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LIBRO IV: DE LA FUNCIÓN DE SANTIFICAR DE LA IGLESIA

I.- CUESTIONES GENERALES


 Denominado de “derecho sacramental” o también de “derecho de los sacramentos”.
 Sobre los principales y más aptos medios de culto y de santificación en la iglesia: los
sacramentos.
 Su fundamento teológico en este campo, inclusive si se trata del Derecho canónico.

1.- Concepto de Derecho Canónico.

Es un complejo de normas y relaciones divinas y humanas con bases sacramentales, y cuyo


fin es la salvación de las almas, fin esencial y supremo de la Iglesia.
 El derecho divino.
 El derecho eclesiástico.

Características:
­- finalidad: la salvación de las almas.
- universalidad: se aplica a la humanidad toda. Sin embargo: “los cánones de este
código son sólo para la Iglesia Latina (can. 1).
- plenitud: plenitud en su propio orden, no reconociendo otro orden superior. Es
soberano, independiente y autónomo con relación a otros ordenamientos. El poder
jurídico canónico es originario y no derivado.
• No hay ninguna materia que no esté regulada por el Derecho Canónico. Las lagunas
que puedan llegar a existir son solucionadas por los cann. 17 y 19:
canon 17: “las leyes eclesiásticas deben entenderse según el significado propio de las
palabras, considerado en el texto y en el contexto; si resulta dudoso, se ha de recurrir a
los lugares paralelos, cuando los haya, a fin y circunstancias de la ley y a la intención del
legislador”.
canon 19: cuando sobre una materia determinada no existe una prescripción expresa de
la ley universal o particular o de una costumbre, la causa, salvo que sea penal, se ha de
decidir atendiendo a las leyes dadas para los casos semejantes, a los principios generales
del derecho aplicados con equidad canónica, a la jurisprudencia y práctica de la Curia
Romana, y a la opinión común y constante de los doctores”.
- elasticidad: las normas de origen divino son inmutables (nunca cambian); las demás
(no divinas) pueden cambiar.
Hay 3 formas de esta elasticidad:
1. El precepto: can. 49 dispone que “el precepto singular es un decreto por el que directa y
legítimamente se impone a una persona o personas determinadas la obligación de hacer
u omitir algo, sobre todo para urgir la observancia de la ley”.
2. El privilegio: can. 76: “el privilegio, es decir, la gracia otorgada por acto peculiar a favor
de determinadas personas, tanto físicas como jurídicas, puede ser concedido por el
legislador y también por la autoridad ejecutiva a la que el legislador haya otorgado esa
potestad…”.
3. La dispensa: can. 85 “la dispensa o relajación de una ley meramente eclesiástica en un
caso particular puede ser concedida dentro de los límites de su competencia, por
quienes tienen potestad ejecutiva, así como por aquellos a los que compete explícita o
implícitamente la potestad de dispensar, sea por propio derecho sea por legítima
delegación”.
2.- Derecho Sacramental
Al derecho sacramental le corresponde en la Iglesia un examen no del contenido de los
libros litúrgicos, ritos, etc.; sino de las normas existentes en el Código, cuyos límites, por lo
demás, no siempre son precisos.
Así, en el Código encontramos:
- Las obligaciones jurídicas y competencias relacionadas con la administración de los sacramentos
(ej. las competencias del Obispo, del párroco, de los fieles, etc.);
- Las cuestiones jurídicas relacionadas con la obligación y derecho de recibir los sacramentos (ej.,
del bautismo, la obligación anual de la comunión pascual, etc.);
- Las normas positivas que rigen la validez y la licitud al administrar o al recibir los sacramentos
(impedimentos, irregularidades, etc.);
- Los efectos jurídicos (derechos y obligaciones) derivados de la confección o de la recepción de un
sacramento (y no sólo los aspectos teológicos o espirituales relacionados con ellos);
- Las cuestiones (filosóficas y teológicas) relacionadas con los sacramentos, pero que, por ser de
institución por Cristo, pertenecen al derecho canónico (ej., la elevación del matrimonio natural a
sacramento, las condiciones para la validez de los sacramentos, etc.).
La exégesis de la norma
Es necesario conocer la norma en su literalidad, pero también en su fuerza obligante, su
verdadera explicación.
Las leyes son connaturales a la vida de la sociedad, y al haber sido instituidos por
Jesucristo mismo, los sacramentos tienen que ver con el origen y constituyen la Iglesia.
El Derecho Sacramental es fundamental en orden a alcanzar su complejidad, porque las
demás partes del Código tienen que ver con los sacramentos, en su naturaleza y en sus
efectos.
Método práctico de la aplicación del derecho
Para lograr el conocimiento pleno de los sacramentos, es necesario también observar de
qué manera en la vida práctica de la comunidad eclesial se realiza el derecho.
Cuando se observa el Derecho canónico, se encuentra que su finalidad es propia, no
solamente en sus elementos “normativos, reglamentarios de una comunidad eclesial”. En
el Derecho canónico se trata de “bienes” del todo particulares, sobrenaturales, finalizados
en la “salus animarum”.
Los sacramentos, campo interpretativo y legislativo de la ley.

