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1.

REFLEXIÓN SOBRE LOS TEXTOS ASIGNADOS PARA LA SEMANA

Las lecturas asignadas en esta semana me ayudaron a tener una visión más profunda del
silencio divino como la misericordia y el juicio. En cuanto a esto, destaco el a Isaías 42, 14,
en el cual, se presenta la imagen de un Dios que se encontraba mudo desde hace mucho
tiempo, pero ante lo que sucede, despierta su furor como el del gurrero, grita como una
parturienta. Un silencio que no es entendido como un momento en el que Dios no le
importe lo que sucede, reflejado en mi vida, lo veo como un silencio pedagógico, en el que
Dios espera que el hombre cambie su corazón, pero Dios esta allí, calla, pero no distante, y
en su tiempo sale como el guerrero y como una parturienta a defendernos de lo injusto. No
se trata de algo desinteresado, ya que, Dios, cuando se tratar de buscar intervenir para
ayudar al hombre, no es pasivo ni desapasionado en su juicio. En Sofonías 3, 17, vemos a
un dios que está en medio del pueblo, él es su poderoso salvador, exulta de gozo por Israel,
le renueva por el amor que le tiene, ese amor le mueve a perdonarle, a tenerle paciencia,
compasión. Luego, Isaías 41, 1. Invita a hacer silencio para renovar las fuerzas, para
reunirse todos en juicio. En Juan 8, 6, ante el juico que quieren hacerle a la mujer adultera,
ante los cuestionamientos y señalamientos a esta mujer, el Señor Jesús no responde nada,
escribe, un silencio que luego va acompañado por el perdón, por la misericordia, por la
compasión. Estos textos me invitaron a profundizar en la experiencia del silencio desde la
acción del perdón y de la compasión, de la misericordia y de ser consciente de no juzgar a
los hermanos.
2. MI EXPERIENCIA DEL SILENCIO.

Mi experiencia de silencio la realicé el día miércoles 18 de mayo del presente año, en el


horario de las 17:00 horas, fue en mi pieza, delante de la imagen de la virgen María
reflexionando en torno al a todas las citas señaladas anteriormente, mirando que el silencio
mueve a Dios a la compasión, a ese amor que renueva constantemente como decía la cita de
Sofonías, me siento en paz, porque reconozco que en el silencio Dios trabaja en mí, me
perdona constantemente, tiene compasión de mí, sencillamente porque me ama. Está
experiencia de silencio duró una 1:00 hora. Me siento afortunado de contar con esta
experiencia que ha enriquecido mi camino vocacional, también para crecer en mi
experiencia cristiana, a experimentar desde el silencio, un perdón de Dios, que no me
señala, como en el caso de Jesús, ante la mujer adultera, sino que por mi fe me perdona y
me invita a seguir.

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