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Voces:
ABOGADO ~ COLEGIACION OBLIGATORIA ~ COLEGIO PROFESIONAL ~ CONSTITUCION
NACIONAL ~ CUESTION ABSTRACTA ~ DERECHO FIJO ~ DESREGULACION ECONOMICA ~
HONORARIOS ~ PODER DE POLICIA ~ PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD ~ PROVINCIA ~ RECURSO
EXTRAORDINARIO ~ REGULACION DE HONORARIOS
Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación(CS)
Fecha: 02/07/2002
Partes: Facio, Sara c. Kirschbaum, Luis G.
Publicado en: LA LEY2003-A, 608
Cita Online: AR/JUR/2713/2002
Hechos:
En un pleito ante la Justicia Ordinaria de la Capital Federal se intimó a uno de los letrados para que pagara
el derecho fijo destinado al Colegio Público de Abogados de dicha circunscripción. El requerido manifestó que
no estaba obligado a pagar, alegando su afiliación a un colegio de la Provincia de Buenos Aires e invocando la
normativa sobre desregulación económica. La Corte Suprema resolvió que dicho régimen no resultaba
aplicable.

Sumarios:
1 . El decreto sobre desregulación económica 2293/92 (Adla, LII-D, 4194) no puede invocarse para sustentar la
pretensión de ejercer la profesión de abogado en Capital Federal con una única inscripción correspondiente al
domicilio real en la Provincia de Buenos Aires, pues el art. 2° del decreto nacional 240/99 (Adla, LIX-A, 224)
sujeta la aplicación de aquella normativa a la derogación expresa de las disposiciones que exigen la inscripción
en la matrícula profesional -art. 18, ley 23.187 (Adla, XLV-C, 2006)-, la que aún no ha tenido lugar en las
referidas circunscripciones (del dictamen del Procurador General que la Corte hace suyo).
Jurisprudencia Relacionada(*)
Corte Suprema
en "B. C., R. A. c. C.P.A.C.F.", 2000/06/01, La Ley, 2000-E, 189 , sostuvo que la aplicación del decreto 2293/92
está sujeta a la aprobación del Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento por las
legislaturas locales y la derogación expresa de las disposiciones que exigen la inscripción en la
matrícula profesional, requisito este último que no se había llevado a cabo. El doctor Vázquez, en
disidencia, sostuvo que dicha normativa no viola el poder de policía local en materia de profesiones
liberales.
(*) Información a la época del fallo
2 . Debe declararse abstracto el recurso extraordinario de un letrado matriculado sólo en la Provincia de Buenos
Aires al que se negó la posibilidad de actuar en Capital Federal sin tener que pagar suma alguna en concepto de
matriculación o aporte periódico, si dicho recurso se sustentó en el decreto sobre desregulación económica
2293/1992, inaplicable al caso por no haberse derogado el art. 18 de la ley 23.187, condición necesaria para que
entrara en vigencia según art. 2° del decreto 240/99 (Adla, LII-D, 4194; XLV-C, 2006; LIX-A, 224), lo que
impide justificar la existencia de gravamen para el apelante (del dictamen del procurador general que la Corte
hace suyo).
Jurisprudencia Relacionada(*)
Corte Suprema
en "B. C., R. A. c. C.P.A.C.F.", 2000/06/01, La Ley, 2000-E, 189 , sostuvo que la aplicación del decreto 2293/92
está sujeta a la aprobación del Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento por las
legislaturas locales y la derogación expresa de las disposiciones que exigen la inscripción en la
matrícula profesional, requisito este último que no se había llevado a cabo. El doctor Vázquez, en
disidencia, sostuvo que dicha normativa no viola el poder de policía local en materia de profesiones
liberales.
(*) Información a la época del fallo
3 . Es atribución de las provincias reglamentar la práctica de las profesiones liberales -en el caso, mediante el
establecimiento de aranceles para la matriculación de los abogados- en sus respectivas jurisdicciones en
ejercicio del poder de policía, en la medida que con dicha reglamentación no se alteren sustancialmente los
requisitos que al efecto exige la norma nacional (del voto en disidencia parcial del doctor Bossert).
