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Ramo: Orden- TBDO23.

EVALUACIÓN 1

RESUMEN DE LECTURAS.

Presentado por: Will Rivera Gómez


FACULTAD DE TEOLOGÍA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
Wriverau@uc.cl

Profesor: Pbro. Heriberto Cabrera


En el ramo de Orden- TBD023.

Santiago de Chile, Abril 27 de 2022


Ramo: Orden- TBDO23.

 R. ARNAU-GARCÍA, ORDEN Y MINISTERIOS (AUTORES


CRISTIANOS, MADRID 1995) 5-61;107-156:

ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO: TRES CAPÍTULOS:

 I. Desarrolla un esbozo histórico de la figura del Sacerdocio como hecho religioso


en el Antiguo Testamento, acontecimientos.
 II. Desarrolla el ministerio como don divino en el nuevo testamento, fundamentos
bíblicos y circunstanciales.
 IV. Comprensión Eucarística del Sacerdocio (escolástica –varias versiones).
RESUMEN CONTENIDOS FUNDAMENTALES:
En el capítulo, el autor, empieza realizando una introducción sobre los intentos de conectar
la visión de Sacerdocio veterotestamentaria (antigua alianza) con la visión neotestamentaria
(nueva alianza), como un esfuerzo de los Santos Padres, la cual, fue asumida por la liturgia
romana. Tanto así, que, “el mismo Hipólito de Roma en la oración ritual de la ordenación
de los obispos apela al sacerdocio de Abraham y en la de los presbíteros recurre al proceder
de Moisés cuando compartió su poder con determinados discípulos. La misma actitud
seguida por los Santos Padres la reproduce el actual ceremonial de los obispos, tanto en la
ordenación de los obispos como en la de los presbíteros. Un dato para observar el punto de
vista de la Iglesia, que establece una íntima relación entre el sacerdocio del Antiguo
Testamento y el del Nuevo Testamento, lo ofrece el canon romano, al hacer referencia
explícita del sacrificio sacerdotal de Melquisedec en relación con el eucarístico, entrando
en choque con la visión neotestamentaria”1. Según el autor, varias son los momentos en que
se pone en confrontación está visión del Antiguo Testamento, ya que, a los apóstoles nunca
se les nombró en el Nuevo Testamento con el título de sacerdotes, ni mucho menos, se le
reconoció con un rango de tipo sacerdotal. Otro aspecto, que resalta el autor, es que a Cristo
en la carta a los hebreos se le llama sacerdote.

El autor destaca que, Cristo, según la carta a los hebreos, es el único sumo sacerdote, el
único pontífice de la nueva alianza, su sacerdocio, es nuevo en relación con la Antigua
Alianza. Ahora bien, como segundo aspecto, Arnau, describe algunos apuntes históricos del

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ARNAU – GARCÍA, R., “Orden y Ministerios”, en Sapientia Fide Serie de manuales de teología,
Editorial: Biblioteca de Autores Cristianos (Madrid 1995) p. 4 -5.
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sacerdocio del en el antiguo testamento, para Él, “la palabra con la que se asigna en el
antiguo testamento al sacerdote es Kohen, que, tanto en la versión de los Setenta como en el
Nuevo testamento, se traduce por Hiereus. Con la advertencia de que no es un término
utilizado únicamente para referirse a los sacerdotes de Israel, sino para aquellos que
también sirven a dioses paganos. Para el autor, la historia del sacerdocio
veterotestamentaria, ni siguió un rumbo rectilíneo, sino que se fue desarrollando, siguiendo
una línea quebrada que pasa por momentos diversos. De hecho, la época patriarcal no
conoció el sacerdocio institucional. Los actos de culto, especialmente el acto que fue el
sacrificio, eran realizados por el cabeza de familia” 2. También hace referencia a que las
fuentes sacerdotales veterotestamentaria, hacen referencia a la figura de Aarón,
presentando, al mismo tiempo a Moisés, como el verdadero sacerdote del pueblo.

