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NOVENA AL ESPÍRITU SANTO

P. Víctor Manuel Rojas Blanco


Biblista y párroco de santa Laura Montoya (Cúcuta).

¿Por qué hacerla?


La Novena al Espíritu Santo es una práctica de piedad en honor al Espíritu Santo que comienza
el día de la Ascensión, diez días antes de la fiesta de Pentecostés y nos ayuda a preparar mejor la
fiesta. Por lo general se empieza a rezar el mismo jueves de la Ascensión (en España o en
algunos países de tradición hispana) o el viernes siguiente (resto de países). Aunque se puede
rezar en cualquier día del año.
Esta novena es la más antigua de todas las novenas, y es la primera prescrita oficialmente por
la Iglesia Católica. Dirigida a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es una poderosa
súplica por la luz, la fuerza y el amor que tanto necesita todo cristiano, especialmente en estos
tiempos difíciles.
El Papa Francisco en el 2020 indicó que “la fiesta de Pentecostés renueva la conciencia de que
en nosotros habita la presencia vivificante del Espíritu Santo”. “Él también nos entrega la
valentía de salir fuera de los muros protectores de nuestros ‘cenáculos’, sin caer en el descanso
de una vida tranquila o encerrarnos en costumbres estériles”. Y señaló que la humanidad
necesita la acción del Espíritu Santo para salir más unida de la crisis causada por la
pandemia de coronavirus y que hay necesidad de su luz y de su fuerza.

¿Por qué nueve días?


Las novenas tienen concordancia con la Biblia en cuanto a que se sabe que hay nueve días entre
la Ascensión y Pentecostés; tiempo en el cual los apóstoles y demás cristianos reunidos
permanecieron en oración, aunque solo son conexiones creadas por teólogos podría ser más que
solo una coincidencia, o no, y ser solo eso; además se inspiran en ciertas costumbres de las
culturas griega y romana que celebraban nueve días de duelo por los difuntos o para apaciguar a
los dioses. Jesucristo enseñó a orar con insistencia (Lc 18,11) y pidió a los Apóstoles que se
prepararan en oración para la venida del Espíritu Santo, después de su Ascensión a los Cielos
(Hch 2,1-41). De esta experiencia eclesial surge la novena de Pentecostés. Aunque los primeros
cristianos siguieron solo la costumbre en cuanto al número de días.

¿Cuál es la tradición?
Aunque muchos Papas y santos han recomendado diferentes novenas, la del Espíritu Santo es la
única que lo está oficial y formalmente. Lo hizo el Papa León XIII en la Encíclica sobre el
Espíritu Santo, Divinum illud munus, n 16, el 9 de mayo de 1897.
Decretamos, por lo tanto, y mandamos que, en todo el mundo católico en este año, y siempre en
lo por venir, a la fiesta de Pentecostés preceda la novena en todas las iglesias parroquiales y
también aun en los demás templos y oratorios, a juicio de los Ordinarios.
Este Papa extiende la novena que había pedido hacía dos años en 1895 en el breve, Provida
Matris en solicitud de varias cartas de la Beata Elena Guerra al Papa. Además, pidió entonces a
todos los fieles que celebraran una novena solemne entre las festividades de la Ascensión y
Pentecostés.

¿Es bíblica?
Si, se hizo por primera vez bajo la dirección de nuestro Señor mismo, cuando envió a sus
apóstoles de regreso a Jerusalén para esperar la venida del Espíritu Santo en el primer
Pentecostés.
"Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de
Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron subieron a la estancia superior,
donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de
Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un
mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus
hermanos." Hch 1,12-14.

¿Qué sentido tiene?


Ganar las indulgencias parciales y plenarias concedidas por el Papa León XIII por el rezo de
esta novena. Este Papa en la encíclica sobre el Espíritu Santo, Divinum illud munus, detalla con
las condiciones acostumbradas:
Concedemos la indulgencia de siete años y otras tantas cuarentenas por cada día a todos los
que asistieren a la novena y oraren según nuestra intención, además de la indulgencia plenaria
en un día de la novena, o en la fiesta de Pentecostés y aun dentro de la octava, siempre que
confesados y comulgados oraren según nuestra intención. Queremos igualmente también que
gocen de tales beneficios todos aquellos que, legítimamente impedidos, no puedan asistir a
dichos cultos públicos, y ello aun en los lugares donde no pudieren celebrarse cómodamente —a
juicio del Ordinario— en el templo, con tal que privadamente hagan la novena y cumplan las
demás obras y condiciones prescritas.

¿Qué es lo que hay que rezar?


Pues no hay nada establecido. Se puede tratar de participar más frecuentemente en la Santa Misa,
de aprovechar para volver a confesarse, visitar al Señor sacramentado…Hay “novenas y
decenarios al Espíritu Santo” publicados, pero no dejan de ser propuestas. Casi siempre con el
mismo esquema:
Una oración introductoria para ponerse en presencia de Dios y otra para terminar, y se puede
meditar las lecturas del día, unas ad hoc, o algún texto que nos ayude a tratar, conocer y querer
más a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.

Recomendaciones
Es un buen momento para leer e informarnos sobre el Espíritu Santo, y quien no sepa por dónde
empezar recomiendo lo más básico: quién es (Catecismo de la Iglesia Católica, 683-686) y cómo
actúa (CIC, 687-747) y que son y cuales los dones y los frutos del Espíritu Santo (CIC, n 1830).

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