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CONST. APOSTOLICA “SACRAMENTUM ORDXNIS”^


(30-XI-1947)

SOBRE LAS SAGRADAS ORDENES DEL DIAGONADO, PRESBITERADO


Y EPISCOPADO

PIO PP. XII


Para perpetua memoria

AAS 1. La Iglesia no tiene poder de crear forme al testimonio de las fuentes de


40 sacramentos o cambiar los signos sa- la divina revelación, mandó observar
5 cramentales. El Sacramento del Orden, en el signo sacramental.
instituido por Cristo Nuestro Señor, por
el cual se trasmite el poder espiritual y 2. Las discusiones y dudas que ori-
se confiere gracia para desempeñar de- ginan la solicitud a Boma. Cuanto se
bidamente los ministerios eclesiásticos, refiere al Sacramento del Orden, empe-
es uno y el mismo para toda la Iglesia: ro, de que tratamos, sucedió, que en su
así lo profesa la fe católica; pues, como administración, no obstante su unidad
Nuestro Señor Jesucristo no dio a la e identidad que jamás nadie entre los
Iglesia sino uno y el mismo gobierno católicos pudo poner en duda, en el
bajo el Príncipe de los Apóstoles, una andar de las épocas y por la diversidad
y la misma fe, uno y el mismo sacri- de los tiempos y lugares, se añadieron
ficio, no dio sino uno y el mismo teso- ritos; ésta fue, pues, la razón por qué
ro de signos eficaces de gracia, es decir los teólogos comenzaron a investigar
los Sacramentos. La Iglesia, en el trans- qué ritos de entre ellos pertenecían a
curso de los siglos, no añadió otros a la esencia en la administración de ese
los instituidos por Cristo Señor Nuestro Sacramento del Orden: y eso mismo
ni podía hacerlo, pues, como enseña se prestó, en casos individuales, a du-
el Concilio de TrentoG), los siete son das e inquietudes, y por eso, una y 6
todos los Sacramentos de la Nueva Ley otra vez se rogó encarecida y humilde-
instituidos por Nuestro Señor Jesucris- mente a la Sede Apostólica que deci-
to, y a la Iglesia no corresponde poder diera, por la Suprema Autoridad de la
alguno sobre la sustancia de los Sacra- Iglesia, qué se requería para la validez
mentos, o sea sobre aquellas cosas que en la colación de las Sagradas Orde-
el mismo Cristo, Señor Nuestro, con- nesl12!.
1
(* ) A. A. S., 40 (1948) 5-7. Versión y subtítulos son de responsabilidad de la 2? ed. En la nota [4]
reproduciremos íntegramente también el texto de la Constitución Apostólica E p is c o p a lis C o n s e c r a -
iio n is del 30-XI-1944 (P. H.).
(1) Concil. Trident. Sesión VII Can. 1 D e S a - tena con la hostia, y al obispo las insignias epis-
c r a m e n t is in g e n e r e ; Denzinger-Ruiz Bueno, “ El copales). En la Iglesia occidental, en la región
Magisterio de la Iglesia” , nr. 844. del rito galicano se introdujo desde principios
[2] P í o X I I resolverá aquí las dudas e inquie- del siglo 8? en la ordenación del sacerdote y más
tudes acerca de la materia y forma del Sacra- tarde en la consagración episcopal la u n c ió n , des-
mento de Orden, o sea, sobre la imposición de de el siglo 10” también en Roma, la cual aisladamen-
las manos, la llamada entrega de los instrumentos te se consideraba hasta el siglo 12 aun parte de la
y las palabras correspondientes consagratorias. forma esencial de la ordenación. Al fundirse los
La ordenación de diáconos, presbíteros y obis- ritos galicano y romano se introdujo también la
pos consistía desde los tiempos apostólicos esen- e n t re g a d e los in s tr u m e n t o s . Dado que ésta ex-
cialmente sólo en la im p o s ic ió n d e m a n o s ; en la presa visiblemente el contenido de la ordenación*
Iglesia oriental quedó ésta definitivamente la única la mayoría de los escolásticos la consideraban
forma de ordenar: sólo los armenios, influidos parte esencial del sacramento de Orden, lo cual
por los latinos, añadieron desde el siglo 12 la se estableció también en el Decreto por los Arme-
entrega de los instrumentos (al diácono el evan- nios del Papa Eugenio IV, decreto que en este
gelario, ai presbítero el cáliz con vino y la pa- punto no es una decisión infalible. A causa de

