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5.- El Voto
5.1.- Noción de Voto
5.2.- Sujeto que lo puede realizar
5.3.- El miedo como causa de nulidad del voto
5.4.- División de los votos
5.5.- Carácter personal de la Obligación votiva
5.6.- La cesación de los votos
5.6.1.- Por causas intrínsecas a los mismos
5.6.2.- Cesación por causas extrínsecas: suspensión de la obligación,
dispensa y conmutación.
5.6.2.1.- Suspensión de la obligación
5.6.2.2.- La dispensa
5.6.2.3.- La conmutación de los votos
2
6.- El Juramento
6.1.- Noción
6.2.- Obligación del que jura
6.3.- Efectos del juramento
6.4.- Cesación de la obligación que nace por juramento
6.5.- Suspensión, dispensa o conmutación del juramento
6.6.-La interpretación del juramento
Can. 1166 - Sacramentalia sunt signa sacra, c. 1166 Los sacramentales son signos
quibus, ad aliquam sacramentorum sagrados, por los que, a imitación en cierto
imitationem, effectus praesertim spirituales modo de los sacramentos, se significan y
significantur et ex Ecclesiae impetratione se obtienen por intercesión de la Iglesia
obtinentur. unos efectos principalmente espirituales.
SC 60: «/…/ Estos son signos sagrados, con los que, por cierta imitación de los
Sacramentos, se significan efectos sobre todo espirituales y se alcanzan por intercesión de
la iglesia. Por ellos los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los
Sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida.»
Los sacramentales son signos sagrados sensibles (muchas veces con materia y
forma), que tienen una cierta imitación a los sacramentos, que constituyen parte del culto
público de la Iglesia (cf. c. 834), son medios públicos de santificación, destinados a ofrecer
ciertos efectos principalmente espirituales, y su eficacia deriva del misterio Pascual (cf. SC
611).
Los sacramentales se dirigen directamente a los fieles, aunque también pueden
realizarse algunos sobre los catecúmenos.
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SC 61: “Por tanto, la liturgia de los Sacramentos y de los Sacramentales hace que, en los fieles bien
dispuestos, casi todos los actos de la vida sean santificado por la gracia divina que emana de misterio pascual
de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, de cual todos los Sacramentos y Sacramentales reciben su
poder; y hace también que el uso honesto de las cosas materiales pueda ordenarse a la santificación del
hombre y a la alabanza de Dios.”
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3.- Cristo actúa en los sacramentos 3.- Cristo actúa en los sacramentales de
inmediatamente. forma mediata, por medio de la Iglesia.
4.- Los sacramentos producen sus efectos, 4.- Los efectos en los sacramentales se
principalmente la gracia sacramental, ex producen ex opere operantis ecclesiae y ex
opere operato, es decir: sin que influyan las opere operantis del ministro o sujeto.
disposiciones morales del ministro, ni del
sujeto (aunque matizando esta última
afirmación puesto que para la valida
recepción de la gracia se requiere por parte
del sujeto ciertas dispociones).
5.- Los sacramentos, signos sagrados, 5.- Los sacramentales, signos sagrados,
estando validamente confeccionados y otorgan gracias actuales, preparando a las
administrados, producen la gracia personas para la recepción fructuosa de los
santificante y sacramental, y algunos de sacramentos, santificando todas las
ellos el carácter. realidades temporales.
Can. 1167 § 1. Nova sacramentalia cons- 1167 § 1. Sólo la Sede Apostólica puede
tituere aut recepta authentice interpretari, establecer nuevos sacramentales, in-
ex eis aliqua abolere aut mutare, sola potest terpretar auténticamente los que existen y
Sedes Apostolica. suprimir o modificar alguno de ellos.
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2
En el CIC 17 la tonsura era la que determinaba el ingreso en el estado clerical.
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Respecto a los clérigos, además del Sacramento del Orden se requiere la debida
facultad que concede el canon 1169, distinguiendo los diversos grados del sacramento del
orden y las diferentes clases de sacramentales.
Los ritos de los sacramentales que dedican permanentemente a Dios a las personas
y a las cosas se llaman consagraciones (las personas) y dedicaciones (las cosas). Por medio
de estos ritos más solemnes, que generalmente se realizan con el uso del óleo o crisma, las
cosas y las personas se constituyen en sagradas. 3 Estos sacramentales los realizan los que
están investidos del carácter episcopal, así como los presbíteros a los que por el Derecho o
legítima concesión se les permite. Como por ejemplo el canon 1206: «La dedicación de un
lugar corresponde al Obispo diocesano y a aquellos que se le equiparan por el derecho;
tales personas pueden encomendar a cualquier Obispo o, en casos excepcionales, a un
presbítero, el encargo de realizar esa dedicación en su territorio».
Así pues, correspondería al Obispo, a tenor del Derecho Canónico y del Litúrgico la
consagración de vírgenes, la dedicación de una Iglesia o de un altar.
Cuando el canon se refiere a los investidos del carácter episcopal ¿se incluyen
también los equiparados en Derecho a tenor del canon 381y 368? Parece ser que sí, salvo
que el Derecho o la naturaleza del asunto determine otra cosa.
Las bendiciones pueden ser constitutivas (por medio de las cuales una persona o
cosa queda destinada al culto divino), o invocativas (por la que se impetran gracias o
efectos sobrenaturales sobre personas o cosas).4 Estas pueden ser realizadas por cualquier
presbítero, excepto las que se reserven al Romano Pontífice o a los Obispos. Según el
3
Comunicaciones 12 (1980) 325.
4
Cf. CIC 17 1148 §2. El Código actual no distingue ambas, sin embargo la diferenciación sigue siendo válida
como se puede ver en el c. 1171.
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criterio de SC 79: «Sean muy pocas las bendiciones reservadas y sólo a favor de los
Obispos u Ordinarios».