Algunos aspectos de jurisprudencia sacramental:


 La Iglesia se constituye por los sacramentos. El efecto de cada uno de ellos es en este
sentido jurídico, comenzando por el bautismo.
 La Iglesia conserva los sacramentos. Son parte del depósito de la Revelación.
 La Iglesia puede perfeccionar los sacramentos:
 En algunos, ella ha determinado los elementos esenciales, sus signos, su celebración, etc.
 Determina en su Magisterio los elementos necesarios para la validez. Distinguir si es exigida
por la misma naturaleza del sacramento (de orden divino o eclesial).
 Determina en su Magisterio los elementos necesarios para la licitud de los mismos, qué
condiciones tiene que tener el que recibe o el que administra el sacramento; etc.),
 Señala los ritos accesorios.
 Dispone a los fieles las condiciones para recibir los sacramentos.
II INTRODUCCION DEL LIBRO IV: LA SAGRADA LITURGIA (Cann.
834–839)
El Libro IV del CIC comienza con unos cann. introductorios, que se aplican por igual
a todos los sacramentos.
Se tratarán en tres partes (De los Sacramentos) (De los demás actos del culto
divino), (De los lugares y tiempos sagrados),
A continuación de ello se desarrolla en Títulos y Capítulos sucesivos de los siete
sacramentos.