— 1759 —
1760 En c íc l ic a s del PP. P ío XII (1947) 186, 3-4

3. La imposición de las manos y las de los instrumentos; es más, la Iglesia


palabras correspondientes bastan y no quiso que en la misma Urbe los grie-
se requiere la entrega de los instru- gos se ordenaran según su propio rito.
mentos. Ahora bien, es sentir constante De donde se colige que ni siquiera, se-
de todos que los Sacramentos de la gún la mente del Concilio de Floren-
Nueva Ley, como signos que son sensi- cia, se requiere por voluntad del mismo
bles y eficientes de la gracia invisible, Señor Nuestro Jesucristo la entrega de
no sólo deben significar la gracia que los instrumentos para la validez y sus-
producen, sino producir la que signifi- tancia de este sacramento. Y si alguna
can. Ahora bien, los efectos que deben vez por voluntad y prescripción de la
producirse, y, por ende, significarse, Iglesia aquélla ha sido también nece-
por la sagrada orden del diaconado, saria para la validez, todos saben que
del presbiterado y del episcopado, que la Iglesia tiene poder para cambiar y
son la potestad y la gracia, en todos derogar lo que ella ha estatuido.
los ritos de la Iglesia universal de to-
dos los tiempos y regiones se ve que 4. Se declaran y decretan en forma
están suficientemente significados por general la materia y forma del Sacra-
la imposición de las manos y las pala- mento de Orden. Siendo esto así, des-
bras que la determinan. Y además, na- pués de invocar la luz divina, con
die hay que ignore que la Iglesia R o- Nuestra Suprema Autoridad Apostólica
mana tuvo siempre por válidas las y a ciencia cierta, declaramos y, en
órdenes conferidas por el rito griego cuanto preciso sea, decretamos y dis-
sin la entrega de los instrumentost3), ponemos:
de suerte que en el mismo Concilio de Que la materia única de las sagradas
Florencia (1439) en que se hizo la órdenes del diaconado, presbiterado y
unión de los griegos con la Iglesia episcopado es la imposición de las ma-
Romana, en modo alguno se impuso nos, y la forma, igualmente única, son
a los griegos que cambiaran el rito de las palabras que determinan la aplica-
la ordenación o le añadieran la entrega ción de esta materia, por las que unívo-
la introducción tardía de esta ceremonia la in- validez pero que bastaba uno solo si había dis-
mensa mayoría de los teólogos modernos no pensa del Romano Pontífice; una tercera opinión
•consideraba que la entrega de instrumentos sino que era la preferida en nuestros tiempos afirma-
que la antigua imposicin de manos con las co- ba que la consagración hecha por un solo Obispo
rrespondientes palabras constituían materia y era siempre válida pero ilícita si no intervenía
forma esenciales de la ordenación P ío X I I con- indulto apostólico dispensando de los dos asisten-
firma esta opinión y declara ahora en qué con- tes (véase Benedicto XIV, De synodo dioecesana