En cuanto a las vicisitudes de la tribu de Levi, Arnau plantea, que, de la tribu de Leví, se
sabe, el ejercicio del sacerdocio aparece vinculado a ella, que fue reconocida como una
tribu puesta aparte para funciones sagradas por decisión de Dios. Sin embargo, según el
autor, la concepción sacerdotal de Leví, no es tan fácil, ya que “la dificultad comienza con
el nombre de Levi, ya que no se conoce si su nombre indica el de la tribu o si es más bien,
el nombre de una profesión , en este caso, la sacerdotal, que no correspondería a una tribu
determinada”3. Luego, se establece la doble tribu de Leví, por un lado, la profana,
menospreciada por Jacob por guerrera e insolente, y, por otro lado, la sacerdotal, bendita
por Moisés, la existencia de ambas, considera el autor que es difícil de esclarecer, sin
embargo, se opta por creer, que la tribu profana de Levi, sí existió, y que con Moisés se
transformó en la tribu sacerdotal, convirtiéndose en una institución capital para Israel. Dado
esto, Moisés otorgaría a la tribu de Levi dos competencias, la primera, fue la de ejercer el
ministerio a modo de oráculo, contestando en nombre de Dios a las preguntas que se le
formulaban, o proponiendo el contenido de la Ley, para ser conocida y cumplida. La
segunda competencia que esboza el autor, es la de ofrecer el sacrificio.

En cuanto, a la postura del autor, frente a la idea de los Santuarios y el Sacerdocio, desde la
cual reconoce fuertemente los santuarios de Silo, el de Betel, el de Mika, el de Dan o el de
Ebal, los de Siquem y Belén, que, según Arnau, ayudan a la comprensión sacerdotal del

2
Ídem, págs. 8 -9.
3
Ídem, págs. 9 – 11.
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propio contorno sacrificial. Destaca la función de preparar pedagógicamente a los levitas,


que se llevaba a cabo en el santuario de Belén, ya que, ellas ayudarían a construir el saber
tradicional y el comportamiento moral de Israel. Como un tercer aspecto, encontramos en
este primer capítulo, la naturaleza del sacerdocio veterotestamentaria, de la cual, el autor,
describe que la palabra más significativa, es la de sacrificio, debido, a que con la misma es
posible establecer el comportamiento de los sacerdotes. El sacerdote ofrecía sacrificios por
mandato divino. De forma inmediata, este primer capítulo, desarrolla las manifestaciones
de los profetas sobre el culto, por un lado, se pone de manifiesto los reparos que se tenían
los profetas en cuanto al culto, por ejemplo, el profeta Amos, apunta hacia la mala
disposición del pueblo de Israel a practicar la bondad en todas sus manifestaciones.
También, el profeta Isaías ataca el formalismo religioso, entre otros profetas. Por otro lado,
se encuentra la crítica de los profetas, desde la cual, se dice que el profetismo y el
sacerdocio en el pueblo del Antiguo Testamento no son dos realidades contrapuestas,
aunque si diferenciadas. Los profetas en distintas ocasiones llamaran a la corrección
sacerdotal, con el fin de dignificar el sacerdocio. Ahora bien, en cuanto a los cometidos del
sacerdocio veterotestamentario, se establece que el triple cometido es el de ofrecer el culto,
enseñar la doctrina de Yahveh y hacer guardar sus mandatos.

En el segundo capítulo del libro, denominado el Ministerio, Don Divino en el Nuevo


Testamento, el autor nos introduce en una polémica, esclareciendo que la doctrina del
sacramento del Orden se ha visto sacudida, y se ve en tenciones por graves planteamientos
que se dan con el fin de desgajar el ministerio sacerdotal de la inmediata dependencia de
Jesucristo. Dos puntos de vista diferentes, por un lado, el de Hans Frhr von Campenhausen
(Radicalismo), desde la cual, se deduce que el actual ministerio en la Iglesia no es de
derecho divino. Por otro lado, encontramos la visión de Liberalismo de Jochen Martin, la
cual, al estar solamente impulsada por los carismas, no adquiría una situación estable. Un
segundo aspecto que desarrolla este segundo capítulo, es referida a la fundamentación
Bíblica, desde la cual, “las cuestiones del nuevo testamento permiten conocer la naturaleza
sacerdotal de Jesucristo y comprobar que, en virtud de la llamada y de la misión, haciendo
participes de su propia misión a sus discípulos, los cuales, en un proceso histórico que
abarca distintos momentos nítidamente verificables en el nuevo testamento, trasmitieron a
su vez a otros la vocación misional recibida, a los que instituyeron ministros al servicio de
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las Iglesias, partiendo del Sacerdocio de Cristo, habremos de fundamentar en el Nuevo


