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¿Una ley para cada quién?

: cómo generar leyes más eficientes y justas con


herramientas tecnológicas.

Introducción:

La tecnología ha cobrado una importancia sumamente considerable en la


actualidad, situación que le ha permitido generar un impacto en la sociedad, la
cultura y la economía de cada nación.

En dicho sentido, no es novedad que también se analice su aplicación dentro de la


rama del Derecho y, más específicamente, en el diseño y la interpretación de las
normas jurídicas.

En el presente documento se buscará analizar la implementación de la tecnología


en la rama del Derecho, a través de una nueva herramienta conocida como la
“microdirectiva”; estudiando, para tales efectos, las ventajas y desventajas de
dicha innovación y dando respuesta a los siguientes cuestionamientos:

 ¿Cuáles son los problemas del derecho tradicional, y las ventajas y


desventajas de las soluciones que plantean?;
 ¿Qué son los estándares y cómo los autores preconizan su uso para la
creación de un nuevo tipo de normatividad?; y,
 ¿Qué importancia tienen estos desarrollos para el derecho, la naturaleza de
las normas y las funciones tradicionalmente asignadas al derecho?

Desarrollo:

Sin más preámbulo, empecemos por dar respuesta a lo siguiente: ¿Cuáles son los
problemas del derecho tradicional, y las ventajas y desventajas de las soluciones
que plantean?
En el mundo de las leyes, existen tres agentes importantes:
 Sujeto: La persona que realiza determinada acción;
 Los encargados del cumplimiento: Policías y funcionarios; y,
 Los intérpretes: Jueces, entre otros.

Enfocándonos en aquéllos responsables de interpretar las normas jurídicas y, con


base en la lectura realizada, uno de los problemas que plantean los autores,
respecto al derecho tradicional, es la complejidad que conlleva tomar la decisión
de imponer reglas o estándares dentro de los procesos normativos y legislativos.

Lo anterior, debido a que las reglas y los estándares implican enfoques distintos.
Al establecer reglas, los actores pueden conocer la legalidad de una conducta,
previo a que ésta sea realizada; por el contrario, los estándares dan lugar a que la
legalidad de una acción se determine con posterioridad a que se haya efectuado la
conducta en cuestión.

En este sentido, resulta lógico preguntarse: ¿Cómo elegir entre reglas y


estándares? La respuesta a dicho cuestionamiento depende de los siguientes
factores:

1. ¿Qué tanta importancia tiene el compromiso previo? Las normas buscan


generar compromisos en el largo plazo; dependiendo de la rigidez de
dichos compromisos, se elige entre una regla o un estándar.
2. ¿Qué tanto importa la certidumbre del resultado? Es importante vivir en una
sociedad donde se conozcan los alcances y límites de las normas; sin
embargo, existen ocasiones en que la normatividad jurídica genera
incertidumbre y, a su vez, dicha incertidumbre representa un costo para los
actores involucrados. El costo de incertidumbre refiere a que, al no saber
con claridad lo que una norma establece, se generan dudas respecto de si
una determinada conducta es legal, o no, y, por ende, si puede concurrir en
problemas legales. Para minimizar estos riesgos, se inicia lo que se conoce
como “efecto de enfriamiento”; en otras palabras, la asesoría del abogado
respecto a los escenarios posibles en materia legal.
3. ¿Qué tan adecuada es la regla o el estándar? Una ley debe resolver
adecuadamente un problema, sin abarcar más de lo necesario para lograr
dichos efectos.
4. ¿Qué tanto preocupa la evasión? Mientras más claras sean las reglas, más
fácil es para los actores darles la vuelta. En estos casos, resulta más
óptimo utilizar estándares que fomenten la legalidad de forma general, y no
de manera exhaustiva y detallada.

Siguiendo con el tema en cuestión, podemos encontrar las siguientes ventajas y


desventajas de cada uno:
 Ventajas de las reglas: Son rígidas; facilitan la ceguera jurídica y erradican
los elementos de distorsión o discriminación; eliminan la discreción de los
actores gubernamentales que las implementan; y son mejores para
situaciones frecuentes y homogéneas.
 Ventajas de los estándares: Son mejores para situaciones donde el
contexto importa mucho para la interpretación de la norma; permiten
considerar muchos elementos para tomar una decisión más justa; son
mejores para situaciones poco frecuentes y heterogéneas; minimizan
costos de errores (malas decisiones, malas leyes) y costos de decisión
(recursos y tiempo invertidos para una norma o ley).
 Desventajas de los estándares: Los costos de incertidumbre son elevados.