siste materia y forma del sacramento de Orden. lib. XIII, c 13, n. 4; Hallier, De sacris electio-
Ya a n t e s , en el a ñ o 1 9H , había resuelto otras nibus p. II, sect. V, art. 2, n. 12; Many, De sacra
dudas e incertidumbres acerca de este sacramen- Ordinatione, n. 272). La Constitución ,4É p is c o p a lis
to (Vea nota [4] págs. 1761-1762 de la presente C o n s e c r a t io n is ” dio esta sentencia como “ verda-
Constit.), respecto de los dos Obispos que asisten dera y comprobada por larga práctica” . (Vea
al Obispo consagrante. nota [4] págs. 1761-1762).
Los teólogos d is c u t ía n sobre sí los tres o b is p o s
e ra n co n s a g r a n te s a la vez, o solamente uno de [3] Según los “ Statuta Ecclesiae Antiquae”
ellos, el que antiguamente se llamaba “ Ordina- (canon 2; véase Denz.-Umb. n. 150, o Denz.-Ruiz
to r” y el Código de Derecho Canónico designa Bueno, “ El Magisterio” n. 150) y el rito gali-
con “ Consecrator” . A lg u n o s sostenían que los cano, los dos Obispos asistentes imponían el libro
tres son consagrantes, o t r o s que uno solo, y los de los E v a n g e lio s sobre la cabeza y cerviz del
•otros dos no eran sino asistentes o testigos cali- consagrado, mientras el Obispo ordenante p ro-
ficados. P. Capello calificaba esta sentencia de nunciaba la fórmula consagratoria y los demás
verdadera (véase Marlene, De Antiquis Ecclesiae Obispos tocaban su cabeza con las manos. En
ritibus I, 8, art. 10 n? 16; Capello De Sacra Orde- otras Iglesias, como lo atestigua S an I s id o r o d e
natione n. 317). La presente Constitución afirma S e v illa imponían las manos tanto el Obispo con-
que hasta ahora no había conclusión p a r a to d o s sagrante, que, además, pronunciaba la fórmula
c i e r t a y aclara que no consagra pero que los dos como los demás asistentes (S. Isidoro, De Eccle-
asistentes deben hacer la intención de consagrar siasticis Officiis, lib II, c. 5, n. 9). En Roma
y llamarse en adelante 44c o n c o n s a g r a n t e s ” . sólo el Pontífice ponía las manos sobre la cabeza
A este respecto se discutía también cu á n to s del elegido y recitaba la fórmula (Ordo Romanus
o b is p o s eran necesarios para la v a lid e z del sa- IX, n. 4; Migne P.L. 88, col. 1006). En los siglo*s
cramento. H a llie r calificó de más común en el 10 al 13 estos distintos ritos se fueron fundiendo
siglo 17 la opinión que sostenía que se necesitaban en uno, dando al fin origen al ceremonial com-
los tres para la validez del rito. (Hallier, De pleto del actual Pontifical Romano (véase Tixe-
sacris electionibus p. II, sect. V, art. 2, n. 12; ront, L ’Ordre et les ordinations, p. 124-177; Mar-
Migne, Cursus Theologicus, tomo 24, c. 947). Otra tene, De Antiquis Ecclesiae ritibus, lib. I, c. 8,
opinión decía que los tres se requerían para la art. 11) (Martínez).
186, 5 Go n s t it . A p o s t . “ Sa c r a me n t u m Or d in is ” 1761

