• La consagración no es otra cosa que la decisión constante de amar a Dios y el
entregarle nuestra voluntad. No es aceptable para Dios el servicio prestado únicamente como un medio para alcanzar meritos para el Cielo. El Cielo no se gana, se acepta pues es un regalo, no por nuestras obras sino a casusa de su inmenso amor, eso es solo resultado de la Fe. Nuestro servicio es una consecuencia de ese amor que tenemos por Él. La consagración es un proceso que debe realizarse todos los días pues nunca se llega a un estado en el que se pueda decir que no necesitamos crecer más.(capitulo 5 y 6) • Los actos aislados de una persona no son prueba de su carácter sino la tendencia de sus hábitos y palabras la que prueban si ha sido regenerado por la gracia de Cristo. A medida que descubramos cada vez más nuestras propias debilidades apreciaremos mas plenamente la belleza del carácter de Cristo. (Capitulo 7) • Nuestro crecimiento espiritual depende de cuan cercanos caminemos con Él. La obra no está centrada en nosotros sino en Él. La semilla no puede hacerse crecer a sí misma la única opción que tiene esperar. El bebé no puede fortalecerse ni alimentarse a sí mismo, la única alternativa es esperar que el cuidado de sus padres brinde las condiciones necesarias para que pueda alcanzar la madurez. No podemos obligarnos a crecer ni como dice la escritura añadir un codo a nuestra estatura, todo lo que podemos hacer es como la semilla y el bebé aferrarnos al cuidado y dirección de nuestro padre y esperar el crecimiento por su poder.(capitulo 8) • Todo lo que existe, tiene un trabajo un propósito y un servicio. Es una ley del universo que lo que no presta ningún servicio está condenado a desaparecer. Todo presta un servicio y cumple una función. El Sol, la luna, la lluvia, todo. Así nosotros estamos comisionados para una tarea que el señor ha dispuesto para cada miembro de su iglesia. Nuestro destino es servir y también estamos destinados a desaparecer sino cumplimos la función para la cual hemos sido llamados. Dios espera que testifiquemos allí donde estamos, en nuestro trabajo, en nuestro vecindario, en nuestra ciudad y en cualquier lugar que tengamos la oportunidad. (Capítulo 9) • Para mantener viva nuestra relación con Dios es necesario mantener una comunicación constante hablando con Él y escuchando lo que nos dice. Esto se hace únicamente por medio de la oración que es “el aliento del Alma”. Y por la lectura diaria de su voluntad para nuestra vida encontrada en la Biblia.(capítulos 10 y 11) • El momento para decidir nuestro destino eterno es ahora. La duda puede costarnos la vida eterna, no tanto por la fugacidad de la vida aunque ciertamente se escapa rápido. El peligro está postergar la decisión porque se crea como un hábito en nuestra vida y puede ser que dejemos de impresionarnos por la verdad y nuestra conciencia quede cauterizada. Por eso debemos mantener siempre sensible nuestra mente a la verdad y fijar claramente nuestra vista en Cristo para no decepcionarnos y llegar con seguridad a la mansión celestial.(capítulos 12 y 13) 4. IMPORTANCIA PARA LA MATERIA: entender claramente el proceso de la conversión es importante para nosotros como ministros, pero de mayor relevancia es haber pasado por él. Se supone que los pastores han alcanzado la etapa de mayor crecimiento espiritual. Se espera que un pastor sea cual se la circunstancia sea espiritual. Pero debemos entender cuál es el concepto de espiritualidad verdadero. No el de un pastor que no se equivoca sino de uno que sabe reconocer sus faltas y errores. 5. IMPORTANCIA PARA EL LECTOR: me ayudó especialmente en aclarar muchos conceptos que son fundamentales para mi relación con Dios entre ellos el del papel de la voluntad en la vida espiritual y la importancia de mi enfoque al enfrentarme a la tentación. También me hizo entender el estado en que me encuentro, crecimiento. Me llena de confianza y seguridad en que Aquel que empezó la buena obra y Quién la terminará a su tiempo.