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En esta clase abordará los enfoques conceptuales sobre la didáctica, su devenir histórico, la
construcción y demarcación del campo didáctico. ¿Cómo se construye el campo disciplinar de la
didáctica?
El campo disciplinar de la Didáctica, es muy difícil de definir. ¿Por qué? ¿Cuáles son las
principales problemáticas que se presentan?
Díaz Barriga aborda los diversos problemas sobre el tratamiento didáctico. Analiza los prejuicios
académicos y sociales y reduccionismos acerca del campo desconocido, de la Didáctica. Lo que pretende
el autor es alejarse de las posiciones simplistas y trabajar en torno a un conjunto de ignorancias sociales
y disciplinarias que contribuyeron al desprestigio que se le dio al campo.
Uno de ellos, se vincula con que la Didáctica sólo persigue una dinámica instrumental. Es decir,
es difícil teorizar acerca del saber didáctico porque se la sigue pensando con un objetivo de brindar
herramientas metodológicas para lograr el aprendizaje en l@s alumn@s (lineamientos normativos). Su
vinculación a lo instrumental la hace perder prestigio, hace que se la desprecie y que se la ignore porque
en el mundo académico e incluso en el sentido común lo “teórico” tiene más valor que lo “práctico”.
El autor explica que el carácter instrumental del campo tiene sus raíces en su matriz de origen
puesto que la Didáctica nace, con Comenio. En la propuesta de éste último el centro se pone en lo
metodológico.
“La Didáctica, antes de ser una forma instrumental de atender al problema de la enseñanza, es
una expresión de la forma concreta en que la institución educativa se articula con un momento social.”
(Página 14)
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ignorancia de que existen diferentes niveles o expresiones teóricas (entre ellas están las ciencias puras y
las ciencias fácticas. Para ello retoma a Kant: lo importante es ver que existe un pensamiento práctico –
razón práctica-; en el pensamiento práctico también se realiza una construcción sobre el actuar.)
Todo este desarrollo lo hace para proponer una visión de la didáctica: el autor entiende a la
didáctica como una disciplina teórica, política e histórica.
Hay otras autoras que trabajan estas problemáticas. Una de ellas es Camillioni , quien explica
que uno de los problemas para la definición del campo, es la personificación de los enfoques didácticos.
El problema se acrecienta, cuando esos autores no pertenecen originariamente al campo disciplinar de
la Didáctica. Se entiende, así, que la Didáctica define o intenta definirse, en relación con otras disciplinas
y un caso especial, es el vínculo que tiene con la psicología ¿Por qué? Porque la Didáctica comienza a
definirse como disciplina científica, en el momento en que se apoya en la psicología. Además, en la
medida en que la psicología se hace científica, comienzan a haber posibilidades para que la Didáctica
esté en condiciones de convertirse, ella misma, en una disciplina. Camillioni, entiende entonces, que la
Didáctica es heredera de diferentes enfoques y teorías. Este vínculo estrecho de un primer momento
con la psicología educacional hizo que la Didáctica se ocupara de los procesos cognitivos. Esto es lo que
muchas veces explica que pensemos que el aprendizaje dependía causalmente de la enseñanza (como
un único proceso) y, para enseñar, era suficiente conocer cómo se producían los procesos de
aprendizaje.
Hay veces que algunos autores parten de los problemas específicos de su campo, por ejemplo
desde la matemática, y desde ahí se trasladan a otras disciplinas, entre ellas a la didáctica general. Es
ahí cuando la didáctica se convierte en deudora para con otras disciplinas. Hace tanto uso de esas
teorías que se empieza a vaciar de construcción teórica propia
En suma, hay que entender que la didáctica tiene: 1) la influencia de los programas de
investigación científica de algunas disciplinas, en particular la psicología; 2) la influencia de distintas
disciplinas que, a partir de diversas didácticas especiales, se extrapolan a la didáctica general; 3) las
corrientes filosóficas, que tratan de dar un enfoque más general acerca de la disciplina y no sólo de
algunos de los temas específicamente demarcados por la tradición de la didáctica; 4) la influencia de los
aportes provenientes de las diversas corrientes del pensamiento sociológico y la ciencia política.
Contreras Domingo es otro autor que aborda la problemática de ¿Qué es la didáctica?. A esto
responde que la didáctica al pertenecer a las ciencias sociales, es un campo difícil de definir. Es difícil
aclarar sus límites y alcances y su objeto de estudio. Como primera definición el autor explica que la
didáctica es la “ciencia de la enseñanza”; pero no podemos quedarnos sólo con esta definición. La
didáctica se ocupa de la enseñanza o de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
¿Y qué entiende el autor por enseñanza? Para él, la enseñanza tiene dos características:
Es una práctica humana que compromete moralmente a quien la realiza; unas personas
ejercen influencias sobre otras (docente –alumno) en desigualdad de poder y autoridad. A su vez
responden a una intencionalidad educativa. En este sentido la didáctica tiene que preocuparse por
comprender/develar qué se enseña, cómo y con qué intencionalidad; se encuentra atrapada en este
compromiso moral, no se puede desentender de ello. (¡Es clara la dimensión política! Comparar con
Rita.) Además de esto que viene a quedar como en un plano teórico tienen que intervenir; es su
compromiso con la práctica educativa lo que le da sentido a su desarrollo como disciplina.
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la misma. La enseñanza trasciende las decisiones individuales, es parte de una dinámica que solo puede
comprenderse en el marco de funcionamiento general de la estructura social de la que forma parte. Es
por esto que la enseñanza escapa a las prescripciones de los especialistas porque forma parte de una
dinámica social más extensa que va más allá de las decisiones de los expertos. En este sentido la
enseñanza no es una práctica orientada/reglamentada/prescripta por la didáctica; participa más bien (la
enseñanza) del flujo de acciones políticas, administrativas, económicas, culturales (trasciende la
escuela).