camente se significan los efectos sacra- En la ordenación prebisteral, la ma-


mentales — es decir, la potestad de teria es la primera imposición de las
orden y la gracia del Espíritu Santo— manos del obispo que se hace en silen-
y que por la Iglesia son recibidas y cio, pero no la continuación de la mis-
usadas como tales. ma imposición por medio de la exten-
De aquí sigue que declaremos, co - sión de la mano derecha, ni la última a
mo, para cerrar el camino a toda con- que se añaden las palabras: “ Recibe el
troversia y ansiedad de conciencia, con Espíritu Santo: a quien perdonares los
Nuestra Autoridad Apostólica, realmen- pecados, e tc” . La Forma consta de las
te, declaramos, y si alguna vez legí- palabras del Prefacio de las que son
timamente se hubiere dispuesto otra esenciales y, por tanto, requeridas para
cosa, estatuimos que, por lo menos en la validez, las siguientes: “ Da, te roga-
adelante, la entrega de los instrumentos mos, Padre omnipotente, a este siervo
no es necesaria para la validez de las tugo la dignidad del Presbiterado; re-
sagradas órdenes. nueva en sus entrañas el espíritu de
santidad para que alcance, recibido de
5. Se determina individualmente ma-tí, oh Dios, el cargo de segundo mérito
teria y forma del diaconado, presbite- y muestre con el ejemplo de su con
rado y episcopado. Cuanto a la mate- duda la severidad de las costumbres” .
ria y forma en la colación de cada una Finalmente, en la ordenación o con-
de las órdenes, por Nuestra misma Su-
sagración episcopal, la materia es la
prema Autoridad Apostólica decreta-
imposición de las manos que se hace
mos y constituimos lo que sigue:
por el Obispo consagrante. La forma
En la ordenación diaconal, la materia
es la imposición de las manos del obis- consiste en las palabras del Prefacio de
po que en el rito de esta ordenación las que son esenciales y, por tanto, re-
sólo ocurre una sola vez. La forma queridas para la validez, las siguientes:
7 consta de las palabras del Prefacio de “ Completa en tu Sacerdote la suma de
las que son esenciales y, por tanto, tu ministerio y, provisto de los orna-
requeridas para la validez las siguien- mentos de toda glorificación; santifí-
tes: “ Envía sobre él, te rogamos, Señor, calo con el rocío del ungüento celeste” .
al Espíritu Santo por el que sea robus- Todo esto se lleva a cabo com o lo orde-
tecido con el don de tu gracia septi- náramos en Nuestra Constitución Apos-
forme para cumplir fielmente la obra tólica “ Episcopalis Consecrationis” ^ ,
de tu ministerio” . del 30 de Noviembre de 1944.
[4] La Constitución Apostólica “ E p is casunto
o p a lis averiguado, y esto tanto más cuanto que
C o n s e c r a t io n is ” , del 30 de Noviembre de 1944, de las rúbricas del “ P o n t i f i c a l R o m a n o ” donde ha-
que aquí se hace mención y que trata sobre los blan de las preces que deben rezarse, insinúan,
AAS dos obispos que asisten a la sonsagración episco- por el número singular que emplean, a menudo
pal (AAS. 37 [1945J 131-132) tiene el siguiente un solo consagrante y no consta manifiestamente
37 tenor: que la prescripción de la rúbrica que se lee al
1. L a s d u d a s r e s p e c t o d e los d o s o b is p o s a sis -
principio ante el Examen del Electo —o sea, que
131 le n te s. No cabe duda alguna y está comprobado los Obispos asistentes deben decir en voz baja lo
por una larga práctica que el ministro de ia que diga el Obispo consagrante— pertenezca al
consagración episcopal es el Obispo, el cual con rito íntegro de toda la consagración.
las debidas intenciones mentales ejecute las esen- 2. D ife r e n te s r it o s en qu e u n os p r o n u n c ia n y
ciales ceremonias. Sin embargo, desde los pri- o t r o s n o , cie r t a s p r e c e s . De allí sucedió que en
meros tiempos de la Iglesia asistieron varios algunas partes los Obispos asistentes, ajustándose
Obispos a esa consagración y en nuestra época a las palabras del “ P o n t i f i c a l R o m a n o ” , una vez
también está prescrito por la autoridad del pronunciadas las palabras: “ R e c ib e e l E s p ír it u
“ P o n t i f i c a l R o m a n o ” que deben asistir a la con- S a n to ” , al tocar con el Consagrante la cabeza
sagración otros dos obispos, aunque en especia- del Electo, no pronunciaran lo que sigue; en otra
les circunstancias se concede la dispensa de esta parte, empero, como en Roma, recitaran no sólo
antigua institución cuando otros asistentes no es- aquellas palabras sino en voz baja también la
tán a disposición [El Canon 954 del Cod. Der. oración “ P r o p i t ia r e ” con el siguiente prefacio- 132
Cap., a no existir dispensa apostólica, prescribe y aun todas y cada una de las palabras que desde
dos obispos asistentes, práctica antiquísima man- el principio hasta el fin del rito sagrado reza o
dada en los cánones de los primeros Concilios de canta el Consagrante.
la Iglesia, de donde pasó a las antiguas coleccio-
nes de Derecho Canónico y más tarde a los libros 3. R e s o lu c ió n d e o r d e n a r las d ife r e n c ia s . Pon-
litúrgicos]. Pero si los Obispos asistentes son derado diligentemente todo esto, movido por el
cooperadores y consagrantes o sólo testigos de propósito de ayudar en su oficio y ministerio a
la consagración, no constituye para todos un los Obispos asistentes a la consagración del