El libro IV del código, tiene como título: “LA FUNCIÓN DE SANTIFICAR DE LA


IGLESIA”, está dedicado a la función más importante y más sagrada de la iglesia: la
santificación de las almas, que constituye la razón y el fin de cada una de sus
actividades, como es la razón y el fin de la misión de Cristo: “Munus sanctificandi”
LA SAGRADA LITURGIA (cann. 834 – 839)
Los cann. 834 – 839 tienen un carácter introductor: anuncian los principios
fundamentales del derecho litúrgico. Son principios jurídicos, pero al mismo tiempo,
eminentemente teológicos.
Esquema
1.- El medio principal de la obra santificadora de la iglesia
2.- Los Ministros de la santificación
3.- Estudio en profundidad del culto litúrgico
4.- La disciplina de la sagrada liturgia
5.- Otros medios de santificación.
6.- Otras normativas
1.- EL MEDIO PRINCIPAL DE LA OBRA SANTIFICADORA DE LA IGLESIA
1) Valor y esencia de la Sagrada Liturgia. Can. 834, 1 determina el valor y la esencia de la
sagrada liturgia. La iglesia cumple en modo particular su función santificadora mediante la
sagrada liturgia. Sin duda, “la sagrada liturgia no abarca toda la acción de la iglesia… sin
embargo, constituye la culminación hacia la que tiende esta acción, la fuente de la que
emana su virtud” (S.C. nn 9,1; 10,1). Esta “es la primera e indispensable fuente, de la cual los
fieles pueden aprovechar el genuino espíritu cristiano” (S.C. 14,2)
2) El culto litúrgico. Can. 834,2: ha definido el concepto de culto litúrgico, metiendo de
relieve las 3 condiciones requeridas tradicionalmente.
El culto litúrgico, llamado también público, es aquello que se rinde a Dios:
- En nombre de la Iglesia
- De las personas legítimamente delegados a esta función.
- Mediante actos aprobados por la autoridad de la misma Iglesia.
Todo otro culto se considera no litúrgico, aunque aprobado y regulado por la iglesia y hecho
en público, comunitariamente.
2.- LOS MINISTROS DE LA SANTIFICACIÓN
La santificación es obra de todo el pueblo de Dios. La participación es diferenciada en razón a
las funciones de cada uno en la iglesia.
Can. 835,1: La santificación es obra sobre todo de los obispos, en virtud de la plenitud del
sacerdocio, son los principales dispensadores, los moderadores, los promotores, y los
custodios de toda la vida litúrgica en la iglesia.
Can. 835,2: Los presbíteros, participan del mismo sacerdocio de Cristo, en virtud del
sacramento del Orden, son los ministros sagrados que “en persona de Cristo” cumplen en la
iglesia la función de enseñar, de santificar u gobernar” (can. 1008).
Can. 835,3: También los diáconos son ministros sagrados (cann. 1008 -1009).
Can. 835,4: El sacerdocio común de los fieles en virtud del bautismo (can. 204,1),
participando de las celebraciones litúrgicas, sobre todo la eucarística, y obrando en el propio
campo específico, mediante la animación cristiana de la realidad temporal (can 225,2)
Una parte especial es reservada a los padres, a través de la vida conyugal vivida con espíritu
cristiano, y la obra directa de la educación de los hijos (can. 226,2; 793,1; 1136).
3.- DEL CULTO LITURGICO
1) Culto y fe. Can. 836: Sobre las relaciones entre fe y culto, y en particular entre fe y
sacramentos (can. 848,2) El culto cristiano, en el cual se ejerce el sacerdocio común de los
fieles, es obra - afirma el can. – que procede de la fe y en ella se funda. Es por tanto deber de
los ministros sagrados (Obispos, presbíteros y diáconos) reafirmar tal fe, sobre todo con el
ministerio de la Palabra, mediante el cual la fe nace y se alimenta.
Diferencia del sacerdocio común de los fieles, del sacerdocio ministerial de los presbíteros,
2) Las acciones litúrgicas. Can. 837,1: “ejercicio del sacerdocio de Cristo”, presenta un
carácter esencialmente comunitario, ministerial y cristológico.
Las acciones litúrgicas, afirma el concilio y con esto el código:
- No son acciones privadas, sino celebraciones eclesial, “sacramento de unidad”.
- Pertenecen por lo tanto a la iglesia.
- Los miembros individuales comprometidos, según la diversidad de órdenes, de las
funciones y de la efectiva participación. celebradas con la participación activa de los
fieles. (Cfr. can. 899,2 . Can. 906 )
4.- LA DISCIPLINA DE LA SAGRADA LITURGIA
1) El principio
Can. 838,1: La disciplina de la sagrada liturgia está bajo en modo exclusivo a la autoridad
de la iglesia. Agrega el concilio: que ninguno fuera de la autoridad de la Sede Apostólica y
de los obispos; ni siquiera los presbíteros, pueden añadir, cortar o modificar cualquier cosa
de iniciativa propia, en la liturgia aprobada por la iglesia (cfr. can 846,1).
Las nuevas normas litúrgicas, todavía fueron concebidas con una cierta flexibilidad, que
permiten la adaptación a los fines de una mayor eficacia pastoral, Pero no significa que cada
presbítero pueda actuar con total libertad y restructurar a su gusto los sagrados ritos de la
iglesia.
Se requiere considerar a quien la iglesia le atribuye la facultad de hacer tales adaptaciones;
en segundo lugar, se debe tener cuenta de las efectivas disposiciones y ver bien a qué punto
las adaptaciones sean permitidas.
2.- Las varias competencias
Can. 838,2: Determinadas en orden jerárquico: La santa Sede, Las Conferencias
Episcopales, y los Obispos diocesanos.
1° La disciplina de la sagrada liturgia relativa a la iglesia universal es de competencia de
la Sede Apostólica. Y a esta le pertenece en particular:
- Publicar los libros litúrgicos (misales, rituales, breviarios, etc.) y aprobar las versiones en
las lenguas nacionales.
- Vigilara para que las normas litúrgicas sean observadas fielmente.
Can. 838,3:
2° La autoridad de las Conferencias Episcopales es limitada al propio territorio. Entre este
ámbito, le pertenece:
- Preparar las versiones de los libros litúrgicos, redactados por la Santa Sede, en la lengua
nacional, adaptándose convenientemente en los límites definidos en los mismos libros.
- Cuidar su publicación, previa confirmación de la misma Santa Sede.
- Can. 838,4:
- 3° En la iglesia particular, el moderador por derecho propio de la liturgia es el Obispo
diocesano, En los límites de la propia competencia y en conformidad con las
prescripciones dadas por la Santa Sede, corresponde al Obispo dictar normas en materia
litúrgica, teniendo en cuenta las particulares circunstancias y exigencias locales. A tales
normas son obligados los clérigos y fieles, comprendidos los miembros de Instituciones
exentas (cfr. Can. 1261,2 cic 17)