Testamento que el sacerdocio ministerial tiene su punto de partida en la llamada dirigida
por Cristo a los Doce”4. Luego, desglosa, la naturaleza sacerdotal de Jesucristo, en la cual,
Cristo, enviado y sacerdote, según Pablo, desde el cual, se aclara que el Nuevo Testamento
no hace mención de Cristo como un Sacerdote, pero sí, como el Sacerdote. En la carta a los
hebreos, se le denomina a Cristo, Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe. Cristo es
constituido Sacerdote por el Padre, la finalidad del sacerdocio en redimir a los hombres de
las trasgresiones cometidas, por la obediencia al Padre, Cristo asume el sacrificio de la
pasión y muerte redentora. En cuanto a la Visión Paulina, el autor, expone que, la misión
concretada en la Encarnación, es el constitutivo Sacerdotal de Cristo.

Por otro lado, en cuanto al sacerdocio de Cristo, en el evangelio de San Juan, la misión
constituye a Cristo Sacerdote en la Encarnación, y como sacerdote ofrece en la cruz su
propio sacrificio, la misión y el sacerdocio, en San Juan, son una íntima y única realidad
constitutiva. Cristo, es sacerdote y pastor, ya que, Él, no solo apacienta a sus ovejas, sino
que da la vida por ellas. El Nuevo testamento expresa unánimemente que el sacerdocio de
Cristo, se da en la propia oblación. Luego, desarrolla una tercera parte, denominada, Los
doce, participes de la misión sacerdotal de Jesucristo. Desde la fundamentación de Marcos,
se entenderá que el Apóstol, ha sido llamado por Cristo a responder y obedecer a la llamada
recibida. En cuanto a la potestad apostólica, el apóstol, es dotado de autoridad competente
para llevar acabo la misión que le ha sido encomendada, una suerte de autoridad, en virtud
de que es enviado. Hay una confirmación de la misión apostólica, ya que, desde la idea de
la elección, se constituyó el apostolado, para testificar con la fuerza del Espíritu Santo su
resurrección. Apóstol se dice o se define también, según el autor como la capacidad de
actuar en nombre de otro, de allí se entiende, ña sucesión apostólica, con el fin o la
necesidad pervivir la obra salvífica de Cristo entre los hombres. Se expresa también, el
tema de los obispos, otras de los presbíteros, palabras que parecen iguales al principio. Es el
inicio del rito de la imposición de manos, se da una referencia en clave de colegialidad
sobre ellos. Aparece la figura del diacono como subordinados en relación al obispado y
presbiterado.

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Ídem, Pág. 28.
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En el cuarto capítulo, denominado, comprensión Eucarística del Sacerdocio en la


escolástica, el autor desarrolla, una comprensión de carácter histórico, resaltando la
importancia que va teniendo la Eucaristía en relación al sacerdocio. Como primera figura,
encontramos el Pseudo-Areopagita, que apunta a la jerarquía de los ministerios de obispo,
presbíteros y diáconos en la jerarquía celeste de tres grupos de ángeles. Por otra parte, Juan,
el diacono, describió el episcopado y el presbiterado como grados del sacerdocio. Un tercer
aspecto a resaltar es que, la anotación de Isidoro de Sevilla, que señalo que lo que es propio
de los presbíteros era llevar acabo el sacrificio eucarístico y predicar el Evangelio, en
cambio, lo propio del obispado se daba en relación a ciertas acciones de carácter
sacramental, que no podían realizar los presbíteros.

Por otra parte, Pedro Lombardo, en cuanto a los grados, señala que solo el diaconado y el
presbiterado deben denominarse orden en estricto rigor. Para él, el presbítero y el obispo se
revisten de la dignidad sacerdotal. Esta visión teológica, es también, tomada por Santo
Tomás de Aquino. Según el doctor angélico, la máxima categoría del orden, está en el
sacerdocio que está íntimamente vinculado con la Eucaristía. Ya que, el ministro actúa in
persona Christi. En cuanto a Lutero, el orden no es un sacramento porque no ha sido
instituido por Cristo. Ya que, en la Última Cena Jesús se dirige a toda la Iglesia, no a unos
tantos, sino a todos. Además, que, la ministerialidad que se da en la llamada y la ordenación
no fue instituida para el sacrificio, sino para predicar.