Encíclicas Pontificias 56
1762 En c íc l ic a s del PP. P í o XII (1947) 186. 6

6. Ultimas disposiciones, observan- Las disposiciones de esta Nuestra


cia de las ceremonias, retroactividad Constitución no tienen fuerza retro-
y declaración de vigencia. Y para que activa; si alguna duda surgiere ha de
no se dé lugar a dudas, mandamos que presentarse a esta Sede Apostólica.
en la colación de cualquier orden, se Lo anterior lo proclamamos, lo de-
haga la imposición de las manos to- claramos, y decretamos, sin que nada,
cando físicamente la cabeza del orde- aun lo que fuere digno de especial
nado, si bien el contacto moral basta mención, obste en contrario, queremos,
para conferir válidamente el sacra-
pues, y mandamos que esto mismo de
mento.
algún modo se destaque en el “ Pontifi-
Finalmente, lo que sobre la materia
cal Romano” . A nadie es lícito violar
y forma declaramos y estatuimos de
esta Nuestra Constitución o temeraria-
ningún modo debe entenderse en el
mente obrar en contra de ella.
sentido de que los demás ritos ordena-
dos por el Pontifical Romano puedan Dado en Roma, cabe San Pedro, día
un tanto descuidarse u omitirse. Por 30 de Noviembre, en la fiesta de San
el contrario mandamos que todas las Andrés Apóstol, del año 1947, noveno
prescripciones del mismo Pontifical Tío- de Nuestro Pontificado.
mano se observen y se lleven a cabo
concienzudamente. PIO PAPA XIL

Electo al episcopado, y para que tanto en esta voz baja todo lo que el consagrante lee, excep-
Urbe como en todas partes del mundo se observe ción hecha sin embargo, de las oraciones pres-
en este punto siempre el mismo modo de proce- criptas para la bendición de los ornamentos pon-
der, Nos, con la plenitud de la potestad apos- tificales que en la misma ceremonia de la con-
tólica, declaramos, decretamos y estatuimos lo sagración se han de imponer.
que sigue: 5. E l d e c r e t o . Todo lo que en estas Letras de-
4. S e d e c la r a n o b lig a t o r ia s la c o n s a g r a c ió n y claramos, decretamos y estatuimos, mandamos
las o r a c io n e s . Aunque para la validez de la con- que por Nuestra autoridad quede vigente y firme
sagración episcopal no se requiere sino un solo sin que obste nada en contrario, aunque sea digno
Obispo y ése es suficiente con tal que lleve a cabo de especial mención, y luego queremos y decre-
los esenciales ritos, sin embargo, los dos obis- tamos que según estas prescripciones se reforme
pos que, según disposiciones antiguas y las pres- oportunamente el “ P o n t i f i c a l R o m a n o ” .
cripciones del “ P o n t i f i c a l R o m a n o ” asisten a la A nadie, empero, es lícito quebrantar o contra-
Consagración, deben, ahora vueltos consagrantes venir esta página de Nuestra declaración, decre-
y llamados en adelante conconsagrantes, no sólo to, disposición y voluntad; mas si alguien teme-
tocar, con el mismo Consagrante, con ambas ma- rariamente presumiera atentar contra ella, sepa
nos la cabeza del Electo, diciendo: “ R e c ib e el que se contrae la indignación de Dios omnipo-
E s p ír it u S a n t o ” , sino hecha en tiempo oportuno tente y de los Beatos apóstoles Pedro y Pablo.
la intención de conferir la consagración episcopal, Dado en Roma, cabe San Pedro, en el año 1944,
junto con el Obispo consagrante, rezar también el 30 de Noviembre, en la festividad de San An-
el “ P r o p i t ia r e ” y todo el siguiente Prefacio, e drés apóstol, año sexto de Nuestro Pontificado.
igualmente, durante toda la ceremonia, recitar en PIO PAPA XII.

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