Jurisprudencia Relacionada(*)
Corte Suprema
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en "B. C., R. A. c. C.P.A.C.F.", 2000/06/01, La Ley, 2000-E, 189 , sostuvo que la aplicación del decreto 2293/92
está sujeta a la aprobación del Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento por las
legislaturas locales y la derogación expresa de las disposiciones que exigen la inscripción en la
matrícula profesional, requisito este último que no se había llevado a cabo. El doctor Vázquez, en
disidencia, sostuvo que dicha normativa no viola el poder de policía local en materia de profesiones
liberales.
(*) Información a la época del fallo
4 . La posibilidad de que los abogados inscriptos en una jurisdicción ejerzan su actividad en cualquier otra sin
tener que pagar suma alguna en concepto de matriculación o aporte periódico -decreto 2284/91(Adla, LI-D,
4058)-, no importa menoscabo irrazonable de la autoridad que representan los colegios profesionales (del voto
en disidencia del doctor Vázquez).
Jurisprudencia Relacionada(*)
Corte Suprema
en "B. C., R. A. c. C.P.A.C.F.", 2000/06/01, La Ley, 2000-E, 189 , sostuvo que la aplicación del decreto 2293/92
está sujeta a la aprobación del Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento por las
legislaturas locales y la derogación expresa de las disposiciones que exigen la inscripción en la
matrícula profesional, requisito este último que no se había llevado a cabo. El doctor Vázquez, en
disidencia, sostuvo que dicha normativa no viola el poder de policía local en materia de profesiones
liberales.
(*) Información a la época del fallo

Texto Completo:
Dictamen del Procurador General de la Nación:
I. La señora Sara del Carmen Facio promovió interdicto de obra nueva, en los términos del art. 619 del Cód.
Procesal Civil y Comercial de la Nación, contra Luis G. Kirschbaum y/o el director o encargado de la obra que
se inició en Avenida Libertador 6343/45/47/49/55, inmueble que habría estado constituido por un lote de terreno
con una pequeña construcción precaria, cuyo treinta y tres por ciento sería de su propiedad -en condominio-, a
los efectos de que se disponga la suspensión definitiva y, en su caso, la destrucción y restitución de las cosas al
estado anterior.
El juez interviniente requirió al doctor G. A. G. L. -uno de los letrados apoderados de la actora- el
cumplimiento de lo dispuesto por el art. 51 inc. d, de la ley 23.187 (v. fs. 14), quien contestó que, por
encontrarse inscripto en el Colegio Público de Abogados de La Plata, Provincia de Buenos Aires y en virtud de
lo dispuesto por el dec. 2284/91 de desregulación económica, no está matriculado en la Capital Federal y que,
por lo tanto, no tiene obligación de contribuir al sostenimiento de este último colegio.
A fs. 25, el magistrado resolvió tener por parte -en calidad de apoderado de la actora- exclusivamente al
doctor G. y librar oficio al Colegio de Abogados de la Capital Federal, a los efectos de que, de estimarlo
pertinente, tomara intervención por la vía que corresponda. Dicha entidad informó que el doctor G. L. está
matriculado en ese colegio bajo el tomo ..., folio ..., pero que se halla inhabilitado para el ejercicio de la
profesión por estar suspendido ante la falta de pago (v. fs. 45).
La decisión de fs. 25 fue apelada por el letrado, quien presentó el memorial de agravios a fs. 73/75, donde
reiteró su planteo en cuanto a que aquellos que no pertenecen a dicho colegio, no están obligados a aportar
recursos, puesto que se trataría de una "gabela impuesta a terceros para actuar ante los tribunales de justicia,
establecida a favor de una entidad que no forma parte del Estado".
