Está en la página 1de 1

itsashlife

Hacia El Monte

Towards The Mountain

Towards The Mountain

Tema: No tan solo quiero confiar en Dios, sino también quiero que Dios confíe en mí.

Sabemos que Dios es bueno, por tanto, nosotros debemos ser buenos. Sin embargo, Dios es más que
bueno, Él es excelente, por tanto, nosotros debemos andar en excelencia. Esa representación es
necesaria para el cristiano porque hemos sido creados en su imagen con el propósito de reflejarlo a Él
en todo tiempo (Genesis 1:26-27).

Ahora bien, ¿Como puedo yo andar en excelencia? Cuando nos detenemos a pensar desde la
perspectiva de querer que Dios confié en nosotros, podemos simplificar el proceso de cómo debemos
vivir. No se trata de lo que digamos que vamos a hacer, sino que nuestras acciones representen lo que
tengamos en el corazón (Proverbios 10:8 y Colosenses 3:23). En muchas ocasiones hacemos promesas
ante Dios que no cumplimos. Por esto, es importante no hacer promesas que no podamos cumplir. El
tipo de lealtad a la que Dios nos llama es una de amor, entendimiento, gracia y misericordia. Él sabe
nuestra condición y es por eso, que nos provee todas las herramientas necesarias para poder andar este
camino.

Considerando que Dios ha puesto sobre nosotros la misión de llevar la palabra por todo el mundo.
Debemos hacernos las siguientes preguntas, ¿Qué puedo hacer en mi diario vivir para que Dios confíe en
mi con su obra? ¿De qué manera yo puedo demostrarle a Dios que yo soy responsable con aquellas
cosas que Él me ha entregado? ¿Qué puedo hacer yo para cumplir con ese mandamiento?

Cuando logras ser impactado por estas preguntas entiendes que tu eres significante para Dios y su obra.
Es tiempo que comencemos a ver las cosas de la manera que Dios quiere y no como nosotros mejor
entendemos. Así como nosotros queremos ser responsables en nuestros trabajos, estudios, familia,
entre nosotros, para que las personas confíen en nosotras, de la misma manera es necesario que Dios
confíe en nosotros.

Dios nos ama siempre, pero no es lo mismo amar a alguien y confiar en ellos. ¿Acaso Dios no se
arrepintió de hacer el hombre? (Genesis 6:6) Constantemente herimos a Dios con nuestras falsas
promesas, nuestras palabras y nuestras acciones. Es esencial reconocer que Dios también se entristece y
se decepciona cuando nosotros no cumplimos con aquello que Él nos ha encargado. Debemos hacer
todo lo prudente para que nuestras palabras se alienen con nuestras acciones de manera que Él pueda
decir, en ti confío. Tener la responsabilidad y la dicha que alguien te diga, “yo confío en ti” es algo tan
lindo y hermoso. ¿Cuán más especial debe ser que Dios nos diga esto?

Cuando Dios confía en nosotros se abren puertas y tenemos la oportunidad de crecer espiritualmente,
alcanzando niveles que jamás hubieses podido imaginar. La confianza va en ambas direcciones.

Hebreos 10:35-36 No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque es necesaria la
paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.

También podría gustarte