Por ejemplo, el bendicional reserva al Obispo diocesano la bendición de una nueva
cátedra (cf. de benedictionibus n. 880), que podría ser realizado por otro Obispo con
especial mandato. La bendición del óleo de catecúmenos y sobre todo el crisma. La
bendición de un abad o abadesa es competencia del Obispo del lugar donde se encuentre el
monasterio, pero puede permitir con justa causa que lo haga otro Obispo u Abad (que
puede no ser Obispo).
Los diáconos pueden impartir las bendiciones que el Derecho (sobre todo el
litúrgico) les permitan.
Can. 1170- Benedictiones, imprimis im- 1170 Las bendiciones se han de impartir
pertiendae catholicis, dari possunt cate- en primer lugar a los católicos, pero
chumenis quoque, immo, nisi obstet Eccle- pueden darse también a los catecúmenos e
siae prohibitio, etiam non catholicis. incluso a los no católicos, a no ser que
obste una prohibición de la Iglesia.
Las bendiciones son signos de la fe, que la presuponen y la alimentan, por ello los
primeros destinatarios son los bautizados católicos (c. 204), que tienen derecho a tenor del
canon 203 salvo que estén excomulgados (cf. c. 1331, 1335 y 1352). Pero también pueden
impartirse a:
Los catecúmenos que «de una manera especial se relacionan con la Iglesia» (cf. c.
206).
Los no católicos (bautizados o no bautizados), pueden recibir ciertas bendiciones,
cerciorándose que no obste ninguna prohibición y evitando el error e indiferentismo.
Can. 1171 - Res sacrae, quae dedicatione 1171 Se han de tratar con reverencia las
vel benedictione ad divinum cultum des- cosas sagradas destinadas al culto median-
tinatae sunt, reverenter tractentur nec ad te dedicación o bendición, y no deben em-
usum profanum vel non proprium adhi- plearse para un uso profano o impropio,
beantur, etiamsi in dominio sint priva- aunque pertenezcan a particulares.
torum.
aquellas que están dedicadas o bendecidas. Estas no pueden ser empleadas para usos
profanos o impropios sea quien sea el propietario.
Este canon tiene como conexos el c. 1269: «Las cosas sagradas, si están en
dominio de personas privadas, pueden ser adquiridas por otras personas también
privadas, en virtud de la prescripción, pero no es lícito dedicarlas a usos profanos, a no
ser que hubieran perdido la dedicación o bendición; si pertenecen, en cambio, a una
persona jurídica eclesiástica pública, sólo puede adquirirlas otra persona jurídica
eclesiástica pública.»
Este canon hace referencia a lo que se llama execración o perdida de la
consagración o bendición de una cosa sagrada. Si la mención y consagración son de
institución eclesiástica, este carácter se pierde cuando la Iglesia así lo determina. El canon
1212 determina: «Los lugares sagrados pierden su dedicación o bendición si resultan
destruidos en gran parte o si son reducidos permanentemente a usos profanos por decreto
del Ordinario o de hecho.»
El Derecho penal establece una pena justa para el que impida la libertad de uso
legítimo de los bienes sagrados u otros bienes eclesiásticos (c. 1375), o para quien profana
una cosa sagrada, mueble o inmueble (c. 1376).
Can. 1172 - § 1. Nemo exorcismos in 1172 § 1. Sin licencia peculiar y expresa
obsessos proferre legitime potest, nisi ab del Ordinario del lugar, nadie puede
Ordinario loci peculiarem et expressam realizar legítimamente exorcismos sobre
licentiam obtinuerit. los posesos.
§ 2. Haec licentia ab Ordinario loci § 2. El Ordinario del lugar concederá
concedatur tantummodo presbytero pietate, esta licencia solamente a un presbítero
scientia, prudentia ac vitae integritate piadoso, docto, prudente y con integridad
praedito. de vida.
El exorcismo es un rito sagrado, instituido por la Iglesia por el cual se obtiene por
impetración de la misma e invocando el nombre de Dios el efecto espiritual de alejar al
demonio de las personas, de los animales, de las cosas o de los lugares.
El canon habla del exorcismo sobre los posesos (las personas), sin embargo el
Ritual de Exorcismos también recoge una fórmula para las cosas o lugares.
Los exorcismos pueden ser:
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A ejemplo del Señor Jesús que se retiró a orar, y cumpliendo el mandato divino “es
conveniente orar sin interrupción” (Lc 18, 1), o la exhortación paulina de 1 Ts 5, 17 de
“orar sin interrupción”, la Iglesia, desde muy antiguo, ha santificado el transcurso del día y
de las horas con la alabanza a Dios en el Oficio divino, que se estructuró en torno a las
Iglesias Catedrales o a los monasterios, dando origen a diferentes tipos de organización de
la oración.
Los cánones que tratamos tienen su fuente principal en la Sacrosanctum Concilium,
que presenta la liturgia de las horas como obra de Cristo y de la Iglesia (SC 83-85 y SC 7);
se subraya el aspecto pastoral de la oración, sobre todo de los sacerdotes, siguiendo el
consejo de san Pablo en Tesalonicenses (SC 86-87); se ordena la revisión de la estructura
tradicional del Oficio (SC 88), ofreciendo directrices para llevarla a cabo (SC 89-94);
establece la obligación de orar según las diversas categorías de fieles (SC 95-100);
finalmente establece la lengua que debe ser usada (SC 101).
Los tres cánones del Código pueden ser considerados la síntesis de todos estos
números.
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La liturgia de las horas es un acto de culto por el que la Iglesia con el canto y la
plegaria:
1. Continúa realizando el oficio sacerdotal de Cristo.
2. Hace anámnesis del misterio de la salvación.
3. Ofrece una continua alabanza a Dios (dimensión laudatoria).
4. Intercede por la salvación del mundo (dimensión intercesora).
Realizando el doble movimiento del culto: Dios que habla a su pueblo, y el pueblo
que escuchando a Dios, responde con la acción litúrgica. El hecho de que Dios hable a su
pueblo, fundamenta teologalmente que éste pueda responder, por medio de Cristo, en un
canto de alabanza a Dios, al mismo tiempo que intercede por todos los hombres.