II. La sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil estimó conveniente diferenciar entre el
rechazo del pedido de ser parte y el régimen de contribución previsto por el art. 51 inc. d de la ley 23.187. Tras
efectuar una reseña de las normas aplicables al sub lite, señaló que, de su juego armónico puede concluirse que
no corresponde apartar del proceso a un profesional que se encuentre matriculado en alguna jurisdicción
territorial de la Nación, por cuanto ello implicaría soslayar los claros términos del dec. 2293/92, cuya
constitucionalidad no ha sido cuestionada en autos. En virtud de lo dispuesto por el art. 2° del citado decreto,
sostuvo que, aun cuando el letrado no estuviera inscripto en la jurisdicción donde ejerce la profesión, debe
cumplir con las normas reglamentarias, como el pago del derecho fijo, cuya validez constitucional fue admitida
por la Corte Suprema de Justicia en el precedente de Fallos: 310:418, en razón de que las funciones que cumple
el Colegio Público local no quedan reservadas exclusivamente a sus matriculados sino que alcanzan también a
todos aquellos que se desempeñan dentro de su ámbito territorial.

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Finalmente, consideró que el art. 51 de la ley 23.187 -que establece que no se dará curso a ninguna
presentación sin verificar el pago del derecho fijo-, es aplicable al caso por estar relacionado con la
reglamentación del ejercicio profesional en la Capital Federal y no tener vínculo con la matriculación (v. fs.
345/346).
Ante la presentación de la demandada de fs. 350/ 351, el tribunal aclaró la resolución antes reseñada, en el
sentido de que -por un error material- no se incluyó la frase "al de su domicilio real" correspondiente al art. 1°,
primer párrafo, del dec. 2293/92.
III. Contra esta decisión, interpusieron el recurso extraordinario del art. 14 de la ley 48, tanto el letrado
apoderado de la actora, por derecho propio, como el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (v. fs.
366/378 y 388/391, respectivamente).
IV. El primero señala que, ante la ausencia de fundamento legal de la resolución del magistrado de primera
instancia y ante el extremo de que la falta de pago del bono da lugar a la sanción que consiste en no dar curso a
los escritos presentados, debía entenderse que su separación del proceso en carácter de abogado litigante se
debió al entendimiento de que resulta inadmisible el ejercicio profesional en la Capital Federal mediante la
matrícula de una provincia. Por ello, considera que la cámara tenía limitada su competencia a este tema
-ejercicio profesional desregulado por el dec. 2284/91 y su ley ratificatoria- y no estaba habilitada a tratar la
falta de pago del bono por no haber sido materia de apelación.
Seguidamente, sostiene que resulta innegable la constitucionalidad del derecho fijo que deben aportar los
matriculados del Colegio Público, pero que, al haberse establecido por una ley anterior a la desregulación, el
legislador no pudo prever, al sancionar la ley 23.187, el supuesto de profesionales matriculados en otra
jurisdicción, quienes ya se encuentran obligados a contribuir con sus aportes al sostenimiento de sus propios
colegios. Añade que los loables objetivos de la citada entidad en relación al control de la actividad profesional y
a la asistencia gratuita a los necesitados, no lo facultan a formar sus recursos mediante el aporte de quienes no
están afiliados, pues ello "sería tanto como crear un impuesto al ejercicio de la abogacía en la Capital Federal, a
ser pagado por todos los abogados del país que deban litigar aquí", a favor de una entidad no estatal, lo que
resulta violatorio de los arts. 4 y 75 inc. 2° de la Constitución Nacional. Aun cuando se tratara de un impuesto
creado con un fin específico -continúa- el Congreso no puede delegar en un ente paraestatal la determinación de
la cuantía de la gabela cuando esa contribución debe ser pagada por otros abogados que no están afiliados.
Por otra parte, se agravia de la aclaratoria de fs. 352, en tanto aceptó la validez del dec. 2293/92, que
dispone que, a los fines del ejercicio profesional es suficiente una única inscripción en el colegio, asociación o
registro "que corresponda al de su domicilio real". En este sentido, arguye que, atento a los límites del art. 99
inc. 2° de la Constitución Nacional y a que el texto del art. 12 del dec. 2284/91 constituye una norma operativa
que no requiere reglamentación, el Poder Ejecutivo avanzó más allá de los límites impuestos por la propia ley
reglamentada, pues el único requisito que dispone es encontrarse legalmente habilitado y, sin embargo, el dec.