Esto pareciera ser una paradoja (contradictorio): si bien la didáctica encuentra su razón en la
enseñanza, en su compromiso con la práctica educativa; la enseñanza como práctica social no se mueve
guiada por la didáctica. ¿Por qué? La didáctica también forma parte de la dinámica social, a veces actúa
como legitimadora de la practica escolar y otras veces entra en conflicto con ella, pero siempre está
dentro de la práctica social de la escuela (en cambio la enseñanza trasciende lo escolar)
La didáctica debe desarrollar una también una función reflexiva, mirarse a sí misma
como parte del fenómeno que estudia porque “la didáctica es parte del entramado de la enseñanza y no
una práctica externa que analiza y propone prácticas escolares.” (Pág 18)
Habiendo hecho esta aclaración acerca de la primera definición provisoria que hace Contreras,
el autor aventura una nueva definición:
“La didáctica es la disciplina que explica los procesos de enseñanza-aprendizaje para proponer
su realización consecuente con sus finalidades”
Hay en esta definición una dimensión explicativa/normativa y otra proyectiva. Estas no son
autónomas sino que tienen establecido un nexo de dependencia. La justificación y el sentido de esta
relación está dada: por un lado por el carácter normativo de la misma: explicar para proponer los
procesos de enseñanza-aprendizaje. Esto quiere decir que la razón de ser de la didáctica se encuentra en
generar nuevas propuestas de enseñanza. ¿Pero cómo generarlas? comprendiendo en profundidad la
realidad en la que se intenta intervenir. Es aquí donde entra a jugar la dimensión proyectiva. ¿Por qué?
Porque representa el componente teleológico de los procesos de enseñanza-aprendizaje, pues pone sus
miras en la realización de estos pero de manera consecuente con las finalidades educativas. (¿Para
qué?) ¿Y cuáles son esas finalidades educativas? No deben ser respuestas cerradas y previas sino que
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deben justificarse por su valor educativo. Este valor no refiere a valores universales, establecidos de
antemano, sino que las decisiones mismas de qué enseñar, cómo y para qué ya son decisiones
valorativas y se vinculan directamente con el compromiso moral de la didáctica.
Fenstermacher, señala que normalmente hemos supuesto una relación causal entre ambos.
Desde esta posición, sólo cabría hablar de enseñanza en la medida en que se produzca aprendizaje. Es
cierto que hablar de enseñanza requiere hablar de aprendizaje, pero en el mismo sentido que una
carrera requiere el ganar. En ambos casos, el primer término requiere del segundo, pero ello no significa
que para poder hablar de enseñanza tenga que ocurrir necesariamente el aprendizaje. Existe una
relación de dependencia entre ambos, pero no causal sino ontológica. Como una acción viene,
supuestamente, después de la otra, es fácil caer en el error de suponer que existe una relación causa-
efecto entre una y otra. Debido a que el termino aprendizaje vale tanto para expresar una tarea como el
resultado de la misma, es fácil mezclarlos y decir que la tarea de la enseñanza es lograr el resultado del
aprendizaje. En realidad, tiene más sentido decir que “la tarea central de la enseñanza es posibilitar que
el/la alumno/a realice las tareas del aprendizaje”.
Pero dichos procesos son, a la vez, un fenómeno que se vive y se crea desde adentro
(procesos de interacción e intercambio regidos por determinadas intenciones destinadas a hacer posible
el aprendizaje) (microsocial); y determinado desde afuera (forman parte de la estructura de
instituciones sociales) (macrosocial). El autor entiende, entonces, por procesos de enseñanza-
aprendizaje, el sistema de comunicación intencional que se produce en un marco institucional y en el
que se generan estrategias encaminadas a provocar el aprendizaje.
Por último y para cerrar el tema de la clase, Vera Candau plantea las problemáticas a la hora de
definir el campo disciplinar de la didáctica. Al respecto afirma que dichas dificultades solo pueden
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comprenderse, desde un punto de vista histórico. La autora se propone abordar la didáctica desde una
perspectiva multidimensional; en este sentido desarrolla tres dimensiones que, para ella, deben estar
presentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
A mediados de los ‘50, si bien predomina el modelo liberal, la didáctica sigue los postulados de
la Escuela Nueva en América Latina. Esta se propone: superar la escuela tradicional, parte de los
intereses del niño/a, sigue los postulados de libertad y activismo, “aprender haciendo”, se atiende a las
diferencia individuales, está influenciada por la psicología evolutiva y del aprendizaje, se basa en el
“humanismo” (predomina dimensión de lo humano).
La crisis de esta tendencia comienza a partir de los años ’60. Así como en el período anterior las
palabras fuerza eran “actividad” “individualidad” experimentación ahora se resalta la productividad,
eficiencia, racionalización, operativización y control. Predominando el enfoque industrial, el cual penetra
en el campo educativo, controlando y planificando de manera sistemática las prácticas de enseñar y
aprender a través del currículum. La didáctica se entiende como: “la estrategia para alcanzar los
“productos” previstos para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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Estas críticas en América Latina comienzan a surgir a partir de los ochenta porque se leen estos
teóricos y porque se reconstituyen los gobiernos democráticos. Esta perspectiva: denuncia la falsa
neutralidad de lo técnico y revela los compromisos reales políticos y sociales de esas afirmaciones
aparentemente neutras, firma la imposibilidad de una práctica que no esté orientada política y
socialmente. La afirmación de lo político va acompañada de la negación de la dimensión técnica pues se
la considera necesariamente ligada al tecnicismo.