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Universidad Tres Culturas

ESCUELAS ESTADOUNIDENSES DESDE LOS AÑOS ´40 A LOS ´60

OMAR GONZÁLEZ GUTIÉRREZ


Paralelamente al Funcionalismo Británico se desarrolló en la escuela estadounidense el
Funcionalismo Americano que exporta las nociones del primero adaptándolas al contexto y a
los problemas surgidos en la América de principios de siglo XX. En el Nuevo Continente las
posibilidades de movilidad social y de progreso económico eran mucho mayores que en la
Europa de postguerra, de todos modos para la mayoría representaba internarse en un mundo
desconocido al que había que adaptarse. Así, esta rama del Funcionalismo tendió al estudio
de los aspectos funcionales o adaptativos de la mente, y dejó a un lado el enfoque teórico y
el análisis de su estructura. A diferencia del Funcionalismo Británico que se oponía totalmente
al evolucionismo, el Funcionalismo Americano partirá de las nociones evolucionistas para
intentar comprender el proceso del pensar humano y las leyes de su funcionamiento.
Los principales representantes de esta corriente han sido Edward Sapir (1884‐1939) y Robert
Lowie (1883‐1957), ambos antropólogos estadounidenses, como así también los filósofos del
lenguaje John Dewey (1859‐1952) y William James (1842‐1910).

 Edward Sapir Antropólogo y lingüista estadounidense,


considerado como uno de los más destacados de su generación. Fue
uno de los precursores de los estudios referidos a las relaciones
entre lenguaje y antropología. Según Sapir el lenguaje determina el
pensamiento, por lo cual cada lenguaje existente determinara la
forma de pensar de los hablantes. Para él, el lenguaje no se relaciona
con lo instintivito porque lo considera como una creación
exclusivamente humana utilizada para la expresión y la
comunicación de ideas, emociones y deseos.

 Robert Lowie Antropólogo estadounidense experto en los pueblos


originarios de Estados Unidos. Puede ser enmarcado como seguidor
de Boas y sus aportes
Bibliografía recomendada Boas, Franz. 1947. Cuestiones
fundamentales de antropología cultural. Buenos Aires: Lautaro.
Cuche, Denys. 2004. La noción de cultura en las ciencias sociales.
Buenos Aires: Nueva Visión. Kuper, Adam. 1973. Antropología y
antropólogos. Escuela Británica 1922-1972. Barcelona: Editorial
Anagrama. Pritchard, Evans. 1967. Antropología social. Buenos
Aires: Ediciones Nueva Visión.
NEO EVOLUCIONISMO
La corriente neo-evolucionista en antropología argumenta que las sociedades pasan por
diversas etapas evolutivas, pero rechaza la idea de que estas etapas son necesarias y, más
aun, que deban reproducir una misma línea de desarrollo. Se cuestiona así la necesaria
universalidad de las fases de la evolución y se postula la existencia de líneas evolutivas
diversas, no una sola como en el evolucionismo clásico.
Para los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, el antropólogo estadounidense Leslie
White introdujo nuevamente la perspectiva evolucionista. Así reivindicó los aportes que
habían realizado los evolucionistas clásicos del siglo XIX como Morgan y Tylor. No obstante,
White no retomó tal cual los planteamientos de aquellos evolucionistas decimonónicos sino
que propuso que la evolución de los sistemas sociales debían ser consideradas desde el punto
de vista de la acumulación de la energía. En efecto, White argumentó que toda
cultura sigue una trayectoria evolutiva directamente relacionada con su capacidad de
producción de energía con una tecnología determinada. La idea la expresó en la siguiente
fórmula: E x T --> C, donde C (el nivel del desarrollo cultural), E (cantidad de energía
aprovechada anualmente per capita) y T (calidad o eficiencia de las herramientas empleadas
en el consumo de energía). La ley básica de la evolución cultural es, 40 según White la
siguiente: “Si se suponen constantes los demás factores, la cultura evoluciona a medida que
aumenta la cantidad de energía aprovechada anualmente per cápita, o a medida que aumenta
la eficiencia de los medios instrumentales usados para poner a trabajar la
energía”
ECOLOGÍA CULTURAL
La ecología cultural estudia las relaciones entre una sociedad dada y su medio ambiente, las
formas de vida y los ecosistemas que dan soporte a sus modos de vida. La ecología cultural
implica el estudio de la conducta, además de una ciencia biológica y de una ciencia social, pues
forma no simples aglomeraciones, sino asociaciones compuestas de diversas especies que se
interrelacionan en modos regulares y cuyos miembros están organizados también de forma
regular (ecosistema).
Sus precursores son el antropólogo norteamericano neoevolucionista Leslie A. White, y
arqueólogo y prehistoriador australiano Gordon Childe. Gordon considera a la prehistoria
como una continuación de la historia natural (estudio de la historia como una evolución
dinámica), estableciendo una analogía entre evolución biológica y progreso cultural. Childe
acuñó el término de «revolución neolítica» (1936), que plantea la primera transformación
radical de la forma de vida de la humanidad, pasando de nómada a sedentaria y de economía
depredadora (caza, pesca, recolección) a productora (agricultura y ganadería).
Steward ya no habla de naturaleza como Leslie White, sino de entorno, en el sentido de que
el hombre crea entorno, siendo así este concepto más amplio que el de naturaleza.
Es esta afirmación -que el medio ambiente físico afecta a la cultura- la que ha producido
controversia, ya que incorpora un elemento de determinismo ambiental sobre las acciones
humanas. La ecología cultural está, en efecto, afectada por un leve determinismo ambiental,
pero su aproximación tiene valor en los tipos de situaciones para las que fue desarrollada. No
tanto así para las sociedades intercontectadas y globalizadas.