El Concilio de Trento se enfrenta a frente a las declaraciones de Lutero, preocupándose por


la naturaleza sacramental del sacerdocio ministerial, haciendo una distinción entre el
episcopado y el presbiterado, por lo tanto, los presbíteros son sucesores de los Apóstoles en
el sacerdocio, sacramento que como nos hace ver el autor, imprime carácter, es decir, que
deja una huella indeleble en el ministro ordenado. Dando un paso más en el texto, se
expone la cuestión por la jerarquía, una visión que, no es totalmente clara, ya que queda
abierta en el texto.
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 JUAN PABLO II, EXHORTACIÓN APOSTÓLICA, PASTORES


DABO VOBIS, 1992.
ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO:
Introducción: El ser pastor y el permanecer fiel.
Capítulos:
1. Formación sacerdotal – desafíos, vocación, discernimiento.
2. Naturaleza y misión: Sacerdocio Ministerial.
3. La vida Espiritual del Sacerdote: santidad, configuración.
4. La vocación Sacerdotal en la pastoral de la Iglesia.
5. Formación de candidatos al Sacerdocio.
6. Formación permanente.

CONTENIDOS FUNDAMENTALES:

En esta exhortación apostólica postsinodal, el Papa, Juan Pablo II, desarrolla toda una
teología profunda del sacerdocio, inspirándose en la fundamentación bíblica del profeta
Jeremías 3,15 “os daré pastores según mi corazón”. Una promesa que Dios da a su pueblo,
a la Iglesia, que es ese nuevo pueblo de Dios. El papa inicia resaltando la figura del
sacerdocio común de los bautizados, en el cual encuentra su derivación el sacerdocio
ministerial, resaltando la necesidad de este sacerdocio ministerial para que se perpetúe y
siga dando la obra y la misión que encomendó Jesucristo. El papa es enfático en decir que,
la formación sacerdotal, no es acabada, sino que se prologa por toda la vida, enfatizando la
búsqueda de la santidad del sacerdote. La exhortación muestra algunos obstáculos que
pueden presentarse en el camino de la formación, tales como: el racionalismo, el
subjetivismo, el ateísmo práctico y existencial, la concepción subjetiva de la fe. Ante esto,
el papa nos invita a discernir con criterios evangélicos, es decir, “la interpretación que nace
a la luz y bajo la fuerza del Evangelio, del Evangelio vivo y personal que es Jesucristo, y
con el don del Espíritu Santo”5.

Luego, el documento pontificio resalta la unción del Espíritu Santo en la naturaleza y


misión del sacerdocio ministerial. Ya que, la identidad del presbítero hunde sus orígenes en
la vida trinitaria, de hecho, “el presbítero, en virtud de la consagración que recibe con el

5
JUAN PABLO II, Pastores dabo Vobis. Exhortación apostólica sobre la formación de los sacerdotes en la
situación actual, en la web: https://www.vatican.va/content/john-paul
ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_25031992_pastores-dabo-vobis.html
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sacramento del Orden, es enviado por el Padre, por medio de Jesucristo, con el cual, como
Cabeza y Pastor de su pueblo se configura de un modo especial para vivir y actuar con la
fuerza del Espíritu Santo al servicio de la Iglesia y por la salvación del mundo 6. Así, se
comprende que el presbítero, viva en función de servir a la Iglesia.

Según el Papa, toda “vocación cristiana encuentra su fundamento en la elección gratuita y


precedente del Padre. Toda vocación cristiana viene de Dios, es don de Dios, tiene lugar en
la Iglesia y mediante ella, la Iglesia que, por propia naturaleza es vocación, es generadora y
educadora de vocaciones”7. Desde este punto de vista, el sacerdocio tiene su fundamento en
Cristo mismo, el cual, invita a los sacerdotes a servir a todos. En este texto ahondamos aún
más en la configuración e identificación del presbítero con la persona de Jesucristo. Todos
como bautizados tenemos el llamado a la santidad, más aun, los sacerdotes, cuya misión y
tarea, les llama particularmente a vivir santamente, configurándose con Cristo, que es
cabeza y Pastor. Dentro de los aspectos de la vocación sacerdotal, el Papa que, el llamado
surge de Dios, y como don dado por el Padre, debe incorporarse en la Iglesia, desde la cual
se pone al servicio y es la Iglesia, la encargada de confirmar toda vocación, ya que como
dije antes, toda vocación se da dentro de ella y ,“nunca se concede fuera o de la Iglesia” 8.
Ahora bien, todo llamado requiere, sin duda alguna, de una respuesta que ha de darse desde
la plena libertad humana. Todo fiel es y debe ser responsable de las vocaciones, ya que
estas no son un don para sí misma, sino para ponerse al servicio de la comunidad.