Cristo el Señor, con su encarnación introdujo aquel canto de alabanza a Dios que se
canta perennemente en las moradas celestiales, y ejerciendo su sacerdocio, une a sí mismo
a toda la humanidad y en esta canto divino de alabanza, haciendo que la Iglesia prolongue
su acción de Sacerdote, que intercede por la salvación del mundo (cf. SC 83).
El canon utiliza la terminología de Liturgia de las Horas en lugar de Oficio Divino
de la SC, remarcando de este modo la intención de alabanza, intercesión y santificación del
tiempo, insinuando con el título lo que dirá en el canon 1175: la verdad de las horas
canónicas.
El canon 276 §2, 3º dice: «los sacerdotes, y los diáconos que desean recibir el
presbiterado, tienen obligación de celebrar todos los días la liturgia de las horas según
sus libros litúrgicos propios y aprobados; y los diáconos permanentes han de rezar
aquella parte que determine la Conferencia Episcopal.»
Así pues, se trata de una verdadera obligación [«Obligatione liturgiae horarum
persolvendae adstringuntur» (c. 1174 § 1); «Obligatione tenentur» (c. 276 §2, 3º)]. Esta
obligación es diaria [«cotidie /…/ obligatione tenentur /…/ oficium persolvendi» (SC 96);
«cotidie liturgiam horarum persolvendi» (c. 276 §2, 3º); «cotidie persolvant» (IGLH, 29);
«Obligatione tenentur /…/ cotidie» (AP, VIII a)5]. Esta obligación afecta a todo el Oficio
en su integridad [«totum oficium» (SC, 96); «integrum eius cursus» (IGLH, 29 y AP, VIII
a)].
La obligación es grave al menos para los laudes y vísperas que no pueden omitirse
ni siquiera con causa grave: «Debitum in primis momentum tribuant Horis, quae
huiusmodi Liturgiae sunt veluti cardo, id est Laudibus matutinis et Vesperis, caveantque ne
has Horas omittant, nisi gravi de causa.» (IGLH, 29). En cuanto a las demás horas, la
IGLH se refiere al Oficio de Lecturas utiliza la expresión «fideliter peragant», y cuando se
refiere a la Hora intermedia y completas las recomienda para de este modo santificar mejor
todo el día («Quo melius totum diem sanctificent, cordi insuper ipsis erit recitatio Horae
mediae et Completorii,»).6
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PAULUS PP. VI, Literae Apostolicae Motu Proprio datae nonnullae normae ad sacrum Diaconatus ordinem
spectantes statuuntur. Ad pascendum 15.8.1972, in AAS 64 (1972) 534-540. Es un documento en el que se
dan normas orientadas a la preparación y admisión a los candidatos al diaconado ya sea permanente, como
transitorio al presbiterado. Así pues se trata de la admisión a las sagradas órdenes, la previa recepción de los
ministerios laicales, la recepción de la admisión por el propio Ordinario, se respeten los intersicios, la
manifestación escrita de puño y letra de la voluntad de recibir las órdenes, la asunción del celibato y la
imposibilidad de segundas nupcias para los diáconos casados, los estudios previos, la liturgia de las horas, el
ingreso en el estado clerical y la incardinación por la misma ordenación. En el n. 8 (p. 540) se dice
explícitamente: “VIII. Ad normam nn. 29-30 Institutionis generalis Liturgia Horarum: a) Diaconi ad
Presbyteratum vocati ex ipsa sacra ordinatione obstringuntur obligatione Liturgiam Horarum celebrandi; b)
maxime decet stabiles Diaconos aliquam saltem partem Liturgiae Horarum, ab Episcopali Conferentia
definiendam, cotidie recitare.”
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IGLH, 29: “Officium quoque lectionis, quod est potissimum celebratio liturgica verbi Dei, fideliter
peragant; ita munus, peculiari ratione sibi proprium, verbum Dei in seipsos recipiendi, cotidie adimplent, quo
perfectiones fiant Domini discipuli et profundius sapiant investigabiles divitias Christi.
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Si bien el canon 276 afirma que tienen la obligación de celebrar todos los días la
liturgia de las horas, la IGLH en el n. 29 después de afirmar la misma obligación de
celebrar la liturgia durante el curso del día, determina la obligatoriedad de celebración en
razón de su importancia. Así pues, considera que los laudes y vísperas son el quício del
Oficio («sunt veluti cardo»). Si el legislador hubiese querido introducir una modificación
en la obligatoriedad hubiese introducido términos mucho más claros dicha reforma en los
cánones 276 y el que nos ocupa.
En conclusión, existe una obligación moral diaria de celebrar todo el Oficio Divino,
por lo que la omisión de cualquiera de las horas comporta una falta moral, incluso no
existiendo desprecio moral de la norma. Lo que pretende el legislador es proteger un bien
para la vida del fiel que está obligado a la oración de las horas, así como de la comunidad
eclesial por la que ora.
El segundo parágrafo del canon invita encarecidamente a los demás fieles a que
participen de la liturgia de las Horas, puesto que es liturgia de la Iglesia.
Quo melius totum diem sanctificent, cordi insuper ipsis erit recitatio Horae mediae et Completorii, quo
ante cubitum integrum «Opus Dei» perficiant seseque Deo Commendent.”
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quien reza durante el día las horas, aunque por necesidad no lo haga en las horas
correspondientes, siendo esto último lo mejor.
3.1.- noción.
Can. 1176 - § 1. Christifideles defuncti 1176 § 1. Los fieles difuntos han de
exequiis ecclesiasticis ad normam iuris tener exequias eclesiásticas conforme al
donandi sunt. derecho.