2293/92 establece que el profesional debe inscribirse en el colegio que corresponda a su domicilio real,
restricción a la que tacha de inconstitucional.
En cuanto a la arbitrariedad de la sentencia, reitera que se pronunció acerca de dos cuestiones que no habían
sido materia de agravios y que fueron indebidamente introducidas en segunda instancia, cuales son, la facultad
del Colegio Público de Abogados para percibir derechos de los extraños y la aplicación de un decreto
reglamentario, aspecto invocado "por un litigante que tampoco había sido parte en el recurso de apelación".
Agrega que en ninguno de los dos casos se le concedió vista antes de resolver, motivo por el cual también se
habría violado el derecho de defensa en juicio y la garantía del debido proceso legal adjetivo (art. 18,
Constitución Nacional).
V. El Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, por su parte, se agravia de que la sentencia de fs.
345/346 declara aplicable y vigente el dec. 2293/92 y admite que el doctor G. L. está habilitado a ejercer la
profesión en el ámbito de la Capital Federal sin necesidad de matricularse en dicha entidad.
Sostiene que la citada norma no derogó expresa ni implícitamente la ley 23.187 y que es inconstitucional,
por atentar contra el sistema republicano y federal de gobierno (arts. 5°, 121, 122, 123, 124 y 125, Constitución
Nacional); por atentar contra las atribuciones provinciales consagradas en la Carta Magna, al pretender
obligarlas a conformarse a sus disposiciones en detrimento de facultades locales indelegadas e indelegables para
reglamentar el ejercicio de las profesiones liberales dentro de sus ámbitos territoriales; por arrogarse facultades
legislativas que ni siquiera son propias del Congreso Nacional y por violar la prohibición contenida en el art. 76
de la Constitución Nacional.

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Añade que el dec. 2293/92 ocasionaría eventualmente "múltiples e irresolubles dificultades de aplicación",
en lo atinente al control de la matrícula y de la ética en el ejercicio profesional y que, aun cuando intenta tener
fundamento en diversas normas que atribuyen competencia a órganos nacionales, la facultad reglamentaria y el
poder de policía sobre las profesiones por parte de las provincias no enerva, ni limita el área propia del gobierno
federal, ni éste puede condicionar al de aquéllas.
Finalmente, señala que la sentencia del a quo, al declarar que se encuentra vigente el decreto en cuestión y,
al mismo tiempo, que no corresponde apartar de la causa a un letrado matriculado en alguna jurisdicción
provincial, resulta -a su modo de ver- claramente autocontradictoria, por cuanto, por una parte, se admite la
obligación que surge del decreto de matricularse en el domicilio real y, por otra, que una inscripción en
cualquier colegio provincial basta para habilitar al letrado para ejercer en la Capital. Esta afirmación sólo puede
entenderse -aclara- en el sentido de que una inscripción en cualquier colegio provincial debería bastar para
habilitar al abogado, siempre que dicha inscripción corresponda a su domicilio real, lo que no ocurre en el caso
de autos, pues el doctor G. L. tiene domicilio real en la Capital Federal, está matriculado en el Colegio Público
de dicha jurisdicción, y se encuentra suspendido en el ejercicio por falta de pago de la matrícula, motivo por el
cual correspondía que se lo apartara de la causa.
VI. Ante todo, cabe señalar que, si bien tanto el actor como el demandado ya no cuentan con legitimación,
por haber enajenado a un tercero las partes de las cuales eran copropietarios, ni existen las edificaciones que
constituyeron el objeto originario de la presente causa (v. manifestaciones de fs. 409, 427/428 y 456), lo cierto
es que, de todos modos, el Tribunal debe emitir una declaración en el sub lite, toda vez que el letrado a quien se
apartó del proceso y el Colegio Público de Abogados tienen suficiente interés jurídico para obtener un
pronunciamiento judicial acerca de las cuestiones que surgieron durante el trámite de la causa a las cuales están
referidos los recursos extraordinarios deducidos.