Es también deber de los Pastores “vigilar atentamente que en las acciones litúrgicas no
solo sean observadas las leyes para la validez y licita celebración, sino que los fieles
participen conscientemente activa y fructuosamente (S.C. n.11).
5.- OTROS MEDIOS DE SANTIFICACION

Can. 839,1: La iglesia cumple su función santificadora no solo con las acciones litúrgicas,
sino también con otros medios:
- La oración, mediante el cual suplica a Dios para que los fieles sean santificados en la
verdad.
- Las obras de penitencia y caridad, que son de gran ayuda para enraizar y fortalecer en las
almas, el Reino de Cristo y contribuyan a la salvación del mundo.

Can. 839,2: Los Ordinarios del lugar dentro de los límites de su competencia dar normas
litúrgicas, a las cuales todos están obligados.
Se debe incluir la religiosidad popular, que esté de acuerdo a la sagrada liturgia, que por
naturaleza está por encima de ellos.
6.- OTRAS NORMAS CANONICAS

Can. 2: Las leyes litúrgicas y el CIC


Can. 252,3 y 253,2: La enseñanza de la liturgia en los seminarios
Can. 392,2: La vigilancia del Obispo diocesano
Can. 528,2: La particular atención y vigilancia de los párrocos
Can. 619: La celebración de la liturgia en los Institutos religiosos
Can. 652,2: La sagrada liturgia en la formación de los novicios
Can. 760: Liturgia y ministerio de la Palabra
Can. 788,2: La sagrada liturgia en la formación de los catecúmenos
PARTE I: DE LOS SACRAMENTOS 
 
LOS SACRAMENTOS EN GENERAL (Cann. 840-848)

 1.- INTRODUCCIÓN
El CIC asume una división y estructura de los sacramentos, más adecuados a la naturaleza y
fines de la iglesia, donde los sacramentos tienen una ubicación relevante y pone en claridad
su esencia e importancia. Los sacramentos son acciones de Cristo y de la iglesia (can. 840)
expresión del oficio sacerdotal de Cristo y de su cuerpo místico, ejercicio perenne del culto
público integral ofrecido a Dios, medio primario de la función santificadora de la iglesia
(can. 834).
En esta perspectiva los sacramentos constituyen la primera parte dl Libro IV del CIC,
dedicado al “Munus Ecclesiae santificandi”.
 
 
2.- LOS SACRAMENTOS DE LA NUEVA LEY
a) Concepto y fin:
Can. 840: Determina la naturaleza, el fin y los efectos de los sacramentos, instituidos por Cristo
y confiados de Cristo a la Iglesia.
La naturaleza:
- Son acciones de Cristo y de la iglesia, toda acción litúrgica, es continuación y extensión del
oficio sacerdotal de Cristo, a través de la obra de la iglesia.
- Son signos y medios de gracia y de salvación, porque representan la gracia y realmente la
confieren a quien la recibe con las debidas disposiciones (medios eficaces)
El fin y los efectos del sacramento:
- Expresar y fortalecer la fe, la nutren, la refuerzan y la expresan; “sacramentos de la fe”
- Rinden el debido culto a Dios
- Obran la salvación del hombre
- Promueven, confirman y manifiestan la comunión eclesial: “edificar el cuerpo de Cristo”
- Es deber de los ministros como de los fieles, celebrar con diligencia y profunda veneración.
b) La exclusiva competencia de la iglesia acerca de la disciplina de los
sacramentos:
Can. 841: El can. Distingue una doble competencia:
1) A cerca de la aprobación y definición de los requisitos esenciales para la validez de los
sacramentos.
• . Esto es de carácter teológico y estrechamente relacionado con el “depositum fide”,
de los cuales los sacramentos son parte.
• Competencia por lo tanto del Romano Pontífice y del Colegio de los Obispos.