En relación con lo anterior, los autores proponen que se use la tecnología para
combinar ambos elementos, multiplicando sus ventajas y eliminando las
desventajas; teniendo, así, leyes más justas y eficientes. A esto se le conoce
como “Microdirectiva”. La microdirectiva es una ley, norma o regulación que tiene
una aplicabilidad muy reducida, dado que se trata de una norma única. (Díaz,
2018) Es decir, se emite en tiempo real para los actores que serán afectados,
basada en un algoritmo que decide lo más eficiente y justo para la situación
respectiva. Para estos efectos, se establecen objetivos amplios y generales
(estándares) que minimizan los costos de errores y de decisión, pero que pueden
traducirse en reglas rígidas para los actores específicos. Un ejemplo de la
microdirectiva pueden ser los límites de velocidad que van cambiando y se van
estableciendo en función del contexto y las características de la situación.

Entre las ventajas de la microdirectiva podemos encontrar: Reglas


individualizadas, basadas en objetivos generales, transmitidos en tiempo real y de
aplicación única; los objetivos amplios se pueden traducir tanto en estándares,
como en reglas rígidas; ayudan a cumplir de forma más eficiente los requisitos
procesales y a salvaguardar las garantías individuales; y, los algoritmos pueden
crearse tomando en cuenta muchas opiniones.

Por el contrario, algunas desventajas de la microdirectiva son las siguientes: Los


algoritmos no dan explicaciones de las decisiones que toman; también tienen
errores, al igual que los humanos; pueden ser racistas, clasistas y discriminatorios;
y, pueden eliminar puestos de trabajo.

Habiendo respondido el cuestionamiento anterior, pasemos a analizar el siguiente:


¿Qué son los estándares y cómo los autores preconizan su uso para la creación
de un nuevo tipo de normatividad?

Los estándares son aquellas circunstancias que resultan relevantes para decidir
sobre la legalidad de algo. Así, la legalidad de una determinada conducta sólo
puede determinarse hasta después de que dicha conducta es cometida. Caso
contrario a lo que sucede con las reglas rígidas, donde la legalidad de la acción se
determina previo a que dicha conducta sea realizada.

Los autores apoyan el uso de los estándares para la implementación de un nuevo


tipo de normatividad, argumentando que, al considerar el contexto y las
características de cada situación, así como al recopilar diversas opiniones de
eruditos en el tema para emitir las normas jurídicas pertinentes, se contribuye a la
creación de leyes más óptimas, eficientes, justas y equitativas.

Finalmente, demos respuesta a: ¿Qué importancia tienen estos desarrollos para el


derecho, la naturaleza de las normas y las funciones tradicionalmente asignadas
al derecho?

La importancia radica en que se transformaría la forma de ejercer el Derecho y de


interpretar las normas jurídicas, pues la función humana podría verse reemplazada
por una herramienta menos conversadora y más liberal, fundamentada en la
tecnología.

Al representar, quizás, un riesgo para la rama del Derecho, se debe crear,


primero, un entorno jurídico que genere confianza y certidumbre en la aplicación
de la microdirectiva. Posteriormente, se deberá trabajar de manera
interdisciplinaria para juntar la experiencia y los conocimientos humanos con los
procesos y avances tecnológicos.

Conclusión:

Tanto las reglas, como los estándares, son útiles para legislar e interpretar normas
jurídicas. No obstante, la decisión sobre cuál de los dos elementos es mejor para
una situación determinada dependerá de algunos factores como la importancia del
compromiso previo, la certidumbre del resultado, lo adecuada que sea la norma,
así como el interés por prevenir y erradicar la evasión de las normas jurídicas.

A este respecto, la microdirectiva representa un avance tecnológico que combina


las reglas rígidas y los estándares para contribuir a la creación de leyes más
justas, óptimas, eficientes y equitativas. Si bien dicha herramienta representa una
buena alternativa, no deja de ser tecnología; y, en un área tan conservadora como
lo es la rama del Derecho, las decisiones legislativas no pueden fundamentarse,
única y exclusivamente, en procesos tecnológicos y algoritmos.

Por dicha razón, resulta estrictamente indispensable que las personas


involucradas en la rama del Derecho trabajen de forma conjunta y sinérgica con
los nuevos avances tecnológicos, para que dicha tecnología cuente con las
experiencias y los conocimientos humanos, de tal forma que, paulatinamente,
pueda ser capaz de tomar decisiones en situaciones cada vez más complejas.

Bibliografía:

Díaz, J. R. (2018). Innovación Jurídica. Ciudad de México: Tirant Lo Blanch.

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