Se concreta así el derecho de los fieles a las exequias, uno de los bienes espirituales
que tienen derecho a recibir de los pastores sagrados (c. 213), como la obligación eclesial
de proporcionárselas, conforme al Derecho.
La norma del Derecho hace referencia tanto a los cánones, como a las disposiciones
que se contienen en el Ritual de Exequias, como también a la legislación particular.
Por tanto, a las exequias eclesiásticas tienen derecho los fieles bautizados en la
Iglesia católica y los catecúmenos (porque a tenor del canon 1183 en las exequias se
equiparan a los fieles).
ánimo sectario contra la religión católica (n. 2). También se estableció que en caso de
cremación justificada no se celebrasen los ritos de sepultura y de sufragio en el mismo
lugar en el que se realizaba la incineración del cadáver.
Si la opción por la cremación del cadáver es tomada motivada por una ideología
manifiesta en contra de la fe cristiana, está previsto en la normativa actual, la imposibilidad
de que este sujeto reciba exequias eclesiásticas, como veremos más concretamente en el
canon 1184.
Estas mismas normas se introdujeron en el Ordo Exequiarum de 1969 (n. 15). Sin
embargo, en el citado número se permitió que las exequias pudiesen realizarse en el mismo
edificio de la cremación, o incluso faltando un lugar más digno en el mismo lugar donde se
realice la incineración, siempre que no exista la peligro de escándalo o de indiferentismo
religioso.
Esta es la praxis que prescribe el canon que nos ocupa, teniendo en cuenta la
respuesta de la comisión revisora del CIC (Communicationes 12 (1980) 347).7
Can. 1177 - § 1. Exequiae pro quolibet 1177 § 1. Las exequias por un fiel
fideli defuncto generatim in propriae difunto deben celebrarse generalmente en
paroeciae ecclesia celebrari debent. su propia iglesia parroquial.
§ 2. Fas est autem cuilibet fideli, vel iis § 2. Sin embargo, se permite a todos los
quibus fidelis defuncti exequias curare fieles, o a aquellos a quienes compete
competit, aliam ecclesiam funeris eligere disponer acerca de las exequias de un fiel
de consensu eius, qui eam regit, et monito difunto, elegir otra iglesia para el funeral,
defuncti parocho proprio. con el consentimiento de quien la rige y
habiéndolo comunicado al párroco propio
del difunto.
7
Communicationes 12 (1980) 347: “Consultores prae oculis habent Instr. «De cadaverum crematione» S.
Congregationis S. Officii anni 1964, necnon normas quas praebet novus «Ordo exsequiarum» circa exsequias
illorum qui cremationem elegerunt. Ex his documentis apparet voluntas Ecclesiae benigne considerandi
praxim cremandi cadavera, quae habetur in multis regionibus ob rationes quae nullo modo sapiunt
offensionem doctrinae catholicae. Quare Consultoribus opportunum videtur normam redigere quae exprimat
commendationem Ecclesiae servandi consuetudinem piam sepeliendi corpora defunctorum ac simul
permissionem cremandi cadavera quando non adsint rationes doctrinae christianae contrariae; in can. 40
autem praescribi debet privatio exsequiarum ecclesiasticarum pro illis qui cremationem elegerunt ob rationes
doctrinae christianae contrarias.
His dictis, proponitur ut formula §3 ita redigatur: «Enixe commendat Ecclesia ut pia consuetudo
defunctorum corpora sepeliendi servetur; non tamen prohibet cremationem, nisi ob rationes christianae
doctrinae contrarias electa fuerit.»”
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Can. 1178 - Exequiae Episcopi dioecesani 1178 Las exequias del Obispo diocesano
in propria ecclesia cathedrali celebrentur, se celebrarán en su iglesia catedral, a no
nisi ipse aliam ecclesiam elegerit. ser que hubiera elegido otra.
Can. 1179 - Exequiae religiosorum aut 1179 Las exequias de los religiosos o
sodalium societatis vitae apostolicae miembros de sociedades de vida apos-
generatim celebrantur in propria ecclesia tólica, se celebrarán generalmente en la
aut oratorio a Superiore, si institutum aut propia iglesia u oratorio por el Superior, si
societas sint clericalia, secus a cappellano. el instituto o sociedad son clericales; o por
el capellán en los demás casos.
La norma general determina que el lugar de las exequias sea la propia Iglesia
parroquial del difunto. Este canon debe leerse teniendo en cuenta el canon 530, 5º: «Son
funciones que se encomiendan especialmente al párroco las siguientes: /…/ 5º la
celebración de funerales. /…/» Sin embargo, esta norma admite excepciones, estas vienen
contempladas en los parágrafos siguientes.
La primera excepción es la posibilidad por parte del difunto o sus allegados de
elección de otra Iglesia. Por tanto, se permite la posibilidad de elección, pero contando con
la Iglesia ad quem y la comunicación al párroco propio.
Esta posibilidad permite la elección de otra iglesia sea parroquial o no. Lo cual hace
necesario una regulación por parte del Derecho Diocesano, en razón de evitar problemas en
lo que respecta al encuentro comunitario entre los fieles en un momento significativo para
familiares, amigos y los mismos vecinos de la parroquia, así como evitar inconvenientes
administrativos, o los que puedan surgir de la prioridad jurídica de responsabilidad del
párroco.
Los posibles problemas pueden surgir en los centros hospitalarios donde se produce
el fallecimiento, o los tanatorios, o las propias capillas de los cementerios. Es
comprensible, pastoralmente hablando, que en una gran ciudad no exista estos tipos de
problemas, pero sí en los núcleos de pequeñas poblaciones, donde el acontecimiento de la
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Can. 1181 - Ad oblationes occasione 1181 Por lo que se refiere a las oblaciones
funerum quod attinet, serventur praescripta con ocasión de los funerales, obsérvense
can. 1264, cauto tamen ne ulla fiat in las prescripciones del c. 1264, evitando sin
exequiis personarum acceptio neve pau- embargo cualquier acepción de personas, o
peres debitis exequiis priventur. que los pobres queden privados de las
exequias debidas.