El método de Steward fue:

 Documentar las tecnologías y métodos usados para explotar el medio ambiente -


para vivir de él.

 Mirar los patrones de comportamiento humano/cultura asociados con el uso del


medio ambiente.

 Evaluar la influencia de estos patrones de comportamiento sobre otros aspectos de


la cultura ( como, en una región propensa a la sequía, la gran preocupación sobre los
patrones de lluvias significaban que estos se convirtieran en algo central para la vida
cotidiana, y llevaba al desarrollo de un sistema de creencias religiosas en el cual las
lluvias y el agua tenían una fuerte presencia. Este sistema de creencias puede no
aparecer en una sociedad donde las lluvias para las cosechas puedan darse por
sentado, o donde se practicara la irrigación).

Las ideas de Steward sobre la ecología cultural se expandieron ampliamente entre la


antropología y la arqueología de mediados del siglo XX, aunque fueran criticadas con
posterioridad por su determinismo medioambiental. La ecología cultural fue uno de los
principios centrales y de los factores determinantes en el desarrollo de la arqueología
procedimental en los 1960s, con la comprensión en la arqueología del cambio cultural a través
de la trama de la adaptación medioambiental. Sus sucesores teóricos fueron Andrew P.
Vayda y Roy Rappaport.
MATERIALISMO CULTURAL
El materialismo cultural es un enfoque de investigación científico
en antropología y sociología, que da prioridad a las condiciones materiales en la explicación
sobre las causas de las diferencias y similitudes socioculturales.
El término fue introducido en la obra de Marvin Harris El desarrollo de la teoría
antropológica en 1968. Harris consideraba que las escuelas antropológicas que surgieron a
principios del siglo XX hasta la década de 1940 abandonaron la búsqueda de las causas y
orígenes de las instituciones y daban una concepción de la cultura que exageraba los
ingredientes irracionales e inescrutables de la vida humana. Ante eso propuso un enfoque
basado en los trabajos de los antropólogos Leslie White y Julian Steward y sus respectivas
teorías de la evolución cultural y ecología cultural.[2]
La palabra materialismo del materialismo cultural proviene del reconocimiento a la
formulación de Karl Marx sobre la influencia de la producción y los procesos materiales en la
vida social. Sin embargo el materialismo cultural rechaza la concepción dialéctica de la historia
proveniente de Hegel del materialismo dialéctico. Además añade la presión reproductiva y
variables ecológicas a las condiciones materiales. La palabra cultural sirve para distinguir las
causas materiales de los fenómenos socioculturales de otros materialismos orgánicos. Así el
materialismo cultural se opone al reduccionismo biológico de las explicaciones raciales,
sociobiológicas y etológicas sobre las diferencias y similitudes socioculturales
Éstos se refieren al problema de comprender las relaciones entre las partes de los sistemas
socioculturales y la evolución de estas relaciones, partes y sistemas.[10] Los componentes de
las culturas se dividen en tres categorías que tienen relaciones causales entre ellas:
La «infraestructura» consta de los modos de producción y reproducción. El modo de
producción comprende la tecnología y las prácticas empleadas en la producción de alimentos
y energía, dadas las restricciones que impone el medio natural. Así, algunos componentes del
modo de producción serían la tecnología de subsistencia, los ecosistemas y las pautas de
trabajo. El modo de reproducción incluye las prácticas empleadas para expandir, limitar y
mantener la población, fertilidad, natalidad, contracepción.
La «estructura» incluiría la economía doméstica y la economía política. La economía
doméstica comprende la organización de la producción, el intercambio y consumo en casas,
apartamentos u otras unidades domésticas. Sus categorías asociadas son la estructura
familiar, la división doméstica del trabajo, la enculturación, educación, los roles sexuales y de
edad, las jerarquías domésticas, etc. La economía política es la organización de
la producción, intercambio y consumo entre bandas, aldeas, jefaturas, estados u otras
unidades políticas. Comprende categorías como la organización política (facciones, clubes,
asociaciones, corporaciones,...), la división del trabajo, los tributos, las clases, castas,
jerarquías urbanas o rurales, el control político-militar, la guerra.
La «superestructura» está integrada por la conducta y pensamiento dedicados a actividades
artísticas, lúdicas, rituales e intelectuales junto con todos los aspectos mentales y emic de la
estructura e infraestructura de una cultura. Incluye conceptos como el arte, la música, la
danza, literatura, publicidad, rituales, deportes, religión, ideología, tabúes.

