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Sharon Viera

SOBRE EL CAPÍTULO II DE “LAS VANGUARDIAS ARTÍSTICAS DEL SIGLO XX”,


DE MICHELI.
Decidí hablar de tres artistas con miradas distintas, pero muchas cosas en común,
ellos priorizaban la expresividad en sus obras, los tres tuvieron experiencias dentro del
realismo, manifestaban un gran sufrimiento por cosas que no podían controlar, estaban al
borde o sumergidos en la locura, sobre todo en sus últimos días, y los tres morirán en la
soledad. No dedicaré mi escaso límite de caracteres a parafrasear a De Micheli
constantemente, puesto a que nuestras perspectivas difieren bastante y quiero producir
algo en este ensayo. Solo citaré lo que realmente me parezca relevante. Me interesó el
capítulo II, porque me sentí identificada con estos artistas, que sufren al ver que sus ideas
y las sociedades en que viven son totalmente distintas. Creo que ellos querían ser felices,
es una búsqueda constante a lo largo de la historia del ser humano; pero la gran
diferencia entre su mundo interno y el mundo externo, hacía que no se pudieran adaptar.
Su dolor lo canalizaron inteligentemente en cada una de sus obras. Empecé a estudiar
psicología porque me interesaba saber más acerca de por qué hacemos lo que hacemos,
pensamos lo que pensamos, sentimos lo que sentimos. Creo que el arte y lo psicológico
están totalmente relacionados, y se puede ver en cada artista de forma auténtica, sobre
todo en estos autores, valientemente expresionistas, cuyo objetivo era realmente mostrar
eso que les incomodaba internamente.
Van Gogh estaba indignado por como la sociedad que tanto anhelaba cada vez
estaba más alejada de la sociedad en la que vivía. Deseaba viajar en el tiempo a la
sociedad de 1848, cuando él ni siquiera había nacido. Admiraba el espíritu revolucionario
que había en esa época, el pensamiento socialista al que adherían artistas que él solía
tomar como maestros. También admiraba al sector de la sociedad más pobre y trabajador,
ya que con ellos convivió mucho tiempo. Sentía simpatía hacia mineros y tejedores por su
dura labor, por la forma en que se ganaban la vida con sudor y sangre. Ante tantas
injusticias sociales que él percibía, se dedicará a un realismo cargado de contenido social,
en el que se comprometerá firmemente con su lucha, sus valores, expresar su deseo de
una sociedad donde las personas se ayuden unas a otras, criticar el individualismo, e
incluso dirá que una obra de arte de grandes cualidades, no puede ser hecha por un
individuo aislado, sino por un grupo de personas con una idea en común. Para Van Gogh
su idealismo, su amor por las personas, su espíritu revolucionario serán, aunque parezca
irónico, su soporte para crear, para desahogarse, y también serán su sentimiento de
soledad, su perdición, cuando da fin a su vida el 28 de julio de 1890. Había pensado en el
Sharon Viera