El canon hace una mención al canon 1264: «A no ser que el Derecho disponga de
otra cosa, corresponde a la reunión de Obispos de cada provincia: 1.º determinar las
tasas que se han de pagar por los actos de potestad ejecutiva graciosa o por la ejecución
de los rescriptos de la Sede Apostólica, y que han de ser aprobadas por la Sede
Apostólica; 2.º determinar las ofendas que han d hacerse con ocasión de la administración
de los sacramentos y sacramentales.»
El canon está hablando de “ofrenda” y no de “precio”, puesto que no se trata de
compra-venta, sino de ayuda a la Iglesia en las necesidades (c. 222 §1). Corresponde a los
Obispos reunidos en la Provincia Eclesiástica fijar las ofrendas que han de hacerse con
ocasión de la celebración de los sacramentos y sacramentales, y correspondería al Obispo
diocesano fijar la distribución de las oblaciones de los fieles, incluyendo la retribución a
los clérigos que realicen las funciones correspondientes.
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CIC 17 c. 1224: “Tienen prohibido elegir iglesia para el funeral o cementerio para su sepultura: 1.º Los
impúberes; mas en lugar del hijo o de la hija impúber, aun después de su muerte, pueden hacer dicha elección
los padres o el tutor; 2.º Los religiosos profesos de cualquier grado o dignidad, menos si son Obispos.”
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Can. 1182 - Expleta tumulatione, inscriptio 1182 Una vez terminado el entierro, se ha
in librum defunctorum fiat ad normam iuris de hacer la debida anotación en el libro de
particulares. difuntos conforme al derecho particular.
El canon 1176 disponía que los fieles tienen derecho a las exequias eclesiásticas
conforme al Derecho. Se adelantaba que los catecúmenos se equiparan a los fieles en
materia de exequias a tenor del canon que nos ocupa:
Can. 1183 - § 1. Ad exequias quod attinet, 1183 § 1. Por lo que se refiere a las
christifidelibus catechumeni accensendi exequias, los catecúmenos se equiparan a
sunt. los fieles.
incorporados a ella [la Iglesia], y que por este mismo deseo, así como también por la vida
de fe, esperanza y caridad que llevan, están unidos a la Iglesia, que los acoge ya como
suyos.» (cf. c. 206). La Iglesia presta a los catecúmenos una especial atención, y «a la vez
que los invita a llevar una vida evangélica y los inicia en la celebración de los ritos
sagrados, les concede ya algunas prerrogativas propias de los cristianos.»
Podemos entender por catecúmeno aquel que ha expresado de alguna manera haya
expresado su deseo de recibir el bautismo, ya que éste, aunque no haya entrado en la
institución del catecumenado, podría de alguna manera recibir el bautismo en peligro de
muerte.
El canon 1183 determina otras personas a las que se les puede conceder las
exequias. En primer lugar, con permiso del Ordinario del Lugar, a los niños muertos antes
de ser bautizados. El canon habla de exequias eclesiásticas, no de sufragios que no se
prohíbe realizar en ninguna parte, aunque por los que se ofrezcan no sean cristianos.
La razón estriba en la equiparación (con las distancias debidas) a los catecúmenos,
puesto que el deseo de los padres, principalmente si ya son cristianos, sustituye el de sus
hijos suponiendo además como una previa adhesión a la fe.
Can. 1183 - § 2. Ordinarius loci permittere 1183 § 2. El Ordinario del lugar puede
potest ut parvuli, quos parentes baptizare permitir que se celebren exequias ecle-
intendebant quique autem ante baptismum siásticas por aquellos niños que sus padres
mortui sunt, exequiis ecclesiasticis deseaban bautizar, pero murieron antes de
donentur. recibir el bautismo.
En tercer lugar, puede permitirse, según juicio prudente del Ordinario del lugar, las
exequias eclesiásticas a los bautizados que estaban adscritos a una Iglesia o comunidad no
católica, con tal que no conste la voluntad contraria de los mismos, y no puedan ser hechas
por un ministro propio.
Can. 1183 - § 3. Baptizatis alicui Ecclesiae 1183 § 3. Según el juicio prudente del
aut communitati ecclesiali non catholicae Ordinario del lugar, se pueden conceder
adscriptis, exequiae ecclesiasticae concedi exequias eclesiásticas a los bautizados que
possunt de prudenti Ordinarii loci iudicio, estaban adscritos a una Iglesia o comu-
nisi constet de contraria eorum voluntate et nidad eclesial no católica, con tal de que
dummodo minister proprius haberi no conste la voluntad contraria de éstos, y
nequeat. no pueda hacerlas su ministro propio.
El canon 1184 determina las personas que quedarían excluidas de las exequias
eclesiásticas, salvo que antes de la muerte den algún signo de arrepentimiento. Esta norma
siendo restrictiva de derechos debe ser interpretada estrictamente (c. 18).
Can. 1184 - § 1. Exequiis ecclesiasticis 1184 § 1. Se han de negar las exequias
privandi sunt, nisi ante mortem aliqua eclesiásticas, a no ser que antes de la
dederint paenitentiae signa: muerte hubieran dado alguna señal de
1° notorie apostatae, haeretici et schis- arrepentimiento:
matici; 1 a los notoriamente apóstatas, herejes o
2° qui proprii corporis cremationem ele- cismáticos;
gerint ob rationes fidei christianae 2 a los que pidieron la cremación de su
adversas; cadáver por razones contrarias a la
3° alii peccatores manifesti, quibus exe- fe cristiana;
quiae ecclesiasticae non sine 3 a los demás pecadores manifiestos, a
publico fidelium scandalo concedi quienes no pueden concederse las
possunt. exequias eclesiásticas sin
escándalo público de los fieles.