Luego se presentan las dimensiones de la formación sacerdotal, la cuales son: humana,


espiritual, intelectual y pastoral. En la dimensión humana, se debe procurar porque sean
personas equilibradas, fuertes y libres, preocupadas por llevar una vida célibe, siendo
responsables con sus tareas y responsabilidades. En la dimensión espiritual, apunta a hacer
hombres de profunda vida de oración , para que, el “encuentro con el Padre por medio del
Hijo unigénito bajo la acción del Espíritu; participen en el coloquio filial que Jesús tiene
con el Padre”9. En lo intelectual su formación debe orientarse en lo teológico y filosófico. Y

6
JUAN PABLO II, Pastores dabo Vobis.
7
JUAN PABLO II, Pastores dabo Vobis.35
8
JUAN PABLO II, Pastores dabo Vobis, 35.
9
JUAN PABLO II, Pastores dabo Vobis, 47.
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también, es de gran importancia, la formación pastoral, ya que, el sacerdote debe servir al


pueblo de Dios.

Un último aspecto y capitulo a tener en cuenta, es de la formación permanente, en el cual,


el papa nos enseña que la formación del sacerdote, nunca es acabada, sino que debe ser
permanente. Esto para que sea capaz de afrontar los desafíos de la sociedad y del mundo de
hoy, debe ser un proceso de maduración, y los seminarios son responsables de ello, así, lo
piensa el Papa: “Debe ser más bien el mantener vivo un proceso general e integral de
continua maduración, mediante la profundización, tanto de los diversos aspectos de la
formación – humana, espiritual, intelectual y pastoral -, como de su específica orientación
vital e íntima, a partir de la caridad pastoral y en relación con ella” 10. Una formación que no
puede ser aislada, de la fraternidad del obispo y los presbíteros. Se trata de crear un
ambiente de auténtica fraternidad, una verdadera comunidad.

 PABLO VI, DECRETO PREBYTERORUM ORDINIS, 1965:


ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO:
Proemio: El Presbítero: llamado y promovido para servir a Cristo.
Capítulos:
1. El Presbiterado en la misión de la Iglesia:
 Naturaleza.
 Misión.
 Su condición.
2. Ministerio del Presbiterado:
 Funciones:
 Ministros de: la palabra, sacramentos, rectores
 Relaciones con otras personas
3. La vida de los presbíteros.
CONTENIDOS FUNDAMENTALES:

Este decreto del Concilio Vaticano II, comienza con un proemio, que nos introduce de
forma breve a los capítulos siguientes. En dicho proemio, se enfatiza que “lo que allí se
dice se aplica a todos los presbíteros, en especial a aquellos que se dedican a cuidar almas,
10
JUAN PABLO II, Pastores dabo Vobis, 71.
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haciendo la salvedad a los presbíteros religiosos. Los presbíteros por ordenación sagrada y
por la misión encomendada por los obispos. Son promovidos para servir a Cristo Maestro,
Sacerdote y Rey, de cuyo ministerio participan”11. No se concibe el presbiterado, fuera de la
Iglesia, al contrario, está inserto en la vida y misión de la Iglesia, el decreto conciliar,
resalta que, “todos los fieles se constituyen en sacerdocio santo y real” 12. El decreto enfatiza
y deja claro que , el Señor instituyó a algunos para un ministerio con cierta especificidad, es
decir, “para ofrecer el sacrificio y personar los pecados”13. A este selección o grupo de
presbíteros, se les llama a que puedan vivir en comunión con el obispo, para la mayor gloria
de Dios, buscando con ello, que todos los hombres y mujeres se acerquen a Dios. El
presbítero debe ser en este sentido un testigo autentico y veraz en el mundo.