En atención a lo expuesto, considero que el gravamen que irroga la sentencia recurrida torna útil una
declaración de la Corte y que las cuestiones debatidas en el "sub discussio" habilitan la admisión formal del
remedio extraordinario, máxime cuando, para arribar a una solución, es necesario establecer la inteligencia de
normas federales -decretos del Poder Ejecutivo Nacional 2284/91 y 2293/92- y la sentencia del a quo es
contraria a las pretensiones esgrimidos por los apelantes con fundamento en ellas (art. 14 inc. 3°, ley 48).
Asimismo, los agravios referidos a la arbitrariedad alegada serán tratados en forma conjunta por hallarse
inescindiblemente vinculados a la cuestión federal.
VII. Cabe recordar que, al pronunciarse en una causa análoga, la Corte Suprema se refirió al ejercicio de la
abogacía en la Capital Federal y señaló que el estatuto organizativo sancionado para la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, atribuyó a la legislatura local la facultad de legislar "en materia del ejercicio profesional" (art. 80
inc. 2, d) y dispuso que "el control de la matrícula y el ejercicio del poder disciplinario de las profesiones
liberales, continuará siendo ejercido por los colegios y consejos creados por ley de la Nación hasta que la ciudad
legisle sobre el particular" (cláusula transitoria décimo octava).
Asimismo, sostuvo que el dec. 240/99 sujeta la aplicación del dec. 2293/92 -cuya constitucionalidad se puso
en tela de juicio en el sub lite- a un doble orden de condiciones la aprobación del "Pacto Federal para el Empleo,
la Producción y el Crecimiento" por las legislaturas locales y la derogación expresa de las disposiciones que
exigen la inscripción en la matrícula profesional. La ratificación del pacto mencionado tuvo lugar mediante el
dictado del dec. nacional 14/94 y de la ley provincial 11.463, mas por el contrario, la derogación legal exigida
no se ha llevado a cabo pues se encuentra vigente el art. 18 de la ley 23.187, por lo que el tribunal concluyó que
el dec. 2293/92 no puede ser invocado como sustento de la acción intentada, por resultar inaplicable ante la falta
de cumplimiento de la citada condición (v. sentencia del 1° de junio de 2000, "in re" B.69.XXXIII. "Baca
Castex, Raúl Alejo c. C.P.A.C.F. s/proceso de conocimiento").
Habida cuenta de ello, los argumentos de los apelantes referidos a la constitucionalidad de la norma
cuestionada resultan inconducentes, toda vez que su falta de aplicación al sub examine impide justificar el
gravamen que invocan. Tal conclusión no se modifica por la circunstancia de que la cámara se haya
pronunciado acerca de la vigencia del dec. 2293/92 sin la invocación pertinente de las partes interesadas, puesto
que cuando se discute el alcance que cabe asignar a una norma de derecho federal, el tribunal de alzada no se
encuentra limitado en su decisión por los argumentos de las partes o del juez, sino que le incumbe realizar una
declaratoria sobre el punto y, por ende, la alegación con base en los términos del dec. 2284/91 -ratificado por el
art. 29, ley 24.307- resultó suficiente para habilitar el tratamiento del tema. Por lo demás, la inteligencia de esta
norma fue objeto de examen en la citada causa "Baca Castex" (v. especialmente considerando 8? del voto de la
mayoría), de cuya doctrina no cabe apartarse ante la ausencia de una fundamentación válida al respecto.

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VIII. Por todo lo expuesto, opino que corresponde revocar la sentencia impugnada, en cuanto fue materia de
recurso extraordinario. - Marzo 20 de 2001. - Nicolás E. Becerra.
Buenos Aires, julio 2 de 2002.
Considerando: Que las cuestiones traídas a conocimiento de este tribunal han sido analizadas en el
precedente de Fallos: 323:1374, a cuyos fundamentos y conclusiones corresponde remitir por razones de
brevedad.