PRINCIPIO DE PRIMACÍA DE LA INFRAESTRUCTURA


El principio teórico básico del materialismo cultural ha sido denominado principio del
determinismo infraestructural, pero el calificativo de principio de la primacía de la
infraestructura parece una expresión más afortunada, en vista del malentendido generalizado
que pesa sobre la relación entre las actuaciones humanas y el determinismo que impera en la
evolución sociocultural, y que se aborda más adelante. El principio de primacía de la
infraestructura defiende que la probabilidad de que las innovaciones que surgen en el sector
infraestructural sean preservadas y propagadas es tanto mayor cuanto más potencian la
eficiencia de los procesos productivos y reproductivos que sustentan la salud y el bienestar y
que satisfacen necesidades y pulsiones biopsicológicas básicas en el hombre.
Las innovaciones de tipo adaptativo (esto es, que incrementan la eficiencia de la producción
y la reproducción) tienen grandes posibilidades de ser seleccionadas, incluso aunque se dé
una incompatibilidad pronunciada (contradicción) entre ellas y aspectos preexistentes de los
sectores estructural y supraestructural. Además, la resolución de cualquier incompatibilidad
profunda entre una innovación infraestructural adaptativa y las características preexistentes
de los demás sectores conllevará probablemente cambios sustanciales en estos sectores. En
cambio, las innovaciones de tipo estructural o supraestructural serán probablemente
desechadas si se produce una incompatibilidad profunda entre ellas y la infraestructura; es
decir, si reducen la eficiencia de los procesos productivos y reproductivos que sustentan la
salud y el bienestar y satisfacen necesidades y pulsiones biopsicológicas básicas en el hombre.
Un corolario lógico del principio de primacía de la infraestructura es que, dada la presencia de
complejos infraestructurales evolucionados en sociedades diferentes, cabe esperar una
convergencia hacia relaciones estructurales y rasgos simbólico-ideacionales similares. Lo
contrario también es cierto: diferentes infraestructuras conducen a estructuras distintas y a
símbolos e ideas diferentes.
COSTOS, VENTAJAS Y BENEFICIARIOS
Los costos y beneficios de las innovaciones pueden referirse a la salud y el bienestar del
conjunto de una población o de determinados grupos, algunos de los cuales pueden tener
intereses diversos y contradictorios en los efectos provocados por ciertas innovaciones. En
presencia de grupos con intereses enfrentados, la selección o el rechazo de las innovaciones
depende del poder relativo que cada grupo pueda ejercer en defensa de sus intereses.
CAUSALIDAD
La causalidad que suscribe el materialismo cultural se corresponde con lo
que Skinner llamó selección en función de las consecuencias. Las innovaciones en los
repertorios culturales proceden de muchas fuentes (algunas conscientes, otras
inconscientes), y su contribución al bienestar y la salud es objeto de verificaciones continuas.
Algunas son seleccionadas y se propagan de generación en generación; otras son descartadas
y se eliminan. Como ocurre en los fenómenos de la selección natural y procesos análogos, ni
el sistema del materialismo cultural ni sus agentes saben necesariamente hacia dónde se
dirigen.
EVOLUCIÓN CONVERGENTE Y PARALELA
Los datos etnográficos, históricos y arqueológicos indican que los sistemas socioculturales
humanos han conocido un alto grado de evolución paralela y convergente. Así, los paralelos y
convergencias en la evolución de las economías políticas del Nuevo y el Viejo Mundo no
pueden descartarse como si de efectos aleatorios y singulares se tratara (por ejemplo, los
complejos que rodean a las élites gobernantes y que han evolucionado de modo autónomo,
el uso de metales y minerales raros como objetos preciosos, el matrimonio entre hermanos,
los dioses-reyes, la astronomía, las matemáticas, etc.). Asimismo, cientos de estudios basados
en los Human Relations Area Files u otras importantes bases de datos comparativas
demuestran inequívocamente la naturaleza no aleatoria de la selección sociocultural.
LARGO Y CORTO PLAZO
Se acepta que, en general, el materialismo cultural es más eficaz en dar explicaciones para la
evolución a largo plazo que a corto plazo. Eso ocurre porque el materialismo cultural,
frecuentemente, considera situaciones de equilibrio entre la sociedad y el medio, como dicho
equilibrio suele tardar cierto tiempo en establecerse a corto plazo es posible observar
desviaciones importantes respecto a las predicciones. Por tanto, si bien la incertidumbre
aumenta por fuerza en cuanto bajamos al nivel de los años y los días, el materialismo cultural
puede explicar buena parte de los hechos que ocurren, aunque no en todos sus detalles.