§ 2. En el caso de que surja alguna duda,
hay que consultar al Ordinario del lugar y
§ 2. Occurrente aliquo dubio, consulatur atenerse a sus disposiciones.
loci Ordinarius, cuius iudicio standum est.
Dei fovendam, Ecclesia peculiari et filiali santificación del pueblo de Dios, la Iglesia
christifidelium venerationi commendat recomienda a la peculiar y filial veneración
Beatam Mariam semper Virginem, Dei de los fieles la Bienaventurada siempre
Matrem, quam Christus hominum omnium Virgen María, Madre de Dios, a quien
Matrem constituit, atque verum et authen- Cristo constituyó Madre de todos los hom-
ticum promovet cultum aliorum Sancto- bres; asimismo promueve el culto verda-
rum, quorum quidem exemplo christifi- dero y auténtico de los demás Santos, con
deles aedificantur et intercessione susten- cuyo ejemplo se edifican los fieles y con
tantur. cuya intercesión son protegidos.
Can. 1187 - Cultu publico eos tantum Dei 1187 Sólo es lícito venerar con culto
servos venerari licet, qui auctoritate público a aquellos siervos de Dios que
Ecclesiae in album Sanctorum vel Bea- hayan sido incluidos por la autoridad de la
torum relati sint. Iglesia en el catálogo de los Santos o de los
Beatos.
Can. 1188 - Firma maneat praxis in 1188 Debe conservarse firmemente el uso
ecclesiis sacras imagines fidelium vene- de exponer a la veneración de los fieles
rationi proponendi; attamen moderato nu- imágenes sagradas en las iglesias; pero ha
mero et congruo ordine exponantur, ne po- de hacerse en número moderado y guar-
puli christiani admiratio excitetur, neve de- dando el orden debido, para que no provo-
votioni minus rectae ansa praebeatur. quen extrañeza en el pueblo cristiano ni
den lugar a una devoción desviada
Can. 1189 - Imagines pretiosae, idest 1189 Cuando hayan de ser reparadas
vetustate, arte, aut cultu praestantes, in imágenes expuestas a la veneración de los
ecclesiis vel oratoriis fidelium venerationi fieles en iglesias u oratorios, que son pre-
expositae, si quando reparatione indigeant, ciosas por su antigüedad, por su valor ar-
numquam restaurentur sine data scripto tístico o por el culto que se les tributa, nun-
licentia ab Ordinario; qui, antequam eam ca se procederá a su restauración sin licen-
concedat, peritos consulat. cia del Ordinario dada por escrito; y éste,
antes de concederla, debe consultar a
personas expertas.
Can. 1190 - § 1. Sacras reliquias vendere 1190 § 1. Está terminantemente prohi-
nefas est. bido vender reliquias sagradas.
§ 2. Insignes reliquiae itemque aliae, quae § 2. Las reliquias insignes así como
magna populi veneratione honorantur, aquellas otras que gozan de gran vene-
nequeunt quoquo modo valide alienari ración del pueblo no pueden en modo
neque perpetuo transferri sine Apostolicae alguno enajenarse válidamente o trasla-
Sedis licentia. darse a perpetuidad sin licencia de la Sede
Apostólica.
§ 3. Praescriptum § 2 valet etiam pro § 3. Lo prescrito en el § 2 vale también
imaginibus, quae in aliqua ecclesia magna para aquellas imágenes que, en una iglesia,
populi veneratione honorantur. gozan de gran veneración por parte del
pueblo.
El §1 se refiere a toda venta de reliquias, sea quien fuere su dueño, es decir, sean o
no sean bienes eclesiásticos por estar en propiedad de persona privada. «Nefas est» es una
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expresión que va mas allá de la prohibición, significa que tal praxis no solo es negativa,
sino que además implica un mal, algo que es verdaderamente pernicioso. Esta es la
expresión que se utiliza para referirse a la venta de reliquias.
Estaría excluido la compra de reliquias, que habiendo caído en manos de
comerciantes no religiosos, cuando este es el único medio de poderlas hacer volver a la
veneración de los fieles.
Se da por descontado que las reliquias son auténticas, evitando las falsedades y
errores que se han podido dar en la historia por una excesiva piedad desbordada. En el
Código se evita toda la normativa respecto a su autenticidad (CIC 17 cc. 1281-1289), por
considerarlo normatíva litúrgica, más que canónica.
Los §§ 2 y 3 se dirigen más directamente a las reliquias e imágenes de santos que
son considerados bienes eclesiásticos. Se prohíbe la enajenación o el traslado a perpetuidad
de las reliquias insignes o de las imágenes que gozan de gran veneración entre el pueblo,
sin la licencia de la Santa Sede.
Sin que el Código especifique lo que significa reliquia insigne, puede servirnos la
definición que se daba en el CIC 17 c. 1281 §2.
5.- El voto
El Código sitúa el voto y juramento dentro de los actos de culto porque estos actos
conservan su radical carácter de manifestaciones de la virtud de la religión, ya que de esta
virtud surge la obligación moral de cumplir lo que se ha prometido o jurado.
Durante la revisión del segundo Schema canonum, algunos consultores expresaron
la opinión de que la sección «De cultu divino» no era la adecuada para el voto y juramento
solicitando su cambio.
Parece que la mayor parte de los consultores rechazaron la propuesta al considerar
que estos actos han sido considerados siempre como actos de la virtud de la religión, 9 por
tanto, pertenecientes a la virtud moral que inclina al hombre a dar a Dios el culto debido.
La virtud de la religión se articula en actos internos (devoción, oración y
adoración),10 y externos. Los externos consisten en donando a Dios ciertas cosas (como
9
Cf. Communicationes 12 (1980) 374-375.
10
La devoción es una cierta voluntad de dedicarse con prontitud a aquello que mira al servicio de Dios. La
Oración es el acto por el que la criatura humana muestra su reverencia a Dios, se somete a su voluntad, y le
presenta sus necesidades al que es autor de todo bien. La adoración consiste en ofrecer su cuerpo para
venerar a Dios.