Por ello, y concordemente con lo dictaminado por el Procurador General de la Nación, se declara procedente
el recurso deducido por el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, y abstracto el del letrado
interesado. En consecuencia, se revocan el fallo de fs. 345/346 y su aclaratoria (fs. 352); y se deja firme el
pronunciamiento de fs. 25 (conf. art. 15, ley 48). Costas por su orden en atención a las dificultades de la materia
debatida y a que los planteos formulados en los recursos extraordinarios son de fecha anterior al del precedente
antes citado (art. 68, segundo párrafo, Cód. Procesal Civil y Comercial de la Nación). - Eduardo Moliné
O'Connor. - Augusto C. Belluscio. - Enrique S. Petracchi. - Antonio Boggiano. - Guillermo A. F. López. -
Gustavo A. Bossert (en disidencia parcial). - Adolfo R. Vázquez (en disidencia).
Disidencia parcial del doctor Bossert:
Considerando: 1. Que el doctor G. G. L, en su carácter de letrado apoderado de la actora, se negó a pagar el
bono previsto por el art. 51 inc. d de la ley 23.187 -requerido por el juez a fs. 14- con sustento en que la
matriculación en el Colegio de Abogados de La Plata lo liberaba de toda contribución al sostenimiento del
Colegio Público de Abogados de la Capital Federal en virtud de lo dispuesto por el dec. 2284/91 ratificado por
la ley 24.307.
2. Que ante tal afirmación, el magistrado tuvo sólo por parte al restante letrado que concurría en
representación de la demandante (conf. providencia de fs. 25) y dio intervención al Colegio Público de
Abogados de la Capital Federal que manifestó que el doctor G. L. se halla matriculado en esa entidad
profesional pero que se encuentra inhabilitado para el ejercicio de la profesión "por estar suspendido por falta de
pagos y en juicio por el cobro de las mismas" (sic).
3. Que el letrado dedujo recurso de apelación contra la decisión del magistrado de grado de fs. 25 con
sustento en que la matriculación en extraña jurisdicción lo faculta -de acuerdo con lo dispuesto por el dec.
2284/91- a litigar en la Capital Federal y que el Colegio Público de Abogados de esta ciudad no se encuentra
autorizado a recaudar el bono previsto por el art. 51 inc. d de la ley 23.187 cuyo pago, por otra parte, no había
sido reclamado en esta causa por la mencionada entidad profesional.
4. Que la sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil consideró que de la interpretación
armónica del art. 2° inc. b de la ley 23.187 con el art. 12 del dec. 2284/91 -ratificado por el art. 29, ley 24.307- y
con el de. 2293/92 resultaba que no corresponde apartar del procedimiento a un profesional matriculado en
alguna jurisdicción territorial de la Nación. Sin embargo, el tribunal distinguió esa cuestión del tema
correspondiente al régimen de contribución establecido por el art. 51 inc. d de la ley 23.187 y decidió que aun
cuando el profesional no se hallaba inscripto en la jurisdicción donde ejerce su profesión de todos modos se
encontraba obligado al pago del derecho fijo cuya constitucionalidad había admitido este tribunal en el
precedente de Fallos: 310:418. Ante el pedido de aclaratoria de la demandada, la cámara dispuso a fs. 352
modificar dicha resolución para indicar que -según resulta de lo dispuesto por el dec. 2293/92- la inscripción del
profesional debía corresponder al colegio, asociación o registro que corresponda al de su domicilio real.
5. Que el doctor G. L. dedujo recurso extraordinario a fs. 366/378 contra la resolución de fs. 345/346 y su
aclaratoria de fs. 352. Alega que existe cuestión federal respecto a la interpretación de los alcances del dec.
2284/91, en relación al reconocimiento en favor del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal de la
facultad de recaudar fondos que deben ser pagados por los abogados matriculados en otra jurisdicción cuando
litigan en esta ciudad y por la presencia de un conflicto entre las disposiciones de ese decreto y el dec.
reglamentario 2293/92. Aduce, además, que la decisión de la cámara es arbitraria en cuanto el fallo ha
introducido la cuestión del pago del derecho fijo a los abogados matriculados en distinta jurisdicción territorial
respecto de la cual su parte no se había agraviado en la causa.