En el capítulo II, encontramos una división en tres partes. La primera se dedica en analizar
la función de los presbíteros, como ministros de la palabra de Dios, de los sacramentos, y
como rectores del pueblo de Dios, también deben administrar los sacramentos, con gran
especialidad, el de la Eucaristía, ya que Dios, “quiso tener a los hombres como socios y
colaboradores suyos, a fin de que le sirvan humildemente en la obra de la santificación” 14.
Al mismo tiempo, a los presbíteros se les encomienda la tarea de estar al frente del pueblo
de Dios gobernando. Esto se fundamenta en la potestad espiritual recibida por Cristo.

La segunda parte, desarrolla la relación de los presbíteros con algunas personas, tales
como: los obispos, los seglares e inclusive otros presbíteros. En cuanto al obispo, es
necesario, ya que, el obispo en su naturaleza, tiene la plenitud del sacramento. Para el
obispo, los presbíteros, son: sus más cercanos, colaboradores, consejeros, hermanos y
amigos, al cual deben obediencia. Otra de las uniones que destaca el decreto es la unión
entre el presbiterado, ya que, “puede cumplir cabalmente su misión aislada o
individualmente, sino tan solo uniendo sus fuerzas con otros presbíteros, bajo la dirección
de quienes están al frente de la Iglesia" 15. En tercer lugar y no menos importante, el texto
11
CONCILIO VATICANO II, Decreto Prebyterorum Ordinis sobre el ministerio y la vida de los presbíteros, 2,
en La Santa Sede https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-
ii_decree_19651207_presbyterorum-ordinis_sp.html (consulta 20/04/2022).
12
CONCILIO VATICANO II, Prebyterorum Ordinis.
13
CONCILIO VATICANO II, Prebyterorum Ordinis, 2.
14
CONCILIO VATICANO II, Prebyterorum Ordinis, 5.
15
CONCILIO VATICANO II, Prebyterorum Ordinis, 7.
Ramo: Orden- TBDO23.

desarrolla la relación con los seglares a los que sirven los presbíteros, para lo cual, se deben
incentivar los carismas en todos, de tal manera, que el Espíritu Santo, nos unifique y nos
anime en la caridad. La tercera parte de este capítulo, desarrolla la distribución de los
presbíteros y de las vocaciones sacerdotales como necesarias para la misión encomendada
por Jesús.

El capítulo tres, despliega a profundidad la vida de los presbíteros, en el cual destaca la


base cristológica y la dimensión eclesiológica del ministerio presbiteral, “por el sacramento
del Orden, los presbíteros, se configuran con Cristo Sacerdote, como miembros con la
cabeza, para la estructuración y edificación de todo su cuerpo, que es la Iglesia, como
cooperadores del orden episcopal”16 . En este capítulo, se describen los elementos
esenciales de la vida de los presbíteros. Cuyo centro y norte es la configuración con Cristo.
Se destacan algunas virtudes, tales como la humildad y la obediencia, “Los presbíteros, con
esta humildad y esta obediencia responsable y voluntaria, se asemejan a Cristo” 17. Por otro
lado, el celibato también configura al sacerdote con Cristo, Esposo de la Iglesia. También la
pobreza vivida voluntariamente refleja la vida de Jesús, dispone al ministerio y abre a la
misión de evangelizar a los pobres.

También hay una preocupación por fomentar la vida espiritual, sobre todo de los actos
cristianos, los cuales deben nutrirse de la palabra de Dios, en lo que se denomina la doble
mesa de la Sagrada Escritura y de Eucaristía. Otro aspecto que urge es el estudio y ciencia
pastoral, por lo cual, los presbíteros deben prepararse cuidadosamente, a través de cursos y
congresos. También se da la necesidad de proveer la justa remuneración de los presbíteros,
hay que establecer fondos comunes de bienes y ordenar una previsión social en favor de los
presbíteros.

En la conclusión, el decreto conciliar invita a los sacerdotes a tener presente que “ nunca
están solos en su trabajo”18. Tienen la virtud topoderosa de Dios, que aumenta en ellos la
caridad, con sus hermanos en el sacerdocio y con los fieles del mundo. Una invitación a
confiar en Dios que sabe trabajar en instrumentos insuficientes de la Viña del Señor.

16
CONCILIO VATICANO II, Prebyterorum Ordinis, 92.
17
CONCILIO VATICANO II, Prebyterorum Ordinis, 15.
18
CONCILIO VATICANO II, Prebyterorum Ordinis, 22.
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