2) A cerca de la determinación de cuanto concierne su lícita celebración, administración y


recepción, y la particular observación del rito.
• . Resalta el carácter ritual, de la cual compete también a las otras autoridades, según
can. 838,3-4: Las Conferencias Episcopales y a los Obispos diocesanos, dentro de los
límites de su propia competencia.
c) El sacramento básico:
Can. 842,1: Los sacramentos, expresión y participación del misterio pascual de Cristo.
Responden al integro dinamismo de la existencia humana y a sus esenciales exigencias.
En la base está el bautismo, absolutamente necesaria para la válida recepción de los otros
sacramentos. El bautismo es la puerta y el fundamento de todos los otros sacramentos (can.
849).
No basta un bautismo de deseo, se recibe el bautismo “ex aqua et Spiritu Sancto” ya que
solamente esto confiere el carácter.
d) Los sacramentos de la Iniciación Cristiana:
Can. 842,2: La palabra “iniciación” literalmente significa “introducción” es un término
técnico que en la etnología y en la historia de las religiones, sirve para indicar los ritos
mediante los cuales el adolescente pasa a la edad adulta, entrando a ser parte con pleno
derecho de la sociedad.
Este término es usado para indicar los 3 sacramentos constitutivos del cristiano: El bautismo,
La confirmación y la eucaristía.
Es con estos que ciertamente en un camino de fe, de conversión y de gracia, se participa
vitalmente al misterio de comunión y salvación de Cristo y de su iglesia.
Los 3 sacramentos son las 3 etapas fundamentales, progresivas u unitarias de la vida cristiana.
El carácter unitario de los sacramentos de la iniciación cristiana, no tiene solamente un valor
teológico, doctrinal, sino da lugar también a efectos normativos, como señala cann. 777,2;
851,2; 893,2.
e) El derecho de los fieles:
Can. 843,1: El canon es una aplicación a los sacramentos de la norma más general contenida
en el can. 213, en el cual se afirma el derecho de los fieles (derecho de carácter público y no
privado, por lo tanto, irrenunciable) de participar a los “bienes espirituales” de la iglesia, a
través de la acción de los pastores. No pueden por lo tanto los ministros sagrados negar los
sacramentos a quien lo pide legítimamente, es decir:
- Si la solicitud es hecha de modo oportuno, por razones de tiempo, de lugar, de
circunstancias (cfr. Communicationes, a 1983, p.175; can. 796,1)
- Si están debidamente con las disposiciones necesarias.
- Si no son excluidos por una prohibición, a norma del derecho: por ejem. En caso de
excomunión o interdicho, de público abandono de la comunión eclesial, de pública
profesión de materialismo o ateísmo, de público concubinato, etc.
El deber de administrar los sacramentos grava sobre todo sobre los pastores de almas. Cfr.
Can. 519; 528,2; 529,1
f) Sacramento y evangelización:
Can. 843,1: en el comentario del can. 836, la relación entre sacramento y evangelización
constituyen un grave problema pastoral. Los sacramentos son “sacramentos de la fe”, como
tal, según la enseñanza del concilio, aparte de reforzar la fe, la presupone y la expresa. Pero
no basta una fe cualquiera: genérica, devocional, formalista, superficial o peor, supersticiosa.
Se ha caído más, en la “sacramentalizacion” dejando la evangelización con grave daño de la
consciencia y de la vida cristiana. En muchos casos los sacramentos están considerados como
simples actos de culto, practicas religiosas, al igual que otras prácticas devocionales, y no
como fuente de vida y de salvación. Las causas son muchas, quizá también el haber
exagerado el concepto teológico de la eficacia sacramental ex opere operato, desvalorando al
menos en la práctica el valor del opus operantis, indispensable también esto porque los
sacramentos no actúan en falsificaciones o ritos mecánicos; el opus operantis es la
colaboración activa y generosa del hombre al don de Dios.
La Palabra y el sacramento tienen una relación vital entre ellos. forman una unidad
inseparable, son 2 aspectos de un mismo proceso salvífico.
3.- LOS SACRAMENTOS Y ECUMENISMO
Can. 844: La comunicación in sacris, cuando un bautizado participa de un culto litúrgico o
de sacramentos en otra iglesia o comunidad eclesial (aplicación de principios de la relación
ecuménica. También fuera de la iglesia católica se hallan elementos de santidad y verdad.
Verdadera comunión entre cristianos aunque imperfecta, con mayor o menor grado:
- Mayor, donde se conserva la sucesión apostólica, el sacramento del Orden y la Eucaristía.
Sobre esta “comunicatio” existía en el CIC del 17 una prohibición absoluta.
En el espíritu del Vat. II tal severidad se
Los nuevos principios o condiciones, considerados en el CIC:
1. La validez de los sacramentos. Profesen la fe católica respecto a los sacramentos.
2. La buena fe y la recta disposición de los sujetos
3. La necesidad de la eterna salvación
4. La ausencia del propio ministro.
5. La exclusión de los peligros a evitar y de la formal adhesión al error.
a) La norma general
Can. 844,1: A parte de los casos previstos en los 2,3 y 4 de este mismo canon, y en el can.
861,2 concernientes a los sacramentos de la penitencia, la eucaristía y de la unción de los
enfermos y la administración del bautismo en caso de necesidad.
1° Los ministros católicos confieren lícitamente los sacramentos solo a los fieles católicos.
2° Los fieles católicos reciben licitamente los sacramentos solo de los ministros católicos.
can.861,2 Ausencia o impedido ministro ordinario, bautiza catequista u otro designado, y en
caso de necesidad, cualquier persona, con debida intención. En caso de peligro de muerte y necesidad
“La comunicatio in sacris” supone una perfecta identidad de fe, aparte una “comunicatio” debe
tener de los límites, sino se favorecería la indiferencia y el error y constituiría un peligro para
la fe católica. Esta “comunicatio in sacris” que perjudique esto, advierte el Concilio, es
prohibida por la misma ley divina (Orientarium ecclesiarum n. 26).
Queda absolutamente excluida la concelebración eucarística de los sacerdotes católicos con los
ministros de las iglesias separadas (can. 98). Las “comunicatio” vetados por la ley constituyen
un crimen, punible de pena (can. 1365)
b). Normas particulares para los sacramentos de la penitencia, de la
eucaristía y de la unción de los enfermos.