6. Que, asimismo, el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal interpuso remedio federal a fs.
388/391 contra la decisión de fs. 345/346 en cuanto el a quo -con sustento en lo dispuesto por el dec. 2293/92-
ha autorizado al letrado a intervenir en el ámbito de la Capital Federal sin estar matriculado ante aquella entidad
que -según sostiene- es inconstitucional al haber importado la arrogación del Poder Ejecutivo Nacional de
facultades reservadas al Congreso de la Nación según lo dispuesto por el art. 75 inc. 30 de la Constitución
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Nacional.
7. Que la sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil concedió ambos recursos extraordinarios
por hallarse en juego la interpretación de normas de carácter federal en los términos del art. 14 de la ley 48 y no
se expidió sobre el agravio por arbitrariedad planteado por el mencionado letrado en el punto IV de fs. 369 de su
remedio federal.
8. Que, por consiguiente, la competencia del Tribunal ha quedado limitada al conocimiento de la cuestión
federal introducida por los recurrentes -único aspecto por el cual el a quo concedió la apelación- pues con
relación al restante agravio del letrado vinculado con la arbitrariedad del pronunciamiento, el interesado no
dedujo recurso de hecho (Fallos: 317:1271). De tal modo los recursos son procedentes, pues en el sub lite se ha
puesto en tela de juicio la inteligencia de normas federales -decs. 2284/91 y 2293/92- y la decisión de la causa
ha sido contraria a las pretensiones que los apelantes fundaron en normas de igual carácter.
9. Que, en primer lugar, cabe señalar que en la tarea de esclarecer la inteligencia de las normas federales, la
Corte no está limitada por las posiciones de la cámara ni la de los apelantes, sino que le incumbe realizar una
declaración sobre el punto disputado (art. 16, ley 48) según la interpretación que rectamente le otorga (doctrina
de Fallos: 319:1716; 322:2750 -La Ley, 1997-E, 93; 2000-E, 696-).
10. Que los agravios del letrado son equivalentes a los planteos que habían sido formulados por el
demandante en la acción declarativa que dio lugar al precedente de Fallos: 323:1374, al que cabe remitirse, en lo
pertinente, por razones de brevedad respecto a la interpretación de los alcances del dec. 2284/91 del Poder
Ejecutivo Nacional en relación con la ley 23.187 y a las facultades del colegio profesional para el control del
ejercicio de la profesión de abogado en jurisdicción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que no han sido
dejadas sin efecto por aquel decreto.
11. Que los restantes cuestionamientos de los apelantes respecto a la inconstitucionalidad del dec. 2293/92
resultan inconducentes porque aun si -por hipótesis- no se considerase que el citado decreto hubiera excedido el
marco de la norma que manifiesta reglamentar, de todos modos resultaría inaplicable por no haberse cumplido
la condición señalada por el art. 2° del dec. 240/99 (conf. Fallos: 323: 1374, consid. 9°).
12. Que, en tales condiciones, las garantías constitucionales que se dicen vulneradas guardan nexo directo e
inmediato con lo resuelto, por lo que en esa medida deben declararse procedentes los remedios federales y
descalificarse el fallo apelado.
Por ello, y de conformidad con lo dictaminado por el Procurador General, se declaran procedentes los
recursos extraordinarios y se deja sin efecto, con el alcance indicado, el fallo cuestionado. Costas por su orden
en atención a las dificultades de la materia debatida. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por
quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo expresado. - Gustavo A. Bossert.
Disidencia del doctor Vázquez:
Considerando: Que las cuestiones traídas a conocimiento de este tribunal han sido analizadas en la
disidencia del juez Vázquez registrada en el precedente de Fallos: 323:1374, a cuyos fundamentos y
conclusiones corresponde remitir por razones de brevedad.
Por ello, y oído el Procurador General de la Nación, se declaran procedentes los recursos extraordinarios y
se confirma el fallo de fs. 345/346 y su aclaratoria (fs. 352). Costas por su orden en atención a las dificultades
de la materia debatida y a que los planteos formulados en los recursos extraordinarios son de fecha anterior al
del precedente antes citado (art. 68, segundo párrafo, Cód. Procesal Civil y Comercial de la Nación). - Adolfo
R. Vázquez.

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