollando una clase obrera que, por educación,
tradición y costumbre, reconoce como leyes naturales evidentes las exigencias de ese
modelo de producción.
El capitalista necesita y aplica el poder del estado para regular el salario y mantenerlo
en los límites convenientes para la obtención de la plusvalía. En Inglaterra la legislación
sobre el trabajo asalariado, encaminada desde un principio a la explotación, se
inauguró con el statute of labourers. Contiene una tarifa oficial de salarios para la
ciudad y el campo, para el sueldo a destajo y por días. Se prohíbe so pena de cárcel a
pagar salarios superiores, y peor aún a recibirlos. Las coaliciones obreras se consideran
un delito grave.
Lo que exigía el sistema capitalista para instalarse era “la sujeción servil de la masa del
pueblo, la transformación de éste en un ejército de gentes a sueldo y de sus
instrumentos de trabajo en capital” Para esto fueron necesarias dos herramientas
fundamentales: el Estado y el Derecho.
Con respecto al Estado, iba ascendiendo utilizaba “el poder del estado para ‘regular’
los salarios, es decir, para sujetarlos la burguesía que dentro de los límites que
convienen a los fabricantes de plusvalía, y para alargar la jornada de trabajo y
mantener al mismo obrero en el grado normal de subordinación. Es éste un factor
esencial de la llamada acumulación originaria”. Por otro lado, por medio del
ordenamiento jurídico, institucionalizado a su vez en el Estado, se lograba imponer de
manera legal las medidas necesarias para llevar a cabo el proceso de expropiación y de
subordinación de la clase proletaria, imprescindibles para el sistema capitalista que
surgía.
4. Génesis del arrendatario capitalista.
El arrendatario es quien crea su propio capital mediante el empleo de obreros
asalariados en la explotación de una tierra arrendada, por la cual paga una suma
inferior a la plusvalía obtenida de la diferencia salario-renta En el siglo XV la
producción agrícola era mediocre, con la revolución agrícola los frutos enriquecen. La
usurpación de las tierras comunales, el alza del precio de productos agropecuarios,
engrosaron esa ganancia sin que el arrendatario siquiera trabaje. Además por mucho
tiempo, mientras las ganancias subían, la renta fue estable. Acumuló grandes reservas
de capitales.
5. Repercusión de la revolución agrícola en la industria. Creación del mercado
interno para el capital industrial.
A pesar del menor número de cultivadores, la tierra producía más riqueza que antes.
Estos cultivadores eran la parte liberada de la población rural, que ahora, despojados
de sus medios, tenían que adquirir el valor de los medios de subsistencia en forma de
salario.
En efecto, los procesos que convierten a los pequeños campesinos en obreros
asalariados libres y transforman sus medios de subsistencia y de trabajo en elementos
de la propiedad capitalista, le crean a esta última un mercado interno de consumo. Los
medios de subsistencia de las familias ahora deben adquirirse en el mercado. Solo la
destrucción de la industria doméstica, por medio de la expropiación, pueden darle al
mercado interno de un país la expansión necesaria para el modelo de producción
capitalista.
6. Génesis del capitalista industrial.
El capitalista es ahora el dueño de toda la riqueza, injustificadamente. El régimen
feudal en el campo y el gremial en la ciudad impedían al capital en dinero, formado por
la usura y el comercia, que se convierta en capital industrial. Cuando se disuelve el
feudalismo caen estas barreras.
El descubrimiento de oro y plata de América es un gran aporte a la acumulación de
capitales. El sistema colonial hizo madurar el comercio y la navegación, les aseguró a
las manufacturas en ascenso un mercado estable.
El sistema de crédito público, de endeudamiento de los estados, se adueñó de toda
Europa en el periodo de la manufactura. Este sistema de deuda pública le da virtud
productiva al dinero improductivo y lo convierte en capital sin exponerlo al riesgo de la
inversión industrial. Además, los acreedores del estado no se veían desposeídos del
dinero, ya que recibían a cambio títulos de deuda pública que prácticamente eran de
curso legal y fácilmente transferibles, posibilitando otras inversiones. La deuda pública
hace surgir la sociedad anónima, el juego de la bolsa y el sistema de bancos modernos.
Desde su nacimiento los bancos no fueron más que sociedades de especuladores
privados, prestamistas de los gobiernos. El crecimiento de la deuda pública no tiene
mejor indicador que el alza de las acciones de los bancos. Con las deudas públicas
surgió un sistema de crédito internacional, tras el cual se oculta una de las fuentes de
la acumulación originaria. Está deuda pública para respaldarse crea el sistema
tributario, que a la vez empeora la pobreza.
La propiedad privada del trabajador sobre sus propios medios es la base de la pequeña
industria, esta es la condición para el desarrollo de la producción social y de la
individualidad del trabajador. Esto presupone la dispersión de la tierra y de los demás
medios de producción, no contempla la concentración. Lo contrario de esto es la
prehistoria del capital llevado a cabo con toda una serie de métodos violentos. La
propiedad privada fruto del propio trabajo es desplazada por la propiedad privada
capitalista basada en la explotación del trabajo ajeno.

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