Can. 844,2: 1° caso: fieles católicos y ministros no católicos


Cuando la necesidad lo requiera o una espiritual utilidad (no simple deseo religioso) es lícito
a los católicos recibir estos sacramentos, y solamente estos, de ministros no católicos, con
las siguientes condiciones:
- Que sea evitado el peligro del error e indiferentismo.
- Que no sea posible, físicamente o moralmente, ir a un ministro católico.
- Que el sacramento que se reciba sea valido en la iglesia o comunidad del ministro no
católico.
- Aparte de los nuevos principios o condiciones, considerados en el CIC.
Can.844,3: 2° caso: ministros católicos y miembros de las iglesias orientales
o de otra iglesia o comunidad no católica.
Los ministros católicos confieren lícitamente los sacramentos de la Penitencia, Eucaristía y
Unción, a los miembros de las iglesias orientales, los cuales no están en plena comunión
con la iglesia católica, pero son más cercanos en materia sacramental.
- Si lo piden espontáneamente
- Si tienen la debida disposición
La norma vale también para los miembros de otras iglesias que, a juicio de la Sede
Apostólica, se encuentren en la misma condición de las iglesias orientales en relación a los
sacramentos indicados.
Considerando también los nuevos principios o condiciones, considerados en el CIC:
Can. 844,4: 3° caso: peligro de muerte y de otra grave necesidad
En peligro de muerte o en caso de grave necesidad. Los ministros católicos confieren
lícitamente los sacramentos de la penitencia, de la eucaristía, de la unción de los enfermos
también a los otros cristianos que no están en plena comunión con la iglesia católica
cualquiera que sea su iglesia o comunidad:
- Si ellos no tienen la posibilidad de remitirse a un ministro de su propia iglesia o
comunidad y lo requieran espontáneamente, sin alguna sugerencia o presión de parte de
alguno.
- Con tal que manifiesten acerca el sacramento a recibir la misma fe católica y estén
debidamente dispuestos.
- Sobre el caso de necesidad grave (fuera del peligro de muerte), el juicio corresponde no al
ministro, sino al Obispo diocesano o a la Conferencia Episcopal
4.- LOS SACRAMENTOS NO REPETIBLES
Can. 845: Son los sacramentos del bautismo, de la confirmación y del orden sacerdotal, que
imprimen en el fiel, un carácter permanente: signo espiritual indeleble (Concilio Tridentino Ss
VII c.9)
Si son conferidos válidamente y no existe alguna duda, estos sacramentos no pueden ser
reiterativo. En cambio, si después de una diligente búsqueda, permanece la duda seria, sobre
si se confirió o sobre la validez, estos sacramentos deben ser administrados bajo condición.
A cerca de la validez de la administración, las dudas pueden ser:
- En orden a la materia o a la forma usada.
- En orden a la fe o a la intención del ministro.
- En orden a la intención del sujeto, si se trata de un adulto.

