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AQUEL LUGAR

Estaba sentado en el sillón pensando en los años ya pasados, miro a mi alrededor


y lo tengo todo; una casa, carro, perro, pareja… es decir, lo que para los demás
podría ser una vida perfecta, pero nada de lo que poseo podrá llenar el vacío y
soledad que siento en mi corazón, en mi alma, en todo mi ser hace mucho tiempo
no me sentía así, algo dentro de mí hacia querer levantarme de ese sillón, salir
corriendo como quien anhela llegar prontamente a su destino preferido y así fue.
Cuando me dirigía aquel lugar lleno de instantes efímeros, pasando por ese
camino, el de siempre, el mismo que hacía mucho tiempo no recorría; los árboles,
los carros, las personas, las casitas, el perro que siempre salía a ladrar cuando
pasaba por ahí, el tráfico que lo caracteriza, ese ambiente entre frío y cálido, me
llevaba a recordar todos los momentos vividos con ella, pero en ese instante tan
corto pero que a mi parecer fue una eternidad, ya nada se sentía como antes. Solo
puedo pensar, porque las palabras no se atreven salir de mi boca, pareciera que
también extrañan ser dichas como lo fueron en tiempos atrás, hasta pensaba en la
posibilidad de que, al llegar ahí, mis malos sentimientos desaparecieran.

Todo comenzaba cuando sabía que iba ir a verla, los días que siempre tenían las
mismas sensaciones y las mismas rutinas cambiaban sorpresivamente. Desde
que empezaba el día, solo quería ver correr el reloj a la velocidad de la luz para
llegar al tan esperado encuentro. Apenas me despertaba salía de mi cama muy
deprisa, proseguía abrir la ventana de mi pieza y observaba el lugar donde me
encontraba, pensando en lo afortunado que era al oler los aromas que
desprendían los árboles y las flores que estaban afuera de mi casa, me
encantaban estos aromas porque me devolvían a mi infancia cuando corría de
camino casa y a los lados del camino solo miraba la naturaleza su olores, colores,
pajaritos y hasta los animalitos que iban apareciendo a lo largo del camino, pero
en ese tiempo me conformaba con verlas afuera, al observar a los vecinos
pasando por la acera (la cual estaba llena de dibujos hechas por los niños tan
creativos de mi barrio) quienes madrugaban para cumplir con sus deberes, unos
iban con más prisa que otros o cuando salían mis padres a trabajar y desde la
puerta principal ya casi saliendo me echaban un grito “te amamos” saludándome
con el amor más tierno del mundo; cada uno de estos momentos vividos dentro de
casa, se resumían hasta que llegaba la hora de salir de casa.

Al abrir la puerta frente a mis ojos quedaba la imagen de mi barrio tan alucinante,
con calles muy angostas, de casitas muy coloridas adornadas con peculiaridades
que caracterizan cada hogar, construidas por gentes trabajadoras como por
ejemplo, la casa del vecino de al lado que es un fan de la salsa, en el frente de ella
tenía pintada las caras de los más importantes exponentes de esta música y los
fines de semana sacaba un bafle a todo volumen, invitaba a todos para que lo
acompañaran a escuchar sus canciones favoritas y pasar un tarde agradable,
también la panadería por donde pasaba, allí cocinaban todo tipo de pastelitos,
pan, biscochos, además era muy famoso por las figuras que elaboraban en las
galletas, la verdad no eran mis favoritos pero seguramente las personas que las
consumían salían muy contentas, mi fuerte eran los pastelitos y sabían que
compraría unos rellenos de chocolate para llevárselos a ella, la casa de doña
Marta la cual estaba repleta de flores de casi todas las especies quien siempre me
regalaba una en específico porque ya se imaginaba hacia donde me dirigía, es
imposible no pasar por dichas calles y recordar las personas que te saludaban
siempre con una sonrisa dejando una sensación de familiaridad porque los
conoces de toda la vida; era como si de algún modo se dieran cuenta de lo feliz y
tan pleno que se sentía caminar por dichos lugares o lo raro del recorrido, cuando
cruzaba la calle y me topaba con el perrito que me ladraba sin razón alguna, a
veces pienso en su reacción, era como un tipo de advertencia, de hecho, por dicho
suceso a mi mente llegaban recuerdos acerca de un artículo leído en algún
momento sobre los perros, haciendo referencia a que dichos animales presentían
cosas al mirar cómo te movías, olías o hasta la manera en como respirabas, en mi
opinión quizás era solo yo queriendo creer en aquello, a pesar de que ese día
siempre era especial la realidad era otra, las cosas hace un tiempo atrás estaban
cambiando.

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