CRÍTICA
Las críticas, tanto a los principios del materialismo cultural como a teorías concretas, han sido
abundantes y a muchas de ellas respondió Marvin Harris.
Desde el marxismo estructural Jonathan Friedman tachó a esta estrategia de «materialismo
vulgar», una clase de materialismo simplificador que «concibe las formas sociales como meros
epifenómenos de tecnologías y ambientes».
Harris respondió a esta y otras críticas parecidas indicando que las culturas son sistemas y
como tales producen complejas retroalimentaciones e interacciones entre sus componentes;
por lo tanto no es posible prescindir de los componentes simbólicos y además éstos pueden
ser estimulantes del cambio social.
Los postmodernistas rechazan el materialismo cultural por su uso del método científico.
Sostienen que la ciencia no se acerca más a la verdad que otras «lecturas» y rechazan las
generalizaciones a las que llaman teorías «totalizadoras». Para ellos la verdad es relativa, local,
indefinida e interpretativa y por lo tanto hay que renunciar a obtener datos etnográficos
objetivos.
El antropólogo James Lett señala que la epistemología del materialismo cultural no es
verdaderamente materialista ya que cosas materiales e inmateriales no pueden tener
relaciones causales. Lett cita a O'Meare que sostiene que entidades supraindividuales no
pueden tener eficacia causal al no ser entidades físicas, y aunque existan correlaciones entre
sucesos esto no es indicativo de relaciones causales.
Harris había respondido a O'Meare argumentando que las entidades abstractas en las
ciencias empíricas como la infraestructura son entidades materiales reales mientras se
construyan sobre una base material indentificable mediante operaciones lógico-empíricas.
Lett opina que las teorías de Harris serán superadas por la psicología evolucionista que aplica
con más consistencia el materialismo y la epistemología de la ciencia.
El sociólogo Stephen K. Sanderson rechaza algunas de las teorías de Harris sobre cuestiones
como el incesto, origen de la guerra en sociedades preestatales o acerca de las diferencias de
natalidad entre distintas sociedades. Para Sanderson estos fenómenos se explican mejor
desde la sociobiología y propone una nueva estrategia de investigación que solucionaría las
carencias del materialismo cultural, e incluiría la sociobiología a la que ha llamado Teoría del
conflicto darwiniano

REFERENCIAS CITADAS
Hatch, Elvin. 1975. Teorías del hombre y de la cultura. Polam: Buenos
Aires.
Sahlins, arshaMll. 1960] [993. E1voluc“ión: specífieca enerayl ”. n: g E
Paul ohannBan ark y lazer GeMds.), A(ntropología: lecturas.
pp. 370-389. Madrid: McGrawn-Hill.
Steward, Julian. [1955] 1993. “El concepto y el método de la ecología
cultural”. En: Paul Bohannan y Mark Glazer (eds.),
Antropología: lecturas. pp. 334-344. Madrid: McGrawn-Hill.
48
White, Leslie. 1964. La ciencia de la cultura. Un estudio sobre el
hombre y la civilización. Buenos Aires: Editorial Paidós.

Renfrew, Colin; Bahn, Paul (1998). «Introducción: La Naturaleza y los Propósitos de la


Arqueología».
En Fábregas Valcarce, Ramón, ed. Archeology. Theories, Methods and Practice (María
Jesús Mosquera Rial, trad.) [Arqueología. Teorías, Métodos y Prácticas]. Madrid: Akal
(publicado el 1993). p. 9. ISBN 8446002345. Consultado el 27 de junio de 2017.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Harris, Marvin. 1982. El materialismo cultural. Madrid: Alianza.
Kaplan, D. y Manners, R.D. 1979. Introducción crítica a la teoría
antropológica. México: Nueva Imagen.
Rappaport, Roy. 1987: Cerdos para los antepasados. Madrid: Siglo XXI.

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