NOTA: Yo te bautizo bajo


condición en N.. Del padre y del
Hijo y del E.S.
5.- LA CELEBRTACION DE LOS SACRAMENTOS Y LAS OFRENDAS
(ESTIPENDIOS)
1) La observación de los libros y del propio rito
En conformidad con el principio, que la disciplina de la sagrada liturgia, depende de modo
exclusivo de la autoridad de la iglesia (can. 838)
Can. 846,1: Prescribe que, en la celebración de los sacramentos, se sigan fielmente los libros
litúrgicos, aprobados por la competente autoridad (redactados por la Santa Sede y traducidos
y adaptados oportunamente por las Conferencias episcopales can. 838,2-3)
No está consentido a alguno aportar algún añadido, supresión o modificación por propia
libertad e iniciativa.
Can. 846,2: El ministro, además, debe celebrar los sacramentos según el propio rito (cann.
654-655)
2) Los sagrados oleos
Can. 847: Por regla son consagrados por el Obispo en la misa crismal. Estos oleos son
extraído de olivos y de otras plantas, que el ministro debe usar si se prescribe, en la
celebración del sacramento. Aceite vegetal
Sobre el uso de los oleos, el can. da las normas:
- Los oleos deben ser recientes; aquellos del año precedente pueden ser usados sólo en caso
de necesidad.
- Deben ser conservados con religioso resguardo en un lugar decoroso.
- En señal de comunión, deben ser requeridos al propio Obispo.
El Can. 999 señala que además del Obispo, pueden bendecir el óleo que se emplea para la
unción de los enfermos, quienes se equiparan por derecho al Obispo diocesano y da facultad
al presbítero de bendecir directamente en caso de necesidad, en la misma celebración
sacramental.
3) Las ofrendas
Can.848: La legitimidad de las ofrendas pagadas por los fieles en ocasión de la celebración de
los sacramentos, está fundamentada sobre el principio anunciado por San Pablo (1 Cor. 9,13-
14). Y sobre la tradición secular de la iglesia.
1: Los Obispos de una provincia fijan por decreto el estipendio y es lícito pedir una cantidad
mayor, lo es si es espontánea y si es menor. 2: A falta de decreto observará la costumbre
vigente en diócesis. 3: Vale igual para religiosos. (cfr. Cann. 952; 1264,2).
Si por la administración de un sacramento, la competente autoridad no ha prescrito alguna
ofrenda, el ministro no puede exigir nada.
Según directiva del Sínodo de los Obispos de 1971, en el documento De sacerdotio ministeriali
parte II n.4 señala: “es deseable que las necesidades económicas de los sacerdotes se separen de
los actos del ministerio, especialmente de naturaleza sacramental, y que el pueblo sea
prudentemente educado a este principio”
La determinación de las ofrendas a pagar con motivo de la administración de los sacramentos,
corresponde a la asamblea de los Obispos de la provincia (can. 1264,2)
6.- OTROS PRINCIPIOS Y NORMAS
- Can. 205: Los sacramentos es uno de los vínculos de la plena comunión de la iglesia
católica.
- Cann. 255 y 256,1: La celebración de los sacramentos en la preparación de los estudiantes
del seminario.
- Can. 392,2: La vigilancia del Obispo diocesano
- Can. 561: La licencia del Rector o de otro legítimo superior para la administración de los
sacramentos en una iglesia.
- Can. 1131,1: Una prohibición para el excomulgado.
- Can. 1332: Para el interdicho.
Delitos contra el sacramento en general
Can. 1379: La simulación de los sacramentos
Can. 1380: La entrega o recepción de simonía.

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