27
Can. 1191 - § 1. Votum, idest promissio 1191 § 1. El voto, es decir, la promesa
deliberata ac libera Deo facta de bono deliberada y libre hecha a Dios de un bien
possibili et meliore, ex virtute religionis posible y mejor, debe cumplirse por la
impleri debet. virtud de la religión.
§ 2. Nisi iure prohibeantur, omnes § 2. A no ser que se lo prohíba el
congruenti rationis usu pollentes, sunt voti derecho, todos los que gozan del
capaces. conveniente uso de razón son capaces de
11
La invocación es utilizar el nombre de Dios para rezarle y alabarle. El conjuro es utilizar el nombre de Dios
para inducir a otros para que hagan alguna cosa.
28
emitir un voto.
12
Cuando se afirma que se hace un voto a un santo concreto, en realidad se está haciendo un voto a Dios en
honor de un determinado santo, bien porque el santo concreto nos estimula a hacer un voto a Dios, bien
porque se promete cualquier cosa a Dios para obtener la glorificación de un santo, o bien porque haciendo los
votos a Dios invocamos la protección, intercesión y ejemplo de un determinado santo para que nos ayude a
mantenernos fieles en el cumplimiento del voto hecho a Dios.
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que es absolutamente necesario o algo imposible. Pero además el objeto del voto es algo
voluntario y mejor de lo que es necesario para salvarse.
Can. 1191 - § 2. Nisi iure prohibeantur, 1191 § 1. § 2. A no ser que se lo prohíba
omnes congruenti rationis usu pollentes, el derecho, todos los que gozan del
sunt voti capaces. conveniente uso de razón son capaces de
emitir un voto.
Can. 1191 - § 3. Votum metu gravi et 1191 § 3. Es nulo ipso iure el voto hecho
iniusto vel dolo emissum ipso iure nullum por miedo grave e injusto, o por dolo.
est.
El canon 125 determina que se tiene como no realizado el acto que una persona
ejecuta con violencia externa a la que de ningún modo ha podido resistir. Sin embargo el
miedo grave injustamente infundido, o el dolo es válido, siempre que el Derecho no
30
determine otra cosa. El Derecho, en el caso de los votos, determina la nulidad del acto
realizado por miedo grave injustamente infundido o dolo, porque faltaría la necesaria
libertad para emitir el voto. En el primer caso porque la violencia externa me hace asentir
con la cabeza, por ejemplo, cuando mi voluntad es negativa. En el segundo caso, porque
aunque exista una violencia que inflinge un miedo moral, falta la libertad necesaria. En el
caso del dolo, porque el engaño provoca una falta de deliberación sobre todas las
circunstancias que rodean el acto, lo que influye en la falta de libertad de elección.
Así pues, un voto emitido por violencia física externa a la que no se ha podido
resistir una persona, sería invalido en virtud del canon 125 §1. Sin embargo, un voto
emitido por un miedo moral que surge de una violencia grave injustamente infundida, o
por engaño sería nulo en virtud del canon que nos ocupa.
El miedo o temor debe ser grave, provocado desde el exterior, e injusto. El miedo
grave es el que es capaz de influenciar en una persona que no sea pusilánime, pero que
tampoco esté dotada de una excepcional fortaleza de ánimo. Tal persona no es un hombre-
tipo concebido idealmente para medir la gravedad del temor, sino a la persona concreta que
lo padece, teniendo en cuenta todas sus circunstancias. El injusto es el que está provocado
por una acción violenta y grave.
El miedo leve puede ser relevante en el fuero interno y puede pedirse la dispensa
del voto emitido en esas condiciones.
Tanto el dolo como el miedo deben ser causa del voto para que este resulte nulo.
Esto supone una novedad con respecto al CIC 17 donde el dolo no se contemplaba en el
canon 1307 como causa de nulidad.
Can. 1192 - § 1. Votum est publicum, si 1192 § 1. El voto es público, si lo recibe
nomine Ecclesiae a legitimo Superiore el Superior legítimo en nombre de la
acceptetur; secus privatim. Iglesia; en caso contrario es privado.
§ 2. Sollemne, si ab Ecclesia uti tale fuerit § 2. Es solemne, si la Iglesia lo reconoce
agnitum; secus simplex. como tal; en caso contrario es simple.
§ 3. Personale, quo actio voventis § 3. Es personal, cuando se promete una
promittitur; reale, quo promittitur res acción por parte de quien lo emite; real,
aliqua; mixtum, quod personalis et realis cuando se promete alguna cosa; mixto, el
naturam participat. que participa de la naturaleza del voto
personal y del real.
31
13
Cf. Communicationes 12 (1980) 375.
32
Can. 1193 - Votum non obligat, ratione sui, 1193 De por sí, el voto obliga solamente a
nisi emittentem. quien lo ha emitido.
En el CIC 17 c. 1310 se afirmaba: «§1. El voto, por razón de él, no obliga sino al
que lo emite. §2. La Obligación del voto real pasa a los herederos, e igualmente la del voto
mixto en lo que tiene de real.»
Así pues, el voto que implicaba una promesa de una cosa de forma absoluta o
mixta, se convertía en obligación para los herederos en caso de muerte del que había
emitido el voto.
El segundo parágrafo ha sido eliminado en el CIC actual, por lo que el voto obliga
en razón de la religión, sólo al que lo ha emitido. Pero cuando en el voto real la promesa
votiva (de religión) va acompañada de una promesa de justicia hecha a otra persona física
o jurídica, de trasferirle el bien que constituye el objeto del voto o de su ejecución, la
obligación es también de justicia.
Can. 1194 - Cessat votum lapsu temporis 1194 Cesa el voto por transcurrir el
ad finiendam obligationem appositi, tiempo prefijado para cumplir la
mutatione substantiali materiae promissae, obligación, por cambio sustancial de la
deficiente condicione a qua votum pendet materia objeto de la promesa, por no
aut eiusdem causa finali, dispensatione, verificarse la condición de la que depende
commutatione. el voto o por venir a faltar su causa final,
por dispensa y por conmutación.