suicidio numerosas veces, como el único modo de protestar contra la sociedad y


defenderse. Tristemente esa fue la decisión que tomó.
Ensor también se preocupará a nivel social. Al principio adoptará una postura
socialista, pero tiempo después descubrirá ciertas falacias e incongruencias, cimientos
poco sólidos, que lo llevarán a ser uno de los primeros artistas que desde el socialismo,
se desplazan hacia el anarquismo intelectual individualista, el cual prioriza al individuo por
sobre cualquier cosa externa. Contrasta con el colectivismo, por lo que Ensor se
diferencia radicalmente de Van Gogh a nivel filosófico. Ensor dice, acerca de este cambio,
que “Siempre se quema aquello que se ha adorado […] Tenemos que rebelarnos frente a
las comuniones. Para ser artista hay que vivir oculto”. Este artista se construye en la casa
en la cual permanecerá toda su vida, y allí morirá a sus 89 años, en una soledad crítica.
De Micheli dice que su humor es patético y cínico, dice que el artista, con sus lienzos
llenaba su voluntaria soledad; siento que no comprende que a veces la soledad llena más
que estar rodeado de gente, que depende mucho, que a veces las personas te hacen
sentir más solo que si estuvieras sin ellas; que es subjetivo, que depende justamente de
la configuración mental y de la personalidad de cada uno. No digo que el aislamiento total
sea algo sano, pero depende, ¿con respecto a qué se compara? Si uno está rodeado de
personas que le torturan, que le generan sufrimiento, incomodidad, uno probablemente va
a preferir la soledad. Ensor crea su propio mundo: allí se siente libre, construye esa
libertad que afuera no puede hallar, afuera la sociedad misma ha decidido no ser libre y
condenar a quien quiera liberarse. “La soledad que mató a Van Gogh es para Ensor una
especie de oxígeno trágico e hilarante”, dice De Micheli a propósito de esto. Este artista
mostrará la realidad, como él la percibe, desde la sátira, el sarcasmo, el humor, y hará
una fuerte crítica política, social y cultural. Y es que, al fin y al cabo, mostrar una realidad
100% objetiva desde el arte es algo muy complicado. El arte es subjetividad, porque cada
artista tiene una forma distinta de percibir el mundo, y todas son válidas, porque toda
persona es válida mientras no infrinja códigos básicos como el respeto a la vida de los
demás. Cada forma de expresión artística es válida. El arte es un medio poderoso de
manifestación y también es un medio alternativo a la violencia, la guerra, y el caos social.
Es un medio pacífico, lo cual no quiere decir que en él no pueda expresarse violencia,
terror, u otras emociones desagradables. Esto, así como en Ensor, lo veremos en Munch,
pero de forma mucho más intensa.
Edvard Munch vivirá constantes tragedias desde muy pequeño, lo que será
determinante también de la clase de obras que hará y emociones que expresará. A los 5
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años pierde a su madre, por lo que se apegará mucho a su hermana Sophie, quien tenía
un año más que él. Ella era la causa de muchas de las alegrías de Edvard, pero
desafortunadamente muere a los 15 años por tuberculosis. Años después también perdió
a su padre, y vio a otra de sus hermanas ser ingresada en un hospital psiquiátrico. Con
todos estos hechos que vivió Edvard, se vio muy afectada su salud mental. En su arte,
tendrá como objetivo, al igual que Van Gogh y Ensor, mostrar lo verdadero, la realidad,
aquello que él siente y ve, aunque pueda ser terrorífico, aunque genere ansiedad,
sentimientos de ahogo, frustración, tristeza, u otras emociones o síntomas incómodos. Al
igual que Van Gogh, desarrolla un mundo artístico y expresivo propio. Cuando halla
finalmente su estilo, su huella, deja atrás los colores claros, reemplazándolos por tonos
oscuros, tétricos, sombríos, y contrastantes e inquietantes rojos y amarillos. “De 1892 es
el cuadro Tarde en el paseo Karl Johan, el paseo de los burgueses de Oslo. En esta tela
pintó una muchedumbre de espectros, de seres descarnados en los que afloran lívidos
colores de desolación interior: amarillos, azules, blancos y violetas. Es un cuadro de fuerte
exaltación lírica y, sin embargo, es profundamente distinto de los de Van Gogh. En efecto,
en Van Gogh persistía una energía vitalista, una apasionada comunión con la naturaleza y
una desesperada voluntad de salvación. Aquí la exaltación es fría y turbia a un tiempo. Un
aire viciado de sótano recién abierto se desprende de esta procesión de fantasmas. En
las máscaras de Ensor se podía rastrear una vena sanguínea y prepotente y un espíritu
burlón que conservaba un vigor al estilo de Ulenspiegel. Aquí la sangre es descolorida,
como si se hubiera helado en las venas.” Dice De Micheli. “El grito”, pintado en 1893, está
aún más cargado de angustia y terror. “¡Siento el grito de la naturaleza!”, escribió Munch
respecto a su obra. Se ve una deformación de la figura que llega a un límite desconocido
para su época. El hombre como foco principal, en primer plano, con la boca abierta y las
manos tapando sus oídos para así evitar escuchar su propio grito incontenible, el grito que
también es de la naturaleza, la cual pinta con apariencia ondulante, un paisaje delirante,
distorsionado. Se ve como se basa totalmente en la expresión de una forma admirable,
puesto a que realmente uno observa la obra, y siente lo que el artista busca transmitir.
El arte puede tener infinidad de objetivos, pero el expresionismo es sin duda alguna
un movimiento donde los artistas sacan a relucir aquello que está oculto, tienen el valor de
plasmar aquello que los horroriza, que los mata de pena, aquello que los inquieta, o lo que
les marchita el alma. De estos tres artistas me llevo una razón más para seguir
expresándome de forma sincera, en el arte, y en la vida.

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