Can. 1195 - Qui potestatem in voti 1195 Quien tiene potestad sobre la materia
materiam habet, potest voti obligationem del voto, puede suspender la obligación de
tamdiu suspendere, quamdiu voti éste durante el tiempo en el que su
adimpletio sibi praeiudicium afferat. cumplimiento le cause un perjuicio.
14
CIC 17 c. 1312: “§1. El que legítimamente ejerce potestad dominativa sobre la voluntad del que ha hecho
votos, puede válidamente y, con justa causa, lícitamente también anulárselos, de forma que en ningún caso
reviva después la obligación. §2. El que tiene potestad no sobre la voluntad del que hace el voto, sino sobre la
materia de éste, puede suspender su obligación por todo el tiempo que la observancia del voto pudiera
causarle perjuicio.”
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5.6.2.2.- La dispensa
Can. 1196 - Praeter Romanum Pontificem, 1196 Además del Romano Pontífice,
vota privata possunt iusta de causa pueden dispensar, con justa causa, de los
dispensare, dummodo dispensatio ne laedat votos privados, con tal de que la dispensa
ius aliis quaesitum: no lesione un derecho adquirido por otros:
1° loci Ordinarius et parochus, quod attinet 1 el Ordinario del lugar y el párroco,
ad omnes ipsorum subditos atque etiam respecto a todos sus súbditos y también a
peregrinos; los transeúntes;
2° Superior instituti religiosi aut societatis 2 el Superior de un instituto religioso o de
vitae apostolicae, si sint clericalia iuris una sociedad de vida apostólica, siempre
pontificii, quod attinet ad sodales, novitios que sean clericales y de derecho pontificio,
atque personas, quae diu noctuque in domo por lo que se refiere a los miembros,
instituti aut societatis degunt; novicios y personas que viven día y noche
3° ii quibus ab Apostolica Sede vel ab en una casa del instituto o de la sociedad;
Ordinario loci delegata fuerit dispensandi 3 aquellos a quienes la Sede Apostólica o
potestas. el Ordinario del lugar hubiesen delegado la
potestad de dispensar.
Los votos privados pueden ser dispensados con causa justa por:
1.- El Romano Pontífice.
2.- El Ordinario del Lugar y el Párroco: para los propios súbditos o los transeúntes
en su territorio.
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Can. 1197 - Opus voto privato promissum 1197 Quien emitió un voto privado, puede
potest in maius vel in aequale bonum ab conmutar la obra prometida por otra mejor
ipso vovente commutari; in minus vero o igualmente buena; y puede conmutarla
bonum, ab illo cui potestas est dispensandi por un bien inferior aquel que tiene
ad normam can. 1196. potestad de dispensar a tenor del c. 1196.
Conmutación de los votos significa sustituir una obligación por otra, sin sustituir el
voto sino la obra o cosa a la que me he vinculado con el voto.
La conmutación se puede realizar por una obre mejor o igual a la que se había
comprometido el que había hecho el voto. Si fuese una conmutación por una obra menor
significaría una cierta dispensa, por ello la explicitación del canon sobre la autoridad
competente para conmutar a una obligación menor. Sin embargo, la conmutación por una
obra igual o mayor la puede hacer el mismo que emitió el voto.
Suspensión ipso iure de los votos privados emitidos antes de la profesión religiosa.
Can. 1198 - Vota ante professionem 1198 Los votos emitidos antes de la
religiosam emissa suspenduntur, donec profesión religiosa quedan suspendidos
vovens in instituto religioso permanserit. mientras el que los emitió permanezca en
el instituto religioso.
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6.- El Juramento
6.1.- Noción
Can. 1200 - § 1. Qui libere iurat se aliquid 1200 §1. Quien jura libremente que hará
facturum, peculiari religionis obligatione algo adquiere una peculiar obligación de
tenetur implendi, quod iureiurando religión de cumplir aquello que corroboró
firmaverit. con juramento.
§ 2. Iusiurandum dolo, vi aut metu gravi § 2. El juramento arrancado por dolo,
extortum, ipso iure nullum est. violencia o miedo grave es nulo ipso iure.
con el voto es directamente entre el hombre y Dios, mientras que en el juramento Dios es
testigo o garante (no parte) de lo que se jura o promete.
La obligación del que jura es personal, no puede ser asumida ni transmitida a
terceros por lo que el sucesor no está obligado a asumir el juramento del causante o de
cuius, salvo que no sea en razón de justicia. Tampoco afecta a los que no prestan su
consentimiento en el acto de juramento en el caso de un juramento hecho por una
comunidad, este no afecta por difusión a todos sus miembros, sino a los que han realizado
el acto.
El parágrafo segundo sanciona que el juramento prestado por dolo, violencia o
miedo grave es nulo por el mismo derecho. Recordamos aquí el canon 125. El juramento
como acto del hombre exige la plena libertad.
Esta disposición establece un cambio con respecto al c. 1317 §2 del CIC 17 que
establecia la validez del juramento emitido con miedo grave aunque podía ser relajado por
el superior eclesiástico. De esta manera debía ser cumplido lo jurado siempre que no fuese
en contra de la salud espiritual del individuo, pudiendo ser dispensado su cumplimiento por
la autoridad eclesiástica.
El parágrafo segundo dice que estos actos confirmados por el juramento no tienen
ninguna firmeza si redundan en un daño a los otros, o en perjuicio del bien público o de la
salvación eterna.
Can. 1203 - Qui suspendere, dispensare, 1203 Quienes tienen potestad para
commutare possunt votum, eandem potes- suspender, dispensar o conmutar un voto,
tatem eademque ratione habent circa ius- gozan de la misma potestad y por igual
iurandum promissorium; sed si iurisiurandi razón respecto al juramento promisorio;
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